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[19] Peligro

[Kim Taehyung] 

— Bueno... espero que te diviertas. — le digo tomándolo por la cintura para atraerlo a mí, a la vez observando hacia la ventana de su casa, para asegurarme de que su padre no nos esté espiando o algo por el estilo. Vaya a uno a saber si el viejo está en la casa. — ¿Puedo venir en la semana? — le doy un beso muy corto y me separo de él. 

— Sí... — Jungkook se rasca la nuca disimuladamente, está nervioso. — eso creo. 

— ¿Tienes algo que hacer? Aparte de... ir a dejarle unas flores a tu mamá... 

— Tengo que ir a la biblioteca para completar y seguir investigando algo para un ensayo. Despues estoy libre. 

Asiento con la cabeza pensado deliberadamente algunas maneras de encontrarme con él, pero al final termino por decir:

— Está bien, pasaré por ti en la semana. ¿Dijiste que estabas de vacaciones, verdad? — él asiente y yo le doy otro beso para luego despedirme de él y bajar los escalones de su casa y subirme a la moto. 

— Tae — me llama viniendo hacia mí. Lo miro extrañado — n-no tengo tu numero... — dice avergonzado. 

Oh, pero es verdad, yo tampoco tengo el suyo. 

— Prestame tu celular — hablo moviendo mi mano abriendo y cerrando la palma, cuando me lo entrega me agendo rápidamente en sus contactos y le guiño un ojo antes de arrancar la moto y largarme de allí. 

Conduzco hacia mi casa lentamente, no tengo muchas ganas de llegar y que me manden a hacer más entregas. Se supone que hoy por la noche es mi día libre. Debería hacer algo como para que me dejen en paz por un tiempo, pero sinceramente no se me viene nada a la cabeza.  

En el trayecto hacia mi casa pienso acerca de Jungkook: es un chico lindo, muy lindo de hecho, tanto así que parece un ángel bondadoso caído del cielo. Sí es verdad que quizás Jungkook está algo atemorizado por el tema este de la mafia y mis trabajos insignificantes, yo tambien lo estoy. Porque lo que menos quiero para él es arrastrarlo conmigo a este mundo de porquería. 

Yo quiero cambiar, y la realidad es que daría lo que fuera por dejar atrás la vida de la mafia, salirme con la mía y vivir en otro lugar más tranquilo, donde nadie me conozca, donde nadie me pida favores oportunistas, donde nadie me quite el dinero ni la oportunidad de elegir ser alguien mejor. 

 Y, no es que yo sea una mala persona, jamás disparé a nadie, jamás me vi envuelto en ningún secuestro. Las cosas que yo hago son demasiado simples, en la mafia los Boss requieren de mi destreza para llevar acabo algunas inversiones, y por inversiones me refiero a estafas, que raramente son descubiertas. He estado en unas cuantas para convencer a la competencia de darnos el dinero a cambio de lo que quieren, pero... a mi nunca me han dado la parte del trato que me habían prometido. Así que me gano la vida entregando droga, a veces armas pero ya casi no lo hago. Lo peor de todo ésto es que a veces me llaman para... bueno prestar mis servicios a hombres o mujeres que no la están pasando bien. 

Es horrible. Pero debo admitir que todo mi dinero viene de esos ingresos. Sí, lo sé, a veces les cobro de más para quedarme con buena parte del dinero. Por eso es que estoy cansado de estar aquí. 

Ja, y pensar que cuando me hice el tatuaje creía que estar entre los Lions sería para toda la vida. Pero, estoy harto de todo esto. 

Llego a mi casa y encadeno la moto a un poste de luz. Cuando entro a casa lanzo las llaves hacia la mesa ratona, todo está tan desordenado que me da asco. 

Mierda, estuvieron revolviendo mi casa. 

Mierda, mierda, mierda. 

Cierro los ojos y los aprieto tan fuerte como puedo, aguantando las ganas de llorar. Inmediatamente me voy hacia el cuarto de arriba, y veo que está todo patas arriba. Me acerco a la cama y la corro para luego agacharse y destrabar la madera floja, allí guardo una caja con todo el dinero que tengo ahorrado, y unas cuantas cosas más...

Para mi alivio la caja sigue ahí, al igual que la llave sobre ésta. Sí los hijos de perra estaban buscando dinero, por suerte no lo encontraron. Abro la caja y saco el arma, la dejo a un costado y comienzo a contar todo el dinero hasta que luego de un buen rato veo que nadie ha encontrado la caja, nadie se llevó nada de aquí. 

