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final; y o o d o n g

THE END

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

Viernes.

Sowon miró a su asistente que se encontraba revisando uno de sus libros, se notaba claramente molesta.

-Entonces... te diste cuenta. -Dijo calmadamente, se sentía un poco más en control después de la confrontación de la semana pasada con Dami, esa anciana bajita seguramente tenía mal genio. -Las cosas están destinadas a ser, Dami y tú deberían saberlo.

La mujer rubia suspiró, sin preocuparse en ocultar sus sentimientos por más tiempo. Sowon y ella podían no estar de acuerdo en muchas cosas, pero ahora no tenía otra opción más que ser honesta.

-¿Por qué no dejaste que pasara ese día? Si lo hubieras hecho, ella podría haber tomado el libro y...

-¿Y actuar imprudentemente como tú y Dami lo han hecho?- Sowon sacudió la cabeza con desaprobación, cruzando los brazos. Ella podría ser una diosa y cometer errores de vez en cuando, sin embargo, está vez quería hacer las cosas bien. -Los humanos tienen libre albedrío por alguna razón. Les estoy dando el derecho a elegir, y no pueden elegir sin tiempo.

Siyeon hizo una mueca y cerró el libro para ver a la mujer mayor. -Dices eso como si la marca no pudiera afectar sus sentimientos, cuanto más esperemos, más fuerte sera el vínculo.

Sowon masajeo sus sienes, un hábito que se le estaba llendo de las manos con todo el estrés que Dami y su obstinada asistente le estaban haciendo pasar. Cualquiera pensaría, que ella, como guardiana de las almas gemelas, tendría más librertad para actuar.

- La marca no puede obligarlas a hacer nada, no crea sentimientos, solo las ayuda a conectarse y facilita las cosas.

El sistema de almas gemelas, como le gustaba decir al consejo, no era algo simple, dependía de la gente tanto como de sus desiciones. Es por eso que siempre se sentía cansada y estresada, abrumada por cada elección que hizo. No podía crear el amor, forjarlo y regalarlo cuando quisiera, solo podía darles a los humanos una buena oportunidad de desarrollar ese sentimiento por alguien que también podría sentir lo mismo.

-No puede cambiar sus corazones, la elección final depende de ellas.

El silencio llenó el aire cuando la rubia tomó en consideración las palabras de Sowon, volviendo a colocar el libro en el estante. Tenían tantos libros que había perdido la cuenta de las veces que había tratado de leerlos, fallando en el intento. Sowon le habia dicho que solo el que lo necesita puede leerlo. Sintió que realmente lo necesitaba en ese momento, sin embargo, solo pudo revisar los libros de registro y nada más. Siyeon se pregunto si Yoohyeon sería capaz de leer el libro rojo o si sería inútil.

Siyeon había puesto todas sus esperanzas en esto, creyendo que era lo correcto. Para saber, había una posibilidad de que todo condujera a otro accidente que la afectara más de lo esperado. Si bien Dami había mostrado su infelicidad con su actitud, solo pudo demostrarlo con los fuertes suspiros que dejo escapar de vez en cuando. Minji era una persona muy querida para ella, y la única persona que siempre la había apoyado a ella y a Sua en sus locuras. Minji merecía su propia historia de amor, una sin tanto dolor y desamor; desafortunadamente, estaba fuera del alcance de Siyeon. Al igual que darle un final feliz a Sua.

-¿Sowon?- Su voz sonó pequeña cuando llamo a la anciana, podía sentir los ojos inescrutables de Sowon en ella. -Dami me dijo que puedes ver muchas cosas para ayudarte a elegir mejor.

La morena mayor alzo un poco la ceja, sus ojos cada vez más agudos. -No puedo ver cosas como ella, solo vislumbro el destino.

-Puedes ver como termina- Una declaración tan simple, pero con tanto peso. Siyeon lo supo durante un tiempo, incluso antes de que Dami decidiera atacar a Sowon, era lo suficientemente inteligente como para presumirlo. Necesitaba saber eso para hacer su trabajo correctamente, para planificar quien debería estar con quien y cuándo debería suceder. Sin embargo, a Siyeon le costo aceptar lo que significaba para ella.

Sowon no dijo nada, sabiendo lo que vendría y preparándose para una conversación que preferiría no tener.

-Si pudiste ver mi destino ¿Por qué me asignaste un alma gemela? Va contra el protocolo.- No había ira en el tono de la rubia, no podía culpar a Sowon por eso. Por agridulce que fuera, la mujer le había dado la oportunidad de estar con Sua, aunque solo fuera por un corto periodo de tiempo.

La diosa dejó que sus ojos deambularan por la tienda, evitando los ojos oscuros de Siyeon. Había reprendido a Dami por entrometerse en materia humana, pero, ¿Qué tan diferente era de ella? Ella no estaba en posición de juzgar a la otra divinidad. Todos los errores que cometió, siempre la atormentarian, pero no podía arrepentirse de ello.

-¿No todos merecen una oportunidad de amar?- Valiente, la mujer mayor miró a Siyeon.

La asistente podría haber argumentado que no era justo para su alma gemela, ni para ella, que amar y perder, era mucho peor que no enamorarse. Podría haber dicho que ver a Sua sufriendo por ella la estaba matando de nuevo. Pero ella no lo hizo. Porque no importaba cuanto les doliera a ambas, cuánto frustrada y triste se sentía, no se arrepentía. Siyeon nunca lamentaría tener a Sua en su vida, estar con ella y amarla. Ella sabía que su alma gemela sentía lo mismo. Sowon les había dado felicidad, aunque fuera brevemente.

Asi que ella solo escucho en silencio, con una pequeña y triste sonrisa en su rostro, mientras se sentaba al lado de su jefa.

-Gracias.

-Lo siento.

Esas dos oraciones simples, llenas de sinceridad, eran suficientes por ahora. Por mucho que el destino de Siyeon fuera cruzarse con Sua en la vida, también era su destino estar con Sowon por el resto de su existencia. Tenían un largo camino por recorrer.

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Sentada en una mesa en la esquina de un restaurante tranquilo, cerca del trabajo de Yoohyeon, se encontraba Gahyeon mirando a su hermana con sorpresa, mientras tomaba la mano izquierda de esta entre las suyas. Su mirada pasaba de su hermana a la marca constantemente. - ¡No puede ser! ¿C- cómo? Pensé que nunca la tendrías...- Comenzó a hablar con su tono lleno de preocupación y conmoción.

Yoohyeon retiró la mano, sintiéndose incómoda bajo la atenta mirada de su hermana pequeña. Sabía que a su familia le costaría aceptarlo, al igual que ella, se habían acostumbrado al hecho de que nunca obtendría una marca, especialmente una que la conectara con una extraña y no con Handong. Gahyeon aún no había dicho nada sobre su cuñada, pero ambas sabían que se preguntaba en que lugar quedaría Handong en todo esto.

-No se... Simplemente sucedió- Se encogió de hombros, cerrando su mano acercándola a su cuerpo.

Con una respiración profunda, le dio a Gahyeon una versión corta de lo que había sucedido ese último mes. Mientras hablaba, noto que la sonrisa generalmente brillante de Gahyeon desaparecía lentamente dando lugar a una mirada sombría.

-Entonces ¿Es por eso que fuiste a casa la otra noche? ¿Se lo dijiste a mamá y papá?

La mayor asintió, tratando de no hacer una mueca ante el recuerdo. Ese mismo día, se había sentado con sus padres y les había explicado todo y como era de esperar, ellos la apoyaron en todo de la mejor manera posible, aunque ninguno sabía que decirle o como reaccionar. Conocían a su novia desde la secundaria, sus familias estaban tan unidas como ellas, y era difícil actuar como si no fuera un gran problema familiar que pudiera afectarlos a todos.

-Me dijeron que fuera honesta conmigo misma y que hiciera lo que creo que es mejor.- Dijo, inquieta, jugando con el anillo en la mano, encontrando algo de consuelo. No estaba segura de cómo se suponía que debía tomar una desición cuando todas sus elecciones harían daño a alguien al final, incluída ella misma.

-Es un buen consejo- La voz de la joven morena era tranquila, su expresión era pensativa, como si estuviera tratando de formar su propia opinión sobre el asunto. Para ella, la marca fue una bendición, algo que la conectó con alguien a quien había amado casi al instante y no le trajo nada más que felicidad. No era justo que su hermana recibiera una, después de tanto tiempo, solo para arruinar su vida ya feliz.

-¿Cómo está Handong?

Otro fuerte suspiro salió de la chica más alta. -No estoy segura. Ha estado muy ocupada con el trabajo, o al menos eso es lo que me dice- Yoohyeon frunció el ceño, el agarre en su anillo se hizo más fuerte. -Ella solo está siendo Handong, lo que significa que está poniendo a todos menos a ella primero- Soltando el anillo, Yoohyeon se masajeo su sien, donde un dolor de cabeza estaba empezando a mostrar su presencia -Ya no hablamos mucho y no puedo culparla por eso. A veces lo intentamos pero es... es difícil hacer como que nada cambió.

Recordó la última vez que se sentaron a ver su serie favorita, pero en lugar de acurrucarse en el sofá y besarse como solían hacer, se sentaron muy separadas y prestaron atención a la televisión, llenando el espacio en blanco con comentarios al azar sobre la serie. Era bastante tarde en la noche cuando Handong tomó la iniciativa y la abrazó, por lo que se alegró y se aferró a ella. No dijeron mucho, pero fue cómodo estar juntas. Eventualmente se relajó lo suficientemente como para actuar normalmente y besar a su novia. Parecía ser la señal que Handong necesitaba ya que le devolvió el beso y antes de que supieran, la serie solo era un ruido de fondo para ellas, ya que se enfocaron completamente la una en la otra. Sin embargo, eventualmente no duró mucho, ya que Handong divisó la marca y eso pareció ser suficiente para que la incomodidad volviera a arruinar el momento. Al final se fueron a dormir con una barrera invisible entre ellas.

-No se que haría en su lugar... Mierda, ni siquiera sé si lo que estoy haciendo ahora es bueno para nosotras- Dijo Yoohyeon, con lágrimas en los ojos, sintiendo los hombros pesados gracias a la carga emocional que estaba sufriendo. -Solo desearía no tener que arrastrarla a este desastre.

-Tú no tienes la culpa, así que no te sientas agobiada- Gahyeon le dió una pequeña y cariñosa sonrisa. -Te mereces el mundo entero Namu, no dejes que nada se interponga en tu felicidad- La más pequeña le volvió a dar un pequeño apreton a las manos de su hermana antes de alejarse dándole un poco de espacio.

Yoohyeon le devolvió la sonrisa. No creía merecer toda esa amabilidad que le brindaban todas las personas en su vida, no cuando era ella quien las hacía pasar un momento difícil, sin embargo, estaba feliz de tenerlas en su vida. Se deslizó de su asiento para acercarse a su hermana pequeña.

-¡Te amo, Gahyeon!- Dijo abrazando a la chica más joven con fuerza. Gahyeon río para después corresponderle el abrazo. -Debí haberte llamado antes, extrañaba hablar contigo.

-Siempre puedes llamarme, lo sabes, para eso está la familia- La morena se tranquilizó, rompiendo el abrazo para darle a Yoohyeon una palmada en el hombro. -Ahora comamos, tengo que volver al ensayo y tú a tu trabajo y aún no hemos tocado la comida.

La mayor asintió con la cabeza y se dió cuenta que su bebida ya estaba fría y su sandwich estaba intacto en su plato. Comieron en un silencio cómodo que de alguna manera se convirtió en uno de los momentos más relajantes que tuvo Yoohyeon en mucho tiempo, estar con Handong o Minji era un placer y un dolor al mismo tiempo y era algo con lo que no podían ayudarla.

Después del almuerzo acompaño a Gahyeon hacía la puerta, lista para despedirse, cuando la más baja tomo sus manos con delicadeza exigiendo su atención. Los ojos marrones, iguales a los de ella, la miraban con seriedad, aunque con una sonrisa en el rostro.

-Estoy segura que Handong quiere tu felicidad, igual que yo- Las manos pequeñas y suaves de Gahyeon apretaron suavemente las suyas, frotando pequeños círculos tratando de calmar a Yoohyeon. Había un poco de vacilación cuando prosiguió. -Pero también debes pensar en su felicidad. Las amo a ambas y espero que puedan encontrar una manera de resolver las cosas, como pareja o...- Su sonrisa característica se había ido, reemplazada por una expresión de preocupación. -De todos modos, siempre estaré aquí para ti, asi que tenlo en cuenta- Dio un paso atrás, soltando las manos de la mayor para darle un pequeño saludo. -¡Llámame si necesitas algo!

Yoohyeon forzó a sus labios a sonreír, devolviendo el saludo a su hermana pequeña con un tono débil. -Seguro. Cuídate, Gahyeonie.

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Handong dejó escapar un bostezo, cubriéndose la boca, aún sabiendo que era inútil. Habiendo arreglado los últimos detalles del capítulo y habérselo mandado a Dami hace un par de horas, estaba muy cansada. Yuju, su asistente imperativa la había ayudado mucho, al igual que su modesta agente.

Sin embargo, todavía tenía muchas cosas que hacer y se encontraba trabajando en una de ellas, si visitar a sus padres se podría decir así. El taxi la dejó frente a la casa y se dirigió a la puerta, donde se encontró con nada más que silencio. Su familia era muy ruidosa, por lo que el silencio solo podía significar una cosa. Hizo una mueca, sacó su teléfono celular para llamar a su madre y un minuto después ya estaba entrando a la casa usando la llave de repuesto que sus padres guardaban siempre en el mismo lugar. Tardarían varias horas en llegar ya que estaban visitando a un pariente, por lo que debería esperarlos.

Handong entró en la casa y se estaba poniendo las zapatillas que sus padres guardaban en el pasillo cuando una bola blanca salió corriendo a su encuentro.

-¡Kongie!- saludó con una sonrisa sincera, agachándose para abrazar al pequeño perro. La bolita blanca la saludo con un montón de besos que la hicieron reír. -¡Yo también te extrañe!- Handong acarició su suave pelaje, abrazándolo un poco más fuerte. El último mes había sido tan duro para ella que no pudo ir a visitarlos, aunque de vez en cuando hacían videollamada, pero no era lo mismo.

-Cuando llegue el verano iremos a ese hotel del que te hable- Hablar con Kongie podía parecer un poco tonto, considerando que el perro realmente no podía entender sus palabras, pero aún asi eso la ayudo a relajarse y sentirse aún más cerca de él. Estar con su perro, en su casa de la infancia le trajo un sentimiento de paz y un tipo de felicidad que ya no podía sentir en su propio hogar. -¡Te compré comida! ¿Quieres?

