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Vientos de Cambio

"Nada sucede por casualidad. En el fondo, las cosas tienen un plan secreto. Aunque nosotros no lo entendamos"

Platón

El tiempo ha pasado, Hyrule ha prosperado como nación desde la tan llamada Guerra Civil de Hyrule, que había cobrado miles de vidas en los pocos años que duró.

Hoy, en el mismo castillo de Hyrule, podemos ver a una persona que no pasaba de los 10 años, leer un libro, estaba cubierta con una capucha para que nadie vea quien es... al menos en primer intento.

-Y así, el legendario héroe selló al Heraldo en su espada, para así....

-Ejem.

-¡Ep! – la niña, por el grito que dio, se giró para ver a quien la había sorprendido. – Ah, eres tú Impa.

La mujer que estaba frente a la niña, era una mujer que mostraba atlética, de cabello blanco y ojos rojos, vestía ropas azules oscuras, con unas botas, como si ahí estuviera ese deseo de camuflarse en la noche. O la oscuridad.

-Alteza... no es hora de que se ponga a leer en la Biblioteca real. Sabe que si su madre la encuentra...

-Pero no lo hará. Para ocupada con papá en algo importante.

-Zelda...

La niña alzó la mirada y se vio los ojos azul zafiro que tenía. Su cabello era corto y rubio, apenas le llegaba al cuello, pero por sus facciones, se notaba que era muy linda y que en unos años, sería una gran belleza.

-Impa.

La mujer Sheikah rodó los ojos, esta niña era como su padre de joven. Y ella lo sabe, dado que lo ha visto a la distancia.

-No debes de hacer estas cosas, no es de damas.

-Pero ser una dama es aburrido. – Zelda se cruzó de brazos. – No sé porque tengo que aparentar ser tan fina frente a todos, cuando no lo soy.

Y era verdad, para toda su belleza externa, Zelda no era una niña que uno diría ha crecido en la realeza, sino más bien, en las zonas comunes del pueblo. Le gustaba correr, subir árboles y demás. Los que la conocen a profundidad, sienten que es más niño en esas cosas de lo que creen. Aunque también puede ser que sea porque heredó mucho de su personalidad del mismo Rey. Y él era un caso de dolor de cabeza.

-Princesa, sus padres están haciendo todo esto, porque en una semana se cumple la batalla de Kakariko. Dónde muchos soldados perdieron la vida para proteger este Reino.

Zelda bajo la mirada, dado que sabe que...

-¿No es esa fecha en la que sus amigos...?

-Si. Lo es.

Zelda sabía de esa fecha, no porque sea importante para ella, sino que lo es para sus padres. Ese era el día que marcó una de las últimas peleas de lo que fue la Guerra Civil, donde también se protegió Kakariko. Sabe que fue bajo el liderazgo del hombre llamado Leon, que Kakariko se vio defendida y salvada. A la vez que... él era el mejor amigo de su padre. Debe de extrañarlo mucho.

-Quizás deba de ir con ellos. Para...

-Las órdenes del Rey y la Reina, son que se quede y siga con sus estudios.

-¡Pero es tan aburrido! – Impa sonrió al ver como la niña sacaban su verdadera personalidad y no la que siempre muestra en las reuniones reales con desconocidos.

-¿Si? – Impa miró la portada del libro que ella estaba leyendo. - ¿Y qué es esto de la Leyenda del Héroe del Cielo?

Zelda se apenó. Sabe que es una simple leyenda. Un cuento, pero la idea de que alguien cruce el mundo por ti, saca su lado femenino que tratar de suprimir todo el tiempo.

-Solo me gusta el relato.

-Aja... Claro. – Impa puso el libro en su lugar. – Mejor vete a dormir.

Zelda hizo un puchero, no deseaba dormir ahora. Aún tenía varias cosas por hacer y esto no era lo que ella quería. Deseaba al menos...

-¿Puedes al menos silbar esa canción antes de que me duerma? Ayuda para conciliar el sueño.

-¿Aun con pesadillas? – Impa preguntó algo preocupada por la niña.

Ella asintió. Esas pesadillas habían llegado a ella de manera repentina, ahora eran lo que le impedía el dormir. Y siempre era el mismo sueño. Una y otra vez, algunas noches no las tiene, otras por su lado... son más intensas.

-... A veces... - Pero no deseaba que Impa piense que estaba mal de la cabeza o se inventa cosas.

-Lo mejor será que duermas temprano. Para alguien que detesta el estudio, leer mucho es malo para la salud.

La niña asintió, fue acompañada por su nana a su habitación, a la cual llegó tras unos minutos. Se sentó en lo que era, obviamente, su cama. Luego se puso su pijama sin perder el tiempo y luego se acostó, lista para descansar.

-Impa. ¿Crees que pueda ver como entrenan los Caballeros estos días que vienen?

-¿Por qué motivo Princesa? – Impa estaba arropando a la niña, quien...

-... Solo me gusta. Siento que lo hice antes, de seguro mi mamá me llevó de muy pequeña. ¿No era amiga del anterior Guardia Real?

-Deja que le consulte a su madre.

-¿No es mi padre el rey?

-Ambos sabemos quien es el que manda de verdad en esa relación, Princesa.

La niña rio al oír ello, a la vez que cerraba los ojos para poder dormir. Y al hacerlo, Impa empezó a soltar una tonada, una que empezó a relajar a la niña, a la vez que se sentía la antigüedad e importancia de esta.

En pocos minutos, Impa vio la respiración calmada de Zelda. Estaba dormida. Y eso era perfecto. Acarició la cabeza de la niña y se retiró a paso lento de la habitación.

Ya una vez fuera, se giró para ir a otra parte del castillo. No le tomó mucho, dado que era justamente la oficina del Rey, pero este no estaba ahí, sino su esposa, la Reina.

-Impa. Intuyo que ya está dormida. – Selene no dejó de leer los documentos desde atardeció, quería esto claro antes de irse a Kakariko.

-Estaba donde dijo, su Majestad...

-Impa...

-Digo, Selene. – Impa tosió para dejar de lado su pequeño Lapsus. – Entrenamiento de años, no ayuda.

-No lo dudo. – Selene sonrió. Los años habían sido generosos con ella, el tiempo solo había perfeccionado su belleza. – Y como lo supe, es obvio... es mi hija. Debo de saber todo de ella. – Selene firmó un documento más. – Y listo, con eso es todo para la semana que estaremos fuera.

-¿Segura de querer a la Princesa en casa? Ella dice que...

-Quiero que no nos vea... cuando recordamos a Leon y Mari... al pequeño Link. – Selene sentía que el tiempo había sido cruel con ellos.

