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XXIII. teorías conspiratiVas

Matthew

— ¡Hay uno detrás de ti! —gritó James, quien estaba sentado a mi derecha.

—Estoy justo a tu lado, no tienes que gritar —espeté, dado a que casi me dejó sordo.

El reloj marcó las tres y media de la tarde.

Estaba en casa de James Lodge, un chico de mi clase: lo que empezó como una visita por un trabajo de ciencias terminó en partidas de COD Advanced warfare, sentados en unos cómodos pufs en su habitación. Él ya había perdido el juego, por lo que estaba revisando su celular.

— ¡No no no no! —exclamé, intentando no morir en el juego.

— ¡Eres un perdedor Matt! —espetó James, golpeándome en el hombro.

Eres un perdedor Matt —dije con voz chillona, imitándolo—. Exclamó el pendejo que mataron primero

— ¿A quién llamas pendejo? Pendejo.

Negué repetidas veces con la cabeza en respuesta y me dispuse a revisar mi celular por si mi madre me había escrito, pues hacía un par de días que no sabía absolutamente nada de ella.

¿Habrá huido con el chico de las fotos que V me envió?

Siempre supe que las cosas en casa no estaban bien. Nunca fuimos una familia del todo normal; pero realmente nunca imaginé que uno de ellos estuviera siendo infiel, y mucho menos que fuese mi madre, pues siempre había sido tan inteligente, correcta e intachable.

¿Quién imaginaría que la exitosa abogada que lucha entre tantas cosas contra la infidelidad era la mayor de las infieles?

Definitivamente mi familia estaba llena de hipócritas: Sabrina y Joey mintiéndonos acerca del paradero de su padre, Verónica con sus constantes cambios de humor, Courtney apuñalando por la espalda a las chicas, Louis apoyándolas por sobre su hermana, nuestros padres abandonando a su sobrina trece años atrás justo después de que perdiera a los suyos.

¿Dónde encajaba yo en todo eso?

Literalmente me sentía como un completo extraño entre todos y —sé que sonará muy mal—, pero así estaban las cosas: Verónica era una perra, Louis era un adicto, Joey era un estúpido borracho, Courtney era una imitación barata de Verónica y Sabrina transpiraba inseguridad.

Realmente todos y cada uno de los involucrados en los asuntos de V merecían todo por lo que estábamos pasando. Éramos la clara representación de como V nos bautizó: unos malditos mimados.

¿Era yo una mala persona?

Muchísimas veces me lo pregunté, no comprendía porqué me estaba pasando todo lo que me estaba sucediendo.

¿Por qué V la tenía en contra de mí?

Y sabía que era así porque el sobre que me había enviado un par de días atrás: lo hizo con toda la intención de lastimarme. Si esas fotos salían a la luz la carrera, reputación y credibilidad de mi madre se desplomaría por completo.

Su futuro dependía de que ese sobre se mantuviera a salvo.

Pero si V me envió esas fotos...

¿Quién me aseguraba que eran las únicas fotos que existían?

Alguien tocó la puerta de la habitación de James, sacándome de mis pensamientos.

— ¡Pase! —ordenó él.

La puerta fue abierta—. ¡James, hermano! —exclamó animoso un chico.

Era alto y fornido, lo que lo hacía parecer muchísimo mayor que yo. Su cabello rubio oscuro —casi café—, estaba un poco desordenado de modo que parecía que no se hubiera peinado.

— ¡¿Qué hay?! —Exclamó James en respuesta—. Ya te habías tardado en venir.

—Estaba haciendo unas cosas —se excusó él, sentándose en la cama y dejando su mochila negra sobre ella—. Pero ya está, ¿Cómo va todo?

—Le estaba dando una paliza a Matt en Call of duty —alardeó James—. ¿No es así?

—De hecho no, lo mataron primero que a mí —aclaré.

— ¿Qué tal todo Matt? —Preguntó el chico, fijando sus profundos ojos azules en mí—. ¿Cómo te fue el sábado?

¿De dónde rayos se suponía que me conocía?

— ¡Cierto! —Concordó James—. ¿Cómo te fue en la fiesta?

— ¿Sí hiciste la misión ultra secreta que nos comentaste? —interrogó el chico, sonriendo divertido.

