[7] Persiguiéndote
[Jeon Jungkook]
Desperté con un dolor de cabeza que me estaba matando, y con un desayuno completo sobre la mesa de luz en mi cuarto. En la bandeja donde está el café y las galletas hay una nota de mi padre:
"¿Que tal estuvo la noche, hijo? Tuve que salir temprano, hay otro caso"
Suspiro al leer eso último, se supone que los domingos son día en familia... Pero papá tiene trabajo que hacer y eso significa que probablemente estaré solo todo el día. Yo también tengo cosas que hacer, entre ellas terminar mi ensayo de literatura y llevar éstas cajas a la iglesia para donación. Será un domingo ocupado.
Tomo el café rápidamente al igual que como las galletas apresurado. Son las diez de la mañana, no tengo ganas de estar afuera todo el día. Cuando termino mi desayuno dejo las coaas en la cocina y me visto para salir afuera. Observo las cajas y decido que lo mejor será asegurarlas con cinta, así que eso hago. Cuando tengo todo listo salgo de casa pero mi vista se posa en el chico sobre la moto en la cuadra de enfrente.
Y de repente me llegan como rayos las imágenes de la noche anterior: el bar, los tragos, Taehyung siendo insistente por un daiquiri... Nuestro baile íntimo, los besos y La Mafia Lion.
Abro los ojos en grande cuando él se acerca hasta mí puerta, e inmediatamente le cierro la puerta en la cara.
— ¡Hey! — Taehyung golpea la puerta, suavemente — ¿Así me tratas, luego de lo que hicimos ayer? — cuestiona con un tono grave y acusador — Yo avise que iba a venir por ti...
—¡Vete, no quiero tener nada que ver contigo, solo traeras problemas! Por favor...
— No soy un problema, lindura. Ya, abreme la puerta, ¿Dónde tienes que ir con esas cajas? Te llevo.
— ¿Ah, sabes que? No es importante, no voy a ningún lado...
No quiero sonar nervioso pero, cualquier persona se asustaría si tuviera a un miembro de la Mafia Lion detrás de su puerta.
Suspiro y resoplo un par de veces antes de entreabrir la puerta para dar un vistazo hacia afuera. Taehyung está parado de lado en el marco de la puerta, con un brazo apoyado ahí sobre su cabeza, haciéndolo lucir extremadamente hermoso.
¿Cómo es que un chico perteneciente a la mafia puede cargar con tanta belleza?
— Entonces... — susurra cerca de mi, yo me aparto instintivamente — ¿Dónde ibas?
— A la iglesia.
Su risa es cruel, me observa atentamente hasta que la sonrisa se le borra de la cara.
— ¿En serio? ¿A la iglesia? — pregunta siendo descortés — A confesar tus pecados o algo así ¿Eh?
— A donar estas cosas — termino diciéndo a ver si así me lo puedo sacar de encima. Ahora mismo estoy haciendo maniobras para que las cajas no se me caigan de los brazos. Quiero decirle algo más pero el chico de ojos celestes toma una de las cajas y la lleva hasta la moto — ¡Oye, eso es mio! — avanzo cerrando la puerta de casa a las apuradas.
— Vamos, te llevo.
— Devuelve eso, lo llevo yo. ¡Vete de aquí!
Él me observa sin expresión, como si estuviera analizando mis pensamientos, tanto así que por un segundo tengo miedo. Pero a fin de cuentas termina por colocar la caja encima de la otra, el peso extra hace que casi se me caiga la de abajo.
Cómo puedo me alejo de él para regresar y sentarme en los escalones de mi casa, esperando a que se vaya, pero como no le hace, decido que lo mejor será llamar a mis amigos.
Cuando lo hago cada uno de ellos me pone una excusa diferente, nadie me puede llevar hasta allá... Pues claro la iglesia queda en la otra punta del pueblo y yo estoy casi en el centro de Omelas.
— Jungkook — dice el chico cuando llega hasta mi y se sienta en el escalón a mi lado.
— Por favor, deja de acosarme.
Taehyung se ríe.
— No te estoy acosando, solo me estoy ofreciendo a llevarte. Aparte me gustaría conocerte. — confiesa alzando una ceja de arriba abajo.
— Paso. — miro hacia otro lado para no tener que clavar mi vista en esos preciosos ojos azules. — Me asustas.
Pero él no responde, se que me está observado y eso me da miedo, quien sabe, quizás ahora saca un cuchillo y me apuñala porque yo no quiero hacerle compañía.
Rayos... ¿Y si me mata ahora? La gente no suele transitar por esta calle, menos a las diez de la mañana cuando ya todos están en sus respectivos trabajos u hogares pasando un lindo domingo en familia.
