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XVIII. ¿Feliz Cumpleaños?

NOTA DE AUTOR.

Antes de comenzar el capítulo, quiero decirles que este será diferente.

¿En qué sentido?

Como ya saben, tengo acostumbrado a escribir los capítulos desde el punto de vista de los seis mentirosos —Louis, Verónica, Sabrina, Joey, Courtney y Matthew—, pero dado a los acontecimientos que en este capítulo ocurrirán, me veo en la obligación de no narrar de la misma manera que siempre —como dije antes, en primera persona—, por lo que será un narrador omnisciente.

Dejando ese punto claro, comenzemos.

¡Espero que les guste!

***

Tipo de narrración: Omnisciente.

Sábado por la noche en Rosefield y todos estaban vestidos para la ocasión. Ese sábado era diferente, ya que cierto hijo único estaba cumpliendo su mayoría de edad.

¡Ay, los dieciocho!

Esa edad en la que aún somos más hormonas que gente: nos dejamos llevar por nuestros impulsos, bebemos alcohol en grandes cantidades, nos volvemos rebeldes, queremos nuestro propio espacio, independizarnos, cometemos errores.

Ya sé lo que dirán: todo eso también lo hacemos antes de cumplir esta anhelada edad, solo que esta vez lo hacemos asumiendo la consecuencia de nuestros actos.

El reloj marcó las diez y media.

Los herederos de Altamira —Verónica, Louis, Courtney, Sabrina, Matthew y Joey—, entraron en acción a la fiesta antes mencionada; pues se trataba del cumpleaños de Patrick Ray, el chico más popular, ardiente y codiciado del West Coast.

Verónica y Patrick eran —aparentemente—, la pareja perfecta. Hechos el uno para el otro.

Los Altamira —más unidos que nunca—, hicieron su entrada triunfal al hermoso y extenso patio trasero de los Ray, donde se dio la fiesta.

— ¡Bienvenidos! —exclamó Patrick.

— ¡Feliz cumpleaños! —exclamaron los chicos al unísono.

— ¡Feliz cumpleaños amor! —exclamó Verónica, dándole un abrazo seguido de un beso en los labios.

—Los regalos van por allá —indicó Patrick, señalando a su derecha.

Verónica caminó unos pocos pasos, debido a que Patrick la agarró de la muñeca

— ¿Me regalas un minuto a solas? Por favor —pidió él.

— ¡Claro! —Verónica accedió de inmediato—. Sabrina, ¿Podrías entregarle esto a al dj? —preguntó, sacando un pendrive de su bolsa y entregándoselo.

—Está bien —accedió Sabrina.

Patrick llevó a Verónica al desierto interior de la casa, pues todos los invitados y los trabajadores de la fiesta estaban en el patio trasero; juntos se encaminaron a la biblioteca de los Ray, siendo Verónica la primera en entrar seguida por Patrick, quien cerró las puertas a su espalda.

Verónica contemplaba la oscuridad que los rodeaba, caminando hasta el escritorio y sentándose sobre él.

—Si me hubieras traído aquí antes pensaría que tendríamos sexo —dijo sarcásticamente—. Pero ambos sabemos que no pasará, así que dime de una vez, ¿Qué quieres Patrick?

—No estoy para tus malos comentarios Verónica —dijo Patrick—. ¿Qué coño hacen tus mugrosos primos aquí?

— ¿Nolan además de su pene te metía droga o qué? —Dijo Verónica—. Tú estabas ahí cuando Alberto dijo que si salíamos debía ser juntos.

—No creas que olvidé que Sabrina me rompió ese florero en la cabeza. No quiero a esa perra aquí —agregó, acercándose de forma amenazante hacia Verónica.

Ella imitó su acción—. Yo tampoco quiero estar aquí, Patrick —dijo, golpeándolo con su dedo índice en el pecho—. Si quieres terminamos este microteatro de una vez, terminemos nuestra relación falsa ahora mismo y me iré con mis "mugrosos primos" ahora mismo.

—Sabes bien que eso no es una opción.

Verónica lo miró con desdén—. Entonces te la calas, porque puede ser tu juego, pero lo haré bajo mis reglas —dijo, golpeando su hombro contra el de Patrick y caminando unos pocos pasos hacia la puerta.

