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Morbus

  Oh, pobre Lincoln. Es tan difícil aceptar el ruin pensamiento que crece como la hierba; como difícil es reconocer la envidia cuando corroe tu corazón. Cuán solo y mal necesitas haberte sentido para no voltear y ver.

Por que del otro lado, nuestra princesa tenía sus propios problemas. Es que ¿Acaso creen que nos habíamos olvidado de ella?

No...

Su rostro no era diferente, su blanca y contrastante piel no era menos motivo de vergüenza, pero su inocente hermano no lo entendía. No entendía que al final lo único que ella realmente quería era solo desaparecer de ahí sin que nadie la pudiera ver.

¿Pero entonces, por qué no escapaste?

¿Por qué no abandonaste esa mesa solitaria, mi pequeña princesa?

Oh.. ¿Es que?.. Ya veo, tu corazón no dejaba de bombear sangre a tu cabeza.

¿Verdad..?

Por que tú también lo viste...

Tú también lo sentiste...

Y tú no eres tan optimista, tampoco eres tan ingenua contigo misma.

Eres lo suficientemente nihilista como para saber lo jodida que estas.

Tú lo sabes mi pequeña damisela. Tú sabes la verdad que corroe tu cuerpo. Sabes lo terrible que fueron tus pensamientos. Sabes lo mal que están tus fantasías y también sabes lo poco que realmente te importa esa moral y eso es algo que realmente te aterra.

Te asusta tanto mi pequeña niña, que aun después de tantos años, sigues soñando con él.

Sigues negándote.

Y a pesar de todo lo que han vivido, aun crece en tu corazón esa idea... Idea que no puedes borrar con nada en tu ser...

No puedes olvidar a ese conejo que pasa corriendo frente tuyo a toda prisa mientras mira su reloj.

No puedes evitar ir corriendo tras él.

Pero nada de esto importa, por que tú no me puedes escuchar. Por que para ti no soy más que una débil voz de tu conciencia susurrando con tus palabras pensamientos... Pensamientos de culpa que te siguen consumiendo en miseria, pensamiento de temor y agonía. Oh, mi linda niña tan tenebrosa.

¿ Acaso creías que no tenías conciencia?

¿ Acaso creías que te dejaría en paz?

¿ Acaso olvidas todo lo que pasó después de aquel día?

Lo único que puedes hacer es sentir como te miran. Sentir como jamás te puedes ocultar de mi. Solo puedes sentir esos ojos en tu nuca y sabes que existe un cosa que te hace olvidar... Olvidar ese infierno que llamas vida. Solo existe un cosa que te ha hecho olvidar todo ese sufrimiento... Solo existe una cosa que te hace dejar de odiar la vida...

Y eso es, esa linda silueta alba que se aleja a prisa frente a ti.

Aquella que de nuevo te salva de la vergüenza. Aquella que de nuevo te protege de ti misma. Aquella que siempre carga con tu culpa. Aquella silueta que ni aunque quiera puede odiar a ninguna de ellas.

La silueta blanca con mechones alzados, cual conejo albo en camisola ocre dorado, que en dos piernas se aleja de ti tranquilo, caminando a pasos acelerados...

...

...

Hay que darnos prisa... O llegaremos tarde a nuestra próxima cita...

¿Verdad? Lucy... :)

...

...

...

- ¡Pero qué tonta soy! Tengo que sacarlo de mí cabeza... Ya no puedo seguir así... Yo... Ya no... Ya no lo soporto...

Exclamó Lucy, cuan vicisitud de emociones, mientras desaparecía el espectro brillante de su hermano por el corredor que se dirige a las escaleras.

-Tengo que dejar de hacer crecer estos sentimientos. Son solo un engaño que me estoy haciendo a mi misma, no puedo dejar que estas emociones me controlen.

Debo de ser más fuerte, por los dos, además mi hermano jamás podría...

Yo...

Yo jamás pondría en riesgo su felicidad, por un estúpido capricho pre juvenil de mi pubertad. Además esto no puede ser enserio. Yo ya tengo a alguien importante, es imposible... Yo... Ya tengo a Edwin... ¿Verdad? Yo... Yo no... Yo no puedo... Yo realmente no... Puedo... A-a-ama...

- ¡HAAAA!

La dulce y tierna lengua de la doncella se mordió a sí misma antes de siquiera conjugar memoria alguna que dijera esa palabra, como si una parte de ella le forzara a recapacitar que no podía terminar de decir eso, aun si solo era una expresión de sus pensamientos internos.

-*Suspiro* Lo que sea. Pensar demasiado en esto no me hará bien y parece que soy más precoz que todas mis hermanas. Hacer este desastre por simples miradas y aliento cálido de mi hermano.

Soy una completa pervertida... Tengo que... Tengo que hacer algo por su bien...

Por nuestro bien...

Tengo que dejar de velo...

Nos tenemos que alejar, tengo que alejarme de ti Lincoln... Yo de verdad...Lo siento hermano...

Los pensamientos de nuestra doncella oscura se consumían en un ahogado silencio que rompía con frases incompletas, mientras que su rostro carmesí buscaba recuperar el pálido color blanco de muerte que siempre tuvo. Cuando por fin recuperaba sus fuerzas y se disponía a revisar todos los residuos debajo de sus piernas, dejó exhalar otro fuerte suspiro de tranquilidad al ver que al final resultó ser más un problema de percepción que de realidad, pues fueron más intensas sus emociones que las consecuencias. Los largos ríos de fluidos que escurría por sus rodillas y piernas que experimentó momentos atrás no resultaron ser más que un pequeño y prolongado goteo de fluido que difícilmente podía llegar al piso. Lo cual facilitó todas las cosas para ella, que mientras tomaba algunos pañuelos desechables y limpiaba los poco fluidos que tocaron el asiento, se dispuso a marcharse por medio de la ventilación de la cocina para, de nuevo, no ser vista y sobre todo no toparse a Lynn en su habitación.

Mientras espiaba paciente que terminara de prepararse su hermana para salir y poder cambiarse sin ser vista, su mente divago en su imaginación, simulando la idea de ir a ver a su hermano, pero nuevamente ahogó su inventiva repitiéndose así misma como credo las mismas palabras que se había auto narrado como una oración religiosa a los fieles indecentes.

- Por nuestro bien... Por ti Lincoln... Por nuestra felicidad...

Lynn termino de preparar su equipo de béisbol y su ropa deportiva. Salió sin mirar atrás con más prisa de la normal, mientras que Lucy trataba de extinguir sus propios pensamientos.

Al salir Lynn, se desplazó desde un ducto entrando justo después de cerrar la puerta de su habitación. Se apresuró a cambiar su ropa, la cual después se alegró de haberlo logrado sin pasar vergüenza alguna, apilándolas junto con el resto de su ropa sucias, para así, llevarla al sótano donde la pondría con todas la demás para lavarla. Era un plan sencillo pero perfecto.

Pero las prisas son el peor enemigo de un fugitivo y al salir de su habitación se encontró con su hermana Lisa, la cual iba pasando desapercibida.

- Oh, saludos mi congénere fraternal superior, te noto algo distraída últimamente. ¿Pasa algo de lo que debamos nosotras preocuparnos?

Exclamó la científica con su clásico tono escupiendo un poco de saliva.

- Ah... No Lisa no pasa nada...

Contestó la doncella oscura, con su voz pesada y larga de siempre; hablaba mientras gaznaba un cuervo de fondo, fingiendo lo más posible notarse tranquila.

- Oh, ya veo, es solo que últimamente, no pareces ser la misma y, aunque naturalmente no me intereso por patéticas emociones humanas, no puedo dejar de pensar que te pasa algo. Por lo regular, eres un espécimen silencioso que suspira por todo. Hoy en la mesa te note... No se, algo distinta, y no se como clarificarlo correctamente, así que imaginé que tal vez podías estar enferma de algún resfriado, al igual de nuestro colactáneo mayor, que después de ayer parece seguir algo enfermo.

La charla con Lisa se estaba complicando, ella parecía sospechar inocentemente algo, pero Lucy siempre a sido una persona con una mente ágil y un inmenso don para actuar rápido en momentos de presión a lo cual le respondió sin tardar ni tartamudear.

- Oh mi dulce y tierna hermana menor, no te preocupes por entender a la oscuridad, no hay nada ahí, solo un gran vació existencial. Una inmensa ausencia de luz infinita sin nada más que frío y vacío infinito en este vals eterno en el tiempo maldito que llamamos vida...

