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32; Comienzo.

Capitulo dedicado a: Mimi_Moon07
gracias por tu ardua actividad en la historia, toma un kiwi 🥝

Predeciblemente Hawái era un lugar lleno de arte y belleza, ambos únicos y de acuerdo a su cultura. Jimin y Jungkook habían comenzado su segundo día en aquel paraíso tropical desde temprano, decidiendo viajar a distintos lugares turísticos para apreciar aquel arte, no sin antes detenerse almorzar algo. Ya habían disfrutado lo suficiente el día anterior de la playa, entonces ahora se dedicaron a conocer nuevos lugares. Empezaron ubicadose en el templo de Byodo-In, un lugar que bien, no tiene que ver con la cultura Coreana, traía al estado la cultura Japonesa, no era igual, pero tenía como resultado un poco de la cultura asiática.

—Mira esto de aquí —Jimin tocó a un maniquí vestido con una armadura metálica, la cual no estaba exactamente estable, parecía tener un par unos años allí—. Se ve genial —curiosamente el pelirosa tocó la armadura, y solo esto bastó para que colapsara, teniendo como resultado sonidos metálicos, tales como los de una batería.

—¡Jimin! —Jungkook abrió muchos sus ojos sorprendido—. Ay por dios ¿qué hiciste? —miró la escena y a decir verdad se veía un poco graciosa—. Vámonos antes de que nos arresten, vamos.

Sujeto a su omega de la mano, y mientras ambos soltaban varias risitas bajas, salieron corriendo del lugar.

Lugo de visitar y conocer un poco más del templo Byodo-In, se trasladaron hasta el Valle de Waipio, una playa muy recurrida y encantadora, rodeada de frondosos muros de acantilados, su fértil valle se abre paso al océano, donde la arena es color negra, las olas blancas y el agua azul cristalina. Y en el punto de vista más alto se encuentra un mirador con perspectiva impresionante. Por suerte trajeron consigo una cámara polaroid, y aunque sus celulares podían hacer casi lo mismo, preferían inmortalizar el momento en una imagen física que toda su vida tuviera consigo.

—Sir, can you take a picture of us? —Jungkook le pidió a un hombre de complexión robusta tomarles una foto frente al hermoso paisaje rebosante. El hombre amablemente acepto, entonces tomó la cámara y los apunto con el lente—. ¿Estas listo amor?.

Jeon colocó su mano sobre el hombro de Jimin, este le brindo una sonrisa diciéndole que estaba listo, entonces ambos sonrieron mostrando sus perfectas dentaduras blancas, haciendo desaparecer sus ojos al tiempo que alzaban dos de sus dedos, como en signo de paz, posicionándolos cerca de su rostro, y finalmente juntaron sus cabeza.

La fotografía fue tomada en segundos, y en un par más está salió impresa por la misma cámara, la cual contaba con esa función. Jungkook la agitó para que la imagen se divisara y finalmente apareció, con los bordes blancos y su hermosa imagen allí al medio, esa había sido su primer foto física, ya que las demás permanecían guardadas en la memoria del celular de Jimin, casi todas con filtros tiernos o completamente cómicos. Y eso les causo nostalgia, mirando su primer fotografía.

—Podría llorar en este momento —menciono el alfa. Park lo miró con el ceño fruncido y una sonrisa, extrañado de su actitud—. ¿Tú no? Y eso que tú eres el sentimental.

—¿De verdad lo harás? —lo miró atentamente abriendo sus ojos un poco de más—. Déjame grabar este momento—hizo un ademán de sacar su celular, pero rápidamente Jungkook comenzó a reír.

—Claro que no, no voy a llorar, lo que voy hacer en este instante es besarte, ven —el mayor cargo al omega, unieron sus labios y mientras se besaban le dio un par de vueltas en el aire, rompiendo el beso por las carcajadas que soltaron.

—¡Ya basta, ya basta! ¡Jajaja! Bájame es terrorífico.

