22; Leche de platano.
Un despertar nunca se sintió tan ameno. La mañana entró por la ventana y traspasó las cortinas, Jungkook sintió los cálidos rayos del sol situarse en su desnuda espalda, se removió aún adormilado, buscando con su mano el cuerpo de su amante al otro lado de la cama, donde el debía estar, pero al pacer el lugar se encontraba vacío.
Inmediatamente despertó y se sentó violentamente, busco con la mirada rápidamente a Jimin por toda la habitación. Un pequeño flashback se cruzó por sus recuerdos, inyectándole terror al no encontrarlo por ninguna parte, su corazón latió rápidamente con fuerza, sudó frío y tragó saliva. Había recordado aquella tortuosa semana que estuvo sin saber nada de él, todos los sentimientos de angustia aún se mantenían vivos en su memoria.
—Jimin... —hablo con la boca seca. Inmediatamente se levantó. Aún se encontraba desnudó luego de la apasionada noche anterior; se puso sus bóxers y sus pantalones, ni quiera pensó en ponerse una camisa, o zapatos, solo quería encontrar a su chico de cabello rosado—. ¡Jimin! ¿Donde estas?.
Salió de la habitación, le dio un vistazo al pasillo, ahí no estaba, bajó velozmente las escaleras de caracol, busco en la sala principal, tampoco están allí, corrió hacia la cocina y cuando abrió la puerta finalmente allí estaba.
Soltó una exhalación y el aire regresó a sus pulmones, al mismo tiempo que sus hombros se relajaban y su corazón baja la velocidad de las palpitaciones.
—Jungkookie —Jimin sonrío dulcemente parado enfrente de la estufa, con una camisa grande y holgada que cubría solo hasta sus muslos, descalzo y agarrando su cabello del frente en una pequeña coletita—. Buenos días ¿tienes hambre?.
Al parecer se encontraba cocinando algo. ¿Qué era ese delicioso olor? ¿Panqueques?. Jungkook más tranquilo se acercó a él, lo tomó por la cintura y al tenerlo de espaldas olfateó su cuello y luego depositó un par de besitos allí mismo.
—Hueles bien, tú olor es maravilloso, me fascina —murmuro, mientras escuchaba las bajas risitas de su chico.
—Me haces cosquillas —río—... Decidí hacer hoy el desayuno, estaba acostumbrado hacerlo en la casa de mis abuelos, cuando llegue aquí hacían todo por mi, es bueno, pero también es agradable cocinar tu mismo, para alguien que amas.
—¿Me amas? —cuestionó abrazándolo, dejando su cabeza sobre su nuca.
—¿Estas en drogas? —replicó Jimin con ironía, mientras colocaba sobre un plato los panqueques en una pila—. Claro que te amo ¿acaso estás cuestionando mi amor por ti?.
El azabache agitó la cabeza negando—. No, solamente quería que lo dijeras, me gusta escuchar tu dulce voz decirme te amo.
Park sonrió y se giró con el plato de panqueques en sus manos.
—Te amo Jungkook —dijo mirándolo directamente a los ojos con una sonrisa dibujada en su rostro—. Ahora hay que desayunar, estoy hambriento, después de lo de ayer creo que puedo comerme una vaca.
—Yo te comería a ti, y uno de estos —Jungkook tomo uno de los panqueques y le dio un mordisco, él pelirosa frunció el ceño con una pequeña molestia tierna—. ¿Qué? —hablo con la boca llena.
—Toma un plato al menos —respondió y se dio la media vuelta para conducirse al pequeño comedor que había dentro de la cocina. Dejó el planto al medio, ya había colocado anteriormente los cubiertos, vasos y lo que le pondrían encima a sus panqueques, los cuales estarían acompañados por leche de plátano.
—Amor eres fabuloso ¿como supiste que soy fanatico de esa leche? —el alfa tomó asiento y le dio un trago al vaso con su leche favorita—. Mmm maldición, que bueno está todo, cariño eres el mejor.
Jimin sonrió.
—Lo se —también se sentó, a un lado de su chico, colocó uno de los panqueques en su plato y le empezó a untar mucho chocolate, era su favorito—. Kookie ahora que estamos aquí solos, quiero pedirte una disculpa por la estupidez que hice ayer, no debí irme así.
—Está bien, no estoy molesto mi caramelo —sujeto su pequeña mano y depósito un beso en su muñeca gentilmente—. Fui un completo idiota, te traje aquí para protegerte y estar más tiempo contigo, pero lo único que he hecho desde que llegaste es trabajar y no darte tiempo de calidad, como ahora.
—Yo te adoro, con el simplemente hecho de que duermas cada noche a mi lado y sienta tus brazos enredados en mi cuerpo es más que suficiente, además obtengo una recompensa casi siempre —enarco una ceja pícaro.
El pelinegro sonrió de lado, cómplice.
—Perdóname por ayer yo... —Jimin le tapó la boca de inmediato.
—Ayer fue fabuloso, no te disculpes por eso, discúlpate por no haberme amarrado a la cama antes ni haberme hecho todo lo que me hiciste anoche. No soy masoquista, pero creo que puedo convertirme en uno.
Jungkook subió las cejas—. Eso sería algo fabuloso, podríamos combinar fetiches, porque tú deberías disculparte por no haberme llamado papi mientras lo hacíamos antes.
—¿Entonces te gusta que te llame papi? ¿Incluso ahora papi? —dijo en un tono sensual.
—Por un demonio, podría empalmarme en este mismo instante si sigues así —acercó su rostro al de su chico, dejando una corta distancia entre sus labios—. Sígueme llamado así y el desayuno serás tu pequeño.
—... Papi, cómeme papi —mordió su labio inferior. Jungkook estaba apunto de comenzar a devorárselo pero entonces alguien los interrumpió tocando la puerta.
—Agh —gruñó Jeon—. ¿Quien es? ¿Qué quiere? ¡¿Y por que ahora?! —se levantó de su asiento bruscamente y atendió la puerta—. ¡¿Qué?!.
Era uno de sus hombres, este tembló y habló—. Discúlpeme señor —bajo el rostro—. Llamó el señor Kim desde Tokio, y me dijo que le diera el mensaje de que todo está yendo para bien, que lo llamara cuando estuviera desocupado.
—Entiendo ¿eso es todo? —preguntó, el hombre asintió—. Bueno entonces largo y no me molesten si no es de vida o muerte —cerró la puerta y regreso hacia su chico—. Listo, prosiga...
—Tranquilo vaquero —lo interrumpió—. Estoy exhausto y tengo todo mi cuerpo lleno de marcas tuyas, dame un descanso ¿si? —revoloteó sus pestañas y sonrió—. No soy una maquina de sexo como tú.
Jungkook soltó un pesado suspiro, impotente.
—Esta bien, lo dejare pasar por esta vez, pero para la próxima no habrá escapatoria —se volvió a sentar en su lugar.
—Entiendo. ¿Tienes algo que hacer hoy?.
—No, al parecer Namjoon se está encargado bien de todo allá en Tokio, lo llamaré más tarde, pero no creo que necesite mucho de mi, es bastante autosuficiente e inteligente. —sonrió—. Hoy me dedicaré solo a ti.
—Genial, entonces hay que seguir desayunando, tengo muchos planes —Jimin también sonrío muy feliz y emocionado. Al fin pasaría un día completo con su chico.
Desayunaron tranquilamente, deleitándose con el sabor dulce de los perfectos panqueques que había preparado Jimin. Tiempo después hicieron diferentes actividades por la tarde, vieron algunas películas románticas abrazados, y algunas veces se daban un par de pequeños besos por el ambiente. Hasta que llegó la hora de comer, entonces ambos prepararon algo delicioso optando por hacer una lasaña acompañada de un buen vino.
—Por nosotros amor mío —Jungkook alzó su copa de cristal y Jimin la choco con la suya.
—Por nosotros —sonrió.
Cayendo la noche y teniendo satisfechos sus estómagos, tomaron un baño caliente dentro de la tina a la luz de las velas aromáticas de distintos agradables olores que inundaron la habitación llena de vapor. Jeon estaba recargado en la tina y Park sobre su pecho de espaldas, sentado entre sus piernas. Algunas veces Jungkook le daba pequeños besitos en los hombros y lo acariciaba haciendo figuras inexistentes en su espalda con sus dedos, Jimin solo disfrutaba.
—¿Esto te gusta amor? ¿Te sientes bien? —le susurro al oído el pelinegro.
—Es delicioso, incluso podría morir en este mismo instante —contesto suavemente, con los ojos cerrados completamente calmado.
Cuando salieron del baño, antes de meterse en las sábanas para finalmente descansar, se pusieron mascarillas que Jimin tenia para el cuidado de su piel, sujetaron sus cabellos en una pequeña coleta, y esto los hacía ver muy graciosos, causándoles varias risas incontrolables. Mientras tanto, cenaron juntos un delicioso pastel de tres leches con avellana acompañado con nuevamente leche de plátano y una nueva película de dibujos animados.
—Amor terminó el tiempo, hay que quitar... —Jungkook calló al ver a su chico completamente dormido, tan sereno que no se atrevió a despertarlo, simplemente le quitó delicadamente la mascarilla.
El también se quitó la suya, colocó a Jimin bien en la cama y lo cubrió con las cobijas, luego el también se metió en estas, apago las luces y finalmente se acercó al cuerpo de su amante, lo envolvió con sus brazos brindándole a ambos una reconfortante calidez que poco a poco los llevo a quedarse completamente dormidos.
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