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XVI. Decide, antes de que lo haga yo.

Courtney

— ¿Estás bien? —pregunté a Sabrina una vez que regresó del baño.

Ella asintió en respuesta, viendo asqueada toda la comida que aún estaba en su bandeja—. ¿Segura? —volvió a asentir.

—Se me quitó el apetito —dijo cabizbaja—. ¿Nos podemos ir?

— ¿Estás segura de que estás bien? —insistí.

—Creo que ya te dije que sí —dijo con brusquedad—. Vámonos, quiero ir a casa.

— ¿Acabas de llamarle a ese infierno con lujos "casa"?

Sabrina blanqueó sus ojos y se levantó de la silla con dirección a la puerta. Antes de seguirla tomé un puñado de papas fritas y me las llevé a la boca, al igual que agarré ambos helados que había pedido, debido a que ella no los había probado aún.

Cuando Sabrina fue al baño llamé a Erick para que viniera a buscarnos, por lo que cuando salimos de McDonald's esperamos un par de minutos hasta que apareció en la camioneta, subimos en ella y emprendimos el viaje de regreso a casa.

—Espero que te guste el McFlurry Erick, porque te lo ganaste —dije, entregándole uno de los vasos, mientras llevaba una cucharada a mi boca del otro.

— ¡Gracias! —Exclamó, colocándolo en el portavasos—. ¿Cómo les fue?

—De maravilla —respondí. Miré de reojo a Sabrina y noté que estaba muy callada. Solo miraba por la ventana sin pronunciar palabra alguna mientras sobaba la bolsa del vestido—. Las compras fueron... Productivas, ¿Verdad Sabrina?

—Ajá —dijo una inexpresiva Sabrina.

— ¿Todo en orden señorita Altamira? —interrogó Erick, viendo a Sabrina por el retrovisor.

Sabrina no respondió, por lo que le di un leve golpe con el codo, indicándole con la mirada que Erick estaba hablando con ella. Llevé otra cucharada de helado a mi boca.

— ¿Qué? —preguntó Sabrina.

— ¿Todo en orden señorita Altamira? —repitió Erick.

—Mitchell —corrigió Sabrina—. Lo único que me ha traído ser Altamira son desgracias.

Abrí los ojos con asombro ante el comentario de Sabrina y la golpeé levemente con el codo nuevamente; ella blanqueó sus ojos en respuesta.

Desde ahí, un silencio incómodo reinó todo el camino hasta la villa. Sabrina bajó del auto y subió directamente a nuestra habitación; por mi parte, me dirigí al patio, donde encontré a los chicos en la alberca.

— ¿Cómo les fue? —preguntó Louis, viendo mis bolsas.

—De maravilla, pero insisto, ¿De dónde sacaste el dinero?

—Ya te dije que se lo pedí a papá.

—Y yo te dije que no te creía.

— ¿Sabrina no había ido contigo? —preguntó Joey, quien estaba jugando voleibol acuático con Matthew.

—Sí, pero subió a su cuarto... Creo que no se siente bien —dije, revisando mi manicura.

— ¿Qué tendrá? —inquirió Matthew.

I have no idea —dije—. Compró un vestido y comió un montón de cosas en McDonald's, luego fue al baño y después volvió muy extraña.

—Tuvo uno de sus ataques —murmuró Joey, en un tono casi inaudible.

La pelota cayó a su lado.

— ¿Qué dijiste? —interrogué, frunciendo el ceño y apoyando mi cuerpo en mi palma derecha.

—Sabrina a veces tiene estos ataques de ansiedad: le da por comer demasiado hasta que se da cuenta de que lo está haciendo, es cuando se encierra y no habla con nadie, ya para la noche se le pasará.

— ¿Estás seguro? —cuestionó Matthew.

—Claro, conexión de gemelo —bromeó Joey.

