The Life OF A Killer
Mi sistema inmune siempre fue una mierda, siempre me costó más que a los demás salir de un simple resfriado o enfermedad, pero después de mis pequeñas vacaciones por enfermedad ya era tiempo de volver.
Me desperté para ir al trabajo, mi hermano se había despertado para prepararme mi almuerzo.
—Se te va aplastar —gruño molesto.
—No me lo voy a llevar en la lonchera de Spiderman —aclaré metiéndolo en mi mochila.
—Eres muy cool para llevar lonchera acaso —confronto.
—Si —asentí besando su mejilla— anda vuelve a dormir.
—Tal vez —me abrazó— me traes pastel.
Sonreí para asentir, llegue a la panadería antes pues quería recuperar tiempo que había perdido por los días que falte.
—Hola Grant —salude.
—¿Cómo estás chico? —me sonrió— ya mejor.
—Bueno ya no parezco la niña del exorcista —asentí— pero si, en definitiva mejor.
Me puse el delantal para iniciar con los panes, Eliot no tardo en bajar a joder como era usual en él.
Después de poner los panes nos fuimos, encontrándonos con varios perritos.
—Volvamos por más pan —rogó— aún me falta el de la tienda y este.
Negué para sacar unos de los panes pues siempre nos quedábamos sin panes.
—Mi héroe —se burló.
Le di tremendo putazo para que se apurara, llegamos Justo a tiempo ahí ya nos esperaba Pomi.
—No moriste —señaló mirándome serio como siempre.
—Para tu suerte —negué— ¿Ya conseguiste el almuerzo de hoy?
El chico asintió orgullosa, estábamos por entrar cuando fuimos abordados.
—Becket listo para hoy —dijo el entrenador.
—Soy Beck —gruñi cruzándome de brazos.
—No es lo que dice tu registro —sonrió burlón.
Solo a mi madre se le ocurría ponerme así.
—¿Qué? —pregunté irritado.
—Las primeras peleas son hoy, te veo aquí a las dos —señaló.
—Solo he ido a un par de entrenamientos— negué confundido.
—Solo eso necesitamos —asintió feliz— no faltes.
Bufé para poner los ojos en blanco, alguien más irritante que él solo Grinch y me tocaba verlo ahora mismo.
—Buenos días Beck —saludo cuando entré.
—¿Qué hay de buenos? —pregunté tirándome en el sillón— la gente sigue muriendo, niños violentados y a mí me toca usted.
—Podría ser peor —señaló.
—Imagine lo peor, yo ya lo viví —asentí— con su permiso dormiré.
—Hoy es tu primera pelea —agregó— te parece bien si voy.
—Es un país libre —gruñi acomodándome— ahora no me distraiga.
Me dormí un rato no mucho pues escuché la alarma, desperté algo asustado.
—Tranquilo es un simulacro —me calmó— salgamos.
Asentí aún un poco alterado, fuimos a la zona segura, odiaba que hicieran simulacros aunque eran mejor que los de tiroteo.
—Te han dicho que hablas dormido —mencionó mientras salíamos.
—Mi hermano dice que necesito un exorcista —asentí.
El hombre negó dando unas palmaditas en mi espalda dejándola en mi hombro, la quite de inmediato.
—Hace falta a la mala que entienda que no me toque —gruñi molesto.
—Tranquilo de acuerdo —me calmó— hablaremos de eso después.
Si como no, después del simulacro me salvó el entrenador, la única vez que me gustó ver su horripilante cara.
Tuve que hacer un entrenamiento extra apara ponerme al día.
—De verdad lo pondrá —dijo uno de los chicos.
—¿Si de verdad me pondrá? —le miré confundido.
—Carajo quien es el adulto aquí —exclamó molesto.
—Ni idea —se burló Eliot poniéndole los guantes a Pomi— ¿Usted lo ha visto?
—Te quedarás a recoger la basura por chistosito —lo castigo— y tu lucharás no se diga más.
Las clases como siempre aburridas, y claro como siempre molestar a Tristan era divertido lanzando las bolitas de papel a su cabello.
—¡Basta Beck! —se giró molesto.
Le di a la cara chocando puños con Eliot.
—Solo fueron diez puntos —aseguró— eran veinte en el ojo.
El chico se giró antes de que lo intentara, al salir de clase pase a su lado para jalar el gorro de su sudadera haciéndolo trastabillar.
—Adiós imbecil —me fui riendo.
Estaba por salir pero ya me esperaba ahí el entrenador.
—Oh no, no te vas —señaló— a los vestidores.
—No tiene algo mejor que hacer que acosar niños —le miré cruzándome de brazos.
—No, a los vestidores —ordenó.
La cara de los padres que iban saliendo... lo mejor de mi puto día, se quedó explicando que lo que había dicho no era lo que parecía.
Camino a los vestidores una platica me llamó la atención.
—Da pena de solo verlo —se burló— que pensaba su madre al subirlo de año.
—Lo sé, es todo un niño de mamá —se burlaron— por eso no tiene amigos, prefieren huir de él... la cara que pondrá cuando le digamos que solo lo utilizamos por los exámenes.
No me gustó lo que escuché, apesar de la traición del chico fue mi amigo.
Pasando a un lado me estrelle contra ellos haciendo que se golpearan con el casillero.
—Que Mier...
—Escúchame bien imbecil —lo tomé de la chaqueta— solo yo molesto a Tristan entendiste.
—Si... ii —asintió nervioso— no me mates por favor.
La reputación que me cargaba, que puedo decir.
—Y para que se enteren par de imbeciles —dije estrellando sus cabezas entre ellos —ahora se burlan de él, pero algún día trabajarán para ese chico.
Me fui escupiendo sus zapatos de último, ahí me esperaba Eli mirándome juicioso.
—¿Y eso? —preguntó confundido.
—No te metas —me adelanté.
—Entonces pretendemos que lo de hace unos días no pasó —señaló confundido.
—Pasó y ya fue, supéralo —bufé.
—Defendiste al niño Bates no —siguió— ¿No era tu enemigo?
—Un enemigo es un igual, el bebé que me va hacer acusarme con su mamá —negué.
—Bueno entonces...
—Eliot, puedes cerrar la boca por cinco minutos —pedí.
El chico asintió poniendo el cronómetro sonriendo, pomi llegó para mirarlo y asentir.
—Ah como quisiera que fuera al revés —negué adelantándome.
Llegué a los vestidores para cambiarme.
—A la mierda no voy a salir sin camisa —me negué.
—No seas nena Becket —regañó el entrenador.
—Su insulto machista es inaceptable —le miró pomi a su lado.
El entrenador se apartó a un lado del chico, escuchar esa voz por primera vez podía ser aterradora.
—Lo siento —señaló— seguro tienes razones para no salir pero así es el box de acuerdo, los quiero en diez afuera.
Negué cansado para suspirar, pomi me miro juicioso.
—¿Por? —preguntó.
—Por imbeciles como este —señale a Eliot.
—Cinco —sonrió viéndome— tranquilo, yo ya vi lo qué hay debajo y no debes tener problemas.
Levanté el dedo de en medio para mostrárselo.
Salimos, para prepararnos pues primero iba pomi claramente por su peso, luego Eli y al último yo.
No me gustaba mostrar mi cuerpo... si estaba sabroso eso lo sabía bien pero aquellas cicatrices sólo darían pensar cosas a las personas.
Pomi ganó claramente, hasta a mi me daría miedo pelear contra él, Eliot... hizo un buen esfuerzo, verán Eli da buenos golpes, entra con todo y después, pierde.
Después de su pelea llegó mi turno.
—Sin camiseta Becket —insistió el hombre— no te contengas de acuerdo, quiero lo mismo que le hiciste a Jason.
Miré al chico que asintió, no me quedó de otra, me quite la playera para subir al cuadrilátero.
El otro tipo tenía la perfecta cara para que lo golpeara, ese rostro burlón y una sonrisa que quería romperle la cara.
—Vas a caer niño bonito —dijo brincoteando de un lado a otro.
—Eso quiero ver —asentí.
Chocamos puños como ordenaron, iniciamos la pelea, siempre daba el el primer golpe.
Lo hice, un par de golpes buenos y nos separaron, aguafiestas.
Íbamos por el quinto round cuando me canso, un golpe en la cara me dió el hijo de puta.
—Enojado niño bonito—sonrió burlón.
Le sonreí de vuelta, prepare mi puño y pum, golpe limpio y diente en el suelo, empezó a llorar el cabron.
Terminaron la pelea levantando mi puño, bajé del cuadrilátero con mi amigo llegando a mi para abrazarme.
—Te dije que ganarías —dijo Eliot.
—Muévete estas sudado y no traemos camisas —lo aparte.
—Eso no te molesto el otro día —guiño.
Me puse la camisa pues lo vi venir a mi y no quería preguntas de la gran cicatriz en el medio de mi pecho.
—Bien hecho Beck —me felicito Grinch.
—¿Qué hace aquí? —pregunté hostil.
—Te dije que vendría no —asintió palmeando mi hombro— no olvides la tarea.
—No hago tareas —gruñi.
—No hay a quien le robes esta Beck —se burló mientras se iba.
El entrenador llegó, otra cara que no quería ver pero ahí estaba.
—Esos son mis campeones, tengan —sonrío entregándonos pequeñas medallas.
—Que es esto —la miré, una medalla dorada.
—Sistema estudiantil nos obligan a darles medallas en cada juego, a todos —dijo dándole una de bronce a Eli.
—Papá las colecciona, algún día le llevaré una de otro color —sonrió.
—No si peleas así —se burló Pomi.
Negué divertido, al dejarnos ir nos fuimos a la panadería donde ya nos esperaba su padre.
—Déjame ver —le dijo su padre.
—Otra más —se la dió orgulloso.
—Ya ganarás otra —le abrazó— qué tal tu Beck.
—Dice oro pero parece de metal barato —se la mostré.
—Bueno lo es, pero lo que importa es el triunfo —sonrió— estoy orgulloso de ti chico.
Él me abrazó y se lo permití por un momento.
—Bien ahora a trabajar, no les pago por verse bonitos aquí —señaló.
—A mi no me pagas —repitió Eli lo mismo de siempre.
—Si no te comieras en pan tú paga tal vez tendrías el dinero —le recordó.
—Tal vez —suspiró mordiendo su bolillo.
Negué divertido, nos dejó al frente con nuestra comida como siempre.
—Que tienes ahí —señaló Eliot pegando en mi pecho.
—Huesos, carne, ganas de partirte la madre por tocarme —aparté su mano de un golpe.
—La cicatriz —me miro poniendo los ojos en blanco.
—Pues una cicatriz —repetí poniendo los ojos en blanco.
—Si pero porque...
—Anda solo come —le metí el pan a la boca.
Después de mi turno me fui para llegar a casa, ahí estaba él en la mesa de la cocina con sus libros sobre la mesa.
—Deaj matemáticas —me senté a su lado— eres el único rarito que las hace por gusto.
—Eso intentó —suspiró derrotado.
Lo veía en su mirada, la desesperación de olvidar cosas que sabía hacer perfectamente, el deterioro de su cabecita que era inevitable.
—Hey mira —lo distraje— es para ti.
Mi hermano tomó la pequeña medalla de oro para observarla.
—A quien se la robaste —señaló divertido.
—Me la gane en box tonto —revolví su cabello.
—Tuviste un torneo y no me invitaste —dijo ofendido.
—Para ser honestos ni siquiera sabía que lo tenía —me defendí.
—Si suena a ti —negó divertido.
Sonreí para abrazarlo mientras él jugaba con ella.
—Vamos, hay que ponerla con mis trofeos —sonrió— al fin podrás poner uno.
—Hey mi examen con diez es muy valioso —gruñi.
—Tengo dudas de la procedencia de ese diez —dijo divertido.
—Celoso —ataqué.
Si, ese diez lo había sacado de Tris.
Cuando mi hermano iba a la escuela arrasaba con todos, era mi chico listo, así que le había hecho una repisa para sus premios y ahí ahora estaba mi medalla.
Nunca había ganado nada bueno, y esa medalla... había significado mucho para mi.
—Estoy orgulloso de ti Beck —me abrazó mi hermano.
—Gracias Cas —sonreí.
—Si me trajiste pastel —añadió torpe.
Asentí para besar su frente, mientra mi hermano se comía el pastel feliz, yo pensaba en la tarea que me había dejado él Grinch.
"Quiero tu expediente, en tus palabras con eso me quedaré"
Mierda, como le resumo mi vida sin que quiera separarme de mi hermano, una tarea en la que no podía fallar.
Una en la que falle...
Lo sé, lo sé soy un asco publicando pero trataré de hacerlo más seguido 🥴
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro