27; Rencor absurdo.
—¿Esto es todo, Jungkook? —la voz de Park Jimin se encontraba rota, al igual que su corazón y sus ilusiones. Con su maleta en la mano miraba desde lejos al alfa, quien se mantenía de espaldas sentado en un sofá del bar, bebiéndose un vaso de whisky a secas—. ¡Jungkook por favor! ¡No quiero que esto termine así! ¡Al menos déjame explicar...!.
—¿Acaso no me escuchaste? —bramó Jeon con una voz rencorosa, interrumpiéndolo—. Lárgate, no quiero escucharte, no quiero volver a verte. Toma todas tus cosas y sal de aquí, porque si no haré que te saquen de aquí a la fuerza.
—¿Y qué hay de lo que vivimos juntos? ¿De nuestro amor? Yo te amo, jamás te haría algo como eso, debes creer en mi Jungkook. —las mortíferas lagrimas seguían y seguían saliendo sin cesar, inclusive ya tenía los ojos sumamente rojos e hinchados, pero no podía dejar de llorar por la desesperanza y dolor.
—¡Ahh! ¡Por un demonio! —Jungkook se levantó y lanzo el vaso de vidrio contra el suelo rompiéndolo por completo—. ¿Qué es lo que no entiendes? ¡Esto se termino! —lo miró con la respiración agitada y los ojos rojos—. ¡Toda está mierda se acabo! ¡Tu yo, nuestro amor! ¡Todo!.
—Pero... yo no quiero que se termine, déjame explicártelo —Jimin soltó su maleta y se acercó al azabache un poco temeroso, pero sabiendo que él no era capaz de hacerle daño—. Escúchame, solo te pido eso, y si después de escucharme decides que de verdad, todo entre nosotros se termino, me iré, y jamás volverás a saber de mi.
Jungkook se quedó en silencio, accediendo a su petición. Trago saliva tratado de deshacer el nudo en su garganta, intentado mantener su decisión y no rendirse ante el omega con ojos llorosos que amaba, pero que lo había decepcionado y herido.
—No quise decírtelo antes porque temía que algo malo pudiera suceder, pero al parecer ocurrió lo peor. —suspiro y luego llevo aire a sus pulmones, intentado hablar mientras seguía llorando—. Taehyung un día antes me confesó que le gustaba, que me quería hacer suyo, sin importarle que tú fueras su amigo, pero yo me negué por completo porque te amo Jungkook y sabia que estaba contigo. —se atrevió a tocar su brazo.
Rápidamente el mencionó se alejó dando un paso hacia atrás.
—Basura ¿tú piensas que yo voy a creer eso? ¿Entonces por que lo besaste? ¿Ah? —abrió mucho sus ojos lleno de furia—. ¡Anda dime! ¿Por que lo besabas tan apasionadamente?.
—El me obligó, yo no quería hacerlo —sus respiración se agito, Jimin llego a un punto de desesperación que ya no sabía que más decir—. Cuando estaba apunto de gritar él me beso, luego esparció sus feromonas y yo como omega naturalmente reaccioné a ellas, fue algo muy horrible ¿por qué no intentas comprenderme?.
Jungkook lo miró por unos segundos, pero luego soltó una risa irónica.
—No te creo —espeto—. Debí hacerle caso a Namjoon cuando me dijo que no eras más que un chico de un club, rayos no se por que espere tanto de alguien como tú.
—Jungkook no digas eso, me lastimas.
—¿¡Tanto como tú me lastimaste a mi!? —lo sujeto de los brazos bruscamente y lo miró de forma brusca—. ¡Yo confié en ti! ¡Te entregue mi corazón, todo mi ser fue tuyo! ¡Quería vivir una vida entera contigo! ¡Yo realmente creí que eras el amor de mi vida Jimin! —una lágrima se le escapó y recorrió toda su mejilla hasta su cuello.
—Lo soy amor, y tú también era el amor de mi vida, por favor recupera tus sentidos, jamás sería capaz de engañarte y menos con tu mejor amigo. Todavía podemos hacer una vida juntos, tú aún tienes mi corazón, solo no te rindas conmigo, te lo pido...
—En nuestra primera cita yo te dije que era muy desdichado en el amor, y aún así tú decidiste engañarme ¿como te atreves a si quiera mirarme a los ojos? ¡No te da vergüenza! —lo empujó alejándolo—. Vete, esto se termino —se dio la vuelta dándole la espalda—. Ya te escuché y sigo pensando de la misma manera.
—¿Estás complétame seguro Jungkook? —le preguntó tratado de mirarlo a los ojos, este desvió la mirada para no seguir mirándolo.
Jimin limpió sus lágrimas, pero esto era inútil, estas no dejaban de derrámense vigorosamente.
—Está bien, me voy —tomó su maleta de nuevo y se paró con firmeza—. Y haré lo que te prometí, jamás volverás a saber de mi, así que esta es la última vez que no veremos, espero no te arrepientas. Adiós Jungkook.
