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Capitulo: 12 Una Bruja.

Ubicación:

Al norte de Suesia, en un asentamiento dentro de un bar.

Hombre: (riendo) Te juro, ayer el idiota de Morgan quiso... ¡quiso meterle mano a la cabra!

Hombre 2: (escupiendo su bebida) ¿¡Qué!? No me jodas, ¿es en serio?

Hombre: Sí, te lo juro. La miró y dijo que era "bonita". Antes de que alguien pudiera detenerlo, ya estaba tratando de agarrarla.

Todos estallaron en risas, golpeando la mesa mientras las botellas tambaleaban al borde de caerse.

Hombre 3: (riendo) ¿Y qué pasó después?

Hombre: Pues, ¿qué iba a pasar? La cabra le dio un patadón en los huevos y salió corriendo. Ahora Morgan anda cojeando y no se puede ni sentar.

El bar explotó en carcajadas otra vez. Alguien golpeó la barra pidiendo otra ronda, mientras el ambiente se llenaba de alegría. Pero la calma duró poco.

De repente, un hombre irrumpió en el lugar, jadeando, con la cara desencajada por el pánico.

Hombre: (gritando) ¡Un tarro de cerveza, ahora!

Los demás lo miraron en silencio, confundidos, mientras el recién llegado intentaba recuperar el aliento.

Hombre 1: Larg, ¿qué pasa? ¿Por qué tan alterado?

Lars: (jadeando) ¡Bojunjors! Una manada de dieciséis... los vimos cerca de los bosques. Con suerte, no pasarán por aquí.

Hombre 2: (preocupado) ¿Bojunjors? ¿Estás seguro?

Lars: (asintiendo) Sí, los vi con mis propios ojos. Grandes, rápidos... y hambrientos.

Hombre 1: Maldición, lo que nos faltaba. Si esas cosas llegan aquí... estamos muertos.

Hombre 3: (murmurando) Ya teníamos suficiente con la bruja...

El bar quedó en silencio. El ambiente se volvió pesado, como si el aire se hubiera detenido.

Hombre 2: ¿Creen que podamos llegar a un trato con ella? Podríamos pedirle que se deshaga de esas cosas.

Hombre 1: (frunciendo el ceño) ¿Un trato? ¿Te escuchas? Ya nos quita suficiente. Si seguimos con eso, nos va a pedir más... y sabes lo que pasará con ellos.

Larg: (mirando alrededor, nervioso) Pero si no hacemos algo, esos Bojunjors nos van a devorar vivos.

Hombre 2: (suspirando) ¡Si! ¿qué otra opción tenemos? No podemos enfrentarlos solos.

Hombre 3: (murmurando) Podríamos intentar huir...

Hombre 1: (golpeando la mesa) ¿Huir? ¿Adónde? Todo el norte está infestado de esas cosas.

Mientras el grupo discutía, una joven sentada en una de las bancas escuchaba en silencio, masticando despacio.

Chica: (mirando a los hombres) Bruja... ¿de qué hablan?

El hombre que trapeaba el piso, un anciano encorvado con rostro cansado, levantó la mirada. Sus movimientos se detuvieron, y dejó escapar un suspiro antes de responder.

Anciano: (susurrando) Hablan de ella... la bruja del bosque.

Chica: (intrigada) ¿Bruja del bosque? ¿Quién es?

Anciano: (mirando alrededor con cautela) Una mujer peligrosa, niña. Vive dentro del bosque. No sabemos si es humana o algo más... pero tiene poderes. Se a llevado a muchos de los nuestros.

La chica volvió a concentrarse en su plato, comiendo lentamente.

Chica: (en voz baja, para sí misma) Entonces... puede ser útil.

MINUTOS DESPUÉS.

Chica: ¿Cuánto debo?

Anciano: (con voz grave) Dos monedas de plata.

La chica sacó un pequeño saco de su bolsillo, tomó dos monedas y las dejó sobre la barra con calma.

Chica: Aquí tiene.

Mientras el anciano tomaba el dinero, los hombres de antes la notaron.

Hombre 1: (con una sonrisa burlona) Oye, mocosa, nunca te había visto por aquí.

La chica lo miró de reojo, sin decir nada al principio. Su expresión tranquila ocultaba algo más profundo, sus ojos parecían analizarlo todo.

Hombre 2: (interrumpiendo) ¿Qué haces por aquí sola? Este no es lugar para... crías como tú.

Chica: (serena, pero firme) No soy una cría.

Los hombres se miraron entre ellos, murmurando algo que la chica no pudo escuchar.

Hombre 1: (con una sonrisa maliciosa) Ah, sí, tienes razón... eso puede funcionar.

Se inclinó un poco hacia ella, con esa sonrisa que no inspiraba confianza.

Hombre 1: Oye, cría, ¿de verdad estás sola?

La chica lo miró fijamente esta vez, sin pestañear. Un silencio incómodo llenó el bar, mientras algunos clientes observaban de reojo.

Chica: (con voz fría) Eso no es asunto Suyo.

Hombre 2: Entonces... es perfecta.

Los hombres intercambiaron miradas cómplices, sus sonrisas maliciosas lo decían todo.

Hombre 1: (acercándose un poco más) Oye, cría, ¿por qué no vienes con nosotros? Podríamos... cuidarte.

Chica: (serena, pero cortante) No necesito que nadie me cuide.

Hombre 1: (sonriendo) Vamos, no seas así. Aquí las cosas no son tan fáciles para alguien como tú.

La chica suspiró, cruzándose de brazos, como si estuviera perdiendo la paciencia.

Chica: (fría) ¿Alguien como yo?

Hombre 1: (con un tono burlón) Sí, alguien sola, pequeña, débil... y sin familia.

Un destello pasó por los ojos de la chica.

Chica: No tengo tiempo para esto.

Dio un paso hacia la puerta, pero uno de los hombres se interpuso en su camino, bloqueándola con su cuerpo.

Hombre: Hey, hey, hey, ¿a dónde crees que vas?

El ambiente se tensó al instante. Los pocos clientes que quedaban en el bar observaron la escena con curiosidad, pero nadie parecía dispuesto a intervenir.

La chica alzó la mirada, su expresión ya no era tranquila, sino afilada, como una hoja lista para cortar.

Chica: (con voz baja y peligrosa) Última advertencia. Por favor quítese.

El hombre rió, como si sus palabras fueran una broma, pero un leve escalofrío recorrió su espalda al ver los ojos de la chica. Había algo en ellos que no era normal.

Hombre 1: Suficiente de esto. Vendrás con nosotros.

El hombre extendió la mano para agarrarla, pero en ese momento, la chica dio un paso atrás.

Chica: (serena) Te lo advertí.

Sin previo aviso, movió su mano rápidamente, como si dibujara algo en el aire. Un destello de luz brilló brevemente, y el hombre que había intentado tocarla retrocedió con un grito, sujetándose la mano quemada.

Hombre 1: (sorprendido) ¿Qué demonios...?

Hombre 2: (aterrado) ¡Bruja!

Los murmullos llenaron el bar, y algunos clientes se levantaron apresuradamente para salir del lugar. La chica mantuvo su posición, todavía tranquila, pero ahora era evidente que no estaba indefensa.

Chica: (fría) Les dije que no tengo tiempo para esto.

Los hombres la miraron con una mezcla de rabia y miedo, pero ninguno parecía dispuesto a dar un paso más hacia ella.

Hombre 1: (gruñendo) Maldita... esto no termina aquí.

Chica: (con una sonrisa sarcástica) Claro, cuando quieras intentarlo de nuevo.

Con eso, la chica se giró y salió del bar, dejando a los hombres en un incómodo silencio. Afuera, el viento frío del norte la recibió, y sin mirar atrás, siguió su camino.

UNA HORA MÁS TARDE.

Chica: Entonces, este es el gran bosque...

Estaba parada al límite del bosque, observando los árboles altos y retorcidos que se alzaban frente a ella. La oscuridad parecía engullirlo todo.

Chica: (nerviosa) Da mucho yuyu... Pero bueno, adelante.

Sin darle más vueltas, dio un paso firme y entro al bosque. El ambiente cambió al instante. El aire era más frío, pesado, y un silencio inquietante reinaba entre los árboles.

Chica: (hablándose a sí misma) Bien, plan sencillo: entro al bosque, encuentro a esa hechicera, pregunto si tiene un hechizo de búsqueda o clarividencia, tomamos cafecito, nos hacemos amiguis y... adiós. Fácil, ¿no?

De pronto, un crujido la hizo detenerse. Sus ojos recorrieron el lugar, buscando el origen del ruido, pero no había nada.

Chica: (susurrando) Ya empezamos... Tranquila, todo está bien. Solo son ramas.

Continuó avanzando, intentando ignorar todos los sonidos inquietantes a su alrededor.

AL RATO.

La chica llegó a un claro rodeado de árboles altos. En el centro del lugar había un grupo de chozas hechas de madera vieja y paja, muchas apenas se mantenían en pie.

Chica: (mirando a su alrededor) Bueno... esto parece sacado de un cuento de terror.

Caminó despacio hacia las chozas, alerta a cada sonido. Todo estaba en silencio, salvo por el crujir de las hojas bajo sus pies. Se detuvo frente a la choza más grande, que parecía ser la menos deteriorada.

Chica: (murmurando) ¿Será aquí donde vive la bruja?

Antes de que pudiera dar otro paso, una sombra se movió dentro de la choza. Una voz áspera y profunda resonó desde adentro.

Voz: ¿Qué buscas aquí, niña?

La chica dio un paso atrás, sorprendida, pero mantuvo la calma.

Chica: (firme) Muy buenas noches, señora. Mi nombre es Wendy, soy... una bruja menor. Busco a la bruja de este bosque.

El aire pareció volverse más pesado. De repente, un sonido extraño llenó el claro: como si madera, huesos y rocas chocaran y se arrastraran.

Wendy se giró rápidamente y vio, en las sombras, figuras enormes formadas de esos materiales. Eran gólems, con ojos huecos y vacíos que la observaban en silencio.

La puerta de la choza se abrió con un chirrido seco que helaba la sangre.

Voz: ¿Una bruja menor? Qué tonterías dices, niña.

De la oscuridad salió una figura alta y retorcida. Su silueta era desproporcionada. La figura se acercó lentamente, y cada paso hacía crujir el suelo bajo ella.

Wendy: (pensamiento) Ok, esto no es bueno.

Tomó su bastón con ambas manos, preparandose para los problemas.

Wendy: No vine a causar problemas. Solo necesito ayuda, eso es todo.

La figura retorcida dejó escapar una risa seca, casi como un susurro en el viento.

Bruja: "Bruja menor"...

Wendy: (tratando de sonar segura) Sí. Todavía estoy aprendiendo, pero puedo manejarme sola... la mayoría del tiempo.

La bruja inclinó la cabeza, una sonrisa torcida mostró dientes podridos, amarillentos y desiguales.

Bruja: Dime, pequeña, ¿qué clase de ayuda busca una criatura tan... pura como tú en un lugar como este?

Wendy: Solo necesito ayuda con un hechizo de búsqueda o clarividencia para encontrar a alguien. También cualquier información sobre Aerathia, la ciudad flotante, o... sobre el resto de hechiceros.

La figura se quedó en silencio unos segundos. Luego, inclinó la cabeza lentamente, como si procesara la información.

Bruja: (Voz gutural) ¿Aerathia?

De repente, las manos de la bruja comenzaron a brillar con un intenso fuego verde, iluminando su rostro retorcido y deformado.

Wendy: (gritando) ¡Ahg, demonios..!

Un rayo de energía salió disparado hacia Wendy. Sin dudar, ella levantó su bastón, generando un escudo de energía a su alrededor que bloqueó el impacto.

Aprovechando el momento, Wendy dio un salto hacia atrás, subiendo rápidamente a su bastón. Comenzando a volar, alejándose de la bruja a una distancia segura.

Wendy: (gritando) ¡No quiero pelear!

Pero la bruja no respondió, sus ojos brillaban con una luz enfermiza, y ya estaba preparando su siguiente movimiento.

Bruja: (riendo) Jajajaja... Ahora lo veo. Puedes usar brujería sin necesidad de un pacto.

La bruja dio un paso adelante. La oscuridad que la cubría se disipó, dejando ver su verdadera forma.

No tenía ojos, solo dos huecos oscuros. Sus extremidades eran largas y deformes, con garras afiladas. Cada movimiento hacía un sonido como ramas quebrándose. Su piel estaba agrietada y su cuerpo parecía un cadáver esquelético, como si hubiera muerto hace siglos pero seguía moviéndose.

Wendy: (pensamiento) ¿Qué clase de monstruo es este...?

La bruja alzó una de sus garras, y las sombras a su alrededor comenzaron a moverse, contorsionándose como si tuvieran vida propia.

Bruja: Eres un espécimen curioso, niña. Las cosas como tú no deberían existir... sin pactos que aten sus almas.

Los gólems de la bruja intentaron atacarla, pero Wendy se elevó aún más en el aire, manteniéndose fuera de su alcance.

Algunos de los gólems empezaron a trepar por los árboles, saltando desde ellos para intentar atraparla, pero ella los esquivaba ágilmente, moviéndose con rapidez.

Wendy subió más y más alto, llegando por encima de los árboles. Pero no tuvo tiempo para relajarse.

De repente la bruja apareció detrás de ella. Intento arañarle la espalda con sus garras.

Wendy: (jadeando) ¡Ahhh, Demonios!

En el último momento, Wendy giró en el aire y esquivó el ataque, dejándose caer rápidamente hacia el suelo. La velocidad de la caída le dio ventaja para alejarse de la bruja, quien la continuo persiguiendo.

Wendy comenzó a zigzaguear entre los árboles, mientras la bruja la perseguía de cerca. A su alrededor las ramas se extendieron para atraparla, pero ella las esquivava por los pelos.

Bruja: (gritando) ¡HAHAHAHA! ¡Me voy a beber tu esencia, niña insolente!

Wendy miró hacia atrás, viendo cómo la bruja se le acerca más y más

Wendy: (gritando) ¡Comete esto!

Apuntó su mano hacia ella y murmuró un hechizo. Los árboles a su alrededor comenzaron a crujir y moverse, como si cobrarán vida. Las ramas se estiraron hacia la bruja, intentando empalarla.

La bruja rió, esquivando las primeras ramas con facilidad, pero Wendy no dejó de moverse.

Wendy: (gritando) ¡Veamos si puedes con esto también!

Los árboles se agitaron violentamente, sus raíces rompieron el suelo, formando una barrera que obligó a la bruja a detenerse de golpe.

Bruja: (furiosa) ¡No escaparás, mocosa!

Pero Wendy no esperó para actuar. Murmuró un hechizo y atrapó a la bruja con unas ramas que salieron del suelo. La bruja trató de zafarse, pero las ramas la apretaban cada vez más fuerte.

Bruja: ¡Aaaaah! ¡Maldita seas!

Wendy levantó la mano, y de repente, una esfera violeta apareció en ella. Sin pensarlo, la lanzó directo hacia la bruja.

Bruja: ¡¡¡HAAAAAA...!!!

La bruja quedó chamuscada. Su cuerpo echaba humo, pero todavía intentaba moverse débilmente. Wendy se acercó despacio, mirándola con frialdad.

