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09; Un problema.



Dos semanas habían concluido, aquel día Jeon Jungkook se encontraba de muy mal humor, aunque a decir verdad, eso ya era bastante rutinario, entre problemas con las cargas semanales, la incompetencia de algunos insubordinados y el hecho que entre esas dos semanas, no había visto a su lindo omega rosado, lo tenia de un humor de "mírame y no me toques."

—S-Señor, a-al parecer su-surgió un problema con un ca-cargamento —tuvo que hablar uno de los insubordinados con mucho temor, le temblaban las piernas, los labios y las manos también.

El pelinegro lo fulminó con la mirada, casi queriéndolo estrangular en ese mismo instante.

—¿Como que al parecer? ¡¿Qué carajo fue lo que sucedió?! —vociferó apretado su puño con fuerza, mientras su pecho se agitaba.

El hombre tragó saliva, y entonces contestó temiendo incluso por su vida.

—Alguna mercancía no llegó donde debía llegar, y esa mercancía le pertenecía a los Sutoreikizzu, señor —bajo la cabeza, espero por unos segundos hasta que el puño de Jeon impacto contra su rostro.

—¡¿Para que carajo les pagó?! ¡Estúpidos incompetentes! ¿Saben acaso el problema que me traerá su mierda? ¡Esos hijos de puta vendrán a joderme, maldición! —aulló—. ¿Donde está Namjoon?.

—Estaba abajo firmando unos papeles, señor.

Entonces sin decir más, tomó su saco de la silla y salió de su oficina, dejando a su pobre empleado en el suelo con la nariz rota. "Pudo a verme ido peor" fue lo que dijo el, agradecido de solo tener la nariz rota y no una bala en la cabeza.

Jeon se apresuró a bajar las largas escaleras de caracol, divisado a su socio con más de sus inútiles empleados, revisando algunos papeles, esperanzado de que él supiera qué pasó con ese cargamento.

—¡Namjoon! —camino hasta su lado—. ¿Tú sabias sobre el cargamento que se perdió de los Sutoreikizzu? —lo miro fijamente con una ceja enarcada, y el moreno soltó un prologando suspiro.

—Se perdió, probablemente lo robaron, no sabemos que sucedió aún, estoy trabajando en ello —contestó—. Pero si se trata de ellos entonces deberíamos estar buscando en este instante...

—¿Qué? No les tengo miedo a esos idiotas, simplemente son vagos traficantes —dijo tensado su mandíbula y sus músculos también.

Namjoon pudo notar su muy mal humor, y entonces enseguida supo aquella tarde no sería muy bonita.

—Debes tranquilizarte Jungkook, lo resolveremos no creo que ellos se atrevan a venir en este mismo instante, hace solo un día que esa mercancía se extravió —le calmo.

Y aunque Namjoon le aseguro eso no significa que debía ser verdad, pues, sin previo aviso más de sus inútiles insubordinados aparecieron por la puerta corriendo detrás del jefe de esa banda, Chan.

—¡Señor lo lamento, intentamos detenerlo pero todos sus hombres intervinieron con él personal de afuera! —excusó uno de ellos.

El azabache volvió a fulminar con la mira, mientras intentaba pensar claramente para no asesinar a todos los presentes en ese salón.

—¡Jeon! ¿Nos quieres ver la cara de imbeciles? —bramó Chan quien de inmediato fue detenido por Namjoon para que no se acercara más a Jungkook—. ¡Suéltame! —lo empujó.

El alfa resopló—. ¿Quien te crees tu para venir a mi propia casa y grítame, ah? Estúpido vago traficante, habla con claridad —le ordenó y su fuerte voz resonó.

—¡La maldita mercancía no llegó cuando habíamos acordado, y era importante que la tuviéramos ayer en la noche ¡¿sabes como eso nos atrasó?! —gritó también.

Había una aura tenebrosa, pues todos en ese salón eran alfas, sus feromonas se esparcían para intimidar, había un destello rojo saliendo de sus ojos, y su voz se hacía cada vez más gruesa, mientras incluso se podían ver sus colmillos.

—Me importa un carajo tu mierda, esa mercancía simplemente desapareció y hasta ahora me vengo enterando, así que no me estés jodiendo y llévate a tus niños callejeros de mi casa —espeto por último antes de darle la espalda.

