Capitulo 1: Valentine
Enero 2 de 2021: La ley que da caza a los forajidos ha sido reactivada, y la Agencia Pinkerton, tras décadas de inactividad, ha resurgido con la misión de erradicar a los últimos vestigios de las bandas que asolaron el Oeste en 1899. La caza de los forajidos se ha convertido en una operación desesperada. La era de los hombres libres y sin ley está llegando a su fin, y el tiempo se está agotando para las pocas bandas que aún quedan. La amenaza de su erradicación es inminente.
En una noche helada y oscura, el convoy de siete camionetas avanza a través de un bosque implacablemente frío, donde la nieve cae sin cesar. El suelo está cubierto de una gruesa capa de nieve virgen, y los árboles altos y desnudos parecen abrazar la oscuridad de la noche con una siniestra determinación. El aire está cargado de una quietud ominosa, interrumpida solo por el crujido de la nieve bajo las ruedas de las camionetas y el sonido de los cascos de los caballos.
Dos jinetes, Lemy y Natalia, ambos de 16 años, montan a caballo a lo largo del convoy. Sus rostros están parcialmente cubiertos por bufandas, sus miradas agudas escudriñan las sombras con una vigilancia constante. Lemy, con una cicatriz que cruza su mejilla izquierda, muestra una frialdad inquietante, mientras que Natalia, con ojos que reflejan la frialdad del invierno, mantiene una expresión de concentración tensa. Ambos son demasiado jóvenes para el peso de la vida que llevan, pero su experiencia y determinación son evidentes en cada uno de sus movimientos.
Dentro de la camioneta roja, que sirve como la cabeza del convoy, se encuentran Josh y Mac, ambos de 20 años. La camioneta, aunque resistente, está impregnada de un aire de decadencia. Los asientos están cubiertos de polvo y hay rastros de sangre seca en el suelo. Josh, el líder de la banda, tiene una presencia imponente; su rostro, endurecido por las cicatrices y la exposición constante al peligro, refleja una resolución sombría. Su mirada, fría y calculadora, está fija en el horizonte, mientras que Mac, el miembro más sabio y experimentado, estudia un mapa desgastado con una intensidad casi frenética.
El mapa está lleno de anotaciones en tinta roja y negra, con rutas trazadas que parecen serpenteantes caminos hacia la desesperación. Valentine es el objetivo final, un lugar que promete una esperanza efímera en medio del caos. Los jóvenes en la camioneta, tanto chicos como chicas, están tensos. Sus rostros, iluminados débilmente por la luz de una lámpara de aceite, muestran signos de agotamiento y miedo. En el aire, se percibe el pesimismo y el desgaste que acompaña a una misión que parece no tener fin.
De repente, el silencio sepulcral del bosque es interrumpido por el sonido de cascos acercándose a gran velocidad. Los dos jinetes avanzan a paso firme, su presencia es imponente. Lemy y Natalia se mantienen alerta, preparados para cualquier eventualidad. El ambiente se vuelve aún más cargado, como si la oscuridad misma estuviera conteniendo la respiración en anticipación.
Un jinete se acerca a la camioneta roja. Viste una chaqueta café que está parcialmente cubierta de nieve y pantalones azules que muestran signos de uso intenso. La camisa naranja que lleva bajo la chaqueta está arrugada y sucia, como si hubiera sido arrastrada a través de una serie de combates y desafíos. El sombrero de vaquero que lleva es una pieza de historia, una reliquia desgastada que alguna vez perteneció a Arthur Morgan, el legendario forajido del pasado.
Al detenerse junto a la camioneta, el jinete se baja de su caballo con una precisión calculada, el sonido de sus botas sobre la nieve es casi inaudible. Con un movimiento deliberado, se quita el pañuelo que cubre su rostro, revelando a Lincoln Loud. Su rostro, aunque joven, lleva las marcas de una vida dura y de experiencias que han dejado huellas profundas. Sus ojos reflejan una intensidad que supera su edad, y sus rasgos, endurecidos por la adversidad, hablan de un pasado sombrío.
Josh, observando a Lincoln con una mezcla de curiosidad y ansiedad, se inclina hacia adelante desde su asiento en la camioneta. La luz de la lámpara parpadeante proyecta sombras inquietantes sobre su rostro.
Josh: (con un tono que denota tanto alivio como desesperación) ¿Tienes buenas noticias?
Lincoln, su aliento visible en el aire frío, responde con una voz que es tanto firme como teñida de fatiga.
Lincoln: (con una expresión tensa) Encontré Valentine.
Las palabras de Lincoln son recibidas con una mezcla de alivio y temor. Josh y Mac intercambian miradas, sabiendo que la información es crucial. La ubicación de Valentine es una chispa de esperanza en medio de la oscuridad, pero también un recordatorio cruel de los desafíos que aún deben enfrentar. El aire en la camioneta parece volverse aún más denso, como si el peso de la revelación se asentara sobre ellos.
Josh se endereza y, con un gesto decidido, comienza a coordinar a los demás. La tensión en el ambiente es palpable mientras las camionetas empiezan a moverse de nuevo. Lemy y Natalia se reagrupan, listos para continuar su vigilancia mientras el convoy se adentra en el corazón de la noche. Cada crujido de la nieve y cada sombra en el bosque parecen cobrar vida, como si la misma oscuridad estuviera conspirando contra ellos.
Lincoln, con el rostro cansado pero determinado, se une a Lemy y Natalia. La noche es una extensión interminable de oscuridad y frío. Mientras avanzan, la luz débil de las linternas y el parpadeo de las lámparas apenas iluminan el camino, proyectando sombras alargadas que parecen moverse con una vida propia. La atmósfera es opresiva, cargada de la sensación de que algo terrible se aproxima.
Natalia: (mirando a Lincoln con preocupación) ¿Cómo se veía el lugar? ¿Está como esperabas?
Lincoln: (con voz baja y grave) Tal cual lo esperaba. Vacío y muerto. Valentine lleva más de un siglo sin que nadie lo pise. Parece que el tiempo se detuvo aquí. Pero no tenemos opción. Los Pinkerton nos siguen, y si no nos movemos rápido, no saldremos de esto.
Finalmente, el convoy llega a Valentine. El pueblo, que alguna vez fue un bullicioso centro de comercio y vida, se presenta ahora como un fantasma en medio de la oscuridad. La visión del pueblo bajo la capa de nieve es casi surrealista, una mezcla de desolación y abandono.
Las carreteras de tierra que antes estaban llenas de polvo y movimiento ahora están cubiertas por un manto de nieve. Las estructuras de madera que formaban el núcleo de Valentine están deterioradas, sus fachadas desgastadas y sus techos hundidos por el peso de la nieve y el tiempo. Los edificios que solían ser el corazón del pueblo, como el salón de juegos, la oficina del sheriff y el hotel, se alzan como esqueletos invernales, desmoronados y vacíos.
El salón de juegos, una vez el lugar de reunión de los habitantes y viajeros, ahora está desolado. Su letrero raído se mece suavemente en el viento, y las ventanas rotas revelan un interior polvoriento, con mesas y sillas esparcidas por el suelo, cubiertas de telarañas y restos de viejas botellas y cartas. El bar, largo y ennegrecido por el tiempo, está vacío, como un vestigio de un pasado olvidado. Las paredes están decoradas con imágenes de hombres y mujeres enmarcados en la tristeza de un tiempo que ya no existe.
La cantina abandonada en la que deciden establecerse es aún más siniestra. El edificio, de una sola planta, está encajado entre dos estructuras aún más deterioradas. Su tejado está hundido en varios puntos, y las vigas de madera se han vuelto oscuras y quebradizas con el paso de los años. El interior está sumido en la penumbra, solo iluminado por el resplandor de las linternas que los miembros de la banda han llevado consigo.
Al entrar en la cantina, el ambiente se vuelve aún más sombrío. El suelo de madera cruje bajo cada paso, y un olor a humedad y descomposición se mezcla con el aroma metálico de la sangre. Las mesas y sillas están desordenadas, y algunos muebles están rotos y desmoronados. Las paredes, que una vez estuvieron adornadas con anuncios y carteles de eventos, ahora están rasgadas y desmoronadas, con manchas de humedad que se deslizan por la superficie.
Josh: (gritando sobre el viento) ¡Rápido! Tony necesita atención médica. Llévenlo dentro. El resto, prepárense para asegurar el área.
Lincoln, con el rostro pálido y cubierto de sudor frío, levanta a Tony, otro miembro de la banda que ha resultado gravemente herido. Tony está semiinconsciente, sus heridas sangran profusamente a través de sus ropas rotas. La desesperación en el rostro de Lincoln es evidente mientras arrastra a Tony hacia el interior de la cantina, sus pasos pesados y temblorosos, como si cada movimiento fuera un recordatorio del peso de su misión y la carga de sus compañeros.
Dentro de la cantina, el grupo comienza a trabajar frenéticamente para atender a Tony. Un rincón del salón se convierte en un improvisado campo de tratamiento. Los miembros de la banda, con manos temblorosas y rostros marcados por la preocupación, se apresuran a vendar las heridas y a aplicar primeros auxilios. El sonido de los vendajes y los murmullos de ansiedad llenan el aire, mientras la luz tenue de las linternas proyecta sombras inquietantes sobre las paredes destrozadas.
Mac: (mirando a Josh) ¿Qué hacemos ahora? Los Pinkerton no estarán lejos.
Josh: (con una mirada dura) Tendremos que movernos rápidamente. Asegurémonos de que Tony sobreviva. Necesitamos su experiencia. Y prepárense para lo que venga. No podemos permitirnos más bajas.
Mientras los compañeros de Lincoln tratan a Tony, él se dirige a una esquina de la cantina, donde descansa el cuerpo de Derek, otro miembro de la banda que ha muerto en el camino. Derek, a quien Lincoln había tratado de salvar, yace en el suelo con una expresión de dolor congelada en su rostro. La visión de su compañero caído es un golpe brutal para Lincoln, que se arrodilla junto a él con una mezcla de tristeza y culpa.
Lincoln: (murmurando para sí mismo) Lo siento, Derek. Lo hicimos todo lo que pudimos.
El grupo, aunque herido y agotado, sabe que el peligro sigue acechando. Valentine, ahora un pueblo de sombras y ecos del pasado, se convierte en su refugio temporal en una noche que no muestra señales de darles tregua. Cada miembro de la banda enfrenta la cruel realidad de su situación, mientras el frío y la oscuridad parecen apoderarse de ellos. La batalla por sobrevivir no es solo contra los Pinkerton, sino contra un mundo que ha olvidado la esperanza y se ha sumido en la desesperación más profunda.
El viento ulula a través de las ventanas rotas, y el silencio que llena la cantina es pesado con la anticipación de lo que vendrá. Los jóvenes, con menos de 20 años, enfrentan la cruel realidad de un mundo implacable mientras el convoy se prepara para lo que parece ser una batalla sin fin. La oscuridad del pueblo y el frío de la noche son el telón de fondo de una lucha que ha consumido todas las esperanzas y ha dejado solo la fría determinación de seguir adelante.
Lincoln avanza con dificultad, el cuerpo de Derek en sus brazos, su paso pesado y cargado de una tristeza palpable. La cantina, que alguna vez fue un bullicioso lugar de encuentro, se ha convertido en un santuario de desolación. El frío de la noche se siente penetrante incluso dentro del edificio, como si la misma estructura estuviera permeada por el hielo que cubre el exterior. Las paredes de madera, una vez sólidas, ahora están deformadas y agrietadas, y el suelo cruje bajo cada paso, el sonido de su deterioro resonando en el silencio opresivo.
Con cuidado, Lincoln coloca a Derek sobre una mesa de madera desgastada, sus manos temblorosas mostrando el peso del dolor y la responsabilidad que lleva. La mesa, cubierta de polvo y telarañas, parece un altar improvisado, un triste recordatorio de la fragilidad de la vida en tiempos de caos. Las sombras que las linternas proyectan en las paredes parecen alargarse y moverse, como si la misma cantina estuviera viva, observando el duelo con una indiferencia fría.
Los miembros de la banda, apenas salidos de la adolescencia, se agrupan alrededor de la mesa. Sus rostros, marcados por la juventud y la experiencia forzada, están bañados en una luz tenue, que apenas alumbra las cicatrices emocionales de la batalla. La atmósfera está cargada de un silencio denso, interrumpido solo por el sonido de los susurros y los movimientos desesperados mientras intentan procesar la pérdida de Derek.
Mac, con una expresión de tristeza y respeto, se acerca a la mesa. Sus manos, aunque firmes, tiemblan al sacar dos monedas de plata de su bolsillo. Las monedas, pulidas pero opacas por el uso, son colocadas cuidadosamente sobre los ojos de Derek. Este gesto, aunque pequeño, es profundamente significativo dentro de la tradición religiosa de Derek. Cada moneda es un símbolo de respeto y un intento de ofrecer a su compañero una despedida digna. El brillo frío de las monedas bajo la luz de las linternas añade un toque de tristeza y solemnidad a la escena.
Josh, con el peso del liderazgo y la responsabilidad en sus hombros, observa el dolor en los rostros de sus compañeros. A pesar de su juventud, el cargo de líder le exige ser el pilar de fortaleza y esperanza para su banda. Se acerca a la mesa, su presencia imponiendo una mezcla de respeto y autoridad. Las líneas en su rostro se acentúan por la preocupación y la tristeza, pero su voz es firme, intentando infundir fuerza a aquellos que lo rodean.
Josh: (con voz grave y resonante) Sé que esto es un golpe devastador para todos nosotros. Derek era más que un compañero; era un hermano en esta lucha. Su pérdida no solo duele por lo que era, sino por lo que representa: los sacrificios que hemos hecho y los que aún tenemos que hacer. No podemos permitir que esta tragedia nos derrumbe. Derek no querría que nos perdiéramos en el dolor. Nos querría ver seguir adelante, luchar por lo que él no pudo vivir para ver.
Josh se detiene, su mirada recorriendo los rostros de cada miembro de la banda. Sus palabras, aunque duras, están cargadas de una determinación que intenta servir de consuelo en medio de la desesperación. La cantina, con su atmósfera oscura y opresiva, parece estar en sintonía con la emoción que envuelve al grupo. Cada rincón del lugar parece absorber el peso del momento, como si la propia estructura estuviera participando en el duelo.
Josh: (continuando, con más intensidad) Derek murió en la lucha por algo más grande que nosotros. Su sacrificio nos recuerda por qué estamos aquí. La lucha no se detiene con su pérdida. Estamos aquí para sobrevivir, para derrotar a aquellos que nos persiguen y para encontrar la libertad que buscamos. No podemos permitir que el miedo nos paralice. Cada uno de nosotros debe mantenerse fuerte, por Derek y por nosotros mismos.
Mientras Josh habla, Lincoln se aleja de la mesa, observando a sus compañeros con una mezcla de dolor y determinación. Se dirige a la esquina de la cantina donde el grupo ha improvisado un área de descanso. La penumbra del lugar hace que cada movimiento parezca más lento, más pesado, como si la propia cantina estuviera cargada de la misma tristeza que sienten los miembros de la banda.
El grupo se acomoda en la cantina, el ambiente cargado de una tristeza profunda pero también de una firme resolución. Cada miembro de la banda está marcado por la pérdida, pero también está empujado por la necesidad de continuar. La conversación se convierte en murmullos bajos, con los jóvenes intentando encontrar consuelo en la compañía de los demás mientras la noche se alarga. El viento ulula a través de las ventanas rotas, y el sonido es un recordatorio constante de la cruel realidad que enfrentan.
Mientras el grupo comienza a instalarse en la desolada cantina, la atmósfera sigue cargada de una tristeza pesada, pero también de un cansancio palpable. Josh, con el peso de su rol de líder en cada uno de sus movimientos, comienza a organizar a los miembros de la banda en sus respectivos lugares. La cantina, que una vez estuvo llena de vida y música, ahora se convierte en un improvisado refugio para los jóvenes luchadores.
Josh se acerca a Tony, quien yace en una de las mesas con evidentes signos de agotamiento y dolor. Tony ha sido herido y necesita descanso, por lo que se le asigna una zona en el interior de la cantina. Junto a él se quedan Antony, Carl, Max, y Will, cada uno buscando un rincón para acomodarse. La cantina, aunque amplia, está llena de escombros y polvo, y la falta de espacio adecuado hace que la comodidad sea un lujo lejano.
Las chicas, Agnes, Marie, y Michelle, tienen asignado el cuarto en la planta baja. El lugar donde se alojarán es un pequeño cuarto al fondo de la cantina, que aún conserva algo de la estructura original pero con un ambiente igualmente deteriorado. A pesar de las condiciones, es el mejor lugar disponible y ofrece algo de privacidad en medio del caos.
Lincoln, Mac, y Natalia van a ocupar las habitaciones en la parte superior de la cantina. Estas habitaciones, aunque en mejor estado que el resto, no están exentas de polvo y telarañas. Sin embargo, ofrecen algo de comodidad y protección adicional, una pequeña ventaja en medio de su difícil situación. Mientras suben las escaleras crujientes y llenas de polvo, el ambiente se siente algo más acogedor en comparación con la parte inferior.
La distribución de las camas y los lugares para dormir se realiza en silencio, interrumpido solo por el murmullo del viento que entra a través de las ventanas rotas y el sonido ocasional de madera que se resquebraja. A pesar del cansancio, la tensión entre los miembros del grupo sigue palpable.
