"Destinos marcados" (1/2)
No había palabras para describir todo lo que Lincoln Loud sentía en ese momento. Su mundo había sido destruido: su familia, sus sueños, sus ilusiones... saber que todo estaba mal lo hacía sentir terrible.
El teléfono seguía emitiendo aquel sonido intermitente, el albino estaba inmóvil, pues no lograba concebir lo que estaba ocurriendo. Su mano, de pronto, soltó el teléfono, dejándolo caer sin importarle nada; el teléfono terminó quedando colgado y Lincoln sólo pudo quedar de rodillas mientras empezaba a llorar. Ante esto, tanto Astrid como Rabel lo auxiliaron y le dieron un fuerte abrazo... sabían que lo peor apenas venía.
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La noche cayó dentro del instituto. Lincoln estaba inexpresivo en su cama, mientras veía hacia su techo. Un brazo rodeó su cuerpo y una mano se posó en su rostro, esta hizo que volteara. El muchacho visualizó unos hermosos ojos verdes. De forma inevitable, sonrió.
—¿Cómo le haces? —Lincoln puso su mano en la mejilla de la pelirroja, haciendo que esta sonriera.
—Solamente lo hago y ya. No hay gran ciencia cuando la persona por la que sientes algo está cerca tuyo y te corresponde —comentó con una gran calidez.
—Mi hermana no diría lo mismo.
Ambos rieron ante lo dicho.
—Supongo que a tu hermana le falta crecer para dejar de estudiar hasta el mínimo detalle de las cosas, aunque supongo que su personalidad le impedirá ver las cosas de una manera subjetiva.
—Así es ella, dudo que cambie —suspiró—. Bueno... ya no estoy tan seguro de eso.
De pronto, el ambiente decayó, volviéndose deprimente una vez más. Lincoln y Astrid llevaban todo el día juntos, con el pretexto de ayudar al albino con la situación que estaba pasando. Rabel comprendió y los dejó solos, además de que en parte tenía que lidiar con su propia culpa, pero él sabía que así debían ser las cosas. Regresando al cuarto, la pelirroja emitió un suspiro en respuesta, ya habían intentado de todo para alzar los ánimos: jugar videojuegos, seguir escribiendo el cómic del AU de Ace Savvy, platicar, contar anécdotas... aún con todo eso, el asunto regresaba como un dolor de cabeza incesante, listo para linchar una vez más al joven Loud. Tratándose de su familia, era muy difícil dejar el tema de lado. Por otro lado, en un intento de distraer al chico, habló Delphino.
—¿Quisieras oír un poco más sobre mi vida? —se recogió el cabello que le estorbaba y miró al peliblanco con una expresión de suma ternura, incluso brillaban sus ojos.
Ante tal propuesta, de la cual estaba seguro que no se volvería a repetir, el chico distrajo su atención. Sin pensarlo dos veces, asintió y sonrió.
—Sabía que cambiarías de humor —sonrió. Entonces se sentó en la cama, recargándose en la cabecera de la misma. Lincoln imitó su acción, a lo cual, Astrid terminó recargando su cabeza en el hombro del peliblanco.
—¿Estás segura de querer contarme? —cuestionó recordando las fotografías que había visualizado, más aquellas que tenían que ver con su apariencia de niña y de bebé... esta última con un ligero escalofrío mental.
—Sí —suspiró—, estoy segura —antes de relatar, quiso abrazar al albino con sus dos brazos. Posteriormente, cerró sus ojos, lista para develar sus verdades—. Recuerdo el día en que salí de mi encarcelamiento. Me sentí feliz y extasiada. Ese día llovía y no desaproveché en lo absoluto la situación para remojarme un poco, también me encontré con mi sobrino, aunque lo considero más como mi primo por la edad.
—¿Ah, sí? ¿Por qué? —propuso interés.
—Porque él tiene como 17 años, y ya ves, es extraño que tu sobrino sea mayor que tú —rio—, al igual que ha de ser extraño saber que tu tía es más pequeña que tú.
