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Sedibus ut saltem placidis in morte quiescam. III

Es irónica la forma en que los destinos son escritos... El comienzo de algunos es el final de otros y, en algunos extraños casos, el camino de otros se convierte en el rumbo de uno, donde incluso la muerte y la vida dan paso a mundos distintos...

~ Donde incluso la muerte puede morir~

—Merie, tenemos que detenernos... Al menos por ahora... Hay que avisar a la familia lo ocurrido con la madre y las buenas noticias. Daremos de alta hoy mismo a esta chica con instrucciones de su cuidado. Hay mucho que hacer.

Merie miró con un poco de vergüenza al Doctor quien, sonrojada, aceptó el pedido del hombre que la besó tan cálidamente...

—Sí, Frank.. Digo... Quiero decir... Doctor Senti. Prepararé todo...

La enfermera se levantó de las piernas del doctor y, con una sonrisa coqueta, se despidió tomando camino a las oficinas y archivos del hospital para llamar a los familiares con los número de emergencias que se dejan en la documentación de registro...

*Ring* Ring* Ring*

—Hola, ¿Sr Lynn Loud?

—Sí, para servirle... —contestó el padre de familia, quien estaba en medio de la cocina preparando lasaña con el resto de sus hijas.

—Hola, soy la enfermera Merie. Llamo del hospital para avisar de un incidente ocurrido con su esposa, quien al parecer se desmayó. Si bien no tiene que preocuparse ya que ella se encuentra bien, nos gustaría que pudiera venir para actualizar la situación de sus hijos.

—¡¿Está todo bien!? ¿Pasó algo con mis hijos?

—No, está todo bien. Pero es mejor que venga para explicarle los detalles.

—Ya mismo voy para allá.

—Claro, lo estará esperando el doctor Senti en persona. Lo recibirá en su consultorio privado.

—El doctor Senti... Muy bien, gracias. Ahí estaré...

Tras colgar, el padre puso una mueca incómoda y se preparó a toda marcha para salir de casa.

Las hijas no pudieron evitar notar la preocupación del padre en sus ojos y la pesadez en sus palabras al nombrar a aquel profesional de la salud.

—¿Pasa algo papá? —preguntó Lori consternada.

—Su madre se desmayó. Parece que ella está bien, pero el doctor Senti quiere hablar conmigo sobre sus hermanos. Supongo que es algo importante...

—¿Qué es lo que pasa unidad fraternal? Cada vez que regresas de ese hospital vienes más desanimado. Ese talf doctor Senti no parece alguien de fiar... —pronunció Lisa con su clásico tono que salpicaba al hablar.

—Sí, él puede ser alguien aterrador hija, pero al final resultó ser la única persona que nos está ayudando en todo lo que puede...

—Unidad fraternal, si me permitieran disponer de nuestro hermano podría solucionar todo rápidamente, te lo aseguro. He estado trabajando sin descanso desde el incidente en un suero que puede salvarlo y además...

—Para con eso hija... —exclamó el padre interrumpiendo los argumentos de su hija mientras continuaba hablando.

—¿Tienes una idea de quién es ese doctor?

—Bueno, no estoy segura pero, no creo que haya alguien capaz de superarfme cuando se trata def...

—Frank Senti, Endicott... —le respondió el padre interrumpiéndola nuevamente...

—Senti... Senti, Endicottf... Ummm, ¿Dónde he escuchado ese nombre antes? Me suena de algo...

—Al parecer él también se ha ganado un par de premios como tú hija, y se supone que no hay mejor doctor en el país. Puede que ni siquiera en el mundo...

Al decir eso Lisa pudo recordarlo. Cuando ella ganó su primer premio Nobel de ciencias y tecnología, el nombre de Senti Endicott fue nombrado muchas veces pero dicha persona jamás fue y un reemplazo tomó su premio en su lugar. Aquel evento sin importancia que había pasado como un día más, y sin prestar atención, no era más que un pensamiento fugaz de lo increíblemente excéntrico de algunas personas al rechazar semejante honor. Pero en este momento era algo que ni siquiera ella podía creer. Que aquel nombre de esa premiación fuera el mismo nombre del médico que trataba a sus hermanos.

—No me lo puedo creer, es ese Senti, Endicott de la premiación de hace dos años.

—Al parecer sí... Y no es la única vez que ha ganado ese título hija. La verdad, aunque puede ser alguien aterrador, es nuestra mejor opción.

Rápidamente la genio revisó su dispositivo móvil y consultó su nombre en la web. Lo que encontró la sorprendió mucho más de lo que ya estaba, mientras hablaba en voz alta para todos los presentes.

