Revelaciones en el Castillo
"Las verdades son fáciles de entender una vez descubiertas, el detalle está en descubrirlas."
Galileo Galilei
La princesa Zelda no era del tipo de personas que diría que pasar un día divirtiéndose, era algo mundano. Para nada.
Pero a su vez, ella sentía que podía estar pasando el resto del día de otra manera. Ella lo sabe, lo presiente.
Aún así, le agradaba la idea de pasar el tiempo con sus dos únicos amigos... al menos de los que su familia conoce.
-Oye Zelda. – Diana sacó a la niña de sus pensamientos. - ¿Qué es lo que tus padres están haciendo ahora? Mi padre dijo que parecía que tenían una reunión muy importante.
-Según lo que sé, es una reunión con el Concejo. Lo de siempre. Nada nuevo. – Zelda le respondió a su amiga de manera calmada.
Las reuniones con el Concejo eran algo que pasaba siempre al menos una vez al mes.
Así se veían las leyes que se aplicaban al reino, también ver si algo estaba mal, etc.
Según su padre, este Concejo era al menos más competente que el anterior que hubo. Parece que las cosas no era tan buenas en la era de su abuelo. Oh bueno.
-Ya veo... ¿Y que hay de ti Blason? Tu padre parecía muy apurado con tener esa reunión con el Rey.
La niña de cabello negro miró al niño, quien asintió. Zelda aún no comprendía como esos dos de habían hecho amigos. Si, ella era una razón, pero aparte de ello, sabe lo diferentes que son esos dos.
-Mi padre desea ver algo en relación a la seguridad que hay en el reino. No estoy seguro de que puede ser. Pero parecía importante. Al menos para él.
Diana hizo un sonido como que entendía, mientras que Zelda estaba como si nada.
Algo así había oído. La seguridad había bajado, dado la escasa cantidad de soldados que había. Y mucho de eso tenía que ver con el modo en que los soldados eran tratados en el ejército desde Forge tomó el liderazgo.
Era el ejército, era obvio que no todo iba a ser color de rosas. Por lo que sabe que la rectitud y demás, eran cosas que debían de pasar sí o sí.
Pero los malos rumores de cómo Forge trataba a los soldados, de como los hacía sentirse menos y demás, sólo eran la punta del iceberg en relación a todo lo que se ha dicho de él.
Zelda había oído más rumores, muchos de las mucamas y ellas no eran la fuente más confiable de información por lo chismosas que pueden ser.
Aún así, algo de razón deben de tener. Si hay humo, es que hubo fuego. Y ella lo sabía muy bien.
-En lo personal, espero que la seguridad mejore con el paso del tiempo. Necesitamos no sólo estar más seguros a los bordes del reino, sino dentro del mismo. – Zelda habló en su modo princesa, dado que ese tema era muy importante.
-Wow. Siempre es raro verte hablar de ese modo y con esa actitud. Pareces alguien más.
Zelda rodó los ojos a las palabras de Diana, mientras que Blason rio un poco.
-Si me disculpan, tengo que hablar algo con el guardia que nos está cuidando. Ya regreso.
Zelda caminó en dirección al guardia que estaban vigilando la entrada al jardín en donde estaban. Eso hizo que dejara a esos dos solos.
-Ok, parece que ella está tensa. Y está peor que antes. – Diana se cruzó de brazos al decir ello, a la vez que Blason la miraba. - ¿sabes que la tiene así?
-No. Desde hace días que está así. Pareciera que desde que llegó ese Gerudo ha estado así.
Diana asintió al recibir ese trozo de información. Eso era importante, al menos para entender el porque su amiga estaba con esa actitud.
-Ya... Por cierto Blason. ¿Ya te decidiste?
-¿A qué...? Sabes que ya decidí que seguiré los pasos de mi padre.
-No tonto. Yo no hablo de ello. – Diana se llevó una mano a la cara. – Hablo con respecto a Zelda.
-No sé de qué hablas...
-Aja. Y yo soy una chica tímida. – Diana le dio una sonrisa burlona que no le gustó nada al niño. – Es obvio para todos, que te gusta Zelda. Todos lo saben. Bueno, ella es la excepción. Es densa...
Blason se sonrojo al oír ello, pero no lo negó. Era más que obvio que era verdad. Él tenía sentimientos de atracción a la princesa de Hyrule.
Y no era para menos. Él era quizás su amigo varón más cercano y para él, eso significaba mucho. Era capaz de ver el cómo era Zelda en verdad tras la máscara de princesa que siempre usa. Lo que le llamaba la atención el como era la niña de verdad.
Quizás esa era una de las tantas razones por las que quería seguir los pasos de su padre. Porque de esa manera, podría estar más cerca a ella.
Era sabido por todos, que a cierta edad, los sucesores al trono recibían un escolta personal que los seguía a todos lados. Fue lo que pasó con el rey actual, que se sabe que el anterior líder de la Guardia Real, fue su escolta personal años.
Y él deseaba eso. Sabe que lo que siente puede ser infantil. Pero quiere al menos ver si está la posibilidad de que esto crezca y si es posible, surja algo más.
Diana rodó los ojos, ella sabía que el niño era obvio. Para todos lo era... pero Zelda no lo notaba.
Y no, no era que su amiga fuera tonta ni nada de ello. Es que para ella, el romance era algo secundario. Muy secundario.
Si, puede que le guste jugar y hacer bromas. Pero sabe que para ella, la idea de prepararse para el futuro del reino, era lo más importante. Y por ello, es que se esforzaba tanto en sus estudios y todo lo demás.
Lamentaba que Blason no tuviera más oportunidades, pero este no era el momento. Ya que Zelda tenía la cabeza en otro lado. Y sabe que es más, cuando ella le contó ese día que tuvieron su día de chicas.
Era obvio que a Zelda le llamó la atención un chico. Y sabe que no es Blason, ya que el niño es pelinegro como ella. Así que quedaba descartado. ¿Quién puede ser el que tiene a la princesa Zelda de esa manera?
Antes de que puedan seguir, Zelda volvió. Se le veía feliz.
-Hable con la guardia. Me dijo que era posible que vayamos a otras partes del jardín. – Fue lo que la princesa dijo. – Creo que sería aburrido que estemos aquí todo el tiempo.
-Es una buena idea. – Diana aprobó la moción. – Vamos, hay que seguir pasando el día. No podemos desaprovecharlo. Aún quedan unos horas para el atardecer.
Era verdad, deben de aprovechar cada minuto.
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En las praderas de Hyrule, Link se aferraba a Nabooru para no caerse, dada la velocidad con la que estaba corriendo este caballo.
-¡Nabooru! ¿¡Qué es lo que sabes en relación a lo que te di!?
Preguntó el niño con algo de tensión, dado que moverse a esta velocidad era nuevo para él. Sentía como Navi parecía que aferrarse a su cabello bajo el gorro.
-¡Esa es magia Gerudo! ¡la reconozco, dado que he visto a esas dos brujas usarla más de una vez!
-¿¡Quiénes...!?
Link se aferró más a la mujer, cuando el caballo dio un brinco sobre algo. Wow, esto estaba cool.
-¡Las mujeres que criaron a Ganondorf desde niño! – Nabooru comenzó su relato. - ¡Ellas son expertas en la magia negra y Ganondorf aprendió de ellas! ¡No sólo ello, también son conocedoras de varias Leyendas! ¡En especial las de Hyrule!
La Trifuerza... ¡el Reino Sagrado! Eso no era bueno. Con que de ahí Ganondorf sacó algo de información. Pero...
-¿Qué tiene que ver eso con...?
-¡Esa clase de magia sólo puede ser usada cuando la intención cuenta! ¡No es algo que tú puedas usar, ya que dudo que desees lastimar a alguien! - a esas palabras, Link lo entendió... Nabooru sabía que Ganondorf deseo lastimar a Jabu Jabu... quizás lo mismo fue para el Gran Deku.
-... De donde vengo, un ser extraño atacó al guardián de mi hogar. Era una reina Gohma. – sintió a Nabooru tensarse de nuevo. - ¿Crees que...?
-... Maldita sea. ¿Cómo pude ser tan ciega? No, me quise negar a ver lo que era obvio.
Nabooru afiló la mirada mientras que poco a poco de acercaban a la Ciudadela. Ella misma era consciente de que las brujas eran malignas. Que le enseñaron a Ganondorf todo lo que sabían y que por eso, él era un usuario de magia tan capaz.
Pero pensó que jamás tomó en cuenta sus palabras. De las Leyendas y demás. Y si estás no son ciertas, dado que duda que lo sean, sabe que han alimentado su mente con la idea de que deben de hacerse don más. Que no deben de quedarse en el desierto y soportar la opresión de nadie más.
-Pensé que... - Nabooru maldijo sentirse tan traicionada por Ganondorf.
Él tenía una agenda oculta. La trajo sólo para que ella no sospeche nada y es todo. Pero a su vez, se sentía dolida. Porque aunque eran amantes ocasionales, ella apreciaba al Gerudo y lo que hacía.
Lo que llevó a que esto ya sea algo personal.
Miró de reojo al niño y supo que de verdad, este niño era más valiente que la media de adultos.
Si él dice que tuvo que hacer frente a lo que sea que estaba dentro de Jabu Jabu, significa que no sólo entró a ese ser, sino que peleó sin ayuda.
Eso era valiente y estúpido. Ambos quizás... aún así, la hacía entender que este niño será alguien grande cuando crezca.
En pocos minutos, sus ojos al fin vieron lo que quería. La Ciudadela.
Alzo la mirada y pudo ver que el cielo se estaba nublando. Mal presagio...
-¡Aférrate a mi Link! ¡Iremos a toda velocidad por el interior de la Ciudadela!
-¿¡Con el caballo!? ¿¡Estás segura!? – Link no sonaba tan convencido de ese plan y ella tampoco. Pero era lo que debían de hacer.
-¡Eso es mejor que simplemente tener que esperar a que las cosas pasen si tardamos unos minutos!
Link no pudo argumentar nada. Se aferró más a la mujer y supo que era cuestión de tiempo antes de que las cosas suban de escala.
-Link... - Navi le habló por lo bajo. – Tengo un mal presentimiento.
Él también lo tenía... y eso era lo que lo ponía más nervioso.
Los pasos de trote del caballo eran lo único que se oyó, hasta que...
-¡Espera, alto! – Fue el grito que oyó del guardia que vigilaba la entrada central a la Ciudadela. - ¡Woah!
Fue su grito al no poder hacer nada, más que ver cómo Nabooru seguía su paso. El caballo no bajo de velocidad una vez entró al lugar.
Se podían oír los gritos de sorpresa de la gente, así como ciertas palabras que no serían lindas de repetir.
Pero eso no importaba. Debían de seguir su camino al Castillo. Deben de avisar que era lo que podía pasar.
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En el castillo, Selene estaba leyendo los documentos que tenía pendientes. No sólo ello, también estaba preparándose para lo que sería más reuniones que pasarían con el tiempo.
No sólo ello, tenía la seguridad de que...
Al alzar la mano para coger un documento, sintió el corte que se dio con el papel.
Se miró el dedo y maldijo por lo bajo. Pero al hacerlo, se dio cuenta de que la sangre que cayó de la herida, lo hizo justo en la palabra Hyrule que estaba escrita en el documento.
Una mala señal... ella quizás no era muy crédulo en varias cosas. Pero si lo era en otras. Y esta era una de ellas. Algo no va bien. Ella lo sabe... instinto se lo dice.
La puerta fue tocada.
-Pase. - Dejó de lado lo que estaba en su cabeza, para ver a la persona que había entrado. – Impa, ¿Y esa sorpresa de visitarme...?
-Las Gerudos se fueron.
-... ¿Perdón...? – Fue la pregunta de la reina. - ¿Cómo que se fueron?
-Así es. No están. Fui a hacer mi investigación tras la reunión que tuvieron con el Concejo. Y... nada. Cada Gerudo de la zona se ha ido. No sólo ello, nadie sabe a ciencia cierta a donde se fueron.
