01
Tres días antes de Halloween.
Rituales de amor.
Esas habían sido las palabras más buscadas en los últimos tres días. Y no voy a negar que fueron las más vergonzosas en mi buscador de Internet pues ni yo me creía que estaba a punto de cometer una locura, pero sí, ahí estaba, completamente decidido después de golpearme con la palabra "ignorado" en la frente. Casi podía verlo grabado en mi piel cada vez que me miraba al espejo, pero aquello fue hace días y mi ego parece haberse recuperado de aquel vergonzoso golpe. Sí, al parecer todo es vergonzoso en mi vida.
Después de haber visitado cientos de páginas sobre rituales de amor sin haberme creído ninguna y haber ido a la biblioteca no encontrando nada. Decidí optar por la opción B, pero antes, como un estudiante ejemplar que soy, debo llegar a tiempo a mi primera clase en la Universidad. Por eso, habiéndome saltado el desayuno por haberme quedado dormido al trasnochar, corrí tanto como pude hasta la parada del autobús y le pedí muy amablemente al conductor que pise el acelerador, claro que el señor me miró como un perro furioso y me pidió que tomara asiento. No puedo negar que hasta yo me habría contestado lo mismo.
Llegando con diez minutos de antelación, decidí quedarme en las taquillas después de haber guardado algunos libros y sacado otros. No tengo mucho qué hacer más que esperar a que las clases comiencen y que el idiota de mi mejor amigo llegue un minuto antes de la primera clase, pero quizás permanecer ahí parado, mirando la nada mientras me apoyo en mi taquilla, no es la mejor de mis ideas. No cuando la persona que hace palpitar mi corazón de forma desenfrenada aparece por el pasillo con la intención de cruzarlo, de pasar frente a mí mientras habla animadamente con sus amigos. Y sí, él es el motivo de las ojeras bajo mis ojos, del 80% de mis pensamientos y preocupaciones; el causante de que me haga sentir tan invisible y luego pase horas y horas frente al espejo preguntándome qué está mal conmigo.
Quizás no soy perfecto ni el chico más hermoso de la Universidad, pero tampoco soy desagradable. Lo sé porque muchas chicas se me han declarado e incluso un chico lo hizo al comenzar el año, por eso, cada noche me pregunto por qué soy tan invisible para él. Sé que es malditamente guapo, que tiene a muchos estudiantes detrás, que, a pesar de no ser el mejor estudiante por lo que dicen los rumores, es bastante bueno en los deportes y que es un gran virtuoso de la música. Puede que sea mayor que yo, realmente desconozco su edad, así como su nombre completo, pero sé que va unos años por delante mío, también que apenas hemos cruzado algunas frases pero, ¿de ahí a ni siquiera girar su cabeza hacia mí? ¿Tan corriente soy a sus ojos?
Fue hace un año que nuestros caminos se cruzaron, para entonces, yo ya estaba colado por él un año más atrás pero jamás me atreví a dirigirle la palabra, más que nada porque no nos conocíamos, sólo de vista. Pero ese día, unas horas antes de que participara en un evento deportivo para un fondo benéfico, decidí usar el campo de la Universidad para entrenar un poco más. Lo que no esperé encontrarme es que mi idea pasó también por la cabeza de otra persona, sí, de él. Llegó tranquilamente, cruzando todo el campo y dejando su bolsa deportiva en el suelo –cerca de la mía–, luego nuestras miradas cruzaron y yo dejé de correr en cuanto pasé por su lado. No podía creérmelo, después de haber estado un maldito año teniendo fantasías con ese ser humano y ahora se materializaba allí, mirándome por primera vez. Fue absolutamente mágico. Ahí supe que me había enamorado sin siquiera haber cruzado una miserable palabra con él, pero aquel día fue distinto. Su voz salió amable, dirigiéndose únicamente a mí; amigable e incluso divertida. Sonreía mientras hablaba y me preguntaba cosas tan sencillas que podía simplemente responder con un gesto de cabeza, pero quizá ahí estuvo mi error. Me quedé tan absorto en él y su voz que no me di cuenta de que estaba perdiendo una oportunidad única.
Porque la perdí, perdí mi oportunidad de hablar con él e intentar una relación, porque ahora no sé cómo hacer para que una oportunidad así vuelva a ocurrir y tampoco sé si la sabría aprovechar. Por lo general no me cuesta hacer amigos, basta con ser yo mismo, e incluso en mis pasados ligues no fue tan complicado pero, ¿por qué con él sí? ¿Qué es lo que me bloquea tanto? ¿Es un efecto secundario por estar enamorado?
Suspiro dejando caer mis hombros en cuanto pasa de largo sin siquiera notarme, como siempre, pero yo no puedo apartar mis ojos de él. Es que... es tan malditamente guapo. Y con esto creo que dejo muy clara mi orientación sexual.
— ¡Buenos días! —doy un respingo girando mi cabeza hacia el lado contrario, encontrando a mi mejor amigo allí, sacando libros de su taquilla con bastante rapidez. Quizá porque ya sólo quedan un par de minutos para que empiecen las clases.
— Buenos días, TaeTae.
— Uh, ¿alguien no durmió bien? —alza una ceja mientras cierra su taquilla.
— ¿Mis ojeras no te dicen nada? —señalo mis ojos algo triste y él simplemente sonríe revolviendo mi cabello.
— Deberías dejar de pensar en ese inútil.
— ¡¿Cómo puedes decirle así a mi futuro esposo?!
— Kookoo, baja de las nubes, ¿cómo que tu esposo? ¿Sabes siquiera lo que estás diciendo?
— Soñar es gratis —TaeHyung ríe pasando su brazo sobre mis hombros y me obliga a comenzar a caminar por ese mismo pasillo que segundos o minutos antes, no estoy seguro, pasó él.
— Hay chicos mejores que él, encontrarás alguien mucho mejor porque si ese estúpido no es capaz de notarte es que debe de estar muy ciego —ladea su cabeza hacia abajo, con la intensión de buscar mis ojos cuando dejo caer mi cabeza—. Eres mil veces más guapo que él, mi querido amigo.
— Lo sé —digo alzando mi cabeza y fingiendo orgullo.
— Agh, no hagas eso, sabes que lo odio —río por la broma y él me sigue poco después.
— ¿Sabes? Después de clases quiero ir a una tienda que he encontrado por Internet, puede que allí encuentre algo interesante.
— ¿Por qué no te olvidas de eso? Sabes que me dan miedo ese tipo de cosas.
— ¿Hacer un ritual de amor? Tch, ni siquiera yo creo que eso surja efecto.
— ¿Entonces por qué lo haces?
Porque hace unos días, mientras buscaba sobre los rituales, encontré un foro donde la gente comentaba sobre ese tema y algunos comentarios me hicieron dudar. Hay ciertas cosas del ocultismo que son tan absurdas que hasta un niño de tres años le sería imposible de creer, pero por alguna razón las palabras de esas personas anónimas me hicieron poner en duda mi seguridad. Todo había comenzado con una broma entre mi mejor amigo y yo, comentando entre risas qué tanto tendría que hacer para que el chico que me gusta pueda fijarse en mí, entonces llegamos a mencionar los rituales; más concretamente los rituales sobre el amor, de esos que quieres provocar a la fuerza que una persona se fije en ti. Desde entonces, no he dejado de buscar información sobre eso, con la intención de hacer algo divertido en compañía de mi amigo y pasar una noche entre risas. Pero cuanto más profundizaba en el tema, más seriedad tomó el asunto y ahora estoy en un punto en el que siento la necesidad de realizarlo. Simplemente y llanamente para verlo con mis propios ojos.
— Por diversión —me encojo de hombros.
— ¿Tu madre no te ha dicho nada?
— No, ella se lo toma muy en serio y siempre me dice que debo respetar todo.
— Si te lo dice ella entonces deberías hacerle caso.
— Sólo es un estúpido ritual, TaeTae —lo escucho suspirar.
— Está bien, ¿dónde queda esa tienda?
— ¡¿Me vas a acompañar?! —exclamo bastante emocionado por la idea de no ir solo. Él asinte con la cabeza, quizá arrepintiéndose en ese preciso instante pues todo este tema no es que le agrade demasiado. Y quizá, en parte, la culpa la tiene mi familia.