—Frank Senti, Edicott: Médico especialista con el récord mundial de más especialidades dominadas en las áreas médicas. Graduado con honores de Oxford terminó su carrera profesional en tiempo récord con un total registrado de dieciséis especialidades y maestrías en áreas médicas. Es alabado por profesores y colegas del medio por su excelente desempeño, talento natural con el bisturí, memoria fotográfica y su increíble capacidad deductiva y de análisis en pacientes con enfermedades extrañas. Apodado como el doctor genio o el loco de la medicina moderna ganó dos premios Nobel seguidos por sus aportaciones al desarrollo de algoritmos para rastrear enfermedades hereditarias, la decodificación y reconstrucción de genomas heredados y desarrollar sueros que suprimen deficiencias o fallas de genes defectuosos en pacientes con enfermedades hereditarias de nacimiento.

Sus patentes médicas cotizan en bolsas y actualmente es patrocinado por diferentes organizaciones que financian sus estudios. Su última conferencia pública en los medios fue hace poco más de dos años, antes de ganar su segundo premio; desde entonces su paradero está en el anonimato pero sigue activo ejerciendo en distintos hospitales como consultor médico y apoyando en trabajos de investigación... ¿C-c-cómo es que este hombre es nuestro doctor padre...?

—Ni yo mismo lo sé hija... Supongo que es suerte, azar o el destino...

Viéndose derrotada, Lisa, solo agachó su mirada mientras veía como su padre se preparaba para irse rápidamente en la Vanzilla. Por primera vez en su vida se sentía derrotada e impotente mientras veía el auto alejarse de casa. Su lógico corazón acababa de experimentar una sensación nunca antes conocida... Algo que todos conocemos como impotencia...

—Ahí afuera... Hay gente mucho más increíble que yo ¿Verdad...?

—susurró suavemente.

—¿Dijiste algo Lisa? —preguntó Leni, quien justo pasaba a un lado en ese momento con su típica pose de T-rex.

—No, no es nada Leni...

—Lisa, no escupiste ni tartamudeaste absolutamente nada hermana.

—Creo que por algo hay que comenzar querida hermana...

—¿Eh..? No entiendo...

—No te preocupes, ni siquiera yo entiendo que es lo que le está pasando a nuestra familia en estos momentos.

—¿Aaah?

Por otro lado, el padre, ya había llegado al hospital rápidamente solicitando verse con el doctor, quien ya estaba esperándolo dentro del mismo consultorio donde antes habían pasado tan mal rato. El padre estaba sudando frió por la clase de noticias que este le pudiera dar mientras tocaba la puerta con completo temor.

*Toc*toc*

—Pase Señor Loud, lo estaba esperando.

—Con su permiso... —Entró el padre tembloroso abriendo lentamente la puerta, como si fuera alguna clase de trampa mirando detenidamente el lugar y tomando asiento al terminar...

—¿Cómo está señor Loud? ¿Tuvo buen día? —saludó con una sonrisa gentil, cuya actitud solo atemorizaba al padre más de lo que sus antiguas expresiones habían hecho con él.

—Bi-bi-bien... ¿Y-y-y U-u-usted? —afirmó tartamudeando el padre con mucho pánico de cualquier noticia que este le pudiera dar. En su mente se dibujaron los escenarios de pesadillas que más temía.

Si una persona como él le hablaba con tanta gentileza, solo podía significar malas noticias. Desde su pensamiento primario eso era lo más lógico. El miedo lo controlaba por la sola idea de perder a uno solo de sus

dos bebés o que algo malo le pasara a su esposa.

—No tiene porque estar nervioso señor Loud. Si lo he citado aquí es para, simplemente, darle las buenas noticias en persona. Vera, su hija evoluciona de una manera increíble. Se la podrán llevar ahora mismo si así lo desean. Necesita tener una dieta abundante en líquidos y vitaminas, pero su condición no es tan grave pese a que el golpe lo fuera en principio Evoluciona maravillosamente y solo es cuestión de medicación y buena dieta. El otro motivo de mi llamada es decirle que su hijo muestra signos vitales y lectura cerebral estables, lo cual es una excelente noticia, ya que nos dice que hay actividad en su masa encefálica, lo que descarta la muerte cerebral. Si bien desconocemos si sufrirá alguna discapacidad médica, al despertar de su sueño nos dice que por lo menos conservará su vida y esas son maravillosas noticias. Actualmente estoy usando medicación y tratamientos de última generación para poder ayudarlo lo más posible. Si todo sale bien dentro de poco debería despertar y mejorar para poderse ir con ustedes —aseguró el doctor con su sonrisa calmado.

Las palabras del doctor se sentían como un gran alivio. Una onda de calor y frío reconfortante invadieron su cuerpo y el padre sintió como si se quitara el mismo peso del mundo, lo cual lo hizo romper en llanto...

—Gracias doctor... Muchas gracias... Le estaremos eternamente agradecidos mi familia y yo...

—No tiene nada que agradecerme Señor Loud, después de todo es mi trabajo, y usted y yo tenemos un convenio. Ya ha pagado con creces todos mis servicios médicos... —respondió el médico quien le seguía mirando con su sonrisa gentil.

—B-bien... Entonces ¿Dice que me puedo llevar a mi princesa el día de hoy?

—Así es señor Loud. Su esposa también está lista, solo la tenemos en observación y mande a hacerle unos estudios, ya que se desmayó. Desconozco los motivos de lo ocurrido más allá de un posible susto, pero ya que no a querido hablar mucho sobre el tema la daré de alta. También le he informado poco antes de que llegue la situación de su hija. Actualmente ella está profundamente dormida, lamentaría despertarla, pero si así lo quiere puedo pedirle al personal que le ayuden a llevarla a su vehículo si tienen alguno o puedo solicitar directamente al servicio de ambulancia su traslado; cualquiera de esas opciones están sobre la mesa. Ella solo necesita la mayor tranquilidad posible para recuperarse más rápido. Considero buena elección llevársela, ya que su hija parece que se altera mucho al ver el estado de su hermano y lo que más necesita es despejar su mente. Creo que convivir con su familia le hará mejor que estar encerrada aquí.

Las palabras del doctor tenían mucho sentido para el padre; Lucy debía estar sufriendo mucho por ver a su hermano en ese estado. Además podría sentirse culpable, de alguna manera, por ese extraño suceso de antes, así que accedió sin chistar.

—Preferiría abusar de su oferta y aceptar el servicio de ambulancia Doctor, así podrían ayudarnos a dejar a Lucy dormida y cómoda en su habilitación. Yo mismo me encargaré de que esté relajada en casa.

—Por su puesto señor Loud, en cuanto terminemos daré la instrucción de enviar a su hija a la dirección que nos dejó. De momento se pueden marchar usted y su esposa para recibirla en casa en una o dos horas más.

—Claro doctor, muchas gracias...

—Que así sea entonces.

El doctor se levantó y estrechó la mano del padre, quien felizmente la recibió y lo acompañó a la salida en la sala de espera de urgencias. Poco después salió su esposa Rita, quien tenía un semblante pálido como si hubiera visto a un muerto.

—Amor, ¿Qué te pasó? El doctor mencionó que estabas bien ¿Por qué te ves tan mal?

Rita solo lo miró, sacudió su cabeza un poco y se golpeó suavemente las mejillas con sus palmas.

—Nada cariño, es solo que creo que todo esto que estamos pasando me ha estado afectando.

—¿Por qué lo dices amor? ¿Pasó algo? —preguntó extrañado el cónyuge de la dama rubia.

—No es eso... Solo que... Bueno, no lo sé cariño. Sabes, el médico dice que me desmaye por un problema de presión o algo así... Pero juraría, que vi algo horrible.

—¿Qué quieres decir amor?

—Dirás que estoy loca, pero... Juraría que vi a Lincoln moverse y hablar, pero esa escena fue... Aterradora. Su voz... Esa voz... Esa voz y expresión no era la de nuestro bebé...

—Debió ser una pesadilla cariño. Ya hablé con el médico, dijo que Lincoln estaba mejorando perfectamente y que su vida ya no corre peligro.

—Sí, lo sé... También me explicó la situación de una manera muy calmada y tranquila... Parecía, incluso, ser otra persona... Casi como cuando llegamos aquí por primera vez y nos atendió con aquel grupo de doctores.

—Sí, yo también lo noté. Supongo que es alguien muy apasionado.

—Es verdad, tal vez tengas razón amor...

—Ven, vayámonos cariño, las chicas nos esperan y tenemos que llegar antes que la ambulancia.

—Oh, pensé que la llevaríamos nosotros.

—No, el doctor fue muy gentil y nos ofreció una ambulancia. Decidí aceptar para que Lucy fuera más cómoda y no tener que hacerla caminar.

—Oh, sí, está bien cariño. Entonces vayámonos.

La pareja se retiró tomada de la mano y sonriendo. Su escena era hermosa. Nuevamente sentían que podían empezar a respirar al menos un poco. En sus corazones aún habitaba la duda y temor de que Lincoln pudiera tener problemas a futuro, pero el simple hecho de garantizar su salud ya para ellos era un gran alivio. Lentamente y poco a poco comenzaban a superar todos sus problemas...

Una vez en casa los padres explicaron la situación de los dos hermanos, llenando de gran alegría a todas las hermanas. Después de eso le pidieron a Lynn que si podía quedarse a dormir en la habitación de su hermano para dejar la recamara sola para su hermana; la noticia fue muy bien recibida por todas ella.

—Claro papá, no hay problema. Aunque el cuarto de Lincky está un poco hecho desastre por la remodelación, pero puedo dormir donde sea.

—Gracias hija, te lo agradezco. Te diría que subas al ático, pero todavía no está listo.

—No te preocupes papá, lo importante es que Lucy ya viene y que está mejor.

—Sí hija, gracias. Después te lo compensare.

Todos en la casa estaban muy feliz de que su querida hermana volvería. Aunque no fue mucho tiempo, se sintió para ellas eterno por la incertidumbre que les provocaba su situación. No tardó mucho Lynn Jr. en mudarse al pequeño desván de Lincoln llevándose solo lo necesario, como ropa y un par de pelotas. Al poco rato llegó la ambulancia, quien bajó a la bella durmiente y con la ayuda del personal y la camilla desmontable la subieron a su habitación, donde la dejaron cómodamente durmiendo.

Las horas transcurrieron y Lucy por fin despertó ya algo noche, completamente sola en su habitación, lo cual la hizo levantarse de golpe y sentir un fuerte mareo.

—¿Qué?... ¿Dónde?... Esto es mi recamara...

Los padres escucharon el ruido y rápidamente fueron a revisar, encontrando a su hija algo agitada y muy confundida acariciando su cabeza.

—Hija, que bueno que despertaste...

—Papá... ¿Qué hago yo aquí?

—El doctor Senti dijo que ya estabas mucho mejor, que sería bueno para tu recuperación estar en casa con tu familia...

—No... Papá, es que yo... No... Puedo... Mi hermano aun... —decía Lucy entre pausas largas y temblor en sus labios.

—No te preocupes cariño, el doctor dice que ya está mucho mejor, que solo es cuestión de tiempo y espera. Me dejó claro que su vida no corre peligro así que lo más difícil ya pasó. Ahora, tú, de momento, tienes que concentrarte en descansar. Le pedí a Lynn y las chicas que te dejen descansar por ahora, mañana será otro día.

Lucy solo respondió a las palabras de su padre con un prolongado silencio y una mirada algo perdida...

—Lo siento linda, entiendo que estas preocupada por Lincoln, pero lo que tú necesitas es descansar para recuperarte pronto.

Mira, ya sé que te alegrará: mientras hacíamos las remodelaciones del ático, guardamos varias de las cosas de tu bisabuela y varios libros que estaban en el ático junto con un cofre tenebroso; si quieres leer algo para distraer tu mente lo dejamos en tu armario, solo no duermas muy tarde quieres.

Las palabras de su padre le hacían recordar algo importante; sobre todo aquellas donde mencionaba las cosas de su bisabuela...

—Tienes razón, papá. Gracias por todo... —respondió con su tono habitual de voz.

El padre se sintió tranquilo de ver cómo su hija reponía un poco su estado de ánimo y tomaba con calma las cosas. Esperaba muchas más objeciones de su parte, pero por suerte no había sido así. El señor Lynn se retiró de su cuarto dándole un gentil beso en la frente a su pequeña mientras le deseaba dulces sueños.

La doncella oscura esperó paciente en su cama, mientras dejaba que el sonido de la noche sepultara todo rastro audible en la casa. Ella lo sabía. Sabía muy bien lo que tenía que hacer. Ella debía algo y necesitaba cumplirlo... El que todo esto estuviera pasando, de algún modo, era demasiado perfecto si lo pensaba con detenimiento. Pero el pensamiento fugaz de la extraña sensación que sentía en su nuca y pecho junto la coincidencia misma de esos eventos no tuvo la más mínima importancia, lo único importante para la gótica era poder hacer cumplir su parte del trato para así salvar a su querido caballero albo.

Haciendo uso de su paso espectral y de su movimiento en sombras mas experto se desplazó hasta su armario, del cual extrajo el cofre con un cuidado magistral de no hacer el más mínimo ruido, tomando así aquel importante libro de su interior: el libro de hechizos de su bisabuela Harriet.

