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f i v e

CHAPTER FIVE
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Luego de abandonar aquel lugar extraño, Yoohyeon se dirigió a su último destino. Por suerte no estaba muy lejos y podía ir a pie. Tal vez debido al aire pesado y lleno de polvo en la extraña librería, salir y respirar aire fresco era un alivio. A medida que se alejaba del lugar comenzaba a sentirse más relajada.

El libro aún seguía rondando en su mente. No solo por el hecho de que estaba casi en blanco, sino por lo que había leído en esa única página.

¿Por qué alguien escribiría un libro sobre las marcas, cuándo ni siquiera habían aparecido? No fue hasta hace un par de décadas que comenzaron a aparecer las marcas de alma gemela, incluso antes de que se consideraran algo romántico que las personas utilizaban para películas e historias de fantasía, lo cual no tenía mucho sentido, aún cuando las marcas se empezaron a hacer cada vez más frecuentes y la gente comenzaba a entender su significado, hasta en esos momentos no habían casi libros sobre el tema.

Nadie sabía con seguridad por qué, después de tanto tiempo, de la nada, se empezaron a desarrollar marcas en los humanos. Al principio se hicieron varios estudios, los cuales no llegaron a ninguna conclusión. Las marcas eran lo más cercano que tenían los humanos a la magia, poderosa e inofensiva y todos obtenian una, o al menos la mayoría.

Por lo que Yoohyeon sabía, la marca, aparecería naturalmente en la palma de su mano izquierda. Comúnmente luego de pasar los dieciséis años. La mayoría de personas las desarrollaban en su cumpleaños, pero algunas tenían que esperar un poco más. Generalmente porque aún no habían conocido a su alma gemela o porque no habían cumplido los dieciséis años.

Las parejas de almas gemelas se encontraban durante sus vidas, como si estuviera todo planeado desde sus nacimientos, normalmente no tardaban mucho en encontrarse.

Las marcas solían ser un dibujo simple de algo significativo para la otra persona o algo que los representara. Gahyeon y su pareja tenían instrumentos musicales en sus marcas, por ejemplo. Debajo del dibujo se encontraría el nombre de la persona con la que están destinados a estar durante toda su vida.

Era sencillo, tal vez por eso mucha gente estaba feliz cuando finalmente lo conseguían.

No más problemas de amor, no más malas relaciones ni rupturas, no más corazónes rotos. Las marcas hicieron las cosas mucho mas fáciles y felices para todos.

Además de eso, habían otros aspectos en las almas gemelas, pero eso era algo que Yoohyeon no podía explicar. No cuando ella nunca había desarrollado una marca.

Yoohyeon acercó su mano a su cara, inspeccionando su palma. Tenía veinticinco años, ya había pasado mucho desde que debería haber obtenido su marca, esto era algo que nunca dejaría de molestarla, pero a medida que pasaba el tiempo, sintió que la necesidad de tenerla disminuyó y comenzó a desear que nunca apareciera, para así poder seguir con su vida normalmente como ahora.

Así como no existía una razón por la cual aparecían, tampoco existía una por la que algunas personas no la tuvieran. Era extremadamente raro, por lo que las personas no se preocupaban por ello. Algunos decían que era una señal de mala suerte, otros que era el karma actuando por malas acciones en sus vidas pasadas y había gente que creía que significaba que tu alma gemela había muerto antes de alcanzar la edad adecuada, por lo que nunca llegaron a encontrarse. Pero ninguna de estas opciones hizo que Yoohyeon se sintiera mal.

Ella prefería creer que era una pequeña falla química en su cuerpo que no permitía generar el pigmento necesario para la marca. Pensar eso era más práctico y realista.

Handong tampoco tenía una, pero en cambio ella solía decir que sus marcas eran invisibles, lo que las volvía más afortunadas en vez de desafortunadas. A Yoohyeon le gustaba más esa opción, no le importaba lo tonta que sonara, la hacía sentirse más segura.

Yoohyeon estaba tan distraída con sus pensamientos que casi pasa de largo la última librería que debía visitar. Por suerte, la pantalla colorida mostrando las últimas novedades en libros y el gran cartel amarillo llamaron su atención.

"Full moon" Leyó confirmando que estaba en el lugar adecuado.

A diferencia de la última, esta librería estaba llena de luz y personas entrando y saliendo. Yoohyeon no vaciló y entró mirando a su alrededor. El lugar era pequeño, pero estaba muy bien organizado y limpio, pudo ver que los muebles no eran nuevos pero estaban bien conservados. Tenía un estilo moderno con colores vivos, no muy llamativo, pero si muy acogedor.

Yoohyeon pensó que era un lugar perfecto para leer.

Al igual que en los demás, lo primero que hizo fue recorrer un rato la zona, observar cómo se comportaban los clientes, cómo trabajaban los empleados y también trato de encontrar algunos libros de su compañía. Todo parecía funcionar perfectamente, los libros estaban bien colocados y hasta encontró varios de los que buscaba. Sin duda quien fuera la persona que administraba el lugar y planeó las ventas era inteligente y lo hizo perfectamente. Al parecer no tendría que dar consejos esta vez.

Con una sonrisa, decidió buscar al dueño del lugar. Encontró a una joven con una camiseta amarilla con el logo de la librería. Umji, que según le había dicho, era empleada a tiempo parcial, le mostró el camino hacia una pequeña oficina en la parte trasera del lugar.

Yoohyeon golpeó suavemente la puerta y entró una vez que una voz le dijo que lo hiciera. Ella mostró su habitual sonrisa. La otra mujer todavía no la había mirado, al parecer estaba muy ocupada terminando algo en su computadora.

—Hola, soy Kim Yoohyeon de Parallel books, ¿Podríamos hablar? No le tomará mucho tiempo— Dijo mirando a la mujer con una mirada expectante.

La contraria finalmente terminó de escribir y levantó la mirada encontrándose con la de ella. Yoohyeon se sorprendió por lo joven que era. No estaba segura de lo que esperaba, pero definitivamente no era eso. No solo era la edad, sino que había algo más que Yoohyeon no podía descifrar que hizo que la chica le llamara la atención.

—Solo si no es molestia, por supuesto— Yoohyeon se inclinó cortésmente antes de mirar de nuevo a la chica.

Ella no era de esas personas que miran a otras constantemente, pero al igual que antes con el libro, no podía evitar sentir curiosidad por esa mujer.

La mujer se puso de pie para saludarla adecuadamente y Yoohyeon pudo notar que la contraría era unos centímetros más baja. Puede que sea pequeña, pero sería difícil no notarla, tenía un rostro que no es fácil de olvidar.

Su cara era pequeña, con rasgos afilados, pero suaves. Tenía ojos marrones que reflejaban inteligencia, una nariz pequeña y labios delgados donde se podía ver una pequeña sonrisa. Su cabello rojo caía suavemente sobre sus hombros haciéndola ver elegante.

Mirarla, por alguna razón, le dio a Yoohyeon una sensación desconocida pero muy agradable. Fue como encontrarse con una amiga después de mucho tiempo, como si ella la hubiera extrañado y verla de alguna manera era un alivio.

Solo que Yoohyeon no conocía a esa chica y no tenía ningún motivo para sentirse así.

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