Colocando al perro de nuevo en el piso, la castaña busco algo en su mochila tomando las croquetas para perro. Kongie la siguió obedientemente mientras buscaba su plato para finalmente dárselas. -Aquí tienes, te amo, bebé- Ella le revolvió un poco el pelaje antes de dejarlo comer sus bocadillos.

Dejó su mochila en el sofá, se quitó el abrigo y se puso cómoda. Su madre le había dicho que tenían comida en caso de que tuviera hambre, pero la castaña no podía comer nada, aunque debería, sabiendo como la regaña su madre al verla demasiado flaca.

En cambio, caminó por la casa, sonriendo ante los pequeños recuerdos que volvían a su mente. Su sonrisa se hizo más pequeña en el momento que vio las fotos donde Yoohyeon también estaba presente, como si fuera parte de la familia. Sacudiendo ligeramente la cabeza, se movió, caminando hacia su habitación, donde casi todo seguía igual que en sus épocas de secundaria.

Kongie, que llegó corriendo tan pronto terminó su comida, la seguía una vez más, aunque esta vez, se subió a la cama y se tumbó allí, acompañándola con los ojos en lugar de correr. Ya se estaba haciendo viejo.

-¿Cansado? Yo también- Dándole una sonrisa débil, se sentó en su viejo escritorio, revisando sus cuadernos viejos y su diario, llenos de escritos y algunos dibujos de calidad.

Golpeando el papel con los dedos, contempló si debería guardarlos antes de que los recuerdos llegaran, o si debería continuar exactamente por eso.

-Me he vuelto una tonta, Kongie- Dijo, mirando al perro que descansaba tranquilamente sin saber sobre el conflicto interno de su dueña. Al pasar las páginas de su diario, vio cómo su escritura mejoraba y poco a poco iba presentado a Yoohyeon en su vida, dirigiéndose a ella como su mejor amiga. No había tanta información, pero cada párrafo que leía, recordaba haberlo escrito y como se sentía en ese momento, era como su propia máquina del tiempo. Ella sonrió, disfrutando del pequeño viaje nostálgico, hasta que llegó a una página, con solo una frase en ella. "Nada por ahora". Era del 26 de marzo, su cumpleaños.

Las chicas se sentaron juntas en la esquina de la cancha de tenis, lugar donde se supone que los estudiantes no podían estar de noche, pero era el único lugar en donde sabían que nadie iría a molestarlas. Era casi medianoche, el comienzo de un nuevo día y el final del decimosexto cumpleaños de Handong. También fue la confirmación de lo que había estado temiendo.

Su cumpleaños debería ser una fecha feliz, pero lo había pasado preocupada por si recibiría o no su marca de alma gemela y a medida que pasaba el tiempo, menos esperanza tenía, hasta que no quedó nada.

No había recibido una marca, más específicamente, no había recibido una con el nombre de Yoohyeon.

Sus palmas limpias eran la prueba de que no estaban destinadas y cualquier ilusión que tenían era solo eso, una ilusión. Ambas eran inteligentes y sabían que las probabilidades no estaban a su favor. Aun así, habían esperado que la connección que sentían, fuera más que una simple amistad.

El reloj de la pulsera de Handong sonó, señalando el final del día y de cualquier esperanza que hubieran tenido.

-Deberíamos ponernos en marcha. Vamos a tener problemas si alguien nos encuentra aquí a esta hora- Yoohyeon era la voz de la razón, como siempre. Tenía una sonrisa robótica en su rostro que no coincidía con sus ojos, incapaz de engañar a su mejor amiga.

-Quedémonos un poco más- Dijo Handong en voz baja. Deslizó su mano izquierda, dándole un último vistazo, asegurándose de que nada había cambiado, para después colocarla sobre la cálida mano de Yoohyeon, entrelazando lentamente sus dedos. Deseó poder simplemente confesar sus sentimientos, ignorando cualquier plan del destino y solo siguiendo a su corazón. Pero eso sería muy estúpido incluso para ella, que era impulsiva. En cambio, sólo sostuvo la mano de Namu suavemente, dándole una pequeña sonrisa.

-Me gusta aquí- El pequeño apretón en la mano de Handong y la mirada cariñosa que le dió Yoohyeon, le reveló el significado subyacente de sus palabras. Me gustas.

Una sonrisa sincera apareció en el rostro de Handong, mientras descansaba su cabeza en el hombro de la contraria. -A mi también.

Esa misma sonrisa adornaba su rostro mientras cerraba el diario. Había estado evitando demasiado las cosas últimamente, perdida en un círculo de negación irrompible. Obligándose a distanciarse de Yoohyeon para darle espacio y que pueda tomar sus propias decisiones, tratando de apagar todos los recuerdos de ellas, como si así pudiera prepararse para el peor de los casos. Ella había tratado de ser considerada, pensando en lo que era mejor para todas, pero, ¿Era realmente lo mejor para "todas" si la estaba matando por dentro? Namu había estado con ella durante todo el camino, ¿Era justo dejarla sola ahora, aunque pareciera lógicamente la mejor opción?

Incluso ahora, a horas de su hogar y de Yoohyeon, no podía dejar de pensar en ella.

Solo bastó con dar una breve mirada alrededor de la habitación para recordarle que Yoohyeon estaba profundamente incrustada en su vida. Entre sus DVD y sus libros favoritos, también había muchos que Namu le había recomendado o regalado. En las fotos en la pared también podía verlas a las dos juntas, junto a las imágenes de las dos con sus hermanos haciendo poses divertidas.

Yoohyeon siempre se sintió protectora con ellos dos, asegurándose de que estuvieran sanos y bien. Era un alivio saber que su hermana pequeña y su hermanito, habían crecido bien y ya estaban comenzando su propia familia. Era extraño, que de todos en su familia, ella era la única que no había sido agraciada con una marca y un destino fijo. Se preguntó si eso significaba algo.

Poniéndose de pie, notó su viejo teclado en una esquina. Handong no tocaba desde la universidad, su enfoque cambió completamente al escribir y se olvidó de sus viejos pasatiempos. Dio un paso más cerca del instrumento, pero paró a la mitad. Quería volver a tocar, pero sentía que si lo hacía ahora, las canciones sonarían melancólicas y desgarradas como ella. Además, todavía tenía que esperar un par de horas para que sus padres regresaran, prefería usar ese tiempo para dormir.

Se puso uno de sus pijamas viejos, se acostó junto a Kongie en la cama angosta y rápidamente se durmió.

Handong fue despertada horas después por sus padres. Miro a Kongie que todavía dormía cómodamente en la cama. Con un suspiro, se levantó, tratando de no hacer mucho ruido, y salió de la habitación. Había venido a casa de sus padres para contarles lo que estaba pasando, pero de repente esa no parecía la mejor idea. Lo pensaría más tarde, por ahora solo los abrazaría y buscaría un poco de consuelo.

Quizás pasar un tiempo fuera la ayudaría a ver las cosas más claramente.

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Minji se despidió de sus compañeros de trabajo, para luego cerrar las puertas de la librería. Había sido un día difícil, lleno de clientes yendo y viniendo, y llamadas de su madre preguntando por su marca de alma, no tenía ni idea de cómo la mujer lo sabía, pero estaba segura de que no quería hablar con ella del tema por el momento. Y la única persona que tenía su plena confianza, Bora, había desaparecido desde la semana pasada para ir a trabajar en algo. Era fácil ahogarse en sus propios problemas, pero aún así, Bora era su mejor amiga y tenía un lugar muy importante en su corazón, el no saber dónde estaba ni lo que hacía, no era fácil de manejar. Sua no era una reportera de investigación, por lo que trato de recordar que la contraria seguramente estaría acosando a algún famoso para conseguir información y no trataría de descubrir algún cartel. La verdad era que extrañaba a su ruidosa y curiosa amiga.

Para completar, Umji de repente le informó que era su última semana de trabajo y ahora Minji tendría que encontrar a otro empleado a tiempo parcial que difícilmente sería tan trabajador y confiable como la niña más joven. Eunha dijo que conocía a alguien, pero aún así tendría que pasar por todo el proceso de la entrevista y realmente lo odiaba.

La pelirroja se cubrió la boca, bostezando mientras retrocedía. Por lo general, Yoohyeon habría ido a su encuentro habitual, ¿Era una cita? ¿Una reunión? No tenía idea, pero no podía negar que se estaba convirtiendo en sus momentos favoritos del día. Sin embargo, ella estaba muy ocupada con el trabajo y la más alta también tenía cosas que hacer, por lo que acordaron almorzar juntas al día siguiente.

La pelirroja estaba a punto de emprender su camino a casa cuando, un par de brazos la tomaron por sorpresa abrazándola con fuerza. Una voz molesta y ruidosa, pero muy familiar, sonó cerca de su rostro.

-¡Kim Minji!- Bora saludó, dándole una enorme sonrisa, que solo podría pertenecer a ella.

Minji se rió entre dientes, zafandose del agarre de la niña solo para poder abrazarla correctamente después.

-¡Kim Bora!

Ambas rieron, rompiendo el abrazo para poder hablar cómodamente mientras caminaban hacía su destino.

-¿En donde estuviste? Ni siquiera me llamaste- Preguntó Minji mirando a la contraria, la cual solo sacudió la cabeza.

-¡De la nada tuve una gran primicia y tuve que viajar hasta Jejudo! ¿Puedes creerlo? Quiero decir, fue bueno y gratis, pero a penas tuve tiempo de respirar corriendo detrás de las personas para entrevistarlas antes que otros lo hicieran- Como siempre, Sua explicó mientras hacía gestos exagerados con sus manos.

Minji no pudo evitar sonreír ante sus payasadas, sabiendo que la chica probablemente exageraba la historia para hacerla más interesante. Abrazo a la contraria por el hombro, besando cariñosamente su mejilla.

-Ew ¿Qué haces Kim?

La sonrisa de Minji se ensanchó.-¡Te extrañé mucho!- Y aunque la pelirroja estaba haciendo su mejor actuación para fingir estar molesta por la repentina demostración de afecto, sabía que Bora sentía lo mismo. Después de todo, habían pasado por mucho juntas durante todos esos años y no había nadie más cercana a ella que Sua. -Vamos a cenar juntas.

Bora sonrió, renunciando a soltar a la contraria al pensar en la comida. -Tu pagas.

La pelirroja fingió un suspiro. -Esta bien, solo porque vamos a ese restaurante vegano en...

-¿Qué? ¡No! ¡Eso no cuenta como comida!- Cómo era de esperar, el rechazo llegó pronto y Minji se echó a reír a carcajadas.

-¡Entonces pagas tu!- Ella respondió con el mismo tono, todavía aferrada al brazo de la niña mientras caminaban.

Extrañaba sus disputas, las conversaciones fáciles que solo podía compartir con su mejor amiga. Siguieron discutiendo durante un rato, antes de decidir ir a un local de pollo no muy lejos de allí. Mientras caminaban, una sonrisa insistente no dejaba el rostro de Minji, mientras recordaba su primer encuentro. Nunca podría haber imaginado que un proyecto universitario podría traer a una amiga tan buena a su vida.

-¡Oye! ... ¡Oye tú, mira aquí!- Minji escuchó a alguien gritar justo detrás de ella. Se dio la vuelta, encontrándose con una chica que agitaba sus manos frenéticamente.

Minji frunció el ceño, confundida con las acciones de aquella chica. Era solo su segunda semana de clases, y estaba teniendo dificultades para memorizar todas las caras nuevas a su alrededor.

-¿Hola?- Lo intentó, sin saber qué decir.

-No tienes pareja, ¿verdad? Ven aquí, yo también estoy sola- La chica dijo, sus ojos ahora curvados en una sonrisa al igual que sus labios. Minji ni siquiera había estado de acuerdo, pero tenía la sensación de que sería muy difícil negarle algo a la otra chica, por lo que simplemente hizo lo que le dijo, después de todo, necesitaría encontrar una compañera tarde o temprano, por lo tanto, era mejor hacerlo ahora y comenzar las actividades.

-Hm, hey. Soy Kim Minji, por cierto- Se presentó, cambiando de asiento para poder sentarse al lado de la niña. Echó un buen vistazo a su compañera, notando cuán brillantes eran sus ojos oscuros, en contraste con su cabello castaño claro y su lápiz labial rojo.

-Kim Bora, ¡un placer conocerte!- Esa chica era única en su clase, pensó Minji al estrecharle la mano.

Minji abrió su libro junto a su computadora portátil, lista para comenzar el trabajo, pero incluso antes de que ella pudiera sugerir algo, Bora la codeo sutilmente para luego susurrar. -No tengo idea de lo que se supone que debemos hacer, pero el profesor nos está mirando, ¡así que imagina que estás escribiendo algo inteligente!

La joven tuvo que fruncir los labios para evitar reírse ante el tono urgente de Bora. Ella comenzó a escribir el título del proyecto, sintiendo la mirada de la chica en su espalda. -No te preocupes demasiado. Te dejaré hacer toda la investigación ya que ya estoy haciendo la primera parte de la tarea.

Bora abrió la boca para protestar, pero Minji la interrumpió. -No te preocupes, es fácil. Echa un vistazo a mis notas- Dijo gentilmente, dándole a la niña una sonrisa tranquilizadora.

Con un suspiro exagerado, Bora asintió y le devolvió la sonrisa. -Solo dame un minuto- Pronto ella también tenía su computadora portátil abierta para buscar las cosas que la pelirroja le ordenara.

Minji se enteró de que Bora no era exactamente la persona más atenta en clase, sin embargo, fue muy rápida en ponerse al día con los temas y tuvo una manera especial de utilizar las palabras que hicieron que la pelirroja lamentara no haberla dejado escribir primero. Más tarde ese día, cuando Bora la arrastró para un almuerzo completamente insalubre en la cafetería, se enteró de que la castaña se estaba especializando en periodismo y, aunque era una idiota total (que tenía la terrible costumbre de hablar mientras intentaba comer papas fritas) ella también era increíblemente inteligente.

Terminaron pasando más tiempo del necesario juntas, olvidando el trabajo para hablar de cosas aleatorias. Minji escuchaba las historias excesivamente exageradas de Bora y se reía mientras señalaba todas las torpes mentiras que incluía la niña para hacerlo más impactante. También le habló sobre su propia especialidad y cómo se estaba adaptando a la universidad y viviendo en un dormitorio, la chica contraria la escuchaba con atención, dando consejos y contando sus propias luchas. Ambas eran estudiantes de primer año, sin embargo, Bora parecía conocer todos los rincones del campus y se mostraba emocionada de mostrárselo a su nueva amiga.

Bora era su opuesta total, y tal vez por eso hicieron clic tan rápido.