Impa lo sabía. Siempre era difícil para los reyes hablar de sus viejos amigos. Ella misma había tenido el placer de conocer a Leon y lo poco que vio, se notaba que era un buen hombre.

-Por cierto Impa. ¿Puedo hacerte una pregunta?

-¿Cual?

Selene le mostró a la Sheikah una invitación. La mujer lo miró y analizó cada palabra, cada texto y...

-¿Gerudo? – La mujer miró a la reina, quien asintió. - ¿No es ese el clan de mujeres ladronas en el Valle Gerudo?

Después de la Guerra Civil de Hyrule, el clan Gerudo juró lealtad a la Familia Real de Hyrule y su desierto quedó bajo el control del reino. Las Gerudo son bien conocidas por su reputación como una banda de ladrones, y muchos expresan temor hacia ellos.

A pesar de esto, se dice que visitan la Ciudaderla para buscar novios allí, dado que es un clan donde solo hay mujeres... No hay un solo hombre en dicho clan.

-Lo son. Pero lo que está raro, es la firma de quien mandó eso.

Impa miró de nuevo la firma y decía...

-¿Rey de los Gerudos? ¿Significa...?

-Si, hay un hombre Gerudo. Y parece querer entablar una especie de Alianza con nosotros. Algo muy extraño, dado que han estado en ella desde el fin de la Guerra Civil.

-Puede que desee algo más que los términos que se acordaron hace 10 años. Con esta carta, no te con mucha claridad sus intenciones.

Impa el regresó a Selene la carta, logrando que ella lea por enésima el texto que estaba ahí.

Estimada Familia Real de Hyrule,

Sé que esto puede ser una sorpresa, pero quisiera que me dieran la oportunidad a mí y algunas personas de mi confianza de poder ir a la Ciudadela, para poder conversar sobre unos términos que queremos arreglar en nuestro tratado de Alianza.

Espero con ansias su pronta respuesta.

Con respeto,

Ganondorf, Rey de los Gerudos.

Selene no era de desconfiar de la gente sin haberla visto, pero algo no andaba bien. ¿Por qué ahora el deseo de hacer ese cambio en los tratados?

No le veía sentido...

-Lo hablaré con Daphnes en el viaje a Kakarijko y daremos una respuesta desde allá. A más pronto solucionemos esto, mejor.

-Por supuesto. Pero sabe como es el Rey, lo verá como una oportunidad de mejor la relación entre las razas que habitan Hyrule.

Y Selene lo sabe, siendo eso algo que ama mucho de su esposo, su voluntad de siempre extender la mano a la gente que habita este reino. Pero...

-No le vendría mal ser un poco más desconfiado....

Y ella no sabe porque, tiene una sensación rara en el abdomen, de que las cosas no son lo que parecen a simple vista.

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En una noche más, en las profundidades del bosque Kokiri, se ve en una casa que estaba en lo alto de un árbol, como un niño dormía plácidamente. Hasta que sus ojos empezaron a mostrar signos de que algo los estaba molestando por como los cerraba, era con fuerza. Y eso no era bueno...

Veía en su cabeza, lo que era como imágenes de una enorme construcción, lluvia y truenos, así como... oscuridad. Una enorme oscuridad.

Pero cuando la imagen de quien era esa oscuridad se hacía más clara, es que despertaba de golpe.

El niño abrió los ojos y sintió el sudor recorrer su frente. Sacudió la cabeza y trató de poner las ideas en orden, dado que...

-... ¿Por qué siempre el mismo sueño? ¿Qué significa? – el niño miró por la ventana hecha de madera de su casa y vio que el solo no estaba lejos de salir. – De nada me sirve seguir durmiendo, si pronto deberé de hacer trabajos.

El niño se levantó, tomó las ropas verdes que siempre usan los Kokiris, la túnica Kokiri, y su sombrero. Se notaba el azul cielo de sus ojos, el rubio de su cabello y la expresión inocente en su cara.

-Muy bien Link, puede que hoy sea el día. – Se dijo así mismo, en un deseo de darse ánimos. Ya que nadie más se los daría. Excepto ella, claro está...

Salió de su casa, listo para afrontar un nuevo día. Bajo las escaleras que tenía y se estiró.

El Bosque Kokiri era el lugar donde él vivía, es un pueblo agradable lleno de casas en los árboles. Además de otras cosas más. El Bosque Kokiri es en realidad el hogar del prado del Gran Árbol Deku y es un refugio seguro, en comparación con el resto del lugar que se llama el Bosque Perdido. La entrada a ese lugar se encuentra en un acantilado con vista al pueblo del Bosque Kokiri. Y no sabe mucho de ese lugar, dado que no le dicen jamás mucho de ello, ya que según muchos, él no está listo al no ser aun un Kokiri real.

-... Como detesto no tener hada.

Link caminó despacio al único lugar que tiene como su lugar sagrado, donde puede ser él sin más. No estaba lejos del Bosque Kokiri, pero si no sabías el camino, uno se puede perder.

Al llegar a una parte donde los árboles son más espesos, Link vio lo que era un muñeco atado a un poste, que se notaba había recibido varios golpes. También ahí estaba lo que era un trozo de madera, pero que a su vez, tenía lo que era la forma de una espada.

La tomó con su mano izquierda, para hacer sus ejercicios.

¿Por qué hace esto al ser supuestamente un lugar seguro? No lo sabe. Solo le nace.

Había oído historias del Gran Árbol Deku, de que a las afueras del bosque, hay gente que pelea con objetos que son espadas. Que son una forma barbárica de tratar de arreglar las cosas, pero que es parte de la naturaleza de los Hylianos.

Link no lo entendía del todo, los demás Kokiris simplemente estaban de acuerdo con las palabras del enorme árbol. Pero algo en él le impulsaba a esto. Este deseo de poder usar la espada, de poder tratar con ella...

Era instinto, algo que le nacía. Decir que no le va mal, sería un claro gesto de vanidad. Pero obvio, no tiene a nadie con quien hacer comparaciones. Es obvio. Dado que este es un lugar pacífico, a l mucho se ha ido a los golpes. Y no era su culpa... sino la de él, que lo seguía molestando.

Tras acabar sus estiramientos, inició su rutina. Golpear al muñeco y hacer movimientos para esquivar, si el muñeco atacara. Obvio que estaba imaginado eso, el muñeco era eso... un muñeco.

A lo mucho, me puedo hacer con unos Deku Baba... A lo mucho...

Pero esos no están aquí, así que...

Sacudió la cabeza, de nada le importaba eso. Debe de seguir. Avanzar.

Un golpe, esquiva, una estocada, pirueta...

Esa era la rutina y la repitió de manera ya memorizada.

