13; Una semana.
Con un balde de agua helada despertaron al pequeño omega de cabello rosa, quien había tratado de dormir temblado y castañeteando toda la noche, pues ni siquiera una manta le habían dando para cubrirse del frío que abundaba en aquella habitación oscura.
—¡Levántate! ¿Piensas que esto es un hotel? —le gritó otro hombre diferente al que ayer había visto—. Aquí está tu desayuno.
Le lanzó al colchón una bandeja con un asqueroso embutido que no deseaba investigar con que estaba hecho, pues solo a simple vista se notaba que no era algo que podía comerse, mas un pedazo de pan a su costado.
—Quiero que dejes esa bandeja vacía, y si intentas vomitarlo o tirarlo al inodoro té haré tragar mierda ¿lo entendiste? —sentenció fulminándolo con la mirada, amenazante.
Jimin asintió asustado.
—A-Agua —murmuró sin levantar la mirada—. ¿Pu-Puedes darme un poco de agua? Por favor.
—Iré por una botella, pero comienza a comer de lo contrario golpearé sin piedad tu estúpido rostro —le dijo y sin decirle nada más salió de la habitación.
Entonces Jimin aprovechó para correr al retrete y tirar esa asquerosa comida, por supuesto que no la iba a comer, prefería morir de hambre antes de contraer una infección estomacal.
Aunque no contaba con que aquel chico volvería tan pronto, cuando escuchó los pasos acercarse volvió al colchón sin nada en la bandeja, pero había olvidado jalar la palanca del inodoro, y rezaba porque no se diera cuenta que tiró la comida.
—Aquí está tu bote... —aquel entró y lo miró detenidamente entornando la mirada—. ¿Comiste tan rápido? —arqueó una ceja.
El pelirosa asintió junto a una pequeña sonrisa inocente, intentado ocultar su nerviosismo.
—A-Así es, moria de hambre.
Pero algo había dejado olvidado, el pedazo de pan que estaba en la bandeja junto al asqueroso embutido se había caído a lado del retrete y por ese pequeño se había condenado.
—No me digas —él camino hacia la taza, se hinco para tomar el pan y luego observo dentro de la taza percatándose del embutido, entonces tenso la mandíbula y soltó un suspiro al tiempo que se levantaba—. ¿Tú crees que soy estúpido? ¡Dime! ¡¿Piensas que soy estúpido?! Maldito omega ven aquí.
Jimin se estremeció al ver al hombre acercándose a él completamente furioso, lo tomó sujetando su nuca presionando con mucha fuerza, el pelirosa se quejó con dolor y no pudo detener nuevamente su llanto.
—¡Abre la maldita boca! —gritó más, Jimin no lo hizo y se negó—. ¿No? Así que prefieres por las malas, bueno entonces por las malas será.
El empujo el pedazo de pan contra sus labios, Jimin los apretaba con todas sus fuerzas pero no fue suficiente, el hombre logró que abriera su boca y le metió por completo el pan hasta la garganta, causándole espasmos de náuseas. Entonces una vez adentro el pedazo de pan le cerró la boca y presionó sus mejillas con sus mano mientras lo miraba llorar.
—Trágalo todo maldito niño malcriado ¿qué tus padres no te enseñaron modales? La comida no se desecha, se come estúpido —lo abofeteó con tal fuerza que le puso la mejilla roja y le hizo también una herida en el pómulo.
Lo tomó ahora por el cabello y lo arrastró hasta el inodoro, Jimin al ver el embutido revuelto con esa agua asquerosa y el pan presionado su garganta no contuvo las ganas de vomitar y solo lo hizo, haciendo enojar aún más al malvado hombre.
—¿Qué carajo te sucede? ¿Quien te dio el permiso de vomitar? Te tomas muchas atribuciones si mi permiso ¿quieres desobedecer? Pues yo te enseñaré a no hacerlo —y lo volvió abofetear una, dos, tres veces logrando abrirle el labio, y hasta hacerle sangrar también la nariz.
Jimin no dejaba de rogar entre lágrimas que se detuviera, pues no solamente lo abofeteaba, sino, también lo había pateado varías veces en las piernas y en el estómago, dejándolo finalmente incapaz de moverse del suelo donde estaba tirado, sangrando adolorido.
—Te quedarás sin comer ¿eso querías? Entonces muerte de hambre. —dejándolo allí se retiró de la habitación sin importarle el estado en el que había dejado al débil omega, quien apenas y podía mover los dedos.
—Ju-Jungkook ¿donde estas? Sálvame por favor —murmuro casi inaudible antes de desmayarse por el dolor.
Jimin en ese momento no estaba seguro si aguantaría vivo un día más allí. Pero sorprendentemente lo hizo, había pasado una tortuosa semana, con frío, con hambre, con miedo, distintos hombres lo habían visitado pero solo para intimidarlo y golpearlo sin piedad, incluso había desgarrado su ropa para poder curar él mismo sus heridas, en ese momento morir sería una mejor opción que seguir soportando toda esa rotura.
Extrañaba a sus abuelos y hermano, extrañaba el rayo de sol que entraba por su ventana cada mañana, la comida caliente de la abuela, las noches de videojuegos con su pequeño hermano, escuchar vinilos de los cincuentas con su abuelo, las tardes riendo en la panadería con Hwasa, y los besos y caricias de Jungkook.
Todo eso lo motivaba, debía ser fuerte y encontrar la manera de huir aunque fuera lo último que hiciera, al menos moriría luchando por su vida. Y esa tarde ideo un plan para escapar, todo estaba calculado en su cabeza, cuando uno de ellos llegaran para dejarle la comida tomaría ese momento para golpear a quien fuera y escapar.
—Aquí tienes tu comida, nada de tirarla o si no te quedaras nuevamente sin comer tres días ¿lo entendiste?.
—Si, señor —asintió, tomó la bandeja, con la cual planeaba golpearlo.
Y entonces cuando él se volteó para retirarse, con todas sus fuerzas Jimin lo golpeó en la cabeza logrando desubicarlo un poco teniendo el tiempo suficiente para correr a la puerta la cual había dejado abierta. Por un momento pudo sentir la libertad al aproximarse corriendo, pero todo se fue por la borda cuando el hombre lo alcanzó, lo tomó por la cintura y lo regresó aventándolo al colchón.
—¿A donde crees que vas pequeña mierda? ¿Acaso quieres morir? ¡Tu de verdad eres un estúpido! ¡Todos los de tu clase lo son! —vociferó furioso—. ¡Estamos hartos de ti, ya fue suficiente!.
Por un momento el hombre salió de la habitación, pero regreso enseguida con cuerdas, cinta y cables en las manos, Jimin retrocedió por el suelo con sus talones muy asustado.
—Por favor señor discúlpeme, no volverá a suceder lo juro, no me haga daño se lo ruego —pidió entrando en llanto como todas las demás veces, nunca en su vida había llorando tanto como en todos esos días.
—¡Cállate! ¡Quítate la maldita ropa! ¡Apresúrate! —gritó y el omega comenzó a quitarse rápidamente toda su ropa rota, llena de suciedad y sangre, dejando ver todos los hematomas de su cuerpo entero—. Sin comer, sin hablar, sin dormir y sin moverte.
Comenzó amárralo, apretando lo más que pudiera las cuerdas de las manos y de los pies, luego le colocó una cinta en la boca y en los ojos, para después enrollar su cuello con el cable y amarrarlo a un lado del inodoro.
—Perfecto, incluso te vez apetecible de esa manera, jamás me había fijada en tu cuerpo, vaya que eres hermoso.
Le acaricio sus piernas pasando sus manos por sus glúteos, luego hasta su cintura, para después lamerle los pezones y el cuello también, dejando varias marcas rojas en el proceso, Jimin jadeaba e intentaba moverse para que se detuviera.
—Lastima que no puedo hacerte nada, pero sería un placer poder meterlo en ti —se morido el labio y entonces simplemente se largo.
Todo había siendo en vano, incluso había ganado algo peor, ahí fue cuando se dio por vencido, nadie lo rescataría y solamente quedaba esperar el día en que muriera dentro de ese cuarto, o que lo mataran.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro