
Sana y Tzuyu: devoción a ti
Nunca te hacen ver el lado oscuro de lo que es estar enamorada de una persona que se supone no debería gustarte para nada, debido a su trabajo Sana había hecho hasta lo imposible para quitarse de la cabeza a aquella chica que había llegado con una dulce sonrisa a los entrenamientos y es que estaba estrictamente prohibido sentir algo por una persona a la que le daba clases, no por su diferencia de edad la cual tampoco era tan significativa sino más bien porque parecía que eso iba a nublarle la cabeza convirtiéndola en un ser demasiado importante y las preferencias se notan demasiado.
Al no querer tener ningún tipo de inconveniente con su mejor amiga a lo mejor que pudo llegar a hacer es irse de vacaciones por una semana lejos del lugar en donde se encontraba, a un sitio que ni ella supiera en dónde quedaba cada cosa y completamente sola para poder tener una máxima experiencia de lo que es el lugar, aunque fue excelente y conoció a muchas personas que le hicieron sentir en casa no puede negar que en cada momento que pasaba en lo único que podía pensar era esa chica taiwanesa tan misteriosa por la que cayó al instante.
Nunca antes la había pasado y era algo que no sabía cómo transmitirlo, sobre todo cómo debería tomarse el hecho de que siempre había dicho que nunca iba a llegar a enamorarse hasta enamorarse repentinamente, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba condenada al amor por una persona que se notaba que lo único que quería hacer era recibir sus clases y nada más. Eso la ponía bastante triste pero sabía muy bien de que debía comenzar a hacer una persona profesional y dejar que esos latidos de su corazón desenfrenados se alejaran lentamente.
Porque así como se había acercado ese amor hacia ella también pudo haberse alejado, lamentablemente para ella no fue así y de una manera u otra caía otra vez las garras de lo que sentía por la menor, llegando al punto en el que se daba cuenta de lo extraño que se podían llegar a comportar las personas que sentían amor por alguien más y sobre todo por quienes quieren conquistar a otra persona.
Minatozaki Sana, era una mujer que no tenía la necesidad ni siquiera de coquetear porque con una simple mirada o una sonrisa ladina hacía de todo con el universo, todas las chicas que han estado con ella no es porque se les haya acercado sino porque estas mismas se acercaron porque al instante sintieron curiosidad al verla, era un don que parecía que llegó de la nada y que lo utilizó de la forma más sabia posible, es decir estando con cualquier chica que se le acercara porque era lo mejor que podía hacer y eso lo consideraba como una excelente experiencia que tarde o temprano le iba a ser útil.
Por ejemplo cómo le está pasando ahora, las tantas veces que ha intentado tener alguna clase de cercanía hacia la chica que ahora está frente suyo con las piernas cruzadas, en todo eso ha fracasado.
Tzuyu, se ha dado su lugar y siempre ha sido fiel a lo que siente por su amiga, lo que ha provocado que la japonesa se sienta con el corazón roto por primera vez en su vida, experimentar el amor es una de las cosas que ella le tenía más miedo y es que consideraba que era una de las tantas cosas que provocaban que el ser humano se atontara a tal punto de que todo el tiempo que lo pudiera tener en una actividad que la haga sentir bien a sí misma se vuelca hacia la persona por la que sientes algo.
Muchas veces lo dijo y al final terminó siendo verdad, no había un milisegundo en el que ella no se asomara para ver cómo iba la menor en las clases, sonreía y de vez en cuando le mandaba ciertos regalos para que supiera de que la estaba apoyando aunque sea en la lejanía porque había dejado las cosas muy claras y es que nunca iban a llegar a tener algo porque no sentía nada por ella.
No es que la castaña al ser la única persona que no le ha hecho caso la considera como un reto, sino más bien el hecho de que la haga sacar ese lado suyo es lo que más realza el enamoramiento que ha sentido desde la primera vez que la vió, a pesar de que se siente mal porque no siente lo mismo por ella aún así siempre ha hecho todo lo posible para apoyarla de una u otra forma, solamente su mejor amiga se compara con las cosas que ha hecho por Tzuyu.
Considera que son las únicas dos personas importantes en su vida y ahora se da cuenta de que ha perdido a una de ellas por lo que no quiere perder a la chica que está en la habitación con ella.
Ambas se cambiaron de habitación a las seis de la mañana y ninguna de las dos puedo hacer ningún tipo de protesta, a ambas les cubrieron los ojos al igual que los oídos como para que no escuchara ninguna de las cosas que se estaban diciendo por fuera de las habitaciones, al entrar a lo que ellas asumían que era la habitación que les tocaba les quitaron lo de los oídos y justo cuando se cerró la puerta es que pudieron quitarse lo de los ojos, a partir de ese momento comenzar los minutos para que ellas tuvieran esa reunión que han estado postergando por tanto tiempo y es que ninguna de las dos quería herirse porque a pesar de que ya habían dejado las cosas bastante claras desde un inicio, se habían tenido bastante cariño y eso era porque fue su profesora desde el primer día.
"Tzuyu...". Musitó aquel nombre que era el causante de las noches en vela desde hace un gran tiempo.
"Tú y yo ya hemos dejado las cosas claras". Tzuyu, sí tenía esa hora de ser una chica muy dulce y tranquila, cosa que era, pero cuando debí a dejar las cosas claras para que ninguna de las dos partes saliera herida más de lo que ya lo estaban se convertía en una persona diferente y sacaba aquellas garras a las que ella mismas les tiene miedo. "Tuve suficiente con lo que pasó ayer". Ni siquiera parecía que la quería dejar hablar y eso es algo que la japonesa consideraba que estaba mal porque no había dicho nada malo.
Solo había pronunciado su nombre de la forma más tranquila del mundo para que supiera de que no estaba enojada ni que tampoco quería llegar a algún tipo de acuerdo, ambas ya habían llegado a una lastimosa conclusión y en esa la única que salía afectada era la mayor porque la contraria se sintió bastante aliviada porque era el gran paso que tenía para poder estar detrás de Chaeyoung, Sana al principio no entendió porque sabía muy bien que amar también es dejar ir; sin embargo, al darse cuenta como la taiwanesa pasaba casi todos los días llorando sintiéndose mal le hizo saber que no quería apartarse por completo.
Ella podía llegar a ser una persona importante para la contraria, un hombre con el que ella pudiera llorar y una persona que la apoyaría hasta el fin de los tiempos por qué es lo que le ha transmitido a ella desde el primer momento en el que se vieron a los ojos y es algo que también le quiere devolver porque es lo mejor que ha pasado en toda su vida al punto de que hasta cree que ha mejorado como persona.
"Tzuyu, no te estoy pidiendo que lleguemos a una negociación porque esa ya se ha dado, solo quiero comenzar a tener la misma amistad que estábamos teniendo anteriormente". Frunció las cejas y caminó hacia la ventana como lo había hecho su mejor amiga, no podía creer que ahora era ella la que estaba en esa posición y con eso comprendía el dolor que estaba pasando la pelinegra. "Sé que fui demasiado directa y me precipité en decirte las cosas pero quiero que sepas que lo hice con...". Tomó aire. "La mejor intención del mundo porque no te quería romper el corazón o algo por el estilo".
"Para serte sincera eres una de las pocas amigas que tengo aquí en Corea, desde el principio me demostraste que no importaba de dónde venías sino la persona que eras y eso hizo que dejara de lado aquellos prejuicios que no me dejaban vivir la vida". El labio inferior de la japonesa temblaba. "Pero solo te veía como una amiga y nada más que eso, lo dije en muchas ocasiones que sentía algo por Chaeyoung y tú en esos momentos de baja tomaste la decisión de decirme que sentías algo por mí, eso me hizo sentir como que quitaste la importancia de que yo estaba sufriendo por alguien".
"No quise que lo vieras de esa forma, solo quería expresar lo que sentía porque no podía parar de pensarlo y me dolía el hecho de tener que ocultar lo que he comenzado a sentir por primera vez en mi vida". Chou, mantenía la vista fija hacia la misma pared desde que llegaron y ya eran las nueve de la mañana lo que significaba que habían pasado tres horas. "Tú eres muy importante para mí y lo que menos quiero es que creas que te he minimizado por lo que siento, pero tampoco puedo dejar de lado lo que me duele porque también debería ser importante".
Ambas se miraron, espadas y escudos salieron de esas miradas, esos ojos tan puros que por mucho tiempo llegaron a posarse por tanto tiempo que pensaban que el tiempo se detenía y que ahora no era nada más que una guerra para ver quién caía primero, era obvio quién lo haría pero harían todo lo posible para convertirse la persona más fuerte del mundo sin importar que eso las llevara a la locura.
Sano no era una persona que se caracterizara por llorar o expresar sus sentimientos de forma transparente, siempre lo hacía con frases que dejaban ver un poco la situación actual que estaba pasando pero de ahí nada más, eso se vio cuando estuvo junto a Mina, una persona que quería hacerse la fuerte cuando lo único que estaba buscando era un abrazo de su mejor amiga y dejar pasar todo lo malo que les había pasado por no sentir lo mismo mutuamente.
El llanto que había estado aguantando por tanto tiempo quería salir lo más pronto posible, nunca había llorado frente a una persona y las pocas veces que llegó a hacerlo en su vida era que estaba demasiado ebria cosa que lo achacó a eso pero de resto era alguien tan fuerte que parecía que era un robot.
Claro, ese comportamiento había aparecido de la nada en los últimos años de su vida, cuando era joven mostraba abiertamente la persona que era y nunca tuvo ningún problema con nadie hasta que le hicieron saber que lo peor que podía llegar a hacer era demostrarle al mundo lo que tenía su corazón porque eso iba a ser arma de doble filo. Y lo que menos quería era salir herida por más que es lo que está viviendo ahora.
"Perdón por lo que dije". Sorpresivamente la que se estaba disculpando era ella y no la contraria. "Nunca tuve que haberte dicho lo que sentía".
"Sana". La llamó pero ella no quería mirarla a los ojos porque le rompería el corazón aún más de lo que lo está sintiendo. "Por favor mírame otra vez". A pesar de que las dos parecían ser dos fieras que hacen todo lo posible para poder ocultar lo que sienten, eso no quitaba que dentro de esas capas de dureza existieran dos chicas que lo único que quieren es vivir la vida mando a la persona que tienen en su corazón.
Tzuyu la tomó de las mejillas, una acción que era bastante normal entre ellas, ese simple roce de pieles que parecía que la estaban quemando por completo por dentro hizo que le mirara los ojos y que desistiera un momento de la idea de convertirse en la mujer de hierro, y es que el toque de la menor era suficiente como para que todo lo que ella tenía en su interior saliera la luz, era un poder que no le había otorgado sino que de la nada apareció cosa que aún le sorprende.
"He conocido a muchas personas en este mundo y te aseguro que eres una de las personas que tiene el corazón más puro que he visto en mi vida solo que todo el tiempo intentas ser demasiado fuerte contigo misma y con las personas a tu alrededor". Susurro. "Sé que no es tu culpa lo que sientes por mí pero por favor deja de luchar por algo que no tiene ni pies ni cabeza, aquí no hay un punto de partida y lo que menos quiero es verte sufrir".
"¿Por qué de todas las personas con las que he estado en el mundo me tuve que enamorar de ti?". Preguntó quebrándose por completo y sollozando, intentaba ocultar su rostro pero los suaves dedos pulgares de la taiwanesa le limpiaban las lágrimas. "Incluso pude haberme enamorado de Mina". Hipó. "Eres tan perfecta y tal vez por eso es que me enamoré de ti, es una lástima que yo no lo sea para ti".
Chou al escuchar eso frunció los labios, no le gustaba que una de las personas más importantes en su vida se tratara de esa forma y es que por más que había dejado las cosas claras de una forma bastante dura, no iba a dejar que se destrozara de esa forma que tuviera esa clase de pensamientos que estaban mal desde principio a fin, al fin y al cabo era una de las amigas más importantes que había tenido en Corea del Sur.
"Tú eres el ser más perfecto que existe en el mundo y me extraña de que las tantas veces que lo dijiste no te quedó claro". Dijo con un poco de gracia porque era costumbre de que la mayor se repitiera constantemente de que era alguien excelente. "Lo siento por no sentir lo mismo pero no me puedo obligar a enamorarme de ti porque eso sería lo peor que puedo llegar a ser para la amistad que hemos estado preservando desde este momento y no te voy a decir que más adelante eso va a pasar porque no quiero ilusionarte o algo por el estilo, lo peor que puedo llegar a hacer es eso y creo que ya estuviste suficiente con saber que lo que siento no va dirigido hacia ti".
"Perdón por lo que siento por ti". Tzuyu ya había tenido suficiente con lo que decía así que le tapó la boca para que lo dejara de hacer, una de las cosas que más le dolía a una persona es cuando comienza a denigrarse a sí misma por sentir algo por alguien, eso no estaba para nada bien.
"Sana no". Habló al instante en el que vio como la japonesa se intentaba arrodillar. "Deja de hacer eso". Un nudo se le formó la garganta. "No tienes la culpa de esto". Apretó los dientes para hacer todo lo posible para no llorar. "Lo que uno siente es algo que pasa y ya, hiciste todo lo posible para controlarlo porque créeme que me di cuenta las tantas veces que te intentaste alejar de mí pero también entiendo de que no haya funcionado porque yo también estoy pasando por lo mismo y créeme no hay una persona en el mundo que te entienda más que yo pero por favor tampoco actúes de esta forma porque te estás hiriendo a ti misma". También se arrodilló.
"Dame un día más". Todo el rostro de Sana estaba enrojecido y levemente hinchado por el llanto que no cesaba. "Por favor quédate un poco más y te prometo que haré hasta lo imposible para que te sientas bien pero por favor no te vayas". Chou, nunca había visto a Sana de esa forma, era la primera vez que notaba cada parte de ella de una forma demasiado vulnerable y eso le había asombrado y no era para menos.
"Sana, tú y yo sabemos qué es lo mejor para ambas, no tengo nada más que negociar contigo porque no quiero herirte". Su voz se quebró. "Quisiera poder estar un día más contigo porque así disfrutaríamos un poco más, ambas hemos sido muy buenas amigas y hemos pasado por buenos momentos pero solamente tenemos el día de hoy y nada más que eso, perdóname".
Sana estaba tan devastada que se le había olvidado por completo en el lugar en el que se encontraba y que cada una de las cosas que estaba diciendo estaban siendo grabadas, le dió igual el papel que estaba teniendo enfrente de la persona con la que siempre había actuado de una forma distinta y mucho menos que una de sus amigas la estaba viendo por las cámaras, aquí ya no existía una persona que se encontraba bien o estable, era alguien que había perdido a su mejor amiga y que también había perdido a la persona por la que ella sentía el amor y la devoción más grande del universo.
Ahora se encontraba completamente sola y eso le llevaba la tristeza más grande que ha sentido en toda su existencia, una que ni siquiera sabe cómo poder describir e interpretar, lo único que sabes es que la está destrozando por completo y no sabe si va a poder salir ilesa de todo lo que está pasando.
"No puedo jurarte que las cosas irán bien después de esto pero sí que en algún momento nos vamos a volver a encontrar". Tal vez había cometido algún error por haber actuado de esa forma y dicho algo que podía llegar a complicar las cosas, pero si era la única forma de que la persona que estaba arrodillada frente suyo se sintiera mejor entonces lo haría sin problema porque lo que menos quería era destrozar a alguien más porque ya había tenido suficiente con ella misma, una microscópica parte de ella se sentía algo triste por no sentir algo por Sana, aunque también comprende de que las cosas pasan por algo y que puede que no siente eso porque no están destinadas están juntas o por lo menos no tiene las cosas que la persona que ella ama tiene.
A veces la vida es injusta con las personas con las que no debe serlo y se habían dado cuenta de eso cada una de las personas que componían ese gran grupo de amigas que ahora mismo se está destrozando, parecía que no existía nada más que dolor y esos recuerdos que ellas consideraban que era lo mejor que podían haber vivido en toda su vida iban a ser manchados por lo que estaba pasando aunque muchas ocasiones habían dicho de que no iba a ser así, no todo así van a tener esa gran fortaleza como para poder salir adelante.
