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"El cambio entre ellas" (1/2)

En el cuarto de Lori y Leni, todas las hermanas estaban reunidas. Había muchos murmullos y hasta casi se oían los gritos. Estaban discutiendo un caso serio el cual había surgido últimamente estas semanas. Tenían que resolverlo en ese instante, simplememte algo no andaba bien.

La voz de las hermanas comenzó a elevarse a tal grado que la mayor de ellas se enfadó por tal escándalo. Ya era el momento de poner silencio.

—¡Orden, orden! ¡Cállense o las haré pretezeles humanos a todas! —de pronto todas callaron algo atemorizadas por la amenaza de la hermana mayor—. ¡¿No ven que esto es un caso serio?!

—Efectivamente, unidades fraternales, el comportamiento de nuestro único hermano varón a variado a tal grado que inclusive a llegado a tener un comportamiento de indiferencia y, a veces, de agresividad.

—¿Pero por qué? ¿No se supone que Linky siempre era bueno con nosotras? —preocupada, Leni estaba con las manos en sus mejillas.

—Ni siquiera quiso probar mi tarta de manzana que hice ayer —Luan alzó su tarta y lo miró con tristeza—. Hubiera sido una sabrosa experiencia —rio—, ¿entienden? —trató de animar su propio estado, sinceramente.

Todas soltaron un suspiro de cansancio.

—Bueno, tienes que admitir que también te pasaste. Tal vez esté loco por esos recuerdos falsos que tiene, pero tampoco era para que te burlaras —replicó Lynn.

—¿Dices que la del problema soy yo? ¡Oh! ¡Pero miren quien habla! —habló con ironía.

—Sis, no creo que sea necesario hablar de ese tipo de temas ahora —susurró Luna entredientes.

—¡¿Pero qué dices?! ¡Es incluso posible que por eso mismo haya cambiado tanto! —parecía que la comediante estaba comenzando a enfadarse.

—¡Oye! ¡Yo no fui la única que participó en eso!

—¡Pero sí quien lo empezó!

—¡Ya basta ustedes dos! —interrumpió Lori. Soltó un bufido—. ¡Estamos aquí para resolver un problema! ¡No para causar otro más grave!

—¡Pero puede que tenga razón! ¡Ahora por tu culpa, Linky ya no juega conmigo ni con Lana! ¡Eres la peor, Lynn!

—¡¿De verdad?! ¡Al menos yo no soy una chantajista y caprichosa princesita!

—¡¿Ya ves Lynn?! Lola también concuerda conmigo —añadió Luan.

—Hermanas, de verdad dudo que una alteración pueda ser… —Lisa fue interrumpida.

—¡Por favor! ¡Ya dejen eso en paz! ¡Sólo fue así por unos tres días! ¡No es como si se hubiera quedado ahí por meses y ahora buscara venganza o nos hiciera arrepentirnos de por vida llevándonos a la cárcel o cosas así! ¡Al menos no fuimos hipócritas y regresó a casa! Entre todas nos cooperamos para que recuperara sus cosas…

—¿Qué acaso no seguimos pareciendo algo hipócritas con él?

—¡Nadie pidió tu opinión, Lana!

—No es por que sea mi compañera de habitación, pero Lynn tiene razón. No podemos exagerar mucho ese "problemita" que hubo en el pasado. Tampoco es como si seres poderosos o tétricos hubieran podido visitar a Lincoln o tuviera poderes de la nada y luego querer matarnos…

—¡Se están saliendo del tema! —recriminó Lola ya enfurecida—. ¡Y tú cómo te atreves a llamarme caprichosa! ¡No soy la única aquí que exije la ayuda de Lincoln!

—¡Pero al menos nosotras no lo obligamos como tú!

—¡Oh, pero lo obligan!

—Yo pensé que Linky nos ayudaba de corazón… —comentó Leni entristecida.

—Y claro que lo hace, sólo que, literalmente, están llevando esto muy lejos. Tranquila, Leni —Lori se acercó a ella y le dio un abrazo.

—¿Llevándolo muy lejos? ¿Lo dice la hermana que siempre exije una condición costosa para llevarnos a dónde sea? —encaró Lola, quien ya parecía estar muy metida en su propio enojo.

—¡Es cierto! —se unió Luan—. Siempre tenemos que hacer algo por ti para que nos lleves siquiera a la tienda.

—Bueno, pues entonces aprendan a conducir —protestó—. Además, ¡no sé de qué te quejas tú si tienes tu propio auto!

—¡¿Y qué me dices de las veces en que Lana repara mi auto?! —se acercó a ella roja de la ira—. ¡Yo te voy a enseñar a conducir de verdad! —Lola se abalanzó contra Lori y las dos formaron una nube de humo en el cual comenzaron a pelear.

—… Beneficiosa para la resolución de este problema —Lisa, irritada, rodó los ojos.

No era de sorprenderse que a los pocos segundos todas se vieran envueltas ahí, ¿acaso era siempre ese su destino? Nunca lo sabremos.