Eso era raro. Muy raro. Pero una parte de ella le gritaba señales de alerta.
Se llevó una mano al mentón y pensó en lo que eso podía significar.
-¿Lo has hablado con Daphnes?
-Aun no. Pero pensaba hacerlo tras decirle que...
Antes que puedan seguir. Las dos oyeron el sonido de un caballo en las entradas. Este sonaba agitado.
Pasaron a acercarse a la ventana para ver que pasaba, sólo para ver a Nabooru quien gritó con tal fuerza, que hasta ellas la oyeron.
-¡No me importa! ¡Tengo que ver al Rey, Hyrule peligra!
Y fueron esas palabras, las que hicieron que ambas mujeres salgan a toda velocidad de la oficina en la que estaban. Esto no era bueno.
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Zelda estaba disfrutando el día. Estaba divirtiéndose con sus dos amigos. Algo que no hacía desde hace tiempo.
-Así que, ¿Cuál es el plan para las festividades para el último mes de la época de Nayru?
La época de Nayru era el período de los últimos 4 meses del año. En estos, el clima es algo más frío, pero a la vez es el que tiene más festividades dado que así se le celebra a las Diosas.
Si, puede que no muchos sigan adorando a las Diosas. Pero las festividades son parte de la cultura del reino.
Zelda sentía que era algo ofensivo que celebren esas fiestas, sólo por costumbre y no para en verdad agradecer a las Diosas por el año tan fructífero que han tenido.
Lamentablemente, eso se ha perdido con el paso del tiempo. Con los años, ya era costumbre ver cómo... la gente ya no soporta estas cosas.
La religión perdió fuerza y el Templo del Tiempo, lugar donde se llevaban antes varias ceremonias, ahora solo era un lugar de turismo. No más.
-No estoy segura. Aún falta para era celebración. Pero mi padre parece que tiene planeado que vayamos en familia a una casa de campo en la región de Faror.
-Oh, escuché que es un bello lugar en esa época del año. Ya quisiera que mi padre nos lleve ahí. Pero esa época es también temporada de negocios...
Zelda dio una risa nerviosa al ver como Diana parecía estar de mala gana por eso. Aún así, era agradable saber que su amiga estaba de un buen humor. Otros días y habría hecho un berrinche mayor.
-Mi padre hará lo de siempre. Nada. Sólo seguir con sus deberes como Guardia Real. – Blason simplemente se encogió de hombros. – Mi madre dice que se debe de relajar. Pero ya saben cómo es él...
-Bueno, puedo hablar con mis padres si lo desean. Para que vengan con nosotros. Sé que será divertido.
Los dos amigos de la princesa parecían encantados con la idea. Y Zelda sonrió. Ella misma sentía que debía de pasar más tiempo con ellos, dado que a futuro, todos tendrán sus responsabilidades.
Pero faltan años para ello, deben de aprovechar el tiempo.
Y mientras caminaban por los jardines, oyeron a un caballo llegar. Pasaron a ver la dirección del sonido y era así. En la entrada al castillo, se vio como un caballo se detuvo de golpe.
Vieron como Nabooru bajó de golpe del caballo y se dirigió al guardia que parecía no querer dejarla pasar.
-¡Tengo que ver al Rey!
-Su Majestad está en una reunión muy importante. No puede simplemente llegar a...
-¡No me importa, Hyrule está en peligro!
Fueron las palabras de la mujer, quien parecía estar histérica.
-¿No es ella la mujer Gerudo que estaba al lado del Rey de esa tribu?
-Así parece. – Fue la respuesta de Blason, a la vez que la mujer parecía lista para atacar al guardia para que la deje pasar. – Oigan, hay alguien más ahí.
Zelda miró bien, notó como alguien bajaba del caballo y se le veía algo mareado y agitado por el viaje que debió de tener. Cómo acarició la pata del caballo, como dando un gracias al animal por el esfuerzo.
La princesa dio un jadeo al ver quién era.
-¡Link! – Zelda corrió en dirección a dónde estaba el niño.
Sus dos amigos se sorprendieron al no ver cómo ella llamaba al extraño, sino que sonaba preocupada por él.
Por su lado, Link soltó un suspiro. Vaya viaje. Pero admite que fue algo divertido, dejando de lado que casi se cae varias veces del caballo dada la velocidad con la que Nabooru hizo que el caballo corra.
Vio como el guardia parecía no dispuesto a dejar pasar a la mujer, hasta que...
-¡Link! – esa voz. Se giró para ver cómo Zelda estaba corriendo hacia él desde el interior del castillo.
-Princesa, no puede salir y...
-¡Él es mi amigo! – fue el grito de la niña al guardia, quien se sorprendió por las palabras de la Princesa.
Link sonrió al ver a la niña, quien logró avanzar hacia él. Ella parecía preocupada... y sabe porque. Sabe que luce terrible...
Zelda pudo ver el estado en que Link estaba. Sus ropas estaban rasgadas y se veía que había tenido heridas por los rastros de sangre en la ropa.
Esa vista hizo que la princesa se sienta mal. Hasta el punto que lo quería abrazar y pedirle perdón por haberlo hecho pasar esto.
-Hey, volví más pronto de lo que pensé.
-Tonto. Mírate... estás...
-Bien. Estoy bien. – Zelda le quiso decir algo más, pero... - Escucha. Tengo la última Piedra Espiritual. – La mirada de Zelda se iluminó al oír ello. – Pero Nabooru desea hablar con tu padre. Algo malo le había pasado a Jabu Jabu en la región Zora y es cosa de Ganondorf. Ella dice que es cosa de magia oscura.
A esas palabras, Zelda se horrorizó. ¿La misma mano derecha del Rey Gerudo vino a confirmar lo que ella ya sabía y temía? Eso era bueno y malo a la vez.
-Zelda, no corras así. Oh, ¿Quién es el niño lindo?
Diana miró bien a Link. A pesar de que se veía terrible con sus ropas rasgadas y la sangre en estas, la niña no podía negar que el niño le parecía lindo.
Zelda no supo porque al oír ello, tuvo deseos de darle un golpe a su amiga. Agh, no se entiende. Y peor, es que Link se mostró apenado... estúpidas emociones raras que no entiende.
Blason por su lado, miraba a Link con cierta sospecha. Más por ver su estado. Para él, era un niño de la calle que no estaba entendiendo su lugar.
-¡Agh, me harté! – Pero el grito de Nabooru hizo que todos la pasen a ver. Perdió la paciencia con el guardia. - ¡sino cooperas, voy a tener que...!
-¿¡Qué ocurre aquí!? – la voz de la Reina de Hyrule se hizo presente.
Todos la vieron acercarse con Impa, quien parecía lista para lo que sea. Pero cuando la Sheikah miró a Link, se dio cuenta de que... esto debía de ser muy importante.
Por alguna razón Link debía de estar con la Gerudo.
-¡Su majestad, esta mujer...!
-¡Tengo que hablar con el Rey! – Fue la interrupción de Nabooru. - ¡Es cuestión de vida o muerte!
-Lady Nabooru, no entiendo de qué... - Selene simplemente no parecía entender el porque la mujer estaba como una posesa.
-Link, muestra lo que hallaste.
Selene pasó a ver al niño. Y sus ojos se abrieron de par en par al verlo.
El niño le hizo recordar a su amigo de hace años, pero se veían diferencias notables. Cómo que la forma de los ojos era más redonda, a diferencia de la afilada mirada de Leon. Esa era la mirada de Mari...
Y lo llamó Link. No era posible... pero la apariencia física es como la de...
En eso, el niño mostró lo que era una botella de vidrio. Esta contenía algo. Parecía una viscosidad con una esencia extraña, que al solo verla, le dio un escalofrío.
Pasó a ver a Impa, quien al ser una Sheikah, sabe más de estas cosas. Y ella se sorprendió al ver lo que estaba ahí.
-Muéstramelo.
Impa extendió la mano y Link le dio el objeto a la mujer. Ella al verlo, sólo pudo afilar la mirada al notar que era...
-Es magia oscura. Maligna... ¿Dónde...?
-De un monstruo que estaba al interior de Lord Jabu Jabu.
-¿Y que hacías...? – Selene no entendía que hacía un niño dentro del que era el ente guardián de los Zoras.
-Su Majestad. Eso no importa. Esta magia es maligna. Es una maldición. Y no una cualquiera. – Impa estaba viendo lo que estaba dentro de la botella con mucha rabia. – Lo que está aquí, es poderoso. Y algo que jamás he visto en mi vida. Ni siquiera sé su origen.
-Es magia Gerudo. – Nabooru habló por primera vez en lo que fueron varios minutos.
-¿Magia Gerudo...? Pero si ustedes no...
-En nuestra tribu. Hay dos brujas que saben el uso de la magia oscura. – Nabooru interrumpió a la reina. – Y ellas se la han pasado a una sola persona...
Selene notó la mirada de Nabooru y sus ojos se abrieron a más no poder. Miró a Impa casi con pánico cuando notó la misma expresión de ella.
-¡Al interior, todos! – Selene habló con voz de mando. - ¡Guardia, avisa a cada soldado que se prepare para pelear! ¡Vigilen todas las entradas de la Ciudadela! ¡Ya!
-¡S-Si, su Majestad!
El soldado salió corriendo a avisar a los demás de las órdenes de la reina. A la vez que...
-Lady Nabooru, usted...
-Le aseguro que no sé nada. Yo... estoy tan horrorizada como usted. – Fue la respuesta de la Gerudo ante la mirada de la reina.
-¡Ella es la que me trajo aquí para poder avisarles de lo que pasa! ¡En serio, ella no es mala!
Todo miraron a Link y notaban que lo decía con la verdad. Selene al verlo, puso una expresión de nostalgia. Era...
-Como ella al defender a sus amigos. – Selene sonrió un poco. Eso quitaba sus dudas. - ¡Vengan los dos conmigo a ver al Rey!
-¡Yo voy también! – Zelda alzó la voz. La niña siguió al ver que su madre parecía lista para refutarle. - ¡yo mandé a Link a misiones para ver que hacía Ganondorf! ¡Yo soy responsable de lo que él ha hecho!
-Zelda. Tú... - Selene soltó un suspiro. – Ya luego lo hablamos. Vamos. Y vengan ustedes dos. Estarán más seguros con nosotros. – fue lo que le dijo a Blason y Diana, que parecían estar perdidos en lo que estaba pasando.
La reina fue al interior del castillo con Impa y Nabooru siguiéndola.
Zelda se acercó a Link y...
-¿Estás...?
-Vamos con tu padre. Tengo un mal presentimiento.
Zelda asintió y llevó a Link con ella al interior del castillo, a la vez que señalaba a sus amigos que la sigan.
-Oh. Parece que estamos ante algo grande. ¡vamos!
Diana corrió para alcanzarlos, muy interesada en la situación. A la vez que Blason sólo soltaba un bufido. No entendía el porque Zelda parecía tan cercana a ese niño.
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Ya estando todos sus aliados reunidos en un solo lugar, se podía ver el como el Rey de los Gerudo miraba a sus tropas. Todas parecían estar más que emocionadas para lo que viene y no las culpa. Ya estaban a solo un poco de lo que sería el fin de Hyrule.
Ellas mismas estaban ansiosas de hacer caer a la monarquía que tantos años las había tenido repelidas en el Desierto.
-Lord Ganondorf. – Una de las Gerudos se le acercó, mostrando a cada paso, un signo de respeto al que era su líder.
-¿Qué pasa Namiri? – El hombre miraba a la que había sido la líder del grupo que había actuado de una manera que las leyes Gerudo no permiten.
-¿Por esta razón es la que usted nos perdonó la vida esa vez? ¿Para que lo ayudemos en lo que sería esta conquista de Hyrule? – fueron las palabras de la mujer, quien se notaba muy entrenada para el combate.
Ganondorf pensó bien en sus próximas palabras. Era de esperarse que esa sería la pregunta. Pero a la vez, no le podía decir que veía a estas mujeres como los chivos expiatorios perfectos para el ataque. Las primeras en morir.
-Así es. Porque sé que son las mejores para el trabajo. Sus habilidades son excepcionales.
-Me honra. – Namiri dio una reverencia. – Pero, ¿Tenemos que matar Gerudos en...?
-Di la orden a las mujeres presentes en la Ciudadela de que la abandonen. No deseo derramamiento de la sangre de nuestra raza. Por eso, también mandé lejos a Nabooru. Tardará un día en volver y todo ya estará en su lugar.
-¿No le dijo nada de esto a Nabooru? Significa que no desea que ella sepa de este plan. ¿Verdad? – La mujer pudo entender eso. Lo que la hacía ver algo. - ¿Cree que ella no sería capaz de hacer esto?
-Es una mujer que sigue al pie de la letra las leyes de los Gerudos. Lo que la hace, a su vez, incapaz de poder hacer acciones necesarias para nuestra mejoría.
-Eso ese entiende. Pero a su vez, me gustaría hacerle una pregunta más, si me lo permite.
-Dila, antes de que nos vayamos.
-¿Qué busca realmente en Hyrule? Dudo que sean riquezas o solo estas tierras. Debe de ser algo más. Algo que desea con tal fuerza, que no le importa lo demás o que hacer, para tenerlo.
Ganondorf pudo ver que la mujer en verdad era muy astuta. Demasiado. Pero no evitó dar una sonrisa. Ya que esa clase de mentalidad era lo que necesitaba para cuando se haga del poder y del mundo.
-Simplemente, deseo hacerme de un poder que me permitirá tener todo lo que he deseado. Así de simple. Y este se haya escondido en Hyrule. Sé en donde, pero me faltan las llaves. Por eso he tratado por todos los medios, de hacerme con estas. Pero he fallado con los medios pacíficos. Así que solo queda hacerme de estos a la fuerza. El primero está en el Castillo, los demás... iremos a cada región para arrebatarlos del poder de esas bestias.
Namiri asintió a las palabras del Rey de los Gerudos, a la vez que pensaba que el tipo demostraba no ser lo que siempre aparento ante todo el mundo.
-¿Por qué ese hizo todo eso entonces? Ser el tipo amable....
-Si deseas engañar a tus enemigos, hasta tus aliados deben de ser engañados. – No puede negar que es una verdad que se aplica muy bien aquí.
Aquí estaban... listos para lo que sería un ataque a gran escala. Pero la mujer, solo podía pensar en una cosa.
-¿Qué hará si es que Nabooru se mete en nuestro camino?
La pregunta solo hizo que Ganondorf se quede en silencio varios minutos. Hasta que su respuesta vino de la manera menos esperada para Namiri.
-... Entonces ella sufrirá el mismo destino que cualquiera que se meta en mi camino. – Eso bastó para que todo sea claro.
La mujer asintió, para luego ir a donde estaba el resto de las tropas. A la vez que Ganondorf miraba a lo lejos la Ciudadela. Era la hora...
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En la sala del trono, se puede ver como Daphnes estaba escuchando los reportes de Forge para lo que sería la seguridad al interior y exterior del reino.
-Su majestad. Creo que esta será la mejor manera de poder afrontar amenazas internas y externas.
Tras terminar su reporte, el líder de la Guardia Real miró al Rey y...
-Sin duda es una buena idea General. Pero ayudaría que tuviéramos más soldados capacitados al interior de la Ciudadela. – Daphnes miraba el reporte con algo de incredulidad. – Todos los que están en esta lista para defender el interior, no son tan hábiles. Sin contar que no son muchos.
-Tienen la capacidad de actuar ante amenazas mínimas.
-¿Mínimas? ¿insinúas que nada pasará a gran escala en el interior de la Ciudadela? – Daphnes casi se quiso reír.
-Con todo respeto su Majestad, nadie sería tan tonto para atacar el corazón de Hyrule. Mucho menos, pasar nuestras fronteras. Los detendríamos antes que eso pase. Se lo aseguro.
Daphnes soltó un suspiro. Sin duda este sujeto era diferente a Leon. Su viejo amigo balanceaba la seguridad del interior y el exterior, además que hacía cambios de puestos cada cierto tiempo. Este sujeto desea dejar a los pobres solados en las fronteras meses sin oportunidad de regresar.
-Te seré sincero Forge. Hay mucho que no me gusta de tu plan. Más cuando no haces que nuestra fuerza militar crezca. Todos los nuevos cadetes de retiran a los meses. Todos diciendo que los tratas peor que basura.
-Si no soportan el ritmo de vida del ejército, no merecen servir en este.
¿Qué tan testarudo puede ser este hombre? Militar de nacimiento y criado de esa manera. Era cerrado por naturaleza.
-Forge. Sólo pido que seas más condescendiente... En su tiempo, Leon tenía el triple de soldados que tú en estos 10 años.
La mención del antiguo líder sólo hizo que Forge apriete los dientes. ¿cómo se atreve a compararlo con ese soldado de clase baja?
Él había nacido y sido criado para poder ser el mejor soldado. No como ese huérfano, que al final le robó la gloria de ser el General más joven de los últimos siglos.
Y no sólo ello, también... aún tras morir, el bastardo le sigue dando problemas. Y eso no lo iba a permitir.
-Su Majestad, con todo respeto. El liderazgo de ese hombre no fue el mejor. Sino, no habría tenido que...
-No termines esa frase Forge. – El tono del rey era claro y mostraba toda clase de rabia existente. – Sé que no te agradaba Leon y aún ahora, es así. Pero jamás insultes el trabajo que hizo para con el reino. ¿entiendes?
El soldado asintió, pero su expresión denotaba que no estaba feliz. Para nada.
Antes de que puedan seguir la reunión, las puerta de la sala del trono se vieron abiertas con fuerza.
Se vio como no sólo la reina entraba acompañada con Impa y Nabooru, sino que la princesa estaba aquí... con sus dos amigos y un niño que se mostraba solo llevaba arrapos por el como andaba vestido.
