Al día siguiente, al amanecer, Ringo fue despertado por el sonido de su teléfono de casa. Fue a inspeccionar un poco. No creía que alguien hablara a éstas horas, y mucho menos a él. Buscó y sí, en realidad sonaba.

-Que extraño, nadie me habla.

Fue y levantó el auricular. Del otro lado de la línea telefónica se escuchaban murmullos y pequeñas risas.

- ¿Aló? ¿Aquí vive el señor Starr? -. Dijo el desconocido. Era una voz gruesa y potente, totalmente irreconocible para él

-Si, soy yo, ¿Qué se le ofrece?

-Bueno, le hablamos porque, como usted es una gran celebridad querida por muchos, nos gustaría que usted viniera a los Estados Unidos de América y que fuera invitado de nuestro programa "The Ed Sullivan Show". Supongo que habrá escuchado de él... ¿Verdad?

-Si, ¡Por supuesto!

-Estupendo, entonces... ¿Va a poder venir?

-¡Pero claro que si! -. Contestó más que emocionado Ringo.- Cielos, si supieran cuán impactado estoy... ¿Cuándo tengo que ir?

Pero la sonrisa que hace unos instantes se había formado se esfumó de su rostro al escuchar unas carcajadas del otro lado de la línea.

-¡¡Ay pero qué idiota, jajajaja!! ¡¡Se lo creyó!! -. Se oyó que John dijo.

Ringo cerró sus ojos mientras sentía una leve punzada en su pecho. De nuevo cayó en una de las recurrentes bromas que los demás Beatles siempre le jugaban. Paul era excelente imitando voces, era excelente en todo, así que debió haber sido él quien debió de tener la idea de engañarlo.

-Ringo, deja de ser tan IMMMMBÉCIL. Por favor, ¿Si? -. Suplicó Paul.

-Claro Paul, lo intentaré, gracias. Hasta pronto.

Iba a colgar cuando se escuchó un grito.

-¡¡No pendejo, no te he dicho que cuelgues infeliz!! -. Gritó Paul.

Ringo suspiró y volvió a escuchar.

-¿Me necesitan para algo?

-Ay, serás idiota... ¡Obvio que sí! Sino no nos molestaríamos en hablarte. Con lo que odiamos tu voz... -. Dijo John.

-Perdón... ¿Qué sucede?

-¿Qué no sabes qué día es hoy?

-Ummm... ¿Domingo? -. Preguntó inseguro.

-Grandísimo hijo de... ¡¡Hoy es día de Luna llena, animal!! -. Mencionó desesperado Paul.

Después de que esas palabras fueron pronunciadas, Ringo empalideció, llegando a tener semejante parecido con el de un ser espectral.

-No... No puede ser...

-Pues sí puede ser baboso. Y, además, te tenemos otra sorpresa...

Tragó un poco de saliva con cierta dificultad.

-D-díganme... ¿C-cuál es la s-sorpresa?

-Tú serás la carnaza del "cachorrito" de George.

Con tan sólo haber escuchado aquellas palabras, Ringo tuvo que sostenerse en la pared, debido a que la gran sorpresa le había librado de sus fuerzas.

-Otra vez no... Por favor chicos, ¡La última vez fue horrible!

-Fue muy divertida aquella noche... Jajajajaja... Cómo olvidarla.

-¡Yo no le encuentro lo divertido a que George me mutile y me despedace! Vamos chicos, no pueden hacerlo...

-Podemos y queremos, ¿Oíste putito? Vete preparando, te esperamos donde siempre.

Y colgaron. Ringo colgó el auricular igual, pero con terror. Tenía inmensas ganas de llorar. Se sentó en su sillón y llevó sus manos a su cabello mientras lo jalaba por desesperación, recordando...

*Flashback*

Ringo estaba cara a cara con un enorme lobo de pelaje grisáceo, el cual se le acercaba amenazador sobre sus dos patas traseras, mostrando sus grandes y filosos colmillos.

-G-George... No, t-tranquilo amigo... Soy yo, Ringo, ¿Recuerdas?...

Pero recibió como respuesta un temible gruñido. Ringo no tenía a dónde ir, estaba atrapado.

Desde el cielo, Paul flotaba llevando con él a John. Veían todo lo que sucedía mientras lanzaban risas locas.

-¡Vamos George! ¡Destrózalo, acábalo! -. Gritaba John.

Ringo, mientras caminaba hacia atrás, se topó con una pared de piedra.

-Ay, no...

Y George saltó sobre él. Con su impresionante fuerza, le despedazó varias partes de su cuerpo para después comérselas.

Ringo ya no supo más, cayó inconsciente. Estuvo en ese estado por quizás una semana mientras su cuerpo se iba regenerando.

Al despertar, volvió a lamentarse por no haber muerto. No era la primera vez que esto sucedía, ya que cada mes había una "noche del terror" para él. No podía soportarlo.

*Fin flashback*

-¿Qué haré? -. Susurró desesperado mientras sollozaba.- ¿Qué?...

~~~~ MIENTRAS TANTO, JOHN, PAUL Y GEORGE... ~~~~

-Esto estará bueno chicos... Muy bueno -. Se burlaba John, quien estaba recostado en su cama.

-Si, lo sé... -. Sonrió Paul, sentado frente a su piano.- Pero lo malo es que no muere el infeliz -. Mencionó recargando su codo en una tecla, haciendo que sonara un largo y grave "Do".

-Eso es lo malo, tienes mucha razón -. Bufo John, aunque luego agregó. - pero véle el lado amable McCa. Por lo menos, le haremos su miserable vida imposible durante toda la eternidad, jajajaja.

-Jajajajaja, yeah...

Un silencio inundó la "casa Beatle". Extrañado, John preguntó:

-Hey, por cierto... ¿Dónde rayos se metió George?

-Oh, está en su habitación -. Contestó Paul a la vez que comenzaba a tocar en el gran piano las notas de "And I Love Her".- Ya sabes, en estos días se pone de sentimental.

-Ah, esta bien -. John le restó importancia a ese asunto.

Después, sacó un libro de debajo de su almohada, se puso sus gafas y dio inicio a su lectura. Paul seguía tocando en el piano.

Entretanto, en su habitación, George se encontraba totalmente meditabundo viendo hacia el techo, recordando aquella trágica noche...

*Flashback*

George estaba amarrado a una silla con expresión triste, mientras toda su familia le observaba aterrada.

Todos, menos una pequeña niña de unos 7 años de rostro inocente.

-Mami -. Dijo mientras jalaba un poco el vestido de su madre.- ¿Por qué mi hermano Georgie está así?

Su madre derramaba lágrimas silenciosas mientras le acariciaba el cabello a la niña. Le dolía enormemente ver a uno de sus hijos amarrado como a un animal, pero no podía hacer nada. Nadie podía. Todo era irremediable ahora.

Con un nudo en la garganta, respondió:

-Oh Angie... Tu hermano... Le van a pasar cosas terribles, lamentablemente...

-¿Y no podemos hacer algo?

Louise, haciendo un gran esfuerzo para no soltar en llanto, dijo:

-No hijita... Nada...

De pronto, el gran reloj del hogar Harrison sonó.

12:00 p.m.

El cielo se despejó, dejando ver una gran Luna llena y de un color anaranjado, y a través de la ventana se filtró un rayo de ésta, llegando directo a George.

-A llegado la hora... ¡Salgan todos!

Madre e hijos (e hijas) corrieron y salieron de la habitación, y veían, desde otro cristal, cómo la transformación ocurría.

George comenzó a retorcerse y a gritar de dolor. Un dolor demasiado puro y real, casi insoportable. Un poco de espuma se escapaba de su boca.

Su cuerpo comenzó a ensancharse y a crecer, provocando que las cuerdas con las que estaba atado se rasgaran hasta romperse. Se mantuvo de pie, pero aún se agitaba violentamente.

Como toda su anatomía seguía creciendo, llegó el punto en que su ropa se rompió. Inmediatamente después, grandes hebras de pelo grisáceo comenzaron a salir por todo su cuerpo. Sus gritos de dolor poco a poco fueron volviéndose más graves, hasta el punto de no escucharse más que unos terribles gruñidos.

Su boca se alargó como el hocico de un perro, y sus dientes fueron creciendo hasta llegar a ser unas poderosas armas filosas. Sus orejas se volvieron puntiagudas y grandes, y sus ojos, de ser de un bello color chocolate, pasaron a ser de un aterrador color rubí. Una larga y peluda cola salió de su parte trasera, al igual que unas grandes garras de sus patas.

La transformación estaba completa. George ya no era George; era un gran y terrible lobo.

Toda su familia lloraba a más no poder.

En eso, un grito agudo se escuchó.

-¡¡AAHHHHH!!

-¡¡POR DIOS!! ¡¡ANGIE!!

Debido a un descuido, nadie se había percatado de que la niña se quedó dentro de la habitación donde estaba George.

-¡¡¡MAMÁ, AUXILIO!!! -. Gritaba mientras intentaba salir. George se acercaba a ella.

Pero nadie pudo hacer nada.

George atacó a la pequeña. De una certera mordida en el cuello, le provocó la muerte instantánea. La devoró.

A la mañana siguiente, George despertó con dolor en su cabeza. Al tener sangre en la boca y en las manos, y al descubrir un pequeño trozo del vestido color canario que su pequeña hermana usaba anoche, se dio cuenta, con lágrimas y el corazón en un puño, de que la había matado.

Sin podérselo perdonar, escapó, y nunca más regresó a su hogar.

*Fin flashback*

George cerró los ojos y una lágrima resbaló hasta tener contacto con su almohada.

-Perdón Angie... Yo no quise, lo juro... -. Susurró.

Hoy se cumplían 4 años de la muerte de su pequeña hermana. Sin dudas, era una fecha desdichada para él y para los Harrison.

En eso, se escucharon golpes en la puerta de su habitación.

-¿George, amigo? -. Era la voz de Paul.- Vamos, se hace tarde.

-Salgo en un momento.

George se levantó y fue a su baño a lavarse el rostro. Cuando terminó, se secó y salió.

-Listo.

Winston y James sonrieron maliciosos, al igual que Harold.

-Llegó la hora.