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La casa estaba vacía cuando Yoohyeon finalmente regresó a casa después de uno de los días de trabajo más estresantes de su vida: su jefa molesta estaba siendo investigada por algún plan sombrío y tuvo que pasar toda la tarde y parte de la noche ayudando a sus superiores a organizar todos los archivos de aquella mujer para investigación. Se habría reído por la ironía de que una mujer tan austera que la hacía trabajar demasiado a ella y al resto del personal, solo estaba ganando dinero fácilmente vendiendo títulos a una compañía rival en lugar de realmente trabajar. Pero ella no lo hizo. La morena estaba demasiado cansada para expresar tanta emoción, además de que ahora ni siquiera sabía qué harían con su departamento en la compañía, incluso podría ser despedida.

Se dejó hundir en el sofá, sin molestarse en quitarse el abrigo o encender las luces. Deseó poder cerrar los ojos y dormir allí durante todo el fin de semana, pero desafortunadamente no pudo. Aunque la compañía le había dado dos días libres, tenía otras cosas en mente.

Sus ojos se dirigieron al corredor que conducía a la oficina de Handong. Su novia había salido a ver a sus padres y probablemente regresaría el próximo día por la noche; como era costumbre, aunque no sería tan extraño si Handong simplemente decidiera pasar más tiempo fuera. Yoohyeon no podía culparla.

Si la presión de la situación era grande para ella, también era pesada para la china. La risa de Handong no había llenado el lugar en mucho tiempo, su sonrisa era cada vez menos frecuente y Yoohyeon podía ver la preocupación constante en sus hermosos ojos. Incluso si Handong le daba la oportunidad de encontrarse con Minji para llegar a conocerla mejor, eso no significaba que no estaba sufriendo por ello.

Si solo Yoohyeon pudiera encontrar una solución que no lastimara a nadie... Pero sabía muy bien que la esperanza de hacerlo, sin hacer nada, no solo era egoísta, sino que era descaradamente errónea. El tiempo no les haría ningún bien, sería todo lo contrario.

Handong se estaba distanciando de ella, ya sea conscientemente o no, convirtiendo lo que solía ser una relación muy íntima en solo un par de reuniones cada noche cuando se encontraban después del trabajo. Sabía que era la forma en la que su novia se protegía mientras le daba espacio, pero a veces deseaba que su niña pudiera ser un

poco menos altruista. Pero ella lo era. Por lo tanto, Yoohyeon también debería ser un poco más así y tomar la delantera por una vez.

Nunca tuvo la necesidad de analizar profundamente sus sentimientos para saber cómo se sentía con respecto a su novia, incluso cuando trató de negar el sentimiento, era demasiado grande para que ella lo ocultara. Handong estaba allí y supo de inmediato que era especial para ella, la evolución de estos sentimientos fue natural y nunca dudo de la sinceridad de ellos.

El estrecho dormitorio de la universidad no era exactamente el lugar más cómodo, especialmente durante la temporada de frío, pero Yoohyeon no tenía muchas opciones además de quedarse adentro terminando sus tareas, o al menos era la excusa que había usado para saltarse las peleas de bolas de nieve con Handong afuera. No es que no le gustaría tener algunas fotos de la sonrisa engreída de la chica cuando afirmaba ser una "diosa de la nieve" o algo tonto como eso, por lo general, habría aceptado de inmediato y pasarían horas corriendo y jugando como niñas. Sin embargo, este año las cosas fueron diferentes. Los dos tenían ahora veinte años, eran jóvenes en la universidad, y prácticamente las dos únicas personas en el campus sin marcas.

Después de los dieciséis años de Handong, cuando sus frágiles esperanzas se habían derrumbado, pensó que pronto podría conocer a su alma gemela designada y, una vez que sucediera, podría olvidar cualquier sentimiento inapropiado. Pero no lo hizo, y tampoco su amiga. Así que su relación se transformó en una situación incómoda, en la que no podía permitirse querer nada más que amistad con la contraria, mientras que tenía que esperar a alguien más y esperar que los sentimientos fueran suficientes para hacerla amarla tanto como la amaba a ella, su mejor amiga.

Amar, parecía una gran palabra, peligrosa, e hizo todo lo posible para reprimirla y fingir que no era más que un pequeño enamoramiento. Fue tonto. Sabía que Handong sentía lo mismo, podía verlo cada vez que la niña la miraba con esos ojos amorosos que tanto amaba.

Sin embargo, tenía miedo de admitir sus sentimientos. Tenía miedo de comenzar algo y vivir bajo el miedo de que su alma gemela apareciera de la nada para decirle que se había equivocado todo el tiempo y que lo que ella pensaba que era amor, era solo amistad confundida con otra cosa.

Estaba saliendo cuando la puerta se abrió, la brillante sonrisa de Handong la saludó y la hizo sonrojarse ligeramente mientras su corazón daba un vuelco traicionando sus verdaderos sentimientos. Ni siquiera podía engañarse a sí misma.

-Cómo eres tan perezosa y te niegas a moverte, te traje ese horrible café que tanto te gusta- Handong se acercó dejando una taza al lado de la chica, sentándose en la silla de al lado. Ella sacudió la cabeza ligeramente para quitarse el cabello de la cara, revelando las mejillas rojas debido al frío.

-¿Cuánto tiempo estuviste ahí afuera?- Preguntó Yoohyeon, inconscientemente levantando una mano para tocar su mejilla.

Handong se apoyó contra su palma, sus ojos se veían increíblemente suaves aunque todavía tenía una sonrisa juguetona en sus labios.

-¿Preocupada ahora, traidora? ¡Deberías haber venido conmigo entonces!

La morena más alta se burló de las palabras de su mejor amiga. Ella trató de retirar su mano, pero la cálida mano de Handong estaba sobre la de ella, sosteniéndola suavemente. ¿Cómo es que todavía estaba tan caliente incluso cuando acababa de salir de una guerra de bolas de nieve? Ella evitó su mirada, buscando algo más que mirar, pero no tuvo la oportunidad de hacerlo.

-Namu, ¿está todo bien? Todo esto no se debe entregar hasta la próxima semana, pero ¿te tomaste todo el día para hacerlo? ¿No es demasiado para ti?- Cambió su tono, exigiendo la atención de Yoohyeon. Ella apretó un poco su mano, sus dedos suaves contra su piel. -No soy tan inteligente, pero puedo tratar de ayudarte si tienes problemas con algo.

Con un pequeño suspiro, se obligó a enfrentar a los hermosos ojos de Handong que parecían reflejar sus sentimientos. -Sí, sólo quiero asegurarme de que tengo todo bajo control - Dijo con un gesto resuelto que debería haber sido suficiente para convencer a la otra chica. Pero claramente no lo fue.

En lugar de dejarla ir, Handong se inclinó más cerca, demasiado cerca. La morenq tuvo que resistir el impulso de retroceder y revelar sus sentimientos.

-Me estás evitando- La declaración contundente la tomó por sorpresa, y esta vez se estremeció, sacando su mano del agarre de Handong.

-Así que en verdad lo estás haciendo- Handong suspiró, con una mirada de dolor y frustración en su rostro.

-No. Yo solo...- Tuvo que abstenerse de hacer muecas. Mentirle a su mejor amiga no era algo que le gustara hacer, sin embargo, ¿cómo podía ser completamente honesta sin ponerlas en una situación aún más desagradable? -Somos demasiado viejas para este tipo de cosas y debería priorizar mis estudios.

Handong la miró durante un momento, como si estuviera evaluando qué hacer a continuación. Respirando profundamente, ella habló:

-Me encanta estar cerca de ti, hablar contigo y tomar tu mano. Amo tu personalidad, incluso cuando estás siendo astuta como ahora y estás tratando de actuar...- Dijo Handong en un tono tranquilo. Ella habló rápido, pero con mucha claridad, como si hubiera memorizado este discurso hace mucho tiempo. -Te amo y sé que sientes lo mismo. Así que no trates de excluirme- La chica la miró severamente, antes de continuar en un tono mucho más suave. -Siempre te pones así cuando se acerca mi cumpleaños, pero esta vez te está tomando demasiado tiempo volver a la normalidad.

-Entonces lo sabías- No tenía sentido negarlo. Era vergonzoso lo transparente que era para ella, aunque escuchar esas palabras de Handong fueron suficientes para que se sintiera más a gusto. -Lo siento. Me estoy volviendo loca con eso. Somos las únicas sin una marca, ¿por qué no podríamos simplemente...? ¿Es malo para mí desear poder tenerla?- Esta vez se aseguró de mostrar su mejor sonrisa, dejando escapar una risita suave.

-Las marcas están sobrevaloradas. Prefiero los sentimientos honestos y reales.- Ahuecando la cara de Namu en su mano, lentamente se acercó, dándole a la chica espacio para retroceder si lo deseaba, para segundos después colocar un suave beso en sus labios. -¿Puedes sentirlo?

Yoohyeon parpadeó, aturdida. El contacto fue breve, pero los suaves labios de Handong contra los de ella fueron suficientes para hacer que su corazón saltara alegremente sobre su pecho, bailando con las mariposas que lo llenaban. Estaba acostumbrada a abrazos y a tomarse de la mano, incluso a pequeños besos en la mejilla, pero con este beso habian entrado en un nuevo territorio.

-No... - Murmuró, notando un atisbo de dolor iluminar los ojos de Handong por un segundo antes de acercarse para abrazarla por el cuello. -No es suficiente- Era su turno de besar a la niña, sus torpes labios la buscaban con tanto cariño y necesidad. Tal vez así podría dejar su propia marca en Handong, no una hecha por el destino, sino por su propio amor.

En aquel entonces le había costado dar el siguiente paso, aunque Handong había tomado la delantera como siempre y le permitía sentirse valiente también. Esta vez ella debería ser la que dé el primer paso para proteger su relación. No era tan simple como cuando estaban en la universidad, ahora había otra persona en la ecuación y no podía simplemente ignorar el bienestar de Minji.

Yoohyeon haría todo lo posible por ellas, y con suerte sería suficiente.

De repente, deseó que el fin de semana pasará más rápido. Handong necesitaba volver a casa pronto y tenía que visitar aquella misteriosa librería de nuevo.

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Era tarde, pero Handong todavía estaba despierta, mirando el techo blanco de su habitación. Al final no le había dicho nada a sus padres. Ella no quería ver sus expresiones tristes y la pena en sus ojos. Ocultar cosas no era la mejor manera de resolverlas, sin embargo, no quería que la gente le dijera que se rindiera y temía que sus padres le dijeran que lo hiciera, no está mal, solo querrían lo mejor para ella, incluso si eso significaba volver a vivir con ellos con el corazón roto.

Todavía no había descubierto lo que se suponía que debía hacer, pero parte de ella se negaba a aceptar simplemente la derrota.

Solo un par de meses antes de todo esto, tenía planes para su trabajo y su vida personal, tenía a Yoohyeon a su lado y era innegablemente feliz. Ahora estaba a punto de perder a su novia y el trabajo se estaba convirtiendo en su mecanismo de olvido.

El tiempo corría rápido y ella tenía que tomar algunas decisiones importantes.

Sentándose, con cuidado de no perturbar los pacíficos sueños de Kongie, buscó su teléfono celular en la mesita de noche. Solo un par de toques en la pantalla y se encontraba llamando a Dami, la cual siempre estaba despierta, dudaba que le moleste su llamada nocturna.

-Handong, hola. Recibí el material, ¿hay algo que quieras cambiar? Solo nos quedan dos días- La voz de Dami sonó tan indiferente como siempre, ni siquiera un toque de cansancio.

-Hola, Dami. Lamento haber llamado tan tarde- Su voz era ronca mientras hablaba y presionó el dispositivo en su mano con un poco más de fuerza. - Y no, no hay nada malo en el capítulo. Lo revisé ayer con Yuju y lo volví a hacer antes de enviarlo- En realidad, había perdido la cuenta de las veces que releía cada línea, verificaba si no habían cometido errores con respecto a la trama... Trabajar era lo único en lo que ella todavía tenía control y estaba poniendo todo en ello.

-Entonces, ¿Por qué la llamada repentina?- Dami siempre fue directa, pero había un indicio de algo más en su voz. ¿Preocupación quizás? La mujer de cabello castaño suspiró. Todo lo que logró últimamente fue preocupar a todos a su alrededor. Y ya era suficiente, ella le iba a poner un final hoy.

Tomaría el asunto en sus propias manos y esperaría lo mejor, era justo darse una oportunidad. Ella tuvo tantos buenos momentos con Yoohyeon, habían pasado por mucho juntas y todo eso las hizo más fuertes. Podrían hacerlo de nuevo si ella lo intentara, ¿no?

-La historia- La única historia corta en la que había puesto tanto esfuerzo y amor. La que había planeado durante tanto tiempo. -La que te pedí que insertes al final del volumen físico... Asegúrate de ponerlo lo más grande que puedas. ¿Crees que puedes conseguirme una copia antes del lanzamiento oficial?

-¿Entonces no quieres borrarla?- La voz de Dami sonaba sorprendida, pero parecía casi orgullosa. Handong sonrió. -Parece que estás planeando algo, ¿no?

Ella asintió, aunque Dami no podía verla. Una ola de confianza baño todas sus inseguridades por un momento. -Podríamos decir que sí. ¿Puedes hacerlo por mí?

Dami rió entre dientes, algo raro para la mujer. -Por supuesto. Tendrás una copia para el martes, simplemente pasa por la oficina a buscarla.

-Gracias, Dami. Eres la mejor editora, ¿lo sabes?- Dijo en un tono ligero, sintiéndose mucho mejor ahora que había dado ese importante paso. Defenderse a sí misma, e incluso ser un poco egoísta, no eran cosas malas y no debería sentirse mal por hacerlo.

-No me hagas cambiar de opinión, Handong- Casi podía ver a la contraria rodar los ojos ante sus cumplidos. -¿Handong? Me alegra que hayas decidido conservarla. Tengo un buen presentimiento, uno realmente bueno.

La sonrisa de la mujer de cabello castaño se convirtió en una sonrisa aún más grande. -Yo también, Dami. Gracias de nuevo.

Así terminó la llamada y la joven escritora dejó su teléfono a un lado y volvió a acostarse en su cama. Si bien no podía predecir la reacción de Namu, solo por una vez quería pensar en positivo.

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De vuelta en Seúl, una diosa que lo sabía todo y se sentía tan optimista como su protegida, se aseguró de comenzar a preparar todo lo que Handong le había pedido.

Puede que no tengan al destino de su lado, pero podrían no necesitarlo si Handong y Yoohyeon tomaron las decisiones correctas.

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Sábado.