Me levanto entrando a la casa otra vez, pateando las cajas hasta dejarlas adentro. Antes de cerrar la puerta observo el perfil del chico: él observa por sobre su hombro, pero no voltea a verme. Él es radiantemente hermoso, su perfil es perfecto.
Pero está en la mafia.
Es peligroso. Y yo, detesto el peligro. Me asusta y no confío.
— Por curiosidad — dice levantándose y dándose la vuelta para mirarme a la cara — ¿Que es lo que ibas a donar?
Dudo un instante antes de responder, pero de todas maneras no se porqué pero lo hago.
— Ropa que ya no me queda. Y juguetes viejos. — él asiente con la cabeza, doy por hecho que quedó satisfecho con mi respuesta.
Entre los dos se forma un silencio sepulcral: observo sus ojos y él los míos, y de repente recuerdo sus cálidos y suaves labios sobre mi piel, saboreandome por completo. Ahora no puedo evitar sonrojarme.
Así que sin más le cierro la puerta en la cara y me voy hacia mi cuarto, pero el sonido de la venta abrirse me alarma y salgo rápidamente. ¡Genial, Taehyung se metió a la casa!
— Daba por hecho que la casa del sheriff iba a tener más seguridad.
— ¡Vete no puedes entrar así porque si! — exclamo moviendo las manos frenéticamente para que se vaya, pero él coloca un dedo sobre mis labios para que cierre la boca y me calme.
— ¿Acaso parezco peligroso? — me pregunta mostrándome una sonrisa radiante — aunque... — Taehyung parece pensar lo que quiere decir — en la cama deberías tener cuidado de mi...
Suspiro y observo hacia otro lado. Él arruinó mi plan de fin de semana.
— Vete o llamo a la policía. — Taehyung me observa desafiante, como si supiera que soy incapaz de hacerlo, ya que él no me ha hecho nada malo hasta ahora.
— ¿No puedes confiar en mí, preciosura? — se acerca a mi cuerpo y una de sus manos se posa sobre mi mejilla, intento sacarlo pero él comienza a acariciar ese lugar: la calidez que me transmite su mano se siente muy extraña, como si el invierno se hubiese ido para siempre.
— D-deja de... Decirme así.
— ¿Por qué? ¿Es ilegal? — me observa de arriba abajo y luego vuelve a mis ojos pero una de sus manos se aferra a mi cintura y yo en otro tonto intento de alejarme, termino poniendo ambas manos en sus hombros, por supuesto que para mí bendita mala suerte, Taehyung aprovecha esa oportunidad para atraerme a su cuerpo, logrando dejarme algo incómodo por la cercanía — Me gustan las cosas ilegales, tu deberías considerarte ilegal por atacar a mi corazón de esta manera tan inexplicable — su gruesa voz resuena cerca de mi oído — la remera que traías ayer me daba a entender que debajo de tu ropa existe toda una obra de arte, Jeon.
Al escuchar todo lo que dice me quedo plasmado en el lugar, pues no sé que contestar... Solo sé que me tiene perdido en sus brillantes ojos celestes, de hecho es como si estuviera mirando el mar a lo lejos.
— Desde que te noté en la barra no puedo dejar de pensar en lo hermosas que son tus facciones — acaricia con el dorso de su mano mi mejilla, de arriba abajo. — el hijo del sheriff es perfecto, los rumores eran ciertos.
— ¿R-rumores? — me atrevo a preguntar aún entre sus brazos, perdido en sus ojos.
— En Omelas todo el mundo sabe que el sheriff tiene un hijo, pero como pocas personas te conocen solo se expanden rumores de que el hijo del sheriff es hermoso, perfecto y adorable. Tengo suerte de haberte encontrado en ese bar, estoy confirmando una de mis grandes dudas existenciales. — el chico me observa los labios y se acerca poco a poco hasta que noto un calor en mi frente, pues él apoyo la suya contra la mía — no esperaba que los rumores fueran ciertos. — Taehyung está cada vez más cerca, pero al hacer eso solo consigue que yo gire mi cabeza hacia otro lado — Dios, eres difícil ¿Eh? Todo un desafío.
— Solo... Vete de mi casa.
— No me eches de aquí. No estoy cargando un arma o lo que sea que creas. No te haré daño, ni modo dañaría al hijo del sheriff ¿Estás loco? ¿Ir a la cárcel de por vida? Mmm — su tono es pensativo pero juguetón — no gracias, prefiero la libertad.
