🌊 Prólogo: 🌊
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The Legends of Olympus:
El Corazón del Fénix.
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«— Grecia es un lugar hermoso, donde el sol brilla con todo su resplandor, la naturaleza es sagrada y también, es el lugar perfecto para forjar a los mejores guerreros.
En el Monte Parnaso, los entrenamientos comienzan a partir de los 15 años, inician con lo más básico hasta llegar a lo más desafiante, el manejo de la espada y la arquería es muy importante, nunca se sabe cuando un guerrero puede estar en peligro, si el joven llega a demostrar sus habilidades en los entrenamientos, tienen que pasar una prueba bastante desafiante, algo rudo ¿No?
Muchas personas quieren pensar que estarán a salvo para siempre, aunque esa es una fantasía, "La guerra deja consecuencias", es lo que siempre ha dicho Constantine Floros, el mejor guerrero que se ha visto en muchos años de luchas, esposo de Irene Samaras, para ellos las guerras los dejaron con varias cicatrices y ni hablar de los horribles recuerdos, pero, eso no fue un impedimento para que se casaran y tuvieran una hija.
Afortunadamente, toda Grecia ha estado en paz en los últimos 6 años, las personas pasan sus vidas con tranquilidad, aunque eso no significaba que muchos bajen la guardia, les daba una gran ventaja en practicar tácticas y estrategias nuevas.
En este preciso momento la pareja Floros han estado entrenando a su hija desde la mañana, en un principio Irene no estaba muy de acuerdo con esta idea, pero, al ver el entusiasmo en el rostro de su hija, no podía negarse al verla tan feliz.
— Muy bien Hela, concéntrate y siempre mantén tu vista en el objetivo — explico Constantine estando a la misma altura de la pequeña — Mantén tus brazos firmes y la espalda recta, eso siempre es importante. —
— Respira profundamente y luego exhala cariño, ayuda a concentrarte — Irene estaba detrás de ellos, aunque no pudo evitar sonreír al ver el momento padre e hija.
Helena tomaba cada consejo que le brindaban sus padres, pero con esto último que le dijo su madre, en verdad le está ayudando y estaba muy concentrada en el objetivo.
— Estoy lista para lanzar la flecha papá. —
Constantine solo asintió con la cabeza y en un instante, la niña soltó la flecha cayendo justo en el blanco, Helena no lo podía creer de hecho estaba muy sorprendida, en cuanto a sus padres, no dudaron en abrazarla, Constantine la estaba cargando entre sus brazos mientras que Irene besaba repetidamente en la mejilla.
— No puedo creerlo, en verdad lo hice — murmuro Helena, aunque no pudo evitar sonreír y corresponder el abrazo de sus padres.
Irene felicitaba a su hija por este pequeño logro, en cuanto a Constantine disfrutaba de la calidez de ese momento con su familia.
Puede que haya paz en cada pueblo, pero eso nunca ha sido así.
Grecia y Roma siempre han estado en guerra desde hace muchos años, según las historias, los romanos están hambrientos de poder y sedientos de sangre, ni siquiera les importa quién vive o quién muere de su propia gente, solo quieren que Grecia caiga y que los Dioses los tomen en cuenta solo a ellos.
Pero, si la situación se sale de control y hay una guerra, Grecia tiene a sus hombres y mujeres guerreros, entre ellos esta su líder, Constantine Floros, junto con su general, compañero y amigo cuidando su espalda.
— Nunca creí ver el lado amoroso de Constantine Floros — hablando del mismo diablo, Karan Dimitrius ha sido la mano derecha desde hace años, con el pasar del tiempo ambos se casaron con las mujeres más fuertes y ahora tienen hijos.
— Cierra la boca Karan — se burlo Constantine separándose de ese abrazo familiar.
— Karan, en verdad lamentamos mucho tu pérdida — Irene ofreció sus condolencias de parte de su familia — Ivy era una gran guerrera y una buena madre. —
— Te lo agradezco mucho Irene — Karan forzó una sonrisa, se notaba de ante mano que la tristeza lo invadía por completo y que la pérdida de su esposa no ha sido para nada fácil de superar.
Helena ignoraba por completo la conversación de los adultos, solo estaba buscando a alguien con la mirada y eso lo noto Karan en seguida.
— Evan está en la playa Helena, junto con Alicia y Colin — explico el hombre observando a la niña — Pequeña, ¿Puedes dejarnos a solas?, necesito hablar con tus padres de algo importante. —
La niña solo miro a sus padres y ellos solo asintieron, conociendo a su amigo, Constantine sabía que podría ser algo urgente, Helena solo soltó el arco de su mano y salió corriendo del lugar, ya que en las últimas semanas no sabía nada de su amigo y no quería admitirlo, pero, está preocupada por él.
— Cuando ella se entero sobre lo de Ivy, estuvo a punto de escabullirse por su ventana solo por ayudar a su amigo — explico Constantine mientras miraba a su hija irse — ¿Cómo está el chico? —
— Para nada bien — contesto Karan recodando como estaba su hijo en las últimas semanas — Él era muy apegado a su madre, hubo días en los que no quería comer nada y las pesadillas son constantes, es por eso que va con Colin a la playa y no puedo negárselo, debe despejar su mente. —
— Pobre niño — dijo la mujer, porque no se imaginaba por lo que estaba pasando Evan.
— Es por eso que no puedes estar en las batallas — dijo Constantine con su mirada fija en su compañero de batallas — Al menos no aún, tu hijo te necesita. —
— Lo sé, pero, he venido aquí hablar con ustedes, en verdad es importante — dijo Karan seriamente.
Irene y Constantine se miraban entre ellos, ya que si Karan lo decía de esa manera, es porque era algo del cual había que preocuparse.
«— La playa estaba despejada, las olas arrastrando el agua hasta la orilla, aunque era el lugar perfecto para relajar y despejar la mente, muchos guerreros vienen a esta playa para tratar de olvidar de todo lo que han pasado en las batallas, incluyendo las perdidas.
Evan estaba sentado en una roca, las pequeñas olas tocaban sus pies, aunque veía como sus amigos jugaban a gusto con la arena, pero él en verdad no estaba de humor, no después de lo que ha sufrido aunque nunca se dio cuenta de que su mejor amiga había llegado.
— Hola Evan — saludo Helena haciendo que él se asustara un poco, al mirarla le sonrió y en verdad quería ver el rosto familiar que no fuera su padre.
— Hola Hela — dijo el chico sin borrar su sonrisa.
Ambos son amigos desde que eran unos bebes, se conocen muy bien y se apoyaban, es por eso que Helena estaba con Evan en este momento, no solo ella, también estaban Colin y Alicia para apoyarlo.
Helena se quito sus zapatos y sentir la arena entre los dedos de los pies, se sentó a lado de su amigo y así disfrutar de la vista.
— Lamento mucho lo que le paso a tu madre Evan — la niña suspiro, ya que no tenía las palabras exactas, incluso se sentía inútil porque no sabía qué hacer exactamente — Debí estar allí para ayudarte. —
Evan solo la miro — Al menos estas aquí, además, siempre te preocupas por los demás — no pudo evitar abrazarla, a lo que ella correspondió.
— ¿Qué te puedo decir?, soy única — ambos rieron por ese comentario.
El chico pensó que no volvería a reír, pero, estaba muy equivocado, Helena solo se levanto y miro a sus otros amigos nadando en el mar, de repente Alicia los llamo.
— Debemos ir con ellos, antes de que se metan en problemas — dijo ella estirando su mano para que Evan la tomara, por lo él no lo dudo.
Perder a su madre fue un golpe muy bajo, pero sabía con exactitud que a ella nunca le hubiera gustado que su hijo o esposo estuvieran tristes, justo ahora, el niño merecía estar con sus amigos, distraerse y pasar un buen momento.
«— El cuartel era un lugar donde cada persona viene a idear algún plan para ganar las batalla, los Floros estaban sorprendidos por la noticia que acaban de oír.
Por primera vez después de mucho tiempo, recibían una buena noticia.
— ¿Estás seguro de que tenemos el apoyo de los brujos? — pregunto Constantine aún sorprendido.
Estos brujos son poderosos y están alejados de la civilización, si los romanos le declaran la guerra a Grecia, es muy probable que ellos se extingan, ya que los brujos para ellos son pecadores, los cuales merecen la muerte.