Will, claramente molesto por lo que percibe como un favoritismo hacia Lincoln, no puede contener su frustración. Con una voz áspera y cargada de irritación, se dirige a Josh.
Will: (molesto) ¿Por qué Lincoln siempre tiene privilegios? ¿Qué hace que él sea tan especial?
Josh se detiene por un momento, su rostro enrojeciendo por la frustración contenida. La verdad es que Lincoln ha estado con la banda desde los primeros días, y su experiencia y lealtad han ganado un lugar especial en la jerarquía del grupo. Josh respira hondo antes de responder, su voz firme pero cargada de un cansancio que también se refleja en su postura.
Josh: (con firmeza) Lincoln fue el primero en unirse después de que se unieron Lemy y Natalia. Ha estado con nosotros desde el principio, ha pasado por muchas batallas y ha demostrado su lealtad y habilidad en cada enfrentamiento. A veces, hay que reconocer a quienes han estado con nosotros desde el principio y han soportado tanto como nosotros. Es un líder en su propia manera, y eso le da ciertos beneficios.
Will frunce el ceño, claramente insatisfecho con la explicación. Su frustración se manifiesta en su actitud desafiante, pero la batalla que se avecina es demasiado inminente para perder tiempo en conflictos internos. Con un gruñido de descontento, Will toma su botella de licor, se dirige hacia la barra de la cantina y se desploma en un rincón, buscando consuelo en el alcohol mientras el silencio se instala en el ambiente.
Natalia, que ha estado observando la interacción con una mezcla de preocupación y comprensión, se acerca a Lincoln mientras él comienza a acomodar su área de descanso. Su mirada es dura, pero también refleja el peso de la situación.
Natalia: (en voz baja) No te preocupes por Will. Todos estamos tensos y cansados. Es natural que surjan fricciones cuando enfrentamos tanto dolor y estrés. Solo asegúrate de que todos estén listos para lo que venga.
Lincoln asiente, agradecido por la preocupación de Natalia. A pesar de su juventud, su rol en la banda ha estado marcado por la necesidad de mantener la calma y la estabilidad. La situación no es fácil para nadie, y cada uno de ellos está lidiando con la presión de manera diferente.
Mientras tanto, Mac comienza a preparar un espacio en la habitación para descansar. La tarea es laboriosa, y la falta de verdaderas comodidades en las habitaciones hace que cada movimiento sea una tarea adicional. Sin embargo, el propósito de preparar un lugar adecuado para descansar es fundamental para mantener la moral y la energía del grupo. El silencio que sigue al conflicto es espeso, solo roto por el sonido ocasional del viento y el crujido de la madera.
A medida que la noche avanza, el grupo se acomoda en sus respectivos lugares. La cantina, con su estructura deteriorada y su ambiente frío, se convierte en un refugio temporal en medio de la tormenta que los rodea. Las tensiones internas, el dolor por la pérdida y el miedo por lo que está por venir son sentimientos compartidos por todos. Sin embargo, la necesidad de continuar la lucha y la esperanza de un futuro mejor mantienen a la banda unida, al menos por ahora.
Lincoln salió de la cantina, el frío de la noche golpeándole en el rostro y en el cuerpo. La oscuridad del bosque parecía engullir cada rincón de la cantina, y el silencio que lo rodeaba era denso, solo interrumpido por el crujido ocasional de la nieve bajo sus botas. La luna, oculta tras una capa de nubes, apenas ofrecía luz, y las sombras danzaban inquietas alrededor del antiguo edificio.
Al girar la esquina de la cantina, Lincoln vio a Josh de pie cerca de un árbol, su figura envuelta en una capa oscura. Josh sostenía un puro encendido, el humo que emanaba se enroscaba en el aire frío, creando una especie de niebla etérea que parecía mezclarse con la oscuridad de la noche. Los ojos de Josh, aunque iluminados por la tenue luz de la llama del puro, mostraban una expresión de calma que contrasta con la tensión palpable en el ambiente.
Lincoln se acercó con pasos firmes, su rostro endurecido por la frustración y la ira contenida. La noche fría parecía intensificar su malestar, y cada palabra que estaba a punto de soltar estaba cargada de una furia reprimida.
Lincoln: (molesto) ¿Qué demonios estás haciendo, Josh? ¿Por qué cometiste esa estupidez?
Josh inhaló profundamente el humo del puro antes de soltarlo con un suspiro. Su mirada se mantuvo fija en Lincoln, su expresión imperturbable y desafiante.
Josh: (fingiendo desinterés) ¿De qué estás hablando, Lincoln? Estoy simplemente tratando de relajarme después de todo esto.
Lincoln frunció el ceño, su paciencia agotada. El hecho de que Josh fingiera no entender lo enojaba aún más.
Lincoln: (más enérgico) No me vengas con eso. Sabes exactamente a qué me refiero. Teníamos una oportunidad de escapar con un buen botín en México. Pero en lugar de eso, decidiste hacerle caso a Tony y asaltar ese maldito carro blindado de seguridad privada. ¡Solo por unos miserables dólares que ni siquiera llevamos con nosotros!
La voz de Lincoln resonó en el aire frío, su furia clara y directa. El reproche era evidente en cada palabra, y su frustración se reflejaba en la tensión de su cuerpo y en la intensidad de su mirada.
Josh se giró lentamente hacia Lincoln, el humo del puro rodeándolo como una cortina de indiferencia. Su expresión se endureció, y la actitud despreocupada de antes se desvaneció, revelando una mezcla de desdén y frustración.
Josh: (en tono defensivo) No era solo por el dinero. Ese asalto era parte de un plan más grande. Pensamos que podríamos conseguir más recursos y ganar influencia. No todo es tan simple como parece. Las cosas no siempre salen como uno espera.
Lincoln se cruzó de brazos, su ira no se apaciguó. A pesar de las palabras de Josh, sentía que la oportunidad que habían desperdiciado era un error crítico, y cada vez que lo pensaba, su enojo aumentaba.
Lincoln: (con desdén) No era un plan más grande, Josh. Era una maniobra desesperada y estúpida. Ahora estamos aquí, con un miembro muerto y el resto de nosotros en la cuerda floja, mientras los Pinkerton nos siguen pisando los talones. La oportunidad que teníamos de salir de todo esto, de escapar de este caos, se ha ido por tu codicia y tu incapacidad para ver lo que realmente estaba en juego.
Josh se quedó en silencio, el humo del puro flotando en el aire entre ellos. El reproche de Lincoln resonó en el silencio de la noche, y la gravedad de las palabras parecía hundir a Josh en una reflexión dolorosa.
Josh: (en voz baja, con una mezcla de rabia y arrepentimiento) No todo ha salido como planeamos. No puedo cambiar lo que ya ha pasado. Solo puedo tratar de mantenernos juntos y encontrar una forma de salir de esto. A veces, no hay segundas oportunidades.
Lincoln lo miró con una mezcla de desdén y resignación. La conversación no había resuelto nada, y el conflicto interno del grupo seguía siendo una carga pesada. El aire entre ellos era tenso, cargado con la amarga realidad de sus decisiones y sus consecuencias.
Lincoln: (finalmente, con un tono más sombrío) Solo asegúrate de que no cometamos más errores. Cada movimiento cuenta ahora, y no podemos permitirnos más fallos.
Lincoln entró de nuevo en la cantina, el aire frío de la noche quedando atrapado en sus ropas y en su piel. El silencio interior, roto solo por el leve murmullo del viento que se colaba por las grietas, ofrecía un alivio momentáneo del conflicto exterior. Mientras cruzaba el umbral de la cantina, Lincoln se encontró con Mac, que estaba sentado cerca de la barra, sosteniendo una botella de licor en una mano.
Mac levantó la vista al ver a Lincoln entrar, su expresión cansada pero llena de una preocupación sincera. Con un gesto amplio, le ofreció la botella, buscando un momento de conexión en medio del caos.
Mac: (con un tono comprensivo) Hey, Lincoln. Ven aquí un momento. Toma un trago. Sabes que no te vendría mal.
Lincoln, aún cargado con la tensión de su conversación con Josh, aceptó la botella sin decir una palabra. Se sentó al lado de Mac en la barra, dejando que el peso de la situación se manifestara en su postura. El licor tenía un sabor fuerte y quemaba en la garganta, pero el calor del alcohol le proporcionó un breve respiro del frío que lo envolvía.
Mac: (mirando a Lincoln con una mirada comprensiva) Mira, sé que estás enojado con Josh, y tienes razón en muchas cosas. Pero también hay que considerar que todos estamos en un estado de estrés extremo. Los Pinkerton no nos están dando tregua, y Josh ha estado tratando de mantenernos juntos mientras nos siguen a cada paso.