Patrick sujetó a Verónica de la muñeca y la jaló con fuerza hacia su cuerpo, sus increíbles ojos azules destellaban furia; alzó su mano por sobre su cabeza, ella cerró los ojos con fuerza esperando el impacto que para su suerte nunca llegó, pues las puertas se abrieron.

Patrick tomó el mentón de Verónica rápidamente y la besó.

— ¡Hmm hmm! —aclaró su garganta una voz femenina. Las luces se encendieron—. Disculpen por interrumpir —dijo Diane, la madre de Patrick.

Llevaba un ceñido vestido de seda blanco con unos tacones versace a juego, con su cabello negro perfectamente cortado hasta los hombros cayendo a los lados se rostro.

—Con que aquí estaban —dijo Joseph, el padre de Patrick—. Menos mal llegamos a tiempo, unos minutos después y tal vez ya seríamos abuelos.

El suegro de Verónica llevaba un esmoquin negro con una pajarita. La joven Altamira miró a sus suegros y se mofó un poco: de no ser por la decoración cualquiera pensaría que se trataba de una moderna boda civil.

Verónica se sonrojó y Patrick rio un poco—. ¡Por Dios papá! De ser por eso hace rato fueran abuelos ¿Verdad amor? —él le dio una leve nalgada a Verónica.

— ¡Patrick! —murmuró Verónica apenada—. No le hagan caso —añadió mirando su pedicura.

—No tienes que sentir pena Verónica —dijo Diane, tomándola por los brazos—. Eres de la familia, y sé que estas últimas semanas no han sido fáciles para ti, pero estamos para apoyarte siempre.

—Tu tío Earl está loco por conocer a esta jovencita —dijo Joseph, esbozando una sonrisa y caminando hacia la puerta.

Los Ray —junto a Verónica—, salieron de la biblioteca y se dirigieron nuevamente a la fiesta.

***

Entretanto, en la mesa número 3 se encontraban el resto de los Altamira reunidos: los chicos fraternizaban entre sí y Sabrina tenía una conversación "normal" con Courtney —una que no habían tenido desde que V apareció en sus vidas—.

— ¿Dónde estará Verónica? —preguntó Sabrina.

Ella aún estaba preocupada por su reciente llamada con V, sus palabras se repetían una y otra vez en su cabeza como una muy mala canción pegajosa.

"Estoy tan cerca que hoy nos veremos".

¿Y si Patrick era V y quería hacerle daño esa noche a Verónica?

Bueno, eso no tendría mucho sentido porque V fue quien provocó que Verónica se encontrara con Patrick el sábado pasado en aquel hotel.

¿Y si Patrick estaba lastimando a Verónica?

Todo eso corría por la cabeza de Sabrina.

—Ahí va —dijo Courtney, señalando hacia la puerta trasera de los Ray.

El ambiente era agradable: la música estaba acorde a la celebración, había un montón de gente, entre ellos personas del West Coast con las que Sabrina alguna vez cruzó palabras en los pasillos, al igual que algunos de sus compañeros de clase. El patio estaba lleno de postes de luces que daban una atmósfera increíble.

—Lindos pendientes —elogió Courtney.

— ¡Gracias! —Exclamó Sabrina esbozando una sonrisa fingida—. Fueron un regalo de mi padre.

— ¿Cómo está él? —interrogó Courtney.

"Courtney escogió salvarse... ¿Qué me dices de tu papi prisionero?"

Recordó Sabrina. Esas palabras que V le había dicho por teléfono.

¿Courtney sabe lo de mi padre?

Se cuestionó, al igual que se preguntaba si V tenía la razón y Courtney decidió ignorar las palabras de su hermano con respecto a no responder nada.

—Está bien —respondió finalmente Sabrina—. Está de viaje por Europa haciendo unos negocios.

— ¿Has hablado con él desde que estamos aquí?

—Obvio —afirmó Sabrina—. El llamó cuando sucedió lo del abuelo, pero mi madre le pidió que no viniera, que estaríamos bien.

—Mi papá no pudo venir porque tenía que cubrir una guardia también —confesó Courtney—. La clínica estaba más llena de lo usual.

Courtney miró tristemente su copa de champán, luego la agarró y se la bebió de un solo trago.

— ¡Con calma! —Dijo Sabrina—. Aún no hacemos el ridículo con Verónica.

— ¿Acaso no me conoces? —Dijo Courtney—. Hago las cosas mejor estando ebria.

—Claro, como estrellar una botella junto a la cabeza del abuelo.

—Con suerte esta vez se la estrello al idiota de Patrick en la cabeza —bromeó Courtney.

— ¿Quieres atacar a alguien que le está haciendo daño a Verónica o ya estoy ebria de un solo sorbo? —preguntó Sabrina, dejando mostrar su asombro.

—No lo hago por ella —aclaró Courtney—. Ninguna chica merece ser tratada como Verónica lo está siendo por Patrick.

—Sí, como sea —murmuró Sabrina, tomándose lo que le quedaba de su champán—. No le diré a nadie tu secreto.

— ¿Ves a algún mesero cerca? —preguntó Courtney, buscando en su alrededor.

Sabrina negó con la cabeza.

—Los meseros son como el festejado: inservibles —dijo Courtney—. Vamos a la barra, acompáñame a buscar algo más fuerte.

Y de esta manera, Courtney y Sabrina caminaron hacia la barra, donde a pocos metros se encontraban Verónica y Patrick con los tíos de este último. Courtney se apoyó en la barra y vio al grupo de reojo mientras el chico de la barra le servía un Cuba Libre a ella y un vodka con soda a Sabrina.

— ¿De qué crees que estén hablando? —preguntó Sabrina.

—Tal vez Patrick les esté diciendo que prefiere la banana que la papaya —bromeó Courtney, las carcajadas invadieron el grupo de personas en el que se encontraba Verónica—. Me retracto, no estarían riéndose.

—Lo único que quiero es recuperar los documentos e irnos —dijo Sabrina.

—Yo no puedo creer que haremos el ridículo con ella —añadió Courtney—. Espero que los documentos ficticios que nos inventamos existan, porque no pasaré pena de gratis.

— ¡Aquí están sus bebidas! —anunció alegre el chico de la barra.

—Gracias cariño —dijo Courtney—. Si haces bien tu trabajo puede tengas una buena propina —añadió con tono seductor, esbozando una sonrisa pícara.

— ¡Gra-gracias! —balbuceó el chico, viendo a Courtney con una sonrisa pícara

— ¡Courtney! —Golpeó Sabrina su hombro—. Discúlpala, es más alcohol que gente en este momento.

—No seas exagerada, apenas llevo una copa —aclaró Courtney, quien fue jalada por Sabrina para dirigirse nuevamente a la mesa.

Courtney miró de reojo a Verónica, quien estaba en un grupo junto con Patrick y sus familiares; ella tenía su brazo izquierdo entrelazado con el de su novio mientras que con su mano derecha sostenía una copa de champán.

— ¿Ya lo decidiste? —Preguntó el tío Earl a Patrick—. ¿Qué quieres estudiar en la universidad?

—Estudiaré leyes —anunció Patrick—. Estoy entre Harvard, Yale y Stanford.

—Stanford está cerca —señaló la tía Magnolia—. Pero recuerda, escoge donde quieres estar, ¿Ya se te quitó la mamitis?

Las risas inundaron el círculo.

—Estamos trabajando en eso —dijo Diane—. Me aterra saber que mi pequeño Patrick dejará el nido pronto.

—Ya es mayor de edad, tiene derecho a elegir lo que quiere —dijo Joseph—. Lo proteges mucho Diane, no hay de qué preocuparse, nuestro hijo es todo un hombre —añadió, palmeando la espalda de Patrick.

—Lo criaron bien —añadió Verónica—. Su hijo es todo un caballero.

Verónica intentó ocultar su repulsión cuando dijo el comentario que salió de su boca, no podía sacarse de la mente los eventos ocurridos con Patrick esa semana, sumergiéndose por unos segundos en sus pensamientos.

— ¿Y tú Verónica? —Dijo Earl— ¿Ya sabes lo que harás después del instituto?

Verónica quedó pensativa por unos segundos, dado a todo lo ocurrido tras el asesinato de su abuelo y los mensajes de V se había olvidado por completo de su futuro: sus suscriptores, la gente que la seguía, e incluso había descuidado un poco sus estudios.

¿Qué sería de la vida de una chica que parecía tener todo planeado cuando realmente no es así?

Miró a su alrededor dándose cuenta de que todos estaban expectantes a su respuesta.

—Obviamente por supuesto —dijo Verónica en forma de broma.

Sólo que nadie se rio esa vez, como había pasado ese día temprano en su habitación con sus primos.