— Recibí una carta y su líder, nos quiere ver cuanto antes — explico Karan, mientras le entregaba aquel trozo de papel a su amigo — De hecho, un barco nos está esperando en el muelle, partiremos al amanecer. —
Constantine solo negaba con la cabeza dejando esa carta en la mesa, en cuanto Irene soltó un suspiro y se sentó sobre ella, tratando de procesar todo.
— ¿Y desde cuando tomas decisiones como estas? — pregunto Constantine conteniendo su enojo.
— Sé que es muy repentino, pero... — fue interrumpido, ya que Constantine golpeo la mesa, haciendo que su esposa se sobresaltara.
— No solo es repentino Karan, puede ser incluso peligroso para nosotros y sabrá el mismo Zeus que nos esperan en ese lugar, que ni siquiera nosotros conocemos — los dos hombres estaban cara a cara, incluso se pensaba que ambos iban a iniciar una pelea — Evan perdió a su madre, no merece sufrir más de la cuenta y tú, estas tomando esta decisión suicida. —
— ¿Crees que no lo sé?, no necesito un sermón de tu parte o que me recuerdes los que tengo que hacer — dijo Karan enojado — Estoy aquí porque nos solicitan, también hago esto porque somos guerreros Constantine y si debo morir por el bien de mi hijo, entonces lo haré, incluso tu lo harías por tu hija. —
Los dos hombres estaban molestos, pero, el meter a sus hijos en esta conversación, fue tocar muy profundo las llamas del mismo infierno y antes de que Constantine y Karan se mataran a golpes, Irene tuvo que interponerse entre ambos para así evitar una pelea.
— Ustedes dos se deben comportar como los adultos que son — dijo Irene seriamente, aunque su mirada se dirige a Karan — Déjanos solos Karan, por favor. —
Él solo la miro por unos segundos y luego volteo para salir del cuartel, dejando a los Floros a solas y ellos solo se miraban directamente a los ojos.
— Van hacer que lo maten — dijo Constantine aún molesto.
— Lo sé — dijo ella dedicándole una ligera sonrisa, puso su mano en la mejilla de su esposo, mientras que él disfrutaba de aquel tacto — Y es por eso que debes ir con Karan. —
Eso era lo último que quería escuchar, el hombre se alejo de su esposa, Irene trataba de calmarlo, pero al parecer eso no ayudo ni un poco — Constantine — él simplemente se negó en escucharla.
— Por favor, no quiero que lo digas — se sentía estresado por todo la situación, la muerte, la guerra, el sufrimiento y sobre todo el sufrimiento — Primero perdimos a Ivy, ahora Karan quiere que vayamos con el líder de los brujos y ¿Luego que va a pasar?, Irene yo no puedo hacerlo. —
— Mi amor — se acerco hasta Constantine, colocando sus manos sobre sus hombros — Sé que sufres, sé que te preocupas por tu escuadrón y familia, créeme cuando te digo que estoy orgullosa por eso, pero, tienes que ir allá y poder llegar a un acuerdo, de lo contrario tendremos otra guerra con una civilización que es superior a nosotros. —
— Entiendo eso, pero no puedo arriesgarme — a pesar de ser un hombre tan fuerte, Constantine solo dejo escapar las lágrimas que ha estado reteniendo durante mucho tiempo.
— Lo sé — dijo Irene, lo abrazo para así brindarle ese consuelo que necesitaba — Peleamos para acabar con esta insignificante guerra, aunque el verdadero propósito es otro, no olvides que queremos un nuevo futuro y peleamos por el bien de nuestros hijos. —
Esas palabras fueron suficientes para él, solo miro a su esposa y rodeo sus brazos en la cintura de su amada esposa, poco a poco junto sus labios con los de ella, dejando un tierno y apasionado beso, aunque no iba a durar tanto por la falta de aire y tuvieron que separarse, pero juntaron sus frentes mirándose directamente a los ojos.
— Partiremos por la mañana, hasta entonces quiero pasar el tiempo con Helena y contigo — dijo Constantine sonriendo y sin separarse de su esposa — ¿Ustedes dos estarán bien sin mí unos cuantos días? —
— No te preocupes por eso, estaremos bien — dijo Irene sin dejar de abrazarlo — Además, cuidare de Evan durante los días que estén fuera, es lo menos que puedo hacer. —
Ella tenía razón, si querían detener una guerra, debían aliarse y no comenzar otra.
«— La noche paso rápido, de momento quienes iban hacia el lugar de los brujos serian 200 personas irían, en este momento se estaban despidiendo de sus seres más cercanos, aunque sus familias estaban totalmente preocupados y son duras las despedidas, ni siquiera sabían exactamente cuándo volverían o incluso pensaban lo peor, no sabían si volverían con vida.
— Las extrañare mucho — dijo Constantine abrazando a su esposa e hija, luego dirige su vista a Helena — Cuida de tu madre en mi ausencia y sácale de quicio por mí — se burló ganándose un ligero golpe en su brazo de parte de Irene, haciendo que la niña se riera.
— Lo haré papá, te quiero — dijo Helena sonriendo y abrazando a su padre.
Evan solo veía aquella escena de la familia Floros, recordando buenos tiempos en los que se la pasaba con su madre, pero no se dio cuenta de que su padre lo estaba llamando.
— Evan, ¿Me escuchaste? — Pregunto Karan, logrando sacar al niño de sus pensamientos y él solo miro a su padre — Te quedaras con Irene y Helena, también quiero que sepas que no sabemos si volveré, pero sin importar que ocurra, siempre voy a estar orgulloso de ti Evan. —
— Suenas como si estuvieras despidiéndote — dijo Evan preocupado por lo que le vaya a pasar a su padre.
— No, no, Evan eso no es cierto — explico Karan y abrazo a su hijo — Ambos perdimos a tu madre y sé que ese dolor no desaparecerá tan fácilmente, seguirá ahí, pero te prometo aquí y ahora, que volveré. —
El pequeño solo abrazaba con más fuerza a su padre, lamentablemente esto no pudo durar tanto tiempo, los barcos zarpó hacia su destino, mientras que todas las familias se dirigían a sus casas, los únicos que se quedaron en el muelle eran Helena, Evan, Alicia y Colin, quienes miraban los barcos alejándose.
— Lo lograrán, podrán aliarse con ellos, estoy seguro — dijo Colin con tanta seguridad.
— Además, tienen a los mejores guerreros, en todo caso que algo sale mal — dijo Alicia sin despegar su vista de los bracos.
Solamente pasaron unos 10 minutos, el sol se estaba escondiendo detrás de las montañas, los niños solo se quedaron en el muelle observando el atardecer.
— Bueno chicos, debo irme a casa — dijo Alicia dándose la vuelta y comenzar a caminar a su casa.
— Te acompaño — dijo Colin siguiéndola.
Solo estaban Evan y Helena, aunque el chico estaba pensando en todo lo que se avecinada, incluso se podría decir que un futuro con grandes cambios se acercaba.
— Gracias por todo, no sé como agradecerte a ti y a tu familia — comento Evan mirándola.
— No tienes porque hacerlo, eres mi mejor amigo después de todo — Helena también lo miro y le sonrió, solo se quedaron en el lugar, al menos por unos minutos más.
— ¿Crees que llegaremos ser como nuestros padres? — pregunto él rompiendo aquel incomodo silencio.
— Seremos mejores, para eso nos están entrenando o al menos eso dice mi mamá — dijo la niña sonriendo — Aunque pensándolo bien, podemos seguir un paso que es muy importante para ellos — Helena se dio la vuelta y comenzó a caminar.
— ¿Así? ¿Cuál? — pregunto Evan siguiéndola, mientras que su amiga solo lo miro sin borrar su sonrisa.
— Podemos cuidarnos la espalda — esas palabras fueron las que sorprendieron a al escucharla, haciendo que el niño se detuviera.
— ¿Siempre? — volvió a preguntar Evan aún sorprendido.
— Siempre — ambos se acercaron más, para así abrazarse — Evan eres mi mejor amigo y no me gustaría perderte — eso fue suficiente para el chico, se separaron del abrazo y juntaron sus manos, para seguir caminando hasta llegar a casa.
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Es aquí donde comienza nuestra historia.
Una aventura está a punto de comenzar.
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