11; Dia uno.
—Yo llevaré a los abuelos a su juego de póker, tú quédate aquí e intenta cocinar algo —hablo Jihyun apresurado, tomando las llaves del auto y los bolsos de los abuelos—. Nada de música a todo volumen, no salgas sin antes llamarnos, y nada de novios en la casa mientras no estamos ¿entendiste?. —le advirtió.
Jimin cansado de escuchar a alguien menor a el ordenarle giro los ojos y suspiro pesadamente.
—¿Por qué siempre olvidas que eres el hermano menor? Deja de darme órdenes —abrió sus ojos y le regañó—. Se cuales son las reglas así que solo lleva a los abuelos a divertirse y no te preocupes por mi.
—Está bien, nos vamos —avanzo a la puerta.
—Claro, diviértanse —antes de que su pequeño hermano se fuera le brindo una pequeña sonrisa y luego cerró la puerta—. Al fin, tengo la casa sola —aplaudió y saltó emocionado.
Su hermano le dijo "Nada de música fuerte en la casa" aunque no obedecería las órdenes de alguien menor que el, aún si fuera alfa. Además esa calle aburrida necesitaba un poco de Doja Cat, Usher y Madonna, y al final del día se lo agradecerán.
Encendió el estéreo, y aun se preguntaba ¿por un estéreo tan moderno como el que tenían se la pasaba la mayoría de veces apagando?. Luego de que pusiera su música en aleatorio danzo hasta la cocina para preparar algo rico de comer, o eso intentaría, el podía preparar algunos postres, pero no era muy bueno en lo culinario, incluso el fuego le daba miedo.
Pero debía tener algo listo para la cena, aunque las consecuencias fueran un probable incendio, o algunas lesiones leves.
—¿Bibimbap? O ¿Japchae?... —pensó mirando todos los ingredientes en su alacena—. Nah, fideos picantes —decidió y entonces sacó las pequeñas bolsas con fideos instantáneos y comenzó a prepararlo con la música de fondo a todo volumen.
Había pasado una hora cocinando los fideos, e incluso agregó algunos huevos hervidos, arroz y aso un poco de carne, tenia hambre y estaba ansioso de que todos llegaran para al fin comer.
De pronto el timbre de la puerta se escuchó tintinear, y Jimin rezo por que no fuera algún vecino enfadado por el ruido, aunque para ese momento la música ya no estaba tan fuerte, al menos pudo escuchar el timbre.
Sin más camino hacia la puerta y la abrió resignado a recibir una queja, pero no fue lo qué pasó, no se encontró con alguno de los vecinos, sino, con un chico alto, de cabello rubio y rostro dulce.
—Hola ¿en que te puedo ayudar? —le preguntó él pelirosa devolviéndole la dulce sonrisa.
—¿Tu eres Park Jimin? —le pregunto devuelta.
—Si, soy yo.
—Bien.
El chico en un segundo cambió su expresión dulce a una totalmente terrorífica, y como si de un rayo se tratara sacó un pequeña tela de su bolsillo, tomó a Jimin de la nuca y le colocó esta tela en la nariz en un parpadeo, teniendo como resultado al omega inconsciente en sus brazos.
[...]
Jimin despertó sintiéndose muy mareado y desconcertado, había un dolor infernal en su cabeza que le dejaba abrir apenas los ojos, y entonces se dio cuenta que ya no se encontraba en su hogar, miro a sus alrededor, no había nadie y donde estaba se trataba de un pequeño cuarto de cuatro paredes grises, sin ninguna ventana, sin ningún mueble, solo el colchón en el suelo donde el se encontraba y un escusado en la esquina.
Hacía frío, tenía mucho miedo, las lágrimas no tardaron en salir y derramarse por sus mejillas ¿qué había hecho mal? No sabía porque se encontraba en esa situación ¿acaso le estaban jugando una broma? No le estaba resultado graciosa, todo el cuerpo le temblaba y sentía pavor por lo que le pudiera suceder.
Debía encontrar la manera de salir de allí.
—¡¿Alguien puede oírme?! ¡Ayuda por favor! ¡¡Ayuda!! —gritó con todas sus fuerzas, golpeando las paredes y la puerta también.
Fue inútil, nadie podía escucharlo.
Casi nadie.
La puerta se escuchó abrirse, el pelirosa corrió hacia una esquina y se sentó allí abrazando sus piernas totalmente asustado. Al abrirse la puerta dejó ver a un chico de cabello castaño, con otros dos por detrás, pero solo él entró, frío y totalmente serio, resultado intimidante para el menor.
Jimin imploró en sus adentro para que no le sucedería algo malo.
—Despertarse —habló el mismo chico y avanzó hacia él lentamente, mirando como temblaba—. La dosis que te dimos para dormir fue bastante alta, dormiste mucho.
Se hincó frente a él y lo miro directamente a los ojos.
—¿Q-Qué es lo que qui-quieres? ¿Po-Por que estoy a-aqui? —preguntó Jimin tartamudeando con los labios temblorosos.
—Porque alguien me debe algo, y tú lamentablemente serás la paga. Es cruel pagar por los errores de los demás ¿cierto?.
—¡De-Déjame ir! ¡Yo no hice nada! ¡Déjame ir maldito! —le gritó y entonces el castaño lo sujetó con fuerza del cabello y lo atrajo hacia el.
—¿Quien te crees tú para gritarme? Niño estúpido. Te quedarás aquí y obedecerás todo lo que te ordene, porque si no pagarás muy caro ¿Escuchaste? ¡Dime si escuchaste! —vociferó gruñéndole.
Una vez que Jimin asintió lo soltó azotandolo contra la pared.
—Por favor déjame ir —chillo—. ¿Es por dinero? Mi familia es una muy común, no pueden pagar un secuestró, si me dejas ir no le dire a nadie de lo que vi, por favor.
—¿Qué parte de te quedarás aquí, no entendiste? ¡No te irás pequeña mierda! —enojado sujeto el brazo de Jimin, lo levantó pero solo para lanzarlo al colchón donde estaba al principio—. No te quiero escuchar llorar, cállate.
Era imposible que Jimin dejara de llorar, realmente estaba asustado, temía por su vida.
—¡Cállate! ¡¡Te dije que te calles!! —el castaño enfurecido por escuchar sus lloriqueos se quitó el cinturón de su pantalón y comenzó a golpear y azotar al menor con el—. ¡Te daré verdaderas razones para que llores!.
—¡Me duele, detente! ¡Detente por favor! ¡Ahh!.
Se detuvo luego de azotarlo sin parar, dejándole los brazos con marcas rojas y suponía que las piernas estaban igual. Jimin intento parar su llanto, pues no quería que lo siguiera golpeando.
—Así te quiero, callado, porque para la próxima utilizaré mis propias manos y te mataré antes del tiempo asignado. —lo amenazo, se colocó otra vez el cinturón y soltó un prologando suspiro—. Imbecil Jeon Jungkook, piensa que puede salirse con a suya y ser feliz ¡Ja! Pues comprobará que no.
—¿Ju-Jungkook? —musitó Park sorprendido.
—Si, tú noviecito te metió en este problema, lastima que nunca se lo vas a poder reprochar, porque al final de todo esto tú terminarás muerto tirando en una zanja descompuesta. —sentencio.
Jimin sintió un dolor en el pecho ¿por que debía pagara por los errores de su novio? Jihyun tenía razón, los mafioso tiene problemas con otros y terminan cobrándose con lo que mas quieren, en este caso eso era el.
—Nos vemos después, dulces sueños. —la puerta metálica se cerró, la oscuridad abundó y la pena también.
¿Ahora que haría? Su vida terminaría, y todo por tomar la estúpida decisión de enamorase de un jodido mafioso, lo último que le quedaba era resignarse a esperar el día de su muerte.
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