La doncella abrió un poco la ventana para dejar entrar la mayor cantidad de luz de luna posible, la cual, afortunadamente, era luna llena. Buscando en sus páginas, Lucy, halló el conjuro que le permitía convocar a su abuela en el mundo de los vivos. Comenzando así el ritual de invocación.

Flexionó las piernas sentada en el mismo suelo, cortando con sus propios dientes las yemas de los dedos pintando un dibujo extraño en aquel libro con formas que recordaban un pentagrama sangriento, capaz de brillar con la misma intensidad que la luna.

—"Que en la oscura noche del origen primigenio, esculpida por las formas que poseen el mundo perdido en un tiempo donde no existía creación o Dios para atenderlo, me sea permitido traer a aquella que no puede descansar.

Oh gran olvido, dame tu poder prohibido.

Oh gran antítesis del poder yo te conjuro

Haz mi voluntad y cumple mi deseo: trae ante mí del reino de los perdidos a Harriet"

Lentamente las palabras de la doncella lograban hacer salir una extraña sustancia negra, similar a una cascada invertida que en lugar de emanar y escurrir por los suelos está flotaba y subía por el cuarto, contaminando poco a poco el ambiente de aquel líquido volátil con una forma un tanto espectral que emanaba sin parar de las marcas carmesí del mismo libro que fueron manchadas con su propia sangre. Y así, lentamente, una silueta se comenzaba a dibujar en lo más alto del cuarto, iluminada con el único reflejo de la luz de luna. Las formas negras en el aire empezaron a tomar color y rostro.

Sí, ese era el espíritu de su bisabuela Harriet, quien estaba muy sorprendida de haber sido llamada por un avanzado conjuro en ese momento.

—¿Qué pasa pequeña? ¿Por qué me has llamado? Nunca antes había sido convocada por tí a la fuerza de esta manera. ¿Qué es tan importante? —comenzó a preguntar curiosa la figura esbelta y hermosa que flotaba en la habitación, como si fuera un reflejo de sí misma en diferentes etapas de su vida.

Se miraron fijamente a los ojos y nuestra doncella respondió con un brillo en los ojos que anunciaba romper en llanto tan pronto como está respondiera.

—Abuelita... Te necesito... Pasó algo horrible... —Lucy no pudo terminar de explicar cuando comenzó a derramar sus lágrimas.

—Oh pequeña... No me digas que... Es sobre tu hermano... El pequeño Lincoln —respondió la reina de picas negras mientras se acercaba flotando a ella abrazándola y acariciando su cabeza.

—Sí, abuela... No sé por que me esta pasando todo esto a mí... Estoy muy confundida. Mi corazón guarda sentimientos profanos, mi mente solo piensa desesperadamente en él, todo lo que hago desde ese día solo empeora las cosas y no importa que haga, apenas y logro salir adelante... —dijo Lucy, mientras susurraba con su voz más baja y abrazaba el cuerpo materializado de su abuela en aquel cuarto.

—Oh, mi niña. Sabes que siempre podrás contar conmigo, no tienes que temer. Ven, en los brazos de tu abuela siempre podrás llorar, reír y contarme lo que quieras. Sabes bien que jamás te juzgaré, lo único que quiero para mi pequeña niña es su felicidad... Ven, vamos, dime... ¿Qué tiene Lincoln? ¿Qué fue lo que pasó? —exclamó la abuela, quien trataba de poner el rostro con mayor sorpresa que podía ya que en su mente tenía una vaga idea.

¿Cómo lo podría olvidar? Aunque su percepción del tiempo sea abstracta, para ella era muy claro... Ese maldito bastardo tenía que tener algo que ver...

Lucy procedió a contarle entre sollozos todo a detalle, desde el día del incidente en su habitación hasta que llegó a la tarde en el campo.

—Y entonces... Escuché un ruido... Que jamás había escuchado... Justo antes de que toda esta calamidad me tenga aquí, abuela... Escuche el sonido de un cascabel...

Al decir lo del cascabel Lucy lo notó. Estaba muy lastimada desahogándose con su querida abuela, pero pudo ver como el rostro de ella cambió por uno que transmitía solo temor, aunado con el débil temblor que dejó escapar su cuerpo de manera involuntaria. Fueron claves para que la chica lo notara; su abuela sabía algo al respecto...

—Abuela Harriet, tú sabes que significa ese cascabel ¿Verdad?...

La bisabuela solo respondió a la pregunta inocente, que le miraba con esperanza y ternura, con un gran suspiro al confirmar sus sospechas...

—*Sigh* Bueno... Es... Algo que temía hija...

—¿Qué es lo que temías abuela? Ayúdame a entender por favor, te lo suplico, aun hay muchas cosas que no puedo comprender y solo en tí puedo confiar ahora.

Las palabras de su bisnieta le dolían; ella estaba sufriendo. Verla llorar tan silenciosamente era una escena familiar que conmovía su espectral corazón.

—Bien, te contaré lo que sé... Aunque es una historia muy larga, la cual nunca te he contado... —dijo mientras se sentaba a un lado de ella por donde estaba su cama—. Todo empezó cuando tenía más o menos tu edad. Yo tenía... ¿Cómo decirlo?... Los mismos ojos azules que tienes tú, solo que con una cualidad muy especial, la cual me dejaba ver más que simplemente las cosas que me rodeaban... Supongo que a estas alturas puede ser llamado como clarividencia. Pero por aquel tiempo apareció un monstruo, uno que pensé que me acechaba solo para atormentarme. Pero tu abuela jamás ha estado más equivocada en su larga, muy larga vida y muerte... Aquel monstruo resultó ser la criatura más encantadora que jamás haya conocido....

El semblante de la abuela se torno depresivo, sus palabras parecían dolerle demasiado y, aunque Lucy había recordado algo importante que quería decirle, no quería interrumpir las palabras de su abuela, debido a que no se detenía...

—Tu abuela fue una chica extraña para la sociedad, como lo eres tú hoy día. Heredaste eso de mí, pequeña, eso me hace sentir muy orgullosa... Pero por la época en la que yo crecí, el ser de esta manera nos podía provocar más que simple discriminación, y aquel encantador monstruo me salvo de mi propio fin sin motivo alguno aparente, cosa que al poco tiempo entendí... Aquel monstruo encantador estaba perdidamente enamorado de mí. Todos esos años, todo ese tiempo que lo traté como una basura él solo estaba protegiéndome y cuidándome... Yo había hecho lo mismo que todas las personas horribles que tanto odiaba y me maltrataban solo por mi forma de ser y vestir... Los pecados que uno comete siempre son los más difíciles de ver, incluso si son hechos por uno mismo, y son los que más odiamos reconocer.

Mucho tiempo me sentí estúpida, me sentía una basura, la persona más miserable del universo y por primera vez sentí el verdadero significado de la oscuridad... Todo mientras abrazaba el tibio cuerpo afelpado y empapado de sangre de aquel monstruo en el piso, adornando mi piel con el rojo de su propia vida...

Jamás mi don había sido tanto una maldición como ese día. El suave toque tierno del monstruo en mi mejilla, esa estúpida mirada tan dulce que tenía y esos bellos recuerdos y emociones que él sentía por mí que mi estúpida mirada me dejaba ver... Eran la sensación más hermosa y pura que jamás había sentido... Sentí un amor que no sabía que se podía experimentar. Una sensación de calor que no sabía que podía existir en ese frío mundo cruel en el que yo vivía, derritiendo así mi corazón... Un amor que ningún humano jamás me había expresado de ese modo, ni siquiera de los que se supone eran mis padres... Nunca más volví a sentir una sensación tan cálida y desinteresada como la de ese monstruo que murió por mí... Sencillamente me cautivó. Fue como si yo hubiera nacido para poder estar a su lado y ser por siempre feliz... Pero... El destino no es tan hermoso como los sueños... Él murió por protegerme, él murió por mí y yo solo le di dolor y desprecio. No pude evitar llorar como nunca he vuelto a llorar por nada más. Su recuerdo y su dulce calor amoroso que me dejó sentir mientras me veía en sus últimos segundos aun me persiguen. Pero tu abuela no se rindió... Pasó el resto de su vida deseando con fervor traerlo de vuelta... Mi poder me dejaría buscar la manera, los secretos, las intenciones no pueden ser ocultas ante mí; las personas no pueden ocultarme nada, pensaba ingenuamente... Así que empecé mi viaje... Un largo y complicado viaje por el mundo. Caminé por el sendero de los vivos acumulando todo el conocimiento prohibido de ese libro en el suelo que tienes Lucy, pero nada servía. No existe modo de recuperar las almas que mueren... Aquellas criaturas de otros planos que son asesinadas fuera de su plano su alma no solamente desaparece, sino que es destruida... El monstruo murió defendiéndome y más que su muerte, significó su destrucción... Del otro lado, Lucy, solo existe sufrimiento y penitencia. Si corres con suerte vivirás eternamente engañada en una fantasía eterna, en mundos simulados por tí donde tú y tu conciencia son tu propio enemigo o aliado. Pero incluso en esa vastedad casi más infinita que las estrellas, los demonios, ángeles y seres extraplanares de tu dimensión, donde somos afortunadas de haber nacido, no tienen esa posibilidad... Si ellos mueren significa el fin total. Dejan de existir; desaparecen sin más y de ellos solo quedan recuerdos marchitos de lo que alguna vez fueron. Morir para ellos significa, no solo perder su cuerpo, sino perder su esencia y su propia existencia. Dentro de todos los planos no existe peor muerte que el mismo olvido... Pero tu abuela es tonta, Lucy... Tu abuela no estaba dispuesta a dejar que ese hermoso recuerdo y amor se quedara eternamente en solo una memoria... La vida de tu abuela fue dedicada a encontrar cualquier posibilidad, cualquier cosa, cualquier método, aun si era en vano o profano. Pasé mi vida buscando. Crecí y me convertí en una mujer, pero jamas deje de anhelarlo. Incluso después de que encontré un buen hombre que me amara, realmente me engañaba a mí misma. Dentro mío siempre lo supe. Eternamente y en total secreto de todos busqué la forma de regresar con mi precioso monstruo encantador. Tal vez era demasiado egoísta y cruel de mi parte, pero por más que la experiencia y la vida me trataran de sonreír, jamás me volví a sentir tan amada como cuando ese monstruo murió por mí. Cuando su cálida sangre tocaba mi piel y con su último aliento me regaló esta vida, una larga vida plena y feliz.

Si lo pienso bien tal vez obsesionarme tanto con ese efímero momento fue mi mayor error, pecado y maldición. No supe agradecer el regalo que ese precioso monstruo me dio con su sacrificio y esa es la razón por la que hoy estoy aquí. Bueno, No... Quizás es por eso que las dos estemos aquí y lo lamento mucho Lucy, todo esto que te está pasando de alguna manera es mi culpa...

Lucy estaba sorprendida de esa historia. Su corazón latía con fuerza, sus sentimientos eran muy similares, y la sonrisa dolorosa que ponía su abuela le enternecía su negro corazón haciendo que sus propias lagrimas brotaran con una sensación de paz y familiaridad. Lucy podía entender perfectamente. Cómo no hacerlo si ella misma tenía esa obsesión enfermiza por alguien cercano igual que ella con su monstruo encantador. Ella sabía mejor que nadie lo hermoso y extraño que era esa sensación; ese momento tan especial que sin importar lo ridículo, prohibido o tonto que pudiera llegar a sonar era mágico... Y sin duda ese monstruo que cuenta, debía de ser el demonio conejo que le ayudó... Lapin, el demonio que salvó a su querido hermano..

La sola idea de gritarlo le ganaba. Ver el rostro de su abuela cuando lo supiera le llenaba de emoción... Aunque... Algo la detenía... Sus palabras, no tenían del todo sentido... Un pensamiento invasivo molestaba su cabeza ¿Por qué su abuela se está disculpando por no poder reencontrarse con Lapin, si aún existía, y como prueba estaba él mismo en el cuerpo de Lincoln? Había muchas cosas que quería decir y qué responder, pero pensó que era prudente dejarla hablar...

—Al final, mi vida llegó a su fin y antes de morir, cuando ya era una anciana decrépita que apenas y me podía mover... Podía sentirlo bien... Mi hora estaba muy cerca, ya no me quedaba vida... Mi cuerpo me traicionaba mientras mi vida se apagaba... Mi mente me fallaba por momentos y mi corazón cada vez más perecía en sus propios latidos... Un dolor inimaginable comenzaba a invadirme, uno que no era físico. Ese dolor era el de perecer sin ser realmente feliz... Lloré y lloré sin final, como solo había llorando después de su muerte aquel día con tanto dolor... Le grité a todos los que me rodeaban que me dejaran sola; me sentía dolida. Quería morir sin que nadie me tuviera lástima. Quería que mi fin llegara sin nadie que me diera amor o sostuviera mi mano, sin nadie que me tuviera compasión. Quería sentir el dolor de fallecer sin nada ni nadie... Como mi hermoso monstruo murió... Quería que esa fuera mi penitencia por fallarme. Por no estar con él, por traicionarle y hacer una vida —El rostro de reina cambió a uno más que solo simple dolor y melancolía. Comenzó a derramar lágrimas de sangre y desesperación que se borraban en el mismo aire.

—¡Abuela! —Lucy se arrojó sobre ella y la abrazó, mientras respondía suavemente su abrazo con gentiles caricias en su cabello... La doncella podía entenderla mejor que nadie, pues en un hospital yacía el cuerpo de la persona más importante....

—Fue ahí que lo escuche... —susurró en su oído la reina de picas negras a su bisnieta.

Ambas guardaron un silencio familiar, mientras los latidos del corazón de la doncella oscura sonaban con suficiente fuerza como para ser lo único que ella podía escuchar.

Ni una sola alma o animal emitía ruido. Después de eso el eco silencioso de la noche era la respuesta más común a sus pensamientos, hasta que su abuela rompió el encanto.

—Dicen que cuando uno es más vulnerable es cuando el diablo busca aprovecharse... En aquel momento, cuando mi vida ya no valía nada, ni Dios ni el diablo vinieron por tu bisabuela... Rogué por ayuda y grité a los cuatro vientos tan fuerte como mi débil cuerpo lo permitía... Lo puedo recordar claramente como si jamás hubiera pasado un solo día:

"Quien sea, lo que sea, por favor, se lo ruego, tomen lo que sea de mí, tomen cualquier cosa, cualquier precio, solo déjenme ver una vez más a mi amado conejo. Tomen lo que quieran. Arránquenme el corazón, mis ojos, mi sangre todo lo que deseen, pero déjenme verlo una vez más. Cualquier fuerza que exista, por favor escúchenme, lo que sea que esté ahí. Mi carne, mi cuerpo, vida o alma, tomen lo que sea, llévenselo todo, pero déjenme por una última vez estar con él"...

Pero los gritos de tu abuela no eran escuchados por ningún Dios o deidad maligna. En cambio, lo que acechaba en las sombras era algo muchísimo más aterrador que un Dios o entidad maligna... Mi vida estaba pereciendo, se me escurría entre mis manos como las mismas lágrimas que estoy llorando, sin dejar rastro. Para mí todo había sido en vano. No lograría nada. Maldije al mundo y sus reglas, maldije al estúpido destino y maldije a todas las fuerzas y dioses perdiendo toda esperanza... Mi corazón sufriría y mi dolor me carcomería por siempre... Ese era mi fin... Fue ahí que lo escuche... Ese cascabel... —La reina miró a su nieta con un rostro teñido de emociones difíciles de leer. Sus lágrimas rojas dejaron de brotar y todo ese dolor, todo ese sufrimiento que sentía de repente se transformó en algo muy diferente... Incertidumbre—. De las sombras más oscuras, contorneado por el reflejo más tenue de las velas más brillantes que podían alumbrar con su débil luz, y en compañía de un bombillo en mi vieja habitación, en mi lecho de muerte pude ver esa horrible escena. En esas frías y tenebrosas esquinas de mi recamara, donde la luz no llegaba, unas formas serpenteantes que consumían todo a su paso y rastro de iluminación que tenía comenzaron a desplegarse, como una plaga a mi alrededor; consumiendo todo en mi campo de visión, como si devoraran la mismísima realidad frente a mis ojos dejando solo ese trozo de mundo que estaba alrededor mío. Antes de que pudiera siquiera temer o gritar todo era total oscuridad, y solo estaba yo postrada sobre mi cama viendo una inmensidad de abismo negro con la única iluminación de una débil vela en mi buró. Nunca pensé que pudiera existir algo como eso ahí afuera, tan libre, tan destructor, tan inmenso y a la vez efímero... Era más como ver la descripción de un sueño enfermizo de un loco maldito, encarnándose en el tejido de la realidad... Como si todo resto del mundo se separara de mí y dejara de existir en ese espacio, en ese mismo momento... Nunca, jamás he sentido algo tan abismalmente aterrador y vació como eso. Jamás, en ningún ritual ni hechizo, en las magias más profanas ni en la misma vida después de la muerte. Si con mi hermoso monstruo conocí la mayor dicha, con lo que se presentó ese día conocí el mayor terror justo en el momento en que esa cosa habló. "—Esta bien, esta bien—" fue lo que escuché decir a "eso" mientras que su figura se empezaba a contornear en todo ese inmenso espacio negro tomando lentamente color y formas visibles. Tenía una voz muy tranquila y simple, como la de cualquier persona, tan simple como sencilla que te puedas imaginar aunque su figura no se manifiestó hasta el final. Esa imagen que apareció frente a mí, si tuviera que describir de manera sencilla lo que vieron mis ojos... Diría que eso era un Bufón de prendas carmesí...

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