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Ya era de mañana y los Kokiri estaban despiertos. Todos los habitantes tenían sus trabajos que hacer, así como... bueno, sus cosas que tratar.

-¡Muy bien, escuchen todos! – Los presentes, que tenían apariencias de niños y usando las ropas verdes de la raza, miraron al que era el "líder" de los Kokiri. – Hoy tenemos trabajo que hacer. ¡Así que les daré a todos sus tareas! ¡Ustedes! – Señalo al grupo de tres que eran idénticos. – Limpien la zona del área de entrenamiento, no quiero hierba mala ahí.

-Ok. – Fue la respuesta unísona.

-Fado.

-¿Si~? – la niña rubia preguntó con una sonrisa.

-Ve y trata de vigilar que ellos hagan su trabajo...

-¡OKI!

-¡Hey!

-¡No me culpen! ¡La última vez no terminaron por estar jugando! – El chico siguió con lo suyo.

A cada Kokiri le dio su labor. Una labor que era para que ellos vivan en paz, hasta que...

-Saria.

-Aquí. – la que alzó la mano era una niña que parecía no pasar los 10 u 11 años. De cabello verde corto y ojos azules. Tenía una mirada amable, lo que la hacía capaz de mostrar una expresión que puede calmar a uno.

-¿Puedes hacerte con la recolección de frutas?

-Claro Mido. – la niña asintió, a lo que el muchacho asintió con algo de pena.

-Obviamente tiene sus favoritismos con Saria.

-¿Qué esperabas? No es sutil...

-Jejeje. Da algo de risa, ¿no?

-Saben muy bien que los oigo... - Mido miró a los 3 que Kokiri que hablaban entre ellos y simplemente ellos lo miraron, como diciendo que no es que lo hayan intentado de ocultar. - ¡Ya, vayan con sus hadas a hacer sus trabajos...!

-¡Esperen! – Todos pasaron a ver como... - Ah... lamento la tardanza...

-Link. – Saria miró al niño, quien estaba todo sudado. - ¿Dónde estabas? Llegas tarde.

Link miró a su amiga, y se mostró algo apenado. No sólo ello, se notaba la preocupación de ella en medio de ese aire de regaño.

-Yo... Ahm... Jejejeje. ¿Por ahí?

Saria alzó una ceja, no le cree. Pero antes de poder sacarle más información...

-¡Pues legas tarde Sin Hada! – Fueron las palabras de Mido, quien no ocultaba su clara molestia con la llegada de Link. - ¡Ya todos los trabajos han sido repartidos, así que sabes que significa!

Link maldijo por lo bajo... Significa que debe de limpiar el pueblo, de nuevo... Y jura que cada vez que le toca a él, el pueblo se ensucia más. Aunque tenía la sospecha de que eso era culpa de Mido.

El auto proclamado líder de los Kokri jamás ocultaba su desdén a Link. Y todos lo sabían y eso era por...

-Vamos Link. Necesitaré que me ayudes con las canastas de la recolección de comida. – Saria le habló al muchacho, quien le sonrió agradecido a su amiga. - ¿Te parece bien, Mido?

-.... Si... Me parece bien.

Y era por eso, Saria siempre había cuidado a Link y se notaba que ella lo quería mucho. Y a Mido eso no le gustaba.

Ver a esos dos irse, solo hizo que Mido murmure cosas por lo bajo. Esto no se iba a quedar así.

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Link estaba dejando de lado lo que era una canasta de frutas, que venía de la más reciente recolección que habían hecho.

Alzó la mirada y pudo ver como Saria, con ayuda de su hada, estaba usando su magia para poder bajar las frutas que estaban en los árboles. Una magia común en ellos, pero no para Link.

A pesar de ser un Kokiri, no era capaz de usar los hechizos más básicos de estos. Y eso era frustrante, al menos para él. Link volvió a poner otra canasta en su lugar, a la vez que...

-Sabes Link. – Saria le habló con calma. – No deberías de mentirme.

-¿En qué sentido?

-Que sé que siempre vas a ese lugar a estar solo. No creas que no te he visto. – Link se sorprendió al ver que... - No te preocupes, no diré nada. – Ela le sonrió. – Es normal que uno desee estar solo. Yo también tengo ese lugar.... Pero es secreto, como lo debes de saber.

-Jejeje. Lo sé... - Link se dio el lujo de sonreír, para luego... - Es que... - Bajó la mirada. – Cada día es lo mismo. Despertar y ver que no hay hada para mí. Ver que aun a ojos de los demás, no soy un Kokiri de verdad. Y la actitud de Mido no ayuda.

-Tal vez tenga que ver que le rompiste la nariz hace unos días.

-¡Él empezó! – Link no quería admitir la culpa de la situación.

-No importa quien empezó Link. Lo que importa, es que eso hizo que muchos te tengan miedo. Sabes que...

-Si, ya sé. Los Kokiris jamás buscan terminar las cosas con violencia. – Link puso otra canasta en su lugar. – No es que yo sea el mejor ejemplo de Kokiri...

-Link... - Saria veía el como su amigo estaba muy frustrado.

-A veces siento que este no es mi lugar... - Se le oía muy triste.

-No digas eso, este es tu hogar. - Saria lo reconfortaba, no le gustaba verlo así.

-Nadie me acepta como si fuera así. Y Mido...

-En primer lugar, no debe de importarte lo que los demás piensen, a veces solo dicen tonterías. Y, en segundo lugar, Mido por más "líder" que sea solo es un inmaduro que actúa más como un niño que cualquiera de nosotros.

Link soltó una ligera risa, era verdad. Pero que Saria se lo diga, es reconfortante.

Ella se le acercó y tomó su mano, como una muestra de apoyo silencioso. Algo que a él le venía bien... el apoyo de Saria siempre bienvenido.

-Ejem... ¿Olvidan que estoy aquí?

-¡Ciela! – Saria se giró para ver a su hada, que a simple vista parece ser una esfera de luz con alas pequeñas, pero era solo así por la magia que emana. – No debes de asustarme así...

-Si, si... Vamos, hay que seguir. – Saria rodó los ojos, le dijo a Link de que siga en lo suyo mientras ella continúa su labor. – No eres sutil Saria...

-... No sé de que hablas. – Las mejillas de la niña se sonrojaron. Ciela soltó un suspiro y...

-... Sabes que es Saria. Yo estuve contigo ese día en que... - el hada solo... - No puedes seguir así Saria, solo saldrás herida.

-... Lo sé. Pero no es que sea sencillo.

Y Ciela le tuvo que dar la razón a su amiga. No era sencillo.

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Cambiando a lo que era la Ciudadela, siendo más exactos, el lugar donde estaba el castillo. Zelda miraba a una buena distancia el como los guardias entrenaban bajo el mando del Nuevo Líder de la Guardia.