— ¿Te conozco de algún lado? —pregunté, mirándolo confundido.

Sus labios carnosos esbozaron una sonrisa ladeada, al mismo tiempo que frunció el ceño

— ¿Realmente no te acuerdas de mí?

Negué con la cabeza, cruzándome de brazos y frunciendo el ceño.

—Es Chad, con quien estábamos el viernes en El High —recordó James—. ¿Realmente no recuerdas absolutamente nada del viernes?

Volví a negar en respuesta—. ¡Vaya! ¿Cuánto le diste Lodge? —inquirió Chad.

— ¿A qué se refiere? —cuestioné confundido.

— ¿Recuerdas la bebida que te di? —preguntó James. Asentí en respuesta—. Tenía éxtasis.

— ¡¿Qué?! —grité enfadado—. ¡¿Por qué no me lo dijiste?!

—Cálmate Matt —pidió James—. No es para tanto.

— ¿No es para tanto? —Cuestioné, frunciendo el ceño—. ¡Me drogaron!

— ¿Sí te hubiera dicho que el trago tenía éxtasis le habrías dado tan siquiera un sorbo? —preguntó James.

— ¡Obviamente no! —espeté, negando con la cabeza.

—Ves, ahí tienes tu respuesta —dijo James—. Sólo quería que lo probaras.

—Los amigos no hacen eso James —repuse, agarrando mi mochila y mi blazer escolar—. Yo mejor me voy.

James me agarró de la muñeca, deteniéndome—. ¡Vamos Matt, no seas aguafiestas! ¿En serio te irás por una tontería?

— ¿Tontería dices? —Cuestioné, soltándome de su agarre—. ¡Me drogaste sin mi permiso!

James y Chad me jalaron de los brazos, sentándome nuevamente en el sillón puf; ambos se cruzaron de brazos.

— ¿Te pasó algo malo? —cuestionó James.

— ¿Te moriste, peleaste o te hiciste algo malo? —agregó Chad.

Negué con la cabeza en respuesta—. No recuerdo si peleé, hasta donde sé no hice nada malo y definitivamente no me morí.

—Entonces, ¿Cuál es tu problema? —cuestionó Chad.

— ¿Cómo pasaste esa noche? —preguntó James.

Hice un poco de memoria, logrando recordar que bailé y besé a una chica.

No estuvo tan mal...

— ¿Bien? —dije, cuestionándome a mí mismo—. Eso creo.

—Vuelvo y repito, ¿Cuál es tu problema? —preguntó Chad nuevamente.

—Fue sólo por diversión —aclaró James—. Desde que llegaste al instituto te noté tenso, y siempre quieres sobresalir en clases, pero no lo disfrutas en absoluto.

— ¿Cómo sabes qu...?

—Porque es lo que transmites Matthew —interrumpió James—. Sé que debe ser duro ser nuevo en el instituto, que a tu abuelo le hayan disparado en la casa donde vives y toda esa mierda, con todo respeto, de ser un Altamira.

Di un profundo suspiro—. Tienes razón, ser un Altamira es una completa mierda, y no tienes ni idea de todo por lo que paso por ese maldito apellido.

Ambos me vieron asombrados, pero no profundizaron más al respecto.

—Lo intención era que te relajaras un poco —continuó James—. Me caes bien y mi lo único que quiero es que no te presiones tanto.

—Tienes todo el resto de la vida para preocuparte —dijo Chad, fijando su vista en mí—. ¿Por qué no despreocuparte ahora? —agregó, buscando algo en el bolsillo de sus shorts verdes.

Chad sacó un frasco de pastillas y miró a James para luego voltearse hacia mí, mientras que nuestro amigo en común buscaba algo en su closet.

— ¿Qué se supone que haremos con eso? —cuestioné, viendo el frasco naranja.

James sacó una botella de vodka y cerró las puertas blancas de su closet

—Sólo nos divertiremos un rato —repuso Chad, esbozando una sonrisa divertida.

— ¿Eso es... droga? —cuestioné, mirando a los dos chicos que estaban sentados frente a mí.

— ¡Ay Altamira! Me sorprende tu inocencia —dijo James—. ¿No es obvio ya que nos vamos a drogar?

Los miré con incredulidad, viendo de reojo la puerta de la habitación de James.

