Reyes del Infierno
Desperté por el olor a tocino por toda la casa, ese olor que me revolvió el estómago por completo.
Me levanté de un salto para llegar justo a tiempo al baño, soltando el cereal de la noche.
—¿Todo bien? —preguntó Eli.
—Perfecto —asentí.
Me dió algo de enjuaga bucal y un cepillo de dientes nuevo, después de cepillarme los dientes volví a la cama viendo la hora.
—No deberías estar en la escuela —cuestione.
—Nop, me siento algo indispuesto —sonrió— o eso cree mi papá.
—Eres un flojo —agregué.
—Pero si tu, pensé que no podías faltar a la escuela —mencionó.
—Me dieron días de reposo, así que con la nota médica y Linda enterada todo bien —asegure.
El chico asintió para verme.
—¿Quieres algo de comer? —mencionó.
—Para vomitarlo, no gracias —me quejé— me puedes dar algo de agua.
El chico asintió para regresar con el agua y un suero.
—Cura la resaca supongo te ayudará —sonrío dándomelo.
—Gracias —asentí.
El chico se lanzó a la cama para acostarse a mi lado, le pegué molesto lo que me dolió.
—Deberías dormir un rato —aconsejo.
—No gracia ya dormi lo suficiente, solo pon algo en la tele —ordene tomando el suero.
—Eres muy mandón sabías —gruñó.
—Me lo han dicho antes —asentí— anda no tengo todo el día.
El chico puso los ojos en blanco para prender su tele, no me dejó poner una de misterio así que termino poniendo algo de Apocalipsis.
—Eso, yo tendría sexo del fin del mundo —aceptó comiendo papas.
—Oh por favor nadie lo tendría —negué aventándole una de las papas.
—Es sexo en el fin del mundo —remarcó— que no te gusta el sexo.
Puse los ojos en blanco fastidiado.
—Oh por Dios eres virgen —me miró animado— no puede ser...
—No soy Virgen idiota —le pegué— sólo no le veo lo mágico al sexo.
—Es que no has encontrado al ideal —asintió— yo puedo enseñarte.
Le miré serio para pegarle en la cabeza.
—Contrólate cabron —gruñi.
Sonrió, sabía que no iba a parar ahí.
—Hace cuanto que no tienes sexo, te vendría bien —mencionó.
—No hablaré de sexo contigo —me negué.
—Yo perdí mi virginidad en un trío —sonrió— no fue tan rico como suena.
Negué para poner los ojos en blanco.
—Y tú, vamos dime —sonrió— dime.
—Fue con una mujer mayor de acuerdo —le grité para hacerlo callar.
—Picaron, y que edad tenías —me sonrió.
Me quedé pensándolo y lo dije...
—Seis —murmure agotado.
Eliot me miró serio, esa tensión me hizo ver que había hablado de mas.
—Beck...
—Olvídalo si, yo mejor me voy... —dije levantándome.
—No espera Beck —dijo tomándome de la muñeca.
Lo empuje molesto apartándolo de mi.
—No me toques —establecí.
El suspiro asintiendo, le había golpeado el brazo el cual empezó a sobarse.
—Lo siento —murmuré tomando mis cosas— no se porque dije lo que dije solo olvídalo si.
—Lo dijiste porque confías en mi —confrontó— tranquilo si, no volveremos hablar de esto si no quieres pero relájate.
Le miré inseguro de lo qué pasaba, ¿Qué hacía? Podía golpearlo y huir, o afrontarlo...
—Yo... voy a vomitar —mencioné.
Eli me ayudó a llegar al baño, saqué todo lo que había que no era mucho.
El chico estaba a mi lado sobando mi espalda, me pasó las medicinas junto con el suero.
—¿Quieres que llame a Linda o te lleve al hospital? —preguntó preocupado.
—Estoy bien, dijo la doctora que podía sentirme mal también hoy —expliqué, el chico pasó su mano por mi frente.
—Tienes un poco de fiebre —mencionó— recuéstate otro momento si.
—Yo debo ir a casa... —asegure.
—Estas aquí para cuidar a tu hermano, y yo me quedé para cuidarte de ti así que te vas a recostar en la cama, vas a descansar y dormir —gruñó.
—Que mandón —bufé molesto
—A ver si así me haces caso cabron —se quejó levantándome.
Otra lavaba de dientes y me acoste en la cama para tomar más suero, Eliot trajo un par de trapos mojados para la fiebre.
—Sabes cual es tu problema no te dejas cuidar —regañó.
—No soy frágil —señalé.
—Lo sé —asintió— pero tampoco tienes que fingir ser un chico rudo, no conmigo.
Le miré serio para empujar su cara.
—Me asfixias cabron —gruñi.
—Entonces respira —sonrió— respira.
Negué pero lo hice, no sé como o porque pero me quedé dormido.
Desperté sudando y un poco asustado.
—Tranquilo —dijo Eliot sobando mi espalda —tranquilo.
Lo miré un poco confundido para recostarme.
—Tuviste una pesadilla—me calmó.
Asentí, razón por las que odiaba dormir.
—¿Cuánto dormí? —pregunté cansado.
—Un par de horas, la fiebre ya te bajo y no has vomitado —me sonrío— te prepare un poco de caldo quieres.
Negué candando sentándome.
—Tienes que comer —miró molesto— y no se diga más.
Bufé pero me trajo su caldito que sabía bien solo pude con medio plato.
—Ya deveria irme —murmuré levantando.
—Ya fui a ver a tu hermano, le llevé pastel y está de acuerdo con que te quedes aquí —informó.
—No tenias que hacerlo —me quejé.
—Somos amigos debemos cuidarnos —insistió.
Suspiré para acostarme, no me iba a dejar en paz tan fácil.
—¿Quién es Paula? —preguntó— la mencionaste un par de veces.
—Es la mujer —expliqué— una de ellas.
Eliot bajo la mirada era la primera persona que me atrevía a confesarle.
—Seguiremos viendo la película o que —murmure.
Eliot asintió para ponerla, no pasó mucho rato cuando su voz me sacó del transe.
—Hey tranquilo —dijo abrazándome.
Una lágrima había rodado por mi mejilla, traté de apartarlo pero no me dejó, se quedó ahí abrazándome por un rato.
—Ya estás mejor —mencionó.
—Si, desde hace diez minutos pero sigues sobre mi —murmuré molesto.
Él tomó entre sus manos mi cabeza para verme.
—No te lo tienes que guardar todo de acuerdo —regaño.
Estaba demasiado cerca, por unos segundos me quedé mirando sus labios, sin embargo él fue el primero en besarme y lo dejé... lo dejé para borrar los recuerdos de mi infancia.
Un par de besos para continuar bajando, me levanté para quitarle la playera.
—Estas seguro...
—No hables —lo callé.
Entonces me lo coji, me enfoque en él y como siempre suprimí la mala vida patrocinada por mi madre, lo sumergí para el día que saliera y me ahogara como es de costumbre... me lo coji y me gustó.
Terminamos para quedarnos acostados.
—Tienes un lindo trasero —dijo riendo.
—Así es —murmuré— cabe aclarar que no soy gay.
Sus risita burlona hizo que se ganara un golpe.
—No, no lo eres he visto como le ves el trasera a la de biología —aceptó— pero amigo, hetero no eres.
—Supongo soy bisexual —mencioné.
Eliot me miró para negar molesto.
—Me costó más de diez años definir mi sexualidad y tú lo resolviste en menos de cinco minutos —se quejó.
—Eres un poco estupido —razone.
Negó abatido, le di un golpe para levantarme y vestirme.
—Te iras, así de simple me cojes y te vas —murmuré.
—Así es —murmure— quiero ver a mi hermano.
—¿Ya estás mejor? Claro que lo estás después de esto —guiño.
Le aventé agua para que se aplacara, salí de la casa con él a mi lado para acompañarme.
—Nos vemos —se despidió besando mis labios.
Bufé para meterle un golpe en el estómago.
—Adiós Eli —sonreí.
Entre a la casa, ahí estaba Rita dándole pastel a mi hermano.
—Le gusta el aviónsito —me burlé.
Mi hermano me sonrió para negar y extenderme los brazos para que le abrazara, lo hice atrayéndolo a mi.
—¿Cómo estás Beck? —preguntó acomodándose en mi.
—Ya mejor —asegure tomando su mano— ¿Tú?
—Va en su tercer plato —sonrió ella— todo lo demás estable.
Me acosté con mi hermano a mi lado, me puse a jugar con su cabello.
—Tu amigo me cae bien —sonrió— quiero conocerlo, darle mi aprobación.
—¿Tu aprobación? —pregunté confundido.
—Asi es, tú eres como mi papá y otras veces yo soy como el tuyo —explicó.
—¿Cuándo? —pregunté riendo.
—No te tengo que obligar a ir al doctor siempre que te enfermas —me regaño— eres un niño berrinchudo en esos momentos.
Negué para besar su frente.
—En fin debo aprobar tus amistades —asintió acostándose en mi pecho.
—Nunca lo habías hecho —murmuré.
—Es que no tienes muchos —concluyó riendo.
Me reí besando su frente para abrazarle, nos quedamos así por un largo rato pero mi estómago tenía otros planes.
Me levanté a devolver la sopa, me dolía ya todo el cuerpo de haber vomitado tanto, me quedé ahí sentado por un rato.
—Te traje tu medicina —dijo mi hermano— también le pedí a Rita que te preparara su sopa especial.
—Es asquerosa —le recordé.
—Pero te hará sentir bien —insistió.
—No gracias —murmuré.
Mi hermano me miró triste, me obligaría hacerlo.
—Solo un poco —acepté.
Cas me ayudó a recostarme, me dió la medicina para que me sintiera mejor y me obligo a comer dos platos.
Me acabe la sopa para acomodarme, mi hermano se acostó a mi lado.
—Te leeré un poco de acuerdo —mencionó.
—Si —le sonreí— te he dicho que eres el mejor hermano.
—Difiero porque eres tú pero si —sonrió, lo atraje a mi para besar su mejilla.
—Te amo —lo abracé.
—Yo más —asintió acomodándose— ahora ya no me distraigas.
Sonreí para asentir, empezó a leerme hasta que me quedé dormido tratando de evitar los recuerdo.
Tenía seis cuando empezó pero tal vez... fue desde mucho antes y aunque no a sucedido en mucho tiempo recordarlo me dolía.
Por otro lado siempre estuvo en mi la duda de si me gustaban las mujeres... no puedo negar que muchos hombres se me hacían lindos y el cierto apego emocional que había formado con mi amigo Sam siempre me hacían dudar.
Al final sabía que a quien amara estaba bien, lo importante era eso, el amor.
Vaya día...
Happy Pride Month ❤️🧡💛💚💙💜🏳️🌈
Que mejor día para salir del closet 💓💜💙
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