~~~~ UNAS HORAS DESPUÉS... ~~~~

Ringo llegó al lugar donde fue citado: "The Norwegian Wood Forest", un gran bosque ubicado casi a las afueras de Londres. John, Paul y George ya le esperaban impacientes, y al ver que él se acercaba, suspiraron.

-¡Al fin llegas pendejo! -. Le dijo Paul.

-Lo siento chicos, tuve algunos problemas.

-Como sea, ya casi es hora.

John consultó su reloj de muñeca. Efectivamente, ya casi era la hora.

11:50 p.m.

-Vamos, no perdamos tiempo.

Comenzaron a internarse en el espeso bosque. Caminaron por mucho, hasta llegar a donde había un árbol cuya corteza tenía la marca de unas garras.

11:58 p.m.

Ringo casi estaba que temblaba del miedo mientras observaba a George, quien le sonreía cínicamente. John y Paul estaban como si nada.

Hasta que...

Dieron las 12:00 p.m.

Tal y como siempre, el cielo se despejó de todo rastro de nube, dejando al descubierto la gran y brillante Luna llena color anaranjada. Su luz cayó sobre George. John y Paul se subieron a un árbol, y Ringo se quedó ahí, petrificado.

La transformación dio comienzo.

Primero su cuerpo creció, luego brotó el pelo gris, después su boca y sus dientes se alargaron al igual que sus orejas, sus ojos cambiaron de color y su cola y uñas crecieron.

Ahora era un lobo, el mismo protagonista de algunas de las recurrentes pesadillas de Richard.

Ringo comenzó a correr, yendo de zigzag y dando una que otra vuelta, intentando perderlo, pero era casi imposible, ya que George era demasiado veloz. Hasta que se le ocurrió una idea.

Dio vuelta a un árbol y se hizo invisible.