—Claro, no tienes que hacerlo si no quieres —aclaró Chad, dándose cuenta de mi acción—. Pero sólo para que lo tomes en cuenta, si quieres intentarlo alguna vez ¿Por qué no ahora con nosotros?

—Exacto —concordó James—. Si lo intentas ahora con nosotros estarás experimentado para tu próxima vez.

—Además, sabes que nosotros no te haremos nada malo. Solo es... Experimentar.

— ¿Y la tarea? —pregunté, cruzándome de brazos.

—Hasta hace unos minutos estabas despreocupado call of duty —señaló James—. Y no te preocupes, yo hago el proyecto.

— ¿Y si vienen tus padres? —pregunté.

—Ambos llegan de noche, están trabajando —dijo James.

— ¿Qué hay de la señora de limpieza?

—A esta hora debe estar en su descanso.

— ¿Qué hay de las adicciones? —insistí.

—Sólo lo vas a probar Matthew, no es como que lo harás todos los días —dijo James.

—Deja de poner excusas —sentenció Chad—. ¿Lo harás o no?

Esas últimas dos semanas habían sido un total desastre: con lo del asesinato del abuelo y el de Adam, las mentiras que dijimos a la policía, V detrás de nuestros pasos, el posible divorcio de mis padres...

Desconectarse un poco del mundo no sonaba mal después de todo.

—Está bien —accedí finalmente—. Pero prometan que esto no saldrá de este cuarto.

— ¡Genial! —exclamó James.

—Cómo eres amateur, tú harás los honores —dijo Chad, entregándome una pastilla.

— ¿Qué se supone que haga con esto?

—Tragártela —indicó James.

— ¿No necesitaré agua para esto? —cuestioné.

—Mejor aún, agua bendita —dijo Chad agitando la botella de vodka que contenía un líquido azul.

Observé la píldora en mi mano durante unos instantes pensando en lo que estaba a punto de hacer, notando que los chicos me miraban expectantes mientras ellos tomaban las suyas, dándose tragos entre sí

¿Realmente quería hacer eso?

Los chicos me miraban expectantes, debido a que ya se habían tomado sus respectivas pastillas.

—Si no lo vas a hacer es mejor que me la des —dijo Chad, estirando su brazo para quitármela.

Fue hasta entonces que la llevé a mi boca y la tragué en seco, mientras James y Chad aplaudían mi acción.

— ¡Abre la boca! —ordenó Chad, agarrando mis mejillas entre su mano izquierda, por lo que hice lo que me pidió.

Con su mano derecha me empinó la botella de vidrio, vertiendo un poco de su líquido en mi boca el cual quemó un poco mi garganta debido a que estaba caliente. Definitivamente era vodka de frutos tropicales. Me limpié alrededor de mi boca cuando Chad me despegó la botella, viendo como todo comenzó a darme náuseas.

¿Ya estaba lo que sea que contuviera ese porro haciendo efecto en mí?

— ¡Vaya Altamira! —Exclamó Chad, mientras me daba palmadas en la mi hombro derecho—. No era para que te lo bebieras todo.

—Quien diría que el calladito del salón se droga —dijo James entre risas.

Chad se tomó una segunda pastilla, bebiendo un poco más de vodka directo de la botella.

— ¡Ya eres todo un hombre! —elogió Chad, refiriéndose a mí.

Luego de un rato riéndome con los chicos me acosté en la cama de James, juntando mis manos sobre mi estómago; un increíble apetito se desató en mí, por lo que los chicos destaparon un paquete XXL de Doritos de queso, al igual que una Coca-Cola.

Bebí un sorbo de la gaseosa y lleve un puñado de las frituras mi boca mientras admiraba la inmensidad del pálido techo de la habitación de James. El techo comenzó a abrirse, mostrándome la inmensidad del universo en él. De repente sentía como si estuviera flotando, por lo que llevé otro puñado de frituras a mi boca.

Se sentía tan bien estar despreocupado por un rato.

***

El reloj marcó las seis y un cuarto de la tarde.

Estaba en el auto de los Lodge con James y sus padres, pues estaban llevándome de vuelta a la villa; aún sentía levemente los efectos de lo que nos habíamos tomado hace un rato, por lo que estaba recostado de la ventana derecha del auto mientras admiraba los espacios de Rosefield.

