Reunion en el Bosque
Ya habían pasado varios días desde que Link y su grupo se fue a lo que era el Bosque, en un intento de que puedan salvar el Templo del Bosque.
Zelda, quien había logrado regresar rápidamente a la villa sin levantar sospecha alguna, estaba aún con sus investigaciones para saber la ubicación de los demás templos.
Para ella, esto era un deleite. El estudiar, saber más de la cultura de sus ancestros.
La cultura Sheikah era muy interesante, además de poseer registros de que aparte de la magia, fueron también grandes científicos.
Pero a su vez, también fueron cazados por algunos regentes de Hyrule en el pasado.
Los textos que leía, era de lo que fue considerada la Guerra de la Caída. Una época Oscura que rigió Hyrule, cuando un rey decidió ser más un tirano.
Mandó a dar caza a los Sheikah. Lo que hizo que estos se vieran obligados a huir y esconderse.
Obviamente, hubo una revolución... guiada por la hija del mismo Rey para derrocarlo. Una batalla que duró años.
Una donde salieron victoriosos, pero los Sheikah habían sufrido un enorme daño en su número. Además de que su reputación estaba manchada por las acusaciones de ese rey, que luego fue ejecutado por sus actos de guerra.
Zelda sabía que la historia de su reino era... oscura en varios pasajes. Tanto, que le daba a veces vergüenza leer esos registros.
Pero eran parte de su linaje. Parte de ella y debe aprender de ellos, no para cargarlos y expiarlos. Sino para no cometer esos errores.
Zelda pasó de página y pudo ver registros antiguos de máquinas que los Sheikah desearon construir para defender el Reino. Pero que jamás llegaron a realizarse por lo que pasó.
-Parece que hay muchas cosas que nunca se logran por las guerras y la ambición de gente mala.
La princesa miró su dorso de la mano derecha. El guante que siempre usa cubría lo que estaba ahí.
A su vez, Zelda estaba segura de que es cuestión de tiempo antes de que...
La chica se estiró y finalmente pudo estirarse. Estaba cansada de estar sentada todo el día. Quizás se pueda disfrazar de Sheik e ir por ahí...
Recordó con gracia como un día, Impa le recomendó que en vez de entrenar siendo una princesa, use un Alter ego. Uno que pocos sepan.
Y así fue... pocos saben de la verdad de Sheik. Así como pocos tienen idea de lo que ella es capaz de verdad.
Se dirigió a la ventana. Miró el cielo y soltó un suspiro. Ya han pasado 3 días desde que le mostró a Link la ayuda que necesita. Y aún no hay noticias.
La canción que le dio, el Minueto del Bosque, era la canción para que el Sabio del Bosque pueda trascender sin penas al plano dónde debe de estar.
Y así era para todos los sabios. Era una canción mágica que ayuda al Sabio a aceptar su misión.
Ella sabe cuál es el peso de los Sabios. El peso de la vida ellos y como es que... una vez tomado ese trabajo, no serían los mismos.
Por lo poco que sabe, los Sabios antiguos si tuvieron familias. Pero no podían pasar el tiempo necesario con ellos, dado que el trabajo de Sabio era algo que consumía todo el tiempo de uno.
De todos modos, espera que con esa canción, Link logre despertar al Sabio.
Pensar que sería su amiga. Pero lo había sospechado desde que la oyó el día que él la llamó con la Ocarina.
De todas maneras, tiene que esperar a ver qué pasa. Si Link logra superar el Templo...
-No. No pienses que si puede. Él puede hacerlo. Sabes que sí... no seas negativa Zelda.
Fueron las palabras que la misma Princesa se dio para no caer en lo que sería un ciclo de nervios. Y de miedo.
Le habría gustado quedarse ahí, poder esperar a que Link saliera del Templo.
Pero ella es consciente de que los Templos son... algo que uno puede que no entienda del todo.
Según los textos antiguos, la percepción del Tiempo se puede ver menguada ahí dentro para el que lo visita.
Para uno, puede parecer sólo horas que ha estado ahí. Pero para otros, pueden ser días. Días en que no sabe que ha pasado.
Esa era una manera de seguridad, así como de control para el Sabio que habita el Templo. Uno no necesita que la realidad le recuerde que ya no pertenece al plano del que antes fue miembro.
Zelda sólo soltó un suspiro, estaba por regresar a su trabajo, hasta que...
Pudo ver cómo un cúmulo de gente estaba yendo de un lado a otro, preguntando que era lo que estaba pasando. Además de muy confundidos.
Eso la confundió más. Se giró y fue a la salida de su habitación, sólo para encontrarse cara a cara con su madre.
-Mamá, ¿Qué está...?
-... Creo que querrás ver esto. – Fueron las palabras de Selene, a la vez que Zelda sentía que había algo más en sus palabras.
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Las dos mujeres salieron rápidamente de su casa, yendo a donde muchos estaban acumulados.
-Majestad. – el segundo al mando del ejército dio un saludo a las dos mujeres. – Estamos tratando de calmar a la población, no sabemos que...
-Deja que yo lo vea. – Selene caminó de frente, llegando al que era un terreno de cultivo. De los tantos que hay en este lugar. - ¿Qué está...?
-¡Mire Majestad! – una de las mujeres, que de seguro era la dueña del terreno, alzó lo que era... un Nabo.
Selene no entendió, hasta que Zelda se acercó y...
-... El nabo es... comestible. – la chica tomó la hortaliza como si fuera un recién nacido. – Es...
-¡Y no es lo único! ¡todos los cultivos están mejorando rápidamente! ¡Es como si fuera magia!
Fue el grito de la mujer, que no ocultaba su alegría. Y muchos la apoyaron, demostrando que no era la única que estaba pasando por esto.
Zelda abrió los ojos al entenderlo. El Templo del Bosque estaba muy unido a la vegetación y los cultivos de Hyrule. Si estos se estaban recuperando...
Sonrió como no pensó hacerlo. Link lo había logrado. Había liberado al Templo del Bosque de la Magia de Ganondorf.