Todas quedaron agitadas y agotadas en el suelo. Lily, sin entender la desesperación de sus hermanas, comenzó a llorar. Leni, toda desaliñada, se acercó a ella y la arrulló.

—Todo va estar bien, Lily.

—Win-con —balbuceó con lágrimas en sus ojos. Todas quedaron cabizbajas al oír a Lily.

Todas habían iniciado a echar culpas, pero ninguna había propuesto ninguna solución.

—Esta pelea absurda me acaba de recordar el estúpido protocolo que teníamos —Lori suspiró.

—Es cierto, sis. Incluso excluimos a nuestro hermano de su propia habitación. Eso no rockeó.

—¿O recuerdas aquella vez que creía que Bobby te engañaba? Creo que lo tratamos un poco mal…

—Bueno, sólo se preocupaba por mí. Además, también siento que pudo haberle afectado la ida de Ronnie Anne.

—Su alma estuvo algo afligida esos días, suspiro.

—También recuerdo cuando iba a sacrificar su espacio sólo para que nosotras conviviéramos con nuestra compañera de cuarto ideal —Lana se rascó la nuca.

Todas se dieron cuenta de todas las cosas en que hicieron sentir mal a Lincoln. Unas más graves que otras. Sin embargo, todas estas cosas fueron al parecer un detonante para que Lincoln cambiase.

—Esperen un momento —Lisa se puso en el centro de la habitación—. Siento que hay algo que no cuadra con nuestro hermano varón.

—¿Y eso que sería? —preguntó la princesa.

—Lincoln siempre ha sido muy… ¿cómo se los explico? —Lisa trataba de hallar la forma de pasar su opinión sin que ellas quedaran confundidas.

—¿Gentil?

—Por decirlo así, Leni, gracias. El punto es, que su comportamiento con nosotras no había cambiado sino hasta ahora. A penas pasaron tres semanas desde el invierno y Lincoln cambió su comportamiento, de haber sido la causa las cosas anteriores que hemos mencionado…

—Entonces lo hubiera hecho desde antes…

—Exactamente, así que hay algo que no estamos presenciando…

Aunque lo que ellas no sabían, es que lidiaban con información que ninguna podría llegar a comprender.

—De acuerdo, hemos llegado a una conclusión lógica de Lisa, pero conseguir la respuesta a esa incógnita no nos va ayudar ahora. Lo que le haya pasado, ya pasó. Tenemos que enfocarnos en el ahora y saber cómo ayudarlo. Debemos de hallar una forma para que Lincoln vuelva y, hablando con él, podamos encontrar una solución —Lori estaba decidida en traer al Lincoln que todas querían y extrañaban.

—¿Y por qué no vas a buscarlo, Lori? Eres la hermana mayor y la única que conduce, deberías encargarte —propuso Leni mientras seguía teniendo a Lily en brazos.

—Concuerdo con Leni —habló Lynn.

—Yo también.

—Y yo…

Cada una fue aprobando la idea de la modista. Lori, sin más opción, tomó las llaves de Vanzilla.

—De acuerdo, pero sería idóneo que fuesen haciendo un plan para ayudar a Lincoln, ¿vale? —todas asintieron.

Salió del cuarto y se dirigió hacia el auto. Aunque, en el camino, se topó con sus padres.

—Hey, cariño. Tu madre y yo estamos preocupados por Lincoln. Vino a pedirnos permiso para salir y, por cómo se veía, estaba algo triste. Por eso le dejamos ir, quizá necesitaba pensar algo, no quisimos asifixiarlo con preguntas.

—¿No sabes que le ocurre, Lori? —una Rita preocupada la veía esperanzada.

—Por ahora estamos buscando las causas, pero estamos como ustedes. Literalmente en blanco.

—Bueno, ¿y ahorita a dónde vas?

—Quiero buscar a Lincoln para que entre todas podamos hablar con él y saber lo que sucede.

—¿No sería mejor que esperaras a que regrese? —sugirió Rita.

—Estamos tan preocupadas por él que no sé si pueda esperar más.

—Bueno, cariño. Haz lo que debas —Lynn dejó ir a su hija mayor. Ambos retornaron a su habitación para discutir sobre ello.

Lori tomó a Vanzilla y tomó dirección indefinida, tratando de buscar al albino. No gritaría su nombre, de igual forma, quizá no le respondería, y peor, puede que se aleje más. Se limitaría a divisar una cabellera blanca y acercársele.

Mientras conducía, se perdió en sus pensamientos.

—¿Qué fue lo que te sucedió, Linc? Ya no eres el mismo. Cambiaste. Actúas diferente. Tu mirada… es fría y directa, tus ojos muestran ira. ¿Qué fue lo que hicimos mal? Y como dijo Lisa, si hubiese sido lo que pasamos durante este año, ¿por qué hasta ahora te quejas? ¿Por qué hasta ahora parece importarte y hacerte enfadar? No sé qué pase contigo, Linc. Simplemente no lo entiendo… —inmersa en sus pensamientos, ignoró por completo el camino. Por poco se estampa contra un un coche, debió haber sido un milagro.

