IV. una cena inolVidable.
TIPO DE NARRADOR: OMNISCIENTE
***
Los Altamira la familia que aquella noche del lunes16 de marzo era el foco de atención en Rosefield. Y esto no era solamente porque se estaban reuniendo después de treces años, ¿Quién diría que después de ese día estarían condenados a estar en el centro del ojo público?
Pero no hablemos de eso por ahora.
Diez minutos después de que Verónica tuviera que fingir una sonrisa forzada ante las cámaras de los distintos medios públicos —aquellos que hicieron acto de presencia en tan prestigioso evento —, se encontraba en el baño femenino del área de la piscina retocando su maquillaje.
—Lamento lo de ahorita —dijo su mejor amiga Emma Woods, quien estaba recostada en la puerta de la caseta del medio.
—Ya te dije que no pasa nada —repitió Verónica por enésima vez, mientras se retocaba el labial.
Desde que Anna la había humillado unos minutos antes Emma no había parado de disculparse con Verónica, como si el haberse quedado callada ante las palabras de la nueva enemiga declarada —por decirlo de alguna forma—, de la joven Altamira era igual que haberse callado alguna infidelidad, o como si se hubiera metido con su novio.
— ¿Cómo estuvo la fiesta en El High? —preguntó Emma, cruzando sus brazos sobre el escote de sus pechos.
—Estuvo increíble —respondió Verónica, regando su pintura de labios—. Pero honestamente habría estado mejor si hubieras estado ahí conmigo.
—Sabes perfectamente que el problema no soy yo —aclaró su mejor amiga, mientras peinaba con sus manos su larga cabellera negra—. Realmente quería ir, pero mis padres se pusieron un poco plásticos con el permiso.
—No tienes que excusarte, los conozco —dijo Verónica—. Lo bueno fue que para hoy te dejaron venir a la cena, aunque fuera improvista.
—Yo tampoco lo creí cuando me dieron permiso, pero apenas lo hicieron corrí a armar el bolso antes de que se arrepintieran.
Verónica se mofó ante el comentario de su mejor amiga mientras guardaba el labial en su pequeño bolso de mano Chanel, y una vez que lo hizo le ofreció su brazo derecho a su mejor amiga. Emma entrelazó su brazo izquierdo con el de Verónica y ambas salieron del baño de vuelta a la celebración.
—Espero que no se pongan obtusos cuando sea nuestra caravana, o peor aún... —dijo Verónica, mientras se encaminaban a la mesa principal.
—No tienes que preocuparte —interrumpió Emma—. Primero muerta antes que faltar a nuestro baile de graduación.
—Eso espero —respondió Verónica.
Al llegar a la mesa de los Altamira todos los miembros de dicha familia —a excepción de Verónica y Courtney—, estaban sentados ahí, dejando únicamente cuatro asientos vacíos: uno junto a la secretaria de Don Alberto Altamira —quien curiosamente estaba sentada a la derecha de él—, otro junto a Louis y los últimos dos asientos a la derecha de Michael Carson —mejor amigo de Verónica—, quien a su vez tenía sentado a su izquierda a Jayden Michaels —el otro miembro del grupo de amigos de la joven Altamira, quien sería también mejor amigo de la misma—.
El ambiente de la fiesta era especial, la comida que se servía en las mesas —al igual que los bocadillos—, exquisitos y la música le daba el toque armónico al lugar. Luego de un par de vasos de vodka Verónica incluso había olvidado que Anna estaba rondando por la fiesta, al igual que se había prometido a sí misma no enfrentarla de nuevo.
Al menos no esa noche.
— ¿Me veo bien? —preguntó Verónica a Emma, mientras verificaba una vez más su aspecto en la cámara de su celular.
—Cuando llegué parecía que peleaste con un gato y perdiste, pero aun así te veías perfecta —aduló Emma—. Imagínate como te ves ahora.
Verónica sonrió ante el comentario de su amiga mientras esta le quitaba el celular—. Chicos, pónganse —ordenó Emma a Jayden, Michael y Verónica.
Los cuatro jóvenes posaron para una fotografía que fue tomada por Emma, quien sacó varias antes de postear alguna en las stories de Instagram en la cuenta de su amiga.
—Jay, ahora que estamos en confianza, ¿Quién carajos es Ed? —preguntó Verónica una vez que Emma le devolvió el celular, dándole un sorbo a su bebida.
—Es que justo me interrumpiste, estaba con una chica en uno de los baños de la casa —explicó Jayden, dio un sorbo a su bebida y continuó—. No querías que dijera Verónica, dañaría por completo el momento.