Minji entrecerró los ojos, completamente concentrada en la importante decisión que tenía por delante. Podía sentir la presión mientras miraba de una bola de pelo color naranja a una blanca. ¿Cómo se suponía que debía elegir?

Yoohyeon a su lado, tuvo que inclinarse, apoyando las manos sobre sus rodillas para mirar dentro de la jaula. -Son lindos- Dijo con su tono suave, su dedo delgado aventurándose dentro de la jaula a través de las barras para tocar el suave pelaje del gatito más cercano. Ella sonrió mientras observaba al pequeño gato ronronear, y miró para ver a su alma gemela haciendo lo mismo con el otro animal. Minji se veía adorable con una pequeña sonrisa en su rostro mientras acariciaba al gatito, se veía relajada pero tensa a la vez.

Yoohyeon dejó escapar una risita, dejando que el gato tocara cariñosamente el rostro de la pelirroja, sus dedos deshaciendo el ceño fruncido en su frente. Se estaba acostumbrando a tocar y consolar a Minji, se alegraba de que su incómoda fase hubiera desaparecido.

-Sé que es difícil elegir solo uno, pero ya ha pasado media hora- Sutilmente señaló al trabajador del refugio para gatos que estaba en la puerta con un poco de impaciencia. -Si no puedes elegir uno ahora, podemos volver en otro momento después de que hayas decidido a cual quieres.

La mujer más baja miró por encima del hombro de Yoohyeon, notando al trabajador e hizo una mueca. No tenía idea de que había pasado tanto tiempo desde que habían entrado para mirar a los gatos en adopción, aunque su corazón pesado por mirar tanto a las pequeñas criaturas debería haber sido una señal de ello. Minji sabía que sería

así una vez que pudiera ver a los animales, después de todo lo que había pensado mucho antes de decidir venir a buscar una mascota propia. Aun así, pensar en eso no la preparó para el dolor en el corazón al tener que elegir.

Se había tomado el día libre, aunque el sábado era un día bastante ocupado en la tienda, para ir al refugio. Fue una sorpresa agradable cuando la morena se ofreció a ir con ella. Tener a Yoohyeon con ella fue algo bueno, la morena no dijo mucho, permitiéndole tomarse su tiempo y tomar sus propias decisiones, dándole apoyo silencioso.

Ella enderezó la espalda, extendiendo la mano para apretar suavemente su mano, dándole una mirada de disculpa. -Lo siento, perdí la noción del tiempo. Solo dame un minuto- Dijo lo suficientemente fuerte como para que Yoohyeon la escuchara, recibiendo una sonrisa y un asentimiento a cambio.

El gatito naranja había llamado su atención de inmediato, haciéndole recordar otra bola de pelusa naranja que había conocido tantos años atrás. Lulu, la gata de Siyeon, no era solo una bebé pequeña y frágil, era una gata grande y gorda. Ella sonrió recordando la primera vez que lo vio, decidiendo que debería llevar a ese gatito naranja con ella.

Sentada en una de las mesas justo afuera de la cafetería de la escuela, Minji saltó a su asiento cuando una nerviosa Bora se sentó a su lado a toda prisa, tratando de esconderse sutilmente detrás del pequeño cuerpo de Minji.

-¡¿Qué demonios , Kim Bora?!- Minji casi se atragantó con la comida, sus ojos se encontraron con la mirada de su amiga.

Se conocían desde hace un par de meses, vivir en el mismo dormitorio del campus y tener un montón de clases en común era normal para que se acercaran. La personalidad brillante y divertida de Bora atrajo a la chica pelirroja de inmediato y, por lo general, se complementaron muy bien, sin embargo, a veces las acciones extrañas de Bora eran demasiado para su mejor amiga.

-¡Shiu! Solo finge que estás comiendo tu almuerzo como si nada hubiera pasado, estoy tratando de ser discreta en este momento- Si había algo que Bora no era, era 'discreta', y en ese momento no podría ser diferente. La niña tenía la cara de color rojo brillante, gracias al ejercicio que acababa de hacer. La castaña sostenía algo, escondiéndolo debajo de su sudadera con capucha. Minji estaba bastante segura de que no podría ser algo bueno.

Cuando la cosa comenzó a maullar un minuto después, justo a tiempo junto con el estornudo característico de Bora, cambió de opinión.

Definitivamente era algo bueno.

Minji se cubrió la boca, tratando de ocultar una risa. Bora realmente tenía talento para meterse en problemas.

-¿Cómo lo conseguiste? ¿Sabes si es hembra o macho?- Preguntó tan pronto como se aseguró de que nadie les estuviera prestando atención. Un pequeño ser peludo se asomaba por el cuello de Bora, su linda cabeza naranja rozaba el cuello de la niña. La castaña abrazó al gato un poco más fuerte, asegurándose de que no escapara.

-¡No lo sé! ¡Es Lulu! ¿Lulu es un nombre de niño o niña?- Bora respondió, susurrando mientras miraba frenéticamente a su alrededor. -Ella me dejó con esto y se escapó.

-¿Ella?- Minji levantó las cejas, la curiosidad brillaba en sus ojos oscuros.

-¡La chica loca del gato!- Bora murmuró haciendo una mueca, aunque Minji podía decir que no estaba realmente enojada con la chica, después de todo, no cuidas de la mascota de otra persona si la odias.

Especialmente alguien como Bora.

-Pero eres alérgica a los gatos- Señaló con calma, su comida había sido olvidada solo para concentrar toda su atención en el extraño, pero adorable, dúo sentado a su lado: el gato bajo la sudadera de Bora se aseguró de maullar una vez más, no queriendo ser ignorado por las chicas.

-¡Lo sé!- Ahora la castaña parecía claramente angustiada: sus diez minutos como mamá gatuna habían sido bastante duros para ella. -Le dije, y ¿sabes lo que me dijo?

-¿Qué?- Minji se apoyó sobre sus codos, mirando a la chica con interés. Sin embargo, Bora no tuvo la oportunidad de responder.

-Le dije que mi alma gemela debería ser capaz de cuidar a Lulu, ya que seremos familia- Una voz nueva, dulce y clara, dijo mientras tomaba asiento frente a las chicas en la mesa. La chica, una estudiante que estaba en la clase de sociología de Minji, se miró la mano antes de continuar.

-Gracias por cuidarla, Bora. El inspector me está vigilando ahora, ya sabes, las reglas del dormitorio y esas cosas...- La mujer de cabellos dorados se encogió de hombros, la sonrisa relajada en su rostro no se movió ni un poco, mostrando su desprecio por dichas reglas. Minji no sabía mucho sobre esa chica. Siyeon, ¿Ese era su nombre? pero todo lo que podía recordar era que su compañera de clase era una persona muy enérgica, brillante y tranquila.

Ella levantó las cejas, mirando de una a la otra. Sí, estas dos como almas gemelas tenía mucho sentido.

-¡Mira, Lee Siyeon, no puedes dejarla conmigo cuando te plazca!- Bora dijo con un resoplido, sin embargo, todavía estaba sosteniendo al gato con excesivo cuidado.

Lulu maulló, consciente de la presencia de su dueña, y la chica de cabello claro se levantó para sacarla de la sudadera con capucha de Bora con movimientos sorprendentemente hábiles. Minji se preguntó con qué frecuencia escondía al gato debajo de la ropa de las personas.

-No te preocupes, te avisaré antes de dejarla en tu casa, ¿de acuerdo?- Siyeon abrazó al gato cariñosamente, besando su cabeza antes de darle a Bora su mejor sonrisa, la cual fue cien por ciento efectiva.

Bora parpadeó dos veces, un ligero tono rosado coloreó sus mejillas. -¡Más te vale!

-¡Oh! Debería irme, tengo que llevarla a casa antes de clase. ¡Nos vemos, alma gemela! ¡Y tú también, amiga de mi alma gemela!- Ella saludó con energía, inclinándose para besar la mejilla de Bora antes de irse con pasos rápidos.

La escena era demasiado graciosa para que Minji mantuviera la compostura y no pudo evitar reírse de la cara roja de su amiga, la cual tenía la mano sobre su propia mejilla, con una expresión que era una mezcla de sorpresa y alegría.

-¿Es normal que tu alma gemela simplemente deje a su gato contigo en tu primer encuentro?- Preguntó Bora, estornudando mientras hacía todo lo posible para deshacerse del pelaje del gato en su ropa.

-¿Honestamente? Encaja perfectamente con lo que esperaría de tu alma gemela- Todos siempre sueñan con su destino con su alma gemela, y a Bora no podría haberle sucedido de una manera más única y apropiada para ella.

-¡Ey! ¿Qué se supone que significa esto?- Bora finalmente soltó su mejilla, empujando ligeramente el brazo de Minji, lo que la hizo reír.

-Estoy feliz por ti. Te mereces a una chica bonita como ella- Era cierto. Incluso si no podía encontrar a su alma gemela, se alegraba de que su amiga lo hubiera hecho.

-Sin embargo, es un bicho raro- Dijo Bora, con una sonrisa en su rostro mientras abrazaba a Minji por la cintura, apoyando la cabeza sobre su hombro. -Tendrás tu turno pronto, Minji. Y apuesto a que ella no será una loca de gatos.

-Eso espero- Minji descansó su cabeza sobre la de Bora. -Pero hasta entonces deberíamos conseguirte algunos antihistamínicos, tengo la sensación de que necesitarás muchos.

-Me llevaré a la pequeña naranja- Dijo, esta vez lo suficientemente fuerte como para que el trabajador del refugio la escuchara. -... ¡Y al blanco también!- El joven asintió con aprobación, acercándose para ver a los animales antes de continuar con el papeleo.

Yoohyeon le dedicó una cálida sonrisa. -Qué bueno que vine entonces. Te ayudaré a llevarlos a casa- Minji también sonrió, conteniendo su entusiasmo infantil ante la idea de llevar a las dos criaturas adorables a casa en compañía de otra criatura igualmente adorable, pero mucho más grande. Abrazó a Yoohyeon brevemente, dejando escapar una pequeña risita. -También necesitaré ayuda para comprarles todo lo que necesitan- Dos gatitos probablemente serían mucho trabajo, pero Minji sintió que estaba tomando la decisión correcta. Siyeon la habria felicitado.

Ese día, cuando se despidió de Yoohyeon después de que la mujer la ayudó a comprar productos para sus gatitos, llamó a Bora para que conociera a los nuevos miembros de la familia. La castaña probablemente se volvería loca por los gatitos, y también tendría varios estornudos; se aseguraría de que sus medicamentos estuvieran cerca por si acaso.

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Era tarde. Así que se puso de puntillas, dejó sus cosas en el estudio y se tomó un momento para considerar la idea de dormir allí, pero su cuerpo cansado le exigió que fuera a buscar su cómoda cama. Las luces de la habitación estaban apagadas, como se esperaba, pero todavía podía guiarse con la tenue luz de la luna que entraba por la ventana. Tomando algo de ropa cómoda, fue al baño a darse una ducha rápida que, con suerte, no interrumpiria el tranquilo sueño de Yoohyeon; había hecho todo lo posible para no prestarle atención a su novia, pero era imposible no notar la suave fragancia de su cabello en el aire o el bulto debajo de la gruesa manta en la cama.

Handong se puso su ropa limpia y apagó las luces del baño antes de salir, se acercó a su lado de la cama y se acurruco con cuidado para no molestar a su novia.

Antes de que ocurriera todo lo de las marcas, habría tenido cuidado simplemente porque no quería despertar a Yoohyeon sabiendo que necesitaba dormir después de una larga semana de trabajo, ahora, sin embargo, su cuidado excesivo se debia al miedo de despertarla solo para enfrentar esa horrible tensión que llenaba el aire últimamente.

Casi nunca se quedaba fuera hasta tan tarde, ni siquiera por trabajo, siempre intentaba llegar a casa a tiempo para ver a Namu y hablar con ella adecuadamente.

Ahora ya no era así. Fue cobarde de su parte seguir escondiéndose y fingir estar más ocupada de lo que realmente estaba para evitar encontrarse con la persona que significaba tanto para ella; era irónico, realmente, que su miedo de perder a Yoohyeon la mantuviera alejada de ella. Le dolía el corazón todo el día, la extrañaba mucho y la deseaba. La quería ver, tocar y mantener lo más cerca posible.

Solo por una vez, quería acostarse junto a su chica y fingir que todo estaba bien.

Sus ojos se habían adaptado a la oscuridad, permitiéndole discernir los hermosos rasgos de Yoohyeon entre las mantas en las que estaba envuelta. Handong reflejó su pose, recostó la cabeza sobre la almohada y observó cómo la morena dormía tranquilamente. En la quietud de la habitación, con solo sus respiraciones llenando el aire, por una vez todo parecía estar bien y podía permitirse sonreír.

Vacilante, extendió la mano para tocar muy ligeramente la mejilla de la morena, sus dedos apenas haciendo contacto con la cálida piel.

-Te extrañé, Namu- Fue solo un susurro, cargado de cariño y anhelo, mientras alejaba lentamente su mano, pero otra mano la tomó por sorpresa sosteniendola en su lugar.

Los hermosos orbes marrones de Yoohyeon la miraron, con una expresión que no podía entender. Sus propios ojos chocolate le devolvieron la mirada, con el aliento atrapado en la garganta. Tenía miedo de decir algo, incluso más miedo de pensar que Yoohyeon había escuchado sus palabras, lo que no tenía sentido. Pero aún así, no podía obligarse a actuar, temiendo que se rompiera este pequeño momento que estaban teniendo, incluso si no estaba del todo segura de que fuera un buen momento.

La mujer más alta tomó la decisión de acercarla, con los ojos aún en los de ella como si esperara algo.

Handong deseaba poder leer la mente de Yoohyeon, además, deseaba poder entender sus sentimientos para saber qué debería estar haciendo. Se estaba volviendo cada vez más difícil poner sus propios sentimientos en segundo lugar. Reuniendo el coraje restante que aún tenía de alguna forma, Handong abrazó a su niña con fuerza, cerró los ojos y se permitió disfrutar plenamente del contacto.

-Te extraño- Repitió, dejando a un lado sus miedos por un momento. -Tanto- Su voz sonaba frágil, débil como un cristal, reflejando cómo se sentía su corazón en ese momento.

Yoohyeon envolvió sus brazos alrededor de Handong, un suspiro de alivio escapó de ella. Es posible que no estén conectadas a través de las marcas, ni sean el alma gemela de la otra, pero cuando estaban juntas así, fue suficiente para que ella sintiera que su corazón se fortalecía, no era nada comparado al sentimiento de la marca.

-Yo también te extrañé- Dijo mientras acariciaba el cuello de su novia y respiraba su aroma favorito. La fragancia de Handong sintió que lentamente la relajaba de nuevo al estado de sueño. -No me evites, mi amor. Por favor- Dijo presionando un suave beso en la piel de la mujer más baja.

