Capítulo 15 - Ser mejor.
Aquí os traigo el extra de la semana. El siguiente capítulo lo tendréis el domingo.
Espero que les guste :D
Ni siquiera sé cómo sucedió, pero acabamos pasando la noche juntos, acurrucados en su cama. Pero no penséis mal, no había habido sexo, solo arrumacos, besos, abrazos, risas y bromas, nada más.
Recuerdo que me quedé dormida cuando acariciaba mi cabeza, y estaba despertando justo de la misma manera, con su respiración sobre mí, escuchando el amanecer de un nuevo día.
- ¿Vas a seguir fingiendo que duermes? – me sorprendió su voz. Sonreí, sin decir nada – Se me ocurre una buena manera de castigarte – bromeó, comenzando su ataque de cosquillas, mientras luchaba contra él, y rompía a reír. Sonrió, observándome con cautela, así que le miré, sonriente, sin decir nada, durante un momento largo – este espejismo es precioso – ensanché la sonrisa.
- Sigues teniendo miedo de que algo me suceda – me percaté, no dijo nada, sólo me miró – nada va a sucederme, si estoy contigo, Neo.
- Es justo, al contrario, Christi – tragó saliva, fijándose en mis labios un momento – conmigo no estás a salvo, en lo absoluto – levantó la vista, y acarició mi mejilla – no podré salvarte.
- No voy a alejarme de ti, Neo – sonrió, sin atreverse a decir lo contrario. Creo que le daba demasiado miedo volver a dejarme fuera, pero tampoco quería dejarme entrar – todo el mundo necesita sentirse amado. Podemos solucionarlo juntos – negó con la cabeza.
- Te necesito a salvo – me dijo. Le observé, con cautela – lejos de mí – tragué saliva, negando con la cabeza, al darme cuenta de que él sacrificaría cualquier cosa por ponerme a salvo.
- Debiste haberte sentido tan sólo... - reconocí, no dijo nada, sólo sonrió, melancólico - ... cuando pensabas que te odiaba – ambos permanecimos en silencio, acariciando el rostro del otro, como si pretendiésemos memorizar cada gesto, cada arruga – Por eso redactaste la cláusula final – averigüé, sonrió – no querías que volviese a sufrir por nosotros.
- Disfrutemos del tiempo que podamos juntos – me dijo al fin, después de pensar en ello durante un rato – así cuando todo esto termine podremos decirnos adiós sin arrepentimientos.
- No voy a alejarme ni, aunque termine el programa – sonrió. Sabía que no estaba de acuerdo, pero no quería discutir conmigo – no te estoy llevando la contraria porque disfrute con ello.
- No quiero que me guardes rencor cuando todo esto termine, no de nuevo – tragué saliva, al darme cuenta de que era cierto, él lo había pasado tan mal cuando pensaba que le odiaba. – sólo quiero sentir tu amor un poco más, antes de decirte adiós.
- ¿él te amenazó de alguna forma? – lancé, haciéndole perder la sonrisa de golpe. El miedo se reflejó en sus ojos, y me di cuenta en seguida de que tenía razón. Había sido el hijo de puta de su tío, el que nos separó – fingiremos que no sentimos nada – sugerí, haciéndole sonreír, apreciando el gesto – hasta que encontremos la manera de poder estar juntos.
- Esta vez no me dejaré llevar por lo que siento, Christi – reconoció, volviendo a poner impedimentos a aquello. Me sacaba de quicio. Si me quería... ¿por qué no quería estar conmigo?
- ¿qué ocurrió la otra vez? Cuando te dejaste llevar – sonrió, negando con la cabeza, en señal de que no iba a decírmelo.
- Una desgracia – dijo al fin. Pensé en aquel entonces. ¿qué desgracia ocurrió entonces? Lo único que ocurrió en aquella época fue el encarcelamiento de mi padre.
- ¿Aún sigues sintiendo lo mismo por mí? – quise saber, cambiando de tema, porque no quería hablar sobre mi padre, sobre lo mal que lo pasé cuando él no me apoyó con aquello, cuando me abandonó, diciéndome todas esas mentiras.
- Mis sentimientos no me harán cambiar de opinión – contestó. Sonreí, ocultando mi cabeza en su pecho, abrazándole, escuchando su corazón, calmándome.
Desayunábamos en la sala del descanso, junto al resto de nuestro grupo. Sentados en el sofá, con nuestras manos entrelazadas, sin dejar de mirarnos, con una gran sonrisa en nuestros rostros.
- ¿Has visto eso? – preguntó la coproductora hacia el cámara, haciendo que este mirase hacia ese punto, y comenzase a grabarnos, mientras, nosotros, absortos en nuestros propios pensamientos no nos dábamos cuenta de nada – parece que hubo reconciliación anoche.
- Hacen una bonita pareja – aseguró el cámara.
No quería volver, por eso estaba temiendo que los demás dijesen que era hora de recoger y marcharnos a coger el avión. Había sido el mejor viaje de mi vida, pero no por eso, en realidad quería alargarlo un poco más, quería quedarme a su lado un poco más.
Volver a casa significaba decirle adiós a ese gran mentiroso que estaba dispuesto a cualquier cosa para mantenerme a salvo, y no quería renunciar a eso aún. Me había pasado demasiado tiempo añorándole, deseando una oportunidad así.
- Voy a echar de menos este bonito rostro cuando volvamos – me dijo, haciéndome partícipe de que él estaba pensando en lo mismo. Sonreí. Me encantaba esa conexión que teníamos – aunque nos veremos en las citas del programa, y para fingir esta relación frente a todos los demás.
- Ya no quiero que vuelvas a fingir conmigo, nunca – sonrió, sin tan siquiera quitar sus ojos de mí – disfrutemos de esta oportunidad que nos ha regalado la vida.
- Pienso hacerlo – contestó – lo que dijiste ayer, usarte, tomar ese amor que me procesas y disfrutar de cada momento, Christi. Pero luego... cuando todo acabe...
- No pensemos en el final aún – pedí. Sonrió, apretando nuestro agarre – disfrutemos, Neo, vivamos el día a día – asintió, en señal de que iba a hacerme caso en todo – ganemos este programa siendo nosotros mismos.
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