—¡Jimin! ¿podrías empaquetar esto por favor?.

El chico de delantal rosado, cubierto de harina y con el cabello esponjando se aproximo al hombre rápidamente, luego de que acomodara las bandejas de Bungeo recién salido del horno.

—¿El pastel señor? —le pregunto y con la camiseta color blanca que llevaba el logo del local de postres impreso, limpio el poco sudor que había en su cien.

El hombre asintió.

—El cliente quieren que lleve un moño blanco, por favor colócalo. —le brindo una cálida sonrisa para luego seguir con su trabajo.

El pelirosa comenzó a empaquetar el bonito y pequeño pastel dentro de una caja, con mucho cuidado y delicadeza.

—¿Alguien pidió un moño blanco? —su compañera Ahn Hyejin se presentó con una sonrisa a un lado de él con el moño blanco entre sus dedos.

El menor le regresó la sonrisa y tomó el moño para entonces comenzarlo a colocar en el extremo de la caja cuando está estuviera perfectamente cerrada.

—Gracias Hwasa, estaba apunto de ir por el. ¿Terminaste el pan al vapor?.

—Sip. Dios estoy exhausta ¿quieres salir después por un trago? Ese viejo cascarrabias me volvió a gritar porque no batí bien la crema, debería hacerlo el mismo —protesto cruzando los brazos.

Jimin rio entre dientes.

—Recuerda que ese viejo cascarrabias es nuestro jefe, y él es el que se encarga de nuestro sueldo, deberíamos ser más... compresivos. —esponjó el moño y una vez todo listo lo dejo en la barra de pedidos para que el repartidor se lo llevara.

—Ya lo se, pero míranos, somos un desastre, tu estás cubierto de harina, pero te vez muy tierno. —le sacudió la harina que llevaba en la punta de la nariz—. Me gustaría tener la paciencia que tú tienes, ¿es por qué soy alfa?.

—Tal vez, los alfa siempre tienen sed de poder, y los omegas simplemente queremos ser felices y amados. Se puede decir que somos más pasivos.

—Carajo, soy tan desdichada, desearía ser un omega o beta —dijo desanimada soltando un prologando suspiro.

—Buenas tardes, disculpen ¿en este establecimiento se encuentra Park Jimin? —les pregunto un hombre en el mostrador con una tabla porta hojas en su mano.

—Claro, soy yo ¿es una entrega? Debería llamar el dueño, no se cual fue la confusión, ahora vuelvo —hizo una pequeña reverencia con la cabeza.

—No, nosotros no somos repartidores de mercado, yo vengo de una florería y tenemos un pedido para usted ¿puede firmarme aquí? —le entregó la tabla junto a un pluma—. ¡Tráiganlo! —vociferó el hombre hacia la puerta.

Jimin completamente confundido firmó ¿era una confusión? Bueno él se llama Park Jimin, y no conocía a nadie más que se llamara así.

—¡Ay por buda! —gritó Hwasa completamente fascinada por el enorme arreglo florar que entró al establecimiento llamado la atención de todos los clientes y los demás empleados—. ¡Mira que hermoso!.

—Gracias por recibirlo, que tenga un buen día —el repartido hizo una reverencia para luego irse junto a sus demás compañeros.

El omega de cabellos rosados aún no podía creer lo que estaba viendo, un enorme y hermoso arreglo floral, con flores de todos los colores y tipos, llevó su mano a su boca sorprendido y sin poder creerlo, rápidamente revisó la tarjeta que traía, y esta decía:

Ni la flor más bella puede comprarse con tu belleza, por eso te regalo cientos, para que todas te envidien y sepan que no solo ellas puede ser bellas y únicas.

Att: Jeon Jungkook.

—Demonios Jiminie, esto debió costar una fortuna ¿ahora a que millonario casaste? ¿Es un empresario viejo? ¿Un ídol? ¡Dime algo! —lo cuestionó.

Pero Park se encontraba en su mundo color de rosa, entre las nubes de algodón de azúcar, realmente enternecido por aquel detalle tan hermoso y sobretodo costoso, era tan maravilloso... Ese hombre que es su exterior es frío, pero cálido en el interior.

—Park no se te olvide sacar Gyeran antes de que los huevos comiencen a coserse —le ordeno su jefe, mientras él mencionado trabajaba arduamente en una masa.

—Si señor —acató.

—¡Jimin! ¡Jimin! ¡Jimin! —Hwasa entró a la cocina saltado como una loca emocionada llamado la atención del menor—. Mira lo que te acaba de llegar, ven puedes terminar eso después, anda. —lo jalo de la mano llevándolo afuera.

—¡Espera tengo que sacar el Gyeran del horno!.

Cuando llegaron al mostrador había un enorme peluche esponjoso de un pollito, con muchos globos a su alrededor y una enorme caja a su lado. El pelirosa se aproximó al regalo, abrió la caja y en el interior había cientos de dulces y una caja de terciopelo, rápidamente la abrió y se encontró con un hermoso brazalete brillante y una pequeña tarjeta por debajo que decía:

¿Lo ves? Ni la joya más brillante se compara contigo, incluso si te la colocas tu seguirás siendo más brillante.

Jeon Jungkook.

—Ese hombre es un lunático ¿que fue lo que le hiciste? ¿Brujería? Mira todos estos dulces, y el peluche es tan grande y tierno —la chica se abrazó como un koala al pollo amarillo.

—Si, es un lunático romántico —las mejillas del omega estaban completamente rosadas, no era por los regalos, sino, por las tarjetas con esas bellas palabras que iban directamente a su corazón.

[...]

—Muchas gracias por su compra, vuelva pronto —Jimin hizo una reverencia y le brindó una sonrisa al cliente.

Ese día le tocaba estar en la caja registradora y ciertamente era más sencillo que estar amasando y horneando, al menos no estaría lleno de harina, ni con los brazos adoloridos. Se hincó para tomar más bolsas de papel del cajón puesto que las que tenía se habían terminado, el día había estado muy agitando, mucha gente estaba visitando la panadería ese día, en realidad todos los días eran agitados, aunque la paga jugosa.

Mientras estaba sacando las bolsas escucho la campanilla que tenía el mostrador, la cual estaba a la disposición del cliente para que este llamara al personal, rápidamente Jimin se levantó pero palideció cuando vio al peculiar cliente.

—Jungkook —murmuró sorprendido.

—Hola caramelo —el azabache sonrió—. Me gustaría llevar a Park Jimin por favor —dijo insinuante mirando al omega fijamente, causándole nerviosismo.

—Jimin dice el jefe que me encargará de la caja registradora, tu puedes ir a almor... —la chica de piel canela se anonadó al ver al apuesto hombre que se encontraba en la caja registradora mirando a su amigo desbordando sensualidad—. Amm ¡Jimin!.

Lo llamo y rápidamente el de cabellera rosada salio de su pequeño transe y regreso a sus pensamientos.

—¿Si? ¿Qué dijiste, perdón? —carraspeó.

—¿No vas a presentarme al apuesto caballero? —aunque llevaba el cabello envuelto en una red especial para que no se cayera por allí, hizo como si pasara un mechón detrás de su oreja.

—Ah claro, bueno Jungkook ella es Hwasa mi amiga del trabajo, y Hwasa él es Jungkook —los presentó.

Jeon extendió su mano para saludar a la chica—. Es un placer, le falto decir que era su novio pero suele pasar ¿cierto?.

—¿Qué? —dijo Jimin confundido con las cejas fruncidas.

—¡¿Qué?! —vociferó Hwasa sorprendida—. ¿Él es el hombre de los regalos?.

El omega asintió.

—¿El hombre de los regalos? —pregunto Jeon.

—¿Es tu novio? —cuestionó Ahn.

—Amm, ¿si? ¿No? ¿Qué? —respondió Park más confundido de lo que ya estaba.