—Vaya, eso sí fue inesperado. ¿Qué más? ¿A dónde fuiste? Tengo curiosidad.
—Fui a casa. Fernando me llevó a casa, así se llama mi sobrino.
—Fernando, un nombre común.
—Sí, pero le queda bien. Es un joven educado y galante, pero esa es su maldición —rio.
—¿Por qué lo dices?
—Digamos que Fernando usa esas cosas para mal.
—¿Qué? ¿Y eso cómo?
—Eso es algo personal de familia, no querrás saberlo.
—Bueno, continúa. Fuiste a casa... ¿con tu padre?
—Sí, es correcto.
—Creí que no lo habías visto en años —repuso en confusión.
—Sí, no te dije la verdad ese día. Volví a encontrarme con mi padre porque así estaba marcado mi destino. Verás, pasé una aventura muy fugaz cuando lo encontré de nuevo... antes de ser aprisionada de nuevo...
—¿Qué? —atónito, Lincoln quedaba expectante.
—Es una larga historia, podría resumirse en una serie de eventos de, aproximadamente, 20 capítulos muy largos.
—Vaya, me gustaría saber hasta el mínimo detalle.
—Quizá después, Loud. Siento que aún no estás listo para oír todo.
—¿Cuándo voy a estarlo? —se quejó.
—Te prometo que lo hablaremos este viernes.
—¿Por qué hasta el viernes?
—Porque es cuando salimos a nuestro primer encuentro con la inspiración mensual, ¿lo olvidas? —ciertamente, Lincoln había olvidado por completo que el Sr. Darek había dicho que una vez por mes saldrían a la naturaleza para inspirarse, eso según él.
—Sí, ya lo recordé —queriendo regresar al tema, Lincoln la abordó con otra pregunta—. Decías que tu familia podría llegar a ser hasta el triple de problemática que la mía, ¿por qué?
—Pregunta equivocada, respuesta no deseada —contestó sacando su lengua en seña de broma—, de quien sí te puedo contar es mi tío. Es una gran persona, la mejor que conocerás en la vida, por ejemplo, yo ya conozco a su hijo y podría decirte que es casi la reencarnación misma de él, sólo que más autónomo y con mejores oportunidades para tomar decisiones.
—Entonces eso lo convierte en tu primo, ¿no? ¿Y desde cuando lo conoces? —cuestionó curioso.
—Te lo contaré el viernes.
—Agh —se cruzó de brazos y desvió la mirada.
—Pero no te enojes conejito, ven aquí —tomó su mejilla y le plantó un beso en los labios, algo que desvió a Lincoln de su malestar. Este sonrió, mientras su expresión le hacía denotar su obsesión por la pelirroja, aparte de que se veía realmente atraído por ella, sus ojos lo demostraban y más aquella mirada perdida que le regalaba.
—Tal vez debería enojarme más seguido.
—Nah, sólo lo hice porque sabía que yo lo causé —rio por lo bajo. Lincoln la acompañó en su acción, posteriormente, siguieron dándose unos cálidos besos.
Pasados unos minutos, Astrid le apartó, dándole un último beso en la comisura de sus labios. Se levantó de la cama y sacó un cuaderno del buró del albino.
—Quiero jugar a algo —propuso dándole una pluma, se sentó y sacó otra de su bolsillo.
—Creí que me contarías de tu tío.
—Ahorita, no tienes prisa por saber, ¿o sí?
—Bueno —meditó un poco la cuestión, quería saber todo lo que pudiere, pero por otro lado... pasar tiempo de calidad con Astrid no sonaba nada mal—... está bien, sirve que me distraigo. Temo que por ahora no podré hacer nada por mis hermanas, no hasta que salga de aquí.
—Saldremos, no tengas duda de eso.
—¿Crees que el señor Darek me deje salir?
—Yo digo que sí, pero Rabel y yo te acompañaremos.
—¿Por qué? —preguntó con intriga.
—Porque eres nuestro amigo, tontín —contestó como excusa a la verdadera causa.
—Gracias —tomó su mano.
—No, gracias a ti —se acercó a él, dándole otro beso—. Ahora, ¿podemos jugar?