George se confundió, no podía verlo, ¿Pero cómo? Si hace unos instantes le venía persiguiendo. Como sus instintos de lobo lo dominaban y no le dejaban pensar y/o recordar, decidió buscarlo en otro lado. Cuando se perdió de vista, Ringo se hizo visible de nuevo y suspiró aliviado.

-Me salvé...

Pero...

-¡¡AYUDA, AHHHH!!

Un desgarrador grito se escuchó de entre la espesura. Un grito de mujer.

-Oh no, George...

Ringo comenzó a correr y a correr hacia donde provenían los gritos. Al llegar, pudo observar la temida escena.

El lobo George gruñía y se acercaba lenta y amenazadoramente a una joven. Lo peor, era que John y Paul se encontraban como espectadores.

-¡Chicos! ¡¿Qué hacen?! ¡Vamos, ayudémosla!

John y Paul rieron.

-No podemos hacer nada idiota -. Paul dijo.

-¿Pero por qué?

-Porque cuando un hombre lobo escoge a una víctima, nadie puede hacer nada -. John suspiró.- Lástima, ella era muy bonita... Vámonos.

Lennon y McCartney dieron media vuelta y se alejaron, sin más. Ringo estaba atónito, pero por lo menos, él sí iba a hacer algo.

Justo antes de que George le diera un zarpazo a aquella muchacha, Ringo se interpuso entre ellos, recibiendo él el ataque. La joven quedó casi boquiabierta, mientras Ringo caía al suelo sangrando.

-¿Qué... Qué...? -. La joven no podía articular palabra alguna.

-Vete... -. Le susurró Ringo apenas.- Corre... Sálvate...

Ella corrió, pero no se alejó, sino que se ocultó en un árbol, viendo cómo su salvador era terriblemente descuartizado. Ella estaba aterrada, pero no se iría así nada más.

Pasado unos minutos de verdadera masacre, George se alejó del lugar, dejando ahí el cuerpo aparentemente "sin vida" de Ringo. La joven se acercó, y observó maravillada cómo algunas parte de aquel cuerpo se regeneraban o se volvían a unir poco a poco.

Como un acto de generosidad y agradecimiento, ella puso sus manos en el pecho de Ringo, y pronunció:

-Per mihi maximae virtutes maiorum concessis ab iis ipsis rebus avebant daemonibus corpora ictu et reciperare hoc animulae reviviscant. *

Inmediatamente después, un rayo de luz casi cegador surgió, y al irse, Ringo volvió a estar como antes, intacto y curado, quien fue abriendo de poco en poco los ojos.

-¿Don... Dónde estoy? -. Preguntó desorientado.

-En el bosque. Te reviví después de que sufrieras el ataque de aquel lobo, y ahora estás sano.

Ringo suspiró. Preferiría morir, pero él sabía que era imposible.

-Muchas gracias, supongo.

-No, la que debe estar agradecida soy yo. Tú me salvaste, y ese fue el gesto más heróico que alguien haya hecho por mi. Gracias.

Ella le dedicó una sonrisa. Ringo la vio, y no evitó lanzar otro suspiro. A sus ojos, era hermosa.

Tenia el cabello a la altura de los hombros, rizado y de color castaño claro. Sus ojos eran de color mostaza, su nariz era pequeña y respingada (parecida a la de Paul) y sus labios eran finos y de un tono rosado natural. Era de la misma estatura que él.

-Vamos.

Ella le tendió la mano, Ringo la aceptó y se levantó.

-Gracias -. Ringo le sonrió. Era la primera vez en muchos años que dejaba al descubierto una sonrisa sincera.

-De nada. Por cierto... ¿Cómo te llamas?

-Mi nombre es Richard Starkey, pero dime Ringo. ¿Y cómo te llamas tú?

-Mi nombre es Eleanor. Eleanor Jones.

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* Las palabras que Eleanor dijo están en latín. Significan:

" Por los poderes que me han sido otorgados por los más grandes seres ancestrales y codiciados por los mismísimos demonios, que esta pobre alma recobre su cuerpo en un santiamén y que vuelva a vivir".