Kim TaeHyung ha sido mi vecino y mejor amigo desde mi infancia. Cuando éramos unos críos pasábamos todo el fin de semana en mi casa en compañía de mi hermana pequeña y mi madre, a quien le encantaba contarnos historias de terror en la absoluta oscuridad de la sala y con la ausencia de mi padre por trabajar en un turno nocturno. De esa forma, siempre nos preparábamos para la noche; hacíamos palomitas, preparábamos muchas mantas y almohadas y entonces nos acurrucábamos el uno al otro bajo esas capas mientras mi madre comenzaba con sus historias. Fueron los mejores días de mi vida, a pesar de que TaeTae cogiera un trauma por tanta historia de terror y yo lo obtuviera porque una noche cualquiera alguien interrumpió una de las historias de mi madre para llamarla y darle la fatídica noticia de que mi padre había tenido un accidente. Desde entonces, aquellas noches y fines de semanas, dejaron de ser igual.
Después de que las clases acabaran y quedáramos en la puerta de la Universidad por pertenecer a años diferentes –ya que TaeHyung es dos años mayor que yo–, decidimos poner rumbo fijo hasta la tienda que encontré en Internet. Ni siquiera nos tomamos un tiempo para comer porque las ganas de llegar y ver lo que puedo encontrar allí son tan grandes que le pedí que comiéramos luego al salir. Así que, saliendo triunfante, no nos detuvimos hasta que llegamos al lugar. Para describirlo de forma sencilla... no es la gran cosa; una tienda vieja y no muy grande, con un nombre demasiado extraño que dice: "I'm your Hope".¿Por qué esperanza?
Ignoro ese detalle y simplemente entro con TaeTae pisándome los talones, creo que susurró algunas cosas pero no lo escucho demasiado bien y, aunque puedo preguntar, me abstengo al mirar impresionado el lugar. Sí, el local es viejo, tal y como su fachada, pero a pesar del polvo y los muebles con cientos de años de antigüedad, el sitio no está nada mal, de hecho, me agrada bastante. Me hace sentir como en casa.
— Welcome, I'm your angel, I'm your hope, I'm J-Hope! —tanto TaeTae como yo nos asustamos por la repentina voz aguda que sale tras el mostrador, y... ¡joder, como para no asustarnos si la sonrisa que posee el tipo en ese rostro tan risueño es más perturbadora que agradable! ¡Además, ¿qué clase de bienvenida es esa?!
— Buenas tardes —digo algo tímido, desestabilizado por el repentino saludo—. Sólo queríamos echar un vistazo.
— ¡Sin problemas, si necesitáis ayuda no dudéis en pedírmela!
— Gracias —me inclino levemente y agarro el brazo de TaeTae para que me siga, creo que él se quedó aún peor que yo.
— ¿Qué coño le pasa a ese tipo? —me pregunta una vez nos alejamos, siéndole imposible que nos escuchara.
— No lo sé, casi pensé que había entrado a una tienda de dulces.
— Lo mismo pensé. Creí que nos recibiría alguien de avanzada edad y nos hablaría con una voz oscura y tétrica, en cambio... —mira una vez más al chico tras el mostrador que ahora está tarareando alguna canción bastante animada mientras limpia sus gafas y se las vuelve a colocar.
Río por lo bajo y decido centrarme en el objetivo principal.
Buscamos estantes por estantes, con un único título en mente, pero la verdad es que está siendo más complicado de lo que esperé. En Internet todo es mucho más fácil pero buscar un libro sólo por su título resulta más complicado. Más que nada porque en muchos libros el título no dice tanto de su contenido y quizá el libro que busque se llame: "latidos fuertes en el corazón" y parezca un Best Seller que toda adolescente se compraría pero que realmente en su interior se hallen rituales peligrosos. ¡Qué horror! Sin embargo, encuentro algo que llama mi atención en el último pasillo. Veo una estantería no demasiado llena pero que está rodeada por una reja de hierro y un candado justo donde se cierran las puertas. Llamo a TaeTae para que lo vea y, cuando éste lo hace, se queda tan sorprendido como yo.
— ¿Por qué tanta seguridad?
— No lo sé —respondo intentando leer algunos títulos.
— Esos ejemplares están prohibidos —TaeTae y yo nos giramos viendo al dueño de la tienda ahora frente a nosotros.
— ¿No están en venta?
— No.
— ¿Y por qué están a la vista?
— Digamos que están reservados para otra clase de compradores —mi amigo y yo nos miramos.
— ¿Qué clase de compradores?
— Otra clase de compradores —sonríe repitiendo sus mismas palabras con la intención de no desvelar nada más.
— Si se refiere a personas con cierta experiencia... —comienzo diciendo y veo como deja caer un poco su sonrisa— no tiene de qué preocuparse, tengo bastante experiencia en este ámbito.
— ¿Experiencia? —alza una ceja incrédulo.
— Sí, bueno, mi madre es curandera y desde pequeño he estado muy sumergido en todo este... mundo —no sé exactamente qué decir para que sea lo suficientemente creíble, menos cuando esa sonrisa siniestra sigue sin desaparecer.
— ¿Curandera? No conozco a muchos por aquí.
— ¡Oh, seguro que conoce a mi madre, es realmente buena! Su nombre es Jeon HeeYeon.
— ¡No jodas! ¡¿Lo dices en serio?! —me quedo bastante sorprendido por su reacción porque ni en un millón de años espero que fuera así. ¿De verdad este chico conoce a mi madre?
— Sí...
— ¡Ella trata a mi madre!
— Oh, ¿en serio?
— ¡Sí! —su sonrisa se hace mucho más amplia y camina hasta nosotros para posar sus manos sobre mis hombros— Jamás le negaría algo al hijo de Jeon HeeYeon, así que... ¿qué es lo que realmente necesitas? —wow, ni yo me creo lo que está pasando, ¿de verdad me está dando vía libre para que le pida alguno de esos libros de ahí dentro?
— Buscaba algo sobre rituales... de amor —arquea una ceja, quizá porque le parece raro que un chico como yo le esté pidiendo esto—. Hasta ahora, los que he visto no me convencen. Supongo que sabe a lo que me refiero.
— Oh, sí, buscaste por Internet, ¿cierto? —asiento— Bueno, quizá tenga algo que te sirva pero... —echa un vistazo al estante a mi espalda— podría ser algo peligroso.
— No se preocupe, sé lo que hago.
— Pero...
— Asumo cualquier responsabilidad, se lo prometo.
— ¿Tu madre sabe esto? ¿Sabe que estás aquí y buscando sobre este tema?
— Sí —miento. Oh, qué gran mentira pues mi madre no tiene ni idea de que he encontrado este sitio y que tengo intenciones de realizar un ritual sin su consentimiento. Ella me dejó muy claro en el pasado que no debo ser irrespetuoso con este tema. ¡Sin embargo, y aunque no lo parezca, es un tema que respeto!
— Está bien, puedo prestártelo pero no vendértelo. Y prométeme que no realizarás ningún otro tipo de ritual que aparezca en el libro.
— Se lo prometo.
— Estás prometiendo muchas cosas, chico, espero que estés diciendo la verdad —trago grueso y asiento lo más convencido posible. ¡No puede ver mi mentira ahora, no después de haber conseguido que me dé el libro!—. Podéis esperarme en el mostrador, ahora os lo traigo.
— Gracias —me inclino antes de que mi amigo y yo pasemos por su lado y fuéramos hasta el mostrador. Lo que me di cuenta es que en algún momento su sonrisa fue desapareciendo y su rostro se tornó demasiado serio.
— Aquí está —llega rodeando el mostrador y deja el pesado y viejo libro frente a nosotros—. Está bastante viejo así que tened cuidado de no romperlo.
— No se preocupe, lo cuidaré muy bien —le sonrío y acto seguido llevo mis manos hasta el libro con la intención de cogerlo y guardarlo en mi mochila, pero el dueño de la tienda me detiene.
— Antes que nada debo advertirte.
— ¿Sobre qué? —pregunta TaeTae algo cohibido, él suele ser bastante supersticioso.
— No es un libro corriente, quiero que os quede muy claro. Lo que vais a encontrar aquí tiene siglos de antigüedad. Se desconoce su origen pero hay muchas historias ligadas a este libro y ninguna ha tenido un buen final —lo miramos fijamente y bastante asustados, porque sí, está comenzando a asustarme y no sé si lo hace más el libro o el chico—. Realizar rituales sin experiencia es muy peligroso.
— Mi madre nos ayudará, no tiene nada de que preocuparse.
— Confío en la sabiduría de la señora Jeon, así que... —cierra con más fuerza su mano sobre el libro, pensando demasiado sus próximas palabras— puedes llevártelo —y entonces lo suelta.
— Muchas gracias, señor...
— Mi nombre real es Jung HoSeok.
— Gracias, señor Jung, le devolveremos el libro en cuanto acabemos, se lo prometo —otra promesa.
— Eso espero, tened mucho cuidado y si fuera posible que sólo tu madre lo lea, ¿entendido?
— Claro, no hay problema. Nos vemos pronto y gracias de nuevo —termino de guardar por fin el libro en la mochila y la vuelvo a cargar sobre mis hombros.
— No tardéis mucho en devolvérmelo —su voz suena como la de un cordero a punto de ser degollado, como alguien que se arrepiente por cada segundo que pasa y, por ese mismo motivo, cuando lo noto no tardo en abrir la puerta de la tienda y despedirme rápidamente para luego salir con TaeTae detrás mío.
Caminamos en silencio bastantes metros, con la intención de alejarnos de allí y que el tipo pierda nuestro rastro por si decide correr tras nuestro y quitarnos el libro, porque él realmente se veía arrepentido con cada paso que dábamos hacia la salida. ¡Menudo tipo más raro, sólo es un maldito libro! Pero sus palabras fueron tan serias y llenas de temor que admito que consiguió contagiarme. ¿De verdad el libro es tan peligroso?
— ¿Seguro que quieres usar eso? —TaeTae me detiene cuando ya estamos lo suficientemente lejos— ¿Has oído todo lo que ese chico ha dicho? No me gusta ese libro.
— Puede que sólo estuviera exagerando.
— ¿Y si no lo estaba?
— Pues lo averiguaremos.
— No cuentes conmigo —dice muy serio y cruzándose de brazos.
— TaeTae, por favor —apoyo mis manos en sus brazos cruzados y hago un puchero en mis labios. Necesito su ayuda para esto, no puede abandonarme ahora, ¡no ahora!— Te necesito...
— ¡Deja de poner esa cara!
— Por favor...
— ¿Qué hacemos si algo extraño ocurre? He visto demasiadas películas de terror como para saber que este tipo de cosas nunca acaban bien.
— ¿Por qué un ritual de amor acabaría mal? No vamos a invocar al diablo ni levantar muertos, TaeTae. Sólo es un inocente ritual de amor —guardo silencio y él parece pensárselo más detenidamente. Veo como sus ojos se ponen en blanco por un momento y entonces formo una sonrisa victoriosa.
— Está bien, pero si veo que algo malo comienza a pasar, no dudaré en avisar a tu madre.
— Si algo malo llega a pasar, hasta yo avisaría a mi madre.
— Bien, entonces, ¿qué tenemos que hacer? —doy un brinco y abrazo a mi mejor amigo guiado por la emoción.
— Quédate a dormir esta noche en mi casa y lo averiguamos.
— Vale, pero tendré que avisar a mi familia.
Termino por liberar su cuello y él, como es costumbre, pasa su brazo sobre mis hombros, entonces comenzamos a caminar en dirección a nuestras casas. Sé que él no tendrá ningún problema con quedarse en mi casa porque prácticamente vivimos puerta con puerta pero él siempre ha sido un chico muy responsable con su familia y nunca ha dejado de pedir permiso para todo. ¡Así que por fin podremos hacer algo! ¡Por fin podré avanzar en mi historia de amor no correspondida! Y rezo para que todo esto que estamos haciendo dé sus frutos, que el tiempo invertido en buscar una solución no haya sido en vano y que este libro que ahora tengo guardado en mi mochila, sea la clave para que ese apuesto chico se fije de una vez por todas en mí. ¡Plan B, allá voy!
¡Muy pronto serás mío, Park!
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Dije que lo subiría en halloween pero no preví que mi prima celebraría su cumple ese mismo día xD... Bueno, un día menos, un día más <3
Para que tengáis un poco de información sobre los tres primeros personajes que han salido, JungKook tiene 22 años, TaeHyung 23 (ya que es octubre en la historia y aún no ha cumplido los 24) y HoSeok 25. Y pondré unas foticos para que imaginéis como se ven.
(Aviso, Tae cambiará mucho de color de cabello xD)
(ESTÁ PRECIOSO CON ESAS GAFAS, ME MUERO <33)
Y yasta, así os hacéis una idea de cómo se verían. Espero os guste esta historia, será con mucho humor y hacía tiempo que no lo hacía en primera persona y me está gustando mucho volver a narrar así :3 ¡Pronto subiré el siguiente capítulo! <333
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