- Cielos. Olvídalo, veo que no pasa nada, lamento por preguntar. Tengo cosas más importantes que hacer y prepararme para la excursión programada de nuestros ascendientes progenies.

Dijo en tono alto interrumpiendo a Lucy, mientras ésta sonreía levemente cuando veía cómo logró engañar a Lisa que se marchaba rápido hacia su cuarto; a lo cual, esta vez, se dispuso a escurrirse con más cuidado y en silencio para no ser detectada. Parece que realmente podía estar enferma, como dijo su hermana. En otro momento ella podría haber podido salir de su cuarto sin ser vista, pensó. Parecía que estaba perdiendo un poco el estilo. Una vez abajo y lograda su misión todo estaba hecho. En ese momento, en lo alto, pudo escuchar desde el sótano el grito del padre llamándola a ella por su nombre y a Lincoln pidiendo que subieran al vehículo para su pequeño viaje. Parece que esta vez nadie se libraría de un día de familiar.

Del otro lado de la casa estaba Lincoln, quien aún mantenía en mente los hechos de la mesa.

- Oh, me tengo que dar prisa, espero que Lucy este bien. Me siento mal dejándola ahí sola.

El albino exclamó en voz alta como si alguien lo pudiera escuchar. Entonces se agacho para buscar la ropa cuando de repente vio como todo se volvió borroso y perdía el equilibrio.

- Woow, ¿Qué fue eso?.. Bueno parece que no fue nada, espero no necesitar anteojos... Eso seria el fin de mi vida social... Hahaha...

Mientras tanto, nuestra princesa, quien temía volverlo a ver, se apaciguaba en silencio con paso a sonar de trote frente al viento. El ver esa luz que Lincoln traía se había convertido en su más grande veneno. Irónico, como el sol a un vampiro, Lincoln era su más grande castigo. Así que aprovecho que su hermano aún no estaba listo, para darse prisa en entrar al vehículo y escabullirse sin decir muchas palabras entre sus dos hermanas Lola y Lana quien al fondo iban. A ella poco le importaba, siempre y cuando no estuviera cerca del albino, podría aceptar que incluso la vomitaran. Cualquier cosa, mientras no tuviera que rozar piel con su hermano, parecía perfecto.

Pero el cano juvenil no llegaba. El padre se preocupo un poco y le llamó nuevamente por su nombre desde el lugar en el que manejaba.

- ¡¡Lincoln, date prisa hijo ya estamos todos aquí, solo te estamos esperando a ti!

Los gritos del padre cayeron en oídos sordos sin respuesta alguna.

- Cariño, deja voy a ver que pasa.

Dijo la madre de la familia, pero antes de poder bajar del vehículo la puerta de la casa se habría.

- Lo siento papá, me tarde un poco en arreglarme.

- Esta bien Lincoln, solo nos preocupamos por que no contestabas.

- ¿Me llamaron?

- Si, ¿No, nos escuchaste?

- Aah, lo siento papá, creo que estaba demasiado emocionado por el viaje.

- Hahaha, esta bien hijo sube, vayámonos antes de que se nos haga más tarde.

- ¡Claro papá!

Lincoln se dispuso a subir al caos de la camioneta, como era clásico en la familia, pero incluso ahí pudo notar al incógnito espectro oscuro y silencioso que le ignoraba en el fondo de la camioneta. Era tan evidente para él, que ni el hecho de que guardasen el punto dulce lo alegraba. Lo estaba evitando. Quizás, sus miedos no estaban errados y ella le guardaba un gran recordar por sus pecados. Esto era un pensamiento recurrente en su cerebro durante cada segundo de aquel viaje que se volvían eterno.

Una vez en el parque toda la familia bajó corriendo como si le fueran a regalar un dulce a un niño en una fiesta de cumpleaños. La estampida salió a toda prisa entre gritos y burlas, dejando solamente a los padres y a nuestra monocromática pareja en el auto. La incomodidad de Lincoln se podía sentir en el aire, mientras que la inexpresiva cara de Lucy solo se mantenía perdida en el vació evitando cualquier contacto visual con el joven Lincoln.

- Ya llegamos niños, vamos a jugar un poco.

- Ah-aa, si papá... Vamos...

Al llegar, Lincoln bajó de la camioneta y acompañó a su padre, quienes fueron juntos al baño de los chicos donde se lavarían un poco la cara para ir a jugar con el resto de las chicas.

El parque deportivo estaba totalmente solo. Era un excelente día para pasarla en grande, pero el albor de mirada triste se esforzaba en mantener su rostro libre de arrugas frente a su padre que se nimiamente optimista y alegre. El conejo albino durante toda su vida había hecho mantener su sonrisa, sin importar como se sintiera y esto no era diferente, no había problema.

Así los dos, padre e hijo, dejaron solas a la madre y su hija para hablar sin interrupciones molestas. Eran esos escasos momento muy valorados en la familia.

- Hija, ¿Estas bien?

Preguntó la madre de la familia con un semblante de duda y consternación razonable.

- Aah, sí mamá, no te preocupes por mi, solo estoy algo perdida en mis pensamiento.

Exclamó Lucy, con su tono pesado de voz.

- Sabes amor, yo se que para ti es difícil venir a estos lugares y socializar con todos de esta manera. ¿Te parece si pasamos el resto del día juntas? No creo que a nadie le moleste, ademas creo que equilibraría un poco más las cosas en el juego.

La sugerencia de la madre dejó un tanto atónita a Lucy. Estaba tan metida en sus pensamiento que no había notado lo mucho que preocupó a su madre; ella lo pudo percibir. Era una sensación extraña, la sensación de no ser olvidada, el recordar que se preocupaban y de que era amada por sus padres y por sobre todo su madre, quien parecía preocuparse hasta por sus pensamientos. Sabía que ella podía pasar tiempo con todas pero su actitud la había hecho preocuparse de más por ella. Eso era tan extraño para la doncella.

- Mamá, yo no podría dejar que te quedas sola aquí, con migo, si quieres ir con las demás no te preocupes, estaré bien.

- Tonterías, podemos pasar un lindo momento juntas, madre e hija; además, me puedes contar más cosas sobre ti y lo que te preocupa. Tal vez me podrías enseñar a buscar algún conjunto de ropa negra como el tuyo para combinar y pasear juntas, hahaha... Aunque bueno... Solo si tu quieres... Yo se que a su edad empiezan a sentir vergüenza de andar con viejos como yo. Además, soy un poco lenta para entender sus cosas a veces, pero creo que nos podemos divertir amor, claro, solo si quieres y no te da pena andar junto a esta vieja anticuada.

El semblante del rostro alegre que siempre mostró su madre se torno nostálgico y movió algo muy dentro del alma de la doncella. Era otra emoción que, por lo regular, mantenía encerrada en su corazón; ese triste y melancólico rostro de soledad que se esforzaba en mantener su mejor sonrisa, temeroso de la respuesta que podría recibir y que, aun así, miraba con fe y amor el semblante de su pequeña hija.

Ese gesto fraternal de una madre preocupada por el bienestar de su pequeña niña, tan hermoso y cálido que su conciencia llena de dudas y culpa no pudo resistir todo este dolor que llevaba, toda esa soledad. Parecía esfumar todo el remordimiento y pena. Desaparecía tan solo con sentir esa mirada tan gentil y llena de amor que la hizo romper en llanto. El cálido amor mutuo de una madre y de su hija eran algo que ella casi nunca tenía. Era débil ante ese tipo de afecto. La pequeña niña oscura olvidó su papel de tinieblas y como si estuviera guardando esas lágrimas por mucho tiempo corrió a los brazos de su madre evitando asientos, basura y destrozos, exclamando en llantos impronunciables el adjetivo fraternal, tal cual niña pequeña en aprietos que busca consuelo de su madre.

- Mamáaaa y-yo, y-yo, siempre, s,siem... Sniff... Sniff... Q-que, q-que penseeee... Sniff... Sniff... L-lo lamentooo... Sniff... Sniff Y-yo... Y-yo no... Sniff, Sniff Y-yo e sido... Sniff, Sniff buenaaa...