Selene vio a su hija y entendió lo que pensaba. Esto era algo digno de alegría. Y ella lo sabía... todo el mundo lo sabía.
Se giró y dio sus órdenes. La gente debe de informarle que es lo que está pasando en los cultivos en los próximos días.
Además de que tienen que decir sobre cualquier cosa fuera de lugar que puede pasar.
Por su lado, Zelda sólo quería volver a su casa y seguir investigando para estar listos para el siguiente templo.
Selene se le acercó a su hija y...
-Lo logró, ¿No es así? – Zelda asintió. – Ese chico... sin duda es una caja de sorpresas.
-Lo es, pero es nuestra caja de sorpresas.
-¿No deseas decir tu caja de sorpresas? – siempre era un deleite ver a su hija sonrojarse.
El verla poder actuar al menos ciertas veces como una chica común, le alegraba el corazón. Las Diosas saben que Zelda tuvo que aprender a crecer muy rápido dado el estado del mundo.
Zelda ni se iba a dignar en responder. Estaba por irse, hasta que...
Oyeron el trote de un caballo y venía de la entrada.
Los pocos que estaban ahí, vieron la llegada de Diana sobre su caballo. La chica parecía estar bien y sonreía.
Zelda corrió hacia donde estaba su amiga y...
-¡Diana, alabadas sean las Diosas! – La princesa abrazó a su amiga, bien bajó del caballo. - ¿Estás...?
-¡Bien, mejor que nunca! – la chica tenía una gran sonrisa. - ¡Debes de verlo Zelda, las praderas y toda la vegetación del reino está volviendo poco a poco!
-... ¿En serio...?
-Sin duda. Está lejos de ser lo de antes, por el agua que aún está contaminada... ¡Pero esto nos da una esperanza!
Hace años que no veía a Diana así. Sentía que estaban volviendo un instante al tiempo antes que todo esto haya pasado.
-¿Cuál es el estado del resto? – Selene llegó y la Reina ordenó a los pocos soldados presentes que ayuden a la gente con su labor.
-Están bien... llegamos enteros al Bosque...
-¿Y donde están? ¿Cómo es que saliste de...?
-Pues... - Del hombro de Diana, salió un orbe de luz. Un hada. – Tuve ayuda.
-Un gusto, majestades. Soy Ciela. Era el hada de Saria, quien es la nueva Sabía del Bosque.
Tanto Zelda como Selene sabían que esto era algo que deben de hablar en privado.
Rápidamente, llevaron a Diana y Ciela a la casa, en espera de que nadie se acerque a oírlos. Y que también puedan hablar sin que alguien los interrumpa.
Ya una vez llegaron a la casa, Diana se quitó algunas cosas que tenía ahí, las puso en la mesa y eran...
-Aquí hay cosas que los Kokiris les presentan. – La chica mostró varias fritas y semillas. – Dice que si las cultivan, serán prósperas dado que tienen su magia.
-Wow... eso es...
-Es un tributo de agradecimiento y de alianza. – Ciela tomó la palabra. – Hemos pasado el último año muy mal, escondiéndonos de los monstruos. Pero hace unos días, la llegada de Link y los demás, no sólo nos salvó. Le devolvió la vida a mucha de la vegetación que habíamos perdido. Hasta nació el brote del Gran Árbol Deku. Estamos sumamente agradecidos por la ayuda enviada, Majestades.
Ambas mujeres sonrieron al escuchar a la pequeña hada. Agradecían el gesto.
-No hay nada que agradecer. Es natural que nos apoyemos. Siento que es momento de que retomemos lo que se perdió. El dejar de creer en la magia, fue contraproducente. Si queremos hacer frente a esto, debemos de estar unidos.
-Es justo lo que Saria y el Brote Deku nos dijo. Ahora mismo, estamos reuniendo cosas para ayudarlos en su tarea de liberar Hyrule. – Ciela miró a Zelda. – Ya hemos vivido mucho tiempo escondidos. Hora de cambiar ello.
-Así será. – Zelda asintió. – Por cierto, ¿Y los demás?
-Pues... No podemos regresar todos. Link terminó muy herido cuando regresó.
A las palabras de Diana, Zelda sintió que le dieron un golpe en el estómago.
-... ¿Qué...?
Ciela pudo notar la gran preocupación de la princesa por el Héroe. Por lo que decidió hablar.
-Vera princesa... el Templo del Bosque, según Saria, es un lugar que pone a prueba al que entra en la sensación de la percepción y la concentración. Una distracción puede ser fatal... Link lo superó, pero no dudo que se equivocó. Navi dijo que una Skulltula adulta lo mordió en la pierna bien entró y tuvo que usar una poción roja para tratar la herida y el veneno.
-Por las Diosas. Una Skulltula Adulta. – Selene sabía que esas cosas pueden matar con una mordida.
-Y los Stalfos. Navi dice que el lugar estaba infestado de ellos. Pero Link salió victorioso y aprendió a no bajar la guardia. Y que le fue útil en... la batalla con el ente que estaba tratando de hacerse con el Templo.
Las palabras de Diana sólo hicieron que las dos mujeres presten más atención.
-Era un espectro creado por Ganondorf para tener su aspecto. – Ciela tomó la palabra. – Saria fue aprisionada por esa cosa. Y estaba muriendo para cuando Link llegó a hacerle frente. – el hada tomó aire. – Fui testigo de la batalla y decir que Link estuvo cerca de morir es poco. Esa cosa no sólo le lanzó ráfagas eléctricas, sino que le perforó el hombro con su lanza... admito que pensé que sería el fin. – Ciela parecía muy triste de decir ello. – No sé cómo lo hizo. Pero sacó fuerzas de la nada, logró recuperar terreno, inmovilizar a esa cosa y atravesarla con su espada, derrotándolo.
Selene sintió que ella misma se había puesto pálida. El sólo oírlo la hizo sentirse mal.
