"Acciones invisibles..." (1/2)
Narrador: Lincoln
Nada… ¿por qué a mí?
Estaba viendo por mi ventana, aquella donde sólo puedo ver el cielo sino me atrevo a levantarme de la cama.
No quise creerle, me parecía imposible, pero pareció haber sido verdad. Ese joven, ese chico de buena apariencia que me encontré por la calle mientras caminaba de regreso a mi hogar, tomó mi hombro y me miró. Era alguien bondadoso, a simple vista, y amable. Había sido una dura y ruda temporada; pero logré reconstruirlo todo de nuevo, hasta que me di cuenta que todo había sido en vano.
—Serás tú el único quien recordase todas estas maravillas que tú mismo has podido realizar. Ciertamente, los hechos ocurridos fueron por culpa de quien origina los males, más tú, siendo el elegido, el chico amable, el chico comedido, el chico con el plan, lograste contrarrestar todas estas cosas… eso, a pesar de tu ausencia.
Esas fueron sus palabras, yo le vi con una mirada extrañada. Lo había tomado por loco o alguien de mucha imaginación, yo sólo había ayudado a mis hermanas luego de haber ido a un curso de verano donde podía cumplir mi sueño de poder escribir un cómic propio. Luego de haber dicho eso, el joven que parecía cinco años mayor a mí, se retiró en medio de esa calle poco concurrida, y continué mi ida a casa. Fue extraño, sin duda. Me fui a dormir. Al día siguiente todo parecía normal.
Nunca creí que ellas fuesen capaces de tratarme así, no después de lo que hice por ellas, me menospreciarion y maltrataron. Fue una pésima temporada, sin duda.
Eso cambió algo dentro de mí, algo dentro de mí pareció haberse despertado, ¿cuál es la razón de merecerme todas estas cosas?
Pero, ¿a quién engaño? Estoy exagerando las cosas, tal vez sí eran pesadas y a veces algo exigentes… dentro de mí sabía que nunca me maltratarían; sin embargo, sí me menospreciaron. Aún así, siento que en algunas ocasiones no me merecía las consecuencias.
Tomé mi chaqueta negra y me la puse. Me vi en el espejo y lo único que pude ver fue un rostro inexpresivo, no diría que al estilo de Lucy, eso ya sería estar casi muerto. No sabía en serio como explicarlo, pero me sentía mejor. Podría decirse que fuerte y más imponente, tal vez se trataba de la chaqueta, me hacía ver rudo… además de hacerme sentir que estaba aceptando el cambio.
Volveré al principio: nada. Así es, nada. Yo hice un esfuerzo descomunal por ellas, estaban rotas, me necesitaban. ¡Yo las salvé! ¡Y de un día para otro ellas parecieran haberlo olvidado! ¡Cada lágrima que limpié, cada cabeza que en mi hombro recargué! ¿Acaso no valieron? ¡¿Acaso mi esfuerzo fue pasajero?! Es como si jamás hubiera pasado… nada.
Y lo peor de ese trayecto en el que tuve que dar todo mi tiempo, hice cosas que a cualquiera le desagradaría. Me metí en asuntos que no debí, me entrometí en lugares de los que creí nunca arribaría, pues eran mis propias hermanas. No quisiera que nadie pensara mal, porque las cosas simplemente se habían dado.
Esa noche, en el mismo día en que me topé a aquel chico, había una nota sobre mi escritorio. No supe cual era el verdadero mensaje de esa nota, y jamás la iba a entender.
“Caos has desatado, ahora todo el mundo te verá con otros ojos a pesar de que ellos no hayan contemplado las acciones que hiciste a favor de tu familia, pues una simple muestra de afecto fue suficiente para empezar un sin fin de relatos…”
Y repito, la nota en sí ya era rara, pero decidí no tomarle importancia. Mientras no me afectara, no le prestaría atención.
Y así fue como sucedió, la nota parecía estar sacada de lugar. Nunca conseguí ver caos o algo parecido. Al menos no a mi alrededor. Quizá fue el mismo loco que me habló quien me dejó aquella nota.
De cualquier forma, eso ya no importaba en lo absoluto. Me di cuenta de la verdad, o más bien, algo o alguien me ayudó a percatarme de mi situación.
¿Por qué siempre debía ser yo quien las ayudase? ¿Por qué siempre era yo quien se sacrificaba? ¿Han echo algo por mí de una manera seria sin tener que entrometerse? ¿Se han dedicado alguna vez a escucharme?
Tal vez, aunque seguramente la respuesta se limitaría cuando tenía menos de seis años o cuando de verdad se arrepentían de sus acciones; arrepentimiento que pareciese olvidaban tarde o temprano… o aquella ocasión en la que daría mi espacio para que pudieran tener su compañera de cuarto ideal, decidieron dejarlo por mí; pero fue la única vez que recuerdo.
Seguía sin entenderlo, ¿cómo fue que olvidaron todo el esfuerzo que hice por ellas? Es doloroso para mí verlas todos los días y pensar que fingen que lo que hice nunca sucedió. Les di una parte de mi corazón a cada una de ellas, de mi alma incluso… diría que casi caí rendido ante todos sus problemas, fui su pilar ante la tormenta que les atacó. ¡Quisiera al menos algo de su consideración! ¡Una mísera sonrisa que me indique que no lo han olvidado! Pero… no fue así.
Esta ira me ha estado consumiendo desde hace poco, he tratado de olvidar yo también. De verdad que le agarré un poco de rencor a ese chico, pareciese que fue él quien me originó estos problemas, ¿pero cómo? No tenía idea, y si me lo volviera a topar, lo encararía.
Mis hermanas me regalan sonrisas al igual que siempre, aunque, ¿saben algo…? Esa sonrisa no era la misma después de esta temporada donde tuve que pasar ciertas desgracias. Esa sonrisa después de haberles ayudado. Debo admitir que la sonrisa de Leni era una de las que más me llamaba la atención, siempre siendo tan bella… también la de Lori, se veía tierna cuando sonreía… no puedo dejar atrás la de las demás. Cada una era cautivadora, pero esos tiempos se fueron, y fue desde ese chico.
Traté de dejarlo atrás. De una manera conseguí salir con Christina, después de todo era el hombre del plan. A pesar de la humillación que pasé con el video donde la besaba en una foto, pude hacer que fuese mi novia. Lastima que esa felicidad duró muy poco. Encontró a alguien mejor, no me entristeció, sólo me hizo sentir… vacío.
Aunque, siendo sincero, sí había llorado después de ciertos sucesos en mi propia familia. Fue entonces que esa chispa brotó en mí. Algo que me hizo diferente. Podría incluso jurar que pasea sobre mi ser, dándome escalofríos.
Saber que todo este sentimiento inicio después del invierno es algo tétrico. Después de las festividades y las alegrías y sentirme de esta manera es raro. Aunque ya no importaba, nada lo hacía.
Ronnie Anne se había ido de Royal Woods, desafortunadamente. Hubiese preferido mil veces haber tenido un noviazgo con ella que con Christina, de alguna forma, esa chica latina había logrado llamar la atención de mi corazón y de mi cariño. Cada vez que decían que era mi novia me retractaba rotundamente, pero en el interior sentía algo profundo en mi pecho por ella. Ella habría sido la persona ideal para haberme olvidado de toda esta situación e iniciar de nuevo, pero, repito, tuvo que irse de aquí. Las relaciones a distancia no son de lo mejor y he podido verlo a veces con mi hermana Lori. No saben cuanto le afecta, además, cuando rompieron por primera vez y yo les ayudé a volver (ya que fue causa de un grave malentendido), las cosas no volvieron a ser las mismas. Seguían teniendo el mismo cariño, sí; pero desde que Bobby tuvo que mudarse, la relación a distancia les había afectado mucho. Inclusive creyeron haber perdido la chispa; un milagro del destino les hizo darse cuenta que aquel amor aún seguía vivo dentro de ellos. Aún así, siento que yo no tendría la misma suerte.
A este punto todo me ha parecido confuso, muchas cosas me arrinconaron a este punto. Desde mi familia hasta mi intento de tener novia. Lo único que me alegraba era saber que todavía tenía buenos amigos con los cuales estar y estaba seguro que mi hermano de otra madre jamás me dejaría por nada. Clyde siempre sería un colega, un gran amigo, e inclusive, como ya dije, un estupendo hermano.
Con estos pensamientos en mente, me dispuse a salir de mi habitación. Mi mirada seria era inquietante y algo nuevo para esta casa, al menos los rostros de mis hermanas me demostraban eso.
—¿Lincoln? ¿Todo bien? —me preguntó Luna algo confundida de mi actitud. La vi por unos segundos.
—No, Luna… es sólo un cambio de rutina —dicho eso bajé las escaleras.
Si se lo preguntaban, en el pasillo estaban Luna, Lola y Lana. Las gemelas se habían quedado calladas, mi sola presencia pareció dejarles muchas dudas y la seriedad que mis ojos presentaban debió haberlas dejado sin valor de preguntarme. Lo había hecho Luna, al menos.
Sé que esto puede resultar demasiado confuso, este no era yo, pero así me tuve que volver.
Primero pasé toda una temporada llena de experiencias, diversión y buena comunión en mi familia, a pesar de que hayan sido entrometidas algunas veces. Después vino la oportunidad de irme a ese curso de verano, cosa que pareció haber sido una mala idea; mis hermanas me necesitaban. Yo llegué y las ayudé, fue ahí donde hice hasta lo impensable para verlas sonreír otra vez, sus sonrisas eran irreemplazables. Así duró por un tiempo, hasta que me topé a ese chico y todo cambió. A la semana siguiente inició una nueva temporada en mi vida, y empezó demasiado bien… qué irónico saber que esta temporada de mi vida duró de navidad hasta la otra navidad. Esta sección de mi vida tuvo pésimos momentos, hubiera deseado que jamás hubiera sucedido… pero así es la vida, ¿no es cierto? Mis hermanas a veces pueden llegar a ser crueles conmigo. Sin embargo, no todo era malo, también hubo cosas muy buenas, dichas cosas me ayudaron a aliviar como me sentía, pero luego se fue Ronnie Anne.
Tenía doce años cuando todo esto terminó y comprendí que las cosas ya no volverían a ser como antes. Simplemente me sentía vacío, unicamente quería comprender cuál era la causa por la cual mis hermanas dejaron atrás todo aquello que hice por ellas.
—Eh… hola, Linc —me había sentado en el sofá. La tele estaba apagada, en verdad no tenía ánimos de ver nada, por ahora. Mi hermana Luan se sentó a mi lado.
—Hola, ¿se te ofrece algo? —la miré con una expresión vacía y aburrida, admito que fui directo.
—No, sólo quería saber cómo estabas. Mi hermanito no suele ser así —me miró seriamente, copié su mirada. Inspiré hondo.
—Luan, ¿recuerdas cuándo "Negocios Graciosos" cayó en decadencia y me contaste que por culpa de un tipejo que vestía formal, varios se burlaron de ti?
—Pff —soltó una pequeña risilla—… por favor, Linc. Eso es imposible, ¿seguro no lo soñaste? Probablemente todo fue parte de una "Ensoñación", ¿entiendes?
Eso fue algo duro, no supe si fingía o no, aunque fue suficiente para molestarme.
—Estaré afuera —dicho eso, me retiré al patio.
—¡No, Lincoln! ¡Espera, sólo fue una broma! —pues una de muy mal gusto. Solté un portazo y me senté debajo de la sombra del árbol.
—Como odio esto —agaché la mirada frustrado. Lynn salió al patio, posiblemente me había visto desde su ventana.
—Perdona a Luan, Linc… sabes que la mayoría de las cosas se las toma a broma —se sentó junto a mí. La miré por un rato, fue con ella con quien he tenido más problemas, pero aún recuerdo cuando la ayudé a que se sintiera bien consigo misma. Algo que desencadenó muchas cosas, de las cuales me arrepiento. Sin embargo, ella parecía no recordarlo.
—Lynn, ¿te puedo preguntar algo?
Asintió.
—¿Recuerdas cuándo te levanté los ánimos porque me contaste que, tras perder un partidos, un grupo de niñas se acercó a ti y te hicieron sentir como una perdedora? —desvió su mirada.
—Para no sonar como Luan —volteó a verme nuevamente—. Sólo iré al grano. No lo recuerdo.
Suspiré derrotado. Sonreí.
—Al menos no fuiste tan ruda —o eso creí. Me dio dos golpes en el hombro.
—Dos por mencionar un recuerdo falso —rio levemente y se fue. De acuerdo, tal vez no fue del todo como Luan, pero eso sí me había herido. Decidí irme a caminar por un rato, no sin antes comentarle a mis padres.
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¿Interesado en el por qué de la portada?
¿Interesado en saber quién es el joven con quien Lincoln se topó?
Te invito a leer mis otros fanfictions.
Esto es sólo un adelanto… tardará mucho para la continuación, sería un honor saber que los esperarás ansioso.
No olvides dejar tu voto y tus comentarios. Y siempre recuerda, compártelo si lo merece.
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