Capítulo 7 - El pacto.
No me he vuelto loca ni nada, estoy subiendo capítulos, para que la podáis disfrutar, porque pronto la quitaré de wattpad para poder presentarla a un concurso en el que me piden exclusividad. Sorry. Cuando lo tenga todo montado os compartiré link por si queréis pasaros a leerla por allí :P
Hacía números, sentada en el sofá, en la casa de mi hermana. Ya era oficial, me había mudado allí permanentemente, no podía seguir pagando la luz y el agua. Tener una casa abierta cuesta mucho dinero, ya tenía suficiente con las deudas del banco, que se me amontonaban.
Quizás podría vender algunos muebles y sacarme algún dinero extra, eso me serviría para hacer frente a algunas facturas, pero no libraría la carga ni por asomo.
- ¿Y si haces un trato con él para beneficiaros de esta posible relación mutuamente? – la voz de mi hermana, en la conversación que tuvimos la noche anterior inundó mis oídos. Y, aunque de primeras me pareció un absurdo, en realidad, no era tan mala idea. Necesitaba la pasta, y no podía esperar a que terminase el programa para ganarla.
Pero... tampoco quería pedirle dinero a ese idiota.
- Sería un préstamo – volvió a decir mi hermana en la cabeza. Pues todas las posibles dudas y puestas en contra que yo pensase en ese momento, ya las había puesto en su conocimiento la noche anterior, mientras hablábamos sobre el tema, junto a mi prima, que no dejaba de opinar que estábamos chifladas, y de hablarnos a cada tanto, de el pedazo de moreno que se había agenciado en Roma – se lo devolverás cuando ganéis el concurso y te den la pasta.
El timbre de la puerta sonó, haciéndome salir de mis pensamientos, girando la cabeza para mirar hacia la puerta. Me levanté, con desgana, arrastré los pies por el piso, hasta que llegué hasta la puerta y al abrir por poco no vuelvo a cerrarla del susto.
- ¿Qué quieres? – espeté, de mala gana, haciéndole sonreír. Era él, con su impoluto traje y esa pose de prepotencia que le caracterizaba. – nada de citas fuera del programa, ¿recuerdas?
- Créeme, tengo tan pocas ganas de verte como tú a mí – contestó, soltándose el botón de la chaqueta, mirando en entre tanto la hora en su caro reloj de ochocientos dólares. Alex llegó a su lado, lucía agitado, como si hubiese llegado hasta allí corriendo.
Me sujeté a la puerta, empezando a comprender que no iba a recibir una respuesta a corto tiempo. Mientras mi hermana se paseaba, más arreglada que de normal, por la casa, hablando por teléfono con nuestra prima, sobre algo que no alcancé a escuchar.
- ¿por qué estamos fuera aún? – se quejó Alex, haciendo que Neo se encogiese de hombros, despreocupado, y luego mirase hacia mí, con aires de superioridad.
- Vanessa, tengo que dejarte, ya están aquí – giré la cabeza hacia ella, justo cuando ella colgaba el teléfono y llegaba hasta nosotros – pasad.
- ¿Pasad? – pregunté, con incredulidad - ¿cómo que pasad? ¿qué está pasando Harper? ¿Qué has hecho?
- Lo que tú no te atrevías a hacer – contestó, cuando la encaré en la puerta de la cocina, con ellos ya dentro de ella. Abrí la boca, dispuesta a cantarle las cuarenta, pero las cerré al darme cuenta de que no sabía qué decir.
Nos sentamos en la mesa, los cuatro, mi hermana y yo, frente a él y su secretario.
- ¿Cuál es la proposición exactamente? – quiso saber Neo, con los brazos cruzados, echándose hacia atrás.
- Habíamos pensado... - comenzó Harper, pero la detuve antes de que hubiese dicho mucho más, dejando bien claro cuál era mi postura.
- ¿Nos?
- Vale, sí, había pensado, que, ya que vais a fingir ser novios, ¿por qué no sacar tajada?
- Te escucho – le animó Neo.
- Ambos podéis sacar provecho de esta situación. Mi hermana limpiando su nombre, y tú limpiando tu pasado de escándalos – Alex asintió, interesado en todo aquello, mientras Neo pensaba en ello. Yo estaba absorta en mis propios pensamientos, porque no estaba en lo absoluto de acuerdo con aquella locura.
- Es algo que nosotros también habíamos pensado... - comenzó Alex, haciendo que Neo le asesinase con la mirada – bueno, yo, yo lo había pensado, ¿contento?
- Entretanto, mientras ganamos y no, podrías hacernos un préstamo.
- Ni de coña – contestó Noa, haciendo que todos mirásemos hacia él - ¿qué seguridad hay de que ganemos el concurso? No la hay, no voy a prestar mi dinero arriesgándome a perderlo todo, porque... ¿cómo piensas hacer frente a la deuda del banco y a la que tienes conmigo, Christi?
- Te dije que no funcionaría – le dije a mi hermana, como si él no estuviese delante – se ha vuelto un tacaño con los años – rompió a reír, como si la situación le hiciese gracia.
- Bien. Te prestaré el dinero para esa deuda, pero te aseguro que los intereses son altos.
- Paso, ya tengo suficiente con los intereses del banco – le dije a mi hermana, sin mirarle si quiera. Sabía que ardería Troya si nos mirábamos.
- No lo has comprendido – añadió él, divertido, parecía estar disfrutando con todo aquello – yo pago tu deuda con el banco, asumo todos los intereses por cancelación anticipada – abrí la boca, mirando hacia él, sin dar crédito – no tendrás que preocuparte por esa deuda – tragué saliva, sin saber qué decir.
- ¿dónde tenemos que firmar? – bromeó mi hermana, como si pretendiese aceptar aquello.
- ¿Qué vas a pedirme a cambio? – pregunté. Sonrió. Eso lo decía todo – Paso – mi hermana me miró, como si estuviese loca – porque aceptar un favor de un Hughes siempre trae consecuencias – torció el gesto, molesto, apretando los dientes, para luego lamer su labio inferior, y morder este.
- El treinta y cinco por ciento de la deuda – contestó.
- ¿Estás loco? ¡No pienso pagarte tanto!
- El diez por ciento – añadió Alex, haciendo que el otro le mirase sin comprender – y tu compromiso de pago, de que no abandonarás todo y te quedarás hasta el final.
- Hecho – rezó mi hermana por mí. Ambos estrecharon las manos, cerrando aquel pacto que nosotros ni siquiera habíamos aceptado.
Los dejé hablando sobre condiciones y clausulas, mientras Neo y yo nos asesinábamos con la mirada. Podía escucharles de fondo.
- Deben verlos en público fuera del programa, como si fuese algo real, como si hubiese surgido el amor entre ellos – añadía mi hermana, que sabía absolutamente todo sobre ese tipo de cosas, ventajas de ser influencer.
- Lo organizaré.
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