Su voz fría y pesada se había convierto en una quebrada y llena de dolor infantil, que apenas y podía pronunciar palabras mientras se aferraba fuertemente al cuerpo de su madre y está gentilmente la acogía en sus brazos acurrucándose en sus piernas. Pese a que Lucy era una niña bastante grande en pleno camino a su pubertad aún no era lo bastante grande como para no poder recibir los mimos de su madre.

- Cariño lo siento, no fue mi intención hacerte sentir mal, perdona. Es solo que así como tu padre se siente bastante culpable por no pasar tiempo de calidad con ustedes y sobre todo con Lincoln por ser su único hijo yo me siento mal por no estar con ustedes.

Ahora, si me prometes dejar de llorar y regalarme tu sonrisa te contaré un secreto que ninguna de tus hermanas sabe.

Decía la madre mientras acariciaba el oscuro cabello de la doncella, mientras secaba sus lágrimas con un pañuelo besando gentilmente su frente con su mirada fija frente a frente a los ojos de su hija.

- Sabes mi amor, tu siempre haz sido mi favorita...

Las palabras de su madre se sentían como un balde de agua caliente que recorría todo su cuerpo. Los ojos felices de su madre que le miraban con tanto orgullo se lo decían todo, ella no mentía, ella era su favorita...

- P-pero, m-mamá yo, no... E-enserio... y-yo no se... P-pero... ¿P-porqué?

La consternación era lógica, Lucy no podía digerir correctamente sus palabras. Todo el tiempo busco las sombras, todo el tiempo prefería la compañía de los muertos y de los espectro. Daba por sentado que la olvidaran, que le temieran, para ella ser invisible era más que un hecho innegable, incluso para su madre.

- Bueno hija, yo las amo a todas por igual, todas son mis hijas y nacieron del amor mío y de tu padre. Pero tu, hija, siempre, secretamente, haz sido mi pequeña consentida desde antes de que nacieras.

Verás hija, aunque muchas veces me asustes y tienes ese don de parecer invisible no puedo mas que amarte, sabes. Cuando nació Lincoln, tu padre y tu abuelo Albert se volvieron locos por él. "-El primer hijo de la casa Loud, el primogénito varón.-" Cantó tu abuelo fuera del hospital; quien, de entre todos, especialmente él se volvió loco, al ver que había heredado el color de su pelo. Fue algo dramático, pero desde el principio fue diferente con tu hermano. Éramos ya ocho en la familia y era prácticamente imposible disfrutar de mis niños, el dinero escaseaba y si bien nos ayudaban tus hermanas, poco pude gozar la infancia de Lincoln como su madre. Fue algo que no me perdonaba y como si él fuera un punto y aparte en la historia de la familia, fue el principio de una nueva era, una que nos trajo bastantes problemas. Yo no podía estar con ustedes, tu padre y yo teníamos que trabajar el doble y no nos rendía el dinero. Nos estábamos adaptando a vivir en una gran familia, no tenerlos conmigo me hacía sufrir mucho y jamás pensé que seguiríamos teniendo hijos. Me cuestioné operarme para poner fin a esto. Pero una noche, pasado un tiempo, ya bastante cansada del trabajo y la rutina de vida me cuestionaba a mi misma si estábamos haciendo lo correcto; tener tantos hijos, traer tantas vidas y no poder siquiera darles el amor que merecían. Ustedes son una bendición, pero también es muy agotador, y al final, ustedes eran los unos únicos que pagaban las consecuencias de nuestra fallas como padres. Las noches eran tormentosas y constantemente tenía pesadillas donde alguna de tus hermanas o a Lincoln les pasaba cosa terrible por descuidos. Pero una noche, mientras dormía, cuando mi mente estaba más sumida en el miedo y cayendo en una espiral de depresión inmensa que me atormentaba con pesadillas vividas de tragedias que se repetían sin final, en el momento de más terror nocturno, de la nada todo se detuvo. Esas escenas de angustia se detuvieron de golpe. Cada angustia tortuosa paró tornándose todo en un gran vació negro, pero no era algo que me diera miedo, no me sentía sola. Mi mente se sentía en paz, como si hubieran presionado un interruptor en mi que me hiciera olvidar todas las cosas malas que me atormentaban por dentro y no podía sacar. Era un lugar oscuro pero muy cálido e inmensamente amplio. Pude sentir como todo el peso sobre mi desaparecía y después de un rato entre toda esa oscuridad, un destello de luz azul brilló a lo lejos y empezaba a iluminar las sombras que rodeaban mi cuerpo, como un gentil abrazo. Aquel momento fue perfecto, no pude más que sentir una inmensa tranquilidad. Fue el instante más placentero de mi vida; deseaba que jamás terminase, pero cuando más feliz estaba, fue cuando sonó la alarma de tu padre. Mientras el sol me golpeaba directo en la cara, la luz del día junto con aquella cálida oscuridad se habían llevado todos mis miedos. Fue entonces cuando lo supe. Lo podía sentir más claro que nunca, dentro de mi ya lo sospechaba, pero en ese momento estaba segura. Antes tenía miedo por confirmarlo, pero no en ese momento. Además, a tu padre nunca le a gustado usar protección... Ehem.... Bueno, eso es una charla que hablaremos en otra ocasión, pero lo que quiero decir y lo más importante es que yo sabia que tu estabas dentro de mi.

Me gusta pensar que tu, mientras estabas dentro mio sentiste todo el miedo en mi corazón que me atormentaba y que para protegerme a mí y a toda la familia de hacer una locura, tu te hiciste cargo de toda esa oscuridad y miedos que me invadían, mostrándome que la oscuridad no siempre es mala y, que incluso en las penumbras más oscuras y vacías puede existir paz y luz tan brillante como el sol que acaben con todo rastro de inseguridad. Por eso, tiempo después, el día que naciste lo supe mejor que nunca, cuando vi ese color negro como la noche de tu cabello y tu blanca piel como la misma luna, pero por sobre todo...

La madre de los Loud paro un poco de recitar su historia para suavemente mover los flecos de cabellos descubriendo el rostro de su hija para continuar diciendo.

- Sobre todo, esos puros y celestes ojos, como el cielo más limpio que jamás haya existido. Mi bella y dulce niña, los brazos de mamá siempre estarán abiertos para ti sin importar nada. Para mi tu eres mi adorada lucero de la mañana, para mi, solo tu eres mi Lucy.

Las lágrimas de Lucy pararon y dejó escapar una sonrisa alegre. La historia que le contó su madre era increíble, pero sobre todo, la hizo sentir realmente feliz de ser parte de esa familia. Ella tal vez no estaba tan sola como creía.

- G-gracias mamá... Lamento que me haya puesto así, es solo que, a veces olvido lo genial que es tenerlos como padres. Prometo no decirle nada a mis hermanas.

- No te preocupes amor. Entonces, lavamos esa cara un poco y vamos a ver como les va a las chicas y a tu hermano ¿Qué dices?

- Sí, mamá, claro.

Lucy sonrió nuevamente y al bajar del auto junto a su madre, se tomaron de la mano para ir al lavabo y partir de ahí con los hermanos. No cabía duda, era la hermosa escena de una madre amorosa a lado de su amada hija caminando juntas por el campo.

Lo que ninguna de ellas sabía era el terrible destino que se venía.

Lucy termino de lavar su rostro y salió del baño para irse con su madre. Estaba bastante feliz, podía realmente haber olvidado todas las cosas que le atormentaron. Estar con su madre la hacía sentirse bastante bien en ese momento, aunque sabía por dentro que quizás esa felicidad sería temporal, pues ella también cargaba con secretos. Secretos que no le podía contar a su madre, mucho menos ahora que se habían vuelto tan cercanas, pero eso no importaba, solo quería disfrutar su momento de felicidad.

A unos doscientos metros, aproximadamente, se podía ver a la familia jugando juntos sobre el césped, pero también se podía notar algo extraño... No estaba esa cabellera blanca jugando. Lucy no le dio importancia, después de todo se sentía aliviada de no tener que verle en ese preciso momento, así que continuo sin pensarlo demasiado mientras llegaban a un lado de ellos.

- Hola cariño, veo que ya comenzaron.

- Si cielo, Lynn nos está dando una paliza a todos ella sola.

- Hahaha ya me imagino, oye ¿Y Lincoln? No lo veo por aquí.

- No lo se cariño, mencionó que ahora volvía y ya no regresó. Estaba en nuestro equipo, pero no te preocupes demasiado, no debe tardar en volver.