Lincoln, aunque aún perturbado, dejó que las palabras de Mac penetraran en su mente. Su enojo hacia Josh seguía latente, pero el reconocimiento de la presión que enfrentaban todos era algo que no podía ignorar.
Lincoln: (suspirando) Lo entiendo, Mac. Pero lo que no puedo aceptar es que nuestras decisiones se basen en la desesperación y la codicia. Cada error que cometemos nos acerca más a una trampa de la que no podremos salir. No podemos permitirnos seguir haciendo movimientos erráticos.
Mac: (asintiendo) Lo sé, Lincoln. Y tienes razón. Cada uno de nosotros está lidiando con su propio tipo de estrés. Josh ha llevado mucho peso sobre sus hombros. Pero te pido que tengas paciencia con él. A veces, el liderazgo en estas circunstancias puede ser más pesado de lo que pensamos.
Lincoln tomó otro trago de la botella, permitiendo que el calor del licor le diera un breve alivio. Sus pensamientos se centraban en las palabras de Mac, luchando por equilibrar su frustración con la comprensión de las dificultades que enfrentaban.
Lincoln: (más calmado) Aprecio lo que estás diciendo, Mac. No es fácil para ninguno de nosotros, y sé que todos estamos haciendo lo mejor que podemos en estas circunstancias. Solo espero que no nos cueste más de lo que ya hemos perdido.
Mac: (en tono reflexivo) Nadie quiere que esto termine mal. Todos estamos aquí porque creemos en algo más grande, en una oportunidad para salir de todo esto y hacer algo que valga la pena. Pero tenemos que mantener la cabeza fría y la moral alta. Si no, seremos solo otra banda que se pierde en la historia.
Mientras la conversación continuaba, la atmósfera en la cantina parecía cambiar. Aunque la tristeza y la tensión seguían presentes, había una sensación de camaradería en la sala. Cada miembro de la banda estaba lidiando con sus propias emociones y pensamientos, y el hecho de que se apoyaran mutuamente era un pequeño consuelo en medio del caos.
A lo lejos, Natalia y Lemy se encontraban en un rincón, preparándose para descansar. Sus miradas eran serias, pero también reflejaban una determinación férrea de seguir adelante. La camaradería en la banda era evidente, aunque el estrés y el miedo eran una constante en sus vidas.
Natalia: (a Lemy, en voz baja) Todos están en tensión, pero tenemos que mantenernos unidos. No podemos permitirnos caer en la desesperación.
Lemy: (asintiendo) No lo haremos. Todos tenemos un papel que desempeñar, y ahora más que nunca necesitamos estar en nuestra mejor forma. Los Pinkerton no nos darán tregua, y nosotros tampoco debemos hacerlo.
La conversación en la cantina seguía, y el ambiente continuaba cargado con la tensión y el estrés de la situación en la que se encontraban. Mientras Lincoln y Mac conversaban, Lemy y Natalia mantenían una vigilancia silenciosa, su presencia una constante recordatorio de los desafíos que enfrentaban.
Mac: (mirando a Lincoln con una mezcla de preocupación y curiosidad) Lincoln, ¿aún crees en Josh? ¿Realmente piensas que tiene lo que se necesita para guiarnos fuera de esto?
Lincoln se quedó pensativo por un momento, sopesando su respuesta. Su lealtad a Josh y el papel que el líder de la banda había jugado en su vida era una mezcla complicada de gratitud y duda.
Lincoln: (con convicción) Sí, creo en él. No siempre ha sido perfecto, y a veces sus decisiones son cuestionables, pero Josh y Mac fueron los que me dieron un propósito, un sentido de dirección cuando todo parecía perdido. Sin ellos, no sé dónde estaría ahora.
Mac asintió lentamente, pero su mirada reflejaba la incertidumbre. La presión de la situación había comenzado a pasar factura, y el liderazgo de Josh estaba siendo probado más que nunca.
Mac: (con una voz que denotaba incertidumbre) Yo no estoy tan seguro. Los tiempos han cambiado, y las decisiones que hemos tomado últimamente han sido desesperadas. Es difícil saber si Josh sigue siendo el hombre que necesitamos. A veces, el estrés puede cambiar a las personas.
Lincoln miró a Mac, su mente rápidamente cambiando de tema. La pregunta sobre su propio hijo se coló en la conversación, un tema que siempre traía consigo una mezcla de dolor y esperanza.
Lincoln: (con un suspiro) Mi hijo está mejor con el abuelo de Lemy, en Beechers Hope. Está seguro allí, lejos del peligro. Y es mejor que siga así hasta que logremos reunir el dinero suficiente para mantenernos a salvo y salir de este lío.
Mac: (con una expresión de comprensión) ¿Y qué pasa con él? ¿No crees que debería estar aquí contigo?
Lincoln: (sacudiendo la cabeza) No, es mejor que no esté aquí. No quiero exponerlo a este mundo de caos y violencia. En Beechers Hope está protegido y alejado de todo esto. No quiero arriesgarme a que algo le pase mientras estamos en esta situación.
La conversación continuó en la cantina, y aunque los miembros de la banda intentaban hallar consuelo en la compañía mutua, el peso de sus circunstancias era cada vez más agobiante. La cantina, un lugar que en otro tiempo podría haber sido vibrante y lleno de vida, ahora estaba cargada de recuerdos dolorosos y decisiones difíciles. Cada palabra intercambiada entre ellos parecía profundizar la sombra que se cernía sobre el grupo, mientras se enfrentaban a una realidad que se tornaba más sombría con cada hora que pasaba.
Mac rompió el denso silencio con una pregunta que había estado rondando en su mente durante un tiempo. Su voz, aunque cargada de cansancio, denotaba una genuina preocupación por su compañero.
Mac: (mirando a Lincoln con un interés palpable) Lincoln, ¿nunca has considerado volver con tu familia? En medio de todo este caos, ¿no te gustaría dejar atrás esta vida y reunirte con ellos?
Lincoln, que había estado observando fijamente la botella de licor frente a él, levantó la vista lentamente. La pregunta de Mac parecía escarbar en las profundidades de sus pensamientos, revelando una verdad dolorosa que había estado escondida bajo una capa de dureza.
Lincoln: (con una expresión de desdén) No, Mac. No voy a volver. Aún siento un odio profundo hacia ellos por lo que ocurrió con la mala suerte que nos persiguió.
Mac: (sorprendido y confundido) ¿De verdad? Pensé que tu familia significaba mucho para ti.
Lincoln se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la barra de madera desgastada. Sus ojos, normalmente firmes y decididos, mostraban un brillo de tristeza y resentimiento. Su voz, aunque controlada, llevaba el peso de un dolor profundo y no resuelto.
Lincoln: (con voz tensa) Mi familia... ellos me abandonaron en el momento en que más los necesitaba. No solo me dieron la espalda, sino que sus decisiones, sus traiciones, transformaron mi vida en una tormenta constante. Todo lo que viví después de eso, toda esta desesperanza y sufrimiento, se debe a su falta de apoyo y a su egoísmo.
Mac: (asintiendo con comprensión) Eso debe haber sido realmente duro para ti. La traición de las personas más cercanas es una herida que no se sana fácilmente.
Lincoln: (con una mirada fría) No se trata solo de ira. Es que lo que hicieron fue más que una simple traición. Fue un abandono total en el momento más crítico de mi vida. Ellos estaban más interesados en protegerse a sí mismos que en ayudarme a salir del abismo. No puedo olvidar cómo me dejaron en la tormenta sin una mano amiga que me guiara.
La intensidad de la conversación hizo que el ambiente en la cantina se volviera aún más denso. Los otros miembros de la banda, que estaban escuchando atentamente, intercambiaron miradas preocupadas mientras el dolor de Lincoln se hacía cada vez más evidente.
Natalia: (intentando suavizar el ambiente) Lo importante ahora es cómo avanzamos. No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos controlar nuestro futuro. Necesitamos concentrarnos en lo que tenemos que hacer para salir de esta situación.
Lemy: (añadiendo con firmeza) Exactamente. A pesar del dolor y las traiciones, no podemos permitirnos que el pasado nos detenga. La supervivencia está en nuestras manos, y debemos luchar por ella con toda nuestra fuerza, a pesar de las sombras que llevamos con nosotros.
El grupo se quedó en silencio por un momento, cada uno procesando la gravedad de sus palabras y el peso de la realidad que enfrentaban. La cantina, aunque era un refugio temporal, estaba llena de ecos del pasado y de la angustia presente. Las sombras en las paredes parecían reflejar sus temores y dudas, amplificando la sensación de desesperanza que se apoderaba de ellos.
