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24 [Día de prueba]

—Bien chicos, para quien no la conozca, esta es Aneko Goremane, una exasesina de la Hermandad Terrorista —declaró Gai señalando a la enana, llamando la atención de todos, en especial del grupo Ino-Shika-Chō.

¿En serio estaba presentando a una exasesina de una forma tan casual?...

Además… Eran enemigos públicos, sin mencionar que se había rumoreado que la muerte de Tenten había sido en una misión enfrentando a dichos asesinos… El grupo de los Siete Pecados.

Aneko, por su lado, simplemente observó con cuidado a los ninja que tenía en frente.

—Eh… Hola, sí soy… ¿Un placer? —respondió Aneko.

Sasuke, Rock Lee, Chōji, Shikamaru, Ino y Sai.

Bastó una mirada para que ella pudiera reconocerlos…

Aunque realmente solo conocía a Sasuke, Lee y Sai, podía saber la identidad de los otros gracias a los recuerdos de Orba…

Un Akimichi, un Nara y una Yamanaka, los tres sucesores de sus clanes en la actualidad.

—Eh… ¿Esta chiquitina es una asesina? —cuestionó Ino con curiosidad mientras miraba de pies a cabeza a la albina, mostrándose interesada en su aspecto.

Se veía delgada, pequeña, desubicada, y con aquella apariencia de niña albina llegaba a tener un aspecto que podría considerar como tierno… Una niña, pero al mismo tiempo se percibía un aura inexplicable y misteriosa.

Shikamaru se llevó una mano al mentón.

Teniendo en cuenta que los asesinos deben ser capaces de infiltrarse en cualquier parte, no es de extrañar que uno de ellos tenga un aspecto como este… Sin embargo… Es peculiar, no parece mero camuflaje. De hecho, si quisiera destacar menos, podría usar un aspecto menos llamativo… Cabello blanco extremadamente largo, ojos rojos y su piel tan pálida… Haría que cualquiera se voltee a verla…— analizó mentalmente el Nara.

Chōji, por su lado, simplemente sonrió antes de asentir con la cabeza.

—Un placer conocerte —declaró el Akimichi.

Aneko asintió antes de ponerse en cuclillas.

—Bueno… Entonces, ¿cuál es el favor que quería pedirme? —preguntó ella mirando de reojo al jōnin.

Gai aplaudió antes de señalar a los alumnos con una mano.

—Como puedes ver, estoy haciendo un entrenamiento para mis alumnos… Estábamos por tener una pelea de práctica. Creo que tú podrías ayudarnos en eso —declaró el jōnin con una sonrisa.

Aneko abrió sus ojos por completo antes de señalar a los estudiantes.

—¿Me está diciendo que los golpee? —preguntó curiosa.

Ante esta pregunta, Sasuke, Lee y Sai no pudieron evitar dar un paso atrás…

Gai solo rió.

—Oh, no, no… Más bien, que los dejes medir sus límites. Quiero decir, eres alguien con un nivel muy alto, escuché de tu última pelea… No hace falta que peleen para saber que estás en otra liga —aclaró Gai, a lo que Aneko se llevó la mano al mentón.

—Entonces… ¿Seré un saco de boxeo?...

De nuevo el cejudo rió al oír esto.

—Bueno, se podría decir así… Se le llama sparring, simplemente debes dejar que peleen con todas sus fuerzas, mientras tú te mantienes evasiva. No necesariamente debes dejarte golpear o golpearlos a ellos.

El equipo Ino-Shika-Chō se veía consternado ante esta petición…

(¿En serio le estaba pidiendo hacer esto a ella?… Era un seis contra uno.)

—Eh… ¿Y por qué no lo haces tú? —preguntó Aneko picando el chaleco de Gai con un dedo—. Puedo sentirlo… Usted es muy fuerte, me atrevo a suponer que el más fuerte de la base.

Gai solo rió antes de pasar su mano por la cabeza de la albina.

—Solo digamos que mi estilo es más limitado.

Aneko lo observó un momento de pies a cabeza… Parecía analizarlo.

—Eres usuario de las ocho puertas, uno muy pulido… Creo que podrías incluso abrir la última —concluyó ella mientras continuaba mirándolo.

Esa afirmación sorprendió a los demás… Lo había intuido con solo mirarlo.

(El cuerpo humano, una vez abres las puertas… sufre algunos cambios muy sutiles. Esto debido al impacto que las mismas tienen a nivel celular, cerebral y físico…)

Aneko contempló con mucha curiosidad al jōnin…

Gracias a los recuerdos de Orba, era muy consciente de la rareza de ninjas como él, con la capacidad de abrirlas todas.

En el pasado, ya había conocido algunos usuarios, pero lo más normal es que solo fueran capaces de usar hasta la cuarta.

Y a lo largo de los siglos que había vivido Orba… 3000 años, solo había presenciado tres… Sin contar a Gai o a Lee…

Incluso había una cultura extinta que se había empeñado en crear a la persona capaz de abrir la octava puerta…

Innumerables prodigios lo habían intentado a lo largo de los milenios… Pero era tan difícil, y algunos lo llamaban impráctico al ser una técnica que te daña físicamente, requiere una alta demanda física y energética, además de ser limitada en cuanto a tiempo.

