Simba había estado sentado en el mismo lugar durante casi una hora desde que Kiara había regresado de la patrulla. Decir que ahora estaba preocupado sería quedarse corto: tenía una sensación problemática en la boca del estómago que decía que algo andaba mal.

"No pueden haber tardado tanto", pensó, preocupado por su trabajo, "¡seguramente ya estarían de vuelta!"

Estaba pensando en ir a buscarlos, preparado para bajar al desfiladero si fuera necesario, pero vio a Ono dirigirse a un árbol cerca de su posición. Esto le dio un breve momento de alivio, ya que apenas Ono había alcanzado el árbol, se dirigió hacia la otra dirección.

"¡Ono!" Gritó Simba, a pesar de que estaba demasiado lejos para ser escuchado. "¿A dónde vas?" La garceta pronto se perdió de vista, lo que hizo que las preocupaciones de Simba se multiplicaran por diez.

¡Algo debe haber sucedido! Tenía prisa, así que, pase lo que pase, ¡era grave! ¿Uno de ellos está herido? O atrapado? O secuestrado? Debería ir, podrían ser ...

"¡Simba!" escuchó a Bunga llamar, el tejón de miel trepando por Pride Rock. Simba se volvió y esperó ver al resto de la Guardia, pero no tuvo tanta suerte. "¡Tienes que venir rápido!"

"¿Qué está pasando, Bunga? ¿Y dónde está Kion?"

"¡Está herido, Simba! ¡Lo golpeó una roca, y está fuera de combate! Los demás ya deberían haberlo llevado a Rafiki".

La sensación en el estómago de Simba se hizo más fuerte, sus ojos se abrieron, sintió una protuberancia en su estómago. Su mayor temor se había hecho realidad, y lo golpeó más fuerte de lo que podía imaginar.

'¡No no! ¡No debería haberlos enviado allí! ¡O debería haber ido con ellos!

"Uh, Simba?" Bunga preguntó, viendo a Simba atrapado en su tren de pensamiento. "Holaoooooo!" Agitó su pata delante de la cara del rey, lo que llamó su atención. "Deberíamos ponernos en marcha, Simba".

"Sí, por supuesto. Mis disculpas". Se aclaró la garganta. "Continúa, conozco el camino, solo necesito atrapar a Nala y Kiara".

"¡Muy bien, Simba!"

Bunga luego corrió hacia Pride Rock, dejando a Simba en la cima.

"¡Nala!" Llamó a la cueva. Un momento después, la leona de color crema salió de la cueva. Sus ojos azules formaron un ceño instantáneamente, sintiendo su preocupación. "¡Tenemos que irnos! ¿Dónde está Kiara?"

"Está en el abrevadero con sus amigos", le dijo nerviosa. "¿Que esta pasando?"

"Kion se lastimó en su misión, está inconsciente. Rafiki lo está mirando en este momento".

Ella jadeó, su corazón se hundió. "¡Oh, no! ¡Dirígete hacia allí, traeré a Kiara!"

"Bueno." Él acarició a su compañero, antes de ir a ver cómo estaba su hijo.

No lejos del árbol de Rafiki, Fuli todavía llevaba a Kion con Beshte a su lado. Sus piernas estaban a punto de ceder debajo de ella, pero aun así perseveró. Beshte había sugerido en numerosas ocasiones que debería llevarlo, pero ella se negaba rotundamente cada vez.

"Fuli", dijo, decidiendo intentarlo por última vez, "déjame llevar a Kion el resto del camino. ¡Estás a punto de desmayarte, y no queremos tener que cuidar de los dos!"

"Beshte, está ... ¡está bien!" espetó ella, a pesar de que su necesidad de recuperar el aliento durante esa oración contradecía sus palabras. "¡El árbol está justo aquí arriba!"

"¡Fuli, vas a exagerar de nuevo! ¿No recuerdas cuando casi te desmayaste y los buitres atacaron? Kion estaba muy preocupado por ti entonces, y ahora también lo estaría".

Se detuvo por un segundo, su voz cansada emitió un gruñido bajo. "¡No te atrevas a intentar que la culpa me haga tropezar!"

"¡Solo te estoy cuidando, Fuli! Soy tu amigo, ¿recuerdas? No quiero que te esfuerces demasiado, ¡ninguno de nosotros lo hace!"

"Te lo dije, estoy bien, así que déjalo".

Caminaron el resto del camino en silencio. No tardó mucho en llegar a Rafiki. Bunga y Ono ya estaban allí. Cuando entraron, Rafiki miró al león noqueado en la espalda del guepardo.

"Gracias, Fuli", le dijo, quitando a Kion de su espalda, "Haré lo que pueda ahora".

Llevó a Kion a la otra habitación y comenzó a trabajar. Mientras hacía eso, Fuli se sentó en la entrada, mirando hacia afuera. Beshte vio esto y caminó hacia los demás.

"Chicos, estoy preocupado por Fuli", les dijo en voz baja. "Creo que se estaba esforzando demasiado para que Kion estuviera aquí".

"Espera. ¿Ella lo llevó todo el camino?" Preguntó Ono, sorprendido cuando Beshte asintió. "¡Wow! ¡No pensé que ella lo lograría!"

"Sí, y cada vez que le preguntaba si quería que me hiciera cargo, se negaba, ¡a veces con dureza!"

"¡Eso es solo su orgullo, Big B!" Sugirió Bunga. "¡No significa nada, relájate!"

"Tal vez. ¿Pero por qué estaba tan decidida a llevarlo todo el camino?"

Esta fue la pregunta que ninguno de ellos pudo responder completamente. Se tomaron un momento para mirar a Fuli-. Todos habían llegado a conocer a Fuli como un animal bastante solitario, ella salía con ellos una buena cantidad, pero cuando no estaba con ellos, aparentemente pasaba la mayor parte del tiempo. solo. Era posible que fuera solo porque era su amiga, pero esa no era la respuesta correcta.

"¿Crees que se siente culpable?" Beshte sugirió.

"¿Culpable? ¿Sobre qué?" Bunga preguntó.

"Bueno, Kion se lastimó después de empujarla", señaló Ono.

"¡Pero no fue su culpa!"

"Lo sé, pequeña B, pero no creo que ella esté de acuerdo".

Bunga habría discutido más, pero Simba acababa de entrar, y Nala y Kiara llegaron poco después.

"Estamos aquí", dijo Simba primero, "¿dónde están Rafiki y Kion?" Como si fuera una señal, el mandril salió cojeando con su bastón. Simba se le acercó. "¿Cómo está él, Rafiki?"

"Apliqué algo para desinfectar la herida y lo cubrí con enredaderas que Ono me trajo. Sin embargo, todavía está frío por ahora, por lo que no podrá tomar analgésicos hasta que se despierte. Su cabeza está bastante caliente. , pero eso podría pasar con el tiempo. De lo contrario, podría ser algo más serio ".

"¡Muchas gracias, Rafiki!" Nala lo elogió, recibiendo un abrazo. "¿Sabes cuánto tiempo estará fuera?"

"Me temo que no puedo decirlo. Todo lo que podemos hacer es esperar".

"Ya veo", suspiró Simba, "bueno, mi familia y yo planeamos esperar aquí". Se volvió hacia Ono, Beshte y Bunga. "¿Te quedarás?"

"Voy a contarles a Timon y Pumbaa cómo está Kion", respondió Bunga.

"Ono y yo nos quedaremos, al menos por un tiempo", respondió Beshte. "¿Te quedas, Fuli?"

Todos se volvieron hacia el guepardo. Ella no se dio la vuelta, solo asintió débilmente y siguió mirando afuera del árbol.

"Muy bien, entonces. Esperemos y esperemos lo mejor".