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21 [Futuro incierto]

2 años atrás.

—M-mierda... —pensó Hinata mientras se miraba a sí misma.

La asesina estaba en la superficie de la luna, sobre una plataforma de entrenamiento donde había decenas de estructuras destruidas. Usaba un pantalón negro, una camiseta del mismo color y su chaqueta atada alrededor de la cintura.

Se veía sucia y llena de moretones...

—¡Mmm, vas mejorando! Tu afinidad elemental con el rayo es muy buena —exclamó Hamaki desde el reino espiritual.

Hinata solo se dejó caer al suelo mientras tomaba aire, observando el vacío del espacio.

Era algo absurdo ver su situación actual: entrenando fuera de la Tierra... Incluso era algo gracioso que pudiera respirar allí. Después de todo, se supone que no hay atmósfera ni plantas.

Pero, aparentemente, era cosa del buque de energía en la luna, capaz de simular una microatmósfera, aunque era distinta en muchos aspectos a la terrestre.

Hinata finalmente se sentó en el suelo mientras miraba sus manos.

—Apenas estoy pudiendo con la postura del rayo y el cielo... Pero cambiar de una postura a otra es demasiado difícil —admitió la asesina.

Hamaki solo rió mientras juntaba las manos.

—Es solo cuestión de relajarte y practicar lo suficiente. No te sientas frustrada; se trata de mover el cuerpo en sincronía con el alma y el chakra —contestó la abuela Hyuga.

Hinata apretó los puños mientras bajaba la mirada.

—Lo siento... Pero realmente no soy tan buena estudiante como quisiera. Al paso que voy, tardaré años en aprender las 8 posturas... Las Yin y Yang... Mucho menos podré aprender la técnica que me demostraste —confesó Hinata, a lo que Hamaki solo sonrió antes de pasar la mano por su cabello.

—Tienes muchas preocupaciones, hija mía. Entiendo que estás en una situación difícil, lo cual no te permite estar en el mejor momento para aprender algo como esto. Pero no te preocupes, porque yo estoy aquí —declaró con una sonrisa.

Hinata solo miró a su abuela mientras esta le alcanzaba la mano.

—Déjame enseñarte un truco. Te será muy útil cuando domines más de una postura, y te ayudará a cambiar rápido de elemento. Además, es la clave que uso para las posturas complejas —declaró la Hyuga.

Hinata asintió antes de estrechar su mano.

En unos segundos, la Hyuga se puso de pie nuevamente, ahora siendo Hamaki quien tenía el control.

Hamaki sonrió mientras levantaba las manos.

—Bien, sabes lo que son los sellos manuales, ¿no? Básicamente, son un método o lenguaje que permite al usuario manipular el chakra de manera eficiente, darle forma, un elemento, potencia, etc. —explicó brevemente.

Hinata asintió.

—Así es... Antes me dijiste que, con el Juken verdadero, reemplazas los sellos manuales por posturas donde usas todo el cuerpo para hacer eso de manera ágil —contestó Hinata.

Hamaki asintió con una sonrisa mientras sus dedos empezaban a rodearse de chakra.

—Así es, al menos ese es el principio para las posturas básicas... Pero, cuando usas posturas complejas, mezclando más de un elemento de forma consecutiva, eso no basta; hay que simplificar.

—¿Simplificar?

—Usualmente, en el ninjutsu, entre más sellos manuales tiene una técnica, más compleja es. A su vez, entre más ágil es el ninja, puede ejecutar esas mismas técnicas con un solo sello o incluso con una leve seña de las manos, como haces tú con tu Karaishin.

Hinata asintió. Siempre parecía que simplemente lo activaba de un momento a otro, pero originalmente la técnica requería 15 sellos consecutivos. Lo perfeccionó hasta necesitar solo un gesto imperceptible de sus manos.

Hamaki finalmente encogió los dedos, donde cada uno se cubrió de un chakra diferente.

En la mano izquierda tenía:

Pulgar: Elemento Yin.

Índice: Trigrama de Lago.

Medio: Trigrama de Cielo.

Anular: Trigrama de Montaña.

Meñique: Trigrama de Tierra.

En su mano derecha estaba así:

Pulgar: Elemento Yang.

Índice: Trigrama de Fuego.

Medio: Trigrama de Viento.

Anular: Trigrama de Rayo.

Meñique: Trigrama de Agua.