Con amigos nuevos, tal vez algún lugar nuevo y mucho menos con esos hermosos momentos que sabían muy bien que solo pasarían cuando estaban en grupo, porque de una u otra forma tenían esa unión que las hacía ver como una gran familia y al final terminaron enamorándose la una de la otra, destrozando así lo que era la amistad que habían forjado por tanto tiempo y por más que lo habían intentado en muchas ocasiones porque habían dejado claro de que siempre la amistad iba a ser lo primero fue demasiado complicado.
Sobre todo cuando se comenzaron a confesar porque consideraban que había pasado demasiado tiempo y que lo peor que podían llegar a hacer era seguir ocultando lo que sentían porque eso es lo único que estaba haciendo era destrozarlas poco a poco por dentro, puede que hayan sido demasiado egoístas en ese aspecto pero es que tampoco podían hacer nada más que lo que estaban haciendo porque ya no existía esa felicidad plena de una gran amistad sino más bien parecía un grupo de personas que se había desconocido por completo.
"No quiero que te vayas de mi vida, no por completo". Tzuyu la miró a los ojos y pudo comprender el dolor transmitido en los mismos, era tan fuerte que le estaba partiendo el corazón a ella tanto así que le dolía inmensamente. "No prometo no sentir cosas por ti y lamentablemente tampoco te puedo prometer el intentar estar contigo pero no quiero alejarme de ti". Sus ojos automáticamente se volvían a llenar de lágrimas y es que no podía dejar de llorar porque todo lo que había estado ocultando durante demasiado tiempo estaba saliendo a la luz. "Me tienes de rodilla suplicando que esté aunque sea un poco más de tiempo en tu vida y eso es algo que me hace ver que el amor que siento por ti puede que me esté enloqueciendo".
No hubo respuesta a lo que dijo, parecía que habían optado por el silencio en esos pequeños minutos de la vida que se habían vuelto una gran eternidad para una y fugaces para otra, de pronto la vida había dejado de tener sentido y lo único que importaba era pasar ese poco tiempo que les quedaba juntas.
Ambas estaban cansadas y lo único que querían hacer era dormir o por lo menos intentar hacer todo lo posible para estar en el mundo de los sueños en donde serían felices con sus propios pensamientos, también con esa imaginación y creación de mundos en donde la felicidad sea lo máximo que exista, porque el sufrimiento que están viviendo en este mundo no las está haciendo felices sino más bien las está haciendo saber que no siempre las amistades duran para toda la vida cuando ese pensamiento no lo habían tenido nunca en su vida, ni siquiera con otras cosas que les había pasado porque estaban seguras que nada se comparaba con lo que estaban viviendo actualmente.
Sana y Tzuyu, dos chicas cuyo corazón parecía ser tan puro que no podían dejar de llorar ni mucho menos hacer todo lo posible para no herirse mutuamente por más que al principio parecía que era así, el cariño sigue intacto desde el primer momento en el que se vieron pero eso sí las cosas habían cambiado y la precaución había sido una de las cosas que les había llevado al momento y al lugar en el que se encuentran, porque ninguna de las dos parecía querer salir herida pero al final fue lo que terminó pasando.
Puede que si Sana hubiera ocultado lo que sentía las cosas estarían bien pero ella se estaría pudriendo por completo, también Tzuyu pudo abrirse la idea de darle una oportunidad como lo hizo Mina con Chaeyoung, solo que ellas son distintas y parece que todo el tiempo están haciendo lo posible para ser auténticas por completo.
"Quisiera poder retroceder el tiempo y que las cosas tomaran un curso mejor para las dos". Parecía que siempre era la castaña la que tenía esas palabras de aliento. "Me hubiera gustado que las cosas entre nosotras salieran excelente, tal vez eso significa el que no me haya alejado de ti en todo este tiempo en el que pude hacerlo, fuiste una gran amiga y de verdad te quiero".
"También fuiste una excelente amiga y aunque me duela que todo lo que estamos diciendo es en pasado, te agradezco por demostrarme lo vulnerable que te puede transformar el amor". Se miraron a los ojos lo que parecía ser la última vez que lo haría y con un largo suspiro se fundieron en un abrazo que hizo sentir esos cuerpos por última vez.
A veces las amistades no funcionan y mucho menos cuando una de las partes implicadas siente amor que va más allá de la amistad.
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