-¿Selene...? – El Rey miró a su esposa con duda. Se le veía agitada...
-¿Que significa esto...? No pueden interrumpir.
-Cierra la boca, antes que ordene que te destituyan. – el tono de la reina demostraba que no estaba con bromas.
Ella puso al hombre a un lado y fue con su esposo, quien ya estaba de pie.
-Selene, ¿Qué está...?
-Ganondorf... el muy maldito nos engañó. – Daphnes miró a su esposa, no creyendo lo que decía.
-Selene, eso es...
-Majestad, mire. – Impa le mostró al rey lo que era la botella con la esencia oscura que estaba ahí, encerrada. – Lady Nabooru acaba de confirmar que esto es, sin duda alguna. Magia Gerudo que el mismo rey conoce.
Daphne miró a Impa como si estuviera loca. Pero en eso...
-Padre. Por favor, debes de creerles. Ganondorf está...
-A ver, déjenme ver si entiendo. – El Rey alzó las manos, interrumpiendo a su hija y pidiendo un poco de tranquilidad. - ¿Dicen que Ganondorf estaba haciendo algo en el reino que nos podía poner en peligro a todos? Dudo que esto sea una prueba más que suficiente para esa acusación.
-¡Padre...!
-¡Daphnes, la misma Nabooru dice que esto es obra de Ganondorf! ¿¡Que otra prueba quieres!?
Zelda y Selene no podían creer lo que estaban oyendo. ¿cómo el rey no lo puede ver?
-Es una ridiculez que cosas como la magia exista. – Forge habló desde su lugar. – para mí, esto es una tontería...
-¿¡Tontería!? – Navi salió del gorro de Link, haciendo que él la mire con horror. - ¡no sabe de lo que habla, idiota!
Se oyeron muchos jadeos al ver a Navi, dado que...
-¡Un hada! ¡De verdad existen! – Diana sonrió a más no poder al ver al hada.
-Navi... ¿Qué estás...?
-¡Escúcheme bien su majestad! – Navi voló hacia donde estaba el rey y la reina, ambos viéndola con asombro. - ¡Hemos venido del Bosque Kokiri, en nombre del Gran Árbol Deku para poder evitar que lo que le pasó al Gran Deku le pase a otro!
-¿El Gran Deku? – Fue la pregunta de Nabooru al aire, dado que eso no lo sabía.
-Según textos sagrados, es un ente del bosque que lo resguarda y cuida. Es gracias a él, que la vegetación es rica en Hyrule. – Fue la respuesta de Impa a la Gerudo, quien asintió. – Son textos de leyenda, pero... lo mismo pasa con las hadas. Y Navi existe, así qué...
-¿¡Por qué esa insistencia que lo místico y la magia no existen!? – fue el grito de Navi al ver que algunos no creían, aún estando ella frente a ellos.
-Porque nada de eso a hecho que este reino sea grande. Ha sido siempre el esfuerzo de los que lo hemos habitado que lo ha llevado a su grandeza. – Fueron las palabras del General, haciendo que Link y Zelda lo vean con rabia. – Esto es obviamente un truco...
-¿¡Truco!? ¿¡Cómo crees que puede ser un truco!? ¡Tienes una maldita hada en la cara! – Nabooru, aun no siendo creyente de las leyendas de los Hylianos, admite que ha oído de las hadas y los especiales que son.
-Por favor, vamos a calmarnos... - Impa trató de llamar a la calma, pero en eso...
-Su Majestad. – Link dio varios pasos para estar a solo unos pocos metros de los Reyes. – He venido del Bosque Kokiri por una misión que el mismo Gran Árbol Deku me encomendó. Él mismo me dijo que debía venir a estas tierras, para evitar que otros pasen lo que mi pueblo pasó.
Daphnes miró al niño, quien como sabiendo que estando de pie no era algo que debía de hacer uno ante la realeza, se arrodilló ante ambos regentes con la mano derecha en la zona del corazón y la rodilla derecha en el suelo.
Ambos regentes tuvieron la sensación de que... era como esa vez que él juró lealtad eterna a Hyrule.
-Dime tu nombre pequeño. – Daphnes fue claro, al menos lo escuchará.
-Link de los Kokiris. – Daphnes se sorprendió al oír ese nombre y miró a su esposa un segundo, a la vez que ella asentía, diciendo que estaba igual de sorprendida. – ella es Navi, mi hada guardiana. Venimos aquí, para evitar que el mal que afectó al Gran Árbol Deku, lo haga aquí.
-... Dinos lo que sabes, Link. – Impa habló, mirando a Forge con dureza, dado que estaba por decir algo.
Link alzó la mirada y comenzó su relato. El como un día como cualquier otro, Navi apareció ante él. Ella le dijo que el Gran Deku lo llamaba y que tras ir ante este, el árbol le informó lo que pasaba. Que una fuerza maligna lo estaba matando desde dentro.
Con miedo, se adentró al interior del Árbol, para hacer frente a ese mal. Lo hizo, lo derrotó, pero al final no cambió nada. El Gran Árbol Deku murió tras darle su misión.
-... Al final, partimos a la madrugada del día siguiente. Tras descansar un poco. Nos tomó 4 días llegar aquí, aún con ayuda de un mercader.
Todos pudieron ver cómo Link pareció quebrarse un poco al contar cómo el Gran Deku murió. Y Zelda contuvo el impulso de querer consolarlo.
-Luego, bien llegamos aquí... - Navi tomó la palabra. – Vivimos a hacer lo que nos encomendaron. Tener contacto con la Princesa Zelda.
-¿Con Zelda? – Ambos regentes miraron a su hija, quien bajó un poco la mirada.
-Ella nos contó que pasaba. De sus sueños y de sus sospechas con Ganondorf, quien curiosamente, cuadra con la descripción que nos dio el Gran Deku. – Link siguió. – Ella me pidió que vaya a la zona de los Gorons y los Zoras para poder reunir información y... las Piedras Espirituales.