- Ok cielo.

- El es un chico en desarrollo, debe estar en algún lado conquistando chicas, hahaha, así que démosle privacidad. ¿Y que dicen señoritas, se nos unen?

- Yo paso papá, no me siento del todo bien. Mamá, no te detengas por mi, tu ve a jugar.

- ¿Estas bien con eso hija?

- Sí, no te preocupes mamá, iré a buscar a Lincoln, para que no se valla a escapar.

- De acuerdo cariño, te lo encargo entonces.

- Solo no lo asustes linda ya sabes cómo es el.

- Sí, papá, no te preocupes.

Tras dicho diálogo, Lucy se perdió un poco en la distancia. Realmente no tenía intención de buscarle, simplemente quería un poco de tiempo para pensar.

Las cosas estaban yendo muy rápido de un lugar a otro, así que necesitaba tiempo a solas para ordenar sus ideas; su madre le había dicho de una manera única y especial lo importante que era para ella.

Lucy había crecido toda su vida pensando que era una especie de fantasma invisible para todos, menos para su hermano, que siempre estaba ahí para todas ellas, pero no era así. Quizás, realmente lo que sentía, solo era una fantasía temporal.

- "Todo gira alrededor de Lincoln ¿no? Parece que al final no es del todo cierto eso. Hehehe..."

Exclamó Lucy en voz alta sus pensamiento:

-"Pero entonces...¿Por qué no puedo dejar de sentirme tan inquieta? De nuevo siento esa pesada sensación de ser observada...Pero esta vez es un poco diferente."

Mientras en el corredor de la mente de nuestra doncella se consternaba de dudas que parecían no tener sentido, lo pudo percibir o mejor dicho lo pudo escuchar.

El viento sopló de repente con gran fuerza, como una ventisca que trata de arrebatarles todas sus hojas a los árboles.

Un escalofrío perturbador recorrió toda su espalda, mientras el aire parecía tener voluntad propia...

~ "Cling... Cling..."~

-¿¡Qué fue eso!?

Exclamó Lucy, que parecía buscar de donde provenía ese ruido.

El cielo se torno oscuro en cuestión de segundos y el viento continuó soplando de manera violenta. A lo lejos, por el bosque que rodeaba aquel parque deportivo, se podía divisar como más y más nubes negras se estaban formando al lado de su sombra, que se desvanecía con el nublar del clima hacia donde estaba la doncella.

Aquel sonido que escuchó claramente como una sonaja melódica en un concierto, era indescriptiblemente aterrador; como un grito, como una risa, como un lamento. ¿De dónde diablos podría escucharse ese sonido y qué era todo ese viento tan aterrador? En la ciudad, han habido muchas ventiscas y mucho viento fuerte, pero jamás se había escuchado con un ruido tan perturbador, ni mucho menos cambiado el clima tan drásticamente como si nada.

El murmullo en las ramas de los árboles se pudo escuchar como un sollozo incesante, cantado por la misma madre tierra...

- ¿¡Qué está pasando!?

Mientras lo decía, pudo ver como se acercaban a prisa desde atrás sus hermanas y padres, quienes le hacían señas que los esperara. Lucy corrió hacia ellos para alcanzarlos rápido, mientras el viento continuaba creciendo.

- ¡Lucy, cariño ¿Estás bien!

- Si mama, no me pasó nada.

- Que alivio amor. Sabes, llevamos años viviendo aquí, pero jamás se había comportado así el tiempo ¿Pudiste encontrar a tu hermano?

La pregunta de su madre la hizo sentir fatal. Ella realmente no busco en ningún lado a su hermano mayor, solo se había preocupado por ella.

Nuevamente y sin siquiera darse cuenta le había fallado a su hermano, al igual que todas sus hermanas, solo lo había utilizado para su beneficio, no fue por su bien, no fue por su felicidad.

Se suponía que lo evitaría; se suponía que ella quería ser diferente; se suponía que ella quería hacerle sonreír de verdad para que fuera feliz; se suponía que si olvidaba sus corruptas emociones por él, podrían ser felices; se suponía que si simplemente no lo buscaba, ellos podrían hacer su vida feliz cada quien.

Pero no se dio cuenta de lo fácil que es fallarle a las personas; no se dio cuenta de lo difícil que es lograr una meta; no se dio cuenta de lo que realmente significa velar por otra persona; no se dio cuenta lo difícil que es realmente ser como Lincoln, justo cuando pensó que podría superarlo, cuando por fin pensó que no necesitaría más de su compasión y ayuda, cuando creyó que por fin lo superaría.... Nada importó...

Y esa misma oscuridad que siempre había buscado tanto, se apoderó totalmente de ella, al ver como el rostro de alegría y ternura que le mostró su madre, comenzaba a reflejar con su pregunta más y más angustia conforme guardaba más y más silencio. El alegre semblante que mostraba felicidad y despreocupación se tornaba segundo a segundo en uno de desesperación e incertidumbre.

- ¿Donde esta Lincoln? Lynn ¿Dónde está mi bebé? ¡Lincoln...! ¡Lincoln...! ¡¡Lincoln, mi amor!! ¿¿Dónde estás!!

La madre gritó el nombre de su hijo y se echó a correr a toda prisa sin perder más tiempo en nuestra princesa. La dirección no importaba, ni tampoco el peligroso; solo se podía escuchar el ahogo de sus gritos desconsolados, a través del fuerte viento que apagaba su llanto.

- ¡Cariño, espera! ¡Ten cuidado!

Lori toma las llaves, necesito que se queden todas juntas en el auto. Pónganse en un lugar seguro, donde no pueda caer nada sobre ustedes. Tengo que ir a buscar a Lincoln con su madre y también ver que ella no se lastime.

- Sí papá... Cuídate...

- Claro cariño, ahora regreso.

El Sr. Loud corrió a toda prisa hacia su esposa, pero el viento le dificultaba el trabajo.

- Ya escucharon a papá chicas, protocolo de emergencia familiar. Reunámonos en el coche.

Las hermanas se tomaron de las manos de mayor a menor de manera que llegaron juntas al auto. Cuando Lori por fin logró abrir la puerta, entraron todas de golpe y una vez adentro y seguras, tomaron lista de presentes pero una de las chicas ya no estaba.

La doncella oscura aprovechó el caos y descuido de las niñas para colarse por debajo de la camioneta y salir corriendo sin que nadie la viera.

- Lucy... ¡Falta Lucy!

Exclamó Lori, mientras la buscaba con la vista. Fue entonces que la vio, no muy lejos, corriendo en dirección al horizonte del bosque, justo en contra de el fuerte viento. Lori intentó bajar del auto para ir por ella, pero cuando lo intentó una rama del árbol cercano de ella se rompió y cayó justo enfrente, casi aplastandola.

- ¡Diablos! ¿Qué piensa esta niña! Literalmente esta es la cosa más estúpida que a hecho. Chicas, lo siento, pero necesitamos salir de aquí. Es muy peligroso estar bajo los árboles y las tomas de luz.

Lori encendió la camioneta y movió el vehículo a un lugar más seguro un poco retirado de allí, para poder ir tras su gótica hermana.

- Chicas, tengo que ir por Lucy, quédense dentro de la camioneta. Luan, quedas a cargo.

- Sí hermana, cuídate.

No hubo bromas ni risas esta vez, la seriedad era grande.

Mientras tanto, las hermanas comenzaban a tener miedo de ver la situación en la que estaban metidos, sobre todo las más pequeñas, quienes la estaban pasando mal por lo que sus ojos veían. Nada parecía ser obra de la naturaleza.

- Lisa, crees que Lincoln, este bien...

Pregunto Lana a su hermana menor, mientras esta con una cara de preocupación mantuvo el semblante y la calma para contestar.

- No te preocupes, todo estará bien, una llamada a mis amigos de la NASA y todo regresara a como estaba antes.

Las palabras de Lisa sonaron tranquilamente y sin trabarse ni escupir nada, ella es una genio sin duda pero algo la perturbaba mucho. Esto no lo tenía previsto, esto no debía pasar. Era prácticamente imposible permitir que se dieran cuenta lo que ella sabía.

En este momento del día, en este preciso momento del año y con ese índice de humedad exacta, todo lo que ella estudiaba le permitía tener calculado todas las variables para preparar su día, solo existía una respuesta.

Esto debía ser un error de la naturaleza...