La chica de cabello castaño se tensó por un segundo, su mente luchaba por comprender lo que había escuchado. ¿Mi amor? Yoohyeon no la llamaba así muy a menudo, y probablemente podría contar las veces que la morena se refería a ella de esa manera. Quizás, por eso sonó tan sincero. Yoohyeon no lo habría dicho si no lo hubiera sentido. Pero solo los dioses sabían cuánto necesitaba ella esas palabras ahora, y se aferró a ellas como si fueran la única esperanza que le quedaba.

-No lo haré, Namu- Su desinterés había llegado a su límite, dando espacio a su lado egoísta para hacerse cargo de la situación y exigirle que hiciera algo como deseaba haber hecho desde el principio. -Me equivoqué, deberíamos pasar por esto juntas.

Aunque casi se estaba quedando dormida, su mente parecía más clara que nunca. Su elección fue clara desde el principio y nada la cambiaría. Minji era una muy buena persona, alguien que en cualquier otro momento podría haber amado, pero ya tenía a Handong en su vida y todo lo demás no tenía comparación con ella. Tal vez no podrían tener la vida perfecta e ideal de almas gemelas, sin embargo, ella no cambiaría su vida juntas por nada. Tenían su propio tipo de felicidad, una que no encontraron de inmediato, pero que surgió de sus esfuerzos por mejorar la vida de cada una día a día, de las pequeñas alegrías que encontraron simplemente por estar juntas.

Yooyeon no expresó sus pensamientos en palabras, todavía no. Tendría muchas cosas que resolver el lunes, pero primero quería ahogarse en el abrazo de Handong y estar rodeada de nada más que su amor y cuidado.

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

Lunes.

El domingo pasó muy rápido para Yoohyeon. Handong estaba de vuelta en casa y parecía volver a ser la Handong de siempre, lo que significa que pasaron su domingo juntas en el sofá con películas viejas y mucha comida. No era exactamente como solía ser, pero era agradable y ella hizo todo lo posible para disfrutar cada momento de su día.

Se había saltado su reunión habitual con Minji, haciéndole saber que necesitaban hablar pronto, se sentía culpable al tratar la situación como si fuera un tema de negocios, pero no podía ver una solución mejor que ir directamente al grano y decirle su decisión a Minji directamente mañana. Era justo que ella fuera honesta.

Aun así, Yoohyeon había pasado todo el día deseando que llegara el lunes lo antes posible. Su mente insistía en volver a la misteriosa librería que había visitado aquella vez, su instinto le decía que debía volver allí, y no importaba lo tonto que sonara, estaba muy tentada a hacerlo.

Yoohyeon salió del trabajo más temprano el lunes para intentar una vez más encontrarse con la dueña de los Manuscritos de Kim, el lugar espeluznante que estaba cerrado cada vez que lo intentaba visitar antes. Su parte más racional le dijo que debería olvidarse de ese lugar extraño, que Sowon debe ser sólo otra mujer loca. Sin embargo, ella no tenía muchas opciones con respecto al asunto de las almas gemelas, le gustara o no, el lugar era el único donde podía encontrar libros detallados sobre el tema y si podía tener la oportunidad de echarles un vistazo incluso aunque solo fuera por un rato, valía la pena intentarlo.

Esta vez, cuando llego al edificio, encontró la puerta abierta, como si la estuviera esperando. Levantando las cejas, un poco incomoda de aventurarse a ese lugar polvoriento una vez más, entro con pasos cuidadosos. Al igual que la primera vez, estaba completamente vacío, los libros todavía seguían esparcidos por todas partes y la luz apenas era suficiente como para leer algo.

Aunque ahora había una diferencia bastante evidente,que tomo forma en una mujer alta y morena que la miraba con una expresiónestoica, que hizo que Yoohyeon se sintiera incomoda al instante. Por unmomento, solo se miraron la una a la otra, hasta que la más joven no pudosoportar más el silencio y hablo.

-Hola. Soy Kim Yoohyeon- Se inclinó cortésmente, sin atreverse a acercarse a la mujer. -Creo que me enviaste un correo electrónico hace un par de días. Eres Sowon, ¿verdad?

-Supongo que alguien lo hizo- Su tono no tenía ninguna inflexión, era tan plano como su expresión. Ella dio unos pasos más cerca de Yoohyeon. -Soy Sowon- Siguió con una breve reverencia mecánica.

Yoohyeon cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, incómoda con la forma en la que Sowon aún mantenía sus ojos somnolientos sobre ella. Ella realmente quería ir a tomar uno de los libros, o tal vez una docena de ellos, todo lo necesario para encontrar algo útil. Pero estaba teniendo dificultades para actuar bajo esa mirada.

-Lo siento, no quiero sonar... grosera, pero no tienes ningún libro nuevo aquí. La empresa para la que trabajo no se ocupa de antigüedades- Miró a su alrededor, comprobando una vez más si había una señal de algún libro publicado al menos en el siglo pasado. Pero nada.

-No tenemos ese tipo de libros aquí- Fue todo lo que dijo. Ella no parecía de muchas palabras.

Yoohyeon tuvo que abstenerse de suspirar, decidiendo dejar a un lado su postura de profesional.

-¿Qué es este lugar? Esto no es una librería, ¿verdad?

-Es una biblioteca. Solo abrimos para ocasiones especiales.

¿Ocasiones especiales? El lugar de por sí parecía sacado de una película de terror, y ahora la dueña tuvo que agregar sus propias palabras espeluznantes a la atmósfera.

Suficiente con la enigmática charla.

-Entonces, ¿por qué me enviaste ese correo electrónico? ¿Por qué estaba tu nombre incluso en nuestras listas? Una biblioteca normal no tendría un montón de libros en blanco- Señaló dichos libros, esperando con eso obtener una reacción de la mujer.

Sowon se había preparado para este tipo de conversación durante mucho tiempo. -Solo las personas que lo necesitan pueden encontrar su camino hasta aquí. E incluso si lo hacen, solo pueden leer el libro que puede ayudarlos.

-¿Necesitar qué?- La humana frunció el ceño, la inquietud se extendió lentamente por su cuerpo.

Por primera vez en esa noche, Sowon mostró algo de emoción, incluso en forma de un suspiro ligeramente molesto. -Pensé que ya te habrías dado cuenta.

-¿Las...? ¿almas gemelas...?- Yoohyeon intento, las palabras sonaban extrañas incluso para sus propios oídos. Pensar en encontrar una solución y obtener 'ayuda' sin siquiera pedirla eran dos cosas muy diferentes. Todavía no sabía si podía confiar en Sowon, ni siquiera sabía exactamente en qué se había metido.

- Adelante. Conoces el libro correcto, ¿no?- Dijo Sowon haciendo un gesto con la mano hacia uno de los estantes, esperando que Yoohyeon siguiera sus instrucciones.

Después de un momento de vacilación, hizo lo que le ordenaron.

No tienes nada que perder, murmuró para sí misma tratando de desafiarse.

Había tantos libros allí, pequeños y grandes, todos tan viejos que podía apostar que incluso eran mucho más viejos que ella. Aún así, fue atraída por cierto libro, con su cubierta roja salpicada de polvo, el mismo libro que había leído antes, el único que pudo. Al igual que la otra vez, no pudo evitar la urgencia de extender la mano y agarrarlo, abriéndolo con movimientos apresurados. Su dedo se deslizó por las páginas, buscando el punto en el que se había detenido la última vez.

Fue fácil encontrarlo, el libro parecía tener su propia vida, ya que le mostró una página con hermosos grabados de diferentes tipos de marcas, algo al respecto la hizo sentir cómoda. Sus ojos recorrieron la página, capturando cada palabra mientras su cerebro las analizaba con gran cuidado. El texto habla sobre cómo funcionaban las marcas, refiriéndose a ellas como una "forma de llegar al camino correcto". El lenguaje era complejo, pero aun así podía entenderlo. Por un momento, se olvidó por completo de la presencia de Sowon, se centró completamente en el contenido del libro. Finalmente llegó a una parte que la hizo detenerse de inmediato.

-Las marcas del alma no deben manipular, ni afectar el libre albedrío. No profanara la pureza del amor verdadero, sino que la mejorará conectando dos almas que comparten el mismo destino- Ella leyó en voz alta.

-Todavía puedes leerlo. Ya veo- Comentó Sowon en voz baja, asintiendo lentamente.

Dami y su molesta asistente estarían encantadas con la noticia. Ahora solo tendría el doble de trabajo, aunque en el fondo estaba contenta de haberlo hecho, después de todo, también tuvo su propia oportunidad de compensar sus errores.

-Las marcas del alma no pueden crear amor, solo tú puedes hacerlo- Ella le dio a la humana una pequeña sonrisa casi inexistente.

Yoohyeon miró del libro a la mujer, desgarrada sobre qué hacer a continuación. ¿Cómo podrían esas palabras tan simples ser capaces de llenarla de esperanza y alivio? La marca era solo una de las cosas que hacen a dos almas gemelas, todo lo demás eran cosas que ella ya tenía en su vida desde mucho antes, cosas que quería conservar para siempre.

Tal vez fue una tontería, tal vez Sowon y esos viejos libros eran solo una estafa, pero aún así le dio fuerzas para reconocer sus sentimientos. Había estado tan atrapada con todo el asunto de la marca, temiendo que pudiera afectarla y pensando en cómo podría cambiarlo todo, que había olvidado lo más importante, sus propios deseos y acciones eran lo único que dictaba su vida. Y ella ya había tomado su decisión hacía mucho tiempo.

-Gracias por dejarme leerlo. Haré buen uso de sus palabras- Cerró el libro y se lo entregó a la otra mujer.

Sowon asintió, aunque no hizo ningún movimiento para aceptar el libro, sino que mantuvo los brazos cruzados mientras su mirada estaba fija en los orbes marrones de la mujer más joven. -¿Estás segura ahora?- Preguntó, sus palabras sonaron más como una declaración que como una pregunta.

Yoohyeon no tenía idea de cómo podría saber sobre sus asuntos personales. Sowon, al igual que ese lugar parecía tener sus propias formas de trabajar. Fue el turno de la morena de asentir enfáticamente. -Sí- Ella no cambiaría esa decisión. Su inseguridad ya había lastimado a demasiadas personas y ya era hora de que arreglara las cosas. -Me sentí confundida por un momento, pero ya no.

La bibliotecaria empujó suavemente el libro hacia las manos de Yoohyeon. -Entonces está hecho- Dijo en un tono solemne, dándole a la morena una última mirada. -Puedes quedártelo. Lo siento por tomar tanto tiempo. Te deseo un futuro feliz- La más vieja se inclinó cortésmente antes de girar sobre sus talones y caminar hacia la parte trasera de la tienda, dejando sola a Yoohyeon.

-Gracias- La chica repitió, abrazando el libro contra su pecho y dándole al lugar una última mirada. Sin querer perder más el tiempo salió corriendo, sus rápidos pasos pronto se convirtieron en un trote mientras la adrenalina llenaba sus venas. Ella necesitaba encontrarse con alguien.

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

Minji fue recibida por la deslumbrante sonrisa de Yoohyeon tan pronto como salió de la tienda.

-Ven conmigo, tengo un lugar que mostrarte- Dijo con una sonrisa resuelta. No era como solían ser sus encuentros, pero ella no protestó, solo siguió a la más alta mientras caminaban lado a lado. Yoohyeon preguntó por su día y le ofreció tomar café en su lugar favorito. -Todavía te debo un café si no recuerdo mal- Ella había dicho, la línea sonaba un poco mecánica. Minji podía sentir algo en el aire, como un déjà vu, pero aun así ¿cómo podía rechazar esa oferta? Entonces se encogió de hombros, tomó un sorbo de su bebida y la siguió mientras caminaban hacia uno de los lugares más tranquilos a un par de cuadras de su apartamento.

Dejaron de caminar y se ubicaron en un lugar junto a la valla, con café caliente en sus manos mientras sus ojos observaban el movimiento de la ciudad. Era una vista hermosa, Seúl parecía pequeña y llena de luz desde allí, casi como un escenario de ensueño. Yoohyeon podría haber sonreído ante la vista, pero no lo hizo, su mente estaba centrada en otra cosa. Minji debe haberlo notado, porque tampoco dijo nada, solo disfrutaba de la suave brisa.

-Minji, yo... realmente me gustas. En estas dos semanas que pasamos juntas, pude entender por qué yo, o cualquier otra persona, debería considerar una gran suerte tenerte como alma gemela. Quiero decir, eres bonita, inteligente, divertida y cálida... E incluso comprensiva... Eres realmente fácil de amar.

Los labios de Minji se curvaron en una pequeña sonrisa, inclinando ligeramente la cabeza para mirar a la mujer más alta. -¿Pero?

Yoohyeon respiró hondo, manteniendo sus ojos en los de la chica frente a ella. Sabían desde el principio que algo así sucedería, ella debería haberse preparado mejor para ese momento. - Pero no te amo- Ella frunció los labios y le dirigió a la mujer más baja una mirada de disculpa. Ser sincera era lo mejor que podía hacer por las dos. -Tal vez en otro momento... Otra forma... Pero ahora solo puedo amarte como una buena amiga. Como alguien que quiero tener en mi vida y estar allí para ella cuando sea. Pero no puedo amarte como se supone que un alma gemela debe hacerlo.

Contrariamente a todo lo que la morena había imaginado sobre este momento, la joven Minji se rió ligeramente, dándole una suave palmada en el brazo. -Lo sé. Lo he sabido por un tiempo- Minji podría ser cualquier cosa, pero tonta no era. Tener a Yoohyeon cerca era agradable, a veces incluso le hacía preguntarse cómo sería si estuvieran realmente juntas y desearía que fuera verdad, sin embargo, ella siempre supo que era solo una ilusión. El pequeño período de tiempo que pasaron juntas fue suficiente para que ella aprendiera mucho sobre la otra chica, incluyendo cómo leer los sentimientos que sus ojos no podían ocultar.

-Intentas tanto no hablar de ella, pero no puedes evitar relacionarla con casi todos los temas. Me dijiste que tu aroma favorito es el pensamiento, la misma flor que hueles en ella. Cada vez que salimos, siempre compras algo para llevar a casa porque te preocupa que no haya comido. Nunca prestas atención a tu teléfono, excepto si es ella, entonces no dudas en contestarle y te pones ansiosa si no lo haces...- Enumeró la pelirroja, su voz sonaba casi robótica, como si ella hubiera memorizado esas palabras hace mucho tiempo. -Puede que estés conmigo, pero tu mente y tu corazón siempre están con ella- Su sonrisa se volvió un poco más triste. Había esperado tanto tiempo para encontrarse con su alma gemela, casi rindiéndose, solo para encontrarla y perderla en cuestión de semanas. -Desearía poder tener algo como lo de ustedes. Me alegra que al menos una de nosotras pueda tenerlo.