—Claro, ¿qué quieres hacer?
—Quiero jugar con nuestros nombres —en eso, la pelirroja anotó su nombre al revés: "Onihpled Dirtsa" —. Algo como eso. A ver el tuyo —le señaló su pluma.
—Vale, veamos que sacamos de todo esto —comentó con una sonrisa.
"Duol Nlocnil"
Tras escribir aquello, Astrid hizo un comentario que a Lincoln se le hizo extraño, ya que antes de decirlo, había emitido una ligera risa.
—¿Sabias que así te llamas en otra dimensión?
—¿En otra dimensión?
—Sí. Mi padre me enseñó que existe otra dimensión, una dimensión siniestra.
—¿Ah, sí? ¿Cuál? —preguntó intrigado.
—Pues, él lo llama "D-side".
—¿Por qué? Suena interesante.
—Verás, la "D" es de "Destruction" en inglés, claramente. Aunque, ya sabes, si traduces el nombre sería: "Lado D", y completo sería "Lado Destrucción"; sin embargo, suena mejor en inglés: "Destruction Side"
—Y esa dimensión, ¿de qué va?
—Es territorio peligroso lo que preguntas, Loud. Te lo diré el viernes.
—Hummm... —entrecerró los ojos y se cruzó de brazos.
—Peeeero, te puedo contar de mi tío.
—Dale, pues —recobró el ánimo.
—Puedo empezar por su nombre, si así deseas.
—Claro —se acomodó para escucharla atentamente.
—Bueno, te conté que él era quien me visitaba cuando estaba enjaulada —Lincoln asintió—. De acuerdo, ese es mi tío, y se llama Rike —los ojos del albino se abrieron en grande. ¿Había oído mal?
—¿Rike? Y... ¿cómo luce? —debía saber lo que ocurría ahora.
—Para ser mi tío luce muy joven. Tiene muchos años de vida —Lincoln se calmó, no podía ser el mismo Rike entonces—, pero lo vieras, parece a penas un niño —rio. Ahora Lincoln recobró su sospecha.
—¿Cómo? ¿Tiene edad avanzada, pero se ve como un niño?
—Es difícil de creer, lo sé. Pero tanto mi padre como su hermano llevan viviendo mucho tiempo, más de lo que aparentan. Mi tío tiene apariencia de un jovencito de 17 años, muy curioso porque aún teniendo aquella apariencia, parece que tiene 15 o 16 años —rio de nuevo. Lincoln quedó asombrado, pero no declaró nada.
—En fin, verás, Rike es un ser muy... no sé como describirlo. Cuando lo ves parece pura paz y amor y cuando te toca... sientes como todo sale de tu ser, todo lo malo, todo lo que te preocupa... simplemente desaparece...
Fue entonces que Lincoln sintió mucha intriga. Si Rike, el de sus sueños, era el tío de Astrid, entonces... ¿quién es el hermano de Rike? ¿El Sr. Darek? Y, si así fuere, ¿eso vuelve a Rike parte de los malos? Pero, no tiene sentido. Su forma de actuar y de ser no concordaban con ello, pero, ¿sería otra mentira? Tenía que descubrirlo ya, así que, fingió tener sueño. El peliblanco bostezó a propósito.
—Todo eso suena realmente interesante, Astrid. Me gustaría seguir escuchando, aunque, ya me está dando sueño. Por cierto, ya quiero que sea viernes —comentó con una pequeña sonrisa.
—Eso dices ahora —rio. Lincoln no entendió, pero lo dejó pasar—. En fin, ¿te importa si me duermo contigo? Hace tiempo que... quiero abrazar a alguien en las noches.
Sonrojado ante la propuesta, el albino aceptó. De esta manera, ambos se acostaron. Astrid apagó las luces y abrazó al peliblanco, mientras le daba una caricia llena de ternura en su pecho. Lincoln sonrió, nunca supo cuando fue que tuvo tanta suerte de encontrarse a alguien como ella. En el fondo, no quería que ella se fuera de su vida. Terminó por cerrar los ojos y dormirse.