Ella misma lo había confirmado por coincidencia el estado del clima antes de salir y era soleado, siempre prevenirse era su metodología; cualquier tormenta era imposible que se manifestara bajo ese clima. Tal vez, había leído mal las lecturas, tal vez se había averiado sus artefactos, pero eso no había pasado antes; sin embargo es más factible pensar eso que aceptar que esto estaba pasaba sin explicación alguna.

- Tengo miedo hermana.

- Todas permanezcan tranquilas, yo se que estamos pasando por un momento difícil. Pero todo saldrá bien.

La sonrisa relajada de la hermana con frenos era lo suficientemente tranquilizadora como para que ellas se relajaran y pasaran el rato en silencio expectante.

Por el otro lado, a lo lejos, estaba Lucy, corriendo más fuerte que nunca; tan fuerte que su fleco de cabello danzaba al brinco de sus zapatos. El aliento se le terminaba, un fuerte dolor invadía el abdomen por debajo de sus costillas, pero sin importar el malestar no se detenía. Su voz se ahogaba en su propio aliento, sin saber a dónde se dirigía; solo corría directo al horizonte a través del bosque, rumbo a donde se formaron esas nubes de tormenta. Algo dentro de su corazón le gritaba que tenía que ir ahí a toda prisa, algo en su corazón le gritaba que solo ella podía encontrarlo, algo muy dentro de si lo hacía.

Su mente dibujó todos los bellos momentos que habían pasado juntos, desde que tenía memoria de ellos. Recordó todas la veces que le había salvado; recordó todo el afecto que le entregó; recordó cada día que pasaba al lado de todas ellas y como siempre era el mismo con su sonrisa fingida, no podía perderle; no quería perderlo, no quería imaginar la cara de su hermano sufriendo; no quería sentirse culpable; no quería dejarlo solo. ¡Al diablo su propia lógica!, ¡Al diablo con sus propia promesa! Si el costo de su felicidad era perderlo, entonces no quería ser feliz.

- ¡¡¡LINCOOOLN!!!

Grito Lucy a todo pulmón como jamás lo había hecho, gastando hasta su última gota de aliento en su trote, perdiendo el equilibrio y cayendo cuesta abajo por la ladera del campo, rodando varios metros a través de el bosque hasta golpearse la cabeza en un viejo árbol seco y retorcido.

Lo último que miro fueron un destello blanco antes de que las luces se fueran...

Todo estaba oscuro y bastante frío. Era como el sueño que le contó su madre, pero no era cálido ni reconfortante. Tenía miedo. Se sentía totalmente sola y vacía. No podía sentir nada bueno, solo arrepentimiento y soledad.

Fue entonces cuando lo volvió a escuchar...

~ " ~ Cliiiiing..."~  ~ Cliiing..."~ ..."~

-Ah, es ese ruido de nuevo. Ese ruido que comenzó todo esto.

~  Cliiing...~ 

-Oh, ya veo es un cascabel de sonaja... Quien diablos suena un cascabel, en todo este desastre... Hahaha, es un poco gracioso, parece que ni en mi final me dejará en paz toda mi oscuridad...

Ay, es tan típico de mi... Intento encontrar a mi hermano y termino perdiéndome a mí misma... Supongo que podré irme sin remordimientos...

Mamá, lo siento...

Papá, me hubiera gustado pasar más tiempo contigo...

Lisa, siempre te tuve miedo en secreto hahaha.

Lori, siempre fuiste la peor de todas nosotras pero en el fondo te preocupabas a tu manera...

Luan, espero que realmente puedas ser feliz...

Luna, nunca dejes de ser quien eres por los demás...

Leni, por favor, cuídate mucho, siempre me preocupó tu forma de ser...

Lynn, lamento mucho dejarte sola, espero puedas dormir pronto sin mis suspiros...

Lola, serás una mujer muy hermosa...

Lana, se fuerte como siempre por tus mascotas...

Lili, extrañaré tu risa...

Chicas, a todas las extrañaré mucho, lo que más lamento es que no podré verlas crecer conmigo...

Y por último tu... Lincoln... Mi querido hermano... Hay algo que he venido queriendo decirte sabes... Siempre supe que eres alguien especial en nuestras vidas. Por mas que fueras el mártir de todas nosotras, ni siquiera cuando trato de hacer algo por ti logro alcanzarte.

Últimamente, mis sentimientos están hechos un caos, no tengo palabras exactas para definirlo, pero creo que es la suma de muchas cosas.

Tu...

Yo...

Nosotros...

Las cosas...

Eso...

Y...

Aaah...

Supongo que ya no importa...

Lincoln... Si este es mi fin... Necesito... Decírtelo... Sabes... Yo creo que te a...

~ "Cliiiiling... Cliiiiling..."~

-Otra vez ese estúpido cascabel... ¡Ni siquiera en este momento me dejaras descansar, maldita sea!..

~ Hahaha ¿Y tu crees que será tan fácil...?~

- ¿Eh?

Una risa acompañada de una frase altanera violentó su discurso en la oscuridad de sus pensamientos, que se desvanecían poco a poco en la inconsciencia. Era una voz profunda y un tanto burlesca. Sus pensamientos eran muy lentos. Lucy jamás había escuchado esa voz, solo podía dejarse llevar. Solo había una cosa que lamentaba... Jamás volvería a ver de nuevo a su hermano...

Y todo se apagó...

Todo era silencio...

Todo era oscuridad...

Entonces lo sintió, era agua...

Si, habían gotas de lluvia cayendo sobre su rostro... Lo podía sentir... Una tras otra... Podía sentir algo en toda esas tinieblas...

- ...

-Umm ¿Qué es eso...?

- Li...

-¿Aah?

- Lu....cy.....

-¿Quién es...?

- Lucy... N... O... Es....

-Esa voz...

- Lucy, no te vallas, quedate conmigo hermana...

-Mis labios...

- Lu...cy... Resis...te...

-Ooh esta sensación en mis labio... Así que esto se siente estar muerta...

Incluso en el infierno me torturaran con estos sucios sentimientos y su recuerdo...

- ¡LUCY, DESPIERTA HERMANA..... TE NECESITO...!

El último grito incansable de su hermano había llegado a ella.

Lucy fue recobrando poco a poco la conciencia. Su hermano estaba dándole respiración boca a boca llorando.

El cielo estaba nublado, el viento un poco más calmo, pero igual de tenso. Lo suficiente como para dejar ver sus caras. Las lágrimas del albino no dejaban de salir una tras otra como un río que se desbordaba; sus ojos estaban tan rojos que parecían arder en sangre.

Cuando por fin el aliento de su hermana regresó, este le dio un fuerte abrazo. Uno tan grande que pareciera fuera el último que daría.

- ¡Lucy... Lucy... Pensé que te perdería... Pensé que ya no te vería... Lucy...!

-Aaah... ¿L-liincoon...? ¿Q-queee hacees aquí...?

- No te esfuerces Lucy, todo estará bien ahora...

- Lin...coln... Y-yo... Ten..go... Al..go... Que...

- No te preocupes Lucy, todo estará bien, te llevaré al hospital...

Lincoln le miró directamente a sus cristalinos ojos azules, que le miraban con intriga y tras un movimiento osado, la levantó entre sus brazos como si fuera una princesa.

El cuerpo del pequeño conejo temblaba suavemente, pero era firme como un roble implacable derrotando al viento y la maleza con pasos suaves pero como piedra, cuidando con todo su ser no ceder ante ninguna roca, arbusto o hiedras, haciendo de su viaje un suave penduleo de movimientos delicados.

Lucy había caído al fondo de la pendiente después de perder la conciencia. Se había perdido muy al fondo del bosque enmarañado como selva.

Los celestes ojos de Lucy al descubierto, miraban perdidos del rostro de Lincoln cada gota de sudor escurrir por su cara, cada movimiento de sus expresiones buscando recuperar un poco de oxígeno, cada milímetro de su semblante miraban firme y fuertes al frente, decidido a salvar lo que llevaba en brazos, protegiéndola con recelo hasta del más leve roce de las ramas secundates para que no acariciaran la piel de su hermana.

- Lincoln...

- No te preocupes Lucy, ya falta poco para llegar con los demás...

La voz del hermano se escuchaba profunda y madura, con una seriedad que jamás había visto o escuchado del conejo blanco. Nuevamente su rostro la cautivaba mostrandole facetas de él mismo que jamás regalaba.