Aunque estaba casi seguro de que ese dragón que volaba sobre los edificios era producto de mi imaginación.

Cruzamos en una intersección, en lo que leí era un parque llamado Kennedy, estaba aglomerado de gente con sus mascotas, haciendo ejercicio, o simplemente hablando. El tráfico estaba algo terrible y el semáforo estaba en rojo, por lo que tuvimos que esperar un poco. Me distraje viendo a las personas un poco distorsionadas, había una señora alimentando con compota a un bebé, cuyo frasco cayó al piso.

Pobre niño.

En una banca de metal había una pareja, la cual estaba siendo fotografiada por una tercera persona que estaba a pocos pasos de ellos.

Lucían tan felices.

De pronto vi un rostro familiar entre la multitud: se trataba de Louis. Traté de llamar su atención desde el interior de vehículo pero fue inútil, por lo que sólo lo seguí con la vista. Él se sentó en una banca de metal y comenzó a hablar con alguien que estaba sentado a sus espaldas en otra banqueta; él no paraba de mirar a sus alrededores a la par que hablaba con la persona que no logré distinguir dado a su capucha negra.

Algo sucedió y quien estaba a espaldas de Louis volteó de perfil, y lo que logré detallar escapándose de la capucha es una especie de máscara de cabra.

Wait a fucking minute.

La capucha negra...

La máscara de cabra...

¡Era justo como Courtney había descrito a su atacante!

Y si Louis estaba hablando con él, ella o eso significaba que...

¿Louis era V o trabaja para él?

Cada día transcurrido en ese maldito pueblo sólo daba sentido al porqué nos fuimos en un principio

***

Louis

— ¿De qué querían hablar ustedes? —pregunté por milésima vez a Sabrina y Joey, encendiendo un cigarro junto a la ventana.

Desde el almuerzo de esa tarde me dijeron que teníamos una charla pendiente con respecto a V, algo así sobre una sospecha o teoría que ambos tenían.

¿Lo curioso?

Pidieron específicamente que Verónica no estuviera presente en nuestra reunión, por lo que estábamos todos reunidos —obviamente a excepción de ella— en la habitación de las chicas.

— ¿Hablarás tú o lo hago yo? —preguntó Joey a Sabrina.

Ella soltó un sonoro suspiro—. Esta mañana luego de que V me dejara en ridículo y los chicos me siguieran al baño tuvimos una interesante conversación con Verónica —relató Sabrina.

— ¿Realmente hablaremos de Psicorónica? —preguntó Courtney. Sabrina asintió en respuesta—. Al no incluirla en nuestra reunión creí que la excluiríamos por completo, pero no me desagrada la idea de hablar de ella pero no con ella —agregó, cruzando su pierna derecha sobre la izquierda; posó ambas manos sobre sus rodillas y esbozó una sonrisa maliciosa—. Empecemos a destruirla.

—Esto es serio Court —aclaró Joey.

— ¿Krusty el payaso hablando de seriedad? —bromeé, dándole una calada a mi cigarro.

Joey me dio una mirada de desaprobación.

—Al grano —dijo Matthew—. Tengo sueño y me quiero ir a acostar.

—El punto es que Sabrina y yo creemos que Verónica es V —soltó Joey.

—Eso no tiene sentido — diferí, dándole una calada al cigarro.

— ¡Claro que sí! —Espetó Courtney.

—Expliquen su punto —pedí, exhalando el humo.

—Como les seguía diciendo —continuó Sabrina—. Sugerimos contarle todo a la policía y Verónica se puso como loca y básicamente nos amenazó con que nos pasaría algo si lo hacíamos.

—Es lógico que reaccione así —concordé con Verónica—. Todos los que han influido de manera negativa a nuestro alrededor o amenaza con descubrir la identidad V se ven afectados.

—Cuidado con lo que dicen chicos, no sabemos cuándo V puede estar escuchando —murmuró Matthew, lanzándome una mirada.

— ¿De qué me perdí? —pregunté a Matthew.

—No lo sé. Cuéntanos tú, ¿De qué nos estamos perdiendo? —respondió él.

—Como sea —intervino Sabrina—. No generalices Louis, ¿Qué nos hizo Alberto, Adam, Patrick o Courtney a nosotros?

—Si lo pones así —dije, quedándome pensativo durante un par de segundos—. Absolutamente nada.

—Exacto —dijo Joey—. Alberto la violó y lo asesinaron, Adam nos iba a decir la identidad de V y también lo asesinaron, Patrick le fue infiel con un chico y expusieron su sexualidad en su cumpleaños, Courtney es la única que realmente le lleva la contraria de todos, hasta a peleado con Verónica y por poco la asesinan.

—Buen punto —admití, dándole otra calada a mi cigarro—. Pero olvidan algo.

— ¿Qué cosa? —preguntó Sabrina.

—Todas las veces que V ha atacado a alguien Verónica está con nosotros —añadí—. Cuando le dispararon a Alberto ella estaba rogando porque no se suicidara, cuando lo de Adam ella estaba comiendo pizza con nosotros, con Patrick ella estuvo todo el tiempo con nosotros y mientras atacaban a Courtney todos estábamos en esta habitación.

—Pero, ¿Qué tal si ella no es la que ataca? ¿Y si ella sólo es la que ordena los asesinatos? —insinuó Sabrina.

— ¿La autora intelectual dices? —Añadió Joey; todos lo vimos asombrados por los términos que usó—. ¿Qué? Yo también veo CSI —sentenció, cruzándose de brazos.

—Exacto —concordó Sabrina—. No decimos que ella fue quien asesinó a Alberto y a Adam, pero algo me dice que tiene que ver con sus muertes.

— ¿Qué proponen para saber que no están equivocados? —pregunté, arrojando el cigarro por la ventana y cerrándola.

Sabrina y Joey compartieron miradas de confusión—. No creímos llegar tan lejos —admitió Sabrina—. Pero ya pensaremos en algo.

— ¿Qué tal ponerle una trampa? —sugirió Courtney.

— ¿Ponerle un anzuelo a V y esperar que lo muerda? —cuestionó Sabrina.

—No creo que una persona que logró matar a dos personas y salir impune caiga en una patética trampa de adolescentes —difirió Matthew.

— ¿Adolescentes? —Murmuré, soltando una pequeña risa y apagando mi cigarrillo—. Hablas como un viejo para ser de quince años.

—Y todos aquí hablan como víctimas, cuando somos totalmente responsables de todo lo que nos ha pasado —espetó Matthew.

Todos en la habitación lo vimos con expresiones de confusión.

— ¿Disculpa? —dijo Courtey, frunciendo el ceño.

—Nada —repuso Matthew, caminando hacia la puerta—. Sólo estaba pensando en voz alta —añadió, girando el pomo de la puerta con su mano derecha—. Como sea, me voy a dormir, descansen.

Matthew salió de la habitación de las chicas generando un silencio increíblemente incómodo.

¿Qué carajos acababa de pasar?

Matthew había estado extraño desde el viernes antes de irnos al club, y a pesar de que pasó el fin de semana con su conducta normal había recaído en lo mismo desde que llegó de casa de su compañero.

¿Matthew estaba atravesando por cosas que no nos contaba?

Y de ser así...

¿Por qué no hacerlo?

Lo mínimo que podíamos hacer por nosotros para que V no nos separara desde adentro era contarnos todo y mantenernos unidos. Después de todo éramos seis contra uno, lo que me recordó:

—Dejando atrás lo que acaba de pasar, ¿Por qué mierda ustedes nos mintieron con respecto a su padre? —pregunté, cerrando la ventana de la habitación de las chicas.

—Como le dijimos a Verónica, teníamos planeado guardar apariencias dos días, no tres meses —explicó Sabrina—. El hecho que mataran a nuestro abuelo sólo nos movió los planes.

—Podían mentirles a todos, pero no a nosotros —dije.

—Pero, ¿Qué ocurrió? —Preguntó Courtney—. ¿Cómo acabó el tío en prisión?

Un silencio se adueñó nuevamente de la habitación; Sabrina miró hacia el techo y tensó su mandíbula. Sus ojos se aguaron ligeramente y una lágrima se deslizó por su mejilla.

—Ni siquiera sabemos con exactitud el por qué mi papá está en la cárcel —contó Joey.

—Mamá no nos dio detalles —admitió Sabrina, sus mejillas se llenaron de lágrimas—. Pero tengo entendido que tiene que ver con una estafa o algo parecido.

Sabrina se sentó en su cama y quebró en llanto; Joey se sentó a su derecha, Courtney junto a Joey y yo junto a Sabrina. Los cuatro nos abrazamos de forma ladeada y guardamos silencio durante un par de segundos.

—Estamos juntos en esto, ¿Okey? —aclaré—. Lo que más sepamos de los demás nos mantendrá juntos.

—La unión hace la fuerza —concordó Courtney—. Créanme que si no hay secretos entre nosotros no se repetirá lo de Sabrina, Verónica y yo.

—Superemos eso ¿Sí? —Pidió Sabrina—. Comencemos esta semana con buen pie.

—Volviendo al asunto de que V es Verónica —dijo Courtney—. ¿Cómo haremos para tenderle una trampa y que caiga en ella?

—Tenemos que pensarlo bien —añadió Sabrina—. Ya tengo dos muertos en mi consciencia, y no creo poder con otra persona.

—Más temprano que tarde todo esto será sólo un mal sueño —agregué, intentando calmar los nervios de todos.

— ¿Recuerdan lo buena que era nuestra vida antes de V? —preguntó Courtney.

—Antes de Rosefield —corrigió Joey.

—Estábamos separados, pero al menos teníamos una vida normal —dije.

— ¿Llamas normal a violencia doméstica? —añadió Courtney. Sabrina y Joey nos miraron incrédulos—. Sí, tampoco tenemos vidas perfectas.

— ¿Qué ocurría? —preguntó Sabrina.

—Mi padre muchas veces discutía con mi madre, la última discusión se salió de control y Louis intervino —explicó Courtney.

—Chicos, yo... —dijo Sabrina.

—No lamentes nada —interrumpí.

—Eso no es todo —dijo Courtney—. Yo grabé la pelea y amenacé a mi padre con publicarlo y si las discusiones permanecían, y V tiene ese vídeo. Con eso me chantajeo para que me escogiera a mí sobre ustedes.

Sabrina lucía tan afectada por todo. Realmente ir a ese pueblo infernal cambió nuestras vidas aparentemente normales de manera drástica, de forma en que teníamos que cuidarnos las espaldas para que no acabaran con ella.

Mientras más tiempo transcurría en esa villa más anhelaba estar lejos de ella.

***

GLOSARIO.

COD Advanced Warfare: es un videojuego de disparos en primera persona desarrollado por Sledgehammer Games y High Moon Studios, distribuido por Activision, perteneciente a la franquicia Call of Duty.

Call of duty: es una serie de videojuegos de disparos en primera persona, de estilo bélico, desarrollada principal e inicialmente por Infinity Ward, Treyarch, Sledgehammer Games y en menor proporción Raven Software y distribuida por Activision.

Doritos: es una marca de tortilla chip con sabor producidos desde 1964 por la empresa de alimentos estadounidense Frito-Lay.

Coca-Cola: es una bebida gaseosa y refrescante vendida a nivel mundial en tiendas, restaurantes y máquinas expendedoras en más de doscientos países o territorios.

Krusty el payaso: es un personaje de la serie de dibujos animados Los Simpson. Su voz original se la da Dan Castellaneta.

CSI: fue una franquicia de medios de los programas de televisión estadounidense creados por Anthony E. Zuiker y exhibidos en la cadena CBS, que trata de científicos forenses que dan a conocer las circunstancias de misteriosas muertes y de delitos cometidos por criminales de la ciudad.

***

NOTA DE AUTOR.

¡HOLA GENTE!

Espero que hayan tenido una maravillosa semana.

Les debo una enorme disculpa por no haber actualizado antes, como les comenté en un anuncio que hice me enfoqué en corregir los capítulos viejos la semana pasada. 

¡Pero no pasa nada!

No tienen que releerlos para actualizarse en la historia, solo fueron correcciones gramaticales, ortográficas y de redacción que no afectan en absoluto al curso de la historia.

¡Espero que hayan disfrutado muchísimo este capítulo!

Los amo mucho.

¡Casi lo olvido!

Postulé el libro para un concurso de novelas y fue aceptado, so wish me some good luck and send me good vibes.

Sin más nada que decir, me despido.

¡Nos leemos luego!

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