Mac: (tras un largo silencio, con una voz más suave) Lincoln, entiendo que sientas lo que sientes. Pero, a veces, el resentimiento puede ser una carga pesada. Puede nublar nuestro juicio y hacernos perder de vista lo que realmente importa.
Lincoln: (mirando a Mac, con un matiz de frustración) No es tan simple. No puedo simplemente olvidar lo que pasó y actuar como si todo estuviera bien. Cada vez que intento hacerlo, el dolor vuelve con más intensidad. Es una batalla constante entre lo que quiero creer y lo que realmente siento.
Natalia: (con una voz tranquilizadora) Lo sabemos, Lincoln. No estás solo en esto. Todos estamos lidiando con nuestros propios demonios. La situación es dura y las pérdidas son grandes. Pero debemos encontrar una forma de seguir adelante, no solo por nosotros, sino por los que han caído y los que aún están con nosotros.
Mientras la noche avanzaba, el grupo se preparaba para enfrentar otro día lleno de incertidumbre. Las conversaciones profundas y las reflexiones personales no ofrecían respuestas fáciles, pero ayudaban a mantener una chispa de esperanza viva en medio de la oscuridad.
Lincoln, Mac, Natalia y Lemy se dirigieron a sus respectivos espacios para descansar. La cantina, aunque llena de ecos del pasado, seguía siendo un símbolo de su resistencia y de su deseo de superar las adversidades. Mientras cada uno se acomodaba para pasar la noche, el peso de las decisiones pasadas y las esperanzas para el futuro seguían siendo una carga compartida, mezclando angustia con una tenue luz de esperanza que seguía brillando en medio de la oscuridad.
El grupo sabía que no podían permitir que las heridas del pasado los derrotaran. Cada uno debía encontrar su propia manera de lidiar con el dolor y el estrés, mientras luchaban por un futuro incierto, pero lleno de posibilidades. La cantina se convirtió en el escenario de sus reflexiones más profundas y sus decisiones más críticas, mientras enfrentaban la realidad de un mundo cruel y despiadado.
Mientras los miembros de la banda se acomodaban para descansar en la cantina, el ambiente seguía cargado de una mezcla de tensión y resignación. El crujido ocasional de la madera y el sonido del viento golpeando las ventanas creaban una atmósfera de inquietud, como si el mismo edificio estuviera esperando el próximo evento desafortunado que vendría.
De repente, un sonido agudo y desesperado rompió el silencio de la noche. Era un aullido débil, casi perdido entre los árboles y el viento gélido. El grupo se quedó en silencio, el sonido perturbador y fuera de lugar llamando su atención. Los ojos se volvieron hacia la puerta de la cantina, y los susurros se desvanecieron en la oscuridad.
Natalia: (con una expresión de preocupación) ¿Qué fue eso?
Lincoln: (levantando una ceja) Parece que viene de afuera.
Josh: (mirando alrededor, inquieto) Salgan y vean qué pasa. No podemos permitirnos ser sorprendidos por nada, especialmente en este lugar.
Sin dudar, Lemy se levantó rápidamente. Su amor por los animales y su empatía hacia cualquier ser que sufriera le impulsaron a actuar con una rapidez instintiva. Salió por la puerta de la cantina con determinación, seguido de cerca por Natalia, quien, aunque era más cautelosa, sentía una curiosidad genuina por el origen del ruido.
El aire frío de la noche chocó contra ellos al abrir la puerta, y el brillo de la luna iluminaba el camino entre los árboles que rodeaban la cantina. El aullido había cesado, pero un débil y angustiado gemido se podía escuchar a lo lejos. Lemy y Natalia siguieron el sonido hasta llegar a un rincón oscuro detrás de la cantina. Allí, encontraron un perro en un estado deplorable.
El perro, una criatura de pelaje sucio y maltratado, yacía en el suelo, temblando de frío y aparentemente exhausto. Sus costillas estaban marcadas bajo su piel, y su respiración era irregular y entrecortada. Los ojos del animal reflejaban un dolor profundo y una desesperanza similar a la que ellos mismos sentían.
Lemy: (agachándose con cuidado, hablando en un tono suave) Vamos, chico, no temas. Estoy aquí para ayudarte.
Lemy se acercó al perro con movimientos lentos y cuidadosos, tratando de no asustarlo. Con experiencia y ternura, comenzó a examinar al animal, notando que sus patas estaban llenas de cortes y su pelaje enmarañado. La frialdad de la noche no ayudaba, y el perro parecía estar a punto de desmayarse.
Natalia: (observando con preocupación) ¿Qué podemos hacer para ayudarlo?
Lemy: (mirando alrededor) Necesitamos calentarle y darle algo de comida. No sé cuánto tiempo ha estado afuera, pero parece que ha pasado por mucho.
Lemy se apresuró a buscar una manta en la cantina, mientras Natalia buscaba algo de comida. Regresaron rápidamente con lo que pudieron encontrar. Lemy envolvió al perro con la manta, intentando proporcionarle algo de calor. Natalia le ofreció algo de comida, pero el perro apenas tenía fuerzas para comer.
Lincoln: (salió de la cantina al escuchar el alboroto, mirando a la escena con interés) ¿Qué pasa?
Lemy: (mientras acariciaba al perro) Encontramos a este perro afuera. Está en muy mal estado. Creo que necesita más de lo que podemos darle ahora mismo.
Lincoln: (mirando al perro con una mezcla de empatía y frustración) Debemos hacer todo lo posible para ayudarlo. No podemos dejarlo morir aquí.
El grupo se apresuró a llevar al perro de vuelta a la cantina, donde el ambiente estaba un poco más cálido. Con el cuidado de Lemy, el perro fue colocado en una esquina cerca del fuego, y se le ofreció más comida y agua. Lemy, Natalia y Lincoln se turnaban para asegurarse de que el perro estuviera lo más cómodo posible.
Josh: (llegando con una expresión de desconfianza pero con un toque de preocupación) ¿Qué ha pasado aquí?
Lemy: (explicando mientras seguía atendiendo al perro) Encontramos a este perro afuera. Está en muy mal estado, y parece que ha estado sufriendo por un tiempo. Necesitamos hacer lo posible para cuidarlo.
Josh: (asintiendo, aunque aún preocupado) Está bien. Pero no olvidemos que estamos en una situación crítica. No podemos permitir que esto nos distraiga demasiado.
La atención hacia el perro parecía brindar un respiro momentáneo al grupo, una pequeña distracción de la pesadilla que enfrentaban. A medida que el grupo se ocupaba del perro, la cantina comenzó a llenarse de un tipo diferente de energía, una mezcla de compasión y esperanza en medio de la adversidad.
Mientras el perro comenzaba a mostrar signos de recuperación, al menos momentáneamente, el grupo se reunía alrededor de él, compartiendo historias de sus propias luchas y hallando en esa pequeña vida un símbolo de resistencia y superación. La cantina, a pesar de ser un refugio temporal en medio de la desolación, se convertía en un lugar de sanación, tanto para el perro como para los miembros de la banda.
La luz del amanecer iluminaba débilmente el interior de la cantina, mientras los miembros de la banda se reunían alrededor de la barra, sus rostros marcados por el cansancio y la incertidumbre. El aire estaba cargado de tensión; cada uno sabía que las decisiones tomadas en ese momento podrían significar la diferencia entre la vida y la muerte. Josh, con una mirada de acero, se posicionó en el centro, consciente de la importancia de lo que estaba a punto de decir. Había liderado a este grupo a través de numerosos desafíos, pero nunca se había sentido tan al borde del abismo.
Josh: (con voz firme, buscando el contacto visual de todos) Escuchen, tenemos que tomar una decisión crucial. Aquí en Valentine, podríamos escondernos, desaparecer del radar por un tiempo. Este lugar está muerto, olvidado por el mundo, lo que podría ser nuestro mayor aliado. Pero no se engañen, si nos quedamos, estaremos en un entorno hostil. No hay suministros, y el invierno se acerca rápido. La nieve cubrirá todo, y las noches serán frías como el infierno. Si decidimos quedarnos, será un juego de resistencia y paciencia.
Carl: (interrumpiendo, con tono escéptico) ¿Y cómo demonios vamos a sobrevivir sin comida? No hay ganado, ni cultivos. Nos moriríamos de hambre antes de que los Pinkerton nos encuentren.
Tony: (asintiendo con la cabeza) Además, esos malditos Pinkerton nos rastrean como perros de caza. Si nos quedamos aquí, no pasará mucho tiempo antes de que nos encuentren.
Josh: (tomando aire y cruzando los brazos) Entonces, eso nos deja la segunda opción. Irnos a Armadillo. Es un lugar parecido a este, pero con más recursos, aunque no sean muchos. Todavía hay algo de vida por allá, animales salvajes que podemos cazar. Pero no nos engañemos, tampoco será fácil. Armadillo es un desierto, y si no nos mata la falta de agua, lo hará el calor o las enfermedades.
La mención de Armadillo trajo un murmullo entre los presentes. Todos sabían lo que implicaba dirigirse allí: un viaje peligroso a través de un terreno inhóspito, solo para llegar a otro pueblo fantasma.
Agnes: (con una voz suave, pero firme) ¿Y qué nos garantiza que no será peor que aquí? Si los Pinkerton nos siguen hasta Armadillo, estaríamos atrapados, sin dónde correr. Además, Josh, hemos estado huyendo por tanto tiempo... ¿Cuánto más podemos resistir?
Josh: (con una mirada cargada de cansancio) No puedo garantizar nada, Agnes. Pero tenemos que tomar una decisión y rápido. Quedarnos significa enfrentarnos a un invierno mortal. Irnos significa apostar por un futuro incierto. Pero al menos en Armadillo, tendremos la oportunidad de prepararnos para lo que venga.
Antes de que alguien pudiera responder, un grito fuerte resonó desde afuera de la cantina, cortando la conversación de inmediato.
Voz desconocida: ¡Josh! ¡Sal de ahí ahora mismo!
El silencio cayó como un manto pesado sobre el grupo, cada miembro de la banda alcanzando instintivamente sus armas. Josh frunció el ceño, reconoció la voz al instante, y sin perder tiempo, se dirigió hacia la puerta principal, con Lincoln, Mac, y Lemy siguiéndolo de cerca. Al salir al porche, se encontraron con una escena inquietante.
Un grupo de hombres y jóvenes, todos vestidos con trajes negros perfectamente ajustados, estaban alineados frente a la cantina. Sus coches, relucientes y elegantes, parecían fuera de lugar en el paisaje desolado de Valentine. Josh estrechó los ojos, reconociendo al hombre corpulento que lideraba al grupo.
Josh: (con una mezcla de sorpresa y cautela) Vito...
Vito: (avanzando un paso, su presencia imponente) Josh... Hace dos años, hicimos un pacto, un acuerdo que mantuvo la paz entre nosotros. Pero tú, desgraciado, lo rompiste cuando mataste a dos de mis hombres durante esa maldita masacre por tu robo fallido. Pensé que tenías palabra, pero me demostraste lo contrario.
Lincoln y los demás tensaron los músculos, sus manos a punto de desenfundar. Sabían que una sola chispa podría encender un tiroteo, pero esperaron la señal de Josh.
Josh: (con voz controlada, intentando aplacar la tensión) Vito, lo que pasó... fue un malentendido. Las cosas se descontrolaron, y tú lo sabes. Nunca fue nuestra intención buscar problemas contigo ni con los tuyos.
Vito: (con una sonrisa fría y calculadora) Malentendido o no, Josh, rompiste tu promesa, y eso tiene consecuencias. Pero no he venido aquí para resolver esto a balazos. Hoy, solo te estoy dando una advertencia.
El grupo quedó desconcertado. Esperaban una confrontación, pero Vito estaba tomando un camino diferente.
Vito: (bajando la voz, cargada de amenaza) Cuídate, Josh. Esto solo es una advertencia de lo que está por venir. No siempre seré tan misericordioso. La próxima vez que nos veamos, no habrá palabras, solo balas.
Con esas palabras, Vito hizo una señal a sus hombres, y el grupo comenzó a retirarse. Subieron a sus coches con una tranquilidad inquietante, dejando tras de sí una tensión casi palpable. El sonido de los motores se desvaneció en la distancia, y el silencio se asentó sobre Valentine una vez más.
Josh se quedó de pie, inmóvil, sus pensamientos corriendo a toda velocidad. La realidad de su situación había cambiado drásticamente en cuestión de minutos.
Josh: (rompiendo el silencio, con decisión) Nos vamos a Armadillo. No tenemos otra opción. Este lugar ya no es seguro, y Vito no tardará en volver con más hombres. Recojan todo lo que puedan y prepárense. Partimos al amanecer.
Lemy: (preocupado) Josh, ¿crees que realmente podamos sobrevivir en Armadillo? Es un lugar desolado y peligroso...
Josh: (mirando a Lemy con seriedad) No tenemos elección, Lemy. Ya no se trata de lo que es fácil o cómodo. Se trata de sobrevivir, y si eso significa enfrentarnos al desierto, entonces lo haremos. Armadillo nos dará al menos algo de tiempo para planificar nuestro próximo movimiento.
Mac: (con voz cansada) Lo que sea necesario para seguir adelante. Solo espero que esta vez no nos lleve a otro desastre.
Lincoln: (mirando a Josh, decidido) Lo haremos, Josh. Pero no podemos permitirnos más errores. Cada movimiento que hagamos a partir de ahora tiene que ser preciso.
Josh: (asintiendo) Lo sé, Lincoln. Confío en ustedes. Somos lo único que tenemos, y si seguimos juntos, tendremos una oportunidad. Ahora, váyanse a preparar. No podemos perder tiempo.
El grupo comenzó a dispersarse, cada uno de ellos con una mezcla de resolución y temor en sus rostros. Sabían que estaban entrando en territorio desconocido, donde cada decisión podría ser la última. Lincoln se quedó unos momentos más, observando a Josh.
Lincoln: (finalmente, con un tono más sombrío) Solo asegúrate de que no cometamos más errores. Cada movimiento cuenta ahora, y no podemos permitirnos más fallos.
Josh asintió, sin decir una palabra, mientras Lincoln se giraba para regresar a la cantina. Dentro, Mac lo estaba esperando con una botella medio vacía de whisky en la mano.
Mac: (ofreciéndole la botella) Toma, Lincoln. Te vendrá bien un trago después de todo esto. Y... ten un poco de paciencia con Josh. No lo está teniendo fácil. Los Pinkerton nos han estado cazando sin descanso, y eso le ha pasado factura.
Lincoln: (aceptando la botella y tomando un trago) Lo sé, Mac. Pero a veces me pregunto si él realmente tiene un plan o si solo estamos improvisando sobre la marcha.
Mac: (mirando a Lincoln, pensativo) ¿Aún confías en Josh?
Lincoln: (después de una pausa) Sí, todavía confío en él. Nos dio un propósito, un lugar en el mundo cuando no teníamos nada. Pero eso no significa que no tenga dudas.
Mac: (suspirando) Todos tenemos dudas, Lincoln. Esto no es vida, y lo sabes. Pero Josh ha sido nuestro líder desde el principio, y hasta ahora nos ha mantenido con vida.
Lincoln: (mirando a Mac, con una sombra de tristeza) ¿Y tú, Mac? ¿Sigues creyendo en él?
Mac: (mirando hacia la botella en su mano) No lo sé, Lincoln. Realmente no lo sé. Cada día que pasa, me pregunto si estamos siguiendo a un hombre con un plan, o simplemente a alguien que intenta mantenernos juntos por pura fuerza de voluntad.
Lincoln tomó otro trago y luego bajó la mirada, reflexionando sobre sus palabras.
Lincoln: (con una voz apagada) No importa lo que pase, sigo creyendo en él porque no tengo otra opción. Él fue quien me dio un sentido cuando lo perdí todo. Pero a veces... me pregunto si alguna vez podré recuperar algo de lo que tenía antes.
Mac: (poniendo una mano en el hombro de Lincoln) Estamos todos en la misma situación, Lincoln. Pero tenemos que mantenernos fuertes, por nosotros mismos y por Josh. Ya hemos pasado por mucho para rendirnos ahora.
Lincoln asintió lentamente, sintiendo el peso de sus responsabilidades. Sabía que el viaje a Armadillo no sería fácil, pero no había vuelta atrás.
Mientras el grupo se apresuraba a cargar las camionetas con todo lo que podían llevar, el pueblo de Valentine vibraba con una energía caótica. Las sombras alargadas de la tarde se extendían por las calles vacías, y el viento levantaba pequeñas nubes de polvo, arrastrando hojas secas por el suelo. Lincoln, sintiendo la necesidad de armarse mejor para lo que estaba por venir, se dirigió a la tienda de armas del pueblo. Sabía que, aunque el lugar parecía abandonado, podría haber algo útil entre los restos dejados atrás.
Al entrar en la tienda, un crujido sordo resonó bajo sus botas, eco de un tiempo en que ese lugar había sido bullicioso. Los estantes estaban en su mayoría vacíos, con algunas cajas desperdigadas y armas viejas cubiertas de polvo. Lincoln pasó entre las filas, sus ojos escaneando cada rincón en busca de algo que pudiera darle una ventaja. No podía arriesgarse a quedarse sin munición o con armas defectuosas, no en el viaje que les esperaba.