"Oh, Lincoln, mi salvador, mi protector, sabes... Tal vez no lo sepas, quizás nunca lo sepas, pero creo que...

A partir de hoy...

Ya jamás podré...

Volver a verte...

Como mi hermano..."

Tras esas paráfrasis sin aliento o sonido narrado en sus pensamientos, Lucy, sujeto su cuello entrelazando suave y gentilmente su nuca, mientras él seguía concentrado sin emitir palabra en su misión.

Lentamente la hermana, haciendo uso de las poca fuerza que le quedaban, comenzó a acercar lentamente sus labio al rostro de Lincoln y con un último esfuerzo de voluntad logró dar un leve salto y le entregó un beso en su mejilla, posando tras eso su propia cara en su pecho dejándose llevar por aquel hermoso momento.

- Lincoln... oh, Lincoln... Mi Lincoln...

El tiempo parecía caminar con miedo pero cada segundo convertido en minuto transcurría valiente en aquel momento tan perfecto, tanto que había olvidado siquiera el principal motivo de que sucediera todo eso, lo cual le recordaba que tenía que preguntar...

- Lincoln, ¿Dónde estabas?

...

El silencio respondió su pregunta mientras continuaba su marcha cuesta arriba.

- Lincoln, ¿Dónde estabas? Nos preocupamos mucho por ti cuando desapareciste.

...

El albino mantenía en silencio su semblante firme y rígido como si no pudiera escuchar ruido alguno o sentir movimiento alrededor suyo.

La doncella levantó su rostro para mirarle nuevamente y repetir su nombre.

- ¿Lincoln?

Pero sus súplica eran inútiles, el conejo blanco no reaccionaba a palabra alguna.

Fue entonces cuando apartó sus ojos de su rostro para mirar hacia otra parte que no fueran su cara y cabello.

Tal cual imagen de terror, con alto afecto a su inocente corazón se congeló al instante por la imagen que vio.

Eran las piernas de Lincoln hechas pedazos. Tenían marcas horribles de raspones profundos que parecían mostrar sus huesos y sangrado abundante con fuertes moretones rojizos por todos lados. Tras inspeccionar su cuerpo con detalle hasta donde su vista le permitía, noto que su ropa estaba desgarrada, le faltaba un zapato. Era inmensamente doloroso el solo verlo. Los borbotones de sangre escurrir por sus piernas no parecían detenerse con cada paso que daba. No podía imaginar lo que se sentía tenerlos mientras marchaba con esa firmeza y disciplina brutal, aun con peso extra.

- ¡Lincoln! ¡Lincoooln! ¡Reaccionaaa! ¡Ya estoy bien Lincky reaccióna!

Los gritos de su hermana, no eran escuchados. No tenía la fuerza para moverse de sus abrazos. Sus ojos azul brillante se volvieron vidriosos y en su garganta se formaba un nudo.

Lentamente empezaron a caer gotas del cielo y con ellas sus lágrimas. El rostro de Lincoln no cambiaba; su semblante no mostraba dolor alguno ni siquiera malestar; simplemente determinación y algo de felicidad con una leve sonrisa difusa. Pero, ni siquiera la lluvia podía lavar la sangre que brotaba del resto de su cuerpo, mientras podía escuchar los gritos incesantes de su padre aproximarse a lo lejos.

Los ojos rojos del conejo blanco comenzaban a incendiarse y con ellos el color de su cuerpo; de ojos rojizos como un tomate a rojos como sangre. Su piel blanca y pecas comenzaban a tomar una claridad poco saludable como el gris de la ceniza de un carbón que aparecía al apagarse. La piel de Lincoln tomaba tonalidades impías a través de su esfuerzo y cada paso, lo prolongaba más, cada movimiento suave y gentil como hamaca de nubes arcanas incrementaban con meneo la gravedad de su destino, hasta que por fin terminó su camino.

- ¡Lincoln, hijo!... ¿¡Qué te pasó!? ¡¿Dónde estabas?!

Lincoln descendió lenta y suavemente para hincarse en el suelo. Al hacerlo, justo cuando por fin tocó el pastizal, se escuchó un ruido tenebroso, tan fuerte como el estruendo de una rama al quebrarse por el viento.

Miró a su padre con los ojos tan rojos que parecía el mismo diablo. Toda su esclerótica tenía fuertes derrames, no quedaba ni una sola parte blanca en sus ojos.

Lucy maldijo la debilidad de su cuerpo que entre lágrimas y gritos. Jamás había sentido tanta impotencia en su vida. Su hermano estaba destruyendo lentamente su cuerpo y ella no podía ni siquiera detenerlo.

El conejo blanco acurruco suavemente el cuerpo de su frágil doncella en su regazo y pecho, abrazándola y poniendo su mano en su cabello moviendo dulcemente sus dedos con movimiento lentos y pausados, como si sus falanges se hubieran convertido en máquinas oxidadas.

Miró a su padre fijamente he inhaló fuertemente de su propio aliento para por fin romper su silencio.

- Papá, L-lucy está-á herida, a-ayuden-la... No dejen que pierda ha-a mi hermana...

Acabada su prosa los ojos del albino derramaron unas lágrimas, como si fueran el botón que apagaron el brillo de su mirada.

El shock de la imagen era demasiado para el padre: su hija tenía una herida abierta en la cabeza mientras lloraba en gritos y sin control abrazando el cuerpo de su hermano; su primogénito sin embargo se veía muchísimo peor, todo el color de su cuerpo en especial sus piernas y ojos se veían fatales. Ni siquiera parecía que una persona pudiera caminar o ver algo con ese cuerpo.

El Sr. Lynn solo se postró ante su hijo, mientras que este se quedó frío en la misma posición mirando el vacío con ojos muertos y sin brillo, al tiempo que su hermana seguía sollozando el nombre de Lincoln sin parar.

Lincoln había caído, protegiéndola hasta con la última gota de su ser.

- ¡Lincoln nooooo, hermano no me dejes, hermanito, Lincky... No por favor no me abandones... Lo siento... Lo siento... Lo siento. Lincoln perdóname. Lincoln, Lincoooln! ¡Haré lo que quieras, Lincoln, lo prometo, pero no me abandones!

Los gritos desesperados de Lucy detuvieron el viento, como si el maestro de una filarmónica hubiera marcado el tiempo, el cielo mantuvo su suave sereno que lavaba las lágrimas pero no sus gritos.

El dolor se podía escuchar ahora muy lejos, la melancolía de sus lamentos componían un melodía de miedo.

Había perdido totalmente el control. La idea, la imagen tan vivida de su hermano muriendo era suficiente para que perdiera totalmente los estribos.

El tiempo parecía seguir caminando lento y al instante se dejó escuchar otro grito desgarrado, no tan lejos. Eran los gritos de una madre desesperada que llamaban el nombre de su único hijo.

- ¡LINCOOOOLN!

Pocos segundos pasaron antes de que llegara la madre destrozada y viera la escena.

- Lincoln, cariño ¿Qué te paso mi niño? ¿Que tienes bebé? ¿Lucy, qué pasó aquí?

La mirada muerta de Lincoln confundió a la madre; no fue hasta que vio el rostro de su esposo, mientras movía su cabeza marcando un "no" a sus preguntas, cuando lo entendió y partió en llanto desconsolado.

La doncella oscura, estaba totalmente en trance no podía responder preguntas, no existía voz ni razón que le llegaran. El padre intentó quitar los brazos de Lincoln del cuerpo de su hermana, pero estos seguían abrazándola tan fuerte a su cuerpo que le costaba trabajo retirarlos. Tanta era su voluntad que ni en ese estado inconsciente la dejaba ir. Lo mejor era no forzarlo.

El Sr. Loud reviso el pulso de su hijo el cual apenas se sentía, llamó de inmediato al 911 y entre gritos y exigencias dio su ubicación pidiendo un helicóptero o vehículo.

No tardaron las ambulancias en llegar; era una emergencia muy grave, perder mujeres y niños no era algo que el estado iba a permitir.

Los para-médicos no podían creer la escena que veían. Tampoco podían creer la imagen tan tierna, digna de una escena de película. Una chica de cabello negro, llorando incesante en el regazo y pecho de una silueta rígida como roca de cabello blanco, todo ensangrentado, hincado en el pastizal de un campo.