No la encontraron. 

Será mejor que gaste todo este dinero para pagar una casa nueva, antes de que alguien lo encuentre y me lo robe. 

Aunque... viendo todo éste lío, estoy casi seguro que no fueron los Boss quienes entraron aquí. Ellos siempre me han enseñado que si pretendo robar algo, deje todo en las condicione optimas para que no parezca un robo, no me tengo que delatar de ésta forma. 

Suspiro pesadamente y vuelvo a trabajar la madera floja y corro la cama, esta vez sin dejar la caja de dinero allí abajo. Coloco  el arma y la caja sobre la mesa de luz y me pongo a ordenar mi cuarto. Los cajones del mueble donde guardo toda mi ropa, están fuera de lugar así que saco toda la ropa, dejándola sobre la cama y organizo el mueble, no sin antes correrlo para verificar que en el compartimiento de atrás no esté abierto.  Saco la llave de mi bolsillo, la llevo siempre encima, y la coloco perfectamente en la cerradura, y de allí saco mi billetera y cuento todo el dinero que allí queda. También está todo. Lo guardo en la cajita donde tengo el arma y sigo ordenando todo mi cuarto, una vez acabo con todo verifico mi placard, el cual está intacto. Busco entre la ropa el saco donde guardo la otra pistola, también está ahí. 

Rasco mi cabeza mirando todo a mi alrededor, pensando en qué pudieron haberse llevado. No tengo cosas de valor en este lugar, solo el dinero, muy bien escondido de hecho. 

Salgo de mi cuarto bajando las escaleras rápidamente pero cuando llego abajo me detengo al ver la puerta abierta. Yo la había cerrado. 

 — Kim — pego un sobresalto al escuchar una voz más que familiar provenir de la cocina, antes d que pueda acercarme allí veo a Jackson parado en el marco de la puerta. 

— Así que eras tú. — me acerco amenazante — ¡¿Quién carajo te dio permiso para meterte a mi casa y hacer todo esto?! — le grito acusándolo con el dedo índice y señalando detrás de mi espalda, en dirección a todo el desorden. Él se ríe pero yo no l veo la gracia. 

— ¿Donde mierda guardas el puto dinero, Kim? — me observa entrecerrando sus ojos, acercándose a mí, pero me aparto hacia atrás. 

— ¿Por qué quieres mi dinero? Consiguete el tuyo. — Jackson es un chico con el cual siempre tengo problemas de este tipo, pero nunca habían llegado a tal punto de que él me haya querido robar. 

Ambos nos observamos sin expresión alguna, yo estoy ardiendo por dentro, pero él parece divertirse con todo ésto. 

— Tengo deudas que pagar, y tú eres eres en único que tiene dinero guardado, — lo osbervo mal —ay, no me mires con esa cara, idiota. Sé que te guardas la plata para ti solo y no la gastas, te he estado observando, muy de cerca. Así que si no quieres que rebele tu secreto, será mejor que me des todo lo que tengas. 

Yo solo me rió sarcásticamente y escupo mis siguientes palabras. 

— No tengo ningún secreto, que amenaza tan barata. Ahora — hago una pausa y señalo la puerta de entrada — lárgate por donde viniste. 

Jackson se acerca hasta donde estoy y me empuja el hombro con su mano derecha. Estoy así de golpearle las bolas y mandarlo a la mierda. Pero me controlo. 

— Con que no tienes secretos ¿eh? — sonríe sádico — Entonces me estás diciendo que no te importaría que algunos de mis amigos hagan cosas con tu nuevo juguete ¿no es así? 

— ¿Qué juguete? ¡¿De qué mierda estás hablando?! — Jackson larga una carcajada que llena el ambiente de morbosidad, me aparto instintivamente de él. 

— Dame el dinero o pagas con el hijo del sheriff. 

Por un solo segundo estoy creyendo que bromea. Pero me lanzo un paliza a mi mismo y dejo que mis ojos se abran por la sorpresa y el desagrado cuando me doy cuenta de todo lo que está pasando. 

— Me estás siguiendo — declaro con la voz entrecortada, algo que no quería que sucediera. — Eres un hijo de...

— ¿Sabes? tengo unos amigos que van a la misma institución que ese tal Jungkook, ya me han contado de él... será mejor que lo cuides — Jackson camina hacia la puerta y antes de irse me observa sobre el hombro y dice — porque en un abrir y cerrar de ojos, puede desaparecer. — cierra la puerta dando un golpe y yo me desplomo sobre el piso. 


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