Link siguió el relato. El como llegó a Kakariko tras unos días y subió la Montaña de la Muerte. Dónde se vieron con la sorpresa de que la Cueva Dodongo estaba bloqueada por una roca.
Y que tras llegar a la Ciudad Goron, se encontraron con Darunia. Quien tras calmarse, les comentó lo que pasó y que aún tras pedir ayuda al rey, no había llegado.
-Imposible. De haber sabido que algo malo pasaba, habría actuado rápido para ayudar a los Gorons.
-Su Majestad. Tenemos que el mensajero de los Gorons... haya sido interceptado y silenciado
La dureza y frialdad de las palabras de Impa, sólo hicieron que muchos sientan un escalofrío. Eso no era lindo de oír.
Link siguió el relato. Contó el como entró a la Cueva Dodongo para ayudar a los Gorons y a la vez, poder obtener el Rubí Goron.
Que una vez dentro, se hallaron con la bestia que tenía el lugar de tal manera que era imposible entrar. Un Rey Dodongo. Y que apenas lo derrotaron.
-Eso es imposible. Un niño no...
-Pues créelo. – Nabooru calló al General con la mirada. – el niño no miente, su lenguaje corporal muestra que es sincero.
-Que genial... - Diana miró a Link con ensoñación al oír cómo enfrentó a esa cosa y ganó. Cómo un héroe en esas historias que leyó una vez.
Zelda miró a su amigo con asombro, ¿En serio eso le había pasado? ¿qué tanto había disminuido en los relatos que le dio?
-Al final, Darunia nos dio el Rubí Goron y me hizo un hermano para los Gorons.
Daphnes miró a Link, esta vez viendo en el niño a alguien como él. Que se había ganado el respeto eterno de los Gorons.
-Tras ello, volviendo a la Ciudadela. Informar nuestro éxito, así como saber cómo llegar a la región Zora y reabastecernos. Había gastado mis pociones rojas.
-Espera, ¿Has bebido de esas cosas? – Selene miró al niño con preocupación. – Eso es peligroso.
-No es que hayamos tenido mucha opción su majestad. – Navi respondió. – Link sufrió heridas severas en la batalla con el Rey Dodongo. Apenas ganó. Y las pociones nos sirvieron para lo que se nos vino en la Región Zora.
La hada siguió el relato, donde pudo decir que fue gracias a Nabooru que llegaron más rápido a dicha zona. Qué estando ahí, tuvieron contacto con el Rey Zora y que estaba mal por la desaparición de la Princesa Ruto.
-Ay no... - Selene se tapó la cara, el Rey Zora no ha cambiado nada. – Intuyo que la fueron a buscar.
Link asintió. Mencionó como fueron por un ducto acuático al Lago Hylia, donde hallaron una botella con un mensaje de la princesa Zora.
En este, dijo que estaba dentro de Lord Jabu Jabu. Y con el permiso del Rey, la fueron a buscar. Entrando al interior del animal.
-Nunca veré un animal de la misma manera desde ahora...
-Navi, no es el momento. Dejando de lado toda la baba, no fue tan malo.
Las niñas hicieron una expresión de asco al oír ello. Pero Link siguió. Mencionó que se encontró con la princesa Zora, quien negándose a irse sin el tesoro que el animal se comió, es que la tuvo que acompañar hasta que lo hallaron, que resultó ser el Zafiro Zora.
Y tras algo de contratiempos, derrotaron a la bestia que estaba en el interior de Jabu Jabu, saliendo de ahí con Ruto, a la vez que ella le daba a Link el Zafiro Zora.
-... Sabes de que la misma Princesa te haya dado el Zafiro de sus manos, es una petición formal de matrimonio. ¿No? – Selene no sabía que decir al ver la expresión que Link puso. – No lo sabías...
-¿¡Qué!? ¿¡Cómo que petición de matrimonio!? – Zelda alzó la voz al ser la primera vez que oía eso. - ¿¡Desde cuándo es así!?
-Desde siempre. Aunque es algo que solo se sabe dentro de la cultura Zora. Y los reyes de turno de Hyrule.
Daphnes vio como su hija se quedó con la boca abierta unos segundos, antes de fulminar a Link con la mirada. Este se asustó al verla.
-¿¡Y lo aceptaste así como así!?
-¡No me podía ir sin la Piedra! ¡Y Ruto me lo dijo luego de dármela! ¡No es mi culpa! ¡Soy la víctima!
-Es verdad. El pobre estaba tan impactado que casi se ahoga al olvidar respirar. – Navi respondió con algo de molestia.
Nadie ocultó su sorpresa al ver como Zelda parecía lista para matar a alguien. En especial a esa princesa de los Zoras. Murmurando cosas como que a la otra, la va a dorar en una sartén.
El rey miró a su esposa, a lo que ella sólo sonrió de manera en que él supo que su niña estaba en esa edad.
-Oh rayos... - Diana frunció el ceño al ver que su amiga ya tenía a ese niño en la mira.
A la vez que Blason miraba con molestia el como Link llamaba toda la atención de Zelda.
-¿Podemos volver a lo que importa? – Impa, aun cuando esto la estaba divirtiendo, sabía que deben de centrarse en lo que importa.
-Oh sí. – Navi continuó. – Tras casi ahogarse, Link revisó sus cosas y pensó en limpiar su espada. Y ahí vimos esa cosa. La guardamos en la botella y estábamos regresando. Nabooru nos encontró, le mostramos el frasco y el resto es historia.
Tras terminar el relato, el rey no sabía que pensar. Si lo que esté niño dice es cierto... significa que...
-Tenemos las Piedras Espirituales para mostrar que no mentimos.
-Y Link tiene las cicatrices para comprobar que ha peleado con esas cosas.
Link miró a Navi con molestia. Eso último no era necesario.
Pero al final, él sacó las 3 Piedras Espirituales. Las mostró a todo el mundo, para demostrar que estaba hablando con la verdad.
Y al tener las tres juntas, pasó algo que nadie esperó.
Las tres Piedras Espirituales empezaron a flotar frente a Link. Este las miró con confusión, dado que eso no había pasado antes.