—¿¡Y lo que pagamos?! ¡Debes devolvérnoslo, Jeon!.

—Oh claro que no, después de que invadieron mi propiedad de esta manera agradece que estoy siendo benévolo y no los mando a la cárcel —le contestó mientras avanzaba de nuevo hacia las escaleras restándole importancia.

—¡Tu maldito idiota! ¡Vas a pagar, y pagarás muy caro! Te crees demasiado ¿no es así? Pues ya verás, hasta los más fuertes tienes sus debilidades —sentenció y entonces se retiró completamente furioso, emanando de el feromonas que podría hasta matarte.

—Ahh por un demonio, ¿qué carajo acabas de hacer Jungkook? —le regaño el moreno tocándose el puente de su nariz, angustiado y a la vez estresado.

—¿Qué va hacer? ¿Robarme un auto? Son unos estúpidos maleantes de quinta —se burló soltando una carcajada—. Me prepararé para salir de este lugar, no quiero ver a nadie de ustedes.

Namjoon sabía que no sería un auto con lo que se cobrarían, él dijo "Hasta los más fuertes tiene sus debilidades" y tal vez a Jungkook se le había olvidado que él ya tenía una debilidad, e irían detrás de ella.

—¡Jimin te busca tu novio! —Jihyun aviso a su hermano al abrir la puerta y encontrase con aquel alfa que aún no le daba buena espina—. Ya baja ¿Quieres pasar?.

—Estoy bien aquí. —contestó él, y entonces el pequeño alfa se retiró.

Jimin bajo enseguida, corriendo por el pasillo y saltándose los escalones de las escaleras para llegar corriendo a abalanzarse sobre su alfa. Compartían el sentimiento de extrañarse, era mutua su necesidad, y eso era bueno, pues cuando suceden esos momentos, el verse, tocarse y hasta olerse es algo bastante preciado.

—¡Jungkookie, estás aquí! —el pelirosa se abrazó con fuerza al cuerpo del mayor, enredado sus brazos en su cuello, y sus piernas en su torso, pareciendo literalmente un koala—. ¿Por qué tardaste tanto? Quería verte.

—Lo siendo mi caramelo, estaba atendiendo algunos asuntos, vine en cuanto pude porque también ansiaba verte. Hoy tuve un día largo, pero finalmente estoy contigo. —lo abrazo con una sola mano ya que con la otra llevaba un gran ramo de rosas blancas.

Jimin lo miro sonriéndole, siempre con su natural ternura y esos ojitos almendra que brillaban de pura emoción y deseo.

—Te he necesitado tanto Jungkookie, solo voy al trabajo y regreso a casa, incluso los fines de semana me los paso enteros en mi habitación —protesto haciendo lindos pucheros—. ¿Vas a recompénsamelo?.

—Por supuesto pequeño, para comenzar te traje esto —le mostró el gran ramo. El menor sonrió encantado, pero él necesita algo más, no solo detalles, quería carne—. ¿Quieres cenar?.

—¿Puedo escoger yo la comida? —pregunto juguetonamente mordiendose un poco el labio inferior, el azabache enarco una ceja observado todos sus movimientos—. Ya te dije realmente te necesito.

—¿Qué tanto? —murmuró acercado su rostro más al de su omega, logrando que sus alientos se mezclaran.

Las feromonas de ambos se esparcieron de la nada, olores que empezaron a intensificarse a medida que la temperatura de sus cuerpos comenzaba a aumentar, al mismo tiempo que un problema les crecía dentro de los pantalones.

—Mucho, demasiado Jungkook —Jimin lo besó frenéticamente, el nombrado lo siguió enseguida, y el beso se intensificó más cuando su lenguas chocaron y comenzaron a jugar entre ellas, mientras sus labios se movían rápidamente.

No lo iban hacer en la puerta de su casa, y mucho menos adentro, entonces el alfa decidió llevarlo a su auto el cual estaba aparcando al frente, y ahí proseguir lo que apenas estaba comenzando.

—¿A el? Parece muy importante —detrás de un arbusto alguien mencionó.

—Claro que si, míralo hasta le trajo flores se ve tan idiota, con él nos cobraremos —le contestó alguien más en el mismo lugar.

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