Además… El poder era variable de persona a persona…

Aunque dos personas fueran igual de fuertes en forma base, al activar el mismo número de puertas cada uno, el poder podía variar en cada uno, siendo abismalmente diferente…

Pero no le preguntes a Aneko por qué, los demonios no tenían esta habilidad, por lo que su conocimiento de las mismas es reducido.

—Sep, tienes razón en tu análisis —concluyó Gai—. ¡Es un poder juvenil!

Aneko finalmente se encogió de hombros.

—Bueno… Entonces supongo que no hay problema con ser spaghetti.

—Sparring.

—Eso… Solo cumple tu parte de darme comida —contestó ella, a lo que Gai asintió—. Y bueno… ¿Entonces qué tengo que hacer?

Gai sonrió antes de llevar su mano hasta su riñonera… Lo siguiente que se vio fue cómo extraía un par de cascabeles y se los entregó.

Aneko al instante cambió su mirada.

—Estos… Huelen como Kakashi… —comentó en voz alta.

El jōnin bajó la mirada al oírla.

—Sí, son de él. Un pequeño recuerdo que guardé hace cuatro años, antes de huir de Konoha cuando fue invadida…

Aneko no pudo evitar notar que el ambiente a su alrededor se había vuelto más sombrío... La mirada de todos los ninjas era más apagada.

Konoha actualmente era la base del general Hashirama. Luego de que Naomi tomó el control, derrocando a los daimyō y a los cinco kages, su siguiente paso fue invadir las distintas aldeas ninja...

Sin los daimyō apoyando económicamente, sin gobernantes y líderes... Las aldeas cayeron como moscas, mientras algunas decenas de ninjas o habitantes huían, convirtiéndose en pequeños grupos rebeldes.

—Kakashi... ¿Está bien? —preguntó la asesina mientras contemplaba los cascabeles.

El ambiente cambió rápidamente mientras Gai comenzaba a reír.

—¡Claro que sí! Después de todo, es mi eterno rival.

La asesina solo sonrió al escuchar su positivismo... Podía olerlo. Gai realmente creía en eso, no era una mentira.

—Bueno, el objetivo es simple... Ellos intentan quitarte los cascabeles, y tú evitas que lo hagan. Claro, solo evita lastimarlos —concluyó Gai mientras señalaba los cascabeles—. Solo llévalos en un lugar visible.

Aneko asintió antes de colocarse los cascabeles en uno de sus mechones de cabello.

—Bueno, ya estoy lista.

Dicho esto, Gai se alejó de un salto mientras los demás ninjas se colocaban en una postura tensa, observando fijamente a Aneko.

—Recuerden, muchachos, deben atacar con intenciones de matar o no lograrán nada.

—¡Bien! —exclamaron todos al unísono.

Por su lado, la asesina levantó una ceja al oír eso...

¿Matarla?

Aneko permanecía en el centro del campo de entrenamiento, los cascabeles de Kakashi atados cuidadosamente a uno de sus largos mechones. Su expresión era tranquila... Se distraía un segundo meneando su mechón, jugando con los cascabeles.

Pero luego recordó que estaba en medio de un entrenamiento a cambio de comida... Se volvió a enfocar.

Gai alzó la mano.

—¡Comiencen!

Tan pronto Gai dio la orden, Lee fue el primero en lanzarse al ataque, usando toda su velocidad, con una patada ascendente que buscaba golpearle el mentón.

Aneko se inclinó ligeramente hacia atrás, dejando que la patada pasara a milímetros de su nariz.

Lee continuó atacando de forma consecutiva, lanzando patadas y puñetazos, dejando ver sus movimientos refinados de taijutsu. Cada golpe meneaba el aire a su alrededor.

Aneko, por su parte, simplemente los evadió sin dificultad... Finalmente, contraatacó dándole un pequeño golpe en la espalda con uno de sus dedos.

Lee salió disparado por los aires, siendo lanzado al bosque, donde se podía escuchar cómo chocaba contra la vegetación.

¿Me pasé?—pensó Aneko, algo preocupada. Sin embargo, la pelea no había terminado.

Sai dibujó una serie de serpientes de tinta que se arrastraban por el suelo mientras Shikamaru extendía su sombra. Ino juntaba sus manos, preparando su técnica de transferencia mental.

Aneko pudo sentir cómo sus instintos le advertían de estos ataques... Pero con solo ver los sellos manuales, fue capaz de identificar lo que eran.

La sombra de Shikamaru se unió con la de Aneko, mientras las serpientes se enroscaban alrededor de su cuerpo.

—¡Técnica de transferencia de mentes!

El cuerpo de Ino cayó de rodillas mientras su conciencia volaba hacia Aneko.

Aneko ni se intentó mover cuando la técnica impactó. Durante unos segundos, los ojos de Aneko brillaron con el característico destello de la posesión.

Ahora, Ino, en el cuerpo de la asesina, sonrió.

—Transferencia éxi... ¡Agh!

Se llevó las manos a la cabeza mientras el cuerpo de Aneko comenzaba a moverse por voluntad propia, rompiendo las serpientes y avanzando contra la sombra de Shikamaru.

Shikamaru frunció el ceño mientras sentía cómo su cuerpo comenzaba a moverse como si nada, imitando a Aneko.

—No es buena idea entrar en mi cerebro —declaró Aneko por una boca secundaria que se formaba en su mejilla, mientras Ino intentaba contestar con su boca principal.

Finalmente, Ino fue expulsada abruptamente de vuelta a su cuerpo, jadeando y con las manos temblorosas.