-¿Qué es lo que pasa?
-Es como lo dice en los textos antiguos. – Impa miró a la reina y ella no lo creía. – Según antiguos textos Sheikah, sólo el que reúna las tres Piedras Espirituales, entonando la Canción con la Ocarina del Tiempo podrá abrir la Puerta al Reino Sagrado. Y cada piedra, es signo de que has pasado las pruebas de los Antiguos Sabios.
Impa miró al muchacho, quien no lo estaba entendiendo.
-No lo entiendo.
-Según las leyendas, en el pasado, hubo un ser de gran poder y maldad, que quiso hacerse con el mundo. Pero al final, fue derrotado por el Héroe del Cielo, que usó su legendaria Espada, la que repele el mal, para derrotarlo y sellar su esencia para siempre. Esa es la leyenda del Héroe del Cielo, el hombre que derrotó al Rey de los Demonios.
Impa dio el relato del que sería el primero de las Leyendas, el hombre que hizo lo imposible y derrotó al mal. Pero a su vez, Link sentía que la Espada era lo importante en este relato.
-¿Qué tiene que ver una espada en esto...? – Navi preguntó, hasta que... - ¿¡Hablas de la Legendaria Espada Maestra!? – El hada recordó algo. - ¡Pero nadie sabe dónde está! ¡El Gran Árbol Deku dijo que despareció el lugar donde descansaba tras muchos años!
-¿La que...?
Link hizo la pregunta, dado que sentía que se estaban yendo por un camino que no conocía, hasta que...
-La Espada Maestra, la espada que repele el Mal. – Selene se acercó al niño. – Se dice, que es una espada creada por la Diosa Blanca, Hylia, que luego fue reforzada por el Héroe del Cielo en sus periplos para ayudar a destruir el mal. Según textos antiguos, solo un Héroe de verdad la puede tomar del pedestal en el que fue puesta tras el final de su misión con su amo. – La mujer no dejó de ver al muchacho. – Pero los años, hicieron que ella desaparezca. Nadie sabe dónde quedó. Los relatos dicen que estaba frente a lo que era donde descansaba la Trifuerza. Pero eso es lo único que se sabe.
-Porque son Leyendas sin sentido. Patrañas. – Forge volvió a hablar luego de tiempo. – Majestad, esta es una pérdida de tiempo. Pero si dicen que el Gerudo nos atacará, debemos de preparar a nuestro ejército...
-¡Ejercito que mandaste a las afueras de la Ciudadela! – Daphnes alzó la voz al entender que significa. - ¡Maldición! ¿¡Acaso no te das cuenta!? ¡La ciudadela está indefensa y las fronteras no verán a Ganondorf como enemigo tras lo reciente dado que le dimos el sello de aprobación de libre comercio del Reino!
Daphnes estaba entrando en pánico. Todo... Todo estaba siendo claro y le estaba frustrando el ver su propia idiotez. Su propia ceguera. No solo ello, se puede ver el como el Rey estaba a punto de explotar de la desesperación.
Antes que alguien pueda decir algo, se pudo escuchar algo a lo lejos. Como el sonido de un estruendo que venía de la Ciudadela.
Todos pasaron a ver la ventana que dejaba ver la Ciudadela al menos de cierta manera. Y lo que nadie esperó, fue el ver como una explosión derrumbo unas de las paredes y desató el que sería el infierno.
-¡Ganondorf está aquí y no vino solo! – Nabooru sabe qué significa esto.
Forge no perdió tiempo y salió de la sala del trono, de seguro para poder ordenar a los a soldados que estaban en la Ciudadela para que peleen.
Sin embargo, todos lo sabían y era un hecho... Hyrule no iba a soportar este ataque sorpresa, de ninguna manera.
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A las afueras de la Ciudadela, Ganondorf vio como la primera ráfaga de poder mágico le dio de lleno a la pared que estaba enfrente suyo. Como esta se vino abajo y ocasionó que el puente que permitía el ingreso libre al corazón de Hyrule, caiga para dar paso a lo que sería la invasión.
-¿Cuáles son sus órdenes, Lord Ganondorf? – Fue la pregunta de la Gerudo que estaba a su lado.
-Hagan lo que mejor saben hacer. Pero no lo olviden, necesito llegar a lo que sería el Castillo y ver al Rey en persona. Necesito hacerle unas preguntas.
-Jeje. Como ordene. Al menos para eso es que nos contrató, ¿no?
Fueron las palabras de la Gerudo al hombre, quien al final no dijo nada. Solo la vio irse para poder comandar a sus fuerzas de que deben de seguir. Pero que deben de dejar el paso libre para que él avance. Y eso era lo que le bastaba en verdad. Era lo único que debía de bastar.
Ganondorf pasó a ver lo que pasaba y su mente pasó al plan que habían trazado hasta hace poco. Todo lo que ha hecho ha sido para este momento en específico. Cada paso, cada artimaña, cada palabra. Todo ha sido para que él esté aquí. A solo puertas de poder hacerse al fin con las llaves para poder tener la Trifuerza en sus manos.
Y eso era lo que más anhelaba...
-Jejeje. Dime Ganondorf. – Kotake apareció al lado del Gerudo. - ¿Que es lo que tienes en mente ahora que hemos derrumbado la puerta?
-Jijiji. Es verdad, me interesa mucho. – Koume dijo algo similar, apoyando a su hermana. – Quizás nos podamos de hacer de gente... que nos sirva como buenos guardianes. Ya sabes, el hecho de que estamos viviendo en ese Templo. Falta mano de obra.
-Hagan lo que quieran. Pero no se metan en le camino del plan.
Mabas brujas rieron y salieron volando sobre sus escobas en dirección a la Ciudadela, para poder hacerse de lo que buscan. Puede que sean las mujeres que lo criaron, pero estaban totalmente locas.
Y tras ver que ya todo estaba libre, Ganondorf dio el primer paso a lo que sería la conquista de Hyrule y hacerse de la Trifuerza...
Entrar a la Ciudadela, marcó el inicio del final.
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