Pero ver como su hija estaba toda blanca, como un fantasma... que estaba temblando y que en cualquier segundo se venía abajo, la hizo actuar.
Logró tomar a su hija antes que las piernas le fallasen. Diana puso una silla para que Zelda se siente y la misma Princesa se llevó una mano a la frente.
Diana fue por agua, a la vez que Selene le decía algo a su hija.
-Zelda....
-Yo... Oh Diosas... no debí decirle que vaya. Sólo he hecho que...
-Princesa, si me lo permite. – Ciela voló hacia la chica. – No se sienta mal. Saria... Saria sabía que Link era así y aún con todos los años, jamás le borró ese impulso suyo de querer ayudar a quienes puede.
Zelda alzó la mirada, Diana llegando con el vaso con agua y dándoselo para que lo beba.
-Ella lo sabía...
-Desde el día en que llegó. Saria fue la única testigo, aparte de mí y el Gran Deku, que vimos a Link y la madre de este llegar al bosque. – Ciela recordó ese día. – la mujer estaba herida. De muerte... no sabemos cómo logró resistir tanto tiempo con esa herida. Pero pudo llegar ante el Gran Deku, que le dijo que él cuidaría al niño. Ella murió a los pocos segundos, logrando sólo decir el nombre del bebé. Que era Link...
Selene sintió que ahora ella era la que estaba enferma. Ella ya no tenía dudas de que Link era el hijo de Leon y Mari. Pero oír como su amiga llegó al bosque, herida de muerte, sólo para tener a su hijo a salvo...
Quiso llorar. Al menos ahora lo sabía, lo que le pasó.
-Saria cuidó al niño, sabiendo que era Hyliano, trató de que sea un Kokiri. Pero la sangre de Hyliano era fuerte. – Ciela rio. – Le gustaba subirse a los árboles y jugar, tanto que Saria casi pierde la cabeza. Además que le gustaba dormir mucho, y vaya que comía en demasía.
Selene pensó que eso era de Mari, ella era así.
-... Pero era amable y noble. De un corazón que no ves seguido. Valiente... Saria sabía que estaba mal, pero no pudo evitar los sentimientos que nacieron. Aún sabiendo que era imposible.
Y eso era Leon. Él será así... además de que también había dejado atrás muchos corazones rotos. Dado que él solo amó a Mari.
-Saria deseó que jamás llegara el día que Link se fuera. Pero era su destino, no era del bosque y se notaba en sus actitudes. Una vez le dije, que parecía un lobo. Noble, leal... pero lleno de energía y de deseos de ver que hay más allá. Que cuando llegó la hora, sólo pudo ser fuerte y despedirse de él. No saben cuánto lloró cuando eso pasó...
Nadie dijo nada. Se lo imaginan, más por como Ciela describe a Saria.
-Pero... ella creía el día en que se verían de nuevo. Sé que estuvo feliz de verlo una vez más, antes de hacer su labor como Sabia. Ahora mismo, sé que está preparándose para lo que será el momento de la Verdad. Y ella, como representante de los Kokiris y la Sabia del Bosque, jura que luchará al lado del Héroe del Tiempo y la Familia Real.
Selene sonrió, eso era lo que los calmaba.
-... Y nosotras agradecemos su ayuda. – Zelda asintió, ya más calmada. - ¿Qué piensas hacer Ciela? Dado que...
-Saria ya no me necesita. Mi labor se acabó, así que soy un hada libre. Me preguntaba si no les molesta que acompañe a Diana. Ella parece muy feliz a la idea.
Las dos miraron a la chica, quien se sonrojo al ver que...
-¿Qué? Siempre soñé con tener un hada. – La chica aclaró su garganta. – Es más, ella sabe mucho. Nos ayudaría, ha estado con Saria años y la Kokiri parecía siempre saber cuál era su papel en todo esto.
-Jejeje. Eres libre hacer lo que quieras Ciela.
-Gracias Majestad. – el hada dio gracias. – Ah, lo olvidaba. El Brote del Gran Deku desea hablar con ustedes.
Ese pedazo de noticia las sorprendió. Más cuando...
-Pero, ¿No es peligroso que...?
-Justo eso les quería decir. Ahora que recuperamos el Templo, la zona afectada por su poder es seguro. Ganondorf parece haber pedido interés en esa zona. No sólo ello, lo dejó de intentar de atacar. En nuestro camino, no vimos ningún enemigo.
A las palabras de Diana, las dos mujeres de la realeza se miraron. Era un movimiento arriesgado. Pero... si el Brote del Gran Deku les desea hablar, tiene que ser algo muy importante.
-... Partimos mañana. Creo que debemos de avisar a la gente de... las noticias.
-¿Dirás qué Link...?
-Merecen saber la verdad. Y también, sería bueno que haya gente que nos acompañe. Al menos para poder tener una relación estable... ya es hora que la gente empiece a conocer la verdad de su reino.
Zelda vio la verdad en las palabras de su madre. Ya era momento de dejar de ocultar las cosas. El pueblo merece saber... la verdad.
Son un reino donde la magia y las leyendas son reales. No deben de sentir vergüenza de ello.
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Las noticias de lo que había pasado y lo que se había logrado no se esperaron para todo el mundo. Era ya de conocimiento general que los Kokiris y las hadas existían, dada la presencia de Ciela.
Zelda comentó a todo el pueblo que la razón por la que la vegetación está volviendo, fue porque Link logró liberar al Bosque de la Fuerza maligna que lo apresaba. Que eso detenía el avance de los cultivos.
Era de esperarse que muchos no parecían convencidos, sobre todo los del ejército. Pero Zelda puso orden, su voz de mado callando a los revoltosos.
-Mañana partiremos mi madre y yo, con un pequeño grupo a ver a los Kokiris. Planear nuestro siguiente movimiento. Los que deseen venir, preséntense mañana en la salida del pueblo al alba. Es todo.
Zelda no dio tiempo para preguntas ni nada de eso. Todo era claro....
-¿Crees que sea cierto lo que la princesa dice? –Marín miró a Malon, quien estaba toda seria.
-... Dudo que mienta. Más cuando se trata de Link. – Malon soltó un suspiro. – Lo que no entiendo, es porque Link no ha regresado si dice que ya logró su misión.
-... ¿Estará herido?
-Ojalá que no sea así.
Malon juraba que si era así, la princesa se las verá con ella.
Por ahora, solo le quedó....
-Vamos a preparar cosas. No dejaré la oportunidad de ver como está Link.
Marín asintió, a la vez que pensaba que sería de todos modos algo divertido. Es decir, ¿Cada cuánto se tiene la oportunidad de ir a los bosques y ver si las leyendas son de verdad?
...
Por otro lado, podemos ver otra parte de lo que estaba pasando...
Una parte que no estaba feliz con lo que había oído.
-¿Lo dices en serio?
-Así es general. La misma Princesa lo ha dicho. Se ve que desea que el muchacho gane fama y prestigio. – El soldado dijo ello con calma.
-... No lo puedo creer. ¿Acaso están tan ciegos? – Blason se llevó una mano a la cara. – Es una estupidez.
-Si me lo permite, ella estaba segura. Tenía un hada y Diana corroboraba todo lo que había sido dicho.
Maldijo a su ex novia. Blason estaba seguro que ella lo haría solo para darle más problemas. De todos modos, él no iba a perder el tiempo en tonterías. Menos en hacer que esas dos tiren todo a la borda.
-.... Prepara unos pocos soldados. Puede que estén mal de la cabeza, pero son la Familia Real. Así que haremos lo que es nuestro trabajo. – el soldado asintió. – Y no lo olvides Zack, todo esto lo hacemos por el bien de Hyrule.
-Lo sé general. Ese chico que dice ser el Héroe, recibirá lo que se merece. Iré preparando a los soldados para cuando sea el momento.
Blason asintió, eso era lo que deseaba oír.
Tarde o temprano, es que las cosas encajarán en su lugar. De esa manera, nadie podrá duda de que él es el que merece ser el que tenga los méritos que ese chico parece querer tener.
Solo él, el que se ha esforzado cada día de su vida por este momento y por Zelda.
Hará que lo vean.
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En la noche, se puede ver como Zelda estaba poniendo sus cosas necesarias y unos vestidos para el viaje. No sabe cuanto durará la visita a los Kokiris, así que debe de estar lista para lo que sea.
-Se ve que estás esmerada. – Diana estaba sentada en la cama de la habitación, la chica estaba ahí para dormir.
Ella y su familia eran de los que estaban de acuerdo en lo que pasa, siendo su madre la que la va a acompañar, mientras que su padre se queda a ser el que regulas las cosas en el pueblo durante la ausencia de la reina y la princesa.
-.... Más de lo que crees. – Zelda no sabía como decirlo, pero algo en ella le decía que esto era solo el primero de varios pasos. – Pensar que algo bueno ha pasado tras tanto...
Zelda volvió con sus cosas, a la vez que pensaba en lo que pasaba. Pensaba en todas las posibilidades y también en lo que lleva esto.
-Dime una cosa Diana. – La muchacha alzó la vista. - ¿cómo estaba Link cuando...?
-... No muy bien, siendo sincera. – Las palabras de la chica no calmaron a Zelda. – Estaba lleno de heridas y con una perforación en el hombro. Lo tuvimos que cargar a una de las casas Kokiris para poder tratarlo. Navi llegó al pueblo desesperada para que lo ayuden. Estaba histérica....
Ella habría estado igual. Si con sólo imaginarlo se siente enferma, no quiere saber cómo sería si lo viera con sus propios ojos. Diosas, estaba segura que se moría ahí mismo de la angustia.
-Entiendo...
-Es... terco. Y valiente... - Zelda miró a su amiga, notando la sonrisa que tenía. – Sabes, a veces me gustaría estar en tus zapatos.
-¿Y eso por qué?
-Porque aún estando en el estado que estaba, dijo que debíamos de avisarte de que había pasado. Que te lo había prometido... deliraba. Pero tú eres lo único claro en su cabeza en esos momentos.
Zelda no supo que cara poner ni como sentirse. Era una sensación de extrañeza que no sentía seguido.
-Ya veo... a veces siento que me tiene demasiado aprecio.
-Devoción. Es casi como si él hubiera nacido solo para protegerte.
-No digas tonterías. – dijo la princesa, con la cara algo roja. – Solo hay que descansar. Mañana salimos al alba y no deseo tener que esperar a que te levantes.
-Que cruel. Para que lo sepas, yo puedo hacerlo sin problemas. A veces.
Zelda rodó los ojos, Ciela riendo de manera ligera. Pero al final, se fueron a dormir.
Siendo la princesa la primera en dejar que el mundo de los sueños la lleve.
Aunque no eran los que espero...
Era como si su mente la hubiera llevado con fuerza a otro lugar. Había llegado a lo que sería, sin duda alguna para ella, un bello lugar.
Era como una torre, pero a la vez, era como un monumento. Uno que no lograba reconocer con claridad.
Es más, ella misma se sentía maravillada de verlo. Pero a su vez, se le hacía familiar.
-¿Dónde está? – Fue lo que salió de su boca.
Agh, no otra vez. No había tenido estos suelos desde hace años. ¿Por qué ahora...?
-¡Link! ¡Link, vamos a clases! ¿Dónde está ese flojo?
Se sentía la frustración en su voz, pero a la vez... el cariño. No lo decía en serio, sino como una especie de juego de algún tipo.
Zelda siguió caminando. No sabia en dónde estaba, parecía ser... una enorme isla. Pero no estaba rodeada del mar. Eso era lo raro.
-¿Has visto a Link? – le hizo la pregunta a un animal, que a su vez volvió a dormir. – Entre dormilones se protegen. Por Hylia, Link... cuándo te encuentre.
Siguió su búsqueda, hasta llegar a la zona que parecía ser un pequeño parque. Y en la rama de uno de los árboles, es que lo vio.