— ¡Qué asco! —Exclamó Emma, haciendo una mueca de desagrado—. ¿En un baño?
—No pierdes tiempo —dijo Michael, chocando los puños con Jayden.
— ¿Al menos era linda? —cuestionó Emma
—Sí. Era todo un bombón, una chica delgada, pero con un buen culo.
— ¡Jay! —Espetó la joven Altamira asqueada, blanqueando sus ojos—. ¿Cuándo dejarás de ver a las chicas como un objeto?
Verónica agarró su celular para ver si Patrick Ray —su pareja—, le había escrito, y al ver que no revisó Instagram un rato, viendo varias publicaciones con fotos de ella esa noche en diferentes cuentas de fans.
— ¿Al menos recuerdas su nombre? —preguntó Michael.
—Connie, Carol, Coral —Jayden dijo nombres al azar intentando recordar—. Algo así, si la veo te la muestro.
— ¿Alguna señal de Patrick? —preguntó Emma a su mejor amiga, quien estaba sentada a su derecha.
—No desde que evadió mi insinuación... Hoy me dijo que me amaba —explicó Verónica, dio un sorbo a su bebida y continuó—. Bueno, no me lo dijo, me lo escribió.
—No quise preguntar antes por pena, pero... —dijo Emma.
— ¿Desde cuándo existe la pena entre nosotras? —interrumpió Verónica.
—No quería sonar entrometida y pensé que tal vez estaría aquí cuando bajáramos de tu habitación, y como no es así haré la pregunta. ¿Por qué no está aquí? —inquirió Emma.
Verónica contorneó el vaso con la punta de su dedo índice antes de beber un sorbo de él y fruncir el ceño.
—Es sobre Nolan —aclaró finalmente—. Al parecer tiene el riesgo de repetir el año y lo está ayudando con un montón de tareas que tiene atrasada, por lo que tengo entendido.
Emma quedó pensativa un durante un momento, analizando lo que su amiga le acababa de relatar—. Pero, ¿Él sabe cómo te tiene la noticia del regreso de tus familiares? —Preguntó finalmente, a lo que Verónica se limitó a responder asintiendo con la cabeza—. Entiendo que Nolan es su mejor amigo, pero tú eres su novia. Y me parece...
—Está bien —interrumpió Verónica—. Porque primero que nada, él no tiene que cargar con mis problemas familiares. Y segundo, yo también lo habría dejado tirado si tú, Jayden o Michael estuvieran en riesgo de perder el año escolar... Simplemente quiere graduarse con su mejor amigo al igual que yo quiero hacerlo al lado de ustedes —explicó, esbozando una sonrisa y agarrando la mano de su mejor amiga.
Emma puso su mano libre sobre la de Verónica—. ¿Y tú sientes lo mismo? —preguntó.
— ¿Sentir el qué?
—Patrick te dijo que te amaba —recalcó Emma—. ¿Es un sentimiento recíproco?
Verónica miró a la nada durante un par de segundos—.Ay Em, ya sabes cómo son los hombres, ¿Y si me miente? —dijo finalmente.
—Mira dj, no me cambies de tema —bromeó Emma, dándole un sorbo a su bebida.
— ¡Hey! —exclamó Verónica, dándole una palmada en su pierna derecha.
—Vero —llamó Michael
— ¿Qué?
—No quiero alarmarte, pero Anna se está sentando junto a la secretaria de tu abuelo y está estrechando sus manos con las de él.
— ¡Mierda! —espetó Verónica un poco fuerte, captando sólo por un instante la atención Xavier Altamira, por lo que se sumergió en su celular para evitar el contacto visual con su tío.
—Esa es la chica, la que se acaba de sentar —indicó Jayden.
Verónica levantó su mirada sólo para darse cuenta de quién se trataba.
— ¿La que se acaba de sentar? —preguntó.
—Sí —dijo Jayden.
— ¿En esta mesa? —Él asintió en respuesta— ¿Courtney?
—Sí, ¿Cómo sabes?
—Te tiraste a la perra seca de mi prima —dijo Verónica, pasando por sobre Michael para darle un fuerte golpe en la cabeza de Jayden con la palma de su mano izquierda—. ¡Pendejo!
—No sabía que era tu familia.
—Te odio.
Michael y Emma no podían parar de reír —tanto así que captaron la atención de los primos de Verónica y uno que otro invitado que rondaba por su mesa—. Verónica —muerta de pena—, se dispuso a revisar tranquilamente su teléfono fingiendo no conocerlos, hasta que una nueva notificación de mensaje había llegado a su teléfono. Y no era cualquier cosa, pues se trataba del mismo remitente del cual había recibido otro par de mensajes ese mismo día.