Wendy: No volverás a hacer daño a nadie.

La bruja trató de hablar, pero solo logró emitir un gemido antes de desplomarse, inmóvil entre las ramas que seguían sujetándola.

Con la bruja derrotada, Wendy aterrizó frente a la choza. Apretando su bastón, avanzó hacia la entrada y empujó la puerta, que se abrió con un chirrido.

Adentro estaba oscuro y olía a humedad y podredumbre. Había estanterías rotas llenas de frascos polvorientos, pergaminos de piel, restos humanos y cosas extrañas que no podía reconocer.

Wendy: (murmurando) Todo este desastre y nada útil...

Revisó rápidamente cada rincón, abriendo cofres y revisando pergaminos, pero no encontró nada que pudiera servirle. Sus hombros se tensaron mientras dejaba escapar un suspiro frustrado.

Wendy: (pensando) ¿Todo esto para nada?

Miró alrededor una última vez, con la esperanza de que algo pudiera destacarse entre el caos, pero todo parecía inútil o demasiado peligroso de manipular.

Wendy: (resignada) Supongo que tendré que buscar en otro lugar... Al menos la gente del pueblo podrá vivir tranquila... Talvez...

VARIAS SEMANAS DESPUÉS.

Durante el transcurso de las siguientes semanas Wendy se enfrento a diferentes entes similares en diversos lugares, cada uno con apariencias y habilidades distintas.

En algún lugar Serca de Copenhague.

En un bosque oscuro, lleno de neblina. Wendy esquiva un rayo de energía lanzado por una criatura con piel gris y cuernos retorcidos.

Wendy: ¡Déjalo ya! Solo necesito información, no quiero pelear.

La bruja ríe, su voz rasposa llena el aire.

Bruja: Absorbere tu esencia para aumentar mi poder.

Wendy contraataca con una explosión de energía desde su bastón, al final, la bruja se desintegra en una nube de humo, al revisar sus cosas Wendy nuevamente quedó frustrada y sin respuestas.

Wendy: (susurrando) Otra vez nada...

SEMANAS DESPUÉS.

En un pueblo cerca de un lago y un gran castillo, Wendy volaba desesperada mientras un dragón la perseguía, rugiendo con furia.

Una mujer baja de estatura, con una corona dorada y un cetro adornado con un cristal brillante, guiaba a la bestia desde lo alto de una colina.

Mujer: ¡Ja, ja, ja! ¡Lamentarás el día en que entraste en mi castillo, mocosa!

Wendy miró hacia atrás, su rostro lleno de terror. No tenía mucho que hacer contra un dragón y una hechicera.

Consciente de que no podía enfrentarlos en ese momento, decidió huir a toda velocidad, zigzagueando entre los árboles del bosque cercano para perderlos de vista.

Manchester.

En un mercado abandonado, Wendy lucha contra una bruja con cabello hecho de llamas y ojos que brillan como brasas. Desde los edificios destruidos alrededor, la gente observa con temor y fascinación la intensa batalla.

Bruja: (burlona) ¡Cómo osas invadir el territorio de Ignis!

Wendy: ¡Ya basta! ¡Maldito monstruo!

La bruja lanza un ataque final, una ráfaga de fuego que ilumino todo el mercado como si fuera de día.

Pero Wendy, concentrándose al máximo, contraataca con un hechizo de hielo.

Una explosión de escarcha congelo todo a su alrededor, incluyendo a la propia bruja, que termina convertida en una estatua de cristal.

Wendy: (agotada) Bien, y ahora...

Antes de que pueda revisar el lugar, un chico emerge de los escombros, armado con un palo. Con un grito de entusiasmo, golpea la figura cristalizada de la bruja, rompiéndola en mil pedazos.

Chico: ¡Siiiiii! ¡Lo logramos, acabamos con la bruja!

La gente, llena de emoción, se une al chico, celebrando la victoria como si todos hubieran participado.

Wendy: (mirándolos con exasperación) Pero si no hicieron nada... Bueno, no importa.

Ignorando la celebración, Wendy revisa lo que queda de la bruja congelada, buscando algo entre los fragmentos.

Wendy: (jadeando, frustrada) Otra vez... nada.

EN Algún lugar.

En un pantano fangoso, Wendy se enfrenta a una bruja con forma de serpiente, su cuerpo por debajo de su cintura, era el de una serpiente.

Bruja: (siseando) Lo que buscas no existe, niña tonta, Entrégame tu esencia.

Wendy: (firme) Eso lo decidiré yo.

La pelea termina con Wendy victoriosa, pero como siempre, sin respuestas concretas.

Al igual que las veces anteriores, Wendy no conseguía lo que buscaba. Cada enfrentamiento la dejaba más cansada y más frustrada.

UN DÍA DE ESOS.

Wendy estaba en medio de un sembradío marchito. Alzando su bastón, murmuró un hechizo y, de pronto, las cosechas comenzaron a revivir.

En cuestión de minutos, todo el campo estaba lleno de plantas cargadas de frutos y verduras, dejando a las personas asombradas.

Más tarde, la gente celebraba con alegría y agradecimiento. Le ofrecían comida y bebidas mientras bailaban y reían. Wendy, con una sonrisa cansada, hablaba con una mujer que parecía ser la líder del pueblo.

Mujer: No sé cómo agradecerte, muchacha. Nos has salvado de la hambruna.

Wendy: No fue nada... solo hice lo que pude.

Mujer: Aun así, eres un milagro para nosotros.

Wendy bajó la mirada, incómoda con tantos halagos, pero no pudo evitar sentirse bien al ver a la gente feliz.

Wendy: Entonces, siguiendo con eso... ¿podrías contarme más sobre esa mujer?

Mujer: Ah, sí, porsupuesto querida.

La mujer le conto sobre una anciana que la ayudó a ella y a sus padres a curar una enfermedad mortal hace años.

Pero, al mencionar el lugar donde vive esa mujer, de repente guardo silencio.

UN TIEMPO DESPUÉS

Wendy estaba en lo alto de una colina, mirando el paisaje. A lo lejos, un enorme castillo oscuro e imponente se alzaba en medio de una ciudad, como un gigante vigilante.

Pero ese no era su objetivo. Su mirada se dirigió a una cabaña cercana, pequeña y humilde, rodeada de árboles retorcidos. Allí es donde debía ir.

DENTRO DE LA CABAÑA.

Wendy estaba arrodillada junto a una anciana, acostada en una cama. La mujer respiraba con dificultad, y cada palabra que pronunciaba parecía costarle mucho esfuerzo.

Anciana: (con voz quebrada) Has venido desde muy lejos... ¿Qué es lo que buscas, niña?

Wendy miró a la mujer con preocupación, antes de responder.

Wendy: (con suavidad) Estoy buscando a mucha gente... Gente importante. Necesito un hechizo de búsqueda o cualquier información que me lleve a Aerathia, la ciudad flotante.

La anciana dejó escapar una risa corta y ronca, que pronto se convirtió en una tos débil.

Anciana: Aerathia... Haaa... Aerathia...

Su voz se apagó por un momento, y Wendy se inclinó hacia ella, con preocupasion en su mirada.

Wendy: ¿Qué sabe de Aerathia? Por favor, dígame.

La anciana levantó una mano temblorosa y señaló hacia la ciudad distante. En el horizonte, se alzaba el enorme castillo oscuro, como una sombra ominosa en el paisaje.

Anciana: (susurrando) Ellos... cuando llegaron... la destruyeron. Aerathia y todos los que vivían allí...

Su voz se cortó con una tos violenta, mientras Wendy trataba de procesar lo que acababa de escuchar.

Wendy: (en shock) ¿Ellos? ¿Cómo pasó eso?

La anciana dejó caer su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos un momento antes de hablar de nuevo.

Anciana: Ahhh, niña... Cuando todo empezó... la conexión mágica de todo el mundo se debilitó... en un instante. También te pasó, ¿no es así?

Wendy asintió lentamente, recordando cómo, al principio, su magia dejo de responderle por muchos años.

Anciana: (casi en un susurro) Aerathia... sus escudos se debilitaron. La fuerza de sus defensores también. Y peor aún... la ciudad se volvió visible... para todos.

Wendy frunció el ceño, sus manos temblando ligeramente.

Anciana: Y ya te imaginarás cómo reaccionaron los amagic... Al enterarse que había una enorme ciudad flotando sobre sus cabezas... La atacaron... La destruyeron en parte... Solo para que después... esas criaturas... (pausa para toser) capturaran a todos.

Wendy sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Las palabras de la anciana resonaban como una sentencia.

Aerathia, la joya de la civilización mágica, destruida, y su gente atrapada en un destino aún peor.

Wendy: (con voz temblorosa) ¿Qué fue de todos ellos?

La anciana suspiró profundamente, como si cargar con ese conocimiento fuera un peso insoportable.

Anciana: No lo sé... Se los llevaron a ese castillo. A todos. Igual que a los que despertaron esas habilidades...

Wendy: (frunciendo el ceño) ¿Los ascendidos?

Anciana: (asintiendo lentamente) Sí... a los ascendidos y los pocos hechiceros que quedan. Los capturan y los llevan ahí. Y nunca se les vuelve a ver.

Wendy dirigió su mirada hacia el castillo en el horizonte.

Wendy: (pensando) ¿Qué están haciendo allí...? ¿Por qué los quieren?

La anciana interrumpió sus pensamientos con una tos débil.

Anciana: Es mejor que no intentes averiguarlo, niña. (tose y abre un pequeño cajón cercano) Mejor... enfócate en lo que realmente buscas... Tu familia, ¿verdad?

Wendy asintió en silencio, sorprendida por las palabras de la anciana.

La mujer sacó un montón de dulces y galletas y los dejó caer en un tazón.

Anciana: Unas amigas me enseñaron esto hace tiempo. No sé si lo haré bien, pero...

Con un cuchillo oxidado, comenzó a picar los dulces y galletas. Sus movimientos eran rápidos pero precisos, como si cada corte llevara consigo un pedazo de su propia energía. Continuó hasta reducir todo a pequeños trozos y migajas.

Anciana: Ahh... Bien, ahí está...

Dentro del tazón, entre los restos triturados, quedó un único dulce, redondo, con un pequeño agujero en el centro.

Wendy: ¿Qué es eso?

La anciana levantó el tazón con manos temblorosas, mostrando el pequeño dulce con el agujero en el centro.

Anciana: (con voz débil) Ahh... Es algo que te ayudará en tu búsqueda. Encontrarás lo que has perdido... aunque no sé si funcionará bien.

La mujer comenzó a toser de nuevo, esta vez con más fuerza, llevándose una mano al pecho.

Wendy: (preocupada) ¿Está bien? No debería forzarse tanto.

Anciana: (sonriendo débilmente) No te preocupes por mí, niña. Mi tiempo ya está contado...

La anciana extendió el tazón hacia Wendy, indicándole que tomara el dulce.

Anciana: Ahh... Gracias, mi niña, por permitirle a esta vieja, ha hacer el bien por última vez.

Wendy tomó el dulce con cuidado, mirándolo con curiosidad.

Wendy: (en voz baja) ¿Esto realmente me llevará a lo que busco?

La anciana asintió lentamente, su sonrisa todavía presente, aunque parecía más débil con cada momento que pasaba.

Anciana: Tal vez no te dé todas las respuestas... pero será el comienzo.

Wendy guardó el dulce con cuidado y miró a la anciana, quien parecía cada vez más cansada.

Wendy: (suavemente) Gracias... por todo.

La anciana cerró los ojos por un momento, como si quisiera descansar.

Anciana: Te espera un viaje muy largo, niña... Ten cuidado... Pero en especial Cuídate de Skekmal... y de sus seguidores.

Wendy: (confundida) ¿Skekmal? ¿Quién es?

Avanzó un paso hacia la anciana, esperando más respuestas, pero entonces notó que el cuerpo de la mujer estaba inmóvil.

Su cabeza se inclino hacia un lado, y su rostro mostraba una expresión tranquila. La anciana ya no respiraba.

Wendy apretó el bastón con fuerza, tragando saliva mientras el peso del momento la invadía.

Wendy: (en voz baja) Gracias...

Se quedó unos segundos en silencio, inclinando ligeramente la cabeza a modo de respeto.

MINUTOS DESPUÉS.

Fuera de la casa, debajo de un árbol grande, Wendy hizo crecer un montón de flores con un simple movimiento de su mano. Bajo el árbol había una tumba, sencilla.

Con eso terminado, Wendy se inclinó con respeto, cerró los ojos y realizó un curioso ritual.

Susurró palabras extrañas mientras extendía las manos hacia la tumba, como si estuviera enviando una última despedida.

Wendy: Gracias por todo...

Wendy sostuvo el dulce con cuidado, observándolo tratando de saber cómo funciona. Decidida, lo levantó a la altura de su ojo y miró a través del pequeño agujero.

Wendy: (murmurando) ¿Qué... es esto?

De repente, el mundo a su alrededor cambió. El paisaje perdió su color, quedando en tonos grises.

Pero lo que más llamó su atención fueron los pequeños puntos rojos que brillaban en la distancia, esparcidos en diferentes direcciones.

Wendy: (confundida) ¿Puntos rojos...?

Frunció el ceño, cerrando un ojo para enfocarse mejor en uno de ellos.

Era extraño, algunos parecían moverse, pulsando suavemente, como si tuviera vida. Probó con otro punto y notó lo mismo.

Wendy: (pensando) ¿Esto... me está mostrando algo?

Se apartó el dulce del ojo y, en un parpadeo, el paisaje volvió a la normalidad.

Los colores regresaron, y los puntos rojos desaparecieron. Wendy miró el dulce otra vez, esta vez con fascinación.

Wendy: (pensando) ¿Será esto lo que quiso decir la anciana? Pero... ¿a dónde debo ir?

Miró nuevamente por el dulce, esta vez enfocándose en los puntos que parecían más cercanos.

Wendy: (murmurando para sí misma) Esto... debo decidirlo con cuidado... De tin marín de do pingüé, cúcara mácara títere fue... yo no fui, fue Teté... pégale, pégale, que... ella... fue...

Cuando terminó, el punto rojo que había elegido quedaba al este. Wendy respiró hondo, mirando hacia esa dirección con determinación.

Wendy: (firme) Está decidido. Vamos a ver qué hay ahí.

Guardó el dulce en su bolsa, ajustó esta con cuidado, se subió en su bastón y comenzó a volar, alejándose del lugar con la sensación de que un nuevo capítulo en su viaje estaba por comenzar.

Antes de elevarse por completo, pasó junto a un cartel oxidado, apenas legible.

MUCHO TIEMPO DESPUÉS.

Wendy volaba rápidamente sobre su bastón, alejándose de un puente destruido que aún se desmoronaba detrás de ella.

Wendy: (nerviosa) ¡Ahhh, qué miedo, qué miedo! ¿Esa era Mizuki? ¿Por qué trabaja para ese sujeto? ¿Por qué siempre termino en estas situaciones?

Se aferró con fuerza al bastón, sintiendo cómo sus piernas aún temblaban por la adrenalina. A pesar del susto, una pequeña sonrisa nerviosa se asomó en su rostro.

Wendy: (pensando) Bueno... al menos estoy viva. Otra aventura más para contar, supongo.

