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XX. V me hizo hacerlo.

Sabrina

Fui una prisionera, tal y como mi padre.

Lo que me diferenciaba de él era que fue un crimen que no cometí. Al menos no directamente. Todo comenzó y terminó con algo... O alguien.

V.

Esa maldita letra del abecedario que nos hacía brincar cuando sonaban nuestros teléfonos; con tan solo un simple mensaje V podía hacernos sentir horribles con nosotros mismos.

¿Cómo es que una persona podía saberlo todo sobre todos?

Entendía perfecta y extensamente que supiera todo de Verónica, porque después de todo era la que vivía en Rosefield y siempre había sido una perra con los demás, incluso después de la violación del abuelo. Patrick le dio estatus y un lugar en la realeza del West Coast, pues él siempre fue bien parecido.

¿Cómo lo sabía?

Fotos en los anuarios de Verónica.

¿Cómo V sabía todo acerca de mí y mis primos?

Ese era el verdadero misterio: V nos hacía sentir todo al mismo tiempo —y no hablo de sentimientos buenos—, me refiero a esas cosas que haces que te sientas horrible contigo mismo. Y con tan solo una llamada, podía cambiarlo todo.

— ¿Por qué Verónica pidió que esperemos por ella aquí?—preguntó Joey, sacándome de mis pensamientos.

—Creo que es por mí —dije, mirando al vacío—. Después de todo quieren saber qué rayos pasó conmigo hoy, ¿O no?

—Tal vez quiere que leamos juntos este bendito documento —dijo Matthew, arrojando el sobre encima de la cama.

—Yo ya tuve suficiente de esta noche —dijo Courtney, levantándose de la cama de Verónica y encaminándose a la puerta—. Si nos sirve o no me dicen mañana.

—Más tarde —corrigió Matthew—. Ya son las cuatro de la mañana del domingo.

—Como sea, me voy —dijo Courtney, colocando su mano en el pomo de la puerta.

Alguien desde afuera lo giró, abriéndola—. ¡Olvídenlo!, Madrónica decidió aparecer —añadió Courtney, haciendo referencia a que Verónica estaba entrando a la habitación.

Esta última entró en la habitación cerrando las puertas a sus espaldas, examinándonos con su mirada sin pronunciar palabra alguna. Su mirada se detuvo en Courtney, mirándola de arriba a abajo de forma despectiva; Verónica apretó sus labios y una lágrima recorrió su mejilla antes de darle una fuerte bofetada a Courtney en su mejilla derecha.

— ¡Por tu culpa! —gritó.

Todos —incluyendo a Courtney—, nos quedamos asombrados, esta última con su mano puesta en el sitio de impacto. Verónica la empujó

— ¡No te importa nadie más que tú! —Verónica golpeó con su dedo índice el pecho de Courtney en cada palabra, dando pasos hasta dejarla sentada en la cama—. ¡Eres una maldita perra egoísta!

Después de este último grito, Verónica le tiró su celular a Court en el pecho y rompió en llanto, esta última logró agarrarlo antes de que cayera al suelo y leyó algo en su pantalla.

—Yo no hice esto —dijo Courtney—. ¡No puedes culparme de algo que yo no hice! —exclamó—. ¡Puedes revisar mi maldito teléfono si te da la gana!

— ¿De qué mierda están hablando? —espetó Louis.

— ¡De esto! —gritó Courtney arrojándole el teléfono a Louis quien estaba sentado en el suelo junto a la puerta del vestidor de la habitación.

— ¿No te bastó con mi tirar mi vida al vacío? —Dijo Verónica—. ¡Ahora también arrojas mi teléfono!

— ¿Llamas vida a una relación que yo no destruí? —gritó Courtney.

— ¡Cállense de una puta vez! —gritó Louis.

Joey, Matthew y yo lo miramos a expectantes, pues era el único de los cuatro que podía saber algo acerca de lo que estaba pasando, y podía ponernos en contexto.

Courtney tomó su decisión —leyó en voz alta—. Y fue la única que no salió quemada, ¿Son tan leales los demás a ti como lo eres tú? XOXO... V.

Culpa.

Eso sentía en ese momento porque sabía que lo que decía el mensaje de V era mentira. Por un lado sabía que tenía el poder de acabar la pelea entre Verónica y Courtney —asumiendo a su vez las consecuencias que mi acto egoísta traería—, pero por otra parte sabía que Courtney lidiaría a la perfección con eso.

