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[42] Hazme el amor y olvidaré el dolor

[Jeon Jungkook]

Si en este preciso momento no estuviera encerrado en una habitación de cuatro paredes, juro que hubiera salido a la calle, en dirección al cementerio y me hubiese quedado allí toda la noche, junto a la tumba de mi madre, llorando sin cesar, ni una sola vez. 

Ahora sentado contra la puerta, observando el piano, ya no lloro, pero aun sostengo mi celular entre las manos con las treinta llamadas perdidas que le he hecho a Taehyung. 

Le mande muchos mensajes, pidiendo perdón por si había hecho algo mal, pero no me contestó ni uno de ellos. Sé que no me ha bloqueado porque los mensajes le siguen llegando, y aparte de eso a veces he podido ver que estaba "en línea", pero ni siquiera se dignó a observar mis mensajes, ni siquiera un emoji. 

Por un momento he podido sentir como si él estuviese mirando la pantalla al mismo tiempo que yo, sin saber qué hacer. 

Pero ahora solo puedo imaginarlo, con las cajas de sus cigarrillos por todos lados, fumando sin parar, la casa llena del apestoso olor a cigarro, sus labios resquebrajándose por la maldad que esa toxina le hace a su cuerpo. 

No creo poder aguantarlo, ni mucho menos sabiendo que Taehyung puede tener un ataque pulmonar por culpa de estar fumando todo el tiempo. Y a juzgar de su inercia a dejar el cigarrillo en momentos de estrés, dudo ampliamente que ahora mismo se encuentre durmiendo. 

Con mucho pesar me levanto arrastrando la espalda contra la puerta, y al salir del cuarto me encamino hacia donde están Yoongi y Jimin, quienes para mi sorpresa siguen durmiendo. Sé que se han despertado porque están cambiados de posición. 

No será problema dejarles la casa a su cargo por unos momentos. Solo será una hora o a lo sumo dos, y dudo que se despierten para aquel entonces.  

Me abrigo muy bien y salgo de casa para caminar tranquilamente hacia la de Taehyung. 

En el frío de la la ascendente navidad, veo como muchas personas van volviendo a sus casas para buscar refugio del frío que hace. Creo que son las tres de la madrugada, pues en este tiempo no he hecho más que llorar y ahora estoy sufriendo las consecuencias de todo: me arden los ojos y estoy seguro que pescaré un resfriado.  Le he gritado a mis amigos y los he tratado muy mal solo por un capricho, pero ellos jamás van a entenderme, y si le sigo dando vuelta a la bola del asunto con ellos, las cosas van a terminar muy mal. Claramente no les ofreceré una disculpa porque prefiero quedarme con mi orgullo y mi poca paciencia para que ellos me entiendan. 

Jamás comprenderán lo que yo llegué a sentir por Taehyung. 

Ellos ni siquiera pueden ofrecerme el amor que estoy buscando, el amor que mi vida pide a gritos. Todos mis amigos, excepto Jimin, tienen trabajos que mantener o universidad a la cual asistir, la mayoría de personas que los rodean son muy amables con ellos, en cambio yo no tengo nada de eso: solo logro ser la burla estudiantil que prefiere estar solo a que acompañado de un montón de idiotas. Ni siquiera puedo establecer una relación social con personas nuevas, pues el hecho de pensar en el rechazo me pone los pelos de punta, cosa que detesto. Y ahora tengo a alguien que me quiere, no me daré el lujo de alejarlo, ni siquiera le permitiré que él me deje. 

Por que estoy seguro que Taehyung es incapaz de decir eso por su cuenta. Después de todo lo que ha estado luchando por mí la primera y segunda semana de habernos conocido. 

Luego de varios y largos, fríos y horrendos minutos de depresión post llanto, llego a la casa de Tae. Cuando voy a tocar la puerta me doy cuenta que está abierta, por lo que veo dentro de la casa no hay movimiento, así que entro asegurandome de que no haya ningún ladrón y cierro la puerta a mis espaldas. 

— ¿Tae? — llamo a su nombre en medio de la oscuridad. Luego de varios segundos de estar plasmado en el mismo lugar, una gruesa y profunda voz me contesta desde el fondo de la casa. 

— ¡Vete! — percibo su voz quebrada y me encamino hacia su dormitorio, una vez lo encuentro me fijo en su estado. 

Su cuarto está parcialmente a oscuras si no fuera por la luz de la luna y el foco de luz que tiene en la ventana de la parte de afuera. Está de costado mirando hacia la pared mientras la colilla del cigarrillo a medio terminar le cuelga de la mano. Se la quito rápidamente antes de que toque la sabana y la cama empiece a incendiarse. 

— Aléjate de mí, solo causo problemas ¡Vete Jungkook! — pide entre llantos, gritos desesperados mientras se voltea y se acomoda contra el respaldo de la cama para mirarme con esos ojos vacíos, lleno de tristeza y dolor. 

Ojos llenos de soledad y culpabilidad. 

Me siento a su lado en la cama y piso el cigarrillo que quedaba encendido en el piso. Por la cantidad de colillas que hay y a juzgar por el terrible aroma, estoy seguro que terminó de fumarse una caja entera. 

— Taehyung tus pulmones. — le digo sin dejar de mirar todos los cigarrillos tirados. Cuando volteo para verlo, me percato que atrás de la mesa de luz hay dos botellas de alcohol, destapadas y tiradas. Por lo que veo ha estado tomando. Y bastante. — No permitiré que tengas una recaída. 

— ¡Vete! ¡No quiero hacerte daño! — de los ojos le vuelven a caer lágrimas y los labios se le transforman en una mueca de dolor emocional, tal como me suele pasar a mi cuando estoy extremadamente triste. Lo miro ladinamente y por un instante siento que ambos compartimos el mismo dolor. La vista se me nubla, pero me obligo a no llorar frente a él. 

— Tú no me harás daño, por favor no te preocupes por eso, te prometo que tarde o temprano Jackson dejará de arruinar nuestras vidas. Te lo prometo — entonces le tomo una mano para reconfortarlo, creyendo que me la quitaría, pero grave es mi sorpresa cuando veo que jala de mí y no me queda de otra que subirme a su regazo mientras me tengo de sus hombros para no caer. Él flexiona un poco sus piernas para que yo esté cómodo, entonces sus manos se aferran a su espalda y yo paso las mias por su cuello, entrelazando mis dedos en la parte de la nuca, dándole mimos. 

— Yo te he hecho mucho mal. — dice lastimero acercando su cara a la mía, y aunque lo primero que quiero hacer es apartarme por el olor a alcohol y cigarrillo, no lo hago. En cambio junto mi nariz con la de él para darle un mimo allí y hacerlo sentir más reconfortado, entre mis brazos y yo en los de él. Mi vida vuelve a tomar sentido y emoción al notar el roce que me da, pero inmediatamente toso por el sabor a cigarro sobre sus labios. 

— Para que sepas, me haces mas daño dejándome tirado como una bolsa de basura, como algo sin valor. Me hace sentir como que yo.. no valgo la pena para que luches por mí. — hago una pausa y le acarició la mejilla, despojandolo de sus lágrimas depresivas — Esa semana en la que no te estube viendo, aun cuando me negaba a aceptar que estaba comenzando a sentir algo por ti — le explico — la pase realmente mal, tuve una recaída horrible, hasta que volví a verte y mi mundo tomó color nuevamente, todo toma sentido si estás a mi lado. Y si algo sucede — agrego con un pesar de valentía en mi voz — te juro que nos daremos apoyo y protección, pero solo si estamos juntos ¿okey? — toco la punta de su nariz con mis labios, dejando un dulce beso para que entienda las cosas. 

Aunque estando medio ebrio, dudo que recuerde algo de ésto en la mañana. 

— ¿Que... puedo hacer para compensar ese dolor emocional? — me pregunta susurrando con esa voz que me vuelve loco. — no quiero causarte ningún dolor, Kookie. 

Lo miro fijamente y quiero decirle "¡Deja de fumar y tomar, te dará un coma etílico, tarado!", pero no lo hago. En cambio le doy una idea que sé que le gustará. Me acerco a su oído y le digo melosamente:

— ¿Qué te parece si hacemos el amor y nos olvidamos de todo lo que sucedió?

Y luego sin dejarle tiempo a responder comienzo por quitarme el abrigo de encima. 

— Lo que mi Rey desee — confiesa con una sonrisa. 

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