02; Lo mejor de lo mejor.
El sábado por la noche había llegado, y la alma extrovertida de aquel dulce omega con olor a coco, le gritaba vorazmente encontrar como todas las demás noches de fin de semana, un lugar donde desenvolverse, una fiesta, o mejor aún, uno de esos clubs nocturnos donde la fila es enorme, y solo lo mejor de lo mejor tiene acceso.
Por supuesto él era parte de eso a lo que llaman "lo mejor de lo mejor" entonces claro tendría la oportunidad de entrar, aunque fuera un tanto arriesgado, no solo por el hecho de ir sin compañía, sino, por ser el simple hecho de ser un omega.
La jerarquía débil, a la que escogen, la delicada, y toda esa basura moral. Pero todo eso no sería impedimento, todo estaba preparado, había pasado todo el atardecer preparándose, escogiendo el atuendo perfecto, el peinado perfecto, las joyas perfectas, para una noche perfecta.
Y luego de que sus abuelos se fueran a dormir antes de las diez de la noche, tenía toda el área despejada a las doce, sin preocupaciones, ni preguntas sobre su ubicación o planes.
Park Jimin estaba listo de pies a cabeza, mostrando como atuendo una camiseta blanca Gucci, arriba de esta una chaqueta de cuero negro con lentejuelas, y quien llevará la vista a sus piernas tendría un panorama extraordinario de estas, pues, el skine jean del mismo material y color que su chaqueta era tan ceñidos a sus fuertes y largas piernas que podían notarse, los toques pequeños como los múltiples pendientes en sus orejas, el carmesí de sus carnosos labios, ese cabello rosa esponjoso el cual podía figurar muy bien un algodón de azúcar, y la gargantilla en su cuello le daban ese algo que solo él podía lucir tan bien.
Llamo un taxi, ya que el auto no sería buena opción si quería ser sigiloso, sus abuelos eran ancianos más no estúpidos, ni sordos aún. Se subió al automóvil amarillo, sacó un pequeño espejo de su pequeño bolso y arregló su brillo labial.
—Buenas noches ¿a donde se dirige esta noche? —preguntó él conductor mirándolo desde el retrovisor, echándole un ojo más allá de su bonito rostro.
El pelirosa guardo su espejo, y miro al hombre con una sonrisa.
—Al club nocturno Bullet, por favor.
—Por supuesto. —se puso en marcha.
Jimin no aguantaba las ansias de llegar y hacer suyo a ese club que tanto llaman "famoso, estrafalario y exclusivo" lo ha hecho antes, y esta vez no seria excepción.
El gran famoso y exclusivo club nocturno Bullet en la hermosa y gran Seúl, en distrito de Gangnam.
Solo era uno más de sus clubs nocturnos, donde no solamente se puede encontrar diversión, sexo, y nuevamente "lo mejor de lo mejor", si no también drogas, muchas drogas las cuales entran también en el término "lo mejor de lo mejor".
¿Y el? El era la estrella, Jeon Jungkook era el alfa más codiciado de toda la cuidad, no solamente por ser un alfa dominante supremamente atractivo, si no, por toda su fortuna millonaria, miles de millones de wones a la cuenta de un joven apuesto de solo veintiséis años.
¿Como lo hizo?. No fue exactamente por todos sus clubs los cuales cada noche se encontraban repletos, esos solamente funcionaban como distracción a su verdadera fuente de dinero. Trabajos chuecos que la mayoría, para no decir todos, tenían que ver con asesinatos, y droga, mucha droga.
Si era lo que llamaban una mafioso, y no uno común, uno de los mejores, más temidos y poderosos de Corea del Sur.
Por eso y muchas cosas más Jeon Jungkook era lo que le daba exclusividad a sus clubs.
—Joven amo Jeon ¿desea algo de beber? ¿O prefiere algo de diversión? —le preguntó uno de sus guarda espaldas al verlo tan soso en su asiento.