Mientras revisaba una caja metálica, algo llamó su atención. Era una pistola que, a pesar del polvo que la cubría, parecía estar en buenas condiciones. Lincoln la sacó y la examinó con cuidado. Era una M1899, un arma de diseño elegante y mortífero. Lo que realmente le llamó la atención fue el mango. Tallado en él, había un lobo grabado con un detalle sorprendente. El lobo parecía estar aullando, su cabeza hacia arriba, como si convocara a la luna. Lincoln pasó los dedos por la talla, sintiendo una extraña conexión con el animal.
Lincoln: (murmurando para sí mismo) Parece que alguien quería que esta arma contara una historia...
Justo cuando estaba guardando la pistola en su cinturón, el sonido de pasos acercándose lo alertó. Se giró rápidamente, su mano instintivamente moviéndose hacia la nueva pistola, pero se detuvo al ver quién entraba en la tienda.
Era Vito. El hombre se detuvo en el umbral, su presencia era imponente, y por un momento, el aire pareció volverse más denso. Lincoln sintió su corazón acelerar, no de miedo, sino de anticipación. Vito había jugado sus cartas con inteligencia, esperando el momento perfecto para enfrentarlo a solas.
Vito: (con una voz calmada, casi amistosa) Lincoln... Veo que has encontrado algo interesante. Esa pistola tiene historia, ¿sabes? Fue hecha para alguien que, como tú, tenía un espíritu indomable.
Lincoln mantuvo su mirada fija en Vito, sin bajar la guardia. Sabía que este encuentro no era casualidad.
Lincoln: (con frialdad) ¿Qué haces aquí, Vito? Pensé que te habías marchado con tus hombres.
Vito sonrió, pero la sonrisa no alcanzó sus ojos.
Vito: (avanzando lentamente) Ah, me fui... pero no del todo. Sabía que vendrías aquí, Lincoln. Eres un hombre de recursos, siempre buscando la ventaja. Lo respeto, en serio. Pero sabes, aún creo que te equivocaste al rechazar mi oferta. Podrías haber tenido un lugar en mi organización, un lugar importante. No eres como los otros, lo sé. Tienes algo especial, algo que podría haber sido de gran utilidad.
Lincoln mantuvo su posición, la mano cerca de la pistola, pero sin sacar el arma. Sabía que Vito estaba tratando de tentarlo, pero no había manera de que cayera en sus redes.
Lincoln: (con voz firme) Tú y yo somos muy diferentes, Vito. No soy como tú. No mato por placer, no lastimo a los inocentes solo porque puedo. Tu "organización" no es más que una pandilla de asesinos y violadores. No tengo interés en unirme a eso.
Vito dejó escapar una risa suave, pero había un peligroso filo en su voz cuando habló nuevamente.
Vito: (con una sonrisa oscura) Lincoln, el mundo no es blanco y negro. Es un lugar cruel, donde solo los fuertes sobreviven. Me sorprende que, después de todo lo que has visto, todavía te aferres a esos ideales. ¿No te das cuenta? Matar, tomar lo que quieras... es la única forma de vivir sin ser devorado por este mundo. Pero entiendo, tu moral te ciega. Quizás un día veas las cosas como yo, y entonces, tal vez, sea demasiado tarde.
Lincoln lo miró directamente a los ojos, sus palabras firmes como el acero.
Lincoln: (con voz baja pero cargada de convicción) No somos iguales, Vito. Nunca lo seremos. Puedo haber hecho cosas malas, pero nunca he perdido de vista lo que es correcto. Y si crees que voy a cambiar, estás muy equivocado. Me mantendré firme, con o sin tu maldita oferta.
Hubo un momento de silencio, cargado de tensión. Ambos hombres se miraron fijamente, cada uno evaluando al otro. Finalmente, Vito pareció desistir, sus ojos brillando con algo que podría haber sido respeto, o quizás desdén.
Vito: (dando un paso hacia atrás) Muy bien, Lincoln. Mantente con tus ideales. Pero recuerda esto, muchacho: este mundo no tiene lugar para los débiles de corazón. Hoy te dejo ir, pero si nuestros caminos se cruzan de nuevo, no habrá palabras. Solo balas.
Vito se giró, dejando que sus palabras colgaran en el aire, y salió de la tienda con la misma calma con la que había entrado. Lincoln lo observó desaparecer en la distancia, sintiendo el peso de la confrontación en sus hombros. Sabía que este no sería el último encuentro con Vito, pero también sabía que, a pesar de todo, no iba a renunciar a lo que creía.
Con un último vistazo al lobo tallado en el mango de la pistola, Lincoln salió de la tienda. Afuera, los demás seguían cargando las camionetas, preparándose para el largo viaje a Armadillo. Pero en su mente, las palabras de Vito seguían resonando, un recordatorio de la línea fina entre sobrevivir y perderse a uno mismo en el proceso.
Con las camionetas finalmente cargadas y listas para partir, el grupo se reunió una última vez en el centro del pueblo fantasma. Los motores ronroneaban suavemente, un presagio del viaje que les esperaba. Lincoln, sentado en el asiento del conductor, miró una vez más hacia la tienda de armas, donde había tenido su encuentro con Vito. Las palabras de aquel hombre seguían pesando en su mente, pero estaba decidido a no dejar que lo desviaran de su camino.
Los vehículos comenzaron a moverse, levantando una nube de polvo que envolvía las viejas estructuras del pueblo. Valentine, una vez lleno de vida, ahora quedaba atrás, como un recordatorio de lo efímera que es la paz en ese mundo.
Desde una colina cercana, Vito observaba en silencio cómo la caravana de camionetas se alejaba, sus luces parpadeando a medida que se adentraban en el horizonte. A su lado, un joven de cabello oscuro y ojos penetrantes, similar en muchos aspectos a su padre, se acercó. Era su hijo, un joven que había heredado tanto la astucia como la frialdad de su padre, pero con un toque de curiosidad e incertidumbre que aún no había sido moldeado por la crueldad del mundo.
Hijo de Vito: (mirando a las camionetas mientras se alejan) ¿Crees que Lincoln reconsiderará tu oferta, papá?
Vito permaneció en silencio por un momento, sus ojos siguiendo el rastro de polvo levantado por los vehículos. Finalmente, exhaló un suspiro y cruzó los brazos sobre su pecho, adoptando una postura reflexiva.
Vito: (con un tono sombrío pero respetuoso) No, muchacho. Lincoln es terco como una mula, tiene ese fuego interno que lo empuja a seguir su propio camino, a pesar de todo. No va a cambiar su forma de pensar, no para mí, no para nadie. Pero, te diré algo... (hace una pausa, como si buscara las palabras correctas) A pesar de que es un obstinado, es alguien que merece respeto.
El joven miró a su padre con una mezcla de sorpresa y admiración. Sabía que Vito rara vez ofrecía elogios, especialmente cuando se trataba de alguien que lo había desafiado.
Hijo de Vito: (curioso) ¿Por qué lo respetas? No aceptó tu oferta, y claramente no está de acuerdo con nuestra forma de hacer las cosas.
Vito esbozó una pequeña sonrisa, apenas visible, pero genuina. Se volvió hacia su hijo, colocando una mano en su hombro.
Vito: (con voz calmada) Porque Lincoln es alguien que no se deja doblar por las circunstancias. No es fácil encontrar a alguien así en este mundo, alguien que sigue adelante con sus principios, aunque le cueste la vida. No comparto su visión del mundo, pero lo respeto por mantenerse firme en lo que cree. Eso, hijo mío, es algo que pocas personas pueden hacer.
El joven asintió lentamente, asimilando las palabras de su padre. Era un momento de enseñanza, uno de esos momentos raros en los que Vito mostraba algo más que su dureza habitual.
Hijo de Vito: (pensativo) Entonces, ¿no es una pérdida de tiempo tratar de convencerlo de unirse a nosotros?
Vito: (serio) Sí y no. Nunca lograrás que cambie de bando, pero siempre es útil entender a tu enemigo, saber lo que lo motiva. Lincoln es un hombre que lucha por lo que cree justo, y eso lo convierte en alguien peligroso, pero también en alguien digno de admiración. Siempre es mejor tener respeto por aquellos a quienes enfrentas. Te enseñará más sobre ti mismo que cualquier otra cosa.
Las camionetas del grupo finalmente desaparecieron en la distancia, dejando a Vito y su hijo solos en la colina. Vito soltó el hombro de su hijo y se dio la vuelta, caminando hacia su propio vehículo. El joven lo siguió, todavía reflexionando sobre las palabras de su padre.
Hijo de Vito: (con un último vistazo al horizonte) Entonces, ¿lo dejaremos ir?
Vito se detuvo antes de entrar en su coche, lanzando una última mirada hacia donde Lincoln y su grupo habían desaparecido.
Vito: (con un susurro) Por ahora. El tiempo dirá si nuestros caminos vuelven a cruzarse. Y si lo hacen, será en términos que él no podrá rechazar.