—¡Ten más cuidado, estúpida!

Lori se ahogó las ganas de aventar el grito, tal vez si era estúpida después de todo, ¿o no? No lo sabía. No sabía que pasaba. Decidió estacionarse. Cerca de allí estaba el parque. Antes de seguir buscando, se daría una vuelta por ahí.

Al entrar, comenzó a caminar lentamente sobre el sendero de tierra, tratando de calmarse. Estaba bastante frustrada y cansada. Solamente quería que todo fuese normal otra vez. Tenía que hablar con Lincoln, aunque primero debía hallarlo. Haya sido destino o casualidad, lo vio ahí: sentado, relajado… en paz. Hacía semanas que no lo veía con tanta tranquilidad, era tal, que deseaba irse y dejar que se levantara. Sin embargo, pudo más su desesperación. Le estaba dando la espalda, así que no la estaba viendo de igual forma. Lenta y segura, fue acercándose al peliblanco. Rodeó la banca y se sentó justo en el otro extremo de donde se encontraba su hermano.

Ella podía sentir la tensión en ese momento. Ella esperaba que le dijera algo, pero estaba callado. Ni siquiera parecía inmutarse de su presencia, es como si no estuviera allí. Entendió entonces que ella debía empezar diciendo algo, ¿pero qué?

Inmediatamente, de un momento para otro, se puso tan incómoda que no pudo ni decir "pío". Se sentía oprimida, era como si su hermano le transmitiera una vibra tan pesada que no podía realizar cualquier movimiento, llegó a preguntarse si su hermano podía estar enfermo, pero la firmeza de su mirada y la postura tan calmada en la que estaba, le dictaban totalmente lo contrario.

¿Qué se supone que le diga? —Lori aguardaba en silencio, pensando—. No lo sé… simplemente no lo sé. ¿Y si me ataca? —no se refería físicamente, sino con palabras, en base a hechos y argumentos—. ¿Qué podré decirle entonces? Estoy… preocupada.

Volteó a ver a su hermano, este seguía callado, esperando algo. Resignada, y sin nada más que se le pudiera ocurrir, trató de sincerarse en ese instante, sencillamente soltarse. Y que pasase lo que tuviera que pasar.

—Estamos preocupadas, ¿sí? No puedes actuar así, ni cambiar de la noche a la mañana. ¿Por qué, Linc?

Lincoln pareció tomarse un momento, luego, sin verla, respondió. Ambos entablaron una corta y dura conversación.

Ya sabemos cómo terminó esto…

Entre lágrimas, se alejó de allí, deseando saber por lo que pasaba en la mente de su hermanito. Se preguntaba eso porque quería saber con exactitud lo que le pasaba. Lisa había dejado algo muy en claro, y eso la había desconcertado, ¿qué, pues, era la verdadera razón por la cual Lincoln se encontraba así? Y cómo se había mencionado antes, era información con la cual no podrían lidiar… aún.

—¿Qué fue lo que hicimos mal? Todas te necesitamos en casa —Lincoln las había recriminado diciéndole que qué ganaba con ello. Lo más doloroso, era pensar que tal vez Leni se había equivocado, ¿o quizás no? Era una intriga bastante confusa. A paso lento, se dirigió hacia Vanzilla. Sin embargo, alguien la detuvo a la mitad del camino.

—Disculpe, señorita, ¿se encuentra usted bien? —era un joven adulto, aproximadamente de unos 21 años de edad, parecía buena persona. Estaba peinado hacia atrás y se notaba el exceso de gel en el cabello. Parecía tener algo de musculatura, tenía la espalda recta y vestía de una forma formal, camisa negra y una corbata de color rojo, ¡y qué decir de sus zapatos! Parecía dirigirse hacia una junta de trabajo, solamente le faltaba el maletín.

—Sí, me encuentro bien —contestó entristecida y algo molesta—. No es de su incumbencia —pareció dejarlo atrás, pero le volvió a hablar.

—¡Espere! —Lori volteó—. Sé que no me importa, pero al menos me gustaría que tuviera esto —de un bolsillo de su camisa, sacó una tarjeta con la siguiente inscripción:

“Dr. Owen: Psicólogo especialista”

—No sé cuál sea su problema, pero si lo necesita, yo puedo ayudarle —y sin decir nada más, sólo se fue. Lori vio la tarjeta y, al darle vuelta, venía un número. Lo guardó, por si acaso, y continuó su camino.

Les diría que Lincoln volvería al rato, a la hora de cenar… todo parecía haber cambiado. Las hermanas querían ayudarlo, pero no se dejaba.

¿Qué podrían hacer?

Sin duda alguna… a partir de hoy, todo sería diferente.

—Parece que todo marcha bien…

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