Con un último vistazo al puente en ruinas, Wendy suspiró y dirigió su mirada hacia el horizonte, tratando de calmarse.

Sacó el dulce con el agujero del centro y lo miró detenidamente antes de levantarlo para observar a través de él.

Wendy: (murmurando) Hmm... Hay otros dos puntos al este... Pero no sé qué tan lejos estén.

Frunció el ceño, evaluando sus opciones mientras el viento frío golpeaba su rostro.

Wendy: Iré por este que parece quieto... Espero que no esté tan lejos como este.

Decidida, apuntó su bastón hacia aquel punto y comenzó a volar en esa direcció.

UNOS DÍAS DESPUÉS.

Wendy llegó a un bosque rodeado de montes rocosos cubiertos de vegetación espesa. El lugar parecía sacado de un cuento antiguo, con árboles altos y un aire de misterio que lo envolvía todo.

Wendy: (murmurando) Otro bosque... ¿Por qué siempre tiene que ser un bosque?

Suspiró y sacó el dulce, sosteniéndolo frente a su ojo para mirar a través de el. La luz que seguía brillaba justo en medio de todo aquel denso follaje.

Wendy: (resignada) Bueno, supongo que no queda otra. Vamos a ver qué esconde este lugar.

Desde el aire, inspeccionó el área con cuidado. Entre los árboles y las rocas cubiertas de musgo, divisó varias ruinas escondidas bajo la vegetación. Se detuvo en seco al reconocer lo que eran.

Wendy: (sorprendida) Esto... Estos son restos de Aerathia.

Las viejas estructuras, cubiertas por el tiempo y la naturaleza, eran las mismas que ella veía cuando era niña. Wendy descendió lentamente, con su corazón latiendo con fuerza mientras se acercaba.

Wendy: (pensando) Tal vez aquí pueda encontrar algo... Algo que me ayude de alguna manera.

Una ventana se rompió con un golpe seco. Wendy, con cuidado, descendió flotando por el marco roto.

El interior era oscuro, con polvo flotando en el aire y un fuerte olor a humedad llenaba el lugar.

Wendy: (murmurando) Todo está de cabeza, parece que este lugar cayó desde el cielo durante los ataques.

Sus ojos recorrieron el espacio con curiosidad. El lugar estaban lleno de estantes rotos y libros desparramados.

Muchos estaban quemados, con páginas calcinadas o rroidas, pero algunos permanecían relativamente intactos, cubiertos por la suciedad.

Wendy: Esto parece... ¿una biblioteca?
Talvez haya algo aquí que pueda ayudarme.

Sacó el dulce, mirando a través del pequeño agujero.

La luz emitida por el artefacto iluminaba sutilmente un rincón entre los restos de libros y estantes. Wendy siguió la dirección que marcaba.

Wendy: (murmurando) Vamos, dame algo bueno...

La luz estaba sobre un libro enterrado parcialmente bajo los restos de un estante.

Era diferente a los demás, con una encuadernación que, aunque vieja, aún brillaba levemente. Wendy se agachó y lo desenterró con cuidado.

Wendy: (sonriendo) ¿Qué tenemos aquí?

Era un libro especializado en magias avanzadas. Wendy lo sostuvo entre sus manos, quitándole el polvo.

Abrió el libro con cuidado. Las páginas, aunque viejas y desgastadas, estaban sorprendentemente bien conservadas.

Los textos estaban escritos junto a diagramas y las fórmulas detallados, casi como si estuvieran hechos para guiar incluso a alguien inexperto.

Wendy: (pensando) Magias avanzadas... Esto podría ser justo lo que necesito.

Se sentó en el suelo, apoyándose contra la pared, y comenzó a hojear el libro.

Había hechizos complejos, invocaciones, Curaciones, manipulacion mental y rituales que parecían estar diseñados para manipular fuerzas mágicas a un nivel mucho más alto de lo que ella estaba acostumbrada.

Wendy: (murmurando) Esto... esto está muy por encima de lo que sé hacer.

Mientras seguía leyendo, una página captó su atención. Era un hechizo de rastreo avanzado.

Parecía estar diseñado específicamente para encontrar personas o lugares ocultos. Wendy lo estudió con detenimiento, repasando cada paso y cada material requerido.

Wendy: (murmurando, con una pequeña sonrisa) Tal vez no todo esté tan por encima de mí... pero necesito los materiales.

Miró a su alrededor, evaluando las ruinas, esperando encontrar algo que pudiera servirle.

Wendy: (decidida) Bien, veamos si hay algo aquí que pueda usar.

Se puso de pie, con el libro aún en sus manos, lista para buscar entre los restos cualquier cosa que pudiera ayudarla a realizar el hechizo.

Wendy buscó entre los escombros, levantando trozos de madera podrida y revisando los rincones oscuros de la antigua biblioteca. Encontraba objetos interesantes, pero inútiles para lo que necesitaba.

Wendy: (suspirando) Nada útil... Como siempre.

Se dejó caer sobre una columna caída, mirando el libro que sostenía.

Pasó los dedos por los grabados de la cubierta mientras repasaba mentalmente los materiales necesarios para el hechizo.

Cristales puros, un catalizador mágico y algo vinculado al lugar o persona que quería encontrar.

Wendy: (en voz baja) Cristales puros... justo lo más complicado de encontrar en estos tiempos.

Guardó el libro con cuidado en su bolsa. Miró a su alrededor por un momento, decidió que debía continuar con su viaje, pero por ahora, este refugio servía para descansar y analizar lo que tenía.

UNA SEMANA DESPUÉS DESPUÉS.

Wendy había montado una mini base en esas ruinas.

Por seguridad hizo crecer ramas para cubrir las entradas e invocado dos mini golems que había aprendido a hacer.

Recostada contra un rincón, dormía con su bastón al alcance de la mano. Una pequeña fogata mantenía a raya el frío de la noche.

Aunque el ambiente parecía tranquilo, su respiración regular era interrumpida por movimientos inquietos.

Wendy: (murmurando en sueños) Pa Ma... Hermanas... Hermano mayor...

DENTRO DEL SUEÑO.

Una pequeña Wendy estaba sentada en el suelo de su casa, con las piernas cruzadas leyendo un cuaderno de magia para niños.

Wendy: (leyendo en voz baja) Para encender una vela, concéntrate en la mecha y di... ¡Fuego ligero!

Levantó una mano, cerró los ojos, y lo intentó, pero no pasó nada. Frunció el ceño, resopló frustrada y lo intentó de nuevo.

Wendy: (consentrada) Vamos, tiene que salir.

Pero antes de que pudiera intentarlo otra vez, escuchó unos golpes en la puerta.

Wendy: (mirando hacia la puerta) ¿Y ahora quién será?

Se levantó, dejando el cuaderno tirado en el suelo, y fue a abrir. Cuando lo hizo, se encontró con un chico con un curioso color de cabello parado frente a ella.

Chico: (algo nervioso) Hola... eh, perdón, ¿está Sabrina en casa?

Wendy se quedó mirándolo con sorpresa y, en lugar de contestar normal, giró hacia adentro de la casa y gritó a todo pulmón.

Wendy: ¡¡¡SABRINA, TU NOVIO ESTÁ AQUÍ, VIENE A BUSCARTE!!!

El chico se puso rojo como tomate y empezó a mover las manos, tratando de explicarse.

Chico: ¡No, no, niña espera! ¡No es lo que piensas!

No tuvo tiempo de decir más, porque se empezaron a escuchar pasos desde el interior. De pronto, toda la familia comenzó a aparecer, uno por uno.

Primero salió una mujer alta con cabello negro y largo. Llevaba un vestido oscuro que le daba un aire como de reina, y sonrió amable, aunque con curiosidad.

Luego apareció un hombre con cabello canoso, que caminaba tranquilo, con las manos en los bolsillos con la misma expresión de la mujer.