Blanqueé mis ojos y solté una pequeña risa. Louis estaba en el borde de la piscina con sus lentes de sol puestos, la tarde ya había avanzado y el atardecer comenzó a verse, por lo que los chicos no demoraron en salir del agua. Mi hermano se posicionó frente a mí, secando su cuerpo con una toalla negra y sacudiendo su cabello hacia mí, salpicándome de agua.

— ¡Eres un idiota! —espeté, empujándolo de vuelta a piscina, Louis tomó mi brazo llevándome con él. Cuando volví a la superficie tomé una bocanada de aire—. ¡Eres un imbécil! —grité, golpeando repetidas veces su espalda.

—Cuidado y te derrites, ridícula —dijo entre risas.

— ¡Te odio! —grité, nadando hasta el borde y tomando impulso para salir—. ¡Le diré a Mamá!

—Eres muy dramática —dijo Louis entre risas.

— ¡Mi ropa, mis Jimmy Choo!

—Tranquila ¿Cuántos tienes? ¿Mil pares más? —dijo Louis en tono burlón—. No es el fin del mundo.

Traté de secarme con otra toalla que estaba por ahí sin usar, inundando mis fosas nasales con su olor a lavanda; agarré las bolsas y después de varios largos y furiosos pasos caminé de vuelta al interior de la villa, subí las escaleras de mármol y me dirigí a la habitación. Encontré a Sabrina acostada de espaldas hacia mí. Cerré la puerta y me despojé de mi ropa húmeda, me coloqué una bata de baño y me acerqué a la cama.

— ¿Sabrina? —murmuré, para asegurarme de que estuviera despierta—. ¿Estás bien?

Sabrina se volteó hacia mí con lágrimas corriendo por su rostro, negando repetidas veces con la cabeza.

—Querida, ven aquí —dije sentándome a su lado.

Sabrina se arrastró hacia mí y se acostó en mis piernas llorando desconsoladamente. Me quedé inmóvil y en silencio, pues realmente no sabía qué hacer en esa situación, por lo que me limité a acariciar su lacio cabello avellana, llevándolo detrás de su oreja.

— ¿Quieres hablar de ello?

Sabrina negó con la cabeza: en ese momento supe que con mi compañía era suficiente para ella, por lo que me dispuse a quedarme a su lado en silencio, hasta que finalmente se quedó dormida. Con cuidado, coloqué una almohada debajo de su cabeza y la acosté sobre ella; por mi parte, me dispuse a darme una ducha para bajar a cenar, y cuando lo hice era inevitable que me preguntaran por Sabrina, por lo que dije que habíamos comimos cuando salimos, pero que aun así yo seguía con hambre.

***

Finalmente viernes.

Esa fue una semana... Interesante.

Primero nos enteramos acerca del abuso del abuelo, el maltrato de Patrick y la ruptura de su relación con Verónica; hubo mucho que digerir la verdad, fue como si tuviera sentimientos confusos con respecto a Verónica en ese instante, pero igual quería fastidiarla un poco con Maggie.

— ¿Estás segura de que esto saldrá bien? —interrogó Maggie confundida.

— ¿No confías en mí? —reproché, colocando mis manos en mis caderas y mirándola con desaprobación.

—Sí, pero...

—Sin peros —interrumpí—. Te ves bien así.

— ¿La falda no está un poco corta?

Blanqueé mis ojos en respuesta—. Vamos, tienes que entrar de una vez —dije, empujándola dentro del instituto.

Íbamos por el pasillo principal del West Coast, y Maggie estaba robando más miradas que nunca. La noche anterior la asesoré con lo que se pondría ese día por vídeo llamada. Noté que muchas chicas a nuestro alrededor tenían sus miradas puestas en ambas mientras susurraban entre ellas.

Vi uno que otro chico admirando a la nueva Maggie, la que saqué a relucir, siempre llevó por dentro pero necesitaba que alguien la exteriorizara, esa que apuesto soñó un montón de veces y que con mi ayuda ese día se convirtió.

Extrañaba eso de mi antiguo colegio.

Robar miradas, alientos, susurros.

Maggie era mi oportunidad para resurgir en el West Coast, que estaba cegado por el falso brillo de Verónica y Emma, tal vez era tiempo de que dos nuevos modelos liderasen los pasillos... Y tal vez esos nuevos modelos éramos Maggie y yo.

—No quiero decirlo por no alardear —dije—. Pero te lo dije.

— ¿Por qué todos me ven?

— ¿No te viste en el espejo antes de salir o qué? Estás lindísima.

—No creo poder con tanta atención, estaba acostumbrada a ser invisible.

—Tus días de invisibilidad terminaron el día que yo entre a este instituto —la animé—. Es hora de que las cosas cambien, y tú eres ese cambio —añadí, agarrándola por los hombros—. Eres una gran chica, inteligente, hermosísima, ¡Por favor!, mírate ese cabello y tus ojos... Eres el paquete completo, linda y con cerebro.

—Eres... ¿Lesbiana?

Reí ante el comentario de Maggie—. Además eres chistosa. Tranquila, a mí me gustan esas cosas de uno ochenta que mienten y les cuelga entre las piernas.

— ¡Ay Court! —exclamó Maggie asqueada, dándome un golpe en el hombro.

—No me digas que... —antes de terminar, Maggie asintió. Abrí los ojos con asombro—. ¿Nunca? —Negué con la cabeza—. ¿Ni si quiera un beso o algo?

Maggie negó repetidas veces con la cabeza—. Te lo dije, era invisible.

—Tranquila Maggiecienta, llegó el hada madrina que tanto esperabas.

Mi celular emitió un sonido, anunciando que un nuevo mensaje había llegado, por lo que lo saqué de mi bolso y cuando encendí la pantalla, consiguiendo un nuevo mensaje multimedia, por lo que desbloqueé el celular y me metí para ver de qué se trataba.

Trago fuerte: era de V y tenía 6 archivos adjuntos, 3 fotos y 3 vídeos.

Asunto: Decisiones
Salva una y destruye a las demás, tienes hasta la fiesta de Patrick para hacerlo.
Y decide, antes de que destruya a las 3.
XOXO
V.

Empecé a temblar levemente y las manos comenzaron a sudarme. Sonó la campana, indicándonos que entráramos a nuestras respectivas clases.

—Adelántate, luego te alcanzo —le ordené a Maggie—. Olvide algo.

—Está bien, yo te guardo un puesto.

Asentí con la cabeza, esperé a que el pasillo quedara desierto y abrí la primera imagen: era Sabrina con su padre en lo que parecía ser un día de campo... Se veían tan felices; al pasar a la segunda imagen era una foto policíaca del padre de Sabrina.

Wait a minute.

¿El tío Kevin estaba en prisión?

Y si era así...

¿Por qué?

Ignorando eso y dejándolo para después, pasé a la siguiente imagen: era una foto de mis padres en la fiesta de Año nuevo.

Lucían tan enamorados.

Pasé al siguiente archivo: era un vídeo. Al reproducirlo por poco dejé caer el teléfono: era mi padre golpeando a mi madre.

Y así fue como volví unas semanas, antes de ir a Rosefield.

¿Tú crees que yo soy estúpido? Gritó mi padre.

¡Yo no tengo nada con nadie! Espetó mi madre de regreso.

¡Los vi Aurora! —Insistió mi padre, sujetando a mi madre con fuerza de la muñeca- ¡Iban agarrados de la mano!

¡Estás loco! —Gritó mi madre.

Mi padre le escupió en la cara y le dio una fuerte bofetada la cual la tumbó al piso, seguida un par de patadas. Ella estaba llorando en el piso suplicante, esperando a que mi papá se detuviera. Yo estaba inmóvil en el pasillo viendo como todo pasaba mientras lo grababa con mi celular, y Louis —quien estaba llegando de una fiesta en ese momento—, fue quien los interrumpió, interviniendo en la pelea y golpeando a mi padre.

Volví a la realidad y —llena de miedo—, reproduje el siguiente vídeo: los protagonistas eran Patrick y Verónica en el West Coast, junto a las escaleras del pasillo en el que estaba.