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Y ahí estaba nuevamente, pero estaba relajado, tomando una taza de café con leche, adicionado con un chocolate y un malvavisco. Lincoln se acercó y observó que a su lado había una mesita, en la cual estaba la misma bebida. El joven sonrió al verlo y le señaló el asiento que estaba en frente de él, indicándole que tomara asiento. Dudoso, el albino se sentó y vio a Rike de frente.
—Ten, sé que se te antoja —alzó la taza de café y se la extendió. Al principio, Lincoln no lo creía, pero después de observar tan apetitoso café lo tomó y le dio un sorbo. Sintió que recordaba toda su niñez con esa única probada, sabía exquisito, podría decir que hasta superaba el sabor tan especial que Carl le daba a sus comidas y bebidas—. Tienes la expresión de que ya has probado cosas con un calibre similiar, ¿ha sido así?
—Bueno, sí —atinó a decir. Rike rio.
—Noto en ti un sentimiento de malestar, frustración, molestia, irritación. Veo que no recibiste muy buenas noticias el día de hoy, ¿o me equivoco? —bebió un poco.
Lincoln observó a Rike, parecía estar enterado de todo, algo que se le hizo algo extraño.
—Uhm... sí, así es.
—Por lo que también veo, te has enterado que soy tío de Astrid. Curioso, ¿no es cierto? Me gustaría retomar tu teoría, aprovechando que tenemos este café aquí que supero tus expectativas —sonrió—, tú piensas que el señor Darek es el padre de Astrid, lo que la vuelve hermana de Carl, por ende, sería la personas que agarraba de la mano a esa linda y tierna niña que viste en esa foto. Sacando deducciones simples, yo me convierto en el tío de Carl, y sacando conclusiones con este café, podemos decir...
—Que tú eras de quien Astrid hablaba, pero... Rabel había dicho que ya te conocía y eso fue hoy mismo, como si supiese que ayer había soñado contigo.
—Sacando una conclusión completa del asunto: Rabel no es quien piensas, Astrid tiene una familia muy extensa y extraña, yo soy su tío y el señor Darek es mi hermano, pero ambos sabemos que ese ni siquiera es su verdadero nombre. Al final, se corrobora que tus sospechas son ciertas: Darek es el padre de Astrid, Carl su hermano, lo que explica lo bien que se llevan y también da a entender los acercamientos que tenían de vez en cuando, algo que Rabel ya te había remarcado. Ahora, solamente te quedan dos dudas, ¿tienen poderes? y, ¿quién es James?
—¿Tú lo sabes? —cuestionó con un tono serio y una mirada directa.
—Sí —Lincoln sintió un nudo en su garganta.
—¿Quién es? —su enojo se mostraba claramente.
—Es un tipo muy inteligente, él sabe lo que quiere y cómo lo obtiene. Tiene la inteligencia necesaria para destruir un planeta entero, pero no tiene los recursos; a veces algunos seres deben estar limitados para que no causen estragos graves.
—¿Dices que el tipo que se metió con mi familia es un genocida?
—Toda su familia lo es, ¿crees que trabaja sólo? —bebió un poco más, eso dejó confuso a Lincoln.
—¿Dices que él no hizo esto sólo?
—Bueno, te mencionó el curso de verano, es obvio que lo planeó y lo estructuró. Está claro que el dueño de dicho curso debe de estar involucrado.
—El señor Darek...
—Afirmativo, y como verás, el más cercano a él es Carl, por lo que, sí o sí, él sabe algo. Astrid es su hija, pero aún no sabes si ella sabe que él su padre.
—¿Y lo sabe?
—Yo sé muchas cosas, sino es que lo sé todo, Lincoln. Sin embargo, hay algunas cuestiones que deberás averiguar por ti mismo; además, ella te dijo que el viernes te lo contaría, ¿no es cierto?
—Uhm... sí, es cierto. Este... —Lincoln agachó su mirada y suspiró. Luego observó a Rike—. ¿Qué sabes de Astrid?