-¡Ajá! ¡te encontré! – caminó a donde estaba el árbol. – Pensar que dormiría aquí. ¿Lo hizo toda la noche? No me sorprende, dormiría en un volcán si pudiera.
Por alguna razón, sentía que era posible.
Empezó a patear el árbol, sólo para que no haya respuesta. El muchacho seguía dormido y eso la hizo fruncir el ceño.
-Ya verá...
Se giró, tomó una roca pequeña con su mano. Sintió sus labios alzarse con malicia y sin dudarlo, lanzó la roca justo a la cabeza del chico no con fuerza, pero su bastando para que él...
-¡Woah! – Reaccione y se caiga de la rama. – Ow... ¿Qué demo...? ¿¡Zelda!?
Pudo verlo. Y jura era que parecido al Link que ella conoce. Sólo que habían claras diferencias. Una de ellas, era el color del cabello. Este tenía un cabello marrón muy claro, que podía pasar por rubio si lo ves a lo lejos. No sólo ello, su cabello era más corto, y era quizás un poco más alto.
Pero el resto era similar. Hasta los ojos azules, esos que en los que ella, jamás dirá en voz alta, se puede perder horas si pudiera.
-Buenos días dormilón. – Dijo ella con burla. – ¿Dormiste bien? – Oyó su gruñido de molestia y eso la hizo reír. - ¿Qué haces dormido aquí afuera?
-Oh. Me quedé viendo las estrellas. Sabes que me gustan como se ven desde aquí.
-Son las mismas de siempre... las estrellas no se mueven, es la luz que...
-Y luego preguntas porque te llaman cerebrito... ¡Ow! – Zelda le dio un golpe en la cabeza. - ¡Agresión!
Zelda le sacó la lengua, al menos la ella en el sueño. Y se sentía raro. Esos dos se hablaban como si hubieran sido amigos de toda la vida, a la vez que parecía que se daban ciertos dejes de cortejo. Nada claro, sutil... que ninguno lo entendía de verdad.
-Anda, hay que ir a clases.
-¿En serio? Zelda, sabes que no es necesario que vayamos dado que...
-Link, sabes lo importante que es...
-Solo necesito pasar el examen...
-¡El cual no has practicado en nada! – Zelda alzó la voz. – ¡El examen es la semana que viene! ¡y te la pasas por ahí de flojo, mirando a la nada! ¿¡No quieres aprobar!?
-Sabes que no es eso...
Zelda alzó las manos, como perdiendo la paciencia con este chico. Sentía que no era la primera ni la última vez.
Lo pasó a ver y... maldijo haberlo hecho. Era esa mirada, hasta esa es la misma con el Link que conoce. Esa que la hace no querer estar molesta más.
-... Ya. Puede que esté exagerando. – Sabía que cedería y verlo sonreír sólo hizo que su estómago dé un brinco. – Pero no vamos a faltar a clases.
-Aaaaww. – Era como un niño. En serio... ¿será así siempre? – Vamos, te puedes dar el lujo de faltar un día a clases.
Zelda jura que ella y la del sueño dieron un jadeo al oír tal blasfemia. ¡El sacrilegio! ¿Faltar a clases? ¿Ella...? ¡Jamás!
-No digas eso ni en broma. Sabes lo en serio que me tomo mis estudios. – Vio a Link rodar los ojos. – Anda, vamos... hay que... - oyó el sonido de la campana, que marcaba el inicio de las clases. Estaba tarde... - ¡Mi récord de puntualidad!
Sintió que le habían dado la peor noticia del mundo. Era el fin del mundo para ella...
-Es sólo un récord de puntualidad... - Hará que se arrepienta de haber dicho eso.
Y jura que él pensaba lo mismo, dado que ella lo pasó a ver. La mirada que debe de tener debe de ser tal, que el muchacho se asustó y dio unos pasos hacia atrás.
-... Te doy 3 segundos para correr. ¡1, 2, 3!
-¡Eso no es justo, Zelda!
Él empezó a correr, a la vez que ella lo seguía de cerca. Lista para castigarlo de alguna manera.
Y si bien sentía la molestia, también estaba la sensación de que... estaba feliz. Aún en medio de la persecución, ella estaba feliz. Cómo deseando que estos días jamás acaben.
Que él siempre esté con ella...
Y en la realidad, Zelda sonrió en medio del sueño. Un sueño que parecía bastar para que ella...
-Zelda, despierta... - oyó la voz de Diana tratar de levantarla.
-No... unos minutos más... - el sueño era agradable. Y mucho. Quiere seguir en él...
-Ya casi amanece. No me culpes si es que llegas tardes.
Eso hizo que la princesa se levante de golpe. ¡eso jamás! Puntualidad ante todo.
-Vale, me levanté. Sólo no vuelvas a jugar con eso.
-Jajaja. Aún no se cómo es que basta para que diga eso, para que te levantes. Eres toda una cerebrito Zelda.
La princesa rodó los ojos. Lo es, ¿Hay algún problema?
Se puso de pie de mala gana, murmurando cosas sobre malas amigas y demás. Vaya manera de empezar su mañana.
-Ah, lo olvidaba. Esa chica del Rancho Lon Lon, parece querer ir también. Ya sabes, Link...
Y eso bastó para que su mañana se vaya al traste. Genial...
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Zelda estaba segura que las Diosas de Hyrule la odian. O que de alguna manera, se divierten con su sufrimiento.
No tiene pruebas, pero tampoco dudas. Era como si su alma lo supiera. Estaba segura de ello...
De todos modos, ahora mismo ella estaba sobre un caballo, al lado de su madre. Siguiendo a Diana, quien era quien les indicaba el camino.
Ella pasó a ver al grupo de gente que los seguía. No eran muchos. La mayoría eran pequeños comerciantes y un médico, que era para que vea a Link. Además de Malon y su prima...
Aún recuerda la mirada que la granjera le dio. Cómo si dijera que si la pasó algo a Link, sería su culpa.
Y no puede negar que es verdad. Su algo le pasó a Link, sería su culpa. Ella lo sabe...
Pero suprimió ese miedo que tenía y sacudió la mente. Pensó que sería mejor mirar las praderas de Hyrule.
El ver cómo estas se habían vuelto algo más verdes y bellas, no se acercan a las que recuerda hace 7 años, pero es algo...
Ver que Link logró esto. No es que él lo haya intentado adrede. Pero de todos modos, el mundo debe de al menos saber quién estaba arriesgando su vida para que esto sea posible.
Es lo mínimo que se merece. Al menos eso cree ella.
Fijó su mirada en los soldados que los acompañan. No eran muchos, pero bastaban para una defensa si es que eran atacados.
Pero ella no lo veía necesario. Era como Ciela dijo, el ambiente aquí era diferente que al resto de Hyrule. Le recuerda al de antes... sin influencia de Ganondorf. Y vaya que era algo agradable. Las Diosas lo saben.
Pero al final, Zelda posaba siempre su mirada unos segundos en Blason. Quién vestía su armadura con orgullo, como queriendo mostrar a los presentes que él estaba ahí para protegerlos. Que nada más era necesario. Eso la quiso hacer rodar los ojos.
Parece que está compitiendo con alguien y eso era una ridiculez. ¿Por qué competir?
Negó con la cabeza, logrando al fin centrarse en lo que importa. Ver lo que era el bosque.
A esa vista, muchos se asustaron. Y ella no niega sentir lo mismo.
Todo el mundo sabía lo que pasaba en esos bosques si te pierdes. A su vez, es lo que significa lo que hace de lo más temible.
-Vamos, no nos pierdan de vista. ¿me oyen? No es broma.
Ver a Diana tan seria, era prueba inequívoca de que esto era serio. Muy serio.
Muchos de los presentes asintieron. A la vez que la chica le pidió a Ciela que los guíe. Y eso es lo que el hada hizo.
Zelda sintió que adentrarse al bosque, era una aventura que su yo de niña, le habría encantado. Pero ahora, sentía el peso de lo que un paso en falso puede generar.
El solo perderse, puede ser fatal. Sin salida... por ello era un lugar que nadie se atrevía a visitar.
Pero dejando ello de lado, Zelda vio a su madre y como ella estaba seria. Sin duda alguna, analizando lo que sus ojos captaban. Miró de reojo al resto de gente que la acompaña y estaban igual.
Nadie quería decir nada. Sólo se oía la voz de Ciela, la cual estaba dando avisos de manera constante para que nadie se pierda. Al menos eso le bastaba para saber que el hada era muy seria en el trabajo.
Tras los que parecían ser minutos, pero debieron de ser unas horas... Zelda divisó algo a lo lejos. Una entrada, un puente.
Con cuidado, los caballos pasaron el puente y cruzaron el umbral... al hacerlo, Zelda siente que un jadeo salió de su boca, así como del resto.
-Que las Diosas me amparen.
Fue lo que oyó decir a la madre de Diana, Beth. Pero a la vez, era lo que pensaba.
Los murmullos se oyeron. Todos hablando de la belleza del lugar. No sólo ello, de la vida que abundaba aquí.
Una vida que hace años habían dejado de ver. Y ella lo sabía, dado que estaba emocionada... ver tanta vegetación y la vitalidad del bosque era como un pequeño sueño.
-Zelda... - su madre la sacó de sus pensamientos. – Vamos.
Ella asintió, notando que su propia madre parecía estar conteniendo su emoción.
Bajaron de los caballos, para que en eso...
-¡Han llegado! – Fue el grito de alguien.
Todos vieron como Alice estaba yendo a ellos, siendo acompañada por una niña rubia con un hada.
La chica vestía ropas más livianas, a la vez que se le veía bien relajada. Parecía ni importarle la presencia de Blason, dado que fue con Zelda y Selene de inmediato.
-Majestades. Bienvenidas al Bosque Kokiri. – Alice dio una ligera reverencia. – Ella es Fado, nuestra guía.
-Hola~. – la niña sonrió de gran manera, se notaba ese aire de malicia infantil en sus ojos. Cómo lista para una broma o algo así. – Sean bienvenidos.
-Es un gusto estar aquí. – Selene dio el saludo de regreso. – este lugar es...
-Lo es, ¿no? – Alice asintió. – Hemos estado aquí unos días. Pero es un lugar cómodo para descansar. Sobre todo para Link, que ha estado descansando desde que salió del Templo.
-¿Está...?
-Bien. – Fado movió la mano, como pidiendo que no se preocupen. – Durmió varios días por la fiebre que le dio. La herida del hombro era letal y no ayudaba que aún habían rastros del veneno de la Skulltula en su cuerpo.
Zelda se asustó al oír ello. ¿Tan mal estuvo?
Jura que oyó el jadeo de Malon que parecía estar cerca de ella.
-Pero despertó hoy en la mañana. Recuperado. – Fado sonrió al decir ello. Y Zelda se alegró. – ahora mismo está practicando con esa espada suya allá arriba.
Señaló una zona que se puede llegar subiendo el camino, no sabiendo, o quizás si, lo que había hecho.
-... ¿Qué está qué...?
El tono de ultratumba que Zelda dio, bastó para que muchos se alejen de ella. Hasta su madre se sorprendió al oír ello. Fado se encogió de hombros.
-Practicando con la espada. Decía que no podía perder la forma o algo así. Ni idea de que hablaba.
Zelda tomó aire, se calmó y...
-Madre. Iré a ver a Link. Espero que no moleste que me desvíe un rato.
-Para nada. Adelante.
-Gracias Madre.
Selene vio a su hija irse. Empleando el tono formal que solo usa al estar molesta y deseosa de masacrar a alguien.
-... Eso fue cruel Fado. ¡Por eso eres mi favorita! – Alice abrazó a la niña, quien reía también.
-Jejejeje. Lo sé. Tenía deseos de ver a la persona que Link tanto menciona. – La niña miró a la reina, quien se aclaró la garganta. – Sígame majestad. Usted y los demás... haremos que se acomoden en el pueblo antes que nada.
-Gracias.
Selene soltó un suspiro. Parece que entre espíritus afines, hay amistad.
Ella ordenó que sigan a la niña, a la vez que Diana reía. Ya se imagina lo que está por pasar.
Pero a la vez, fijo su mirada en otro lado. Sobre todo en Blason, quién parecía estar listo para hacer algo que no sentía que fuera bueno. Y a Malon, que se veía molesta con ella misma... como reprimiéndose por no haber sido ella la que fue a ver a Link.
Quizás lo pensó, pero el segundo de duda bastó para que Zelda de mueva.
... Por eso dicen que el amor es una guerra... y no era necesario que sea sangrienta para que sea letal.
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En la zona superior del Bosque Kokiri, Link estaba agitando la Espada Maestra con habilidad. Tratando de no darle mucho esfuerzo al hombro herido, que era el derecho.
Navi se había quedado viendo cómo su protegido practicaba. Pareciera que la experiencia en el Templo lo ha hecho impulsar más sus habilidades.
Y no lo culpa. Si es cosa que casi lo mata era solo espectro con una pequeña porción del poder de Ganondorf...
Tenia que ser más fuerte. Eso es lo que él se decía. Y estaba haciéndolo. Ya que ella ve como poco a poco, las habilidades de Link mejoran.
-Deberías descansar Link. – Fue lo que el hada le dijo.
-No hay tiempo. Debo de estar en plena forma para el Templo que viene. – Link dio un corte con giro, logrando hacerlo más rápido que las veces anteriores. – Ese templo me abrió los ojos. No puedo desconcentrarme.
Navi podía ver un cambio en Link tras salir del Templo. Se le veía más centrado. Aún tenía su miedo y sus dudas, pero lograba dejarlas de lado pata poder seguir en lo que era su meta. Eso la alegra.
Aunque...
-De todos modos, debes de descansar. Aún con las pociones, no estás recuperado del todo. – Link volvió a dar un tajo. - ¿Imaginas que haría Zelda si te viera?
-Pues... no dudo de que me mataría.
Navi le dio la razón, estaba por decirle algo más... hasta que vio algo que la puso pálida. Oh no...
-Sabes Navi. Me alegra que Zelda se preocupe por mí. Pero siento que exagera...
-Link...
-Digo. No soy un caso perdido. Sé lo que hago. Ella es la que debería de relajarse un poco.
-Link.
-¡Ah, también podría dejar de fruncir el ceño cuando está molesta! Es gracioso....
-¡Link!
-¿Qué...? – se giró para ver a Navi, sólo para... - Ay Farore...
A unos metros de él estaba la misma Princesa de Hyrule. Y parecía haber oído todo lo que dijo, dado el tic en su ojo. No estaba feliz y la sonrisa falsa que le daba, sólo lo asustó más.
-Así que... soy exagerada, no sé relajarme... ¡Ah! Y frunzo mucho el ceño. ¿Hmmm?
-... Jajajaja. Sabes que lo digo con buenas intenciones. – Link tragó saliva, algo en él le decía que debía de huir mientras tuviera la oportunidad.
Pero Zelda no borraba esa sonrisa que le daba mala espina. Al contrario, parecía que se acentuaba más...
-... Y Dime, ¿Qué haces entrenando cuando deberías estar descansando? – Ahí si no tuvo respuesta. – Te doy tres segundos.
... Deja Vu. No sabe porque, pero siente que eso ya lo vivió...
-Zelda, espera....
-¡1, 2, 3!
-¡Eso no es justo!
Navi vio a Link correr a toda velocidad para que Zelda no lo alcance. Debe de admitir que la princesa es veloz.
Aunque espera que esos dos no se tarden tanto o hagan un escándalo...
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En la que era la casa más grande de los Kokiris, se puede ver a un variado grupo de estos, Modo parecía ser el que tomaba el rol de líder. Aunque no lo aparentaba.
-Sabemos que planear derrocar a Ganondorf.
-Así es. – para Selene, era raro tener que hablar con un niño sobre estas cosas. – Por eso, es que hemos venido.
-No podemos pelear. Matar está contra los principios que el Gran Árbol Deku nos enseñó.
Era de esperarse. Los Kokiris eran espíritus de la naturaleza. Muy arraigados a lo que eran esas creencia de que cada vida es valiosa. No esperaba guerreros, lo que deseaba, eran aliados.
Aunque veía a algunos de sus hombres no felices con ello. Sobre todo los soldados y Blason, que dijo algo por lo bajo.
Por la expresión que Diana dio, parece que fue algo fuerte y nada lindo.
De todos modos, ella simplemente se puso firme y...
-Aceptamos la ayuda que nos puedan dar. No importa que tan pequeña sea.
Mido miró a la reina y asintió.
-Saria lo habría querido así. Pensar que ella es la Sabia del Bosque. Es una sorpresa que aún me cuesta digerir.
-Entiendo eso muy bien. Por lo mismo, ella es necesaria para lo que se viene. Así como cada una de nuestras decisiones.
Era importante que no hagan movimientos en falso. Ella mejor que nadie lo sabe, lo que deben de hacer y evitar lo que Ganondorf puede usar en nuestra contra.
Los demás Kokiris parecían estar de acuerdo. Mido no dijo más, pero ella lo tomó con que era un signo de aprobación. Al final, la mujer solo esperó a que él diga algo más.
-El Brote del Árbol Deku ha estado esperando la llegada de usted y la Princesa. Dice que tiene algo importante que decirle a cada una. – Eso si era sorpresivo.
Antes que la reina pueda responder, fue que todos oyeron un grito de miedo y otro de rabia.
Rápidamente salieron a ver qué era, listos en caso de que sea un enemigo.
Sólo para ver una escena algo extraña...
-¡No huyas Link!
