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Prólogo.


Quiero avisaros de que subiré un capítulo a la semana, o incluso cada quince días. Aún así, espero que le guste el principio de la historia. Ya me contarán :D

Disfruten :)

Prólogo.

El maldito teléfono no dejaba de sonar, la oficina entera era un auténtico caos, cada uno intentaba salvar lo que podía, corría de un lugar a otro, sin saber aún qué hacer con la situación actual. Sólo una cosa estaba clara: "Paul Rivas" se había marchado con la pasta, dejando desprovista a la constructora, a más de mil personas sin sus hogares que tan arduamente habían trabajado por conseguir, y sobre todo sin su dinero.

Me recogí el cabello, frustrada, y seguí buscando en el archivo algo que indicase que aquello era un error. Que la constructora más respetada de la ciudad, en la que había trabajado durante los últimos diez años de mi vida, no había estafado a todas aquellas personas, con proyectos falsos para quedarse con el dinero de esa pobre gente.

Incluso yo había pedido un crédito al banco para comprar una de aquellas bonitas parcelas, al este de la ciudad, confiando en Paul y sus socios.

Aquello no podía estar pasándome. No podía quedarme sin trabajo, sin casa y llena de deudas, todo a la vez.

Las puertas del ascensor se abrieron, irrumpiendo en aquel caos, la policía entraba en nuestra oficina, dispuesta a confiscar los documentos, y llevarse por delante a todas las personas involucradas.

- Señorita Wood – me llamó Alex, irrumpiendo en mi despacho – será mejor que se marche antes de que la policía la encuentre.

- Yo no he hecho nada malo – contesté, inocente, pues lo cierto era que mi único delito fue confiar en las personas incorrectas, aceptar una oportunidad laboral que llevaba toda la vida esperando, trabajar como arquitecta en una importante constructora del país. ¿Quién me iba a decir a mí, que terminaría en tales circunstancias?

- Señorita Wood – irrumpió la policía, enseñándome sus placas – va a tener que acompañarnos.

Fue horrible ser esposada y conducida a la calle, donde miles de paparazis me hacían fotografías, siendo conducida después a comisaria en un coche policial. Todo aquello me hizo recordar el pasado, cuando mi padre fue encarcelado injustamente.

Ni siquiera quiero recordar aquellos días. Tan sólo me centraré en lo que ocurrió con mi propia detención.

Fui interrogada durante dos días completos, sin apenas dormir, pero yo no podía contarles ninguna información relevante para el caso, porque sólo era una víctima más a la que habían timado y estafado.

Gracias al cielo apareció Jack, mi cuñado, montó un gran revuelo, y me sacó de allí, pues según alegaba era ilegal retener a una persona, sin leerle los derechos y sin que estuviese en presencia de su abogado.

Harper se lanzó a mis brazos en cuanto su novio abrió la puerta, y por poco no me tira al suelo del impacto. Me abrazó con tanta fuerza que creí que iba a fundirme con ella, y cuando miró hacia mis ojos, lucía terriblemente preocupada.

- ¿Qué te han hecho? – preguntó, con rapidez. Me encogí de hombros, bajando la mirada, sin ganas de nada. Mientras ella se fijaba en mis ojeras y en el mal aspecto que tenía – Aún no puedo creerme que Paul Rivas se haya marchado con todo el dinero.

Ni siquiera quería pensar en ello, lo había evitado durante todo el tiempo. ¿Qué iba a hacer con mi vida? ¿Cómo iba a seguir pagando la hipoteca al banco si no tenía dinero? Y lo más importante. ¿por qué iba a seguir pagando para luego quedarme sin nada? Ya que las casas no iban siquiera a construirse.

- Puedes quedarte aquí todo el tiempo que necesites – insistió. Me fijé en ella y sonreí, abrazándola de nuevo.

Era toda una suerte tenerla en mi vida. Después de la muerte de nuestra madre, y de que papá volviese a la cárcel, nos quedamos solas. Así que siempre cuidamos la una de la otra, hasta que ella encontró a Jack. Por un momento pensé que iba a apartarla de mi lado, pero nunca lo hizo, siempre la apoyó para que siguiésemos igual de unidas que siempre. Siempre le estaría agradecida a ese muchacho.

Papá, ¿qué por qué volvió a la cárcel si era inocente de ese crimen? Es simple, después de casi treinta años en la cárcel, las cosas cambiaron rápido en poco tiempo. Mamá no estaba, y le fue imposible conseguir un trabajo, nadie quería contratar a un ex convicto. Lo intentó durante dos años, adaptarse a la sociedad, vivir con nosotras, pero terminó tirando la toalla y cometiendo un simple atraco, siendo él mismo el que llamase a la policía dando el aviso. Lo encerraron después de eso.

Creo que... de alguna forma, se sentía más cómodo entre rejas, era alguien ahí dentro, y no tenía que preocuparse de traer trabajo a casa para alimentar a sus hijas.

Cenar en casa de Harper siempre fue extraño, comían con la televisión puesta, sin apenas dirigirse la palabra, dedicándose únicamente a engullir.

"... Y cambiando de tercio completamente... - decía el señor del telediario – Paul Rivas, el exitoso empresario, dueño de una de las constructoras más grandes de nuestro país, se ha fugado del país, nada más y nada menos que con 30.000 billones de dólares, estafando a miles de personas que invirtieron en sus proyectos – se veían imágenes de las instalaciones, incluso de Paul en el último meeting que dimos para hablar sobre el nuevo proyecto a las afueras, en el este de la ciudad. Ese en el que yo misma invertí – Muchos de sus trabajadores han sido detenidos ... - imágenes de mi detención, y de muchos de mis compañeros aparecían en pantalla. Momento que Jack aprovechó para cambiar de canal. Le sonreí en seguida, agradecida, él lució despreocupado, y siguió engullendo el brócoli, como si tal cosa.

Con los anuncios de fondo terminamos de comer. Me marché a la cocina con mi plato, mientras escuchaba de fondo uno de esos anuncios, con mi hermana entusiasmada mirando hacia él. Sabía que estaban hablando sobre su programa favorito de todos los tiempos.

"Cinco parejas, cinco celebrities, un maletín con dinero, 100 días para conocerse. El amor y el dinero está en juego. Próximamente, una nueva edición de El amor de un millonario. Si quieres participar, sólo tienes que mandar tu vídeo de presentación a  .... si eres mujer, o al ... si eres hombre"

Volví a la mesa con el frutero y tres cuchillos con los que trocear la fruta, me senté en mi lugar y cogí una manzana, dejando la vista sobre mi hermana, que tecleaba en su smarthpohone como una obsesa. Y ahí estaba de nuevo, de seguro actualizando una de sus redes sociales, sin dejar de lado ni un segundo su maravillosa vida de influencer.


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