—¡¿Qué es esa mente?! —Ino maldijo mientras analizaba mentalmente. —Ya entiendo… Su cerebro es anatómicamente diferente al mío. De hecho, parece que tiene más formas de usar su conciencia además del cerebro… Mi mente no es acorde a su estructura…

Shikamaru rápidamente despegó su sombra y cambió sus sellos para usar una técnica más ofensiva, donde su sombra se transformó en varios tentáculos oscuros.

Sin embargo, Aneko comenzó a esquivar sin dificultad...

Es problemática... —pensó Shikamaru mientras ella simplemente evadía.

Será mejor que la ataque yo también...—analizó Sasuke mentalmente mientras activaba su Mangekyō Sharingan—Está claro que pelear cuerpo a cuerpo no es lo más adecuado...

Finalmente, Aneko usó sus manos para atrapar los tentáculos de sombra y tiró de ellos, obligando a Shikamaru a deshacer la técnica mientras tomaba distancia.

—¿Eh? —Aneko se hizo a un lado, esquivando una gran flecha de chakra de color morado cubierta en llamas negras.

Hubo una gran explosión, donde ella desapareció, reapareciendo detrás de Sasuke, quien estaba protegido por su Susanoo.

Es difícil seguirla con la mirada... —pensó el Uchiha mientras sus ojos se encontraban con los de ella.

Por una milésima de segundo, pensó en usar algún genjutsu visual… Pero la idea se disipó al instante al notar que la mirada de la asesina estaba protegida por una córnea anómala.

Aneko lanzó un golpe rápido. Sasuke intentó recubrir su Susanoo con el Amaterasu. Sin embargo, ella detuvo su golpe antes de tocarlo, generando una onda de choque.

Sasuke salió disparado mientras su protección chocaba con todo a su paso, dejando llamas negras en la vegetación.

En ese momento, Chōji se apresuró a atacar, transformándose en una esfera gigante que giraba a gran velocidad directo hacia Aneko.

Aneko simplemente lo esquivó antes de darle una patada suave al costado, lanzando a Chōji en otra dirección, derribando varios árboles a su paso y dejando una franja en el suelo.

Tan pronto se quedó quieta, una figura rápida apareció a su lado... Una con un aura verde brillante...

Un puñetazo viajó directo al rostro de la asesina, sin embargo, ella no tardó en atraparlo con su mano.

Las puertas...—pensó Aneko, fijándose en cómo la fuerza de Lee había aumentado. —Está en la sexta...

Lee atacó tan rápido como pudo, pero ella se mantuvo a la par mientras lo evadía, desviando sus ataques y bloqueando otros más.

—¡Séptima puerta! —pensó Lee, pasando a un aura azul.

Aneko se percató del cambio.

—Aza Kuhaku... —exclamó Lee, empezando a lanzar una serie de puñetazos a gran velocidad contra ella.

—Ay, no... —comentó Aneko, mostrándose preocupada.

Lee lanzó golpes rápidos con toda su fuerza, cubiertos en llamas. Aneko se apresuró a bloquear cada uno con sus manos desnudas mientras el aire entre ambos se estremecía.

Por otro lado, Sasuke se había reincorporado, colocándose junto a Shikamaru.

—Ya basta de juegos. Será mejor hacer un mejor plan.

Shikamaru juntó sus manos mientras analizaba la situación.

—Parece que Lee puede presionarla en ese estado. Debemos tomar distancia un momento y aprovechar su momento de mayor apertura para atacar. ¿Puedes usar tu técnica?

Sasuke asintió.

—Bien, me prepararé...

En la pelea entre Aneko y Lee, la albina salió volando varios metros, dejando un rastro de sus pies en el suelo.

—Es rápido...—pensó Aneko antes de colocar sus brazos en X para recibir una poderosa patada. Salió disparada a través de la vegetación, destrozando todo a su paso.

Tras aterrizar, ella hizo un gesto, notando que se había roto los brazos y recibido daño interno.

Lee atacó nuevamente, apareciendo detrás de ella.

—¡Shinudora!

El cejudo juntó sus manos, formando un tigre de chakra azul.

Segunda puerta... —pensó Aneko antes de moverse tan rápido como pudo, colocándose detrás de Lee. Lo agarró del tobillo y lo lanzó hacia atrás. Lee cayó de espaldas, disparando su ataque al cielo, donde estalló en una poderosa ráfaga de plasma que iluminó el firmamento.

Aneko finalmente lo lanzó hacia arriba y, cuando estaba en el aire, cerró sus puertas.

En ese momento, ella se giró, guiada por sus instintos...

Una gran cantidad de tigres de tinta se dirigían hacia ella.

Se apresuró a destruirlos, pero...

—¡¿Eh?!

Para sorpresa de la asesina, las criaturas estallaron en explosiones de tinta, empapando sus manos y parte de su cuerpo.

—Esta tinta...

En ese momento, Sai hizo un sello manual.

—Arte ninja... ¡Tinta expansiva!

Aneko se percató de cómo la tinta comenzaba a extenderse desde su mano al resto de su cuerpo.

El olor de esa tinta era en extremo penetrante, además de ser viscosa y pegajosa.

Aneko intentó removerla, pero Sasuke apareció frente a ella, mirándola directamente a los ojos.

Por instinto, bloqueó su vista, evitando ver el Sharingan. Inmediatamente, disparó con el Amaterasu.