El corazón de Yoohyeon se apretó dentro de su pecho, el dolor agudo de culpabilidad e impotencia todavía la atormentaba. Handong y Minji no eran objetos con los que ella pudiera jugar, descartándolas a su gusto. Aún así, se vio obligada a elegir a una de ellas y tuvo que ser honesta consigo misma, solo deseaba poder hacerlo sin lastimar a nadie. -Lo siento. Realmente lo siento.

-No te disculpes- La pelirroja más baja sacudió la cabeza y levantó la mano para evitar que Yoohyeon discutiera. Ella quería un final claro, un cierre. -Solo ve y arregla las cosas con ella ahora. Nuestra cita terminaría temprano de todos modos, estoy planeando ver a Bora hoy.

-¿En serio?- Yoohyeon frunció el ceño ligeramente, sus ojos inspeccionando a Minji como si pudiera ver a través de ella.-¿Estás segura de que no quieres hablar?

Minji solo asintió, pareciendo bastante tranquila al respecto. Había vivido toda su vida sin una alma gemela, podría hacerlo de nuevo. -Tendremos mucho tiempo para hacerlo otro día.

Yoohyeon parecía desgarrada, dudando por un momento antes de abrazarla fuertemente. Un abrazo que olía a jazmín y café. Minji cerró los ojos, acariciando el cuello de la chica por última vez, asegurándose de marcar en su mente cada detalle de este momento. No podía decir que no le dolía perder la oportunidad de tener su propio final

feliz perfecto con su alma gemela, pero podía sentir que era lo correcto y eso la aliviaba.

-Te acompañaré de regreso a la tienda entonces- Sugirió Yoohyeon, retrocediendo lentamente para darle una pequeña sonrisa manchada por las lágrimas que le costaba contener. Extendió la mano para secar las lágrimas de Minji, las que la pelirroja ni siquiera se había dado cuenta que había derramado. -Y te visitaré todo el tiempo. Lo digo en serio, todavía quiero tenerte en mi vida- Su tono estaba lleno de sinceridad. Fue desafortunado que se encontraran en tan malas condiciones, pero no se arrepintió de haber conocido a Minji o estar cerca de ella. Había llegado a admirar y respetar a la niña más baja, no tener a Minji en su vida simplemente no parecía tener sentido. Por supuesto que no era ingenua, las cosas tomarían tiempo para adaptarse, pero valdría la pena.

Así que se aferró a la pequeña mano de Minji, guiando el camino de regreso. La pelirroja no dijo mucho, solo devolvió el agarre con un suave apretón.

Durante un tiempo solo hubo silencio, pero no fue tenso, lentamente se volvieron más cómodas mientras caminaban de la mano a la parada del autobús, abordaron el vehículo y se sentaron en la parte trasera. Minji naturalmente se apoyó en el hombro de Yoohyeon, tenía un lado lindo y pegajoso que solo con el tiempo se reveló, y la morena se alegró de que todavía se sintiera cómoda para actuar así a su alrededor.

-¿Yoohyeon? Trae a Handong alguna vez. No creo que perder a un alma gemela sea tan malo si puedo ganar dos amigas en su lugar- La voz de Minji sono bajita, pero la pequeña sonrisa en su rostro y el suave brillo en sus ojos mostraban sinceridad.

La morena le devolvió la sonrisa y asintió. -Claro. Tengo la sensación de que ustedes dos se llevarán muy bien.

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

Yoohyeon colocó la contraseña en la cerradura de la puerta, entrando impaciente a su casa.

-¡¡Handong!!- Llamó, encendiendo las luces de la habitación. La casa permaneció en silencio, sin señal de su ruidosa novia en ningún lado. Movida por la urgencia de verla, siguió moviéndose, llegando a la oficina de la niña solo para encontrarla cerrada y probablemente vacía ya que nadie respondió a los golpes en la puerta. Su habitación fue el último lugar que revisó, dejando un profundo suspiro cuando confirmó que Handong no estaba en ningún lugar de la casa.

Ella solo quería ver a su chica y contarle todo sobre la marca, decirle que aún podrían estar juntas, no solo porque la marca del alma gemela no era tan poderosa como pensaban, más aún porque ella decidió hacerlo. Sacó el libro de su bolso, lo dejó en su mesita de noche y agarró su teléfono, enviándole a Handong un mensaje pidiéndole que volviera a casa lo antes posible, el mensaje fue recibido, pero después de cinco minutos, no lo leyó.

Parecía que había usado toda su suerte antes y tendría que ser paciente esta vez. Por lo tanto, decidió esperar y ducharse, con suerte mientras tanto su novia llegaría a casa.

Handong, que previamente había estado en una reunión no oficial con Dami y Yuju, planeando una nueva historia corta que podría publicarse en un solo volumen digital y luego lanzarse como un libro físico ilustrado, llegó unos quince minutos después de que Yoohyeon le envió ese mensaje. Por lo general, ese tipo de texto la pondría un poco ansiosa de que algo malo hubiera sucedido, sin embargo, el uso inusual de emojis de Namu era una señal de que todo estaba bien. Ella le había respondido tan pronto como estuvo fuera de la oficina de Dami, volviendo a casa. Conducir nunca había sido algo que le gustara, pero definitivamente compraría un auto si eso significaba que no tendría que usar sus largas piernas para correr a casa cada vez que Namu le enviará un mensaje de texto.

-¡Estoy en casa!- Las luces estaban encendidas cuando llegó, sus ojos recorrieron la sala en busca de su novia. Yoohyeon no estaba allí, pero todavía podía ver la tenue luz que venía del pasillo que conducía a su habitación, y se dirigió rápidamente hacia allí -¿Namu?- En lugar de su novia, solo encontró su bolso encima de la cama y el sonido del agua corriendo en el baño.

Handong sonrió, sentándose en la cama. Soltó un pequeño bostezo, seguramente se tomarían un descanso del trabajo tan pronto como pudieran. Le encantaba trabajar en sus proyectos, pero le encantaba aún más dormir bien y acurrucarse con su novia.

Parpadeando, su mirada vagó por la habitación hasta que aterrizó en la mesita de noche de Yoohyeon donde se encontró con un libro de aspecto extrañamente viejo. Extendió la mano para agarrarlo, mirando la portada que no parecía tener nada escrito. La mujer de cabello castaño frunció el ceño ligeramente, perpleja por el libro. Se sentía un poco pesado en sus manos, su cubierta de terciopelo no daba pistas de lo que podría ser. ¿Era algo relacionado con el trabajo de Namu? Hasta donde ella sabía, lidiar con artículos antiguos no era parte de su trabajo. Se mordió el labio inferior, insegura de si debería tratar de darle un mejor aspecto o simplemente dejarlo a un lado. Podría echarle un vistazo ¿verdad? El trabajo de Namu era hacer que la gente leyera ese tipo de cosas, no lo contrario.

Encogiéndose de hombros, decidió abrir cuidadosamente el libro para comprobar si al menos podía leer el título. Aunque, en el momento en que lo abrió, no pudo evitar fruncir el ceño.

Yoohyeon escuchó el sonido de pasos familiares cuando cerró la ducha, y rápidamente se puso su cómodo pijama, saliendo del baño para encontrar a su novia mirando el libro que Sowon le había dado antes.

-¡Oh, lo encontraste! Realmente quería que lo vieras- Pasando sus dedos a través de su cabello para tratar de arreglarlo, se acercó a Handong tomando asiento a su lado. Intentó echar un vistazo a lo que la niña estaba leyendo, pero Handong cerró el libro antes de que pudiera verlo.

-¡Hey hola!- Handong la saludó con un besito en los labios y una cálida sonrisa que era solo para ella. Yoohyeon tuvo la tentación de atraerla para otro beso, aunque la contraria la interrumpió antes de que pudiera hacer algo. -¿Tu empresa está trabajando con diarios ahora? ¿Te gustan esos tipos de libros que te dicen que escribas cosas, quemes las páginas y cosas así?- Su tono era realmente curioso.

Ahora era el turno de Yoohyeon de fruncir el ceño confundida. -¿Qué quieres decir? No, este no es uno de nuestros libros. ¿No has intentado leerlo?

-Bueno, intentar es la palabra. ¡Aquí no hay nada!- Dijo la castaña, sus dedos tocando la portada del libro que se había negado a mostrarle ni una sola línea.

Honestamente, Handong pensó que era una gran pérdida de papel.

Un escalofrío recorrió la columna de Yoohyeon. -No es posible. Puedo leerlo, así que se supone que tú también puedes hacerlo- Rapidamente, ella extendió la mano para abrir el libro en una página aleatoria. -¡Mira! ¿Puedes ver eso? ¡Tienes que hacerlo!

Handong miró el libro y luego a su novia, que mantuvo la mirada fija en su rostro. -Namu, no hay nada allí. ¿Está escrito con esa tinta invisible o...

-¡No no! Lo vi hoy temprano, no estás prestando atención- Dijo Yoohyeon, tomando el libro en sus propias manos para leerlo ella misma. Pero no había nada.

El libro estaba completamente en blanco otra vez.

Sus ojos se abrieron, mientras pasaba las páginas y no encontraba una sola línea escrita en ella. ¿Sowon estaba bromeando con ella? ¿Era una especie de broma retorcida? Sus manos comenzaron a temblar violentamente y cerró el libro bruscamente, sintiendo su pecho apretarse. Ella estaba tan feliz, ¿y por qué? Solo por una ilusión.

-¡Kim Yoohyeon!- La voz de Handong sonó fuerte, como si la hubiera estado llamando durante un tiempo sin éxito, ¿qué fue exactamente lo que sucedió? La mujer de cabello castaño no podía entender lo que estaba sucediendo, pero odiaba ver a su niña en ese estado. Arrojó el libro a un lado, acercándose a su novia.

-¿Qué está pasando? ¿El libro era algo importante para tu trabajo? Lo que sea lo podremos solucionar, no te preocupes. Estoy aquí- Tranquilizó a la morena, su mano derecha tomó la barbilla de su novia, levantándola suavemente para poder mirarla.

Levantó su mano izquierda para arreglar el flequillo de Yoohyeon como siempre hacía, pero se detuvo a medio movimiento cuando la contraria jadeó sorprendida. -Bebé, me estás asustando. ¿Qué pasó?- Yoohyeon agarró su mano, su agarre era cada vez más fuerte mientras acercaba dicha mano a su cara para comprobar algo que solo podía ser otra ilusión.

Sin embargo, no importa cuántas veces parpadeara, la marca azul todavía estaba en la palma de Handong. Un lindo cisne, muy similar a los dibujos que Handong había hecho para su pequeña historia. Tenía su nombre en el.

Una rápida mirada a su mano izquierda mostró una nueva marca azul en el lugar donde estaba su marca roja. No una flor de cerezo, sino una tierna ardilla. Handong.

- Yoohyeon, qué demonios...-Su alma gemela, la que había elegido para sí misma, dijo desconcertada por el comportamiento de su novia.

No fue necesaria una respuesta verbal. Yoohyeon solo levantó su mano, mostrando su nueva marca adquirida al mismo tiempo que hacía lo mismo con la mano de Handong, exigiendo a la mujer que la mirara.

Handong parpadeó. Una vez, dos veces... Tal vez diez veces. Su mente tenía dificultades para asimilar esa nueva información.

La castaña estaba teniendo dificultades para respirar, abrumada por lo que estaba sucediendo. No parecía realista que después de tanto tiempo pensando que ella y Yoohyeon no estaban destinadas a estar juntas y que siempre tendrían que luchar contra el destino para proteger su amor, ahora tan fácilmente recibió el mayor regalo que podría haber pedido.

-¿Cómo...?- Tocó ambas marcas, asegurándose de que fueran reales, y sintió el calor sutil que emanaba de ellas. Tal vez era su mente jugándole una pasada, pero podía jurar que podía sentir una nueva conexión con Yoohyeon con solo hacerlo. Siempre había sentido que no tenía un alma gemela, nunca sintió una atracción mágica hacia

nadie más que Yoohyeon y siempre pensó que no era más que su corazón deseoso. Hasta ahora.

-No importa- Sacudiendo la cabeza, extendió la mano para abrazar a Yoohyeon, acercándola lo más posible a ella. No importaba cómo o por qué las marcas estaban allí, sólo sabía que estaban y eso significaba que nunca tendría que preocuparse por nadie, ni siquiera por los dioses de arriba, que trataran de quitarle su amor.

-Te amo. ¡Te amo mucho, mucho!- Y ella probablemente podría haberlo repetido otras cien veces, si no fuera por los labios suaves pero exigentes de Namu sobre los suyos.

Yoohyeon ahuecó la cara de Handong en sus manos, levantándola levemente para darle acceso completo a su boca mientras profundizaba el beso, la suave presión de sus labios uno contra el otro no era suficiente para satisfacer su necesidad de contacto. Handong la abrazó y apretó su agarre, acercándola tanto que podía sentir los latidos desiguales de su corazón.

Yoohyeon dejó escapar un suspiro de satisfacción, sus labios se curvaron en una sonrisa al sentir que la niña correspondía el beso con la misma pasión. Sus manos se movieron, una firmemente sobre la nuca de la joven y otra viajando a través de su suave cabello castaño. Handong le mordisqueó el labio inferior, la lengua de Namu se deslizó antes de abrirse paso lentamente para encontrarse con la de ella, Yoohyeon gimió rápidamente cuando el sabor a chocolate llenó su boca, su sabor favorito. Se habían besado infinitas veces antes, sin embargo, la morena nunca había sentido tantas cosas a la vez, y sabía que tenía que ver con la marca, que no, no afectó a su amor ni creó más, pero saber que tenían evidencia de su conexión eliminó cualquier inhibición o barrera que existía entre las dos. Significaba que Handong era de ella y de nadie más, y lo mismo era para su novia, como ella siempre lo había sentido.

El desagradable escalofrío se había convertido en un agradable temblor cuando su corazón saltó alegremente en su pecho, levantando un peso que ni siquiera sabía que estaba sobre sus hombros y haciéndola sentir ligera y libre, la verdadera libertad, la que le permitía elegir su propio destino y estar con quien realmente amaba.

Rompieron el contacto de mala gana, compartiendo pequeños besos hasta que tuvieron que separarse por completo para buscar aire. El aroma a pensamiento llenó los pulmones de Yoohyeon, su olor favorito. Muchas de sus cosas favoritas estaban conectadas directamente con Handong, y aunque parecía un poco tonto e infantil, a ella no le importaba en absoluto.