—O dices obviamente o dices por supuesto —corrigió Patrick con brusquedad—. Pero ambas no.

—Lo sé, sólo estaba bromeando.

—Pues no causó gracia —añadió Patrick—. Discúlpenla, últimamente ha estado haciendo una obra de caridad con su chófer enseñándole a leer, y creo que se le está pegando el mal gusto.

— ¡Que noble! —Añadió la tía Magnolia—. ¿Y ha aprendido el señor?

—Es un joven, de hecho —dijo Verónica, soltándose de Patrick—. Y más es lo que nos queda haciendo estas cosas que lo que enseñamos.

— ¿Qué has aprendido con eso? —interrogó el tío Earl.

Verónica miró de reojo a Patrick—. Que el dinero no compra el tamaño.

Un silencio incómodo reinó en el círculo de personas.

— ¿Nos permiten un minuto a solas? —pidió Patrick.

— ¡Claro! —accedieron todos, alejándose de ellos.

Patrick se aseguró de que nadie estuviera lo suficientemente cerca, abrazó a Verónica y le dio un beso en la mejilla, luego se acercó a su oído.

— ¿Qué mierda crees que estás haciendo? ¿Ya te acostaste con ese imbécil?

—Te recuerdo que desde hace una semana no somos más que apariencias —recalcó Verónica—. Así que no me importa si Nolan te lo sigue empujando, como a ti no te importa con quien me acuesto.

—Escúchame muy bien —dijo Patrick, apretándola en sus brazos—. Estamos en mí...

—Escúchame tú a mí —interrumpió Verónica soltándose—. Como te dije antes, si vamos a jugar tu juego será bajo mis reglas —Patrick levantó levemente su mano derecha—. Adelante, pégame como lo has hecho, pero esta vez delante de todos —él empuño su mano y la bajó, soltando un suspiro de frustración—. Lo que creí, sigues siendo un maldito cobarde.

—Y tú una puta.

¡Mi apodo favorito! —Exclamó Verónica—. Tengo a mis amigos y primos esperando por mí en la mesa —dijo, golpeando su hombro con el de Patrick—. Permiso, que estás estorbando.

Bien jugado Verónica, cada vez me impresionas más.

***

La noche fue avanzando progresivamente, eran eso de la una de la mañana y seis miembros de la particular mesa 3 no se encontraban en su sitio.

¿Se habían ido ya sin despedirse?

Pues nadie parecía saber dónde estaban, pero tampoco los habían visto salir de la fiesta; la música estaba increíble y el alcohol ya estaba muy presente en el organismo de algunos, por lo que la pista de baile se encontraba llena.

Matthew Altamira apareció en escena, susurrándole algo al dj al oído; por la puerta de la casa se podía ver como estaban reunidos en círculo el resto de los Altamira, quiénes parecían estar tramando algo.

—Bien, tienen exactamente 4 minutos para encontrar esos documentos —anunció Verónica.

—Si es que existen. Espero que no esté pasando pena de gratis —se quejó Courtney.

—Tú con solo respirar pasas pena —dijo Verónica—. Así que deja de quejarte, estoy segura de que esos papeles existen.

—Es increíble que tus suegros quieran apoderarse de la empresa familiar —dijo Sabrina.

—De alguien tuvo que haber sacado lo imbécil Patrick —espetó Verónica.

—Patrick es tan no grato —dijo Joey.

—Es ingrato —corrigió Courtney.

—Eso dije.

—Eso no fue lo que... —murmuró Verónica—. Como sea, ¿Ya saben dónde está la biblioteca?

Louis asintió con la cabeza, sacando algo de su bolso—. Tengan, tienen que usarlos para mantenernos en contacto —añadió, mientras pasaba los auriculares y los micrófonos—. ¿Ya saben qué hacer?

—Tenemos que vigilar que nadie entre por esta puerta —dijo Sabrina.

—El dj dijo que avisaran cuando estén listas —anunció Matthew, integrándose a la conversación.

Luego de que este último aclarara ese punto Joey se bebió lo que le quedaba en su vaso de su bebida de un solo trago, por lo que los otros cinco herederos lo vieron con preocupación.

—Sólo estoy nervioso —admitió Joey cuando se percató de la acción de sus primos, dándole el vaso vacío a Sabrina, quien se lo llevó al chico de la barra.

—Imagínate si tuvieras que cantar —repuso Verónica, mirándolo de arriba abajo.

—Yo entraré con Matthew a la biblioteca y Joey se quedará en la puerta vigilando —continuó Louis con su explicación, poniéndose guantes de látex y entregándole un par a Matthew y Joey.

—Entendido, jefe —dijo Courtney sarcásticamente.

—Bueno, nosotros iremos adelantando —dijo Louis, caminando hacia el pasillo seguido de Matthew y Joey.

Sabrina ya estaba de regreso con las chicas.

—Me cuesta admitirlo, pero nos vemos bien —dijo Courtney—. Tienes buen gusto Verónica.

—Lo sé, querida —dijo Verónica, ofreciéndole su brazo derecho a Courtney y su brazo izquierdo a Sabrina—. Terminemos con esto de una vez.

Deslumbrantes, salieron nuevamente al patio trasero. Las tres chicas iban vestidas igual: ajustados vestidos negros de seda, tacones de aguja del mismo color, pendientes de oro blanco. Courtney y Sabrina llevaban su cabello atado en una apretada cola de caballo mientras que Verónica lo llevaba suelto.

La rubia de las Altamira se acercó al dj y este apagó la música de inmediato, por lo que algunas personas que estaban en la pista de baile no tardaron en quejarse.

—Tranquilos —dijo Verónica por el micrófono—. La fiesta aún no termina.

—Necesitamos que por favor alguien traiga una silla —pidió Courtney.

—Y que el celebrado venga también —añadió Sabrina.

Emma vio a Verónica con una mirada triste, pues no habían cruzado palabra esa noche y ahora estaba vestida en conjunto con sus primas.

¿Acaso su mejor amiga la había reemplazado?

Una silla fue puesta en el centro de la amplia pista de baile, y Patrick no tardó en aparecer. Verónica lo agarró de la mano y lo guio hasta la silla.

—Amor, no sabes lo muchísimo que te amo y lo feliz que estoy de estar esta noche aquí celebrándote —dijo, sentándolo en la silla—. Así que déjame demostrártelo de una manera que todos disfrutaremos.

Verónica se devolvió con las chicas y las tres se pusieron de frente al dj y de espalda a los invitados: se miraron entre ellas y luego vieron en dirección hacia la puerta de la casa, donde no había nadie.

—Cinco, seis, siete y... —contó Courtney.

Same old love de Selena Gomez comenzó a sonar en los altavoces. Las tres chicas giraron al mismo tiempo y Verónica comenzó a simular que cantaba.

Take away your things and go. You can't take back what you said, I know

Mientras las chicas daban el espectáculo, Matthew y Louis bajaban con sumo cuidado la pintura que ocultaba la caja fuerte, mientras que Joey esperaba fuera de la biblioteca

— ¿Cuál era la combinación de esta cosa? —preguntó Louis.

Se quedó esperando respuesta por unos segundos, cosa que resultó inútil porque no la obtuvo.

—Dinos la clave de la caja Verónica —pidió Matthew. Tampoco obtuvieron respuesta—. Genial, te estafaron con estos micrófonos.

— ¡¿Alguien nos escucha?! —gritó Louis por el micrófono.

—Sí —dijeron Matthew y Joey al unísono

— ¿Sí qué? —preguntó Verónica por el micrófono.

—No es contigo tarada —respondió Joey.

— ¡¿A quién llamas tarado?! —espetó Matthew.

—Concéntrense en lo que importa —añadió Louis—. Joey, pídele la combinación a Verónica.

—Verónica, ¿Cuál es la combinación de la caja? —preguntó Joey por el micrófono.

—El año en que nació Patrick —murmuró Verónica entre dientes, mientras simulaba cantar.

— ¿Y en qué año nació? —preguntó Joey con gestos de confusión, como si pudieran verlo.

—Si estamos en el dos mil veinte y está cumpliendo dieciocho, ¿Cuándo crees hermanito? —dijo Sabrina entre dientes, por el micrófono.

—No soy científico Sabrina —respondió Joey.

—Dos mil dos —dijo Courtney entre dientes por el micrófono, con cierto tono de obviedad.

— ¡Dos mil dos! —exclamó Joey por el micrófono.

—Bien —dijo Louis marcando la combinación.

—Mierda, hay demasiadas carpetas —se quejó Matthew.

—Y poco tiempo, así que empieza a buscar —dijo Louis.

Los dos chicos se dispusieron a revisar entre unas 30 carpetas con diferentes documentos de los Ray, consiguiendo papeles de la casa, actas de nacimiento, documentos de Ray's Liquor,

¿Podrían completar su cometido a tiempo?

Eso claro, si no fueran interrumpidos.

—Joey, una chica está entrando a la casa —avisó Sabrina por el micrófono.

— ¡Mierda! —Espetó Joey—. Chicos, no es por apurarlos pero... ¿Podrían mover el culo? Alguien viene.

—Primero: no me apures porque me pongo nervioso y no hago una mierda —dijo Matthew, mientras buscaba entre los documentos—. Y segundo: hay como mil cosas aquí, si crees que es fácil ven y hazlo tú.

—Cambiemos entonces —sugirió Joey.

—No, aquí estoy más cómodo.

— ¿Podrían callarse? —pidió Louis.

—Lo que digas, jefe —dijo Joey.

— ¿Con quién hablas? —preguntó Emma, quien estaba entrando al pasillo.

—Co-con nadie —dijo Joey—. Sólo hablaba por teléfono.

— ¿Quién está ahí? —preguntó Louis.

— ¡Emma! ¿Qué tienes? —preguntó Joey, apoyándose de la puerta de la biblioteca.

— ¡Mierda! —Espetó Louis—. Ordena todo.

Matthew comenzó a apilar las carpetas de manera rápida, y debido a eso en un descuido tumbó un par al suelo, haciendo un poco de ruido y regando unos pocos papeles por el lugar.

— ¿Qué fue eso? —preguntó Emma a Joey, secándose una lágrima con el dorso de su mano.

— ¿Qué cosa? —preguntó Joey, intentando despistarla.

—Sácala de aquí Joey —ordenó Louis por el micrófono.

— ¿Qué tienes? —preguntó Joey, rodeándola con su brazo derecho y encaminándola por el pasillo.

— ¡Bingo! —Exclamó Matthew—. Encontré el acuerdo, pero no sé si es el mismo que tenemos nosotros.

—Guarda lo demás y vámonos —ordenó Louis, quien estaba detrás de la puerta escuchando los pasos de Joey y Emma alejarse.

Louis y Matthew guardaron las carpetas nuevamente en la caja fuerte, y cuidadosamente pusieron la pintura nuevamente en su lugar. Matthew escondió la carpeta en su saco azul y se asomó en el pasillo, encontrándolo desierto, para posteriormente salir corriendo de vuelta al patio.

— ¡Gracias Verónica por esa maravillosa interpretación! —Elogió Diane—. Creo que la estrella que tengo por nuera merece un gran aplauso.

Parece que los chicos Altamira tuvieron suerte, después de todo. 

La mayoría de los invitados comenzaron a aplaudir y las tres Altamira hicieron una reverencia, para luego dirigirse a la barra de bebidas.

—Dos vodkas con soda y una cuba libre, por favor —pidió Verónica.

—Vaya, tú sí que no te cansas de hacer el ridículo —dijo una voz femenina posicionándose a su lado.

Verónica percibió ese perfume barato, y reconoció esos horribles mechones rojos

—Lo mismo te digo yo a ti, querida —dijo volteándose hacia Anna Cassanova y apoyándose de la barra—. Tienes tan poquita dignidad que te atreviste a colarte a la fiesta de mi novio.

—Lamento desilusionarte pero tu novio me invitó —aclaró Anna—. Y admito que no tenía planeado venir y estaba aburrida, pero verte desafinar delante de todos realmente valió la pena.

—Si te invitaron fue por caridad, querida —dijo Verónica—. Y parece que de ahí sacaste este feo vestido —añadió, refiriéndose al vestido verde ajustado que vestía Anna—. ¡Pero tranquila! Tengo varios de diseñador que no uso, aunque no sé si contrastan mucho con tu pobreza.

—No te molestes, yo no uso cosas de segunda mano —repuso Anna, sonriendo—. Y cuando fueron usadas por zorras pierden su valor.

— ¿Me estás llamando Zorra a mí? —Cuestionó Verónica, recibiendo su vaso—. Creo que te refieres a tu madre, que se metió con un señor muchísimo mayor que ella para tener dinero —añadió, recibiendo su bebida.