Pero si asumía la responsabilidad de mis actos no sabría qué hacer... No podría con las consecuencias que eso conllevaba.

Quise jugar con fuego y dos personas —incluyéndome—, salimos quemadas.

Court, te dije que no le respondieras —recalcó Louis con un claro tono de decepción.

— ¿Qué? —dijo Courtney sorprendida. Verónica caminó en dirección a Louis hecha un mar de lágrimas—. Yo no respondí nada hermanito.

Court, V te dio la opción y tú la tomaste —espetó Louis, entregándole el teléfono a Verónica.

— ¡¿Disculpa?! —Exclamó Courtney—. Hermanito, entiendo Verónica pero tú no —añadió, desbloqueando su teléfono y entregándoselo—. Mira, aquí tienes, puedes revisar lo que sea.

Luego de unos segundos revisando el celular de Courtney, finalmente soltó un suspiro de decepción mientras negaba repetidas veces con la cabeza; Louis le pasó el celular nuevamente a su hermana.

— ¿Puedes leernos eso en voz alta? —dijo, cruzando sus brazos sobre su pecho y fijando su vista en el suelo.

Louis tenía la corbata azul enrollada en su mano derecha.

—Louis, yo... Yo no escribí esto —murmuró Courtney con voz quebrada. Algunas lágrimas se deslizaban por sus mejillas—. Tienes que creerme hermanito. Yo no hice esto.

—Léelo —pidió Louis nuevamente, tensando su mandíbula—. No hagas esto más difícil de lo que ya es para mí.

Courtney vio la pantalla de su celular y mordió su labio—. Yo... Yo no escribí esto —repitió, esta vez rompió en llanto; pero cuando finalmente se calmó leyó la pantalla de su celular—. Destrúyelas, no me importa que pase. Sólo déjame en paz.

Dirigí la mirada hacia mis pies, sintiendo mis mejillas arder tan calientes como el mismo infierno. Mis ojos estaban aguados, corriendo el peligro de romper en llanto en cualquier momento, pues sentía pena de la situación que estaba ocurriendo.

—Sal de mi habitación —dijo Verónica con voz quebrada. Courtney quedó petrificada—. ¡Sal ahora mismo! —gritó.

—Yo no escribí esta mierda —dijo Courtney entre lágrimas, caminando hasta las puertas de la habitación—. Pero está bien, créanle a la persona que sólo quiere destruirnos. Confíen en V.

Levanté un poco la cabeza, encontrándome con una mirada acusadora de Joey, quien estaba en una esquina de la habitación recostado de la pared, con sus brazos cruzados sobre su pecho.

Courtney finalmente salió de la habitación hecha un mar de lágrimas, azotando la puerta al salir; por nuestra parte, las cinco personas que quedamos en la habitación nos encontrábamos en completo silencio analizando lo que acababa de pasar, y aunque todos estaban completamente desconcertados, yo sabía que sucedió.

Una lágrima recorrió mi mejilla mientras estaba cabizbaja, pues no podía evitar sentirme mal por Courtney, porque sabía lo que se sentía que te culparan de algo que no hiciste.

Ya lo viví... Ya fui arrestada por eso.

— ¿Leeremos esto? —preguntó Matthew, refiriéndose a los documentos que estaban encima de la cama de Verónica.

—Sinceramente no tengo cabeza para nada ahorita —dijo Louis—. ¿Lo leemos más tarde?

—Está bien —dijo Verónica—. Solo quiero dormir, no aguanto más de este día.

—Bien, buenas noches —dijo Matthew, saliendo de la habitación.

Louis, Joey y yo imitamos la acción de Matthew, dejando a una triste y enojada Verónica dentro de las lujosas paredes que conformaban su habitación. Me despedí de los chicos para dirigirme a mi habitación a enfrentar la situación con Courtney; logré dar unos pocos pasos, pues alguien me tomó de la muñeca.

—Tenemos una conversación pendiente, hermana —dijo Joey, recordándome lo que hablamos hace unos minutos en la entrada de la comisaría.

—Después hablamos, ¿Está bien? —Dije con tono de súplica—. Yo estoy cansa...

—Ahora —susurró Joey, interrumpiéndome—. Puedes mentirle a quien quieras, pero a mí no. Te conozco Sabrina.

Solté un bufido, blanqueando mis ojos—. Está bien —accedí, caminando en dirección hacia la escalera. Joey me mira confundido—. ¿No pensaste que hablaríamos aquí? —Cuestioné, señalando hacia el piso inferior—. Camina.