De: Blocked ID.
La tarea de Patrick no está tan aburrida después de todo😏.
XOXO
—V.
La tarea de Patrick...
Eso sí que había dejado pensativa a Verónica, pero por otra parte estaba el misterio tras la identidad de la persona que había estado fastidiándola ese día por medio de textos.
¿Quién era V y por qué le había enviado esos mensajes?
No fue hasta después de ese último que Verónica se dio cuenta de que su novio no había dado señales de vida por Whatsapp desde que le había mostrado por medio de un vídeo corto cómo lucía esa noche, acompañado de un mensaje un tanto sugerente al que el heredero de Ray's Liquors hizo caso omiso.
¿Por qué había ignorado la indirecta que había dejado?
Era la interrogante que —de forma inconsciente—, daba vueltas por la cabeza de Verónica, al menos hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Don Alberto Altamira pidió a los invitados que se acercaran a la mesa principal, puesto que iba a hacer un anuncio.
—Buenas noches queridas amistades, familiares, amigos de la prensa. Sean bienvenidos nuevamente a la gran velada de esta noche —dijo el patriarca, siendo interrumpido unos segundos por los aplausos de los invitados—. Esta noche celebraremos 3 cosas: en primer lugar un reencuentro familiar, pues en esta mesa estoy con mis hijos y nietos, todos unidos bajo un mismo techo después de muchísimo tiempo.
Aplausos volvieron a resonar en el lugar, al igual que el disparo de los flashes de las cámaras cuando los fotógrafos y periodistas inmortalizaban el momento por medio de fotos.
—En segundo lugar, Altamira's Group nunca había estado mejor, en lo que va de año las ventas en todas nuestras áreas están aumentando —todos los invitados aplaudieron—. Y por último pero menos importante, quiero pedirles que todos agarren una copa de champán que deberían de estar entregando los meseros en este preciso instante, brindemos por el amor. El compromiso... Desde hace año y medio estoy saliendo con esta hermosa mujer bajo perfil.
Al pronunciar esto último, Maddison Cassanova —su asistente—, se levantó a su derecha y lo agarró de la mano.
—Sí. Y estoy completa, loca y perdidamente enamorado de esta asombrosa joven. Me dio otra razón para seguir, me ha ayudado en los momentos difíciles y siempre ha sido muy leal. Y hoy, con ustedes de testigos, quiero pedirle que se quede conmigo el resto de mi vida. Maddison —Alberto se arrodilló y sacó un anillo del bolsillo de su pantalón—. ¿Me harías el honor y la dicha de ser mi esposa?
— ¡Sí, sí, sí! —gritó alegremente una y otra vez la joven pelirroja mientras Alberto le colocaba la sortija.
Verónica entró en estado de shock, dejando caer su copa de champán al suelo.
— ¡Salud! —exclamó Xavier Altamira, levantando su copa.
— ¡Por los novios! —exclamó Aurora Altamira.
Verónica pudo sentir su respiración y ritmo cardiaco cambiando de manera repentina, como su pulso subió y —sobre todos los cambios en su interior—, como su corazón latía tan rápido y tan fuerte que amenazaba con salirse de su pecho.
¿Cómo era posible que su abuelo se comprometiera con una ramera que posible —y seguramente—, estaba con él porque sólo quería su dinero?
Para la joven Altamira su abuelo definitivamente había perdido la cabeza, pues sólo bajo esa convicción le encontraba sentido a las acciones que había tenido ese día: desde el regreso repentino de sus familiares —con los que no había hablado durante trece años—, hasta el compromiso y próximo matrimonio con su asistente.
Verónica dio un paso hacia atrás, intentando equilibrar la postura que lentamente había perdido; Emma —quien se había percatado del estado en el que estaba su mejor amiga— le hizo una seña a Michael y ambos la sujetaron de las manos, intentando mantenerla de pie para luego sentarla nuevamente mientras los demás seguían aplaudiendo y brindando con las copas de champán.
Mientras Emma pedía otro vodka con jugo doble para su amiga, Verónica sentía que su mundo se había detenido en el momento exacto en que su abuelo anunció su compromiso: la gente a su alrededor aplaudía con júbilo, algunas risas sonaban en el entorno, el ruido que hacían las copas al chocar unas con otras también hizo presencia en el momento.
Pero Verónica no podía escuchar más que otra cosa: la nada misma. Como si fuera poco también tenía esa horrible sensación desde que inició el día de que su vida iba a cambiar de forma drástica.