— ¿Por qué siempre que quieres atacarme mencionas a mi madre? —Preguntó Anna—. Al menos la mía está viva.

Ante ese comentario de Anna, Verónica le arrojó la bebida sobre su rostro.

— ¡¿Qué mierda hiciste?! —gritó Anna, sacudiendo sus manos con enfado.

—Disculpa, estaba caliente y creí que eras el cubo de basura —dijo Verónica sarcásticamente—. Ahora desaparece, que nunca vas a pertenecer a este mundo.

***

—Siento que me está reemplazando —confesó Emma a Joey—. Desde que ustedes llegaron está ocultándome cosas, siempre está con ustedes y sólo me habla en el instituto... Siento que no me cuenta todo.

— ¿Por qué no lo hablas con ella? —Sugirió Joey—. Tal vez tiene una buena explicación.

Emma y Joey estaban sentados en una mesa que ya estaba desocupada y un poco alejada de las personas.

—No lo sé —confesó Emma—. Nunca me había sentido reemplazada, ¿Sabes? Y luego aparecen ustedes y es como si yo no existiera.

—Verónica nos odia —aclaró Joey intentando consolarla.

—Al principio lo creía, pero ya no estoy tan convencida. Al menos gané una apuesta —dijo Emma, seguido de una diminuta sonrisa.

— ¿Una apuesta? —preguntó Joey confundido.

—Cuando me contó que ustedes venían lo hizo como si le molestase —explicó Emma—. Y aposté con ella de que se arrepentiría y terminaría unida con ustedes.

— ¡Queridos invitados, necesito su atención! —pidió Diane por micrófono.

—Creo que en lugar de llorar aquí y ahora, deberías de disfrutar lo que queda de la fiesta —sugirió Joey, levantándose de su silla y extendiéndole la mano—. ¿Me acompañas a ver de qué se trata?

Emma secó sus lágrimas con el dorso de su mano—. Está bien —accedió a la propuesta de Joey, sujetando su mano para levantarse de la silla.

Ambos caminaron de la mano hasta la pista de baile, donde ya estaban la mayoría de los invitados haciendo una U hacia el puesto del dj, donde habían colocado un pizarrón de diapositivas.

—Por favor, reciban las copas de champán que les servirán los meseros porque quiero hacer un brindis —indicó, haciéndole señas a Patrick y a Joseph para que se pararan a su lado—. Ya es de madrugada por lo que oficialmente es domingo. El veintiocho de marzo del dos mil dos conocí el amor por segunda vez. Fue la primera vez que te tuve tan cerca de mí, te tenía en mis brazos. Cuarenta y ocho centímetros, tres kilos seiscientos gramos y esa carita angelical que siempre has tenido. Aquí estamos, dieciocho años después celebrándote, celebrando que has dado otra vuelta al sol, y que esta es tu mayoría de edad. Las personas cercanas que te queremos hemos hecho un vídeo que quiero compartir con todos ahora y espero que lo disfrutes, porque te mereces este mundo y parte de otro.

Después de ese largo discurso por parte de la madre de Patrick y varias felicitaciones en vídeo, finalmente llegó la felicitación de Verónica.

Patrick, quiero que sepas que te amo muchísimo. De ti he aprendido muchísimas cosas, sobre todo a ser una persona muy fuerte.

Al decir eso, el vídeo tuvo una especie de falla, saltando a otro vídeo en el que se veía a Patrick abofeteando a Verónica. Expresiones de asombro y susurros llenaron el lugar; todas las miradas se centraron en Verónica, quien comenzó a temblar mientras una lágrima se escapaba por su mejilla. Los padres de Patrick compartieron miradas.

Patrick, quiero que tengas un muy feliz cumpleaños —dijo Nolan en el vídeo—. Quiero que sepas que eres como mi hermano.

El vídeo se devolvió un par de veces en la palabra hermano y la pantalla tuvo otra falla; El dj no paraba de teclear en su laptop, cosa que resultaba inútil porque parecía no responder. Esa vez la imagen se fundió a negro y apareció una palabra en pantalla.

¿Hermanos?

Seguido de esto se mostró un vídeo que estaba mal grabado, lográndose escuchar lo que parecían ruidos de besos.

Que duro estás —dijo una voz masculina en el vídeo.

Siempre me pongo así cuando estoy contigo —repuso otra voz masculina en el vídeo.

Se trataba —irrefutablemente—, de Patrick Ray.

¿Cuándo estás con ella piensas en mí? —preguntó la otra voz masculina.

Aquella voz le resultaba extrañamente familiar a Verónica, y supo enseguida a quien voltear a mirar: Nolan Walker —el mejor amigo y amante secreto de Patrick—, veía a la pantalla muy asustado. Se acomodó su saco color vino y se escabulló entre la multitud de invitados.

Siempre estoy pensando en ti —respondió Patrick en el vídeo.

El joven Ray empujó a su mejor amigo sobre la cama que estaba enfocada, se quitó la camisa por sobre su cabeza y se abalanzó sobre Nolan, quien tenía las piernas abiertas y el torso de Patrick entre ellas mientras se besaban, el vídeo se cortó y saltó a una escena donde ambos estaban teniendo sexo.

La imagen se tornó en negro otra vez, hasta que unas palabras aparecieron en pantalla.

Amor de hermanos.
Feliz cumpleaños, maricón.
XOXO
V.

Alguien desconectó la pantalla y los padres de Patrick corrieron a los invitados. Los policías que estaban en la entrada de la mansión de los Ray hicieron acto de presencia en el patio trasero, pues estaban hablando con los anfitriones del ataque cibernético que acababan de tener.

Sabrina estaba en shock sentada sola en la mesa en la que estaban antes, tratando de analizar todo lo que acababa de ocurrir. Sumergida en sus pensamientos, y comiendo todo lo que había a su alcance. Fue interrumpida por el vibrar de su celular, y al encender la pantalla era lo que temía.

Un nuevo mensaje.

Sabrina miró a sus alrededores, dándose cuenta que uno de los oficiales caminaba en su dirección, por lo que se dispuso a desbloquear su celular y entrar en la bandeja de mensajes.

De: Blocked ID
¡Excelente trabajo, Blue Whale!
Le quitamos a Patrick de encima a Verónica.
Espero que te diviertas pasando la noche en la cárcel.
XOXO
V.

Al leer esto último, Sabrina dejó caer su celular al suelo.

¿La cárcel?

Pensó ella; el oficial se acercó le devolvió su celular.

—Tenga, se le cayó esto.

—Gracias, se me resbaló

— ¿Usted es Sabrina Altamira?

—Sí, soy yo —contestó nerviosa

—Venga conmigo.

Sabrina se levantó y el oficial le ordenó ponerse de espaldas, para posteriormente colocarle las esposas.

—Los pendientes que lleva puestos han sido hurtados y tenemos una orden de captura en su contra. Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra en un tribunal. Tiene derecho a la asistencia de un abogado durante su interrogatorio. Si no puede pagarlo, se le asignará uno de oficio. ¿Entiende usted estos derechos?

— ¡Yo no he robado nada! —gritó Sabrina nerviosa.

—Nunca han hecho nada —dijo el oficial, encaminándola hasta la pista de baile.

Ahí se encontraban el resto de los chicos y no demoraron el armar un alboroto. Sabrina —quién no hacía nada más que llorar—, fue introducida en el asiento trasero de la patrulla; algunos invitados aún andaban por el lugar, incluyendo sus compañeros del West Coast.

Pobre Blue Whale, al parecer no le enseñaron que si juegas con fuego, sales quemada.

***

GLOSARIO.

Harvard: Es una universidad privada que se encuentra en la costa Este de los Estados Unidos, en la ciudad de Cambridge, estado de Massachusetts. Fue fundada en 1636 y es la institución de enseñanza superior más antigua de los Estados Unidos.

Yale: Es una universidad privada ubicada en New Haven, Connecticut (Estados Unidos). Fundada en 1701 y miembro de la selecta Ivy League, Yale es la tercera institución de educación superior más antigua de Estados Unidos y uno de los nueve Colleges coloniales reconocidos con una Carta Real del monarca británico antes de la Revolución de las Trece Colonias

Stanford: Es una universidad privada estadounidense ubicada en Stanford, California, a unos 56 km al sureste de San Francisco.

Whatever: Lo que sea.

Selena Gomez: Es una cantante, compositora, actriz, productora, filántropa, directora, diseñadora, bailarina y empresaria estadounidense.​​​Inició su carrera como actriz a los 10 años con el papel secundario de Gianna en la serie infantil Barney & Friends.

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