-¡Me vas a golpear! ¡Esa no es manera de tratar a un herido!
-¡Estarás más herido si es que no dejas de correr ahora!
Esa fue la amenaza de Zelda y ella parecía estar lista para cumplirla.
Ver cómo la Princesa de Hyrule corría tras el Héroe que los debía de salvar, gritando que se detenga y acepte su castigo que se tiene bien merecido, era algo que muchos jamás esperaron ver en sus vidas.
Muchos no sabían que cara poner al ver ello, ya que era de esperarse que las cosas sean algo extrañas para ellos. Pero esto se lleva el premio. Y mucho...
No sólo eso, Navi parecía gritar para que los dos se detengan. Que eran peor que niños. Pero ninguno le hacía caso. Sólo seguían en lo suyo y el hada estaba perdiendo la paciencia.
-¡No vayan por ahí!
El ver cómo Link corría por lo que era un puente que estaba sobre el riachuelo para tratar de perder a Zelda, es que la construcción, al no estar hecha para adultos, se rompió por el peso de ambos.
Verlos caer al agua, fue algo extraño. Más al ver a Zelda del agua y maldecir de que estaba fría.
Pero su mirada buscaba a Link, quien estaba solo a unos pasos de ella. Tratando escupir toda el agua que se tragó al caer de cara.
Ella se la lanzó encima y lo atrapó, justo antes de que él piense en huir. Y volvió a caer de cara, cuando ella lo atrapó de las piernas.
-¡Ajá! ¡Te tengo, ahora no te me vas a escapar Link!
Zelda sonrió triunfante, antes de empezar a escuchar la risa de alguien. Vio que era Link el que se estaba riendo, a la vez que ella lo fulminaba con la mirada.
Pero el escucharlo reír, sólo hizo que ella haga lo mismo. Su enojo inicial desapareció. Era algo extraño de ver. Pero no sé quejaba de ello. Para nada.
Navi los alcanzó, tratando de recuperar el aire. Y empezó a llamarles la atención, de que estaban siendo unos irresponsables. Que arreglen lo que rompieron y que al final, se sequen, ya que estaban empapados hasta los huesos.
La escena era muy peculiar, pero lo que nadie pasaba desapercibido era que esos dos parecían actuar más normal ante la presencia del otro.
-Esos dos son algo, ¿No? – Una Kokiri preguntó al aire, a lo que...
-No. No lo son. Sólo porque una es muy racional y el otro es denso. – Diana negó con la cabeza.
Y Zelda tenía el descaro de decir que no iba a pasar nada con Link mientras estén en esta guerra. Sí como no...
A muchos la escena era mucho, decía todo. Y a algunos no les gustaba.
Para Selene , era suficiente ver a su hija reír así. Y le daba igual lo que el resto del mundo piense o diga.
Para ella... ya era clara la elección de Zelda.
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En su castillo, Ganondorf estaba viendo lo que era las praderas que estaban a lo lejos.
Había sido capaz de sentir el cambio ligero en el ambiente. Una magia que luchaba contra la suya. No era poderosa. Pero bastaba para hacer que la poca energía y poder de control que tiene en ese lugar, se ves anulada.
-Con que ese es el niño. – Su mente no dejó de pensar en muchacho que peleó con su espectro. Y lo derrotó.
Pudo ver gran parte de la batalla, además de ver al muchacho.
Se le hizo familiar. Era el niño ese que vio hace 7 años, espiando por esa ventana. El mismo, que le dio una sensación de odio nato al sólo verlo.
Pero a su vez, estaba con la certeza de que ese niño era un problema que se puede resolver si es que él actúa. Si es que lo desea.
Y ahí estaba la cosa. No deseaba actuar. Al menos no ahora.
Quiere darle tiempo a ese chico para que se fortalezca. Además, si su intuición es verdad... ese chico puede ser uno de los dos que busca.
Pero, aunque siente la emoción de la idea de que puede hacerse al fin de otro trozo de la Trifuerza, también estaba la sensación de desprecio que tenía hacia el muchacho por simple naturaleza.
Era extraño... Era como si...
Su mente de repente, le mandó una imagen que casi lo hizo caer al suelo.
Todo era desde su perspectiva. Sentía un ardor en el pecho, como si le hubieran atravesado el corazón.
Sentía la incredulidad, la ira, el odio... así como admiración y respeto por el que estaba frente a él.
Alzó la mirada y vio que era un chico que vestía de verde, sus ojos lo miraban con determinación, sin miedo.
Estaba lleno de heridas, sean cortes y moretones, así como quemaduras... pero había salido vencedor. Lo sabía...
-Mortal... me impresionas. Peleas como ningún hombre o demonio, eres increíble. Pero no olvides esto... yo te maldigo. A ti y a tu amada... La maldición de los demonios. Quien herede el Espíritu del Héroe y la Sangre de la Diosa... enfrentarán a la encarnación de mi odio. Una y otra vez. ¡Nuestra lucha será eterna!
Rio como burlándose del destino al que había maldito el alma del muchacho. Pero este aún desafiante, le dijo una cosa...
-Que así sea. Te derrotare una y mil veces. Ese es mi juramento. – el chico lo apuntó con su arma. – Jamás ganarás.
Desafiante hasta el final. Y sólo pudo reír. Reír de que a pesar de todo, tenía un enemigo digno. Un rival al que enfrentar una y otra vez por los próximos eones.
Ganondorf volvió a la realidad, esta vez sudando como no lo había hecho nunca. Era como si su alma hubiera al fin recordado algo.
Y el Rey del Mal sonrió como nunca. Lo había encontrado, su enemigo eterno. Ese niño...
Parece que tiene algo por lo que esperar. Y estaba ansioso...
Alzó la mirada y vio a los lejos la Montaña de la Muerte. Estaba en constante estado de casi erupción...
Quizás no sería malo impulsar un poco las cosas. Para que el Héroe tenga una razón para ser más fuerte pronto.
¿Quién dice que uno no puede divertirse mientras conquista el mundo?
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