Ella rozó su nariz contra la de la castaña, descansando sus frentes juntas.

-Te escojo a ti. Siempre te elegiría a ti-Tenía mucho que explicar, una larga historia que tendría muy poco sentido ahora que las dos ya no podían leer el libro; pero a ella ya no le importaba, si ese era el precio de tener su nueva marca de alma, estaba más que complacida en pagarlo. -Incluso si no tuviera una marca en mi mano, ya estabas marcada en mi corazón donde realmente importa- Besó a Handong nuevamente, incapaz de controlar su afecto, aunque ahora sabía que no había necesidad de apresurarse ya que tenían una vida juntas por delante.

-Bien, porque siempre fuiste la única opción para mí- Handong sonrió, tan grande que la sonrisa llegó hasta sus ojos, haciéndolos curvarse tiernamente.

Abrazó a Yoohyeon, acariciando su rostro contra su cuello, dejando dulces besos allí. Su novia olía a jazmín y a su propio aroma personal, una combinación tan buena que nunca se cansaría de ella. Estar en sus brazos era tan cómodo, cálido y seguro que habría sido fácil quedarse dormida si no tuviera miedo de despertarse para descubrir que todo era un sueño; si así lo fuera, se quedaría tanto tiempo despierta como fuera posible. Aunque, el aliento caliente de Namu se sentía demasiado real para ser un sueño. Las siguientes palabras de Yoohyeon fueron suficientes para hacerla derretirse con la sonrisa más tonta. -Yo también te amo, mi alma gemela.

La mujer más baja podría haberse quemado de felicidad al escuchar esas palabras, además de todo lo que estaba sucediendo, pero se abstuvo de atacar los labios de Namu una vez más, comprobando la marca en su mano. Todavía estaba allí, dando la extraña, pero agradable, sensación de que siempre había estado allí. Sonriendo, acarició la espalda de Yoohyeon, un repentino estallido de confianza apareció diciéndole que no se preocupara, que la marca siempre estaría allí al igual que su alma gemela. Besó el pálido cuello de su novia, lista para retomar desde el punto en que se habían detenido, pero luego se apartó poco después.

-¡Espera, el libro! ¿Qué fue eso?- La morena estaba muy angustiada por lo que tenía que ser algo importante para ella.

Para su sorpresa, Yoohyeon se rió de todo corazón. Agarrando el libro que la otra chica había tirado en la esquina más alejada de la cama y colocándolo de nuevo en la mesita de noche. Eventualmente tendría que devolvérselo a Sowon, tal vez debería llevar a Handong cuando lo hiciera; su novia asustadiza odiaría el lugar, pero estaba bien ya que estaría allí para cuidarla. - Es una historia larga, pero para abreviar, solo te diría lo que ya sabemos.

-¿Y eso es ...?- Handong levantó la ceja, dándole al libro una mirada sospechosa que Yoohyeon encontró adorable.

Decidió que mañana explicaría todo correctamente, pero por ahora solo quería disfrutar de la presencia de Dongie y el pequeño milagro que habían recibido.

-Que una marca no puede cambiar cuánto te amo y cuanto tú me amas.

Handong no estaba del todo convencida de que un libro aleatorio lleno de páginas en blanco pudiera tener algo que ver con ellas. Sin embargo, no podía discutir por dos razones: una, estaba demasiado feliz y aliviada como para importarle; Y dos, Yoohyeon estaba de vuelta en sus brazos y estaba insistiendo bastante en que su presencia se notara. Handong jadeó cuando sintió los labios de su novia en su oído, dejando escapar una pequeña risita.

-Tienes razón. De todos modos, estoy agradecida por ello, si hablar de eso es suficiente para ponerte así- Ella bromeó, dándole una mirada juguetona, pero amorosa, antes de besar a su alma gemela correctamente. Tendrían el resto de sus vidas para hacerlo, pero ella no quería perder ni un segundo más.

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

Minji no estaba acostumbrada a irse a dormir tan tarde, pero estaba teniendo dificultades para descansar, por lo que terminó en el sofá con el control remoto en sus manos y los bocadillos favoritos de Bora frente a ella, su amiga fue realmente una mala influencia para sus hábitos alimenticios.

La pelirroja sabía que eso iba a suceder, lo supo desde el principio, Yoohyeon ya era de otra persona. Es por eso que hizo todo lo posible para no apegarse demasiado o ver cosas donde realmente no existían. Sin embargo, sería una mentira si dijera que no había pensado en cómo podrían ser las cosas si a Yoohyeon realmente le gustara. Incluso en el corto período de tiempo que pasaron juntas, ella se había encariñado con la mujer más alta y era fácil imaginar un futuro juntas.

Ese día se dio cuenta de que algo andaba mal. Había algo en los ojos de Yoohyeon, un destello que realmente no podía entender, pero que aún así estaba tan presente.

Yoohyeon también estaba actuando de manera diferente, lucía más tranquila de lo normal, como si estuviera ahí solo para cumplir un propósito. Y estaba en lo correcto.

No se sorprendió al escuchar las palabras de la otra chica, pero le dolió un poco saber que ahora sus posibilidades de estar con su alma gemela habían terminado para siempre. Seguía repitiéndose a sí misma que no era un problema, que había vivido sola durante mucho tiempo y que realmente no importaba, que debería estar contenta de haber hecho al menos una nueva amiga.

Estaba enferma y cansada de mentirse a sí misma. Quizás lo que ella quería no era a Yoohyeon, sino a alguien que la amara incondicionalmente.

Tener un alma gemela no era un pase único para la felicidad, tenía muchos riesgos. Aún así, todos los riesgos parecían dar sus frutos. La muerte de su padre casi había destrozado a su familia, pero cuando recordó la sonrisa en el rostro de su madre cada vez que él estaba cerca y lo felices que estaban juntos, fue imposible negar que nada se podía comparar a esa conexión.

También había visto que le sucedía a Bora y a Siyeon, lo mucho que la rubia había afectado la vida de Bora y había hecho su mundo mucho más brillante, incluso si fue por corto tiempo.

Yoohyeon parecía tener algo así con su novia, un vínculo que era tan fuerte que ni siquiera las leyes de la vida parecían ser capaces de romperlo.

¿Era demasiado pedir tener algo así también?

Los fuertes golpes en la puerta de su apartamento la sobresaltaron, la sacaron de sus pensamientos y la incitaron a ponerse de pie. Era demasiado tarde para una visita, por lo tanto, solo podían ser malas noticias.

Preparándose, se acercó cuidadosamente a la puerta, comprobó el monitor electrónico para ver quién era y frunció el ceño en el momento en que vio a una Bora inquieta afuera. Sin dudar ni un minuto más, abrió la puerta para enfrentar a su mejor amiga.

-Bora ¿Qué estás haciendo aquí?- Preguntó, arrastrando a la chica dentro del lugar tan pronto como la vio.

La castaña parpadeó nerviosa, respirando profundamente, mirando a Minji con una mirada extraña en su rostro.

La pelirroja nunca la había visto así y estaba empezando a preocuparse por su silencio.

-Bora, ¿está todo bien?

Con un leve movimiento de cabeza, la chica se apartó de su agarre, solo para extender su mano izquierda, mostrando a Minji su palma. El primer pensamiento de la morena fue pensar que la marca de Siyeon se había desvanecido por completo, sin embargo, cuando miró la mano de la otra mujer, solo pudo jadear por la sorpresa.

-¡Simplemente apareció aquí! ¡De la nada!- Bora exclamó, aún señalando la marca azul en su palma. Era una marca de alma gemela, con el nombre de Minji. Un nombre que no debería estar allí.

No era como que ella fuera mal hablada, pero se le escapó una pequeña maldición debido al shock.

Bora, que parecía estar al límite, no perdió el tiempo y jalo de la mano de Minji para comprobar si ella también tenía una nueva marca, por supuesto que sí. Ambas chicas observaron con asombro cómo la marca roja en su mano desaparecía lentamente para dar lugar a una nueva marca azul con el nombre de Bora.

Intercambiaron una mirada antes de que Sua dejara escapar un grito penetrante y Minji escapara a la cocina: necesitaría mucha más comida chatarra para lidiar con eso.

Tal vez algunas bebidas también.

Después de aproximadamente una hora, Minji estaba de vuelta en su sofá, sentada junto a Bora mientras ambas contemplaban lo que les había sucedido. Le tomó a Minji dos botellas enteras de soju y a Bora cinco enormes porciones de pizza para poder hablar de ello.

-¿La marca de Siyeon sigue ahí?- Dijo Minji, expresando su mayor preocupación.

Que Bora fuera su nueva alma gemela fue impactante y, sinceramente, no tenía ni idea de qué hacer, aún así, sabía cuánto amor tenía la otra chica por su primera alma gemela y lo doloroso que sería si lo único que le quedaba de ella simplemente desapareciera. No podía evitar preocuparse por Bora, después de todo, eran amigas.

-Está aquí- La voz de Bora sonó pequeña, muy diferente de su tono ruidoso habitual. Bajó la mirada hacia su mano, observando cómo ambas marcas estaban una al lado de la otra como si siempre hubiera sido así. Siempre había temido el día en que su marca desaparecería, pero ahora en lugar de una, tenía dos. -Se ven lindas juntas- Intentó sonreír, sintiéndose incómoda.

Bora estaba teniendo una noche tranquila en su casa terminando algunos informes para su trabajo cuando sintió nuevamente la extraña sensación de peso sobre sus hombros, lo mismo que siempre la hacía preguntarse si Siyeon le estaba haciendo una broma desde el otro lado. Pero esta vez fue diferente, no fue una sensación escalofriante, en cambio, sintió una sensación cálida en la frente por un momento antes de que la misma sensación irradiara a su mano izquierda. Lo siguiente que supo fue que tenía una nueva marca de alma junto a la anterior, el nombre de Minji brillaba levemente como si acabara de ser pintado en su piel.

Después de pegarse en su propia cara para verificar si estaba soñando le pidió a la anciana de al lado que lo verificará, la mujer también pudo ver la marca, y miró a Bora como si fuera un monstruo. Luego de eso salió del lugar para encontrarse con su amiga.

No era que ella lo odiara. Simplemente fue... Inesperado. En un momento se aferraba a la marca de Siyeon y maldecía a todos los dioses por darle un destino tan horrible, y en el otro tenía una nueva marca y la vida parecía reírse en su cara.

-Pero, ¿No tenías una alma gemela?- La castaña miró a su amiga que parecía haberse convertido en una bebedora.

-Creo que sí- Minji hizo una mueca, porque la situación la estaba confundiendo mucho y también porque todavía no se había acostumbrado completamente al sabor amargo del alcohol. Nunca escuchó que alguien obtuviera una nueva marca de alma gemela. -Hoy básicamente me mandó a la friendzone. Entonces supongo que eso es lo mismo que no tener una- Ella se encogió de hombros, como si esa explicación fuera suficiente.

-Ey, ¿quieres decir que soy tu segunda opción?- Bora protestó con la boca llena de pizza. ¿Era su séptima porción? Minji ya había perdido la cuenta. Sua realmente tenía un encanto peculiar.

-Podría decir lo mismo, ¿sabes?- Minji sonrió.

La castaña suspiró, hundiéndose en el sofá. Minji hizo lo mismo, apoyándose contra el hombro de su amiga. Discutir con Bora generalmente era una buena forma de relajarse y hacerla sentir cómoda, era bueno que su forma de ser entre ellas no hubiera cambiado por la marca, sin importar lo incómodo que fuera.

-Estoy aliviada- Admitió, jugueteando con la botella vacía en sus manos. -Quiero decir, eres tú.

Tener una nueva alma gemela de repente fue un poco extraño, pero saber que era alguien a quien conocía y amaba la hizo sentir aliviada.

La castaña asintió lentamente, ella entendió lo que la pelirroja quería decir. Nunca pensó en encontrar a alguien más después de Siyeon, incluso cuando su madre intentó presionarla para que volviera a salir con alguien, siempre parecía tan descabellado e inútil, sin embargo, si iba a tener una nueva alma gemela, se alegraba de que fuera Minji.

-Hm, supongo que tampoco eres tan mala opción- Bromeó, con un poco de sinceridad en sus palabras.

Durante un tiempo no hablaron, solo disfrutaron de la compañía de la otra y trataron de asimilar la situación. ¿Cómo cambiaron las cosas? Sus sentimientos seguían siendo los mismos, ¿verdad? Era difícil imaginar la forma en que siempre se veían cambiando de repente.

-Entonces, ¿qué pasa ahora?- Fue Bora quien finalmente expresó sus preocupaciones, su voz sonaba leve.

-¿Le dices a tu madre que ya no necesitas ir a citas a ciegas?- Lo intentó, su tono combinaba con el de Sua. Eventualmente tendrían que hablar sobre eso más en serio, pero parecía que tendrían mucho tiempo juntas de ahora en adelante para hablar.

-¡Sí tienes razón! Ella está tratando de hacer que me registre en esa aplicación de citas nuevamente y todavía tengo pesadillas al respecto- El tono habitual de Bora, junto con su rostro muy expresivo, volvió, una buena señal de que había vuelto a la normalidad.

-Pero al menos los tipos parecían comer como dios manda no como alguien que conozco- Ella abrazó a la pelirroja por el hombro, dándole una mirada burlona. Minji la empujó ligeramente, riéndose.

-Tú tampoco eres mi tipo. Pedí a una alta morena, no bajita, habladora y tonta, ¿sabes?

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

Martes.

Como de costumbre, Dami mantuvo su palabra y le entregó a Handong la versión impresa del primer volumen de su libro el martes por la tarde. Dami tenía una sonrisa inusual en su rostro y su expresión típica de saberlo todo fue reemplazada por una que Handong solo pudo identificar como orgullosa. La mujer no perdió el tiempo conversando, sino que casi la echó diciendo que tenía "la sensación" de que Yoohyeon estaría en casa hoy más temprano: Handong no tenía idea de cómo podría saberlo, pero no discutió.

Estaba agradecida y sorprendida al darse cuenta de que Dami tenía razón y que pudo encontrarse con Yoohyeon en el camino de regreso a casa.

-¡Es un regalo! Pero espera hasta que lleguemos a casa- Handong dijo cuando la mujer más alta preguntó por el pequeño libro que llevaba.

Al llegar a su casa, se sentía tan emocionada como un niño en Navidad y simplemente arrastró a Yoohyeon con ella hacia el estudio.

-¿Debería sentirme halagada de que finalmente me dejes entrar aquí después de un mes?- Bromeó Yoohyeon, aunque la chica de cabello castaño sintió que le dolía un poco por su tono, y Handong quería patearse por haber sido tan tonta.