¿Cómo podría tan siquiera imaginar que su vida sería completamente distinta a partir de esa noche?
Una vez que los meseros repartieron otra ronda de comida ella mató su rabia de la única forma que odiaba: comiendo de forma compulsiva, a la par que procesaba la situación bebiendo un poco.
—Entonces... —murmuró Verónica para iniciar una conversación durante la cena—. Año y medio a escondidas, yo no habría aguantado.
—Verónica —murmuró su abuelo con brusquedad al otro lado de la mesa, mirándola de frente.
—No, sólo digo. Si yo me valoro como mujer no aceptaría que me tuvieran a escondidas.
—Bueno, sabía que la prensa estaría encima de mí en caso de que fuera pública nuestra relación, no quería renunciar a mi paz —explicó Maddison.
— ¿Y qué edad tienes? —preguntó Courtney.
—Treinta y cinco.
— ¡Vaya! —dijo Verónica en tono chocante—. Fácilmente puedes pasar por su hija.
— ¡Vero! —murmuró Emma en un tono amenazante, pues seguía sentada a su derecha.
— ¿Por qué no comemos todos callados? —sugirió Oriana Altamira.
—Bueno, ya pasamos trece años en silencio. Unos minutos más no matarán a nadie —dijo Verónica, levantando su vaso en señal de brindis, y bebiendo un sorbo de él.
El silencio duró sólo unos minutos, pues Courtney era igual de curiosa que Verónica, y siguió con el juego que ella había iniciado.
—Entonces... —murmuró Courtney—. ¿Cómo se conocieron?
—Adoro esas historias —alentó Sabrina.
—Bueno, soy la asistente de su abuelo desde hace cinco años, lo he visto en sus mejores y peores momentos. Hemos compartido tanto, tu abuelo se volvió muy detallista, y de a poco caí... Y ahora estamos aquí, comprometidos.
— ¡Que romántico! —dijo Sabrina.
—Su asistente —dijo Verónica en voz alta—. Que poco ético —murmuró con la intención de ser escuchada.
— ¿Disculpa? —dijo Maddison.
—Disculpada —dijo Verónica, levantando nuevamente su vaso en señal de brindis.
—De tal palo tal astilla, ¿No? —Dijo Courtney—. La hija de la alcohólica muerta resultó ser alcohólica también, y de paso se atreve a hablar de ética —murmuró en un tono casi inaudible.
— ¿Qué dijiste Courtney? —preguntó Verónica.
— ¿De qué hablas?
—De lo que acabas de decir. Quiero que compartas con nosotros lo que dijiste hace un momento.
—No sé de qué hablas, primita. Creo que deberías de dejar de beber, el alcohol se te está subiendo al cerebro.
—Claro, eso está pasando —Verónica bebió un sorbo de su vaso y continuó—. A mí se me sube el alcohol y a ti te bajan la falda en el baño.
Courtney se ahogó un poco con su comida, por lo que Louis le dio palmadas en su espalda.
Sabrina abrió sus ojos como platos asombrada.
Joey apretó sus labios intentando contener la risa.
Matthew pasó sus ojos de Verónica a Courtney intentando entender lo que pasaba.
Louis frunció el ceño en señal de confusión.
Verónica sonreía con suficiencia.
Y Jayden —quien estaba en el baño con Courtney más temprano esa noche—, rascó su nuca mientras miraba con desaprobación a su mejor amiga.
— ¿De qué está hablando Verónica, hija? —preguntó Aurora Altamira asombrada.
—Ay mamá, no le des atención ¿No ves que es lo único que quiere? —Dijo Courtney, en un intento por despistar a su madre—. Es igualita a su madre
—Digo que su hija es una zorra —escupió Verónica sin pensar—. No le terminan de decir bonita cuando abre las piernas.
— ¡Verónica! —gritaron Don Alberto, Michael, Jayden y Emma.
El primero golpeó la mesa y la última le dio una patada por debajo de ella.
—Claro. Lo aprendí de tu madre, solo que omitiré la parte de matarme y casi matar a mi hija —respondió Courtney ante el comentario de Verónica.
— ¡Courtney! —gritó la Aurora, golpeando la mesa.
Algunas personas grababan el momento, al igual que otras se encargaban de sacar fotografías mientras que Verónica se levantaba molesta de la silla, caminando hasta la de Courtney siendo seguida por sus amigos, quienes intentaban detenerla.
— ¡No te permito que hables así de mi madre! —gritó Verónica, dándole una fuerte bofetada.
El flash de una cámara fue disparado.
— ¡No me vuelvas a tocar! —gritó Courtney.
— ¡Verónica! —gritó mi abuelo.
— ¡Tu madre es una ramera caza fortunas y yo no lo ando regando! ¡¿O qué?! ¡¿Olvidaste sus salidas nocturnas cuando éramos niñas?!
— ¡Verónica, detente! —Gritó Louis, posicionándose frente a ella. Su aliento olía a una mezcla de cigarro con vodka y comida—. ¡Deja a mi madre y a mi hermana en paz!
— ¡¿Por qué no le dijiste lo mismo a la perra de tu hermana cuando se metió con mi madre?! —gritó Verónica, mientras Jayden y Michael la abrazaban por los costados y Emma se posicionaba frente a ella.
Los músicos habían parado de tocar y todas las miradas estaban en la mesa principal, al igual que algunas personas tomaban fotografías o grababan el suceso.
— ¡Ya basta! —gritó el patriarca muy molesto—. ¡Sentémonos y terminemos de comer en paz!
Ante esa última orden de Alberto los músicos comenzaron nuevamente a tocar, pero eso no detuvo a los presentes de hablar sobre lo que acababan de presenciar, pues no dejaban de susurrar entre sí. Verónica se fue al interior de la villa molesta, dejando sus amigos en la mesa familiar —la cual se encontraba en pleno silencio—, pues estos fueron detenidos por ella misma cuando intentaron seguirla: sólo se escuchaba la música, los susurros de las personas, y los cubiertos chocando con los platos. Al terminar, los meseros retiraron los platos de la mesa y Don Alberto ordenó que repartieran copas de vino a los presentes —a excepción de Verónica—, levantándose finalmente solo de la mesa.
***
Alberto.
Era increíble.
¿Qué había hecho para sentirme tan solo?
A pesar de que la fiesta estaba llena de gente así me sentía, solo, como estaba en ese momento sentado en el piso de mi habitación llorando de rabia e impotencia. Mi familia, rota como nunca. Eso no era lo que yo quería para ellos.
¿Por qué peleaban entre sí?
¿Por qué se lastimaban unos a otros?
Era increíble que no trataran de llevarse bien, ni siquiera por mí y mi estado de salud. Ellos necesitaban un castigo, estar unidos o algo así... Se lo buscaron y era lo que tendrían.
Nunca había estado tan seguro de hacerlo, antes sólo lo consideraba, pero en ocasiones una decisión...
Una acción puede cambiar el rumbo de la historia.
A veces basta de un sacrificio para cambiar actitudes, tratos.
Esa noche yo sería el sacrificio.
Caminé hasta la mesa de noche del lado derecho de la cama y agarré el revólver que estaba en el cajón, me dirigí hacia la terraza de mi habitación e intenté llamar la atención de todos, cosa que hice rápidamente, pues todos estaban de pie mirando hacia arriba.
—Es increíble lo solo que te puedes sentir, mírenme a mí, con la casa llena de amigos y familiares, y aquí estoy, solo —inhalé profundamente, en un vago intento por contener mis lágrimas—. No puedo creer su actitud familia. Estoy profundamente decepcionado de todos ustedes. Lo egoístas que se han vuelto, lo distanciados que están entre sí, no puedo creer en lo que se han convertido. Su madre debe de estar retorciéndose en su tumba, ustedes son lo peor que me pudo haber pasado.
Al pronunciar eso último mi estómago se sintió repentinamente vacío, al igual que un nudo se formó en mi garganta. Me subí en el barandal con cuidado. Agarré firme el revólver y lo apunté a mi cabeza, no sin antes sacar el seguro.
— ¡Papá! —Gritó Xavier—. ¡Bájate de ahí, te puedes lastimar!
— ¡Baja el arma! —Gritó Aurora—. ¡No hagas algo de lo que puedas arrepentirte!
— ¡Papá! —gritó Verónica llorando—. ¡No lo hagas, por favor!
— ¡Detente papá! —gritó Oriana llorando—. ¡Dejen de tomar fotografías, maldita sea!
—Ya no hay vuelta atrás —sentencié, cerrando fuerte los ojos y dando un último respiro.
Jalé el gatillo.
***
GLOSARIO.
Chanel: Es una casa de modas francesa, fundada en París por la diseñadora Coco Chanel, en 1910. La marca se especializa en diseñar y confeccionar artículos de lujo, como indumentaria de alta costura, lista para usar, bolsos, perfumes y cosméticos, entre otros.
Srories: O historias de Instagram son contenidos audiovisuales de esta plataforma que, a diferencia de las publicaciones normales, son volátiles, es decir, tienen una duración determinada y, tras ese período, desaparecen.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro