XVII. el precio del faVor.
Joey
Eran las dos de la mañana y aún estábamos en el club, después de todo la noche era joven.
¿O no?
Y hablando de joven...
¿Dónde estaba Matthew?
Desde que había conocido a una chica unas horas atrás no lo había visto más.
¿Será que el pequeño Peter Parker se nos convirtió en el Hombre Araña?
Por otro lado, Courtney aún estaba jugueteando a escondidas de Verónica con Jayden, no entendía por qué lo hacían pero ahí estaban. Bailando muy de cerca.
Mi cuerpo se movía al ritmo de la música del lugar.
Emma sabía perfectamente lo que estaba haciendo porque el movimiento de su cintura pasó de lo normal a una manera lenta, torturándome con cada movimiento, tentándome a lo que probablemente podía pasar después. Verónica no se había despegado de Patrick en toda la noche, lo que era realmente incómodo para los chicos y para mi después de saber lo mierda de persona que en realidad era, pero a petición de Verónica no lo habíamos enfrentado como se debía.
Los movimientos de Emma cada vez eran más tentativos —y como saben yo no soy de piedra—, por lo que lentamente se me fue formando una erección; y pese a lo que estaba sucediendo en mis pantalones, a Emma no parecía molestarle la idea, pues siguió bailando como si lo disfrutara.
Como si le gustaba la idea de que estaba así por ella.
No contuve las ganas que tenía y la sujeté de su brazo, llevándola conmigo al baño; una vez dentro comencé a besarla de manera desesperada, cerré la puerta a mis espaldas y levanté a Emma, quien rodeó mis caderas con sus piernas sin dejar de besarme.
La senté en la encimera de mármol donde estaban los lavamanos, bajando de su boca a su cuello, y justo cuando mis labios hicieron contacto con su cuello Emma jadeó y su espina dorsal se arqueó. Bajé mis manos a sus piernas y despacio subí hacia sus muslos, y cuando mis manos estaban a punto de pasar por debajo de su falda Emma detuvo mis manos, pero no paró de besarme.
Continuamos besándonos con desesperación y desenfreno, esa vez hice un intento fallido por quitar su camisa, pues como anteriormente pasó con su falda, Emma me impidió desvestirla.
— ¿Qué pasa? —interrogué confundido, despegándome de Emma.
Sujeté su mano derecha mientras esbozaba una sonrisa traviesa en mis labios.
—No pasa nada —dijo Emma, llevando su dedo índice izquierdo a su labio inferior y mirándome de forma seductora—. Creí que nos estábamos divirtiendo.
—Yo pensaba que tú querías esa otra diversión —dije sin remordimientos.
—Es obvio que si la quiero —admitió.
—Entonces... ¿Me vas a dejar así? —Dije, haciendo referencia a mi erección—. Después de todo tú la causaste.
—Me halagas Joey, pero número uno: estamos en un baño público y no soy una cualquiera —dijo, contabilizando con sus dedos—. Y dos: ¿Nos conocemos desde hace cuánto, semana y media tal vez? Una cosa es juguetear como lo hemos estado haciendo y otra cosa es tener relaciones. Soy muy selectiva con respecto a con quien me acuesto... Por lo menos un café, ¿No?
— ¿Cuándo quieres la cita? —pregunté, tomando sus manos para bajarla de la encimera de m.
Emma se miró en el espejo y acomodó su cabello, ropa y sacó de su bandolera Louis Vuitton negro su maquillaje, retocándose un poco.
—Uhmmm, no lo sé —dijo, encaminándose a la salida. Giró el pomo de la puerta y se detuvo—. Pero si tengo que pedirla, ya no la quiero. Suerte con tu amiguito —agregó, señalando a mis pantalones y finalmente salió del baño.
— ¡Mierda! —murmuré, dándole un golpe al mesada.
Miré un par de segundos mi reflejo en el espejo y fui aturdido por el ruido de mi celular.
¿Por qué rayos no lo tenía en silencio si igual no lo podría escuchar con todo el ruido que había en ese lugar?
Encendí la pantalla encontrándome con una nueva notificación de mensaje, por lo que lo desbloqueé y entré en el buzón de mensajes. Suspiré al leer el remitente.
De: Blocked ID
Pobre Joey, intentaste con alguien de tu edad y no funcionó.
Debes tener cuidado si quieres volver a tus andanzas, en el West Coast no aceptan las relaciones entre alumnos y profesores.
XOXO
—V.
***
Sábado por la tarde, eran las tres para ser exactos.
Estábamos en el cuarto de Verónica ajustando los detalles de lo que estuvimos trabajando esa semana para recuperar los papeles originales del acuerdo entre los Ray y el abuelo.
Para volver de El High fue toda una odisea, pues Matthew estaba lo suficientemente ebrio como para mantenerse en pie y tuvimos que cargarlo hasta el auto, siendo Ethan quien nos recogió a las cuatro de la mañana.
¿Cómo rayos V sabía algo que ocurrió en mi antiguo instituto?
Para nadie era un secreto que no se me daban los estudios, por lo que tuve que utilizar mi cuerpo para obtener buenas calificaciones y gracias a Dios nunca se supo, pero con V tras nosotros, e insinuando que lo sabía...
¿Finalmente se sabría?
Podría ser un verdadero problema si se divulgaba, y no quería que pasara justo en ese momento que mi familia la estaba pasando tan mal: con el asunto de mi padre, el asesinato del abuelo y los mensajitos que V nos deja no ayudaban en nada. Toda mi vida se resumía en desastre, desastre.
¡Ah! casi lo olvido, más desastre.
— ¿Estás bien? —cuestionó Matthew, viéndome extrañado—. Pareciera que te estuviera dando un derrame.
—Obviamente por supuesto —dije, asintiendo repetidas veces.
La habitación de Verónica se inundó de la risa de los chicos
— ¿Qué? —pregunté, frunciendo el ceño.
Realmente no sabía qué les pareció tan gracioso como para que se estuvieran riendo.
—O dices obviamente, o dices por supuesto. Pero ambas no —corrigió Verónica
—El punto es que me entendieron, ¿O no? —dije, en un intento fallido por justificarme—. Además, la pregunta debería de ser para ti, ¿Dónde rayos estabas anoche?
—Siendo sinceros... —dijo Matthew, quedando pensativos durante unos segundos—. Ni idea, no sé qué tenían esos shots de tequila, y tampoco tengo idea de cómo desperté en la cama hoy.
—Tuvimos que cargarte —dijo Louis, a lo que Matthew respondió con una expresión de preocupación—. Pero tranquilo, tu padre no te vio así.
— ¿Vomité o algo así?
—Sorprendentemente no —respondí.
—Dejemos de hablar de anoche y concentrémonos en esta noche —dijo Sabrina, haciendo énfasis en lo último.
—Tienes razón —concordó Courtney—. Si voy a hacer el ridículo, lo haré bien
— ¿Está listo el playback? —preguntó Verónica, mirando en dirección a Louis.
—Irónico, la diva necesita Autotune —añadió Courtney.
—No seas odiosa, hermanita. Verónica necesita el playback para mantenernos informados si alguien se acerca a la casa.
—Exacto, la fiesta será en el patio trasero de los Ray así que será sencillo —añadió Verónica.
— ¿No es patético que celebren su mayoría de edad en el patio de su casa? —Dijo Courtney—. Solo digo: es un chico, son sus dieciocho. Yo se los celebraría en El High.
—Si habría un concurso de comentarios inútiles tú lo ganarías —dijo Verónica.
—Obvio, al igual que si premiaran a los peores influencers, tu ganarías a la peor de la década —respondió Courtney.
—Dile eso a mis seguidores.
— ¿A tus Cacalovers? —preguntó Courtney, frunciendo el ceño y sonriendo con aires de suficiencia.
—Con mis fans no te metas.
— ¿Hablas de tus bots? —interrogó Courtney.
— ¿Pueden dejar sus peleas estúpidas para después? —Dijo Matthew en tono de súplica—. Apenas puedo con mi cabeza que está a punto de explotar.
—Habla el que se perdió con quien sabe quién, bebió quién sabe qué y apareció horas después hecho trapito de cocina —dijo Sabrina, como si lo reprendiera.
—No soy un niño pequeño Sabrina —respondió Matthew, con cierto tono de fastidio—. ¿No tienen un Advil o algo así? —preguntó, mientras se masajeaba las sienes.
—En el botiquín de mi baño —dijo Verónica—. Están a simple vista, no creo que te enredes mucho buscándola.
—Está bien —dijo Matthew, mientras se levantaba de la cama.
— ¿Conseguiste los auriculares? —pregunté a Louis, quien no dejaba de teclear cosas en su laptop.
—Sí —afirmó, asintiendo repetidas veces sin despegar la vista de la computadora—. Están en están aquí —dijo, entregándome una bolsa de regalo con su mano izquierda.
Introduje mi mano en la bolsa de regalo y rastreé en su interior con ella, encontrándome con una caja que al destaparla contenía 6 pares de auriculares diminutos en su interior; fui pasando los auriculares de mano en mano hasta que todos en la habitación teníamos un par en nuestro poder.
—Okey, tienen que ponérselos para hacer una prueba de audio —indicó Louis, quien tenía un pequeño micrófono en su camisa—. Voy a sincronizarlos y... —Louis tecleó algo en su laptop y presionó enter—. ¿Todos pueden oírme?
—Sí —respondimos al unísono.
—Necesito que alguien salga de la habitación para probar el alcance —añadió Louis.
—Yo tengo que ir por agua para tomarme el Advil —dijo Matthew, dirigiéndose a la puerta.
—Pues cuando estés ahí dices algo por aquí —indicó Louis, entregándome otro micrófono diminuto para que se lo pasara a Matthew.
—Está bien —dijo Matthew, saliendo de la habitación y cerrando la puerta a sus espaldas.
— ¿Algún otro mensaje de V? —preguntó Verónica.
Todos dijimos que no.
Evidentemente yo mentí porque en El High sí me llegó uno de los famosos mensajes de V que nos tenían con el corazón en la mano cada vez que sonaba el teléfono. Traté de disimular el hecho de que mentí, pero noté que tal vez no era el único que lo hizo, puesto que Courtney se quedó pensativa mirando a su celular.
— ¿Todo en orden Court? —cuestioné, mirándola fijamente.
—Sí —dijo, pero su expresión transmitía otra cosa. Courtney suspiró—. De hecho no.
— ¿Qué pasa? —preguntó Sabrina.
—No es nada.
—No estarías rara si así fuera —dijo Sabrina.
Un silencio incómodo llenó la habitación de Verónica, cuando de la nada escuchamos un pitido de los auriculares, por los que quedamos parcialmente aturdidos.
—Lo siento —dijo Matthew desde la cocina—. Lo iba a agarrar y se me cayó —explicó—. ¿Se escucha bien?
—Perfecto —dijo Louis.
—Tienen buen alcance —añadí.
—Bueno, hablaré de unas cosas con mi padre —informó Matthew—. Si me necesitan me llaman.
—Tranquilo —dijo Louis—. Deberías de descansar para esta noche.
Courtney se quitó los auriculares y respiró hondo—. Primero que todo, no quiero que me regañen o algo parecido, ¿Está bien?
—No te preocupes —dijo Sabrina.
—Eso dependerá de lo que digas —aclaró Verónica.
Sabrina blanqueó sus ojos ante el comentario de Verónica—. No le prestes atención, simplemente cuéntanos.
—Ayer... —murmuró Courtney en un tono casi inaudible—. Ayer...
—Habla de una vez, que para fastidiarme no vacilas —espetó Verónica.
Courtney cerró sus ojos dando un profundo suspiro—. Ayer por la mañana cuando estaba en el West Coast me llegó un mensaje de V que decía que escogiera a una de nosotras —se señaló a sí misma, a Verónica y a Sabrina.
— ¿Escogerlas para qué? —preguntó Louis.
—V dice que sabe algo de cada una, y la que escoja se salva de ser expuesta delante de todos en la fiesta de Patrick esta noche, y las otras dos básicamente serán quemadas.
— ¡¿Qué?! —gritó Verónica.
—Cálmate —dije, antes de que hiciera uno de sus estúpidas escenas.
— ¿Cómo coño quieres que me calme si V está amenazando con exponer a dos de nosotras? —Gritó Verónica—. ¿A quién escogiste para ser quemadas?
—No he respondido el mensaje aún —respondió Courtney.
— ¿Te dijo qué haría público? —preguntó Louis.
Courtney miró hacia el piso y negó repetidas veces con la cabeza.
—Ahí tienes Verónica —añadió Louis—. V no tiene nada en contra de ustedes, solo está probando si estamos dispuestos a sacrificar a uno de nosotros por beneficio propio.
— ¿Qué tal si te equivocas? —cuestionó Verónica.
—Si así fuera, nada ocurrirá porque Court no responderá ese mensaje —aseguró Louis—. Y si V las expone a las tres al mismo tiempo básicamente no tendría nada con lo que torturarnos.
— ¿Te olvidas del asesinato de Adam? —pregunté.
—No lo hago, pero si V hubiera querido utilizarlo en nuestra contra ya lo habría hecho.
— ¿Estás sugiriendo que confiemos en V? —cuestionó Courtney.
—No exactamente —dijo Louis, cerrando su laptop—. Pero por ahí va la idea.
—Estás loco si crees que debemos confiar en el demonio —espetó Verónica, levantándose de la cama y agarrando su bolsa Carolina Herrera roja de su mesita de noche—. Lo que sea, iré a la peluquería y vendré como en dos horas, cualquier novedad me dicen.
Verónica abrió la puerta de su habitación y se quedó de pie en el umbral, contemplándonos como si esperase que hiciéramos algo.
— ¿Qué? —dijo Louis, viéndola confundido.
—Es mi habitación y voy a salir, sooooo, salgan —ordenó Verónica.
—Ah, entiendo —dije, levantándome del suelo y caminando hasta la puerta.
—Asegúrate de que hagan un buen trabajo —dijo Courtney, quien pasaba por su lado mientras salía del cuarto—. Puedo diferenciar la raíz del resto del cabello —añadió.
—Quisieras tú tener un cabello así naturalmente, como yo —repuso Verónica con arrogancia.
—Nos vemos más tarde —dijo Sabrina, saliendo de la habitación.
—Recuerda ensayar lo que practicamos —le respondió Verónica.
—Cuando vuelvas tendré listo el playback —dijo Louis.
—Espero que sea así —dijo Verónica—. Hoy es nuestra oportunidad perfecta para recuperar esos documentos.
***
Sabrina
El reloj marcó las diez de la noche.
Luego de una ligera cena me encontraba en mi habitación con Courtney, estábamos terminando de arreglarnos para ir al cumpleaños de Patrick. La ventaja de arreglarme con Court era que sabía más de maquillaje que yo, por lo que ella se encargó de hacer que todo en mi luciera perfecto y combinara con mi vestido.
El vestido que V me compró.
Verlo puesto en mi me recordó por un momento lo incómoda que me sentía: ya no era por cómo me quedaba o por su elevado costo, sino porque su valor se multiplicó al mil por ciento en el momento en que V decidió pagarlo y dármelo como parte de un trato.
"Pronto nos veremos, blue whale".
Esas palabras —que a pesar de estar escritas con tinta—, resonaban una y otra vez en mi cabeza.
— ¿En qué piensas tanto Sabrina? —preguntó Courtney.
Me miró de pies a cabeza mientras se colocaba sus tacones Jimmy Choo blancos, que hacían contraste con su ajustado vestido negro hasta las rodillas. Quedé pensativa por unos segundos, puesto que Courtney no sabía la verdad detrás de este vestido
—Nada... Solo no me parece correcta la manera en que recuperaremos los documentos del acuerdo.
— ¿Pero si estás de acuerdo con que los Ray hagan y deshagan en Altamira's Group? —Cuestionó Courtney, levantando su ceja derecha perfectamente maquillada— Uno por uno no es trampa Sabri, si ellos juegan sucio nosotros igual.
— ¿Y si no existen tales documentos? Estamos cometiendo un delito al invadir propiedad privada.
—Técnicamente no, estaremos en una fiesta de cumpleaños a la cual fuimos invitadas y no tiene nada de malo.
—Creo que no debería ir —dije, quitándome mis tacones negros.
—Ni de broma digas eso —dijo Courtney, caminando hasta a mí y tomándome del brazo—. Mírate como estas de linda, ¿No querrás desperdiciar mi trabajo? —Negué con la cabeza en respuesta—. Además, ¿Con quién hablaré toda la noche?
—Lo mismo me dijiste anoche antes de salir y terminé hablando con Matthew —le reproché—. Bueno, antes de que desapareciera.
—Creo que ya me disculpe lo suficiente por eso —dijo, llevándose las manos a la cintura—. Tu cabello se ve increíble ondulado.
—Yo siempre luzco increíble —dije, con tono arrogante.
—Disculpa, Miss Security, ¿Dónde estabas el jueves mientras comprábamos los vestidos?
—De vacaciones —bromeé.
—Eres una tonta —dijo entre risas, entregándome nuevamente mis tacones—. Póntelos y baja, yo me adelantaré porque tengo que hablar con mi mamá.
—Está bien —dije al aire, puesto que Courtney ya había salido de la habitación.
Me miré en el espejo por un par de minutos, admirando cada detalle de lo que Courtney hizo en mí. Según ella yo estaba preciosa pero no me sentía así. Realmente esa noche no me sentía como yo misma, y si se suponía que ese era el cambio que yo quería... ¿Por qué no estaba cómoda con eso?
¿Por qué no podía sentirme bien conmigo misma?
Se suponía que lo hice para eso de todas formas.
Pensaba que al ser delgada sería bonita y popular como las demás de mi clase; pero cuando pasaron tan solo unos meses e inició un nuevo curso todas las miradas estaban en mí, al principio creí que eran positivas porque finalmente era delgada como todos querían, pero luego noté ciertas miradas despectivas hacia mí.
Y fue cuando me di cuenta que el ser delgada no era suficiente.
Seguían los comentarios ofensivos hacia mí, las miradas de reojo, los susurros cuando pasaba. Nada había cambiado, por más que tratase todo seguía igual... Seguía siendo la misma perdedora que en mi antiguo instituto.
Por más que me miraba al espejo y veía como lucía, me sentía igual que hacía unas 30 tallas.
Respiré hondo en un intento fallido de contener la lágrima que quería escaparse hacia mi mejilla, cosa que hizo con rapidez, seguida por otra lágrima; y antes de que ocurriera un desastre con el maquillaje que tanto le costó a Courtney aplicar, sequé mi rostro.
Me levanté de la silla y caminé hacia la cama donde antes había dejado mi celular, notando que en la mesa de noche estaba una pequeña caja de regalo que logró captar mi atención por lo que la agarré. Puse el teléfono en la mesa y me senté en la cama, destapé la caja de regalo viendo su contenido: eran unos pendientes de cristales blancos y un collar a juego.
¿Quién habrá dejado eso ahí?
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el tono de llamada de mi celular, y al levantarlo leí en la pantalla el remitente.
Blocked ID
Tragué grueso y demoré un par de segundos en contestar pensando en quién podría ser la persona que estaba llamando, y desgraciadamente todo apuntaba a una misma persona: V.
Temblorosa, contesté la llamada temiendo que mis sospechas fueran ciertas.
—Hola, Blue whale —dijo una voz distorsionada al otro lado de la línea.
— ¿Qui-qui-qui-quién e-e-eres? —balbuceé, intentando controlar mi mandíbula.
—Sabes perfectamente quien soy —afirmó la voz—. Puedo ver que recibiste mi regalo.
— ¿Cómo sabes que estoy haciendo? —dije, levantándome abruptamente de la cama y caminando hasta las ventanas para cerrar las cortinas.
—Recuerda que puedo verlo todo, Sabrina. ¿Aún tienes duda del poder que tengo sobre ustedes? —Negué con la cabeza como si pudiera verme—. Así me gusta —respondió como si hubiera visto mi acción.