Rápidamente le dieron un calmante a la doncella, a quien no había fuerza que calmara. Tan pronto cayó en un sueño inducido pudieron liberar a Lincoln para trasladarlo al hospital más cercano.

Los doctores lo atendieron rápido, sus heridas no solo eran superficiales; tenía varias fracturas en sus piernas y una costilla rota que le había perforado el pulmón, lo que le ocasionó un hemorragia interna. Adicionalmente tenía una fuerte deshidratación y principios de inanición que se mezclaron con lo que parecía en los estudios como una enfermedad poco común en la sangre.

- ¿Qué diablos le pasó a este niño? ¿Fue a la guerra?

Exclamaron los doctores al no poder creer todo el cuadro de síntomas que lo atormentaban. Nadie entendía qué había pasado.

Lucy estaba totalmente sedada para mantenerla tranquila y, poco importaba que les dijera que había ocurrido, los padres habían visto suficiente de aquello, como para que ni ellos entendieran lo que vieron; los médicos solo los juzgarían de locos.

Los especialistas pidieron la presencia de los padres para explicar la situación.

- Señores Loud, necesitamos que sean totalmente honestos con nosotros. Su hijos presenta un cuadro clínico complicado, si debo de dar mi sincera opinión, más de uno de sus padecimientos podrían ser consecuencia de descuidos, ¿Que fue lo que pasó? Además, su hija Lucy tiene una contusión severa en la cabeza, es un milagro que no presente daño cerebral, pero al menos ella está estable y su vida no está en riesgo.

Lo que en verdad nos preocupa es el estado de su hijo; a perdido mucha sangre y su cuerpo está muy débil, necesita una intervención quirúrgica de emergencia, el problema es que, por si fuera poco su sangre es afectada por una extraña enfermedad de la cual no sabemos mucho sobre su origen y nos complica las cosas ya que su conteo de plaquetas está por los suelos y no tiene suficiente sangre para soportar la cirugía, tampoco sabremos cómo va a responder al tratamiento de metilprednisolona. Nuestra única salida es inundarlo de inmunoglobulina intravenosa apoyado de una transfusión saludable de sangre de preferencia de alguno de ustedes para reducir el riesgo de rechazo en su condición.

Cualquier cosa que nos pueda ayudar a salvarlo por pequeña que sea lo haremos. Pero la verdad no sabemos si nos toparemos con alguna otra sorpresa, estamos sobre territorio nuevo, el manual de medicina no permite este tipo de procedimiento, pero su hijo lo necesita; es su única esperanza. Necesitamos operar, pero sin la transfusión y sin estabilizar su conteo de plaquetas será imposible. No quiero darles falsas esperanzas, aun si funciona todavía quedan muchas probabilidades de que algo salga mal y no se recupere.

Su hijo tiene muy pero muy pocas probabilidades de sobrevivir, pero es la única esperanza.

Las palabras de los médicos fueron como dagas en el pecho de los padres. La madre no pudo contener el llanto y se derrumbó en brazos de su esposo, el Sr. Lynn mantenía las fuerzas escuchando los detalles de la cirugía, mientras el grupo de doctores les pedían firmara el consentimiento informado; también llamada la hoja de los muertos ya que sirve para librar de toda culpa al hospital en caso de siniestro.

El padre de familia no tenía opción, tenían que proceder; su hijo podía morir en la mesa de operaciones pero de todos modos moriría sin ella, la esperanza no debía de morir, tenían que continuar y rezar por que lo lograra.

El padre firmó los documentos y salió a la sala de espera, donde lo esperaban nueve de las hermanas, atentas a cualquier noticia.

- Papá, ¿Cómo está Lincky? ¿Se recuperará verdad?

Preguntó Luan con su rostro lleno de angustia.

- Chicas, tenemos que hablar.

Las palabras secas de su padre no auguraban nada bueno para las hermanas. Ver a su madre llorando sola en una esquina ya lo decía todo y Lori lo entiendo al momento.

- Lana, Lola ¿Qué les parece si vamos al centro comercial por algo de ropa para ti y alimento para tus mascotas Lana.

- Pero, Lori aún no sabemos nada de Lincoln.

- No te preocupes Lana. Todo estará bien chicas, se los prometo.

- ¡De verdad!

- Claro ¿Alguna vez no he cumplido mis promesas? Vamos...

Lori se llevó a las gemelas con ella charlando de lo encantador que sería el nuevo vestido de Lola y que comprarían alimento super mejorado para los reptiles de Lana, mientras que el padre esperó a que se retiraran para continuar.

- Como les decía chicas, Lincoln está muy herido, los médicos no entienden cómo pudo terminar de ese modo y honestamente yo tampoco, si hace tan solo unas horas estábamos todos juntos divirtiéndonos. La cosa es, chicas, que tal vez, no logre sobrevivir.

- P-pero padre, quizás con mi tecnología y ayuda de mis amigos del gobierno podamos salvarlo, no tenemos por qué arriesgar la vida de Lincoln, adema...

El padre detuvo el monólogo de lisa mostrándole la hoja de ingreso de pediatría, la cual le describía todo el cuadro clínico que presentaba.

Lisa tomó el papel y comenzó a leer; con cada palabra su rostro se tornaba más serio. Toda la esperanza que depositaba en ella se perdió por completo.

- ¿Qué que tienes hermana? ¿Qué dice ese trozo de papel sobre Lincky?

Pregunto Luna consternada al ver el semblante que puso la hermana genio.

- Fracturas multi-fragmentadas seccional en ambas piernas, anemia post-hemorrágica y ferropénica, derrame ocular y pleural, ¿Trombocitopenia inmune primaria? y laceración pulmonar... Deshidratación hipertónica... Esto... Debe ser un error. Básicamente es un libro médico, no debería seguir vivo después tanto tiempo con este cuadro clínico.

- Fue lo mismo que nos dijeron los médicos, Lincoln está grave. Simplemente retirar el apoyo de los aparatos médicos lo mandaría a una muerte segura en cuestión de minutos o segundos. Ya firmé los papeles para proseguir con la cirugía pero necesitamos donar un poco de sangre entre todos nosotros rápido. Su madre y yo nos iremos a preparar, si alguien mas quiere venir acompañemos niñas.

Las hermanas ni siquiera lo dudaron por un segundo y lo acompañaron al banco de sangre.

Una vez llegaron las enfermeras, quienes, rápidamente descartaron a las hermanas, dejando únicamente a Leni, por ser demasiado jóvenes para ser candidatas a donar sangre, cosa que las hizo enojar mucho, pero no era el momento de hacer rabietas, la seguridad de Lincoln era primero.

- Niñas, no se preocupen, espérennos afuera en urgencias, nosotros nos quedaremos arreglar las cosas. Luan, confió en ti para que no se separen...

Exclamó el padre de familia mientras las chicas salían y, al resto de la familia les extraían las muestras necesarias para su análisis, mientras Luan solo asentía con su cabeza. Pero al poco tiempo llegó el médico con malas noticias.

- Sr y Sra Loud, tenemos malas noticias.

- ¿Qué pasa doctor?

- Es Lincoln, los estudios revelan que el tipo de antígeno de su sangre no es compatible con ninguno de ustedes. No solemos hacer esto, pero tal vez necesitaremos revisar el tipo de sangre de alguien más de su familia. El problema es que no se nos permite aceptar donaciones de menores de edad, así que nos deja con pocas probabilidades.

Las palabras del doctor desmoronaban las esperanzas de los padres, era como si Dios quisiera que ese niño no siguiera con vida. Mientras que la despistada hermana no entendía qué pasaba.

- ¡Por favor doctor, no me diga eso, tiene que haber algo que pueda hacer!

El Sr. Loud estaba al borde del llanto; sus ojos estaban rojos y su voz al punto de romperse.

- Le seré honesto señor Loud, tenemos una reserva muy pequeña del factor sanguíneo de su hijo, cerca del 5% de la población general lo tiene y no es que yo no quiera hacer uso de él. Pero el mayor problema es que no es suficiente, el estado de su hijo requiere de muchas unidades para su recuperación, si almeno pudiéramos conseguir un par de unidades extra podríamos garantizar mejores resultados. Como les dije antes, su estado es delicado y le juro que quiero hacer todo por ayudarlo...

El médico paró unos segundos, mientras veía el rostro del padre que resistía el llanto , en tanto que su esposa no dejaba de sollozar en el pecho de su marido.