Y entonces sin decir nada, y aunque no quisiera y su corazón se rompiera a cada segundo, se dio la vuelta y salió del lugar con la cabeza gacha sin dejar de llorar. Jungkook rápidamente se dio la vuelta, dio un paso apresurado estirando la mano intentado alcanzarlo, pero inmediatamente se detuvo, lo miró irse llevándose su hermosa presencia, volviendo más oscuro y frío el lugar, pero el se quedó allí, preso de su rencor y sufrimiento.
Era un mes ya, un mes sin probar sus besos, sin oler su hermoso aroma, si sentir sus brazos y caricias, había pasado un mes lleno de aflicciones y del recuerdo de una decisión tomada por pura furia. La vida había cambiado por completo.
Desde pequeños nos enseñan que el amor es un sentimiento muy interesante que el humano siempre busca sin saber las consecuencias. Así como el amor puede ser mágico, también puede ser una completa mierda, siempre hay pros y contras, nadie se salva del terrible destino de sufrir por amor.
Incluso si querían ocultaron simplemente no podían, un corazón roto difícilmente se puede ocultar. ¿Pero que era lo que los delataba?... ¿acaso fueron todas las veces que Jimin se encerraba en su habitación a llorar por horas? O ¿Las múltiples botellas de alcohol que Jungkook bebía en una sola noche, para lograr con la embriaguez olvidar todos esos recuerdos con Jimin? O tal vez ¿aquellas pesadillas que ambos tenían recordando aquel terrible día?. En realidad era demasiadas las evidencias de su desdicha, pero ¿que había que hacer? Así lo habían decidido ellos. Habían decidido sufrir.
—Jimin cariño, ¿irás a trabajar hoy? —preguntó la abuela Park con el oído en la puerta de la habitación del ya mencionado—. ¿Angelito? ¿Estas a...?
—Buenos días abuela —él pelirosa salió de la habitación con su uniforme de la panadería, un tanto desalineado, con la cabeza gacha y una mirada triste como siempre—. Si, me voy ahora.
Avanzó hacia la salida sin decir nada más. A los abuelos y a Jihyun se les terminaban las palabras para reconfortarlo, no había nada que lo hiciera sentir mejor, Jimin no había sonreído ni una sola vez desde que regresó a su hogar llorando desconsoladamente.
Y en el trabajo intentaba estar lo más entretenido posible, no importa si se cansaba rápido por la faltada de sueño, o porque no había estado comiendo muy bien esas semanas, él solo quería olvidar ese dolor al menos por unas horas.
—Jimin hoy quédate a cerrar la tienda por favor —le hablo su jefe quien se colocaba apresuradamente su chaqueta mientras el que omega limpiaba el suelo—. Tengo algunas cosas que hacer hoy, y ya me tengo que ir ¿esta bien?.
—Claro jefe, vaya con cuidado —hizo una pequeña reverencia serio, y luego continuó con su trabajo.
—Dios la cocina esta que arde, creo que alguien podría hacerse chicharrón allí adentro —Hwasa salió de la cocina cubierta de sudor y con el uniforme lleno de harina—. Oye Jimin —se acercó al mencionado.
Ella también sabía todo sobre su desdicha amorosa, y de alguna manera lo veía venir desde que vio por primera vez a Jungkook. Siempre creyó que ese tipo tenía la pinta de ser un completo rompecorazones, y al parecer estaba en lo cierto.
—¿Quieres ir a comer pollo dulce conmigo después del trabajo? —preguntó la morena con una sonrisa brillante.
—No gracias, hoy tengo que cerrar la tienda, el jefe tuvo que salir por asuntos personales —respondió serio, concentrado en dejar el piso impecable.
—Okay iremos otro día entonces, y oye ¿como vas con el asunto de...?
—¡¿Cuantas veces tengo que decirte que no quiero que hablemos sobre él?! —exclamó Jimin asustando a su compañera por aquella expresión a la defensiva. El nunca fue así.
—Yo... —bajo el rostro—. Lo siento, debo dejar meterme en los asuntos que no me incumben ¿cierto? Bueno, seguiré con mi trabajo, tú sigue con el tuyo —y entonces se fue, dolida, por ver a su dulce compañero de esa manera.
Jimin ciertamente había cambiado, demasiado dirán algunos muy cercanos. Aquella aura dulce y llena de alegría se había desvanecido casi por completo, ya no reía, ya no bailaba, vestía siempre desalineado, estaba siempre deprimido, incluso había veces que en ves de comer prefería llorar durante horas, gritándose lo mucho que se odiaba, era un corazón roto y todos lo notaban, y era realmente doloroso.
[...]
Finalmente la panadería había cerrado, el turno de Jimin había finalizado, se dedicó a apagar todas las luces del establecimiento, colocar la clave para la alarma contra robos y una vez todo listo salió del lugar, cerró la puerta con llave y se aseguró de que todo estuviera completamente seguro.
Soltó un leve suspiro, guardó las llaves en su bolsillo y antes de que se diera la vuelta...
—Jimin —resonó por sus oídos aquella voz ligera pero a la vez ronca. Y entonces de inmediato supo de quien se trataba, ya que, a parte de reconocer su voz, al inhalar su aroma, la piel se le puso de gallina, tal como aquella vez en el club.
—Ju-Jungkook —murmuro palidecido, anonadado y sin poder creer quien estaba detras suyo.
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