—Yo hago lo mismo. En total, existen 8 trigramas, juntando 2 elementos más. El truco para hacer posturas complejas es aprender a usar cada parte individual de tu cuerpo y moldear chakra simultáneamente mientras simplificas.

Hinata se sorprendió al ver cómo Hamaki extendía las manos.

La mujer comenzó a disparar distintas técnicas al aire: fuego, lava, hielo e incluso disparos de tres elementos, como el elemento Jiton...

Levantaba rocas usando sus pies, a la vez que disparaba sus técnicas de manera variada contra las mismas, destruyendolas.

—Esta es la técnica de los 10 dedos elementales. Es mi base para usar las técnicas que quieres lograr, tanto el Unity como el Infinity. En el Unity, tengo que atacar con las 64 técnicas del Juken en consecutivo. Eso implica una agilidad entre cambios de elementos que acumula energía elemental. Puedes hacerlo con casi nada de chakra y, al terminar, puedes recuperarte, aunque el costo es el dolor espiritual. Eso lo apoyo con el uso de esta técnica para no fallar mis golpes.

Finalmente, Hamaki extendió las manos en extremos opuestos.

—El Infinity, por otro lado, requiere haber aprendido primero el Unity, ya que es su inversión. En esencia, pueden hacer lo mismo, pero el Infinity no requiere acumular la energía con los 64 golpes consecutivos. En cambio, juntas los elementos en uno solo mientras usas cánticos y una danza para compensar la falta de energía acumulada. El problema es que gasta cantidades monstruosas de energía, no daña el alma directamente y no te recupera. Aun así, puede decidir un antes y un después en una pelea, incluso contra seres más poderosos que tú.

La mano izquierda de Hamaki se cubrió con los 5 elementos presentes en ella, formando una esfera negra, mientras que en la derecha ocurría lo mismo, pero con una esfera blanca.

Finalmente, las unió, dando como resultado una masa transparente y esférica. El aire parecía curvarse en su interior.

—Esta es la forma básica del Infinity. Aún no es capaz de dañar nada, ya que carece de potencia. Por esta razón, es la única técnica del Juken que requiere cánticos y posturas: para canalizar el chakra.

Hamaki adoptó una postura mientras comenzaba a danzar con habilidad, al tiempo que recitaba cánticos.

Al instante de terminar, un aura más potente de rayos morados la recubrió, tornándose oscura. Esto se debía a que desintegraba la luz que entraba en contacto con la técnica, lo que la hacía lucir de aquel color aunque fuera transparente.

Al dispararla al espacio, alcanzó una velocidad monstruosa, alejándose una enorme distancia hasta explotar en una masa de luz morada y oscuridad.

Hinata observó con incredulidad.

—Pero... No te sorprendas mucho. Aunque es la técnica ofensiva más potente que existe, también tiene puntos débiles —declaró Hamaki con una sonrisa.

—¿Puntos débiles?

—Tres en total... El primero, es otro infinity... Una colisión entre 2, haría que se cancelen. La otra, es el golpe acumulado del unity... Es la más complicada, ya que teóricamente es muy difícil que alguien acumule ese poder y sea atacado por el infinity... Pero en dado caso, el unity lo anularía su chocan.

—Y la última?

—Energia natural. Es la debilidad más importante, aunque se requieren cantidades monstruosas y concentradas, lo cierto es que la energía natural es capaz de cancelarse junto al infinity... Existen 3 escenarios, el primero es donde el infinity es más potente que la energía natural, destruyendola... El segundo, es donde están igualados y ambos desaparecen, y el tercero dónde la energía natural es excesiva y en consecuencia el infinity solo causa un daño antes de desaparecer.

Hinata se llevó una mano al mentón.

—Eso también aplica al unity?

Hamaki solo rio.

—Para nada... El unity, aunque solo destruye una cosa o a alguien, su golpe siempre eliminará al objetivo... No importa lo que sea, su tamaño, poder o cantidad de energía común o natural que use para reforzarse... Incluso, seres como los Biju o semejantes, serían borrados para siempre. Aunque Infinity es muy poderoso y de hecho más versátil, amenazante y peligroso, lo cierto es que tienes más posibilidades de sobrevivir que si recibes el unity de lleno...

Hinata se sorprendió al oír eso...

—Abuela... Tengo una pregunta, me la he estado haciendo desde que te conozco... Espero no ofenderte.

Hamaki hizo un gesto de curiosidad.