- ¡Uaaaufff! Miren, todavía podría haber una solución, pero... Necesito que me prometan algo...

- Lo que sea doctor, cualquier cosa que pueda ayudar a nuestro hijo...

- Necesitamos, estar a solas...

Los padre entendieron de inmediato la indirecta y le pidieron a Leni que acompañara a sus hermanas a fuera. Cuando la hermana se retiró el doctor les pidió que lo siguieran a su consultorio, donde una vez ahí encendió su teléfono y puso algo de música.

- Verán, cuando hicimos los estudios de rutina a su otra hija, la de la contusión, se reveló que su factor sanguíneo es el mismo que el de su hijo. Es bastante extraño heredar ese tipo de sangre viniendo de padres con factor sanguíneo diferente, pero se suelen dar algunos casos donde algún abuelo, bisabuelo o tatarabuelo lo tenía y este, por azares del destino, pasa a sus nietos. Me sorprende que no hayan tenido problemas; ya de por sí es un un milagro que no hubieran tenido complicaciones al tenerlo. Usted señora, debe ser una gran madre.

Pero bueno, lo importante aquí es que tenemos menos de 2 horas para operarlo. Afortunadamente, con ayuda de nuestras reservas, hemos podido suministrar correctamente los glucocorticoides, parece evolucionar correctamente y de a poco recuperar su conteo de plaquetas, pero nos quedamos con poco abastecimiento; tenemos que comenzar con la impregnación inmunoglobulina IV y dar comienzo con la cirugía en cuanto se estabilice su conteo de eritrocitos.

Por lo regular no se recomendaría nunca extraer 2 unidades de una persona, es prácticamente el límite permitido sin afectar el funcionamiento del cuerpo, mucho menos por la edad de su hija, pero... Aunque sea poco no podemos arriesgarnos a operar con la cantidad que tenemos; esas dos unidades nos pueden dar el tiempo necesario para que llegue un suministro nuevo de otro hospital que tardará seis horas en llegar y tiempo es lo que no tenemos. Necesito que tomen una decisión, esto será duro para el cuerpo de su hija, pero les garantizo que yo, personalmente, me encargare de darle el seguimiento apropiado para poner lo menos posible en riesgo su vida. Pero es algo delicado realizar este procedimiento en menores y más de su edad; ni siquiera debería de ponerles esta opción sobre la mesa, podría perder mi licencia médica si se llega a saber, pero es lo único que podemos hacer para seguir adelante y entenderé si no quieren arriesgar el bienestar de su hija y deciden que continuemos con la cirugía con los recursos que tenemos pero no quería mentirles respecto a las opciones que tenemos, también soy padre de un pequeño niño y si tuviera alguna esperanza de salvar a mi hijo me gustaría saberla.

Los padres se quedaron viendo el uno al otro, la opción del médico era radical pero en su corazón agradecían su completa honestidad y compromiso, sin embargo, era muy arriesgado, dudaban de que era lo correcto...

Era la vida de su único hijo y la vida de la hija favorita de la madre las que estaban en juego.

- ¿Doctor, cree que podamos hablar con nuestra hija?

- De hecho lo suponía, hace 15 minutos le pedí a una enfermera que detuviera la dosis de midazolam, no debe tardar mucho en recuperar su conciencia. Dejen los llevo con ella.

El doctor llevó a los padres a la camilla donde se encontraba Lucy, quien extrañamente se encontraba en aislados. No habían niños en pediatría, pero había un cuarto justo enfrente que parecía estar preparándose para algo. Era algo tenebroso, pero habían muchos aparatos extraños que ellos desconocían, mas decidieron ignorarlo, después de todo, ya lo suponían; si este hospital no tiene más niños en este momento, solo significaba una cosa... Ese sería el cuarto de Lincoln si logra salir vivo de la cirugía.

Los señores Loud entraron al cubículo de Lucy, donde esta apenas estaba recuperando su conciencia...

- Papá... Mamá... ¿ Qué pasa? ¿Dónde estoy?

- En el hospital cariño. ¿No recuerdas lo que pasó?

- Yo... yo solo recuerdo que...

Las lágrimas volvieron a escurrir del rostro de la hermana. En su memoria se había grabado a fuego el rostro muerto de su hermano y esa mirada fría que miraba al cielo desde su perspectiva, antes de que las luces se apagaran en completo llanto.

- Lucy... Cariño... Hay algo que debemos pedirte...

Exclamó el padre, mientras se sentaba a un lado de la cama, junto a su esposa que miraban con un poco de esperanza a su hija mientras la niña no paraba de llorar...

- Lincoln sigue vivo...

Las palabras de la madre resonaron con eco en los oídos de Lucy, quien rápidamente puso atención a lo que decían...

- Lincoln está vivo. No sabemos qué pasó, ni porque, pero eso no es lo importante ahora, él está muy grave y no tiene mucho tiempo...

- Así es cariño y solo tu puedes ayudarlo..

- Pero no queremos sacrificarte o forzarte hacer algo sin tu permiso... Es algo peligroso y necesitamos que nos des tu apoyo para extraerte un poco de sang....

- ¡Tomenla! ¡Tomen lo que quieran de mi! Arránquenme el corazón, los ojos, mi sangre, tómenlo todo, lo que sea que haga falta, cualquier cosa que pueda salvar a Lincoln! ¡Solo háganlo, no pierdan tiempo! Si a Lincoln le pasara algo, jamás me lo perdonaré...

Los padres se vieron mutuamente a los ojos con cara de angustia, su hija nunca les había hablado de ese modo, además era algo demasiado extremo, esa reacción no era la de una hermana preocupada, sabían que pasaba algo, pero no era ni el momento ni el tiempo...

- Bien hija, gracias...

Los padres de Lucy se retiraron para dar el aviso de consentimiento al médico. Ella permaneció inmóvil en su cama llorando en silencio con la mirada perdida, mientras el doctor de antes se preparaba para tomar las unidades de sangre; en tanto la doncella solo podía seguir lamentándose una y otra vez su debilidad, odiándose por no ser capaz de, ni siquiera, evitar que su hermano se sacrificara por ella. Si al menos su sangre servía de algo, la entregaría toda con gusto...

- ¿Sabes? Es raro encontrar ese nivel de amor por nuestro prójimo hoy en día pequeña...

Lucy solo movió ligeramente su rostro para mirar a un doctor sonriente que se sentaba a su lado y preparaba su equipo médico, buscando clavar una aguja en su vena para extraer su sangre.

- Ni un solo gesto eh, eres mas madura de lo que pareces pequeña...

- ... -

 Un silencio sepulcral respondió las palabras y agujas en su piel clavadas por el médico.

- Dime... Sabes lo grave que está tu hermano...--- Dijo el doctor como si estuviera jugando una trivia.

Las palabras del doctor hicieron que retorciera el rostro de la doncella, como si le hubieran clavado un puñal en el pecho...

- Oh, ya veo... Jejeje... Es tan adorable... Prometo que no diré nada... Lo entiendo perfectamente... Tu corazón, tus ojos o tu sangre... cualquier cosa para salvarle ¿No?

- Y-yo... N-no, no es lo que...

- No tienes que preocuparte pequeña, realmente no me interesa juzgarte en lo más mínimo. Me alegra un poco saber que no me estoy jugando la licencia médica por un simple mocoso sin futuro... Ustedes dos son algo... Fascinantes... Toda tu familia lo es... Pero especialmente ustedes dos, me muero por curiosidad de saber, que le esperan a ustedes dos si sobreviven... Hahaha... ahahaha... Hahaha... Hahaha...

~ Cliiing...~

La riza del docto se empezaban a escuchar lento y distante. Tan lento y tan suave, tan tranquilo y relajante como el arrullo de una madre, mientras su visión se manchaba de matices oscuros como puntos negros que borraban los colores del universo.

Tus oídos le traicionaban, el tiempo se relativizaba y tu mente se adormecía. No existía nada más que ese peculiar ruido de fondo que te acompañaba, nada más que ese detestable ruido que tanto te molesta... Sin siquiera saber que las cosas para nada serian tan fáciles...


~ Cliiing..."~ ~ Así es, Así es."~ ~ Cliiing..."~

~ ¿Despierta, despierta? ~
~ Hay que darnos prisa... O llegaremos tarde a la hora del té ... ~

~¿Verdad? Lincoln Loud...~


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