Aneko se movió tan rápido como pudo, esquivando el disparo de fuego negro. Mientras tanto, Sai se concentraba aún más en su jutsu, extendiendo la tinta por los brazos de la asesina.

—¡Ahora voy yo! —exclamó Chōji mientras hacía crecer su cuerpo.

El Akimichi creció a un tamaño colosal y, acto seguido, lanzó un pisotón contra ella.

Aneko estaba a punto de esquivarlo, pero Shikamaru e Ino se apresuraron a lanzar sus jutsus en conjunto nuevamente, logrando detenerla por un segundo. Fue tiempo suficiente para que Chōji la pisara.

El plan está funcionando... —analizó Shikamaru.

A primera vista parecía que todos estaban improvisando, pero la realidad era otra.

Desde el inicio, Ino había usado su jutsu de transferencia mental para conectar con todos los demás.

Sasuke y Lee transfirieron su conocimiento sobre los instintos de Aneko, basándose en lo que ella misma les había contado cuando los conoció.

Con esta información, la estrategia de Shikamaru se basó en distraerla sensorialmente.

Usando el jutsu de Sai, saturaron su olfato y tacto, mientras su adaptación contra el Sharingan neutralizaba su vista.

Aún quedaban el oído y el gusto, pero ninguno de ellos tenía la habilidad necesaria para detectar la sombra o el jutsu de destrucción mental de Ino.

Aunque Aneko podía sentir sus intenciones por medio de sus otros sentidos, el hecho de que atacaran todos a la vez podía dificultarle detectar la dirección exacta de los ataques.

Ahora estaba levantando el peso de Chōji gigante sobre ella, mientras la tinta seguía expandiéndose por sus brazos.

Arte ninja... ¡Sellos supresores! —pensó Sai.

La tinta en el cuerpo de Aneko comenzó a expandirse formando sellos.

Aneko podía sentir cómo sus piernas se hundían en el suelo. Aunque podía levantar el peso, el suelo no lo soportaba.

Rock Lee se reintegró, colocándose a veinte metros de ella. Sasuke se colocó en la dirección opuesta a la misma distancia.

Es ahora... —pensó Sasuke mientras su cuerpo comenzaba a recubrirse de fuego. Estaba en modo chakra, de color azul, como el de Obito.

El Uchiha colocó sus manos adelante mientras una esfera de fuego brillante se formaba, girando con una intensidad cegadora.

El aire a su alrededor se distorsionaba por el calor, y el suelo bajo sus pies comenzaba a derretirse.

—¡Ultra Plasma! —exclamó Sasuke.

—¡Shinudora! —pensó Lee.

Perfecto... —pensó Shikamaru mientras realizaba sellos manuales.

Chōji desapareció en una nube de humo. Shikamaru había usado la invocación para sacarlo instantáneamente.

Tan pronto como Chōji apareció en su tamaño normal junto a Ino, Sai y Shikamaru, golpeó el suelo con las manos.

—¡Estilo de roca, muro de roca!

Aneko se percató de los dos ataques que venían en dirección a ella a gran velocidad.

—¡Esperen un segundo! ¡Esto es demasiado! —exclamó Aneko, mostrándose preocupada.

Desde lejos, se pudo ver una enorme explosión cuando las dos técnicas chocaron con Aneko en medio.

El suelo estalló, la roca se derritió a su alrededor y la temperatura ambiental alcanzó niveles sofocantes, distorsionando el aire.

—¡Qué pelea tan juvenil! —exclamó Gai desde lejos—. Aunque creo que... Jiraiya me va a matar.

El campo quedó calcinado, y durante unos segundos, el silencio fue absoluto.

El humo se disipó lentamente, dejando ver a Aneko de pie en el centro del cráter, intacta, aunque su cabello se había tornado de color negro al igual que sus ojos, mientras algunos rasguños se habían generado el la superficie de su cuerpo.

—Por poco... pensé que no lo lograría... Me pusieron nerviosa —declaró ella.

—¿Pero si está intacta...? —pensaron todos. —¿Acaso está intentando ser amable?—

Finalmente, Aneko escupió, dejando ver que se había tragado los cascabeles.

—No se quemaron.

Sasuke la observó, desconcertado, luego entrecerró los ojos.

—¿Te los… tragaste?

Aneko asintió con naturalidad, limpiándolos con la manga.

—Era mi mejor opción... creo.

Sai la miró con incredulidad.

—¿Crees?

—Bueno, yo puedo soportar el fuego… pero los cascabeles de Kakashi no. Creo que al cejudo no le hubiera gustado si se quemaban...

Sus ojos se suavizaron mientras colocaba los cascabeles de vuelta en su cabello.

—Me asustaron por un momento.

Finalmente, Gai empezó a reír mientras aplaudía.

—¡Buen trabajo! La juventud siempre tiene margen para crecer. Fue suficiente... Aunque... si hubieras perdido los cascabeles, creo que Obito podría haberse aparecido en espíritu solo para quejarse.

Aneko ladeó la cabeza.

—¿En serio haría eso?

Gai asintió con total seriedad.

—Oh, lo haría. Su espíritu no conoce límites.

Con esto dicho, todos se dejaron caer al suelo, jadeando, mientras que Aneko hizo un gesto de confusión.

Sasuke miró los cascabeles, frustrado.

—No pudimos ni tocarlos.

Aneko encogió los hombros.

—Pero casi los destruyen... ¿Eso cuenta?