***

Llevábamos quince minutos en la piscina sin mencionar palabra alguna, pues la enorme culpa que sentía no me dejaba encontrar la manera de explicarle todo a Joey, porque si yo me odiaba a mí misma, no quiero imaginarme cómo se sentirá él. Debido a que la madrugada estaba fría, Joey puso por encima de mis hombros su saco rojo.

—Puedes hablar ya Sabrina —dijo caminando de un lado a otro frente a mí.

No había parado de hacerlo desde que bajamos. Estaba sentada con las piernas abiertas, mis codos sobre la rodilla y mis palmas sujetando mi rostro, estirándolo. Mi maquillaje estaba corrido por todo mi rostro de tanto que lloré en aquella pequeña celda. Di un profundo suspiro y finalmente me atreví.

—El jueves por la tarde cuando estaba de compras con Courtney salimos del vestidor un minuto, y cuando volví mis cosas ya no estaban ahí, entonces fui a caja a reportar que había sido robada, al menos parcialmente.

— ¿Parcialmente? —interrumpió Joey.

—Resulta que alguien había llevado mis cosas a caja, y ya habían pagado por el vestido con el que fui a la fiesta para mí... V lo hizo —Joey no ocultó su asombro, y no paraba de gesticular cosas que no decía—. Cálmate, eso no es todo. V me dijo que sería un favor, y que eventualmente lo tendría que pagar.

Joey pasó ambas manos por su rostro y luego las llevó a sus caderas, frunciendo el ceño—. ¿Aceptaste algo de V? —Asentí en respuesta—. ¿Por qué no pagaste por el vestido tú misma?

—No tenemos dinero Joey, ¿O se te olvidó el por qué estamos aquí? —recalqué. Joey dibujó una ligera expresión de asombro en su rostro—. No es mi culpa que tengamos que mantener apariencias, son órdenes de nuestra madre. Creí que sería sencillo, un par de días y ya... No contaba con que matarían al abuelo y se nos extendiera el plazo.

El silencio se apoderó de nuestra conversación por un par de minutos.

—. ¿Es todo? —preguntó Joey, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

Negué con la cabeza—. Anoche recibí una llamada de V, me dio los pendientes y el colgante que usé en la fiesta a cambio de no atacarme, pues Courtney ya había decidido salvarse el pellejo... No podía permitir que Courtney tumbara nuestra perfecta historia Joey; a cambio de los pendientes me dio un pendrive diciéndome que se lo diera al dj de la fiesta —hice un fallido intento por contener mis lágrimas, pues estas se escaparon. Solté un bufido y continué—. Por mi culpa Patrick fue expuesto delante de todos; yo fui quien le dio el vídeo al dj y también es por mí que Verónica corre el riesgo de que todos sepan acerca de su violación.

Joey me miró como nunca lo hizo—. Se supone que de los dos eras la buena hermanita —su voz se tornó triste; sus ojos café destellaban enojo y decepción; por mi parte, rompí en llanto—. Yo te idolatraba, eras la mejor en todo: calificaciones, cocina... Hasta eres la favorita de nuestros padres; siempre eras amable con los demás, te importaban las demás personas —se quedó en silencio, y justo cuando yo iba a hablar me interrumpió—. Por Dios, Courtney ha sido tan amable contigo y mira lo que le hiciste.

— ¡Ya basta! —Grité, en tono de súplica—. Creo que ya pagué lo que debí pagar, ¿No? V hizo que me encerraran en una celda Joey, ¿O se te olvidó?

— ¿Crees que eso compensa todo lo mal que trataron a Courtney allá arriba? —dijo, limpiándose las mejillas con el dorso de su mano derecha.

—Yo...

—Nada Sabrina —interrumpió—. ¿Dónde está la chica buena que era mi hermana? Porque sinceramente no la veo.

—Sigo siendo la misma Joey —dije entre lágrimas.

Joey miró al cielo, llevándose las manos a sus caderas; respiró hondo—. Doce días en Rosefield y lograron cambiar a la chica inteligente y preocupada que tanto admiraba.

—Hermanito lo lamento —dije con tono de súplica—. No fue mi intención.

—Te equivocas de persona, porque no es a mí a quien le debes disculpas —llevé mi mirada hacia el piso apenada—. No puedo creer que te cambiaran, eres igual... No, te volviste peor que ellas: superficial, materialista, egoísta —hizo una pausa, negando repetidas veces con la cabeza—. Por Dios, aceptaste regalos de V para destruir a las demás y aun así te destruyo.

— ¡Tú también aceptaste su dinero!

— ¡Para sacarte del problema en el que te metiste! —Gritó, seguido de un incómodo silencio; Joey presionó su tabique con el dedo índice y pulgar de su mano derecha, llevando su otra mano a la cadera, soltando un profundo suspiro—. Nunca pensé que diría esto, pero me da asco la persona en la que te convertiste. Me agradabas más hace 20 kilos —sentenció, dejando el lugar.

Me quebré en lágrimas.

"Me da asco la persona en que te convertiste".

Mi hermano.

Mi gemelo.

Mi soulmate.

Mi otra mitad me dijo eso.

Nadie —y esto incluye a mis padres—, era tan sincero conmigo como lo era Joey; él nunca me había mentido, siempre decía lo que pensaba al respecto. Y esta vez las cagué, muy feo... Hasta el fondo.

"Me agradabas más hace veinte kilos".

Finalmente me di cuenta que mi problema no era mi peso: Era yo. Y siempre fue así.

El vestido de V.

La joyería de Tiffany's.

Toda lo que comí ese día.

La celda asquerosa en la que estuve detenida.

Blue Whale.

Los pensamientos autodestructivos volvieron. Caminé a paso apresurado al baño de la planta principal de la villa, introduciéndome en él y cerrando la puerta a mis espaldas, corrí hasta el inodoro, me arrodillé frente a él, levanté la tapa y lo hice. Introduje mi dedo índice y toqué mi reflejo faríngeo, liberando mis problemas.

***

Louis

—Hazlo ya —insistió por enésima vez Matthew a Verónica.

— ¿Qué tal si dicen que los Ray sí tienen derecho sobre Altamira's Group? —cuestionó Verónica, presionando la carpeta contra su pecho.

Courtney blanqueó sus ojos e intentó quitarle la carpeta—. ¿Y si leemos esto de una vez?

— ¡No me toques! —Exclamó Verónica, llevando los documentos a su espalda—. El que estés ahora en mi habitación no quita el hecho de que nos destruiste a Sabrina y a mí.

—Yo no hice una mierda —recalcó Courtney, en un vago intento por defenderse—. Pero no pienso seguir perdiendo mi tiempo dando explicaciones si no me creerán.

— ¿Quieres que crea que el mensaje que nos leíste que salió de tu celular es tan falso como tu virginidad? —dijo Verónica.

Courtney soltó una risa sarcástica—. Ay Veroniquita, espero que no aspires a comediante, porque das pena ajena.

— ¿Pueden dejar su absurda pelea? —Intervine, quitándole la carpeta a Verónica—. Leamos esto de una vez.

Joey me la quitó carpeta—. Yo vigilé, creo que me corresponde a mí leerlo.

Matthew le quitó la carpeta—. Aprende a deletrear electroencefalografía primero. Yo lo conseguí, así que yo lo leeré.

—E-l-e-c-t-r-o-e-n-c-e-l-o... —deletreó Joey, frenándose en la o—. ¿Electro qué?

—Exacto —repuso Matthew—. Yo los encontré, yo los leeré.

—Que no sepa deletrear no significa que no sepa leer —añadió Joey, quitándole la carpeta.

—Yo hice el ridículo y casi pasé toda la noche en una celda —dijo Sabrina, quitándosela a Joey—. Así que yo lo haré.

— ¿Podrían dejar de pelear por semejante estupidez —dijo Courtney, arrebatándole la carpeta a Sabrina—. Básicamente me obligaron a hacer el ridículo, yo debería leerlo.

— ¿En serio piensas que creeré algo que salga de tu boca? —dijo Verónica, intentando quitarle la carpeta.

Ambas empezaron a forcejear por ella.

—Suéltala Verónica, ¿No te bastó con la pena que nos hiciste pasar? —protestó Courtney.

— ¡Dámela, es mi compañía! —exclamó Verónica, intentando quitarle la carpeta.

—Ni siquiera sabemos a quién le quedará la empresa, no seas ridícula —gimoteó Courtney—. ¡Suéltala!

— ¡Dame... Dámela! —Insistía Verónica—. ¡Ho-ly-shit! —Gritó, soltando la carpeta—. ¡Mi uña!

En medio del forcejeo entre ambas, cuando Verónica soltó la carpeta, Courney la dejó ir. La carpeta voló por la habitación dejando caer muchísimos papeles, los cuales aterrizaron regados por todo el lugar, por lo que Joey, Matthew, Sabrina y yo nos pusimos a recogerlos.

— ¡Genial! —Espetó Verónica—. No te bastó con jodernos la vida, también dejas ir los que pueden ser los papeles más importantes para el futuro de la compañía.

—Es tú empresa, así te vuelvo a joder la vida —añadió Courtney, con cierto tono de sarcasmo.

— ¿No ven lo que su absurda pelea hizo? —Protesté, mientras recogía papeles del suelo, leyéndolos un poco—. Al menos ayúdennos a recoger el desastre que hicieron.

Verónica blanqueó sus ojos, y comenzó a atar su dorada melena en un desordenado moño—. Está bien —accedió finalmente.

Ella arremangó su sweater de rayas rojas con blanco, mientras que Courtney ataba su cabello azabache en una perfecta cola de caballo. Todos estábamos en cuclillas recogiendo los papeles del suelo; en mi poder tenía varios con fechas de hace algunos 6 o 7 años, pero ninguno hablaba acerca de quién quedaría en el poder si algo le pasase al abuelo.

Vi a los chicos de reojo y detuve mi mirada en Sabrina, quien con el ceño fruncido estaba concentrada leyendo una hoja.

—Chicos... —murmuró. Joey dirigió su mirada hacia Sabrina—. Chicos... —dijo nuevamente, levantándose del suelo con lentitud—. ¡Chicos! —gritó, captando la atención de todos.

Sabrina caminó hasta la cama de Verónica y se sentó en ella—. Esto es de hace un año.

Todos nos acercamos a Sabrina rápidamente, sentándonos alrededor de ella.

— ¿Qué dice? —interrogué, viendo como Sabrina leía el documento con detenimiento.

—Bueno, no sé mucho sobre leyes, pero... —dijo, haciendo una pausa mientras leía para ella misma—. Si no estoy mal, los Ray falsificaron un documento y la firma del abuelo.

Verónica le arrebató el papel de la mano a Sabrina, leyendo con detenimiento el documento—. Creo que no te equivocas Sabrina, pero... ¿Hace un año?

—Es creepy —añadió Matthew—. ¿El abuelo tiene un año planificando su suicidio?

—No lo creo —dijo Courtney—. O sea, no lo compartí mucho con él, pero suena muy loco que planificara un año entero esa fiesta.

— ¿Cómo se llama el abogado del abuelo? —pregunté.

—Evan —contestó Verónica—. ¿Qué hay de él?

—Necesitamos asesoría legal, nos vendría su ayuda en este momento —dije.

—Está bien —dijo Verónica, desbloqueando su celular—. Ya lo llamo

Verónica se levantó de la cama y caminó junto a la ventana, tecleando un par de cosas en su celular y luego lo llevó a su oído.

— ¿Evan? —interrogó—. ¿Cómo estás? —Silencio—. Me alegro muchísimo. Estoy muy apenada porque el domingo pasado me ayudaste con lo de Adam, pero en serio necesito tu ayuda ahora. ¿Puedes venir en un rato? Claro, si no tienes nada que hacer —silencio—. Es urgente, tiene que ver con Altamira's Group —otro silencio—. ¡Perfecto! Estás invitado a cenar, pero por favor, nadie se puede enterar de esto... Ni siquiera mis tíos.

Luego de esa llamada, Verónica colgó; todos quedamos un par de minutos en silencio.

¿Por qué el documento tenía fecha de hace un año?

Eso es algo que realmente me dejó con dudas. Puede que solo se tratara de una simple coincidencia pero...

¿Por qué el abuelo haría un documento de "si algo me pasa"?

Desde mi perspectiva no lo veía como si hablara de una enfermedad, más bien pareciera que lo hubiese hecho como si alguien lo habría amenazado, pero...

¿Por qué alguien amenazaría al abuelo?

Hasta donde sabía todos idolatraban al abuelo, y era una figura muy influyente en la comunidad. Además, si se supone que el testamento lo cambió el mismo día de la fiesta donde fue asesinado delante de todos.

¿Cuál era la necesidad de hacer este documento donde especifica el futuro de la empresa?

—Sabrina —murmuró Verónica, saliendo de sus pensamientos.

—Dime.

—Hace rato mencionaste lo de que casi pasaste la noche en una celda —dijo Verónica—. A todas estas, ¿Por qué te arrestaron? —interrogó, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

Sabrina lamió sus labios y bajó la cabeza, jugando unos segundos con su cabello—. Bu-bueno, ya saben que Courtney nos echó a la boca del lobo a Verónica y a mí, así que se imaginaran lo que pasó.