Él le estaba lastimando la muñeca.

Finalmente llegué al último: eran dos personas teniendo sexo, tardé en reconocer a los protagonistas, pero al poner la atención suficiente distinguí a Patrick teniendo sexo con otra persona que no era Verónica, de hecho...

Era un chico.

Y ya lo había visto en el instituto.

Destruir la reputación de Sabrina, la carrera y el matrimonio de mis padres o la relación falsa de Verónica, corriendo el riesgo a su vez de que Patrick cumpliera su promesa de contar a todos acerca del abuso sexual de Verónica.

Dios, ten piedad de nosotros.

***

Matthew.

Subí a la habitación que compartía con los chicos y al pasar por la puerta de la habitación de las chicas oí que todos estabas dentro de ella; sin embargo, seguí mi camino hasta nuestra habitación. Giré el pomo de la puerta y me introduje en ella; antes de tirarme en la cama para descansar un poco noté que había un sobre encima de ella, sellado con cera roja y una V plasmada en ella.

Esa letra que sólo con verla me causaba escalofríos.

Miré con detenimiento el sobre y con cuidado lo abrí, encontrándome un documento y un par de fotos. Al leer el documento con detenimiento, me di cuenta de que era un acta de divorcio. Las fotos eran de mi madre con un chico un tanto joven, calculé que tenía unos veinte y tantos, en lo que parecía ser una cena romántica puesto que en una de ellas se estaban besando. Agité el sobre y de su interior cayó una nota.

Pobre Matthew, a veces se acaba el amor, y ni un pequeño puede mantenerlo unido.
Tal vez el matrimonio de tus padres murió antes que tu abuelo.
¡No te preocupes!
Te mantendré al tanto.
XOXO
V.

Introduje las cosas nuevamente en el sobre y lo metí debajo de mi almohada, y luego de llorar un rato solo en la habitación, alguien abrió la puerta. Sequé mi rostro y volteé a ver de quien se trataba, encontrándome con un intrigado Joey que me miraba desde la puerta sin mencionar palabra alguna, buscó sus audífonos y salió nuevamente, dejando la puerta abierta.

Maldije para mis adentros y me levanté de la cama, con miras a cerrar la puerta que el inútil de Joey había dejado abierta segundos atrás, y cuando estaba a pocos centímetros de cerrarse alguien volvió a empujar de ella hacia adentro, por lo que la abrí hacia mí nuevamente.

— ¿Estás bien? —interrogó Louis.

Verónica me miró de pies a cabeza.

— ¿Por qué no habría de estarlo? —pregunté sarcásticamente, caminando hacia mi cama y acostándome en ella.

—Matt... Acabo de ver como llorabas —dijo Joey sentándose en su cama.

—Son tiempos difíciles —añadió Sabrina—. Tenemos que estar unidos.

—A nuestro abuelo que sorprendentemente resultó ser un pedófilo y violador le dispararon en frente de nuestros ojos —dijo Courtney—. Y como si eso no bastara tenemos a una loca detrás de nosotros.

—El punto es... —interrumpió Verónica—. Que ya pasamos muchísimos años separados entre nosotros como para que ahora que finalmente estemos juntos sigamos distantes unos de otros.

—Me parece hipócrita viniendo de la persona que nos atacaba los primeros días que estuvimos en esta villa —dije con ironía.

Baby, son cosas que... —dijo Verónica.

— ¿Oportunistas Muertos de hambre era que nos decías?— interrumpí.

—Ese no es el punto —dijo Louis—. Si necesitas hablar aquí estamos. Como dijo Verónica, juntos en esto.

—Cuando se trate de V —refunfuñé con obviedad—. Y cuando les conviene, claro.

—No digas estupideces Matthew —añadió Joey—. Sabes que siempre estaremos contigo.

—Claro, así como estuvimos para Verónica hace trece años cuando murieron sus padres, ¿No? —dije.

—Matthew, sabes perfect... —dijo Courtney.