Su cabello y ojos volvieron a su tono natural mientras le devolvía los cascabeles a Gai.

Finalmente, estiró sus brazos, relajada. Todas las lesiones habían desaparecido. No tenía un solo rasguño. No parecía afectada en lo absoluto.

Ni siquiera su ropa… La cual, al estar hecha de su cabello, era más fuerte que el acero, resistente al fuego y podía repararla fácilmente en un instante si se bañaba.

—Eres increíblemente fuerte, Aneko —comentó Rock Lee, con admiración en la voz—. Me pregunto... ¿cómo llegaste a ese nivel? ¿Trabajo duro?

Aneko se detuvo, inclinando ligeramente la cabeza hacia Lee, como si no estuviera segura de cómo responder.

—¿Eh? ¿Eso? —contestó mientras jugaba con un mechón de su cabello—. Supongo que... pasó.

—¿Qué pasó? —repitió Sasuke, frunciendo el ceño.

Aneko se encogió de hombros mientras se dejaba caer al piso, sentada.

—No sé... enfrenté una situación, me esforcé un poco, me adapté, y ahora soy así. Esa es la historia.

—Vamos, no es tan simple —dijo Shikamaru, levantándose un poco del suelo—. Nadie llega a ese nivel solo esforzándose un poco.

Aneko miró al cielo, como si intentara poner en palabras algo tan complicado.

—Mmm... bueno, ¿cómo decirlo? Digamos que, cuando era más joven, la vida no me dejó muchas opciones. Enfrenté una y otra situación, vida o muerte. Había que ser fuerte o... bueno, decidí ser fuerte, supongo.

—¿Hablas de entrenamiento extremo? —preguntó Ino, curiosa.

—Algo así... —Aneko sonrió ligeramente, aunque había un destello de melancolía en sus ojos—. Aunque digamos que... fue de una manera poco convencional. Muchos lo hicieron, pero nadie llegó a este mismo nivel... Supongo que tuve suerte.

—¿Eso significa que tienes talento natural? —insistió Rock Lee, fascinado.

Hubo un momento de silencio. Aneko miró a Lee, luego a sus propias manos.

—¿Talento? ¿Trabajo duro? —repitió, reflexionando en voz baja—. No lo sé... Supongo que soy... Eh... soy Aneko. Supongo que es por eso que soy fuerte.

La respuesta dejó a todos un poco confundidos. Gai dio un paso adelante, interesado.

—¿Qué quieres decir con eso?

Ella lo miró, rascándose la cabeza como si buscara una explicación más clara. No sabía cómo expresarlo.

—Creo que no sé cómo explicarlo... podría decirse que la naturaleza me ayudó un poco.

El grupo se quedó en silencio, intentando procesar esas palabras. Aneko, sin embargo, parecía despreocupada.

—Pero, ¿saben? Al final, supongo que no importa cómo obtienes tu poder —añadió, mirando al suelo—. Yo creo que lo importante es qué haces con él.

Los demás intercambiaron miradas. Rock Lee asintió, comprendiendo el mensaje.

Gai levantó el pulgar con una sonrisa de aprobación.

—Bien dicho, Aneko. Ese es el verdadero espíritu de un guerrero.

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En otra parte de la base rebelde…

Jiraiya estaba en lo alto de un techo junto a Tsunade.

—¿Cómo te sientes? —cuestionó Tsunade.

Jiraiya solo miró al cielo antes de responder.

—Estoy bien… ¿Por qué la pregunta?

Tsunade simplemente se encogió de hombros.

—No nos hemos visto en persona desde hace dos años. Anoche apenas fuimos a comer, pero todo el tiempo hablamos sobre lo de Naomi, Aneko, Neji... Incluso en nuestros contactos indirectos durante estos años, solo hablas de la misión...

Jiraiya se volteó para devolverle la mirada.

—Lo siento, sé que estás preocupada, pero ¿qué quieres que haga? ¿Que hablemos del clima? Sabes muy bien que estamos en una época de crisis... Y estoy a la cabeza de los rebeldes.

Tsunade agachó la cabeza antes de morder ligeramente su labio.

—Sé muy bien eso... Pero somos amigos desde niños, fuimos compañeros en la guerra... Incluso en esas épocas difíciles eras capaz de sonreír de forma genuina, hablar de cosas fuera de ello... Chicas, anécdotas, planes a futuro, libros... Incluso cuando ocurrió lo del Kyū...

Antes de que Tsunade continuara, Jiraiya levantó una mano en señal de que se detuviera.

—Suficiente, sé a dónde quieres llegar...

Tsunade juntó sus manos mientras bajaba la cabeza.

—Sé que esto te afecta profundamente... Sé cómo se siente. Solo quiero que sepas que no estás solo en tu pérdida.

Jiraiya simplemente sonrió antes de levantar el pulgar.

—Jajaja... Claro que no lo estoy, te tengo a ti, están los muchachos... Es solo que estamos en un mal momento, no tienes que ponerte tan dramática.

Tsunade entrecerró la mirada antes de meditarlo.

Lo sabes... Pero en el fondo te sientes solo... Aunque sonríes... Y demuestras tu lado más amable... Simplemente estás aparentando...—pensó ella, pero no sabía cómo abordarlo.

Jiraiya nunca fue de los que se echaban a llorar o se mostraba vulnerable en los peores momentos... Siempre afrontaba la situación con una sonrisa y viendo el lado positivo.