Con eso, Vito subió a su coche, seguido de su hijo. El motor rugió, y el vehículo se alejó, dejando atrás a Valentine en un silencio inquietante, como si la calma antes de la tormenta hubiera caído sobre el desolado pueblo.
Durante el largo y polvoriento viaje, la banda intentaba encontrar la mejor ruta para llegar a Armadillo sin ser detectados. Los caminos que tomaban eran cada vez más peligrosos y difíciles de transitar. Cada tanto, se detenían para estudiar el mapa y discutir sus opciones. El ambiente estaba tenso; todos sabían que cualquier error podría costarles caro.
Lincoln, cabalgando un poco más adelante en su caballo, observaba el paisaje desértico con ojos calculadores. Conocía bien esos caminos y sabía que Armadillo, aunque en apariencia era un lugar seguro, también estaba demasiado cerca de la frontera. Si los Pinkerton y la policía mexicana ya estaban tras ellos, no tardarían en encontrar su rastro en esa zona.
En una de las paradas, mientras el grupo discutía la próxima etapa del viaje, Lincoln detuvo su caballo y se acercó al grupo con determinación. Sus compañeros lo miraron expectantes, sabiendo que Lincoln no era de hablar a menos que tuviera algo importante que decir.
Lincoln: (serio, mientras baja de su caballo) Escuchen, todos. No podemos seguir hacia Armadillo. Es un suicidio. Está demasiado cerca de la frontera, y es obvio que los Pinkerton y la policía mexicana ya deben estar rastreando esa zona. Si llegamos ahí, estaremos atrapados.
El grupo se quedó en silencio, considerando sus palabras. Josh, con el mapa en la mano, frunció el ceño y miró a Lincoln.
Josh: (inquieto) ¿Entonces, cuál es tu propuesta, Lincoln? No podemos quedarnos aquí a deliberar para siempre.
Lincoln tomó una ramita del suelo y comenzó a dibujar un mapa improvisado en la arena. Con gestos precisos, marcó los puntos importantes y luego señaló un lugar en particular.
Lincoln: (con firmeza) Rhodes. Está lo suficientemente lejos de la frontera para darnos un respiro, y no es un lugar en el que los Pinkerton esperen que nos escondamos. Es más pequeño, menos obvio, pero tiene lo que necesitamos para reagruparnos y planear nuestro siguiente movimiento. Además, los caminos hacia Rhodes son menos vigilados, lo que nos da una ventaja.
Mac: (asintiendo lentamente) Rhodes... Tiene sentido. He escuchado que es un lugar tranquilo, y no hay tanto movimiento como en Armadillo. Podría funcionar.
Lemy: (mirando a Lincoln con respeto) Sabes que tienes razón. Prefiero mil veces un lugar donde no nos esperen que ir directo a una trampa.
Josh miró a Lincoln y luego al resto del grupo, viendo la aprobación en sus rostros. Aunque era el líder, sabía que la experiencia y el instinto de Lincoln en situaciones como esta eran invaluables. Finalmente, asintió con la cabeza.
Josh: (decidido) De acuerdo. Cambiamos el rumbo a Rhodes. Todos prepárense para un cambio en la ruta. No podemos permitirnos ningún error.
El grupo se movilizó rápidamente. Se respiraba una nueva energía, un alivio al saber que no se dirigían hacia lo que podría haber sido una emboscada. Lincoln, de nuevo sobre su caballo, guio el camino hacia el este, hacia Rhodes.
Con el sol cayendo en el horizonte y las sombras alargándose en el paisaje, el grupo cabalgó con un renovado sentido de propósito. Sabían que el camino hacia Rhodes no sería fácil, pero también sabían que Lincoln había tomado la decisión correcta.
Mientras el grupo avanzaba en dirección a Rhodes, la noche comenzó a caer con una frialdad que calaba los huesos. El cielo estrellado parecía inalcanzable y distante, una eterna representación de un mundo que Lincoln sentía que había dejado atrás hace mucho tiempo. En medio del silencio roto solo por el trote de los caballos y el crujido de las ruedas de las camionetas, los recuerdos de Lincoln comenzaron a aflorar, trayendo consigo una oleada de sentimientos que lo habían atormentado durante años.
Recordaba un tiempo más simple, aunque lleno de dolor y desilusión. Eran días en los que el sol brillaba con una intensidad cruel sobre Royal Woods, un pequeño pueblo donde las dificultades familiares eran el pan de cada día. En esos días, la vida le parecía una serie interminable de maldiciones y desdichas.
Flashback: Royal Woods, Verano de 2017
Lincoln estaba en el patio trasero de su casa, bajo el abrasador sol de verano. Llevaba un traje de ardilla ridículo que sus hermanas, en un acto de venganza por una broma que él había hecho, le habían impuesto. El traje era de un material sintético y barato, y le resultaba casi imposible moverse con él. A pesar del calor sofocante y la incomodidad, no tenía permitido entrar a la casa.
Lori: (riéndose mientras lo observa desde la ventana) ¡Mira a Lincoln! ¡Parece una ardilla de verdad!
Luna: (también riendo) ¡Nunca pensé que le iban a quedar tan bien las orejas de ardilla!
Leni: (sonriendo de manera tonta) ¿Crees que va a traer nueces para todos nosotros?
Mientras sus hermanas se reían y se burlaban, Lincoln se sentía cada vez más humillado. Sus intentos de decirles que estaba incómodo y que el traje le estaba causando rozaduras eran recibidos con risas y comentarios sarcásticos. Se quedó en el patio durante semanas, con la esperanza de que el castigo se levantara pronto, pero la humillación y la desesperación se acumulaban con cada día que pasaba.
Los comentarios hirientes de sus hermanas resonaban en su mente como ecos persistentes. La sensación de rechazo y la burla lo seguían incluso cuando finalmente se le permitió volver al interior. La noche antes de que lo sacaran del patio, se quedó despierto, mirando al techo de su habitación mientras el sonido de sus hermanas riendo y jugando desde el salón parecía burlarse de él. Esa noche, el sueño no vino, y en su lugar, se quedó con un sentimiento de tristeza y resignación, pensando que su vida no era más que una serie de desafortunados eventos que parecían nunca cesar.
Flashback: Royal Woods, Invierno de 2017
Los días siguientes no fueron mucho mejores. A medida que la familia enfrentaba problemas económicos y familiares, Lincoln sintió el peso de la responsabilidad y el fracaso que venía con cada nueva dificultad. Sus hermanas, ahora más conscientes de la situación, comenzaron a culparlo de los problemas de la familia, reforzando en él la sensación de ser el chivo expiatorio de todos los males.
Una tarde, mientras él se sentaba en el patio trasero nuevamente, esta vez con una capa de nieve cubriéndolo todo, la conversación con sus hermanas se volvió aún más dolorosa.
Luan: (con voz cargada de resentimiento) ¡Todo lo que haces siempre parece salir mal! ¿Acaso no te das cuenta de lo difícil que es para todos nosotros?
Lisa: (en tono académico pero frío) Tus fracasos no son solo personales, Lincoln. Afectan a toda la familia. Tal vez si fueras más responsable, las cosas serían diferentes.
La combinación de burla y presión lo llevó a una conclusión desesperada: necesitaba escapar. No podía soportar más el peso de las expectativas y las acusaciones. La vida en Royal Woods se volvió insoportable, y aunque sus intentos de mejorar la situación fueron sinceros, la acumulación de fracasos lo hizo sentir cada vez más atrapado en un ciclo interminable de desgracia.
Regreso al presente
Lincoln sacudió la cabeza, tratando de alejar esos recuerdos dolorosos mientras guiaba el grupo hacia Rhodes. La lejanía de esos días le parecía agridulce. A pesar de todo el sufrimiento y la humillación que había soportado, esos momentos lo habían forjado. Había aprendido a sobrevivir y a adaptarse, y había encontrado un propósito más grande en su vida.
Con una determinación renovada, Lincoln miró hacia el horizonte, donde los primeros signos del amanecer comenzaban a aparecer. Su pasado, aunque doloroso, lo había preparado para enfrentar cualquier desafío que viniera. Ahora, su único objetivo era asegurar la supervivencia de su banda y encontrar una manera de salir de la caza implacable de los Pinkerton.
El grupo avanzó con nuevos ánimos, y mientras el sol comenzaba a iluminar el cielo, Lincoln sentía que, a pesar de todo lo que había pasado, tenía la oportunidad de redimir su vida. Rhodes representaba una nueva esperanza, un refugio temporal donde podrían descansar y planear su próximo movimiento. Aunque el futuro seguía siendo incierto y peligroso, Lincoln estaba listo para enfrentar lo que viniera con una determinación que había nacido del dolor y el sufrimiento de su pasado.
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