Su día de turistas habría de terminar en la icónico Centro de Cultura Polinesio, un lugar repleto de la cultura Isleña Polinesia en Hawái, entre la música, la danza, los juegos, y las distintas demostraciones artesanales, era un lugar alegre, lleno de energía y por supuesto de personas sumamente amables, que recibían a sus visitantes con una sonrisa y un collar colorido de flores.

—Welina —dijeron aquellas dos jóvenes de piel morena, dando la bienvenida, vestidas con faldas de color beige de hojas cecas de hala, un tipo de hierba, ambas señoritas bastante hermosas.

—Welina —respondieron Jimin y Jungkook haciendo una pequeña reverencia sin haber entendido lo que habían dicho, e intentado ser corteses—. ¿Qué fue lo que dijeron? —preguntó el omega.

—No tengo idea —ambos soltaron una pequeña risa a medida que se adentraban al parque.

El lugar era simplemente extraordinario, con decoraciones y lugares hechos de paja, estatuas con formas extrañas, palmeras por doquier y una gran Laguna. La noche les había caído sin darse cuenta, la iluminación era a base de antorchas que o bien estaban en un lugar seguro, o distintos hombres fornidos o con trajes típicos las manipulaban impresionado a todas las personas con sus trucos.

—¡Woah! Jungkookie mira eso —Jimin apunto al hombre que sacaba fuego de su boca, impresionado por su truco—. ¿No es genial? Míralo.

Pero pareciera que Jungkook no notaba el fuego, si no los músculos desnudos del hombre. Así que frunciendo el ceño y lleno de obvios celos, sujeto la mano de su chico y se lo llevo rápidamente de ese lugar.

—No, no es genial —dijo en un tono brusco, aunque esto le pareció cómico y un tanto adorable a Jimin—. Nada genial, él no es genial, yo si soy genial, súper genial. —chasqueo la lengua—. Anda solo camina lejos de ese hombre musculoso.

El pelirosa río en voz baja.

—Okay, señor celos.

Por suerte había distintos puestos de comida, rebosantes a plena disposición de su consumo, hasta el momento solo tenían el almuerzo en el estómago y demasiado turismo tuvo como resultado que les rugieran las tripas al ver toda esa comida. Y era normal querer comer un poco de más, pero al parecer Jimin ese día tenía mas hambre de lo habitual, siendo lo habitual ya algo grande; tomó banderillas de distintas carnes y pescados, también hacia diferentes combinaciones extrañas, como tomar una soda mientras se comía un enorme algodón de azúcar, e incluso teniendo todo revuelto dentro de su boca no le dio asco, pero a Jungkook si.

—Mierda amor ¿estás bien? ¿No te da asco todo eso combinado? —preguntó con una mueca apunto de vomitar.

—Nop —contesto con la boca llena, mientras sonreía con sus mejillas llenas de comida, igualándose a las de una ardilla. Jeon solo río, pues su chico era demasiado tierno.

[...]

Luego de que sus estómagos estuvieran más que satisfechos, invitados, se dirigieron a ver un espectáculo de danza con fuego, que al parecer era bastante famoso y típico. Tomaron asientos en las sillas hechas de hojas de palmera, bástate cómodas. Y entre aplauso y fuertes sonidos de tambores, más un espectáculo de fuego producido por hombres, salieron las bailarinas moviendo sus caderas de una manera inaudita y extraordinaria, incluso Jimin sintió celos, debía aprender como hacer eso, pues pensó en todas las posibilidades a la hora de tener sexo, seguramente tendría en su mano a Jungkook.

—¿Darán clases? —se preguntó el pelirosa en voz baja.

El show era irreal, entre sonidos de tambores, el baile de caderas y manos de las bailarinas, y los hombres haciendo hazañas con el fuego, estaban apreciando una cultura completamente diferente y les encantaba. Quedaron completamente impresionados por su arduo y artesanal trabajo.

Pero entonces, de pronto, Jimin sintió su cuerpo diferente; un mareo se presentó de la nada, mientras que al mismo tiempo comenzaba a sentir demasiado calor, más del que debería tener siendo un lugar caluroso donde se encontraba, también podía sentir su cuerpo cosquillear y una ansiosa necesidad de algo, pero ¿qué era? Ya habían comido ¿acaso no lo hizo lo suficientemente para quedar satisfecho?.

Simplemente sacó la conclusión que se estaba sintiendo mal por alguna extraña razón, así que decidió irse antes de que algo malo sucediera.

—Jungkookie —le llamó jalando su camisa, pues este miraba todo el show sin parpadear totalmente impactado—. Amor... Kookie... —este no le daba respuesta—. ¡Jeon Jungkook! —gritó y entonces este le miró frunciendo el ceño.

—Ah, mande, mande ¿qué pasó mi caramelo?.

—No me estoy siendo muy bien ¿podemos volver a la cabaña? Por favor —le dijo con angustia, y sin chistar Jungkook se levantó de su lugar, lo tomó de la mano y caminaron hacia la salida del parque.

[...]

Durante todo el viaje hacia su cabaña, Jimin se quejaba por algún extraño malestar, le sudaban las manos, el cuerpo le temblaba, y su olor era demasiado fuerte y evidente, como si esparciera sus feromonas apropósito.

Cuando llegaron a su respectiva cabaña, su estado era aún más preocupante, Jungkook lo ayudo a entrar a la habitación, preocupado de que pudiera caer por el malestar, y entonces en ese momento tocó su piel la cual estaba ardiendo, como si hubiera estado dentro de un horno, o agua caliente. También su olor se había intensificado, y no es que le desagradara, le encantaban, pero era demasiado.

Pero él no sabía que carajo sucedía, fue tan de pronto, estaba asustado, preocupado por su pequeño omega que seguramente en cualquier momento colapsaría, tenía que hacer algo ahora.

—Tranquilo, iré a la farmacia a comprar medicamentos, seguramente te resfriaste por el cambio de clima, ahora vuelvo —Jeon hizo un ademán de irse, pero sintió como Jimin le sujeto la mano con una fuerza, una que nunca había visto en él.

Entonces se giró encontrándose con los ojos llenos de lujuria de su omega, incluso pudo sentir una extraña aura emanando de él, una aura lasciva que estaba envolviéndolo a medida que el se acercaba de manera lenta hacia su rostro, mientras este lo miraba fijamente con la respiración agitada.

—Oh Jungkookie —el tono de su voz se escuchó seductor, suave, jadeante—. A llegado la hora amor —relamió sus labios y luego se mordió el inferior—. Estoy ansioso, ven tócame soy completamente tuyo —sonrío juguetonamente—. Por favor follame, dios te quiero dentro de mi ahora, hazme enloquecer ¿me lo harás, papi?.

Esto dejó petrificado al pelinegro, y es que Jimin podía ser muy sensual cuando se trataba de tener sexo, pero en ese momento no parecía ser el, parecía como si... su celo hablara por el.

—Mierda, esto es... —murmuro Jeon, pero no pudo terminar la oración pues de pronto y rápidamente el pelirosa lo aventó a la cama—... Tu celo —finalizó estando congelado ante la repentina acción.

—¿Estas listo? Vamos dámelo, quiero que me hagas tuyo, déjame sin aliento, déjame sin poder caminar joder —Park se montó sobre el a horcajadas y le comenzó a quitar bruscamente la ropa.

Entonces el alfa entró en sus pensamientos, se tomó dos segundos para procesar lo que estaba sucediendo, este era el momento que más estaba esperando, el celo de Jimin. Había llegado el momento de ponerle su marca, y por supuesto, el momento de coger como nunca antes.

—Oh mi caramelo, prepárate...

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