Detrás de ellos, Dos adolescentes de diferentes edades, con cabello negro y mechones azul y rojo respectivamente.

Una niña más pequeña, que llevaba un vestido gris sencillo, se quedó al fondo, observando con una mirada seria y analítica.

Chico: (nervioso) Ah.. eh... ah... Buenos...

Wendy: (señalándolo con el dedo) ¡Ahí está! ¡El novio de mi hermana a venido a buscarla!

Toda la familia se quedó mirando al pobre chico, que parecía querer encogerse como una bolita.

Chico: (moviendo las manos desesperado) ¡Espera, no! Solo pregunté si estaba aquí.

La mujer de vestido negro cruzó los brazos, mirándolo con una sonrisa calmada pero que daba un poco de miedo.

Mujer: (tranquila pero curiosa) Lincoln... Ya volviste de tu viaje.

Hombre: ¿Qué te trae por aquí?

Lincoln: (balbuceando) ¡Señor Ludwick señora Letizia, buenos días! Bueno... yo... Acabo de llegar y eh.. pensé en pasar a saludar a... mis amigos.

El hombre de cabello canoso soltó una risa leve.

Ludwick: (con una sonrisa) Ajá, claro y primero viniste por mi hija.

Lincoln: (nervioso) ¡No, no es por eso! Solo que...

Antes de que pudiera decir algo más, se escucharon pasos rápidos. Sabrina apareció en el pasillo, algo avergonzada al ver a todos reunidos.

Sabrina: (mirando a Lincoln) ¡Lincoln Has vuelto! ¿Qué haces aquí?

Wendy: (señalándola) ¡¿Ves?! ¡Te lo dije, vino por ti!

La familia comenzó a reir, mientras Lincoln quería desaparecer de la vergüenza.

Lincoln: Ahhh, Bueno, acabo de volver y pensé que tú, yo y Mizuki podríamos ir al parque a pasar el rato y ponernos al día.

Wendy: (riendo burlona) ¡Ahhh, ya entendí! ¿Te aburriste de la riquilla, verdad? Y ahora vienes por mi hermana... ¡y también vas por la chinita! ¡Mujeriego!

Lincoln: (súper avergonzado) ¡¿Qué?! ¡No, no es eso! ¿¡Qué te pasa, niña!? ¡Solo somos amigos!

Wendy: (cruzándose de brazos con una sonrisa traviesa) Sí, claro. Eso dicen todos los mujeriegos.

La familia no pudo aguantar y se echó a reír por las ocurrencias de Wendy. Lincoln, rojo como un tomate, trataba de justificarse mientras Sabrina observaba todo con cara de no saber si reír o enojarse.

Sabrina: (seria) Ya basta, dejen de molestarlo.

Wendy hizo un puchero fingido y se encogió de hombros, pero no sin soltar una última risita. La familia aún se reía entre dientes mientras Sabrina se acercaba a Lincoln.

Sabrina: (mirándolo) ¿Entonces qué querías hacer en el parque?

Lincoln: (todavía nervioso, rascándose la nuca) Pues, ya sabes, solo pasar el rato con ustedes, ponernos al día con todo y aprovechar los juegos de la feria los tres.

Sabrina: Pero Mizuki se fue con sus padres al lago.

Lincoln: Oh... bueno, entonces solo tú y yo podemos ir, si quieres.

Sabrina: ¿Solo nosotros dos? ¿Qué pasa con Rachel?

Lincoln: Rachel... eh, tiene mal de viaje, así que no creo que quiera venir.

Sabrina lo miró por unos segundos, evaluando su propuesta, y finalmente esbozó una pequeña sonrisa.

Sabrina: Está bien, voy a cambiarme. Espérame aquí.

Lincoln asintió, aliviado de que la situación no se volviera más incómoda. Wendy, mientras tanto, no pudo evitar añadir un último comentario.

Wendy: (susurrando con una sonrisa burlona) Ahí va, mujeriego, logrando su cita privada.

Lincoln suspiró, resignado, mientras toda la familia volvía a sus asuntos, todavía riéndose entre dientes.

MINUTOS DESPUÉS.

Tanto Sabrina como Wendy bajaron a la sala y encontraron a Lincoln sentado en el sofá, rodeado por los demás familiares. Parecía que habían estado interrogándolo mientras esperaba.

El padre tenía esa extraña sonrisa, cruzó los brazos y miró al chico fijamente.

Ludwick: Bien, chico, recuerda lo que hablamos.

Lincoln: (nervioso) S-sí, lo recordaré...

Sabrina observó la escena, algo confundida. Por su parte, Wendy no perdió la oportunidad de meter su cuchara.

Wendy: (riendo) ¿Qué? ¿Ya le dieron "la charla" y todo? ¡Pobre Lincoln!

Sabrina: (rodando los ojos) Wendy, ya basta. No lo molestes más.

El hombre soltó una risita y negó con la cabeza.

Ludwick: (sonriendo) No te preocupes, hija. Solo le estaba dando algunos consejitos. Ya sabes, cosas de hombres.

Lincoln: (pensando) ¿Consejitos? ¿Eso fue un consejo? Sonaba más como una amenaza...

El hombre se inclinó un poco hacia Lincoln, manteniendo esa sonrisa que no le hacía ningún favor para calmarlo.

Ludwick: (con voz tranquila pero firme) Tú solo asegúrate de traer a mi hija de vuelta antes de las seis.

Sabrina bufó, claramente molesta y avergonzada.

Sabrina: ¡Papá! (suspirando) Vamos, Lincoln. Antes de que mi abuela regrese y haga esto más incómodo.

Wendy: ¡Siiiii, vamos al parque, vamos al parque!

Lincoln: (mirándola confundido) Eh, oye, ¿y tú qué?

Wendy: (con una sonrisa traviesa) ¡Pues yo también quiero ir! ¡No te voy a dejar solo con mi hermana!

Sabrina: (cruzándose de brazos) Wendy, no creo que mamá quiera que andes corriendo por ahí.

Wendy: (con cara de cachorro) ¡Pero si no me voy sola! Estoy con ustedes, ¿no? Además, ¿qué tal si Lincoln intenta algo? Tengo que cuidarte.

Lincoln: (súper avergonzado) ¡¿Qué?! ¡Yo no voy a intentar nada!

Sabrina: (sarcástica) Claro, Wendy, porque seguro Lincoln es un peligro.

Wendy: (riendo) Nunca se sabe. Mejor prevenir que lamentar.

Sabrina: (resignada) Está bien, pero no vayas a estar molestando.

Wendy: (cruzando los dedos detrás de la espalda) Lo prometo.

Lincoln suspiró, resignado al saber que está niña no lo dejaría en paz.

Los tres salieron de la casa mientras la familia los observaba desde la ventana, algunos con sonrisas divertidas.

YA EN EL PARQUE.

Wendy corría de un lado a otro por la feria, emocionada por las atracciónes que veía. Los colores brillantes, los sonidos de la música y el bullicio de la gente la mantenían distraída mientras Sabrina y Lincoln caminaban detrás de ella.

Sabrina: (mirando a Lincoln) Oye, ¿y cómo estuvo tu viaje a Japón?

Lincoln: (encogiéndose de hombros) Fue interesante. Había muchas cosas que ver... Es la primera vez que salgo más allá de la pueblo. Era como estar en otro mundo.

Sabrina: (curiosa)Ya lo creo ¿Y qué fue lo que más te gustó?

Lincoln: (pensativo) Probablemente.. ¡Todo! Los lugares a los que fuimos. El hotel de lujo, nunca antes había dormido en una cama tan cómoda. Ah también la comida... Menos la que todavía se movía, aunque no todo fue fácil de entender.