Desde el lugar donde se encontraba sentado podía verse absolutamente todo, las personas podían verse ante sus ojos como hormigas bailoteando, la imagen hasta podía llegar a ser un tanto chistosa.
—¿Crees que no soy capaz de encontrar mi propia diversión? —entorno sus ojos con suspicacia cuando de pronto algo, o mejor dicho, alguien llamó su atención, no era parte de todas esas hormigas, él era una mariposa, o un ser bastante hermoso y llamativo.
—No joven amo, no fue mi intención ofenderlo —el hombre fornido hizo una reverencia ante su mayor, inclinándose totalmente.
—Qué me dices de ese chico.
Se levanto de sus asiento y al encontrase en una de las terrazas se recargó en el balcón de esta, observado aquel chico rosa disfrutando de la buena música que siempre se tocaba en sus clubs, podía notar además de unas copas de más, un olor diferente a los demás, dulce muy muy dulce y realmente atractivo.
Su lobo interior aulló, las pupilas se le dilataron y sus muslos se tensaron. ¡Lo quería!.
—¿Desea que lo traiga hasta aquí?.
—No, bajaré yo, no quiero asustarlo —sonrió, malicioso.
[...]
El lugar era todo lo que imaginaba y hasta más. La fila era enorme, como lo suponía, pero una persona tan linda como él no tendría la necesidad de esperar, él tenia el acceso inmediato, sus encantos naturales siempre fue algo que le agradeció a sus padres.
Estaba repleto de personas de todas las jerarquías, nadie era menos ni más, todo el mundo disfrutaba del buen ambiente; bailando, tomando un par de tragos o simplemente besuqueándose con alguien más.
Se sentía como un pez en el agua.
Inmediatamente se dirigió a la barra, pidió algunos tragos y los tomó como si fueran agua, aunque estos fueran más vodka que cualquier soda adicional, logrando quemarle la garganta. Las miradas lujuriosas no se hicieron esperar, era alguien que brillaba por si solo, y no esperaba menos atención.
Pero estaba ahí para divertirse, así que sin esperar más y cuando "Deep Dow" estaba sonando con sus tonos movidos se adentró a la pista de baile, que con sus luces color rosa y azul le daban más allá de un toque estético, un mejor ambiente para desenvolverse y bailar con una sonrisa.
El de cabello rosado empezó moviendo sus caderas al ritmo de la canción, lo acompañó con su cabeza y manos, finalmente se comenzó a mover con los pies dando vueltas y brincando en las mejores partes de aquella canción que le subía la sangre a la cabeza.
Y todo se detuvo cuando dio un paso hacia atrás y chocó su espalda con un ancho y fornido cuerpo.
Jimin frunció el ceño desconcertado y listo para disculparse, antes de voltear olfateó aquel olor fuerte y dominante que de inmediato llegó a sus fosas nasales, logrando que su cuerpo cosquilleara, era un alfa por supuesto ¿pero que tipo de alfa? ese olor no era el de uno común.
Algo le decía que no debía girarse, que debía simplemente hacer como si ese choque nunca hubiera sucedido, y estaba por hacerlo cuando...
—Hola caramelo —tomó su cintura—. ¿Crees que este lugar es el correcto para una hermosa criaturita como tu? —le susurró al oído, erizándole la piel al pelirosa con su cálido aliento.
—No lo se, dímelo... —se giró encarando aquel chico alfa, pero entonces palideció cuando sus pequeños ojos color almendra lo miraron—... Tú...
Jamás había visto a un hombre así, y eso que ha tenido muchas historias con distintos y de todo tipo.
El era el hombre más atractivo que nunca había visto ¿era por su rostro perfectamente formando? ¿Su olor? ¿Su estatura, que él y apenas podía llegarle al pecho? ¿Ese traje que seguramente costó una fortuna? ¿O ese cuerpo fornido que no cabía dentro de los botones de esa camisa ajustada?.
Los ojos le brillaron, mordió su labio inferior, sus feromonas empezaron a esparcirse por si solas, sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo y eso solo significa una cosa.
Deseo.
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