— No creas que tendrás libertad por mucho tiempo. Ustedes hacen cosas ilegales, ¡Cómo asesinar! ¿En serio crees que me voy a involucrar con alguien así? ¿Para qué? — suelto brusco, me atemoriza estar tan cerca suyo, pero aún así él no me suelta — ¿Para que me mates a golpes, puñaladas o tiros? no, gracias, de momento no tengo pensamientos suicidas.
— No te haré daño — admite por enésima vez riendo, volteando mi rostro hacia el suyo. De repente él comienza a caminar hacia mi cama y cuando menos me doy cuenta ambos caemos a ésta. Me quedo perplejo cuando él sube mis manos arriba de mi cabeza y las apresa entre las suyas. No puedo evitar observarlo con temor. — Si me dieras una oportunidad, te llevaría al cielo, hermosura. — promete acercado sus labios a los míos, pero no me besa, yo opongo resistencia.
— Sí, me llevarás al cielo con un cuchillo. ¡Quítate de encima!
— Que malo... — cambia su mueca sensual a una afligida — me estás hiriendo, Jeon.
¡Dios! ¡¿Por qué tiene que pronunciar de esa manera mi apellido?!
— ¿En serio crees que voy a dañarte o es solo lo que deberías suponer o esperar viniendo de un chico como yo? — inclina su cabeza y me sonríe ladinamente. — dame una oportunidad.
Su aliento roza mis labios y yo me atrevo a observarlo a los ojos cuando lo hace. La mirada de Taehyung es segura y la tensión entre ambos se puede cortar con un cuchillo.
— ¿Me permites... Besarte y llevarte al cielo?
Pero yo solo niego con la cabeza.
Su agarre en mis muñecas se afloja y luego se levanta tendiendome una mano para que yo haga lo mismo.
— ¿Al menos me dejas llevarte a la iglesia para que hagas esa donación? — pregunta señalando con su pulgar hacia atrás, en dirección a las cajas.
Yo vuelvo a mover la cabeza de un lado a otro, negativamente.
— No soy malo. — repite apoyándose en el marco de la puerta, yo me acerco a él y noto que a cada paso que doy, su sonrisa se ensancha. — Soy un Lion — declara levantando la manga de su chaqueta como la noche anterior, puedo ver el tatuaje — ¿Y que? — alza los hombros algo brusco — ¿Acaso no puedo juntarme con alguien pasar un buen rato?
Es una pregunta retórica, no contestare nada.
— Como sea. ¿Me dejas invitarte a Shadow, al menos? — cuestiona alzando una ceja mirándome de arriba abajo.
— No tengo dinero para ir a Shadow, no cabe en mi presupuesto.
— Por si no la notaste, primor — declara dando un paso hacia el frente, llegando hasta mi lugar, es ahí cuando me percato que su altura supera la mía por uno o dos centímetros — dije "invito"... Así que no tienes excusa.
— Claro que tengo excusa: Un Lion me está invitado a Shadow, la cafetería más cara de todo Omelas, eso me deja una gran interrogante: ¿Trafícas drogas u órganos? — cuestiono acusatorio pero Taehyung me responde con una risa, como si se estuviera burlando de mí.
— Ay, por Dios... Me imagino que tú padre te entrenó para estar alerta...
— No has contestado mi pregunta. — exijo empujado con mi lengua el interior de mi mejilla.
— Drogas, pero no aquí, en la ciudad afuera de Omelas. ¿Y sabes que más? ¡Transporto riñones y estómagos disecados a caníbales hambrientos al otro lado del río de Omelas! — Abro los ojos por eso pero solo consigo que Taehyung me observe aguantando una carcajada, pero luego de unos segundos en silencio su risa explota — ¡Por Dios, hubieras visto tu cara! — se está partiendo en dos de tanto reír, pero yo me mantengo estático — tranquilo, obvio que no hago nada de eso, pequeño. No estoy en ese nivel.
Él se retira hasta el living y carga con las cajas que dejé antes tiradas en el piso.
— ¡Oye ¿Qué crees que estás haciendo? Deja eso ahí!
— Nah. Ven, nos vamos.
— No necesito que me lleves... — le grito persiguiéndolo hasta la puerta, pero como corre hasta llegar a la moto no me queda de otra que cerrar la puerta de mi casa con llave (y la maldita ventana que Taehyung abrirlo antes) y subirme a la moto detrás de él — Más te vale no tocarme un pelo, porque juro que te haré pedazos en al comisaría.
— ¡Gran amenaza, Jeon! — él arranca su moto a velocidad media pero aún así lo agarro cómo puedo por los hombros. — No voy a tocarte un pelo... — hace una pausa y luego me mira de reojo — pero si otra cosa, si tú quieres...
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