Sabrina: (riendo) Me lo imagino. Debiste estar como perdido al principio.

Lincoln: Sí, tuve que estar pegado a Rachel y sus padres para no perderme, literalmente. Aunque... también hice una amiga.

Sabrina: (alzando una ceja) ¿Una amiga?

Lincoln: (asintiendo, con una leve sonrisa) Sí. Se llama Rena. Ella me ayudó mucho con el idioma y me enseñó algunos lugares interesantes que no estaban en las guías turísticas.

Sabrina: (con una sonrisa pícara) ¿Y? ¿Te gusta esa tal Rena?

Lincoln: (poniéndose nervioso) ¡No! Solo fue amable conmigo. No es nada de lo que estás pensando.

Mientras tanto, Wendy regresó corriendo hacia ellos, con un algodón de azúcar en la mano.

Wendy: (emocionada) ¡Este lugar es increíble! ¿Podemos ir a la rueda de la fortuna?

Sabrina: (sonriendo) Claro, pero solo si prometes no subirte a cada atracción antes de preguntar.

Wendy: (con una gran sonrisa) ¡Prometido!

Lincoln: (riendo) Creo que este día no será tan malo como pensé.

Los tres comenzaron a recorrer la feria, probando diferentes juegos y atracciones.

Wendy, con su energía inagotable, corría de un lado a otro, arrastrando a Lincoln y Sabrina detrás de ella.

Primero, se subieron a los carritos chocones. Wendy tomó el volante como si estuviera en una misión importante, chocando deliberadamente contra Lincoln cada vez que tenía oportunidad.

Wendy: (riendo a carcajadas) ¡Esto es genial! ¡Te atrapé, Lincoln!

Lincoln: (tratando de esquivar) ¡Oye, eso no es justo! ¡Atacas demasiado rápido!

Sabrina: (mientras chocaba con ambos) Esto es como terapia. Me estoy desquitando por todas las veces que me han molestado.

Después de los carritos, Wendy insistió en ir a la casa del terror. Aunque Sabrina no parecía muy interesada, Lincoln accedió con una sonrisa nerviosa.

Dentro, el ambiente era oscuro y lleno de sonidos espeluznantes. A cada susto, Wendy saltaba y luego reía, mientras Lincoln intentaba mantenerse tranquilo.

Wendy: (burlándose) ¡Lincoln, que te sucede pareces más asustado que yo!

Lincoln: (mirando hacia atrás) ¡Claro que no! Estoy...

Un hombre vestido con ropas de un granjero con una oz salto frente a ellos.

Granjero: ¡¡¡Haaaaaaa!!!

Lincoln: (gritando como niña) ¡AHHHH! ¡EL RECOLECTOR! ¡AHHHHHH¡

Con la agilidad de los más grandes atletas olímpicos este dio media vuelta y comenzó a correr.

Wendy y Sabrina se quedaron viendo cómo Lincoln salía corriendo como si su vida dependiera de ello.

Sabrina: (riendo) ¡Lincoln, regresa! ¡Es solo un tipo con disfraz!

Wendy: (riendo a carcajadas) JAJAJA!  ...Y pensar que es mayor que yo.

El hombre disfrazado se quedó quieto, mirando cómo Lincoln desaparecía por un pasillo oscuro.

Granjero: (bajando la oz) ¿En serio? Ni siquiera hice mi mejor grito...

Cuando salieron, Wendy ya estaba señalando su próxima parada, la rueda de la fortuna.

Wendy: (emocionada) ¡Vamos a la rueda! ¡Quiero ver toda la feria desde arriba!

Subieron juntos, compartiendo una cabina. Mientras la rueda subía, Wendy miraba fascinada las luces de la feria que se extendían por debajo.

Wendy: (con una sonrisa) ¡Esto es increíble!

Sabrina: (mirando a Lincoln) ¿No te parece una vista genial?

Lincoln: (mirando hacia abajo) Sí... pero no tanto para alguien que no ama las alturas.

Wendy: (riendo) ¡Vamos, Lincoln, no seas gallina!

Así, el día pudo transcurrir entre risas, sustos y momentos tranquilos, disfrutando de cada rincón de la feria.

De no ser por...

Estando en lo alto de la rueda de la fortuna, la mirada de Lincoln captó algo en el suelo que pareció bajarle los ánimos.

Su expresión cambió de inmediato, pasando de una leve sonrisa a un rostro sombrío.

Sabrina, notando el cambio, siguió la dirección de su mirada.

Abajo, un grupo de chicas charlaba animadamente junto a dos adultos mayores.

Lincoln: (voz decaída) Oye, ¿cómo estuvieron las cosas estas semanas?

Sabrina: (seria) ¿A qué te refieres?

Lincoln: (mirando hacia otro lado) No sé... en general.

Hubo una breve pausa antes de que él continuara, su voz más baja, como si apenas quisiera ser escuchado.

Lincoln: (serio) El reporte de un niño desaparecido. Una familia preocupada, pegando carteles en todas partes... Un chico que desapareció de la noche a la mañana después de una pelea con su familia.

Sabrina lo miró fijamente, al entender la dirección de su comentario. Luego suspiró.

Sabrina: Nope. Ellos... han estado actuando normal... Bueno, una de tus gemelas vino a preguntar por ti. Le dije a dónde habías ido, hizo un berrinche y se fue.

Lincoln presionó los labios, claramente procesando lo que acababa de escuchar.

Lincoln: (pensando en voz baja) Lo normal... Supongo.

El silencio se extendió entre ellos mientras la rueda seguía girando. Wendy, ajena a la conversación seria que ocurría detrás de ella, seguía mirando las luces de la feria con una sonrisa inocente, o eso aparentaba.

Wendy: (entusiasmada) ¡Esto es increíble! Se ve toda la feria desde aquí.

Pero Lincoln apenas reaccionó. Sus pensamientos estaban lejos, perdidos en recuerdos y preocupaciones que no podía compartir del todo.

MAS TARDE.

De regreso en la casa de Sabrina, los padres los recibieron en la entrada.

Madre: ¿Qué tal lo pasaron?

Sabrina: (encogiéndose de hombros) Fue divertido. Wendy se la pasó corriendo por toda la feria.

Wendy: (interrumpiendo emocionada) ¡Y comí algodón de azúcar, subí a la rueda de la fortuna, y Lincoln casi se desmaya en la casa del terror!

Lincoln: (riendo nervioso) No fue para tanto...

Mientras entraban, Wendy volteó a mirar a Lincoln con curiosidad, su tono inocente pero directo.

Wendy: (con inocencia) Oye, hermano mayor, ¿a dónde irás ahora?

Lincoln se detuvo un momento en la puerta. Su expresión cambió, volviéndose seria por un instante.

Lincoln: (mirando al suelo) A casa, supongo... Aunque no estoy seguro.

Sabrina: (con un toque de preocupación) ¿No estás seguro?

Ludwick: (interviniendo, mirando a Lincoln) ¿Por qué no? ¿Algo pasó?

Lincoln suspiró, como si las palabras le pesaran más de lo que quisiera admitir.

Lincoln: (suspirando) Es complicado. Supongo que Sabrina les habrá contado algo.

Letizia: (mirándolo con atención) Entiendo... Bueno, Lincoln, eres bienvenido aquí si necesitas un lugar donde quedarte.

Lincoln: (sonriendo levemente) Gracias... pero no sé... No estoy seguro si...

Hubo un momento de silencio incómodo, mientras Sabrina y sus padres intercambiaban miradas. Finalmente, Wendy rompió la tensión.

Wendy: (tomando la mano de Lincoln) Si te quedas aquí, puedo enseñarte mi cuaderno de magia. ¡Incluso te dejo usar mi bastón!

Los padres y Sabrina abrieron los ojos como platos al escuchar el comentario de Wendy.

Su sorpresa era evidente, pero antes de que pudieran decir algo, Lincoln se rió suavemente.

Lincoln: (sonriendo) Claro, niña. Me encantaría ver esos trucos de magia. Pero ni pienses que me quedaré atrás, yo también tengo mis trucos

Los padres se miraron entre ellos, incómodos, mientras Sabrina se llevó a ambos adentro.

Sabrina: (riendo nerviosa) Jajaja, qué cosas dices, Wendy. Vamos, es tarde.

Ludwick: Sí, es mejor que todos descansen. Ha sido un día largo para todos.

MAS TARDE.

Wendy se levantó en mitad de la noche porque tenía sed. Bajó las escaleras en silencio y fue a la cocina por un vaso de agua.

Mientras bebía, escuchó un ruido en la sala. Dejó el vaso y asomó la cabeza. Encontró a Lincoln sentado en el sofá, mirando por la ventana.

Wendy: (en voz baja) ¿Qué haces despierto?

Lincoln: (sin mirarla) No podía dormir.

Wendy se acercó y se sentó junto a él.

Wendy: ¿Estás bien? Pareces triste.

Lincoln: (suspirando) Solo estoy pensando en algunas cosas.

Wendy: ¿Es por tu familia?

Lincoln no respondió, pero su mirada lo confirmó.

Lincoln: Es complicado.

Wendy: (mirándolo con curiosidad) ¿Quieres hablar de eso?

Lincoln: (negando con la cabeza) No ahora... no con una niña.

Wendy: (frunciendo el ceño) Oye, no soy una niña cualquiera.

Lincoln la miró, sorprendido por su tono firme, pero guardó silencio por un momento. Finalmente suspiró.

Lincoln: (suspirando) Bien ¿Qué tanto sabes de mi situación?

Wendy inclinó la cabeza, pensando cómo responder, pero al final no dudó.

Wendy: Hmmmmm. Que eres un patético lame botas pusilánime que es incapaz de defenderse por su cuenta de los que se aprovechan de ti.

Lincoln: (horrorizado) ¡Haaa! ¿Por qué lo dices tan brusco?

Wendy: (encogiéndose de hombros) Porque es la verdad. Te dejas mangonear por niñas 5 o 7 años menores que tú, y otras niñas tienen que salir a defenderte. ¡Y una de ellas es otaku! ¡Otaku!

Lincoln abrió la boca para replicar, pero no encontró las palabras.

Wendy: Y cuando las cosas escalaron a un nuevo nivel, huiste con la cola entre las patas en lugar de enfrentarlo cuando tuviste la oportunidad. Y ahora sigues haciendo lo mismo quedándote aquí, evitando el problema, fingiendo que todo está bien cuando no lo es.

Sus palabras lo golpearon como un martillo. Lincoln bajó la mirada, sintiendo el peso de cada una de ellas.

Wendy: Das lástima. ¿Asta cuando piensas estar asi? Hasta que seas mayor de edad y no hayas logrado nada, mientras ellas siguen con su vida, avanzando, logrando cosas... y tú sigues ahí, atrapado, sin moverte.

Lincoln abrió los ojos, pasó las manos por su cabello con movimientos erráticos y luego se tapó la boca.

Permaneció en silencio por un momento, como si las palabras de Wendy lo hubieran dejado sin aire.

Lentamente, su mano se posó sobre algo en su bolsillo, apretándolo con fuerza.

Lincoln: (con la voz temblorosa) Sé lo que debo hacer... lo he sabido desde siempre, pero... pero...

Hizo una pausa, apretando los dientes. De repente, su expresión cambió.

Lincoln: ¡Ahhh! ¡Al demonio!

Se levantó de golpe del sofá, su mirada ahora firme y decidida, aunque aún había un rastro de inseguridad en sus movimientos.

Wendy lo observó en silencio, sorprendida por el cambio repentino.

Wendy: (cruzándose de brazos) ¿Y ahora qué vas a hacer?

Lincoln: (sin mirarla) Voy a acabar con todo esto. No importa lo que suceda, ni el daño que cause. Me los llevaré a todos conmigo.

UN MOMENTO DESPUÉS.

En la pantalla de un computador, una barra de carga de un archivo se completó.

Lincoln: Todo listo.

Wendy: (mirándolo con curiosidad) ¿Qué acabas de hacer?

Lincoln: (serio) Solo subí unas cuantas cosas a internet... ¿De verdad lo acabo de hacer esto?...

En cuestión de segundos, la publicación comenzó a llenarse de visitas.

Lincoln: Ya no hay vuelta atrás. Todo se jodió. Todo todillo.

Mientras subían las escaleras en silencio.

Lincoln: (mirándola) Oye, para ser una niña, eres muy...

Wendy: (cruzándose de brazos) ¿Muy qué? ¿Lista? ¿Directa? ¿Increíblemente genial?

Lincoln: (sonriendo levemente) ... Directa. Y un poco irritante. ¿Dónde aprendiste a hablar así?

Wendy: (encogiéndose de hombros) Creciendo en una casa llena de gente, tienes que aprender a hacerte escuchar. Creo que eso es lo que te faltó a ti. Además, ser genial viene de nacimiento.

Lincoln: (riendo suavemente) No sé si genial sea la palabra, pero... Jajaja. Gracias.

Wendy: (con curiosidad) ¿Por qué?

Lincoln: (mirándola con una sonrisa) Por decir las cosas como son. A veces, uno necesita escuchar la verdad... aunque duela, y más si lo dice una niña de siete años.

Wendy le devolvió una sonrisa confiada.

Wendy: Para eso estoy yo, hermano mayor.

Ambos se miraron en silencio por un momento. Lincoln, con una pequeña sonrisa, extendió la mano y le dio un suave golpecito en la frente a Wendy.

Wendy: (frunciendo el ceño) ¡Hay! Oye, ¿y eso por qué?

Lincoln: (riendo suavemente) Porque eres insoportable... pero tienes razón.

Wendy: (cruzándose de brazos con una sonrisa) Lo sé. Ahora vamos, hermano mayor, es tarde.

Ambos se levantaron y caminaron hacia las escaleras. El ambiente entre ellos ahora era más relajado.

FIN DEL SUEÑO

Wendy despertó con la luz de la mañana filtrándose por la ventana. Se sentó en la cama, frotándose los ojos.

En sus manos tenía unas fotos de su familia y algunas de Lincoln. Una de ellas era de la feria, el día que pasaron juntos.

Wendy: (riendo para sí) Juju... Después de ese día, él fue llevado a una casa hogar y todo se puso patas arriba.

Se quedó mirando las fotos por un momento más antes de levantarse. El día apenas comenzaba, pero en su mente, los recuerdos seguían frescos.

Wendy: (tono triste) Mamá... papá... abuela... tío... hermanas... Lincoln... ¿dónde están?

Wendy observó el libro y las fotos de su familia en sus manos, su mirada fue firme.

Wendy: (en voz baja) ...Los voy a encontrar.

Ya había descansado lo suficiente. No importaba cuánto tiempo tomara ni cuán difícil fuera el camino. Guardó todas sus cosas, asegurándose de que nada se quedara atrás.

Se ajustó la bolsa al hombro y tomó su bastón con firmeza. Respiró hondo, sintiendo la determinación llenar cada fibra de su ser.

Wendy: (pensando) No me detendré. No hasta que los encuentre.

Se subió sobre su bastón y comenzó a elevarse. Antes de partir, se detuvo un momento en el aire, observando las ruinas de Aerathia una última vez. Luego, sin dudar, giró hacia su próximo destino, siguiendo al sol en el horizonte.

El viaje aún no había terminado. Apenas estaba por comenzar.

FIN DEL CAPITULO.

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