—Si Verónica te está preguntando es porque queremos saber exactamente qué pasó —insistí—. ¿Por qué fuiste arrestada Sabrina?

—Por los pendientes que cargaba puestos, los conseguí en una caja de regalo en mi mesa de noche, pensé que era un regalo de mi madre pero al parecer fue una trampa de Courtney— explicó.

Noté de reojo que Joey negaba ligeramente con la cabeza mientras Sabrina nos relataba lo sucedido, pero no le tomé importancia.

— ¡Holyshit! —Espetó Courtney—. Yo no hice nada, ¿Cuántas veces debo repetirlo?

—Me robaste mi privacidad, ¿También robarás mis frases? —se quejó Verónica

—No seas ridícula —atacó Courtney—. Quisieras tú tener la dicha de que te robe algo.

—Desgraciadamente ya tuve la desgracia —contraatacó Verónica—. ¿O te olvidas del collar que te estabas probando el mismo día que llegaste a la Villa?

— ¿Ese feo collar pasado de época?

—Igual que todo tu arm... —dijo Verónica.

— ¿Podrían por favor dejar que Sabrina termine su historia? —intervine, dando fin a la absurda pelea entre mi hermana y mi prima.

—Y para que sepas no se dice holyshit, es ¡Ho-ly-shit! —aclaró Verónica.

Courtney blanqueo sus ojos.

Ambas guardaron silencio y Sabrina pudo continuar—. Pues aparentemente los accesorios fueron robados de Tiffany's, y hubo un reporte anónimo diciendo que yo lo hice, y efectivamente las joyas eran robadas.

—El reporte anónimo fue V, sin duda —añadió Joey.

— ¡Wow! Gracias por decirnos lo obvio —espetó Courtney, aplaudiendo sarcásticamente.

Verónica blanqueó sus ojos—. Ya tuve suficiente de ustedes, salgan de mi habitación. Quiero asearme y ver si al menos puedo obtener un poco de paz después de esta horrible semana.

Mi teléfono comenzó a vibrar en mi bolsillo, y al ver la llamada fui el primero en salir de la habitación.

Llamada entrante
Alex

—Hey, ¿Cómo estás? —Saludé con amabilidad—. Estaba por llamarte.

¿Tienes mi dinero?

—Yo estoy bien, gracias por preguntar —bromeé.

Soy tu jefa, no tu amiga —aclaró—. Así que vuelvo y repito, ¿Tienes mi dinero o no?

—Sí —asentí, a pesar de que no podía verme—. La mercancía voló este fin de semana, y los auriculares que me diste no me sirvieron. Exijo un reembolso.

Te veo en quince donde siempre.

—Mejor hagamos otra cosa, ¿Tienes planes para esta noche? —pregunté.

Es un domingo a las cinco de la tarde, ¿Qué crees que haría?

—Bueno, ya que lo pones así, ¿Qué te parecería cenar conmigo y mi familia?

¿En serio creíste que aceptaría una invitación a cenar? —dijo con tono hiriente.

—De igual forma no puedo salir, estoy castigado —mentí—. Así que si quieres tu dinero, deberás venir por él.

No sé qué es más patético —dijo—. Que te castiguen aún o que pienses remotamente que haré lo que me pidas. No me gusta que jueguen con mi tiempo, ¿Prefieres perder un dedo o darme mi dinero? —una ligera risa se escapó de mi boca—. Yo no me estoy riendo, te veo en quince donde siempre.

FIN DE LA LLAMADA

Colgó, ni siquiera me dio oportunidad de decir cualquier cosa; Alex era un reto que estaba dispuesto a aceptar, y sabía que de a poco caerá en mis redes.

***

GLOSARIO.

Soulmate: alma gemela.

Creepy: espeluznante.

***

NOTA DE AUTOR.

¡Ho-ly-shit!

Actualicé en una semana.

Yes, i did it.

Esta semana estuve un poco más ligero de asignaciones en la universidad, por lo que pude tomarme la libertad de escribir.

Como dije en el capítulo pasado, trataré de actualizar lo más pronto posible, hasta que finalmente salga de vacaciones y pueda actualizar con la misma regularidad de antes.

¿Qué les está pareciendo el libro hasta este punto?

Los 6 de Rosefield aún tienen muchos secretos por revelarnos.

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Gracias por todo el amor y el apoyo que le dan a esta historia.

No olviden que los amo.

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