-Siempre eres bienvenida aquí. Después te daré una copia de la llave- Prometió, dejando un beso rápido en la mejilla de la chica antes de dejar el libro en el escritorio para sentarse en el cómodo sillón. Abriendo los brazos, hizo un gesto a Yoohyeon para que se sentara en su regazo.

Ella hizo lo que le pidió, sentándose para que los brazos de Handong la envolvieran en un fuerte abrazo que no fallaba en hacerla sonreír. Había extrañado cosas pequeñas como esta. Durante el trabajo no podía concentrarse adecuadamente en nada, siempre se encontraba revisando la marca de alma gemela en su mano para asegurarse de que todavía estaba allí y sonreía cada vez que la veía. Yoohyeon estaba feliz de que todo volviera al lugar correcto.

Handong apoyó su barbilla en el hombro de la morena y le dedicó una sonrisa traviesa.

-Tómalo y mira las últimas páginas- Dijo refiriéndose al libro. Yoohyeon asintió levemente, haciendo lo que le dijo.

-¡Espera, esta es tu novela! Pensé que no saldría hasta el próximo mes.

-Dami ha sido especialmente amable conmigo últimamente, así que dale las gracias a ella por esto.

Asintiendo, la morena continuó pasando las páginas del libro hasta que encontró de las que Handong le estaba hablando. Reconoció los personajes que su novia le había mostrado antes, los inspirados por ellas. La historia corta era un cómic con el cisne y la ardilla, se trataba de unos cazadores que invadían el bosque en el que vivían y los amenazaban, tenían que alejarse rápidamente, pero el cisne quería ir a un lugar cálido mientras la ardilla pensaba que un lugar frío sería la mejor opción.

Tenían poco tiempo para discutir y tenían que decidir más rápido si iban por caminos separados o si debían mantenerse unidas y esperar lo mejor. El cisne decidió por lo último, diciéndole a la ardilla que necesitaba quedarse con ella para poder escuchar a los cazadores primero y mantenerla a salvo, aunque ambas sabían que el cisne estaba tan asustada como la ardilla. Aun así la ardilla se alegró de tener al cisne con ella. Terminó con ellas huyendo juntas.

La historia no se parecía en nada a las otras de Handong, tenía un tono más sobrio y también era conmovedora. A Yoohyeon le encantó, especialmente cuando sabía que los personajes las representaban. Era el tipo de cosas en las que solo Handong pensaría y le encantaba.

Tomó las manos de su novia, entrelazó sus dedos y los acercó a su rostro para poder besarlos.

-¿Esta es tu forma de decir que quieres quedarte conmigo para bien y para mal?-

Preguntó, girando el regazo de Handong para poder mirarla.

Handong le devolvió la sonrisa asintiendo. Siempre pensó que se sentiría nerviosa en ese momento, pero al contrario solo se sentía emocionada y feliz. Habían recorrido un largo camino juntas, ese era solo otro paso en su viaje.

-Esta es mi forma de pedirte oficialmente que te quedes conmigo para siempre. ¿Lo harías?

-¡Si! No hay nada que me gustaría más que eso- La sonrisa de Yoohyeon era tan grande que sus ojos habían desaparecido casi totalmente en medias lunas, sus mejillas dolían por eso, pero ni siquiera se dio cuenta, en cambio se inclinó para besar a su prometida. Sin embargo, Handong se apartó antes de que pudiera besarla adecuadamente.

-¡Oh, casi me olvido del anillo!- Era tan típico de ella olvidarse de una de las cosas más importantes en momentos como ese. La mujer de cabello castaño torpe sacudió un poco a Yoohyeon para alcanzar y sacar la cajita del cajón. Se lo entregó a la morena con una amplia sonrisa y la besó rápidamente.

Había pasado mucho tiempo eligiendo el anillo perfecto y esperando el momento adecuado para dárselo, era difícil creer que el momento finalmente había llegado. -Aquí, toma, ábrelo.

-Es hermoso- Yoohyeon tocó la pequeña caja, pero no la abrió.

-Espera, ¿tú...?

-Te tomó el tiempo suficiente para dejarme verlo correctamente- Le dio una sonrisa, abriendo la caja para ver el hermoso anillo que descansaba sobre el terciopelo azul. Lo había visto meses atrás, y desde entonces esperó ansiosamente el día en que pudiera llamar a Handong, "su prometida".

A diferencia de sus anillos de pareja que eran muy simples, este era claramente más caro, con pequeños diamantes que lo hacían brillar cuando la luz lo golpeaba. No le importaba lo caro que era, cualquier cosa que Handong le hubiera dado sería especial. Su sonrisa no desapareció, aunque podía sentir lágrimas felices comenzando a formarse en sus ojos.

-¡Mañana saldremos a buscarte uno también! Quiero que coincidan como los viejos.

Handong solo la besó como respuesta, abrazando a la morena con fuerza. Irían a buscarle un anillo, tal vez incluso comenzarian a planear cosas para la boda. Si su pequeña crisis le enseñó algo, fue actuar y valorar cada momento que tenían, y eso era exactamente lo que ella haría.

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

2 años después.

-Se ve muy bien- Dijo Yoohyeon con un gesto de aprobación mientras miraba alrededor del lugar.

-Tenemos tantos clientes que me estoy volviendo loca, pero se siente bien- Minji cruzó los brazos sobre su pecho, llena de orgullo, la expansión de la librería había ido bien y el negocio estaba en su mejor momento.

-¿Ya encontraste nuevos empleados?- La mujer más alta se apoyó en la pared, dejando que sus ojos viajaran al primer piso donde Handong y Bora estaban teniendo una acalorada conversación sobre la pesca, aunque ambas eran terribles.

-Algo así. La celebridad de allí dijo que me ayudaría con las entrevistas, pero siempre le pregunta cosas raras a las personas y de repente la entrevista se convierte en una conversación sobre nuestros gatos- Fingió un suspiro molesto, aunque Yoohyeon pudo ver el cariño en su expresión cuando habló de Bora.

Yoohyeon se rió entre dientes, podía imaginar fácilmente esa escena. -Siempre veo su programa, es muy divertida- Bora trabaja como locutora y transmitía las noticias de la noche de una manera muy poco ortodoxa. Incluso a Handong le había gustado mucho el espectáculo, y Handong odiaba las noticias.

-Es sólo ella siendo ella misma- Dijo Minji con una risita suave. La nueva posición de Bora en la industria del entretenimiento fue bastante inesperado, pero encajaba perfectamente con ella. Hacia lo que más amaba: husmear por primicias y hablar hasta los codos mientras le pagaban por hacerlo.

-¿Cómo están las cosas entre ustedes dos? ¿Supongo que el viaje fue bien?- Yoohyeon arqueó las cejas, con un atisbo de inconfundible picardía en sus ojos. Estaba empezando a parecerse a su tonta esposa. Sus labios temblaron en una sonrisa juguetona cuando Minji asintió positivamente.

-No empieces. Todavía estamos saliendo- Dijo rodando los ojos ante la sonrisa de la niña. - No puedo casarme con alguien cuya cita ideal es comer pollo frito con soju mientras vemos repeticiones de dramas con los gatos.

La morena se cubrió la boca para ocultar una risa. -No suena tan mal. Sé que te gusta en secreto.

-Tal vez de vez en cuando, ¿pero todos los días?- Minji hizo una mueca, sacudiendo la cabeza. Tendría que ayudar a Bora para que haga una dieta mejor si quiere tener esposa durante muchos años. -Está trotando

conmigo dos veces por semana, así que creo que es un comienzo- Se encogió de hombros, sabiendo que le tomaría mucho tiempo a Sua acostumbrarse a un mejor estilo de vida. -¿Qué pasa con tu famosa autora?- Ella asintió en dirección a Handong.

-Hemos estado discutiendo porque ella se pasa todo el día escribiendo- Fue el turno de Yoohyeon de hacer una mueca, pero pronto se echó a reír, descartando el tema.

No tenía mucho de qué quejarse, su vida con Handong era mucho más perfecta de lo que hubiera deseado. Se mudaron a un nuevo hogar el año pasado y adoptaron un nuevo perrito ya que Kongie estaba demasiado unida a los padres de Handong para mudarse con con ellas. Actualmente volvieron a una rutina cómoda que incluía a Handong que la recogía del trabajo todos los días y maratones semanales de cine y escritura que en su mayoría terminaban con demasiados besos y poco trabajo.

-Creo que estamos listas para formar una familia... Siguiendo la lógica de Handong de que ya la tenemos desde que adoptamos a Pie, ¿tal vez debería decir una familia humana?- Ella se rió suavemente, dejando que su mirada cayera sobre su esposa que todavía estaba hablando con Bora. -Se llevan bien, deberíamos salir juntas alguna vez. ¿No dijiste que a Bora le gustan las películas de terror? Deberíamos ir a ver una.

-Ella dice que sí, pero luego grita cada vez que ocurre algo- La última vez Minji se había quedado casi sorda por todos los gritos, sin embargo, Sua había afirmado que la película no daba miedo en absoluto y que ella solo la estaba disfrutando. En esas ocasiones, Minji solo la abrazaría y cerraría los ojos, esperando que la película pudiera terminar ya y salvar tanto su corazón como sus oídos.

Su vida con Bora no había cambiado mucho. Siempre habían estado cerca, el gran problema era aprender a verla como algo más que solo su amiga juguetona y le tomó un tiempo para que eso sucediera. Pero la transición fue agradable, poco a poco aprendieron sobre una nueva fase la una de la otra y las cosas evolucionaron naturalmente. Al igual que con Yoohyeon, podía sentir una conexión que probablemente era el resultado directo de la marca, pero esta vez se sintió un poco diferente. Yoohyeon le había contado sobre su hallazgo en ese viejo libro que nadie parecía capaz de leer. Fue un alivio saber que sus sentimientos eran genuinos y que la marca de alma gemela solo era como un pequeño 'empujón' y no como el factor principal para hacerte amar a alguien o no.

-Yoohyeon, creo que nunca te he preguntado al respecto- Dijo, con un destello de curiosidad encendiéndose en su mente. -Dijiste que fuiste a una librería y así es como cambió tu marca. Pero nunca volviste a hablar de la tienda. ¿No intentaste volver allí?

-Traté de encontrar el lugar para devolver el libro, pero no importa cuántas veces lo intente, nunca lo encontré. Es casi como si nunca hubiera existido- Yoohyeon frunció las cejas con una expresión ligeramente frustrada. Si no fuera por el libro que aún conserva en el estudio de Handong, habría pensado que lo había soñado todo. -Pero

supongo que lo que me dijo la bibliotecaria era cierto, solo abren para ocasiones especiales. Quizás pude encontrarla porque la necesitaba.

Minji era una persona muy escéptica, aún así era difícil no creer en la palabra de Yoohyeon cuando vio por sí misma que la marca de alma gemela en su mano se convertía en una nueva.

-Quienquiera que haya sido esa bibliotecaria, me alegro de que la hayas encontrado y haya podido cambiar las cosas... Sin ofender, ex alma gemela. Me alegro de poder tener a ambas, mi pareja perfecta y una gran amiga. - Ella sonrió.

Yoohyeon hablaba en serio cuando dijo que todavía quería a Minji en su vida, incluso si al principio fue un poco incómodo, pronto se sintieron cómodas la una con la otra nuevamente y Yoohyeon ayudaría a Minji a lidiar con su nueva situación amorosa. -También me alegra que tú y Bora se tengan la una a la otra ahora. Nunca te había visto sonreír tanto antes.

Un rubor muy ligero cubrió las mejillas de Minji.

Yoohyeon sonrió saludando al dúo frente a ellas. -Venga. Vayamos a un lugar

agradable para cenar, antes de que decidan comer en ese lugar de pollo que tanto les gusta.

Con una burla, Minji siguió a la chica más alta, incapaz de ocultar una sonrisa cuando la pequeña mano de Bora se deslizó entre las suyas en el momento en que se acercó. Vio la forma en que Handong abrazó a Yoohyeon con tanta naturalidad y su sonrisa se hizo aún más amplia.

Las marcas de alma podrían haber causado muchos problemas en sus vidas al principio, pero al final todo valió la pena y ella no habría cambiado nada.

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

-Todo salió bien. ¡Como se esperaba!- Dijo Dami mientras observaban la escena en la ventana de vidrio de la biblioteca.

-Se ven tan lindas juntas, ¿no?- La nariz de Siyeon se arrugó adorablemente cuando sonrió, sus ojos oscuros brillaban intensamente mientras veía a las parejas

hablar. En lugar de celos, estaba feliz de ver a Bora tener una nueva oportunidad de amar a alguien tan especial como Minji.

-Supongo que sí- Sowon, que estaba a su lado, le echó un vistazo y sonrió levemente. Realmente no le importaban los humanos, o al menos es lo que le gustaba decir, pero era innegable que se había encariñado con todas esas chicas.

-¿Feliz de ver los frutos de tus manipulaciones?- La pregunta de Umji se dirigió a Dami, quien no parecía ni un poco arrepentida por todo lo que había hecho para

asegurarse de que llegaran a ese momento, la chica tenía la cabeza en alto y una sonrisa ganadora en su rostro

-Obviamente. Este es el mejor final, ¿no?- Levantó una ceja a Sowon. Las dos probablemente pasarían el resto del siglo discutiendo sobre eso, pero las otras dos ya

estaban acostumbradas y no les prestarían atención. Sowon simplemente se encogió de hombros, prefería evitar cualquier discusión que involucrara tener que admitir

que Dami tenía razón sobre cualquier cosa

-Bien o mal, todavía tienes 48 años de castigo por terminar- Umji interrumpió, con un brillo divertido en sus ojos.

Con un resoplido, Dami agitó su mano, haciendo desaparecer la imagen en la ventana. -Entonces movámonos. No es como si la muerte pudiera esperar, supongo- Ella ironiza, su rostro gruñón recibe una mirada de su nueva jefa. -Hasta pronto, Siyeon. Y tú también, Sowon- Ella saludó antes de desaparecer junto a Umji, quien

simplemente se despidió con un movimiento de cabeza.

-También deberíamos ponernos en marcha. ¿Tienes todo listo?- Sowon le preguntó a Siyeon. La asistenta asintió con entusiasmo antes de desaparecer en la parte

trasera de la biblioteca por un momento, regresando con un simple papel en la mano.

-Aquí están los nombres.

La diosa tomó el papel en sus propias manos, tocó los nombres con cuidado y cerró los ojos por un momento. -Es correcto- Con un breve asentimiento, abrió los ojos y le ofreció su brazo libre a Siyeon.

Era hora de corregir otro de sus errores, y esperaba que Dami no intentara meterse con este también.

t h e e n d

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