O eso quería que todos vieran.

Tsunade, por otro lado, era expresiva con sus sentimientos… Muchas veces ahogándose en ellos.

Por mucho tiempo, y en muchas ocasiones, debido a esto, no se había percatado de cómo su amigo, aunque era extrovertido y amigable, era muy reservado en realidad.

—Oye, Jiraiya… lo de hace cuatro años, cuando enfrentaste a...—

Un grito interrumpió a Tsunade.

—¡Señor, tenemos actividad en la barrera! ¡Un chakra poderoso ha entrado! Se mueve rápido y se dirige hacia la base... ¡ESTAMOS EN ALERTA!

La expresión de Jiraiya cambió al oír aquella voz. Se trataba de Inoichi.

—¿Qué!? ¡Díganme lo que pasó! —exclamó Jiraiya al notar la intensidad de la situación y la desesperación en la voz del Yamanaka.

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Minutos antes, en el centro de Monitoreo de la Base Rebelde

El ambiente en la sala de detección era tranquilo. Un grupo de ninjas sensoriales monitoreaba las barreras protectoras de la base. La luz suave de las antorchas parpadeaba en las paredes mientras uno de ellos bostezaba discretamente.

El ninja Aoda miró al centro, donde había una gran burbuja gigante de agua flotando, la representación de la barrera.

—Nada de actividad… todo anda muy tranquilo.

Anko bostezó.

—Qué aburrido...

Por su parte, Ao simplemente se encogió de hombros mientras observaba la burbuja.

—Bueno, después de todo, esta base está bien oculta. Nadie puede atravesar las barreras sin activar las alar...

De repente, las luces de chakra de la barrera comenzaron a parpadear violentamente. La burbuja de agua tembló desde un punto mientras se tornaba completamente roja.

—¡¿Qué demonios…?! —exclamó Aoda.

—¿Qué ocurre!? —preguntó Anko, desconcertada.

La expresión relajada de Ao cambió a una alterada mientras el sudor frío resbalaba por su frente.

—¡Intruso! ¡Hay una intrusión en la base! ¡Nivel de chakra desconocido, pero altísimo!

En ese momento, Inoichi corrió desde su oficina para colocarse junto a la burbuja, notando cómo todos los demás ninjas sensoriales se habían tensionado, sobre todo Ao.

—¡Señor! ¡Tenemos un problema! —exclamó uno de los ninjas encargados de formar la barrera.

—¿Intrusos? ¿Cuántos son? —cuestionó el Yamanaka, frunciendo el ceño.

Aoda tragó saliva.

—Uno solo...

—… ¿¡Uno!?

Ao estaba sudando frío.

—¡Pero el chakra que posee es inmenso! La barrera se estremeció cuando fue atravesada.

Inoichi se apresuró a hacer un sello manual.

—Me comunicaré con Jiraiya-sama!

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Después de haber avisado a Jiraiya, una alerta masiva se disparó por toda la base...

—¡INTRUSO DE ALTO NIVEL DETECTADO! ¡TODOS LOS NINJAS DE RANGO A Y S, DIRIJANSE A LA POSICION ENVIADA!

...

En la armeria, se podía ver a Suigetsu y Mangetsu Hozuki, ambos sentados mientras trabajan en sus armas...

Suigetsu meneo una de las espadas mientras que Mangetsu estaba afilando la otra. Sobre una mesa descansan Nuibari, Kabutowari y Shibuki.

Suigetsu estaba jugando con la Kiba, paseando una mano por el filo.

—Oye, oye, ¿crees que podría electrificar a alguien con esto?

Mangetsu simplemente continuo limpiando el filo de la kunikiribocho.

—Deja de jugar con eso… eres pésimo con la electricidad.

Antes de que el hermano menor se quejara, la alarma mental sonó...

—¡INTRUSO DE ALTO NIVEL DETECTADO! ¡TODOS LOS NINJAS DE RANGO A Y S, DIRIJANSE A LA POSICION ENVIADA!

Suigetsu se detuvo mientras una sonrisa dentada se dibujo en su rostro.

—…¿Intruso?

Mangetsu también sonrió mientras levantaba la cabeza.

—Por fin algo divertido.

Los hermanos toman sus espadas y se dirigen rápidamente hacia el mercado.

...

En el cielo de la Base, se podía ver a una mujer sobrevolando la base a más de 100 metros de altura.

Se trataba de Kurotsuchi, la nieta del Tsushikage Onoki, ella sobrevolaba la base, vigilando el área.

—Todo parece normal… otro día cualquiera— Comento para si misma —Bueno, mi turno terminara pronto.

Sin embargo, antes de que bajara para descansar...

—¡INTRUSO DE ALTO NIVEL DETECTADO! ¡TODOS LOS NINJAS DE RANGO A Y S, DIRIJANSE A LA POSICION ENVIADA!

Kurotsuchi cambio su mirada mientras cambiaba su mirada en dirección al pueblo...

—¿Qué demonios?

Sin más, ella aumento su velocidad, dirigiéndose hacia la fuente del chakra.

...

En otra zona secreta de la base... Se podía ver una zona de vegetación congelada, rocas y un aire sumamente frío...

En el centro, se podía ver como Haku estaba sentada en pose de loto en el centro, mientras respiraba con calma.

Pero su meditación fue interrumpida...