—Astrid es una niña muy hermosa y simpática. Se preocupa por quienes ama y está afanada con cumplir su propósito. Ella ama mucho a su familia y haría lo que fuere por ellos, al igual que está dispuesta a todo con tal de hacer sentir orgulloso a su padre; sin embargo, Carl influye en ella, haciéndole ver que simplemente hay cosas que son muy malas. Aún así, ella a veces olvida la moral y también puede llegar a ser... muy destructiva. ¿Recuerdas la foto de la chica? Bueno, podría decirte que es real, pero te negarías a creerlo, ya que tu pensamiento está limitado a este Universo, haciéndote pensar que Astrid ha estado deambulando en esta Tierra ella sola por años, aún sabiendo que eso no tendría sentido sabiendo que la foto planteaba la destrucción entera de un planeta: para ti, lo único posible sería otro planeta que no fuera la Tierra, desafortunadamente, el planeta que destruyó ni siquiera se encuentra en este Universo —comentó todo de una manera muy relajante, como si no fuera nada extraño ni raro, por otro lado, Lincoln...
—¿Qué? Yo…
—¿Te perdiste? Sí, no es mi primera vez englobando este tema, pero con calma, ya lo irás comprendiendo. Con todo esto que te dije, podríamos contestar una de tus dudas: ¿tienen poderes? Podemos dejarlo en un tal vez, hasta que lo compruebes.
Lincoln respiró hondo y miró a Rike de nuevo. Iba a decir algo, pero este se le adelantó.
—Mira, Lincoln, yo creo que mejor deberías enfocar tu atención en lo primordial.
—¿Qué sería eso?
—Tú dímelo, ¿qué te importa más que nada en el mundo?
—Mi familia —entonces reaccionó—… ¡mi familia! Rike, ¿sabrás de casualidad algo de ella? —preguntó esperanzado.
—Sí, por ahora, puedo decirte que pueden esperar a tu regreso. Así está planeado que sea, si James quisiere a tu familia desintegrada, no te permitirá regresar; pero yo hubiese intervenido.
Curioso ante la respuesta de Rike, formuló otra pregunta.
—¿Por qué harías eso?
—Porque eres importante para mí y para mucha gente, Lincoln —el albino no supo qué contestar—. Y bueno, supongo que eso es todo lo que hablaremos por hoy. Te visitaré de nuevo el viernes por la noche, cuando todo haya sido develado y, hayas vuelto a tu casa.
—¿Volver a mi casa?
—Por supuesto, sino, ¿cómo salvarás a tus hermanas? A veces, desafortunadamente, debes abandonar tus sueños por la gente que te importa.
Mostrando una expresión de frustración, Lincoln suspiró.
—Bueno, tampoco tengo mucha alternativa.
—Ay, Lincoln… no tienes idea de lo mucho que quiero ayudarte, pero este otro chico aún me necesita.
—Lo comprendo, Rike.
—Me alegro que lo hagas.
Los dos continuaron sentados tomando su café y conversando. Con el tiempo, el peliblanco se dio cuenta de que Rike era una persona sabia y conocedora de la mayoría de las cosas, le contó grandes anécdotas de su vida que le eran imposibles de creer, incluso le contó la leyenda sobre un dragón que amenazaba con destruir el planeta Tierra y dicha leyenda le encantó, lo que él no sabía era que eso era muy real. Al término de un rato, decidieron concluir su conversación.
—Ay, Rike. Fue genial hablar contigo.
—Soy un ser muy empático y agradable, es fácil tener amistades cuando se es humilde.
—Tienes razón. ¿Sabes? Aún me tienen preocupadas mis hermanas…
—¿Y tú qué piensas? ¿Qué deberías hacer?
—Regresar a casa… supongo.
Rike sonrió, se levantó y posó su mano sobre su hombro para tranquilizarlo.
—Aquí nadie te obliga, Lincoln. Todo depende de lo que tú quieras... salvar a tu familia depende de ti… de hecho —Rike comenzaba a desvanecerse—, todo depende de ti, mi elegido —dicho esto último, el joven desapareció.
—¿Huh? —y Lincoln despertó…
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