[8] Daddy Kim
[Jeon Jungkook]
Creo que tuve la peor etapa de negación en toda mi existencia: el viaje hasta llegar a la iglesia, la cual queda al otro lado del pueblo, fue algo tedioso, por mi parte claro, porque Taehyung parecía muy cómodo hablando de cualquier idiotez, y lo peor es que aceleraba la moto a propósito para que yo me aferrara más fuerte a su cuerpo.
— Buen día — saludo a una de las monjas que estaba paseando dentro de la iglesia. Taehyung está detrás de mí, que molesto — soy el hijo del sheriff — explico — tengo estas cajas con ropa y juguetes para donar, no se dónde lo puedo poner...
— Al final del pasillo a la derecha hay una sala, allí se dejan las donaciones. Muchas gracias, muchacho.
Cuando la mujer desaparece de mi vista, yo me encamino hacia el lugar mencionado mientras escucho a Taehyung reír detrás de mí, provocando que algunas personas que se encuentra aquí se volteen a verlo. Cuando llegamos a la sala de donaciones le doy un sermón.
— No puedes reírte en una iglesia — apoyo las cajas sobre otras que estaban apiladas anteriormente — ¿Te has vuelto loco?
Taehyung se cruza de brazos entre la puerta y yo.
— Es solo que tanta formalidad me da risa. — explica mordiéndose el labio, mi vista se queda allí. — ¿Y? ¿Has considerado mi oferta? — evade el tema olímpicamente, huye de mi sermón.
— ¿Cuál de todas? — lo empujo para salir y me encamino a la salida, él casi que me pisa los talones.
— Shadow. Esta noche. — explica cortante, se sube a la moto y yo dudo en si irme caminando o tener que pasar otra vez ese estado de mareo absoluto por culpa de la maldita motocicleta.
— Te he dicho que no. Deja de ser tan insistente. — subo detrás de él y arranca, pero va más lento que antes.
Entre nosotros se hace un silencio incómodo y en ese lapso de tiempo me dedico a analizar algunas cosas: estoy subido en una motocicleta, lo cual representa un peligro ya que las ruedas pueden resbalar. Taehyung pertenece a la mafia pero no lo aparenta, de hecho he estado analizando su conducta y mirando su ropa pero no hay indicios de que traiga un arma consigo, si guardara un arma en la botamamnga de su pantalón se notaría ya que son de cuero apretado y bueno... La marca se vería fácilmente. Su campera no parece pesada, y antes cuando tuve que tomarlo de la cintura para no caerme, tampoco sentí que trajera una pistola consigo. Me preocupa que me haga algo, pero su aparecia y su aroma tan varonil no me están ayudando de nada.
Si él fuera un chico de secundaria común y corriente, yo hubiera aceptado rápidamente en tener una cita con él, o un baile íntimo como el de ayer en el bar... Incluso...
No. No debería estar pensado esas cosas. Es su culpa por tener semejante belleza, podría hasta ser modelo o artista, ¡Pero no, tenía que estar en la Mafia! Que desperdicio.
— ¿Te comió la lengua el gato? — pregunta volteándome a ver cuándo llegamos a la esquina que da hacía mi casa. Pronto estoy frente a mi puerta, él deja que me baje sin rechistar, pero de todas formas me sigue y es tan insistente que no me queda de otra mas que dejarlo pasar y mirarlo con los ojos entrecerrados desde lejos.
— Siento que quieres algo y no dejaras de buscarme hasta conseguirlo. — él se sienta en mi sillón y solo observo meticulosamente sus movimientos; desde atrás puedo ver que algunas mechas castañas se mezclan con las rubias, era obvio que su cabello es teñido, pero... Se ve tan natural.
— Si. — gira la cabeza para mirar hacia atrás en mi dirección pero yo me aproximo al sillón y me quedo parado frente a él, consiguiendo que su vista pasee por todo mi cuerpo. El corazón me da un vuelco cuando al mirarme de esa forma pasa la lengua por sus labios, deseando. — te estoy reclamando el beso que me debes desde ayer. — pongo los ojos en blanco cuando él se para y da un paso hasta mí.
— ¿Si te beso dejaras de venir aquí?
— Nah. — declara ensanchando una sonrisa, me mira divertido a la vez que coloca ambas manos en mi cadera.
— ¡¿Y entonces?! — alzo los brazos resignado, y los vuelvo a bajar intentando quitarme sus manos de encima, pero al tocarlas siento el rubor en mis mejillas, no puedo evitar pensar que sus manos son muy suaves, muy cálidas. Taehyung sonríe porque se da cuenta de ésto y aprovecha para acercarse más a mi, su nariz se inclina a un lado de la mía. Su respiración es lenta, pausada, como si estuviera esperando.
Lo observo detenidamente mientras siento a mi corazón golpearme el pecho muy insistente. Llego a un punto en el que tengo que respirar por los labios, el aire me es insuficiente.
Quisiera llorar por las ganas que me dan pero... Esto es malo, muy malo. Es deprimente.
— Hazlo — susurra sobre mis labios.
Me acerco solo un poco, disfrutando y pensando vagamente en la cercanía. Quiero cerrar los ojos, hace mucho tiempo que no beso a nadie, que no siento esa calidez invadiendo mi interior.
Cuando me acerco más, listo para besarloz me arrepiento en el último segundo y me aparto de él bruscamente, dando grandes zancadas hasta llegar a mi cuarto.
Me siento en el escritorio y saco de mi mochila las hojas del ensayo que tengo que acabar para esta semana. Las manos me son incontrolables, me están temblando, logrando que me ponga aun más nervioso. Quiero escapar de esa sensación, necesito distraerme.
— ¿Nunca te has besado con alguien? — pregunta el rubio mientras me observa desde la puerta, yo apenas puedo levantar la mirada.
— S-si. Lo he hecho. Hace tiempo.
— Sigues dejándome con las ganas. — informa acercándose a mi por detrás. al final coloca las manos en mis hombros — parece que tienes tarea que hacer...
— ¿Acaso tú no? — pero solo consigo una risa como respuesta, claro chicos como él no hacen la tarea.
— Jungkook... ¿Cuántos años crees que tengo?
— Dieciocho. — respondo seco.
Pero él solo se vuelve a reír y de repente siento sus labios en mi oído.
— Ahora pienso que podrías llamarme Daddy Kim... Soy mayor que tú.
— No me digas que tienes cuarenta años porque juro que me mato. — lo volteo a ver, pero mala idea, me choco con su nariz y me aparto.
— ¡No soy tan viejo! — exclama divertido y se acerca a mí rostro una vez más — Si vienes conmigo a Shadow te diré cuántos años tengo.
— No me interesa tu edad.
— ¿Sabías que tus ojos tiemblan de un lado a otro sutilmente cuando estás mintiendo? Inclina la cabeza hacia mi y deja un beso en la comisura de mis labios para luego apartarse e ir hacia la puerta. — Te pasaré a buscar a las ocho treinta.
— Entonces no me dejas opción...
— Ibas a aceptar de todas formas. — se voltea para irse pero se frena y agrega — Vendré en auto, no me gustaría asustar a tu padre con la moto.
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