—¡INTRUSO DE ALTO NIVEL DETECTADO! ¡TODOS LOS NINJAS DE RANGO A Y S, DIRIJANSE A LA POSICION ENVIADA!

—Uh!?— En un instante ella desapareció en un parpadeo, sin que siquiera el aire a su alrededor se perturbara.

...

En otro taller...

—Es una broma?— Pregunto Kankuro luego de escuchar la alarma.

—Tal parece que hay que trabajar— Concluyó Temari mientras preparaba su abanico.

...

Finalmente, en el campo de entrenamiento...

—Oh! Parece que estamos siendo invadidos, es momento de hacer que la juventud brille!— Exclamó Gai.

Lee sonrió mientras chocaba su puño contra la palma de su otra mano.

—Bien!

—Que problemático...— Declaró Shikamaru.

Aneko por su lado se vio intrigada.

—Eh... Paso algo?—

La base entera estaba en alarmas, sin embargo solo era la alarma para ninjas registrados, los rebeldes de bajo rango o civiles no podían escucharla... Está era una medida para evitar el pánico innecesario.

En caso de algo mucho más grave, se daría una alarma general y un protocolo de evacuación.

Por lo tanto Aneko no podía oírla... Sin embargo, gracias a sus sentidos, podía saber que los ninjas a su alrededor tenían una región del cerebro activa cuando recibían está clase de mensajes.

—Bueno, ya lo veremos, puedes acompañarnos— Declaró Gai.

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En el centro de la base...

El mercado está lleno de vida. Los civiles recorren los puestos, algunos comprando armas, otros buscando comida o materiales. Las voces de vendedores resuenan en el aire mientras el sol ilumina las calles adoquinadas.

Pero entre la multitud, una figura destaca.

Una mujer con postura calmada, cabello en punta de color negros y ojos sumamente oscuros, y una mirada juguetona, ella paseaba de un lado a otro con prisa en su caminar, casi corriendo como una niña en una jugueteria...

Estaba vestida con una camiseta negra, un pantalón blanco olgado, y sandalias.

—¡Qué lugar tan lindo!

Se detiene frente a un puesto de juguetes de madera. Se agacha y examina un pequeño carrusel con figuras talladas de caballos que giran cuando lo empujas.

—¡Ohhh! ¡Qué lindo!

Empieza a girarlo con un dedo.

—¡Gira, gira, gira!

El vendedor la observa de reojo, sin saber cómo reaccionar. Su presencia era... Extraña.

—Em… ¿puedo ayudarte con algo?

Ella solo rio.

—¡No, gracias! Solo estaba mirando. ¡Sus juguetes son adorables!

Sin más salió corriendo a otro puesto... Ahora era un puesto de telas.

Sin más, tomo una bufanda larga y la sostiene frente a ella, envolviéndola alrededor de su cuello, luego se poso frente a un espejo mientras giraba en sus talones.

—Mmm… ¡me queda bien! ¿Qué opinas?

Se gira y le pregunta directamente a un niño que pasaba por allí con su madre.

El niño se queda en silencio, mirandola con asombro. La madre lo agarro del brazo, alejándolo rápidamente mientras desviaba la mirada del chico.

—No mires... Está loca...

La mujer solo levanto una ceja

—Envidiosa... Oki no jajaja

Sin más volvió a dejar la prenda en su lugar antes de correr al siguiente puesto.

—¡Ohhh, qué rico huele aquí!

Se acerca a un vendedor que cocina pinchos de carne y brochetas de verduras.

—¡Uno de esos, por favor!

El vendedor, era un hombre robusto con un delantal grasiento, quien tranquilamente le preparo las brochetas, mientras la miraba de reojo.

—¿Eres nueva por aquí?

—¡Síp! ¡La comida está deliciosa! ¿Siempre cocinan así de bien aquí?

El vendedor no responde. Solo asiente lentamente observando con recelo....

La chica continuo corriendo de lado a lado... Llamando más y mas la atención de las personas a su alrededor...

A medida que avanza, los murmullos se hacían más y mas intensos. La presencia de esta mujer se vuelve más difícil de ignorar.

En cada paso, cada visita, dejaba tras de sí una sensación de desconcierto en la multitud.

Finalmente ella llegó al centro mientras terminaba de comer de su pincho...

Ahora, todas las miradas estaban sobre ellas... Su aspecto peculiar y desconocido, además de la peculiar aura que tenia... En menos de 10 minutos, todo el mercado tenía los ojos sobre ella...

Ella sonrió al notar que todos se habían quedado en silencio.

—¿Por qué todos están tan callados?— Pregunto con una sonrisa.

Finalmente levanto una mano haciendo un gesto de saludo para todos.

—¡Hola a todos! Es un placer conocerlos!

El mercado permanece en silencio por un segundo, la gente se empezó a alejar en silencio ante lo bizarra que era la situación...

Finalmente, 4 Anbu cayeron alrededor de ella, apuntando le con sus armas.

—ALTO AHI! IDENTIFIQUESE!

Ella solo empezó a reir mientras un aura oscura la recubria...

—Muajajajaja...

Los Anbu dieron un paso atrás, mientras uno de ellos Murmuró...

—Eso fue una risa de villana?

—Definitivamente...— Comento el otro.

La mujer levanto su mano al cielo señalandolo.

—¡Prepárense para los problemas!

Los ANBU intercambian miradas, confundidos.

Ella se apoyo sobre su talón girando sobre sí misma dramáticamente.

—¡Y más vale que teman!

El líder Anbu hizo un gesto de incredulidad debajo de su máscara

—¿Qué está haciendo…?

La mujer salta sobre una caja cercana, alzando los brazos en el aire, mientras hace su voz más dramática y una pose heroica.

—¡Para proteger al mundo de la devastación!
¡Para unir a los pueblos dentro de nuestra nación!

El último Anbu se palmeo la cara

—¿Esto es una broma?

Finalmente ella los señaló con el dedo mientras su aura de hacía más potente.

—¡Para denunciar los males de la verdad y el amor!
¡Para extender nuestro reino hasta las estrellas!... Hamak... Digo Haruhi!

Por un momento su voz cambio haciendo una pose de victoria.

—Maki! Y Yami así es!

—¿Haruhi Hyuga…? De los 10 generales de Naomi?— Murmuró uno de ellos sin poder evitar dar un paso atrás

Hamaki cerro los ojos dramáticamente mientras colocaba una última pose epica.

—¡El equipo Naomi viajando a la velocidad de la luz!

En ese momento, un fuerte viento sopla, el silencio se hace evidente una vez termina su presentación... Despeinado su cabello... Se queda en silencio unos segundos mientras indiscretamente intenta reacomodarlo...

—¡Argh! ¡este viento!

Los Anbu guardaron silencio mientras que ella terminaba de arreglarse... Finalmente sonrió.

Bien, ya estás dónde querías... En serio vas a hacer esto?... Puedo ver qué muchos ninjas de alto rango fueron enviados— Comento Yami notando la tensión del ambiente.

Hamaki solo rio con ligereza.

—Es necesario— Concluyó ella mientras veía como los Anbu se miraban entre si.

Bueno, por fin haces algo divertido Maki, ni siquiera lo consultaste con tus nietos—

Los ANBU se quedan completamente en silencio, simplemente mirándola con incredulidad.

—¿Qué… acaba de pasar?

Hamaki finalmente adopta una pose de villana de nuevo, levantando el dedo índice hacia el cielo.

—¡Ríndanse ahora o prepárense para luchar!

Los ANBU no responden.

—…

Hamaki tosió antes de insistir.

—¡Les dije que se rindan ahora o se preparen para luchar!

Uno de los Anbu suspiro.

—¿Rendirnos?... En serio estás es uno de los 10 generales?

Hamaki asiente con confianza.

—No se contengan.

—No importa lo ridícula que parezca, sigue siendo Haruhi Hyuga. ¡Ataquen!

—¿Estás seguro de que es una amenaza real?

Hamaki pone una mano en su cadera y se lleva la otra al mentón, murmurando para sí misma con una sonrisa juguetona.

—¿Soy una amenaza… o una bendición?

Sin perder tiempo, dos ANBU se lanzan hacia ella con espadas desenvainadas. Hamaki, sin perder su sonrisa, se desliza hacia un lado con gracia, permitiendo que las hojas pasen a milímetros de ella.

El tercer ANBU lanza sellos explosivos hacia su espalda. Hamaki atrapa uno con dos dedos, deteniéndose a inspeccionarlo.

—¿Esto explota?— Pregunto mientras tomaba el papel bomba sin encender

El Anbu grito antes de lanzarse al ataque, mientras ella guardaba el papel tranquilamente en su bolsillo.

—para después...

En un destello, Hamaki aparece detrás del ANBU ataca y con un rápido movimiento, le quita la máscara de un tirón.

El ANBU se congela, y Hamaki se coloca la máscara, mirándolos a través de ella mientras reía.

—¡Miren! Soy un búho!

Levanta los brazos como si estuviera “volando” en círculos alrededor del grupo.

—Búho… búho… o lechuza?...  BUHO!

—¡Devuélvela!

Los 4 atacaron a la vez mientras ella solo se reía... Después de unos segundos los 4 estaban inconscientes en el piso, mientras los civiles miraban desconcertados...

Desde el tejado, Suigetsu y Mangetsu Hozuki observaron la escena por completo... Queriendo analizarla.

Suigetsu se cruzó de brazos mientras fruncia el seño.

—… ¿Estoy viendo esto bien? En serio es una general?... No debería ser... No se... Más intimidante?

—¿"Haruhi Hyuga"?— Mangetsu se veía más precavido —Acaso nos encontraron? Naomi sabe esto?... Debemos atraparla e interrogar por el bien de toda la base

Suigetsu salta al suelo, aterrizando frente a Hamaki.

—Oye, ¿acabas de hacer una entrada de villana del montón? Pareces graciosa, y me gusta cortar las cosas graciosas.

Hamaki rio dramáticamente mientras se giraba con un intento de sonrisa psicópata... Pero solo era una mueca torcida parecida a una sonrisa.

—¡Error! ¡Soy Haruhi Hyuga! ¡La villana definitiva!... No solo una villana, soy una super villana!

—Y la diferencia?

—La presentación (⁠ ⁠╹⁠▽⁠╹⁠ ⁠)

Suigetsu cambio su mirada por una muy confusa.

—No sé si quiero pelear o pedirte un autógrafo…

Hamaki sonríe mientras levanta un dedo.

—se pueden las 2!

Suigetsu se quedo en silencio, mientras Mangetsu suspiro profundamente... No esperaba esa actitud de un general de Naomi, pero ya se había resignado.

—No bajes la guardia… aunque sea un circo viviente.

Fin capitulo 24

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