-¡Una vez más! ¡No deben de bajar la guardia! ¡Así no podrán proteger el reino!

El hombre parecía estar en sus mediados 30, de una expresión seria, cabello negro y mirada dura. Lleva como líder ya 9 años, siendo el que sucedió a Leon para ese puesto. Sino mal recuerda, se llamaba Forge... Algo raro, pero según su madre, era el termino para el Hierro Forjado. Le quedaba, el tipo era estricto.

-Su Majestad.

La niña giró su vista, para verse cara a cara con quien puede ser único amigo aquí. Era un niño de su edad, de facciones algo finas, pero que según su madre indica que en unos años él será apuesto. Cabello negro y ojos verdes.

-Oh. ¿Viendo a tu padre poner en forma a nuestros soldados? – Zelda dio una sonrisa algo burlona al niño, quien sonrió un poco. – Me alegro de verte Blason. ¿Cómo estás?

Blason era el único de su edad con el que ella podía hablar sin tener que ser muy... reservada, dado que la mayoría son hijos de nobles... O la Princesa Zora... Agh, como la detesta, maldita presumida egocéntrica...

-Estoy bien... - Ah verdad, estaba hablando con él, vuelve a la realidad Zelda. – Mi padre dice que ya va siendo hora que empiece a ver las practicas.

-¿Aun no te deja entrenar? Pensé que...

-Dice que soy muy joven. Pero el año que viene, lo hará sin falta. Solo hace que me vaya ejercitando para estar listo.

La vida de soldado y Caballero se ve que es sacrificada, pero ellos son los que defienden Hyrule. Quizás no son tan valorados como lo pensó.

Pero dejó de pensar en ello y siguió con lo suyo, de tratar de pasar un día normal. Lejos de los estudios y de...

-Zelda.

-¡Mamá! – La niña vio con una gran sonrisa a su madre. - ¡Han regresado!

La mujer le sonrió a su hija, sabiendo que estaba siguiendo la educación real, dado que no había corrido a abrazarla como siempre. Debe de ser por el niño que estaba ahí.

-Muy buen día, Blason.

-Su majestad. – El niño tenía buenos modales y era de esperarse, dado quien era el padre.

-No hay necesidad de tanta formalidad. Eres amigo de mi hija. – Selene miró a Zelda y... - Me alegro que sea así, ella no es de muchos amigos.

-No es mi culpa... - Fueron sus palabras, aunque se notaba que estaba algo apenada. – Son los demás que son muy molestos.

Selene rodó los ojos y Blason rio, hasta que...

-¡Blason, ¿Qué estás...?! Majestad... - el Líder de la Guardia Real se arrodilló ante Selene. - ¿A que se debe el placer de su visita?

-Solo vine a ver a mi hija, quien le gusta ver como ustedes practican. Ella puede ver el gran esfuerzo que ponen para tener este reino a salvo.

-Es una gran alegría oír sus palabras, Majestad. Damos lo mejor para que sea así. – Forge se puso de pie y puso una mano sobre el hombro de su hijo. – Le aseguro que mi hijo podrá cuidar al Reino y la Princesa cuando sea su turno.

Selene solo sonrió a las palabras del hombre. Se veía el orgullo que tenía, lo que no era malo. Pero extrañaba la humildad de Leon... él se tomaba las cosas con más calma. Además de que... también era menos formal.

-Los dejamos con su entrenamiento. Mi hija y yo tenemos asuntos que hablar en relación a su educación.

-Por supuesto Majestad. Que tengan, usted y la princesa, un bello día.

Blason no dijo nada, dado que su padre estaba a su lado, pero se notaba que les deseaba lo mismo. Las dos mujeres se fueron del campo de entrenamiento, a la vez que Forge lleva a su hijo con él, de seguro para que siga observando el entrenamiento en preparación para el futuro.

-Madre, ¿pasa algo?

-.... No mi niña. Solo que en unos días, tendremos visitantes que no espere jamás tener. Y tu padre lo ha aprobado.

-¿Quienes? – Fue la pregunta de la niña.

-Gerudos...

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Unos días después, se puede ver Saria en otro lugar del bosque, en concreto, el lugar donde el Gran Árbol Deku.

El Gran Arbol Deku era la deidad que cuidaba el Bosque y el progenitor de los Kokiri, su gran tamaño y su trinco con una cara, demostraba que era sin duda alguna, un árbol mágico. La chica, al ser el nexo del Árbol con los Kokiri, se le acercó tras haber sido llamada de manera urgente.

-¿Qué ocurre Gran Árbol Deku? – Preguntó la chica con un tono de preocupación.

-Saria...ya debes de haberlo notado... la energía maligna está afectando nuestro bosque.

Ella soltó un jadeo al oír ello. No puede ser. EL mismo árbol era el guardián de estas tierras. ¿Cómo puede haber algo que afecte su poder?

-Pero Gran Deku... ¿Cómo es eso posible?

-Mi poder es incapaz de hacerle frente a este poder maligno Saria... .me temo que la hora en la que Link cumpla su destino está más cerca de lo planeado.

-¡Pero! ¡Link aún no está listo! ¡Es solo un niño! - Saria se veía preocupada, siempre supo que Link debería de irse algún día pero aun así.....

-Lo lamento Saria... sé lo mucho que él significa para ti, pero este es su destino. - Saria bajo la cabeza ante las palabras de su líder. Ella sabía ello, pero hacerlo no disminuía su dolor.... – El Mal se acerca Saria. No podemos más que rezar porque Link, esté a la altura de su gran destino.

-... En verdad esperaba que...

-Nadie puede ir contra el designio divino Saria. En especial Link... Y lo sabes. – la niña asintió. – Ve y descansa. Cuando sea la hora, lo sabrás.

Ella no entendió esa última parte, pero... asintió. No había más que decir.

-Gran Deku. – La niña habló ya con un tono más normal, pero que no ocultaba su claro estado de nerviosismo. - ¿Qué cree que vaya a pasar si es que esa fuerza maligna de la que habla llega a nosotros?

El enorme árbol no respondió, se quedó en el silencio absoluto. Pero era porque no sabía cómo decir esto sin él sonar muy asustado.

-No lo sé Saria. No lo sé.

Si él no lo sabía, eso sí la asustaba. Y mucho.

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Los días pasaron y se puede ver en medio de la oscuridad del bosque, como alguien se adentraba a este.

Cómo a la distancia el árbol Deku era visible y como, al final, sólo hubo un silencio nada normal en el bosque. Aunque sólo se oyó la risa de alguien.

....

Al mismo tiempo, Link estaba durmiendo. El mismo sueño de siempre, sólo que esta vez más claro. Nítido.

Se veía frente a las puertas de una enorme construcción. Estaba lloviendo, los truenos sonaban a la distancia. Pero a su vez, sentía que había algo más. No sólo ello, tenía la certeza de que...

Lo que parecía ser la entrada, se abrió.

Sus ojos se posaron a la distancia en como algo o alguien venía hacia él a toda velocidad.

Era un animal blanco y sobre este, yacía una mujer. Pero a la vez, una niña. Parecía estar asustada... ambas pasaron por su lado, yéndose a toda velocidad de ahí, en medio de la lluvia.

En eso, sintió que había alguien detrás de él. Se giró y vio a alguien que le dio escalofríos.

Era un hombre montado sobre un animal parecido al que vio irse, a la vez que se notaba el como... como este posaba sus amarillos ojos sobre Link. No lo veía con toda claridad, era como si la oscuridad lo envolviera.

Este alzó la mano y Link retrocedió unos pasos. La luz que apareció de la nada, hizo que todo quede en silencio.

En la realidad, Link seguí retorciéndose mientras dormía. Obviamente, la pesadilla no había acabado aún.... Y eso era lo que le preocupaba.

...

En el mismo castillo de Hyrule, alguien si despertó por lo abrupto que fue el sueño que tuvo.

Zelda sentía como el cuerpo su cuerpo se había empapado de sudor. El mismo sueño...

La niña se llevó las manos a la cara y trató de calmarse. Pero no importaba cuántas veces lo hiciera, su mente le hacía ver de nuevo lo que fue ese sueño. Dónde... donde...

Siempre era lo mismo, Hyrule en tinieblas. Todo por una oscuridad que viene del mismo Desierto. Sólo que esta vez, un rayo de luz que venía del Bosque apareció. Era tenue, pero para ella era mucho. Al menos no estaba a oscuras totalmente.

Sacudió la cabeza y se puso a pensar, en lo mucho que sus sueños le han dicho las últimas semanas. No sabe si es bueno o no...

No sabe ni siquiera que significan esos sueños. Lo único que sabe, es que debe de significar algo.

La pregunta real es... ¿Qué?

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A la mañana siguiente...

En las profundidades del bosque, una pequeña esfera de luz alada volaba a velocidad mientras evitaba los árboles, pero nunca faltaba tronco con el que chocaba; sin embargo, eso no la detenía. Estaba dispuesta a llegar con el Árbol Deku quien la había mandado a llamar hace unas horas.

Eso era algo raro. Ella no era un hada que tuviera audiencia con el Gran Árbol de manera seguida. Sus deberes eran simples, sólo tratar de mantener la magia en las plantas que hay en la zona.

Por lo que esto era algo extraño...

No tardó en llegar a su destino, pero al hacerlo se horrorizo al ver que su líder no se veía muy bien....

Juraba que estaba, de un color más oscuro. Algunas de sus hojas habían caído al suelo. Eso no era bueno...

-¿M-me mando a llamar Gran Árbol Deku?- la pequeña pregunto tratando de esconder su preocupación.

-Sí... lo hice. Navi el hada, te llame porque ya debes de saber el mal que aqueja nuestro bosque.

Justo eso era lo que no deseaba oír. El hada era consciente de ello, al ser un ente del bosque, estaba conectada a lo que pasaba aquí.

-Lo sé. – Respondió ella con algo de miedo y mucha preocupación. -Los animales se han vuelto más agresivos y las plantas están mutando en monstruos. Esto jamás había pasado Gran Árbol Deku.

-En efecto, el poder maligno ha llegado a afectar el bosque y yo, como su guardián, me he visto afectado también por este oscuro poder.

El hada dio un jadeo al oír ello, era imposible. Si él Gran Deku estaba afectado, en menos de unas horas o días, todo el bosque se verá afectado de la misma manera.

-¿¡Como!? Gran Deku ¿¡me está diciendo que usted...!? – Quería la confirmación de su preocupación y el árbol se la dio.

-Así es Navi, mi vida corre peligro. Una maldición me está arrebatando la vida mientras hablamos. – si bien le molestó que el Árbol no mostrara tanta preocupación por su estado, el hada lo dejó de lado y...

-Pero ¿¡que hacemos!? - Navi sonaba desesperada, el Gran Deku era su líder y también un amigo, se sentía frustrada al ver que estaba muriendo. Y ella incapaz de hacer algo.

-Ha llegado la hora de que el chico sin hada cumpla su destino.

-¿Habla el niño que todos los Kokiris, excepto Saria, ignoran o se burlan de él? ¿Está diciendo que él...?

-Correcto. Él está destinado a luchar por Hyrule, a proteger la paz y la justicia. – Las palabras del enorme árbol eran claras, como si no hubiera duda de lo que estaba diciendo. - Vuela Navi y tráelo ante mí. ¡no hay tiempo que perder!

-¡Como usted ordene!- Navi no perdió ningún segundo y tomó vuelo hacia la aldea Kokiri.

Si es verdad lo que el Gran Árbol dijo, entonces ese niño puede ser la única manera de que el bosque entero se salve.

---

Al llegar pudo ver a los varios Kokiris haciendo sus labores y, como era de esperarse, todos tenían un hada. Pero ella lo que buscaba era un Kokiri sin un hada, lo que parecía algo raro. Pero no debe poner a pensar en esas cosas demonios, tiene que....

Buscó y buscó sin éxito. Ya se estaba empezando a desesperar y fue entonces que noto que en una casa construida sobre un árbol, el que la habitaba no había salido.

Eso era...

-¡Te encontré! - Navi voló hacia dicho lugar sin ver que una valla de madera estaba en su camino, impactando con esta....- ¡Ay! ¡Me dolió! - Sacudiéndose para despabilarse del golpe, la pequeña hada entró a la casita y ahí estaba a quien había estado buscando.

Link seguía durmiendo plácidamente en una posición no tan civilizada...

Navi al ver ello empezó a dudar si este niño en verdad salvaría a Hyrule. Ojalá el Gran Árbol no se haya equivocado por el estado en que estaba.

-Hey! ¡Despierta! ¡El Gran Árbol Deku desea verte! - el hada espero que son su grito el niño despierte.

Lamentablemente el efecto no fue el esperado, ya que Link se acomodó más en su cama ante la rabia de la pequeña, cuyo color estaba pasando a rojo por la rabia. Esto no podía ser...

-¡Hey! ¡Te dije que despiertes! ¿¡Cómo es posible que el destino de Hyrule pueda depender de alguien tan flojo!?

Fueron sus gritos y los golpes que el hada le dio con su pequeño cuerpo, que el niño empezó a mostrar signos de actividad.

-Ya... ya me levanto. - Link empezó a levantarse no tan de buena gana. Detestaba que interrumpieran sus horas de sueño que, para él, son valiosas.

Al sobarse los ojos para despertar totalmente notó la esfera azul frente a él.

Por medio segundo dudo lo que veía, un hada. Se froto nuevamente los ojos, esta vez con más fuerza, y confirmó que no estaba viendo cosas.

Tenía un hada estaba frente a él.

-¿Ya terminaste de verificar que no soy una ilusión? - Navi hablo con gracia ya que eso le ocasiono la reacción del muchacho.

Ella no lo había notado antes pero ahora pudo notar que el chico era mucho más lindo que la media de los Kokiri varones.

Se sonrojo ante su pensamiento algo fuera de lugar y agradeció que Link estaba tan ocupado arreglando sus ideas para notar su desliz.

Céntrate Navi... como maldice a las demás Hadas que siempre hablan de que les gustaría tener de compañeros lindos niños para admirarlos todo el día.

Ella sacudió la cabeza, no debe de empezar con ridiculeces. Tiene que centrarse.

-¡Un hada! ¡Al fin! - Link saltó de la cama y tomo Navi entre sus manos ante la sorpresa y vergüenza de ella.

-¡Hey! ¿¡Que crees haces!? - Navi no pudo evitar sonrojarse ante el gesto del muchacho ya que en su vida la habían tratado así.

-¡Al fin un hada para mí! ¡Con esto ya nadie me molestara! - Link estaba en su propio mundo y no escuchaba que Navi le pedía a gritos que la escuche.

-¡Hey! Dije... ¡Que me escuches! - Navi se soltó y golpeo con fuerza la cabeza del rubio que cayó hacia atrás...

-Ay... ¿Y eso? – Link se sobo la cara, eso no le dolió tanto. Pero...

-Podrás alegrarte y celebrar todo lo que quieras luego, pero el Gran Árbol Deku te llama y desea verte.

-¿Qué...? ¿A mí? - Link se vio sorprendido mientras se levantaba y sobaba la cara.

Era raro que el Gran Deku desee verlo, dado que normalmente llama a Saria, pero decidió no darle vuelta al asunto y optó por obedecer. Asintió y se preparó para irse.

Link se puso sus botas y su gorro verde y junto a Navi salieron de la casa.

El sol no había salido hace mucho y los Kokiri estaban muy activos. Parece que hoy decidieron madrugar.

Cuando estaba bajando las escaleras de su casa una voz lo distrajo.

-¡Link buenos días!- al voltear, el pequeño vio a Saria cerca a su hogar y este por devolver el saludo con la mano se olvidó que estaba en la escalera, y por medio de la gravedad, fue al suelo... - ¡Link! - Saria corrió desesperada al lugar donde este había caído.

-Ay... eso sí me dolió... – el muchacho maldijo su distracción.

-Torpe. - Navi estaba frente a él y se notaba que estaba algo decepcionada de que el chico sea algo tonto.

Estaba empezando a pensar que quizás deba de... mudarse de bosque.

Estaban perdidos.

-Link ¿Estás bien? - Saria se puso a su lado y lo miró con preocupación.

-Si Saria... no es nada. - Link sonrió mientras se levantaba, se limpiaba la ropa y se sobaba su pobre espalda. Eso le dolerá un rato.

-Hey... recuerda que tenemos trabajo que hacer. - Navi volaba alrededor de Link para que este no se olvide lo que debe hacer.

-¿Un hada?- Saria se notó sorprendida al ver quien acompañaba a Link.

-¡Navi! No me lo creo... ¿¡tú siendo un hada guardiana!? Quién lo diría.

Se era bien sabido por todas las hadas del bosque, que si había un hada que era diferente al resto, esa era Navi.

Ella jamás había mostrado interés en estar como el hada guardiana de un Kokiri. Ya que, para ella, era más importante ayudar en el mantenimiento del bosque y que este siga puro y limpio.

Por eso era la sorpresa, además de que era muy seria. Las demás Hadas tratan de no molestarla, por lo que se puede decir que ella... es algo solitaria.

-No molestes Ciela... el Gran Deku me pidió el favor. - Navi sonaba indiferente ante la exclamación del hada rosa.

Navi no era ajena a lo que las demás Hadas piensan de ella. Para nada. Era muy consciente de que la mayoría la ven como la aburrida y seria Navi.

Por su lado, Saria seguía incrédula. Un hada estaba al lado de Link.

Eso solo significaba que... era la hora.

-¿Saria?- Link se acercó a su amiga al verla algo ida. Esta reacciono y optó por disimular. No puede dejar que la vea así.

-¡Link felicidades! ¡Un hada vino hacia a ti! ¡Al fin se cumplió tu sueño! Ahora eres todo un Kokiri.

Fue lo que se le ocurrió decir, ya que, de esa manera, sabe que Link no preguntará más.

Dicho y hecho, no lo hizo. El Niño sólo sonrió, muy feliz.

-Jejeje gracias Saria. - Link se notaba feliz por las felicitaciones de su amiga.

-¡Hey! Ya deja de perder el tiempo y vámonos, que el Gran Deku nos está esperando. - Navi se puso entre ellos.

-¿El Gran Deku te llama? Link ese es un gran honor, ser llamado por nuestro guardián es algo único.

-Lo sé... aunque en verdad no entiendo porque me mando a llamar a mi. - Link se rasco la nuca, aun no se creía lo que estaba pasando.

-No lo pienses tanto Link. Anda ve, esperare a que regreses.

-Gracias Saria, nos vemos. - Tras despedirse, el rubio y el hada fueron en dirección del lugar donde habita el árbol.

Al mismo tiempo, Saria sintió un enorme dolor en el pecho, ya que, para que Link haya sido llamado solo significaba una cosa.

-Es su Destino Saria. – Cielo miró a su amiga, quien había bajado la mirada. – No podemos hacer nada.

-... Lo sé. Y eso es lo que más me duele.

Saria lo sabía. El tiempo en que Link iba a estar aquí, se acabó.

---

En su camino hacia el Gran Árbol, Link fue felicitado por los demás Kokiris por haber conseguido un hada.

Y por más raro que suene, el chico no estaba feliz por los gestos de sus iguales.

Hace menos de un día se burlaban de él, lo ignoraban y ahora lo felicitaban. Que estupidez....

Decidió no prestar mucha atención a esas cosas y siguió su camino. Al llegar a lo que era la salida que llevaba con el Gran Árbol, el joven frunció el ceño al ver quien estaba ahí...

-Mido.

-¿Qué deseas?- Mido se veía fastidiado, se notaba que su desprecio al mucha no se había apaciguado en nada.

-Déjame pasar, el Gran Deku me llama.

Aunque trató de ser sincero y no tener que llevar las cosas a más, el ver como Mido se reía, hizo que frunza el ceño. Estaba muy tentador de volverle a romper la nariz.

-¡Ja! Que buena broma. ¿Por qué el Gran Deku llamaría a un "Sin hada" como tú cuando aquí está el Gran Mido? - Link suspiro ante las palabras del Kokiri...

En verdad no estaba para sus tonterías. Y menos estaba con el deseo de querer empezar una pelea antes de una audiencia con el Gran Deku.

-¡Hey! Entonces ¿¡que soy yo!?- Navi apareció al lado de Link quien no pudo evitar sonreír al ver la cara de Mido.

Navi, quien había oído todo en silencio, salió para mostrar que Link iba acompañado. Puede que recién conozca al muchacho, pero no le gusta cuando alguien se burla de otra persona.

-¿¡Como!? ¿¡Un hada!? ¡Imposible! - Mido al ver a Navi, empezó a hacer una rabieta.

Link y Navi se vieron de manera discreta y el hada de Mido, hizo el gesto de que estaba viendo a otro lado.

Para ser el "líder" de los Kokiri, simplemente era ridículo... daba pena ajena.

-El Gran Deku nos espera. Así que haznos el favor de ser tan amable y quitarte de en medio. - Navi no estaba de humor para soportar tonterías por parte de un inmaduro. Tiene un trabajo que hacer.

Por su parte, Mido no estaba dispuesto a dejar las cosas así...

Ya era suficiente que Saria lo favoreciera para que el Gran Deku haga lo mismo.

Así que se le ocurrió una idea, de esa manera evitará que este niño siga queriéndose burlar de él.

-Está bien pasa. Pero te advierto que el camino está algo peligroso debido a unos monstruos que han aparecido.

-¿¡Monstruos!? - tanto el chico como el hada gritaron, Navi no recordaba que hubiera uno en su camino hasta la aldea

Pero la idea no era descabellada. Si era como ese niño decía, puede que el estado del Gran Deku esté empeorando a cada segundo que pasa. Rayos..

-Así es... si quieres ir y ser devorado hazlo. - Mido sonaba indiferente pero en verdad estaba feliz por la cara que puso Link.

Navi lo sabía, era una treta para que él no haga nada. Pero en el fondo, sabe que... deben de pensar las cosas con calma. Si la situación del bosque es mala, deben de ir con cuidado.

-Link... odio admitirlo pero él tiene razón. No podemos ir indefensos. Menos si la posibilidad que haya monstruos está presente.

-Lo sé... - Link dio medio vuelta y se retiro ante la sonrisa triunfal de Mido.

Link sabía, y odiaba admitir, que Mido tenía razón... El bosque es peligroso, más si hay monstruos al acecho.

Necesitaba algo con que atacar y defenderse. Duda que la espada de madera que tiene le sirva, eso solo golpea, no corta. Y no tiene nada con que protegerse.

Mmm. Primer vea lo de la defensa, por lo que cruzó el pequeño arroyo que cruzaba la aldea y entró a unas de las casas.

Al estar ahí pudo ver un montón de cosas que estaban en exhibición.

Habia desde nueces hasta unas flechas, pero lo que vino a buscar era un escudo, que justamente estaba ahí.

-Hola Link. ¿Qué te trae por acá? - el que parecía ser el dueño de la tienda, y que era muy bajo porque apenas su cabeza se veía por encima del mueble, le dio la bienvenida al cliente.

-Hola. La verdad, vine por un escudo. – Esperaba que lo tuviera...

-Entonces viniste al lugar correcto. - El Kokiri se acercó a la estantería, tomo el escudo y lo puso sobre el mueble. - Aquí esta, son 40 rupias.

-¿¡40!? - Link casi se desmaya al oír ello. - ¿¡Es en serio!?

-Así es. Lamentablemente los bosques han estado algo peligrosos y no se han podido recolectar materiales... este es el último escudo que hay.- el dueño sonaba triste...

No le gustaba poner un alto precio a un escudo hecho de madera, pero las necesidades están.

-¿Tan mala es la situación para que tú digas eso?

-Los monstruos han estado cada vez más cerca de nuestro territorio estos últimos días. Es la magia del Gran Deku lo que los tiene alejados. Esa es una gran fortuna.

Navi se tensó al oír ello. No era eso... era porque la magia del Gran Deku estaba debilitando poco a poco, por lo que sea que le hayan hecho.

-El escudo es más caro en verdad, pero a ti te lo dejo en 40 rupias. Eres el único que le interesa esto.

-Está bien... - Link saco su monedero, este no era tan grande y apenas entraban 100 rupias.

Sacó 40 y las puso sobre el estante. El Kokiri tomó el dinero, mientras dejaba el escudo en el estante para que Link lo tome.

-Gracias por tu compra. Recuerda que al estar hecho de madera es muy vulnerable al fuego.

-Lo recordare. - Link tomo el escudo y noto que estaba bien tallado y hecho.

A fin de cuentas el Escudo Deku lo iba a ayudar en su camino.

Se lo coloco en su espalda y salió de la tienda.

-Bueno, ya tenemos un escudo. Pero nos falta una espada... - Navi sonaba preocupada, estaban perdiendo tiempo... no sabe cuánto le puede quedar al Gran Deku.

-No te alarmes, sé donde conseguir una y gratis. - Link sonrió mientras caminaba, el hada notó que el chico no era tan flojo como creyó...

Parece que cuando algo llama su atención y prendía su motivación, él se ponía a trabajar de manera ardua.

Lo siguió, para nota que Link subía unas pendientes.

El niño llegó al lugar donde los Kokiri plantaban distintas cosas, en este pudo ver que uno de ellos hacia movimientos alrededor de una roca, aunque no eran tan precisos que digamos.

El rubio sonrió ante esa escena dado que él hace lo mismo hace años, pero a diferencia de los otros, él ya había captado el truco de cómo y cuándo hacer esos movimientos. Ayudaba mucho en lo que era el uso de espada.

Se escabullo entre la hierba y vio un pequeño agujero, no tardó en entrar a este y al llegar al otro lado vio lo que parecía un laberinto.

-Wow.... No sabía de este sitio. - Navi miró con asombro el lugar. - ¿cómo es que sabes de...?

-Saria me comentó sobre este lugar hace poco y dijo que la Espada Kokiri está guardada aquí, por lo que la tomare prestada dado que nadie la usa.

-¿Nadie?

-Así es... en toda la aldea soy el único que sabe usar la espada de manera decente....- Link no era presumido pero si era realista. – Es más, el mismo Gran Deku tiene prohibido que la tomemos, detesta la violencia.

-Eso es verdad... según él, es para evitar que los Kokiris tomen aptitudes de los que viven fuera del bosque.

-¿Alguna vez has visto que hay fuera del bosque? – Hizo la pregunta, mientras caminaban por el laberinto.

-No. Sólo he llegado al borde, más jamás me he adentrado a lo que hay más allá de lo que conozco. Da un poco de miedo.

-Cierto. Pero, ¿No sería emocionante hacerlo? – Link mostró una gran sonrisa al decir ello. – Ya quisiera yo poder ver el mundo exterior. Debe de ser enorme.

Navi pudo ver que el niño estaba lleno de ilusiones. El ver que hay más allá del bosque. Ese era un pensamiento diferente al de los Kokiri.

Tras caminar un poco, notaron una gran roca que se movía por el camino y tras evitarla de manera rápida, ambos se dirigieron a lo más profundo del lugar y lo vieron.

Un cofre estaba sobre un gran tronco y se notaba que este tenía mucho polvo, cosa que demostraba que no había sido abierto en años o ni lo habían tocado.

Link se acercó y lo abrió sin esfuerzo, reviso bien el cofre y de este saco una pequeña espada en su funda azul.

-Al fin.... - Link se quitó el escudo de su espalda y se amarró la correa de la funda en la espalda y la puso de tal manera para tomarla con su mano izquierda, también coloco el escudo en la correa para así sacarlo de manera rápida y fácil.

-¿Eres zurdo? - Navi miró extrañada al joven quien sonrió.

-Raro ¿verdad? Otra evidencia que soy diferente a los demás. - Navi bajo la mirada por su comentario fuera de lugar. - Tranquila, solo jugaba, a decir verdad... eso ya no me molesta... Vamos. - Link empleó rumbo hacia la aldea mientras Navi lo seguía.

El hada empezó a pensar que el niño, parecía no ser feliz. Eso daba algo de pena.

Había oído de las demás Hadas que este niño, el que no tenía hada, era tratado de manera diferente por los demás Kokiri por como era.

Al salir del hueco, Link se acomodó sus cosas y corrió hacia donde estaba Mido parado.

Cuando lo vio, este estaba a punto de decir algo cuando vio lo que el rubio llevaba...

-¿¡Un escudo!? ¿¡Y eso que es!? ¡Imposible! ¿¡La Espada Kokiri!?

Se veía que no estaba feliz y no había creído que Link se haría de estas cosas. Pues le acaba de demostrar lo contrario.

-¿Ahora me dejaras pasar?- Link lo miro serio, no tenía tiempo que perder.

-Tch.... ¡Bien! ¡Haz lo que quieras! ¡Pero yo jamás te aceptaré como uno de nosotros!

-... Como quieras. - Link lo miro sin emoción alguna, ya estaba cansado de esto.

-No lo entiendo. ¿¡cómo Saria y el Gran Deku te estiman tanto!?- Mido se retiró todo furioso y golpeando el hombro de Link con el suyo mientras se iba.

-¡Que mal educado! - Navi estaba furiosa, ¿Cómo puede tratar así a alguien?

-Déjalo Navi... no me importa... - Link se sobo el hombro y miro el camino

Sentía que este estaba demasiado callado. Y eso no le gustaba nada...

Sintió la sensación del miedo inundar su estómago, pero era lo que debía de hacer. Debía de avanzar...

Y eso hizo, dio el primer paso al camino que lo llevaría, sin saberlo, a su destino.

---

En el Castillo de Hyrule, Zelda maldecía de manera interna el que tenga que usar estas ropas reales. ¿Por qué debe de ponerse esto en su cabeza? Es fastidioso.

-Muy bien Zelda, ni vayas a hacer ninguna de tus acostumbradas bromas.

-Me ofendes padre. – La niña puso una expresión neutral. - ¿Insinúas que yo, la Princesa Zelda, sería capaz de hacer algo indebido a los invitados reales? Que poca fe tienes en mí.

El Rey Daphnes soltó un suspiro y miró al cielo en busca de paciencia, a la vez que su esposa reía.

-... Esto es por la tela en la cabeza, ¿no?

-No sé de qué hablas padre.

-Ahora entiendo porque Leon perdía la paciencia conmigo...

Selene no pudo evitar reír mientras esperaba en la sala del trono, a la vez que Zelda se divertía de lo lindo, dado como sus ojos brillaban con malicia. De todas las cosas que su hija debió de heredar de él, debía de heredar ese deseo de sacar sarcasmo cada vez que puede...

-Ya ustedes dos. Calmados. – Selene dejó de reír y miró a los dos. – Zelda, no globos de agua.

-Tsk...

-¿Acaba de...?

-Y tú, Daphnes, a la otra me pides mi opinión para la ropa real de nuestra hija. Yo estaría igual con eso en la cabeza, que oculta su bello cabello.

Sabía que no podía decir nada. Años de casado dónde aprendió a callarse y decirle sólo sí a su mujer.

Las puertas de la sala del Reino de abrieron. Mostrando a los guardias, que marcaban la llegada de...

-Si Majestad. Han llegado.

El Rey hizo el gesto de que pase el invitado. Y así fue.

Se pudo ver cómo entraba a escena un hombre y una mujer.

La mujer tenía una piel oscura, que iba con la de gente que tiene que soportar el sol todos los días. Sus ojos parecían ser dos enormes joyas por su color exótico. El amarillo. Además de un largo cabello rojo como todas la de su tribu, amarrado en una cola alta de caballo. Su buena figura, hizo que los guardias de le queden viendo idiotas, dado que usaba ropas que mostraban más de lo que una mujer con más pudor, usaría.

Zelda vio como su madre negaba con la cabeza, murmuró algo de hombres idiotas o algo así, su padre por su lado soltó una ligera risa. Pero cuando sus ojos se posaron en el hombre, sintió como... un miedo que había nacido desde su alma. Un miedo que jamás pensó vivir

Su piel era como la de la mujer, pero tenía un aire un poco más verdoso. Portaba una armadura, una que le daba más la apariencia de un guerrero. Sus ojos amarillos y cabello rojo, eran de un Gerudo.

-Sus Majestades, gracias por darme esta audiencia con ustedes para ver por las condiciones de mi pueblo. – El hombre y la mujer se inclinaron ante los regentes de Hyrule. Ella es Nabooru, mi mano derecha. – Señaló a la mujer, quien bajó la cabeza en señal de respeto. Y cuando alzó la mirada, Zelda vio en sus ojos algo que jamás pensó que llegaría a su mente... - Soy Ganondorf, el Rey de los Gerudos.

Maldad. Sentía maldad en sus ojos y no sabía porque.

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