—Claro! Puedes preguntarme lo que quieras!

—Lo que pasa es que... Eres una persona muy noble y de gran corazón, además eres pacifista... Porque te esforzarse tanto en aprender un Taijutsu que es tan mortal?... Cualquiera de los 64 movimientos básicos, ya es una condena de muerte para la mayoría...  Infinity puede destruir por completo a algo o alguien... Y unity, es lo que describes, pero básicamente está hecho para acabar con seres vivos... Sin mencionar que destruye el alma del objetivo... Porque decidiste aprender... Mas bien, crear algo como esto? Digo... Es increíble pero, porque tú?—

Ante aquellas palabras, Hamaki se quedó en silencio... El ambiente de la nada, se había opacado mientras que la Hyuga mayor solo miro al horizonte, con una mirada que su nieta no había visto nunca.

Por primera vez, se podía notar tristeza en los ojos de Hamaki... Hinata al percatarse de aquello, rápidamente intento cambiar de tema, pero antes de que siquiera hablara, Hamaki solo soltó una pequeña risa, algo incomoda que resonó por el vacío, para finalmente dejarse caer al suelo acostada.

—lo que dices es verdad... Es un Taijutsu en extremo letal, capaz de combinar ninjutsu, ninshu, Taijutsu, medicina e incluso genjutsu... Pero, no negare que me gusta. Pero mas que eso... Lo hice porque, quería ser fuerte... Con todos los años que vivi y podría haber vivido... Me di cuenta de que existían cosas más importantes o grandes que mi moral, capaces de hacer mucho daño a la gente que quiero, como a todo el mundo....

Hinata se quedó en silencio mientras Hamaki sonrió amargamente.

—Alguien tenía que hacerlo... El punto del juken, la razón por la que Hamura alguna vez lo pensó e intento crear... Era para enfrentar amenazas que en antaño, solo el y su hermano podrían enfrentar, después de que murieran. Desgraciadamente, nunca lo completo, y es un conocimiento muy limitado. Debo admitir, que aunque lo domino, la realidad es que aun me falta mucho por aprender para usar todo su potencial

Hinata se sorprendió al escuchar eso.

—Todo su potencial?

—El juken, es la maestría misma del chakra... Nunca dejas de aprender y evolucionar. Además, nunca aprendí senjutsu, y de ahí vienen más y más aprendizajes... Deberías saberlo Hina-chan... El chakra, tiene potencial infinito.

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En la vida real...

—¡Ugh!... —Hinata abrió los ojos antes de sentarse de golpe.

La Hyuga miró a su alrededor, observando el bosque y la fogata junto a la que estaba acostada. A un lado, Akamaru descansaba recostado en el suelo, finalmente su mirada se posó rápidamente en la luna llena que brillaba en el cielo.

—Ya despertaste... Me alegra ver eso —escuchó una voz. Al voltearse, pudo ver que se trataba de Neji.

Hinata lo observó con cautela, para luego mirar a sus lados. Allí estaban Kiba y Shino, guardando silencio.

La Hyuga simplemente se acomodó en silencio mientras se colocaba frente a ellos.

—Hola... Ha pasado tiempo —declaró Hinata con tranquilidad.

Kiba solo suspiró antes de contestar:

—No tienes que ser tan formal, Hinata —dijo el Inuzuka, entrelazando las manos.

Shino se acomodó los lentes antes de hablar.

—Nos salvaste la vida hace un momento. Es cierto que tenemos diferencias, además de que eres una traidora... Pero creo que te has ganado el derecho a explicarte. Te debemos una.

—Además, si Neji confía en ti, no es por cualquier cosa —añadió Kiba mientras pasaba la mano por el pelaje de Akamaru.

El Inuzuka ya sabía algo: Neji fue una de las personas que más sufrió cuando Hinata y Naruto traicionaron a la aldea. Aunque quería entender las razones, lo cierto es que no lo había pasado muy bien.

No era posible que, de un momento a otro, hubiera perdonado a Hinata... Y más considerando que el último momento en que se vieron fue el mismo día que murió Tenten.

Hinata solo agachó la cabeza antes de colocarse de rodillas. Para sorpresa de los ninjas de Konoha, se inclinó ante ellos.

—No... En realidad yo les debo a ustedes una disculpa y muchas explicaciones.

Kiba se apresuró a colocar sus manos sobre los hombros de la Hyuga.

—Oye... No tienes que hacer eso. Es vergonzoso... Además, ya dijimos que te escucharíamos —declaró el Inuzuka, ayudándola a sentarse en un tronco cercano.

—Mejor come algo. Tengo el presentimiento de que va a ser una conversación larga —dijo Neji mientras tomaba una taza de madera de un pergamino. A continuación, sirvió un poco de sopa del caldero sobre la fogata.

—Vale... Pero denme un momento, por favor —contestó Hinata antes de colocar su tazón en el tronco y levantarse.

A la vista de los tres, caminó hasta el cadáver de Hamaki. Realizó algunas posturas de una danza, conjuró unas palabras y finalmente tocó a su abuela.

Los tres ninjas de Konoha observaron con sorpresa cómo los ojos rosados de Hamaki empezaron a abrirse nuevamente.

—¡Holi! ¡Estoy de regreso! —exclamó Hamaki, casi saltando del futón.

Sin embargo, ante la mirada de todos, cayó de cara contra el piso tan pronto intentó ponerse de pie para saltar.

—¡Oh! ¡Perdón! ¡Mi error! —exclamó la Hyuga, mientras los demás la miraban con una gran gota de sudor en sus frentes.

Esto se debía a la falta de su alma en una pierna y un brazo, por lo que no podía moverlos.

—Jutsu de reanimación... —pensó Hamaki, mientras usaba su única mano para hacer una seña y luego tocaba su brazo y pierna.

A continuación, pudo levantarse como si nada.

—¡Este jutsu es muy útil! ¡Debería usarse en medicina, ¿no creen?! —preguntó mientras tomaba asiento a un lado de Kiba, a lo que Akamaru se levantó cariñoso, y le dio una lamida en la cara.

—¡Lindo perrito! —dijo, acariciando el pelaje del animal, quien empezó a menear la cola. Kiba simplemente se encogió de hombros.

—Supongo que se lo ganó... Me da algo de miedo, pero admito que se ganó mi respeto.

Neji solo rió antes de tomar otro tazón.

—Veo que, de alguna forma, puedes estar viva en medio de todo... No nos conocemos mucho, pero me alegra que estés de nuestro lado —dijo el Hyuga mientras le pasaba el tazón lleno de sopa.

—Gracias, eres muy amable, nietecito, aunque yo sí te conozco muy bien. Digamos que he observado al clan Hyuga desde otro reino durante años —contestó antes de darle un sorbo a su comida.

Al instante, su expresión cambió a una mirada brillante mientras empezaba a devorar la sopa rápidamente.

—¡Ahh! ¡Está buena! ¡Cuánto tiempo sin comer nada! La comida es uno de los mayores privilegios y gustos de la vida. Extrañaba la sensación. Más de 400 años sin saborear nada —declaró con una gran sonrisa.

Los ninjas de Konoha, al igual que Hinata, no pudieron evitar reír un poco por eso. Los primeros lo hicieron por su actitud, además de que era simple comida militar, rehidratada y de sabor bajo.

—Eh... Me alegra que te guste —contestó Neji.

Hinata, por su parte, sonrió mientras negaba con la cabeza antes de hablar.

—Lo siento, abuela. En estos tres años no te dejé probar nada, no lo había pensado —admitió ella mientras empezaba a beber de su sopa.

—Oh, no te preocupes. Igual no es tan importante —dijo Hamaki con tranquilidad, disfrutando de su comida.

Kiba, Shino y Neji no pudieron evitar sentir la tranquilidad que transmitía Hamaki. De un momento a otro, la tensión había desaparecido por completo con su presencia.

Aunque era increíblemente fuerte y daba miedo la posibilidad de enfrentarse a ella como oponente, transmitía un aura muy alegre a su alrededor.

...

En la mente de Hamaki...

Hasta que al fin te dignaste a regresar a tu cuerpo... —sonó una voz en el interior de Hamaki.

La Hyuga solo sonrió antes de mirar dentro de su mente. Frente a ella estaba su versión oscura, con los brazos cruzados y mirándola con indiferencia.

—¡Holi, Yami!... Ha pasado mucho tiempo. Me alegra ver que sigues aquí. Me preocupé las últimas veces que estuve en mi cuerpo; estuviste callada —dijo Hamaki mentalmente, mientras la maldición simplemente se encogía de hombros.

En estos tres años, has estado dos veces en este cuerpo sin intención de quedarte. Ni me molesté —contestó la maldición con indiferencia.

—Lo siento, lo siento... Estaba algo ocupada. Admito que es raro volverte a escuchar después de 400 años sin ti. Te extrañé mucho —dijo la Hyuga, lanzándose a abrazar a su yo oscura. Pero Yami solo recibió el abrazo, gruñendo e intentando escapar.

—¡Ya! ¡Ya! ¡No es para tanto!

—¡Claro que sí! Tengo mucho que contarte. Además, conocí a la maldición de mi nieta. Se llama Kuri. ¿Habrá forma de que la conozcas? —preguntó Hamaki con una sonrisa, mientras la maldición suspiraba, dejando de intentar escapar.

—¿Kuri? Suena a algo que le pusiste tú...

—¡Sep! Vamos a charlar un poco. Los niños estarán hablando de cosas personales allá afuera, así que mientras nos ponemos al día.

Tsk...

...

En el exterior...

Los cuatro observaron incrédulos cómo Hamaki se quedaba con la mirada perdida.

—Bueno, debe estar hablando con Yami, la maldición alojada en su cerebro —analizó Hinata en voz alta antes de voltearse hacia los demás—. Será mejor que vaya directo al grano con ustedes. Hay mucho que explicar... Es una larga historia, pero, a estas alturas, creo que no será difícil para ustedes creerla.

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En algún lugar lejano...

Se podía ver uno de los Árboles de la Muerte, con hojas de color blanco. Este estaba ubicado en Kirigakure.

El árbol era tan grande que podía verse desde cualquier isla del país y casi tocaba el cielo.

—Aún no logro dar con esto... —declaró una voz masculina mientras tiraba algunos pergaminos al suelo.

Se trataba de Tobirama Senju, quien estaba dentro del tronco del árbol. Su habitación tenía la apariencia de un gran estudio: había notas, pergaminos y libros por todo el lugar, además de un escritorio, un librero, armas y una cama. Finalmente, Samehada descansaba apoyada contra un muro junto al escritorio.

El Hokage se dejó caer en la silla mientras juntaba las manos.

—Llevo cuatro años trabajando en esto, como Naomi-sama me lo pidió... Pero no he sido capaz —se recriminó a sí mismo.

En ese momento, el Senju se percató de cómo dos figuras aparecían de la nada en medio de su oficina.

—Naomi-sama, señorita Shion... Es un placer tenerlas por aquí. ¿A qué debo el honor? —dijo el Hokage, inclinándose ante las mencionadas, quienes se habían teletransportado—. Lamento mucho lo ocurrido con Hamaki Hyuga. Ya recibí la noticia de su traición.

Naomi observó la habitación mientras se llevaba una mano al mentón. Shion permaneció en silencio.

—Eso no importa ahora. He venido para supervisar mi pedido... Veo que sigues trabajando en mi petición, pero también noto que no has tenido éxito —declaró la Uchiha mientras caminaba por la habitación.

Tobirama rápidamente se percató de algo inusual: la Uchiha llevaba una chaqueta blanca sin mangas, hecha de tela de la cueva Ogumo. Sin embargo, debajo, su cuerpo estaba cubierto por una sustancia negra. Se trataba de Zetsu Negro.

Ahora que Naomi no podía alimentarse y su salud se había deteriorado por el golpe de Hamaki, utilizaba al sirviente de su abuelo como soporte. Con él, no era necesario comer y podía suprimir el dolor y las heridas internas.

La otra opción habría sido permanecer en modo sabio, como hacía Hinata para disminuir su necesidad alimenticia. Pero en ese momento, Naomi no quería usar energía natural. Tenía sus razones.

—Lo lamento mucho, mi señora. Aún no he podido recrear el Edo Tensei como me lo solicitó —contestó él.

Naomi suspiró antes de juntar las manos.

—Debo admitirlo: en vida fuiste muy astuto. Pensar que le pediste a Kagami Uchiha que eliminara tus recuerdos de la técnica... Al final, Orochimaru fue el único que logró recrearla basándose en lo que dejaste antes de morir.

Tobirama asintió.

—El Edo Tensei original me tomó diez años de estudio... Pero, al final, mi yo del pasado se arrepintió de lo que creó y lo destruyó, al mismo tiempo que le pedí a mi alumno que eliminara esos recuerdos. Sin embargo, parece que mi otro alumno, Danzō, también rescató algo de esa información sin mi consentimiento.

El Senju finalmente preguntó:

—¿Aún no hay pistas sobre el paradero de Orochimaru?

Naomi se encogió de hombros mientras se apoyaba contra un muro.

—Creo que está muerto.

—¿Eh? —Tobirama se mostró incrédulo ante esta noticia.

—Hace unas horas apareció una criatura muy similar a Aneko Goremane, pero con peculiaridades. Entre ellas, una genética descomunal, la capacidad de consumir energía natural del entorno con solo su presencia y un dōjutsu que desconozco, aunque entiendo que es de procedencia Hyuga. Esa criatura luchó contra Hamaki.

Tobirama reflexionó un momento antes de preguntar:

—A juzgar por tu mirada y tono de voz... Puedo ver que estás interesada en esa criatura.

Naomi rió antes de responder:

—Tan observador como siempre. Sí, me interesa. Desde que supe que absorbía energía natural, le pedí a Hamaki que la estudiara... Los resultados son fascinantes. Envié un equipo Hyuga a explorar el recorrido de muerte que dejó. Finalmente, dimos con un laboratorio de Orochimaru. Mi conclusión: la criatura es su creación, pero probablemente se salió de control. Y, a juzgar por las ropas, los rastros de pelea, el aroma y otras pruebas, concluyo que Orochimaru fue consumido.

—Esa criatura... Suena como una amenaza para nosotros. Si es como Aneko, quién sabe qué tipo de monstruo pueda llegar a ser en el futuro.

Naomi asintió.

—Así es. Realmente es muy peligrosa. Además, parece que quiere ir tras mis árboles. Debo decirlo... Si logra conseguirlo, se convertirá en un monstruo difícil de detener. Pero, según lo que dejó entrever Hamaki, parece que es capaz de acceder a los recuerdos de lo que consume, o eso está en su código genético.

Al instante, la expresión de Tobirama se transformó en horror.

—Mi señora... Eso quiere decir que ella...

—Así es. Probablemente tenga el Edo Tensei entre su arsenal. Y tengo la sensación de que puede sacarle mucho más provecho que Orochimaru. Debo admitirlo: sus probabilidades son infinitas. Y te lo aseguro, esa cosa no es tonta. Ahora que sufrió una derrota, debe estar lamiéndose las heridas. Probablemente sea más cuidadosa.

Tobirama asintió mientras juntaba las manos.

—Ya veo... Pero noto que está usted muy tranquila al respecto.

Naomi sonrió con una expresión desquiciada mientras sus ojos brillaban. Una pequeña carcajada salió de sus labios.

—Jajajaja... Eso es porque tengo un plan. Esa criatura es una de las dos variables inestables e impredecibles. Para ganar este juego, debo domesticar a la bestia. Le pondré un lindo collar y será mi sirvienta. Mientras tanto, estoy controlando los medios. Y pronto, la segunda variable hará acto de presencia.

Finalmente, Naomi posó su mirada en Shion.

—Dime, Shion, ¿qué piensas? Veo que has tenido una visión.

La sacerdotisa asintió antes de hablar.

—Señorita Naomi, solo veo cómo su grandeza se levanta con el poder definitivo —declaró la mujer antes de levantar un dedo—. Pero debo advertirle... Lo que veo está distorsionado. El futuro es demasiado incierto. Veo que, aun con todo el poder, queda una figura capaz de oponerse.

Naomi hizo un gesto de curiosidad.

—¿Qué figura?

—Veo... Cabello blanco... —fue todo lo que Shion pudo explicar..

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En otro lugar lejano...

Aún bajo la luz de la luna llena y la oscuridad, se podía observar un gigantesco árbol. Era tan inmenso que sobrepasaba las nubes, con su tronco totalmente oscuro y hojas de un tono anaranjado que emitían un brillo peculiar.

En la parte más baja, a los pies del árbol, se veía lo que parecía ser una pequeña aldea. Pero no era una aldea cualquiera.

Estaba llena de estatuas de sapos, desde pequeñas casas hasta otras muy grandes, acompañadas de plantas secas que no eran comunes en ninguna otra región del mundo. En el centro, una fuente con forma de sapo adornaba el lugar, con una pequeña cascada detrás por la que apenas goteaba un líquido verdoso.

Había otras cascadas más, pero de agua común. Todas se veían secas.

Este era el lugar que alguna vez fue conocido como el Monte Myōboku, que ahora tan solo era una sombra de lo que alguna vez fue.

En medio de aquel desolado paisaje, una figura caminaba en silencio.

La aldea estaba tan deshabitada y tranquila que sus pasos resonaban claramente a kilómetros, sin que el débil sonido de la fuente de aceite pudiera competir.

La figura avanzó con calma hasta llegar a un palacio abandonado. Al entrar, se dirigió a un altar donde descansaba el único habitante que quedaba en aquella aldea.

—Oh... Joven Naruto, veo que has regresado —habló Gamamaru, el gran sapo anciano.

Naruto permaneció en silencio antes de contestar:

—Anciano, actualmente existe una perturbación en la energía natural. Sé muy bien que la has sentido. Quiero que me des información —respondió el Jinchūriki con indiferencia.

Gamamaru permaneció calmado, con su sonrisa habitual, mientras juntaba las manos.

—¿Una perturbación, dices? ¿No será cosa de esas monstruosidades de árboles que creó tu jefa? —cuestionó el sapo, a lo que Naruto apretó el puño.

—No se haga el gracioso... Hablo de una criatura. Mi misión es encontrarla y contenerla —declaró el Jinchūriki.

Gamamaru tomó un respiro, pareciendo meditar. Tras algunos segundos en ese estado, el gran sabio de las profecías suspiró.

—Esto es obra de la idiotez humana... Jugar con cosas que no deberían. Esa criatura es producto de eso. Ahora, ustedes, que ya estaban jugando con lo prohibido desde la concepción de esos malditos árboles, intentan controlarla. Esa mujer... Tu señora está loca, Naruto —declaró el sabio.

Naruto solo sonrió antes de responder:

—No eres tan sabio después de todo. La señorita Naomi sabe muy bien lo que hace. Una vez que se propone un plan, es imposible detenerla. Estoy seguro, y tú lo sabes bien. Si ella se ha propuesto domar a la criatura, es porque sabe que puede hacerlo.

El gran sapo, de repente, cambió su expresión a una de horror. Había tenido una visión.

Podía verlo.

—Naruto... Sé que aún queda algo de ti ahí dentro. Debes evitar esto. Esa mujer no puede hacerse con un poder como ese. Lo que ella quiere... Veo a un...

Naruto rió antes de aplaudir.

—Veo que has tenido una visión del futuro...

Ante la mirada del gran sabio, Naruto estiró su mano, formando un Rasengan de color oscuro y apuntándolo hacia el sapo.

—Dime, Gamamaru-sama... ¿Qué es lo que ves?

El sapo dejó escapar un gruñido mientras apretaba las manos.

—Veo... A la criatura más poderosa de todos los tiempos. Una diosa distorsionada y corrupta, nueve Bijūs, los diez frutos malditos... El poder absoluto... Ella logra su objetivo. Decenas morirán, el mundo entero caerá. Rebeldes, demonios e incluso los muertos se arrodillarán ante ella...

Naruto asintió.

—Suena agradable. En ese caso, encontraré a la criatura y la capturaré para ella.

Gamamaru gruñó.

—Escucha, Naruto... Le hablo al verdadero que queda en tu interior. Incluso si eso ocurre, aún existe una esperanza...

El sapo finalmente reveló su profecía:

> "Cuando la sombra más oscura caiga sobre este mundo,
una diosa rota se alzará desde el caos,
creando un poder más allá de lo conocido,
una forma más terrible que el mismísimo Jūbi,
una abominación que devorará la luz misma."

> "Su canto será de muerte y su reinado de destrucción,
su presencia destrozará las estrellas y los cimientos del cielo.
Pero no será el fin... no será el olvido."

> "En medio de la ruina,
cuando incluso los valientes doblen sus rodillas,
una sabia de cabello blanco se alzará,
con los ojos de los antiguos y el alma de los siglos."

> "Con su puño y su espíritu,
ella desafiará lo imposible,
y el mundo verá una batalla como nunca antes,
donde la vida y la muerte se fundirán en un solo instante."

> "En el último aliento de esperanza,
la unión se levantará,
su sangre llevará el peso de las generaciones,
y su sacrificio será la última llama que ilumine la oscuridad.
Los débiles se levantarán, y la diosa caerá."

Naruto quedó incrédulo ante aquella profecía, para finalmente sonreír.

—Interesante... Tal parece que Naomi-sama logrará sus objetivos. Y si hablas de la figura de cabello blanco y la de cabello rojo, no me preocupan. Van a morir muy pronto.

Gamamaru solo miró a Naruto, abriendo los ojos tanto como pudo.

—Naruto, espero que tu alma encuentre algo de consuelo en mis palabras... Es lo único que puedo decir para sembrar esperanza en ti.

En ese momento, los ojos azules y apagados del rubio brillaron brevemente, como si algo en su interior mostrara una señal de agradecimiento.

Finalmente, el Jinchūriki señaló al sapo.

—Bien, suficiente de eso. Quiero que dejes de decir inutilidades. Ahora, dime... ¿Dónde está la criatura? Sé que, como el gran sabio que eres, deberías poder sentir su presencia.

Gamamaru suspiró antes de empezar a hablar...

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En la aldea rebelde...

—Vaya... Entonces, ¿esta es la cosa que describiste, Sasuke? ¿El fruto? —cuestionó la doctora Yorima mientras observaba lo que Sasuke había colocado sobre la mesa.

El Uchiha, vestido con una chaqueta negra y su prótesis puesta, miraba el objeto mencionado.

La doctora inspeccionó el fruto utilizando ninjutsu médico. Lo examinó de arriba abajo antes de concluir:

—No sé qué sea esta cosa... Pero puedo sentirlo: hay vida en él y una cantidad monstruosa de chakra. Tal vez deba hacer algunos estudios para saber más... Dijiste que lo encontraron en lo alto de un Árbol de la Muerte?

Sasuke asintió.

—Así es... Nuestra nueva aliada lo consiguió.

Yorima tomó un bisturí con cuidado. En un movimiento delicado intentó perforar la piel del fruto con su herramienta, pero... Crack.

El bisturí se rompió tan pronto como ejerció fuerza.

—Interesante...

Sasuke asintió antes de hacer una seña.

—Yo me retiraré. Tsunade-sama dijo que te lo dejara a ti para estudiarlo. Ella pronto vendrá a ayudarte. Te deseo suerte.

La doctora asintió.

—Bien, yo me encargo.

El Uchiha estaba a punto de marcharse cuando, de pronto...

¡CRACK!

—¿¡Eh!?—

Ante la vista de Sasuke y la doctora, dos figuras irrumpieron rompiendo la ventana.

—¡¿Pero qué demonios?! —exclamó Yorima mientras una rápida figura la envolvía y otra tomaba el fruto.

Sasuke intentó detenerlas de inmediato, pero una sensación de calor invadió todo su cuerpo.

—¿Qué significa esto? —gritó la doctora.

Una vez que todo se calmó, se podía ver a Aneko y Yasu en medio de la habitación. De la espalda de Aneko habían salido múltiples brazos arácnidos que envolvían a la doctora, mientras uno de ellos tomaba el fruto.

—¿Q-qué...? —Sasuke se apoyó en la pared, observando la escena. Sentía su cuerpo arder por dentro y estaba sonrojado, mientras su mirada se dirigía a Yasu.

—Oh... Lo siento, guapo. Mi culpa —declaró la asesina, quien emitía una enorme cantidad de feromonas.

Por su parte, Aneko miró fijamente a la doctora, quien también estaba sonrojada ante la presencia de Yasu.

—Te encontré... "Romi-chan" —declaró Aneko sin despegar la mirada de la médica.

Yorima abrió los ojos de par en par al escuchar aquellas palabras y contemplar a Aneko.

—¡Tú eres...! ¡La asesina de Orba! Y esos brazos... ¿Cómo demonios los tienes tú? ¡¿Cómo sabes ese apodo?! —exclamó Yorima.

En un instante, la doctora se transformó en agua para escapar del agarre y tomar distancia. De un momento a otro, su apariencia cambió, dejando ver su verdadera forma:

El Jinete del Agua.

—¡¿Pero qué demonios?! —exclamó Sasuke sin entender nada, mientras Yasu sonreía.

—Descuida, yo estoy igual de perdida... Supongo que Aneko nos debe una explicación, pero puede esperar.

La demonio gruñó mientras daba un paso atrás.

—Mierda... Me encontraron. Después de tanto tiempo camuflada, me han encontrado en un segundo...

Aneko finalmente dio un paso al frente, comenzando a ocultar sus patas de araña.

—¿Podemos hablar?

Fin del capítulo 21.

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