—Miren quien va a hablar, la reina de las hipócritas —escupí—. Llevamos casi dos semanas en esta villa infernal y no compartes con nosotros lo que solo tú y nuestros padres saben.

— ¿De qué estás hablando? —Interrogó Verónica cruzándose de brazos—. O sea, Courtney si es hipócrita, pero...

—Courtney sabe por qué nos fuimos de aquí hace trece años —interrumpí—. Y, ¡Sorpresa! No los está ocultando.

— ¡¿Qué?! —gritó Verónica.

—Sé que eres tonta, pero no creo que seas tan estúpida como para creer algo que dijo Matthew molesto —añadió Courtney, tratando de evadir el tema.

—No creo que seas tan estúpida como para ocultarnos algo así —añadió Verónica—. Digo, no sabes mantener tus piernas menos mantendrás tu boca cerrada.

—Ahí tienes un punto —concordó Courtney, dándole la razón a Verónica.

—Matthew, puedes confiar en nosotros honey. No importa lo mal que te sientas, estamos para apoyarnos. Eso somos, familia.

Una lágrima se escapó por mi mejilla y Verónica la secó con el dorso de su mano—. No importa si no quieres compartirlo con nosotros por ahora —añadió—. Pero esta noche saldremos de fiesta al High y prometo que la pasarás increíble.

— ¿No iremos mañana a la fiesta de Patrick? —pregunté, liberando el aire contenido en mi pecho.

—A festejar el fin de semana querido —añadió Courtney—. Bienvenido a tu vida como adolescente sin control.

— ¿Pueden devolverme la paz que perturbaron al entrar por esa puerta? —les pedí.

—Técnicamente también es mi cuarto... —murmuró Joey, a lo que respondí con una mirada molesta—. Pero como respeto tu privacidad, me voy con los chicos.

Finalmente dejaron el cuarto nuevamente vacío, por lo que saqué el sobre debajo de la almohada, lo escondí debajo de mi colchón el cual liberó una pequeña corriente de aire al soltarlo, lo que provocó que un frasco advil que tenía sobre mi mesa de noche se cayera al piso, rodando hasta estar junto a la cama de Louis.

Bufé y caminé hasta el frasco, el cual fue detenido por la mesilla de noche de Louis, cuya gaveta estaba entreabierta y al inclinarme para cerrarla un reflejo dentro de ella llamó mi atención. Miré hacia la puerta para confirmar que estaba del todo cerrada y busqué rápidamente lo que reflectaba con el brillo de la luz, encontrándome una pequeña ziploc que contenía polvo blanco en ella.

¿Acaso era...?

Escuché unos pasos aproximarse a la puerta de mi habitación, por lo que dejé todo como estaba rápidamente y salté de nuevo a mi cama, cubriéndome con la sábana dándole la espalda a la puerta, clavándole la vista a la mesita de noche de Louis. Este último entró a la habitación y se dirigió hacia su cama, buscando algo en donde yo acababa de husmear mientras yo lo veía con los ojos entrecerrados.

Louis miró confundido su gaveta y luego volteó a verme, por lo que cerré los ojos—. ¿Matthew? —llamó, clavando sus ojos café en mí.

Me quedé en silencio e inmóvil, por lo que él continuó buscando en su gaveta hasta que finalmente consiguió la ziploc que yo había tenido en mis manos instantes antes de que él entrara, guardándosela en el bolsillo de su jean y saliendo de la habitación.

¿Louis se drogaba?

***

El reloj marcó las once y media de la noche del viernes.

Joey y Louis estaban sentados junto a la alberca hablando de cualquier cosa mientras usaban sus celulares; Courtney, Verónica, Sabrina y Emma estaban arreglándose en las habitaciones. Yo me encontraba en el comedor junto a la piscina con mi padre, quien estaba terminando unas cosas del trabajo desde su laptop.

— ¿Has hablado con tu madre estos días que hemos pasado aquí? —preguntó mi papá, sin despegar la vista de la pantalla de su laptop.

—Me llamó hace un par de días para saber cómo me estaba yendo en el instituto, y para saber si la estaba pasando bien.

— ¿Y qué tal?

—El instituto es normal, no es tan difícil, mis compañeros...

— ¿Cómo la pasas aquí? —interrumpió—. ¿Te gusta que vivamos temporalmente aquí?

—No te niego que al principio si me costaba un poco acostumbrarme a la idea —admití, viendo las machas de café que había en su camisa roja—. Pero ya es normal, es genial pasar tiempo con los chicos, sabes que en casa me aburría con facilidad. Mamá y tú nunca estaban.

—Sí, pero tenías todos tus videojuegos, ¿No?

Di un profundo suspiro y un silencio incómodo reinó por unos segundos, mientras miraba a Louis mostrándole algo a Joey en su teléfono.

—Lo lamento —murmuró mi padre.

— ¿Qué lamentas? —cuestioné con frialdad.

—Que no te hayamos dedicado el tiempo suficiente en casa, prometo que aquí será diferente.

—Es curioso, llevamos casi dos semanas aquí y se siente justo como en casa. Si no fuera por los chicos estaría muriendo ahora mismo.

—Según tú, ¿Cómo es en casa?

—Mi madre preguntándome por ti y tú por ella, como si no se hablaron o i don't really know que rayos se traen. Silencios incómodos en la mesa, muy difícilmente ponen atención a cuando hablo, nunca me preguntan cómo estoy o cómo me siento.

—Primero: sí te ponemos atención cuando hablas. Y segundo: ¿Qué tanto puede preocuparle a Matthew, un chico común y tranquilo de quince años que no hace más que estudiar?

Tenemos a un maldito enfermo detrás de nuestros talones, que por cierto mató al abuelo y puede vincularnos con el asesinato del chico del West Coast el fin de semana pasado, eso y que está amenazando con exponer nuestros secretos, pero no es nada que no pueda manejar —pensé, aunque quería gritárselo en la cara.

—Primero, se nota la atención que me prestan cuando les hablo, por ejemplo justo ahora, desde que estoy sentado en esta mesa no me has mirado a la cara ni una vez.

— ¿Qué te traes Matthew?

—Nada papá, no hay problema. Como siempre dices, mi única preocupación es estudiar ¿No? Al diablo con mis problemas, todo comienza y termina con ustedes —dije, levantándome bruscamente de la silla y caminando en dirección a la casa.

— ¡Matthew! —Llamó mi padre—. ¡Ven aquí ahora mismo!

Recordé que tenía algo que decirle, por lo que me acerqué nuevamente hacia él.

—Primero: me devolví porque quise no porque me lo hayas pedido. Y segundo: esta noche saldré con unos chicos de mi instituto.

—Escúchame muy bien jovencito...

—Escúchame tú a mí —interrumpí—. No te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando. Es para que sepas que saldré con los chicos y no sé a qué hora regrese.

Di media vuelta y escuché a mi padre decirme algunas cosas a las cuales no presté atención.

Baby Matt pequeño se cansó de vivir bajo las alas de sus padres.

***

Era la una de la mañana, y no pregunten como pero estaba en El High, un club nocturno muy sonado y exclusivo en Rosefield.

¿Cómo nos las arreglamos para entrar?

Ni me pregunten.

Pero sí, éramos un montón de menores de edad —a excepción de Louis, Sabrina y Joey—, en un club nocturno. A mí me dijeron "pasa rápido" y lo hice. Me había tomado uno que otro shot de tequila con los chicos, evitando embriagarme.

Verónica estaba bailando con Patrick, y de solo verlos recordaba todo lo que él le estaba haciendo a ella, por lo que me tenía mis manos empuñadas.

Inhalo odio, exhalo paz.

Me repetía una y otra vez, tratando de contener mis impulsos.

Joey estaba jugueteando un poco con Emma, Louis se estaba ligando con una chica a la que no le había quitado la vista desde que llegamos, Courtney estaba coqueteando a escondidas con uno de los amigos de Verónica y Sabrina estaba sentada a mi lado.

Sabrina era un poco introvertida como yo, por lo que pasamos la noche entre uno que otro trago y riéndonos de como bailaban las personas. Tenía muchísimo tiempo sin salidas sociales, lo que hacía que esa se sintiera genial.

— ¡¿Matthew Altamira?! —gritó una voz familiar a mi espalda.

Al voltear para encontrarme con el autor del grito me encontré con James Lodge, un chico de mi clase, acompañado por otros más que también asistían al West Coast, algunos de nuestro salón y otros de cursos mayores

— ¡No puedo creerlo! ¡¿Eres tú hermano?! —exclamó James

— ¿Qué no es obvio ya? —dije con sarcasmo en un elevado tono de voz, para que el fuerte ruido de la música no fuera impedimento de nuestra conversación.

— ¡Que arriesgado eres! —Dijo, dándome un golpe en mi hombro derecho—. No sabía que esto era lo tuyo, de ser así te habría invitado, ¿Cómo has logrado pasar?

—De la misma manera que tú lo hiciste.

— ¿Quién es esa lindura? —preguntó, devorándose a Sabrina con la mirada.

—Es mi prima, y está cien por ciento fuera de tu alcance.

— ¿Quieres un poco? —dijo, ofreciéndome un vaso rojo con un dudoso líquido en su interior.

—No creo que deber...

— ¡Vamos hermano! —insistió—. ¿Me vas a despreciar un trago a mí?

—Yo solo...

— ¿Eres estúpido o qué? —interrumpió insistente—. ¡Bebe un sorbo!

Bebí del vaso y Lodge desapareció entre la multitud, por lo que me senté nuevamente con Sabrina. Luego de un rato charlando y varios shots de tequilas, el alcohol se empezó apoderar de mi cuerpo.

Me sentía como nunca antes lo había hecho.

Intenté animar a Sabrina pero no cedió, por lo que recurrí a Verónica, quien de inmediato me presentó a una chica de un curso inferior que se había colado en el club.

¡Vaya! Al parecer colarse en El High era más fácil de lo que pensaba.

Lo que aparentaba ser un club exclusivo realmente no lo era. Finalmente estaba bailando con la chica y luego de un par de canciones en la pista de baile, me animé a hacer lo que nunca antes había hecho: Dar el primer paso.

Sí, finalmente lo hice.

Besé a una chica...

Bailé...

Bebí...

Por primera vez en mi vida sentía que estaba disfrutando de mi juventud.

***

GLOSARIO

I have no idea: No tengo idea.

Jimmy Choo: Es una compañía de Reino Unido dedicada a la manufactura de accesorios y zapatos de lujo. La compañía fue fundada en 1996 por la editora de accesorios de la revista Vogue Tamara Mellon y el diseñador de zapatos Jimmy Choo.

Honey: Cariño.

I don't really know: Realmente no lo sé.

***

NOTA DE AUTOR.

¡Les debo una enorme disculpa!

Para los que no saben porque no me siguen en instagram —pueden encontrarme como @itsexpossito—, la semana pasada comencé las odiosas clases online🙄, y estuve haciendo un montón de cosas, a penas y tuve tiempo de subir el capítulo.

Prometo organizar mi tiempo para que no vuelva a pasar y no queden tanto tiempo con la intriga.

¿Qué les parecieron los mensajes de V?

¿Ya tienen sus sospechas de quién puede estar detrás de los mensajes?

¿A quién eligirá Courtney para que V exponga?

Los capítulos que vienen estarán emocionantes, eso se los prometo.

Y sé que a ustedes les encanta ver el mundo arder.

Espero que les esté gustando esta historia cargada de misterio, drama y enredos amorosos. Son lo mejor y los amo muchísimo. No olviden compartirla con sus amigos. Wait a minute...

¡CASI SOMOS 450 VIEWS!

Pronto habrá sorpresas.

Los amo un montón 💖

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