La nieve cae suavemente, no es solo agua congelada,
sino un ejército silencioso, de cristales encantados.
Cada copo de nieve, una historia encantada, única e irrepetible,
un diminuto universo, de formas caprichosas e increíbles.

Susurran secretos, al caer sin cesar,
de duendes y hadas, en un mundo de paz,
de bosques dormidos bajo un manto blanco y puro,
de animales que sueñan, en madrigueras seguras.

Los copos se posan, sobre ramas desnudas,
transformando el paisaje, en un sueño de belleza inunda.
Las casas se visten, de un blanco brillante y terso,
como si la magia, hubiera llegado de un universo hermoso.

El aire se llena, de un silencio profundo,
solo roto por el susurro, del viento que sopla en el mundo.
Un mundo de paz, donde la nieve reina,
un mundo de sueños, donde la magia se mantiene.

Los niños ríen, al jugar en la nieve blanca,
construyendo castillos, de alegría y esperanza.
Y en cada copo, un recuerdo se guarda,
un instante mágico, que la memoria preserva.