—No te tengo miedo —dije, en un tono fingido de valentía.
—Deberías, porque estoy tan cerca que hoy nos veremos —tragué fuerte ante su comentario—. Pero ustedes no sabrán quien soy.
— ¿Te crees muy valiente por amenazarnos? —dije, con tono desafiante—. Eres un maldito cobarde hipócrita, ocultándote detrás de tus mensajitos, detrás de esa V de Vergüenza, porque eso es lo que das.
—Eso es lo que darás tú si no sigues mis instrucciones.
— ¿De qué estás hablando?
—Courtney escogió salvarse, y si quieres salvarte para que ella salga afectada será mejor que hagas lo que yo te voy a decir.
—Eso no es cierto... Courtney dijo que no elegiría a nadie.
— ¿Por qué crees que te arregló tan bien e insistió para que fueras a la fiesta? —cuestionó—. Se siente culpable.
—Courtney nunca me haría algo como eso.
—Todos los Altamiras son unos malditos hipócritas mimados, ¿Qué te hace especial a ti?
—Tú no tienes nada en contra de mí, ya lo habrías usado.
— ¿Qué me dices de tu papi prisionero?
—No te atreverías a...
—Ya maté a dos personas, ¿Realmente crees que me importaría un poco derribar tu reputación de papi manager?
Cerré mis ojos y respiré hondo, incrédula por lo que estaba a punto de decir—. ¿Qué quieres que haga?
—Ahora sí estamos en sintonía.
***
GLOSARIO.
Bandolera: Es un tipo de bolso que recibe su nombre de la correa o «bandola» que tradicionalmente servía para colgar algo y que se sujetaba sobre el hombro o bien cruzada sobre el pecho y la espalda descendiendo hasta la cadera opuesta.
Louis Vuitton: Es una casa de modas fundada en 1854 por Louis Vuitton. El monograma LV de sus etiquetas aparece en la mayor parte de sus productos.
Playback: Técnica usada en cine, televisión y espectáculos en directo que consiste en reproducir el sonido de los números musicales y canciones, previamente grabado, mientras el cantante o el bailarín simula interpretarlo.
Autotune: Es un procesador de audio creado por Antares Audio Technologies para vocales e instrumentales. Es usado para enmascarar inexactitudes y errores, por lo que ha permitido a muchos artistas producir grabaciones con afinación mucho más precisa.
Influencers: Es una persona que tiene la capacidad de movilizar opiniones y crear reacciones debido a la credibilidad que cuenta sobre una temática concreta. Son líderes de opinión y figuras mediáticas dentro de un área o sector.
Advil: Es un analgésico que alivia hasta el dolor fuerte: de cabeza, muscular, de espalda, originado por cólico menstrual, dental, por migraña, leve de osteoartritis, asociado al resfriado común, de articulaciones y reduce la fiebre.
Carolina Herrera: Es hoy en día una marca polifacética que comprende el prêt-à-porter de lujo y los vestidos de novia bajo la marca Carolina Herrera New York, la colección lifestyle CH Carolina Herrera —que incluye prêt-à-porter tanto femenino como masculino y complementos—, una gama de fragancias de éxito y una línea de cosméticos.
So: Entonces.
Miss Security: Señorita seguridad.
***
NOTA DE AUTOR.
Sabrina, Sabrina..
¿En qué te estás metiendo?
Quiero disculparme por no haber subido capítulo antes, como anteriormente les dije comencé clases online y no me da chance literalmente de nada. Cada capítulo se va poniendo más interesante.
¿O no?
¡YA SOMOS CASI QUINIENTAS VISTAS!
Es algo que literal aún no me creo.
¿Qué opinan del libro hasta ahora?
¿Cuál es su personaje favorito y a cuál odian?
¿Ya tienen sus sospechas de quién podría ser V?
¡Comenten!
Para los que no saben porque no me siguen en instagram —no entiendo que hacen perdiendo el tiempo, pueden conseguirme como @itsexpossito—, la semana pasada publiqué un book trailer que hice, vayan a verlo porque está increíble. Recuerden compartir esta historia y darle mucho amor.
Los amo:(
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