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Realidades dentro del Castillo

"Conocer a alguien en tan poco tiempo y sentir que lo conoces de toda la vida."

Anonimo

El castillo era quizás el lugar más seguro de todo el reino de Hyrule, pero un niño lo había traspasado. Eso puede decir mucho, pero lo más claro era que Zelda al ver sintió que lo había visto antes.

La niña se fijó en él, vestía ropas verdes, así como un sombrero algo raro. Llevaba una pequeña espada y un escudo de madera, lo que le daba un aire ligeramente diferente.

Pero la sensación de que lo había visto antes, estaba. Es más, ¿Por qué sus ojos le recuerdan al del hombre que vio en esa extraña visión?

-¿Quién eres? ¿Cómo has entrado? – logró salir de su estado de shock, a la vez que sonaba firme.

Link salió de sus pensamientos. El ver a la chica le hizo recordar a esa mujer que había visto en su visión. Sacudió la cabeza y...

-Ahm... mi nombre es Link y... Vengo del Bosque Kokiri. – el muchacho alzó el sombrero, mostrando su cabello rubio, dejando que un hada salga de su escondite. – ella es Navi, es...

-Un hada. – Zelda de inmediato pareció enlazar todo. – Y vienes del bosque. – ella caminó hacia su dirección, no despejando sus ojos de él. A lo que él se puso nervioso. – Dime, ¿Tienes la Piedra Espiritual del Bosque?

-¿La que...? – Link no entendió a que se refería.

-La piedra verde y brillante. – Ella lo miró como si fuera tonto.

-Oh. La Esmeralda Kokiri, sí. Acá lo tengo. – Link sacó de su alforja la piedra Espiritual y Zelda abrió los ojos con sorpresa.

Era él. Él debía de ser la persona de su visión. Pero... ¿Un niño como ella? Eso era algo extraño. Como una mala broma de las Diosas.

-¿Princesa...? – la voz del chico la sacó de sus pensamientos. - ¿Está...?

-¿Eh? Oh sí. Lamento eso, me quedé ida un rato. – Zelda sonrió con algo de pena. – Link, ¿no?

-Así es...

-Supongo que viniste aquí sabiendo algo. ¿Qué es lo que...?

-El Gran Árbol Deku me dijo lo que debía de saber para empezar, pero no todo. – Link bajo la mirada. – él murió y el bosque se quedó sin guardián.

La niña se tensó un poco, ¿Acaso...?

-Lamento oír ello. Sé que según las leyendas, el Gran Árbol Deku es el que se encarga de velar por el Bosque y sus criaturas. – Link asintió, le debía de dar la razón. – Pero debes de saber más ahora que estás aquí. Si eres tú el que vino, significa que eres la persona indicada.

-¿Indicada? – Zelda caminó hacia una banca que estaba en ese lugar, a la vez que ella se sentaba y le señalaba que se siente con ella. – No la entiendo Princesa. – él se sentó sin pensarlo dos veces.

-Link... desde hace varios días he tenido un sueño. Uno que me ha estado aquejando cada noche, en este una enorme y oscura nube cubría todo Hyrule, de repente un rayo de luz salía del bosque, atravesaba las nubes e iluminaba el suelo, la luz se transformó en una silueta con una piedra verde y brillante seguido por un hada. – Zelda lo miró y.... – Tengo la sensación de que eres tú.

-¿Yo? Pero, eso no puede ser. Digo, ¿Qué trata de decir ese sueño que ha tenido?

-Un poderoso mal acecha Hyrule. Y al parecer, tú eres clave en esto. Evitar que esa nube oscura consuma el reino.

Zelda pudo ver la incredulidad en los ojos de Link, parece que no le cree... ella soltó un suspiro. Lo imaginó.

-Debe de haber un error. Yo... no puedo ser esa persona. No soy especial para nada.

Pero fueron sus palabras lo que la sorprendieron más. Ya que él no creía la parte en la que decía que él era vital, aún así, creía en lo demás que le dijo.

-¿Me crees...?

-Claro que si. El Árbol Deku no me habría mandado hasta aquí solo para oír mentiras. Si usted dice eso, es verdad. Pero no me creo que yo sea la persona que dice ser en el sueño. Yo... no pude salvar al Árbol Deku, ¿cómo puede ser que ayude a toda una nación y a su gente?

Zelda lo observó bien. Él no creía en si mismo. Y eso la hizo entristecerse un poco, parece que la muerte del Gran Árbol lo dejó muy mal.

-Link, escucha. Sé que esto es mucho para procesar. Pero la verdad, es que tú puedes ser la única salvación de Hyrule. – sabe que lo dijo mal, pero no había otra manera de que... - Sé que es mucho para ti, pero necesito que me oigas. ¿Si?

Link la miró y pudo ver en los ojos de ella algo que no esperó. Un deje de desesperación de que la oiga y le crea.

Asintió, dado que no puede sólo irse y hacer que todo lo que ha pasado es nada. Debe al menos oír lo que ella dice.

-Gracias Link. Lo que voy a contarte es el secreto mejor guardado de la Familia Real de Hyrule. Es sobre el Reino Sagrado. – Tenía relación con lo que el Gran Deku había dicho en el pasado. – esto no lo puede saber nadie más Link. Prométeme que no lo dirás a nadie.

-Lo prometo. – Link vio la ligera sonrisa en el rostro de la princesa y pensó que en verdad le quedaba esa expresión.

-El relato es este... Las Tres Diosas ocultaron la Trifuerza que encerraba el poder de los dioses en algún lugar de Hyrule. Es un poder capaz de conceder un deseo a quien tenga la Trifuerza en sus manos. Si una persona de corazón puro pide un deseo, llevara a Hyrule a una próspera edad de oro. Si a alguien malvado se le concede su deseo, el mundo se sumirá en el caos... Eso es lo que cuenta la leyenda. Por esos, los antiguos sabios edificaron el Templo del Tiempo para proteger la Trifuerza frente a la oscuridad.

Al terminar el relato, Link comprendió que este era una continuación del relato que le dijo el Gran Deku. Si era verdad lo que ella le decía, significa que ese sujeto es el responsable. Si el Árbol lo dijo, era por algo, ¿no?

-En uno de los lugares en la Ciudadela se encuentra el Templo del Tiempo que a su vez se dice que sirve como la entrada al Reino Sagrado desde nuestro mundo y la entrada está sellada por la Puerta del Tiempo, que según las leyendas, fue usada por el Héroe elegido por las Diosas para salvar al mundo del demonio que trato de destruirlo.... Y según esas mismas leyendas solo con las tres Piedras Espirituales la puerta se abrirá y para ello necesitas una cosa más, el tesoro de la Familia Real.... La Ocarina del Tiempo.

Ella lo miró con tal seriedad que le hizo pensar que ella parecía ver cual era su respuesta. Y si bien todo suena a locura, le cree. Le cree en su totalidad.

-Le creo Princesa. – La niña suspiró aliviada al oír ello.

-Qué bien. Pensé que sería como el resto y que no... - Zelda negó con la cabeza, se levantó de la banca y camino hacia la ventana en la que había estado antes. - Veras Link... mis sueños comenzaron desde la llegada de una persona al reino y que creo que representan a esa negra nube.... ¡Ese hombre de ahí es la maldad que mis sueños me advierten! – la joven gritó de rabia al ver a ese sujeto.

Link notaba que no era solo un odio nato que siente hacia ese sujeto, sino también lo que parecía ser... un miedo, pero que nace de su alma. Como si supiera que puede hacer y eso la espantaba.

Ella miraba por la ventana con una sensación rara. ¿Este chico le creerá si le dice lo que estaba pensando?

-... Sé que es una locura, pero... Mejor será que mires. Ahí esta.

Link se acercó a la ventana con Navi a su lado, al hacerlo se quedó helado al verlo....

Era él, el tipo en sus sueños. Era imposible olvidarlo.... esa armadura negra y esos ojos amarillos, no había duda....

Pero ¿Acaso su sueño era una premonición? El hombre se arrodilló ante algo o alguien....

-Ahora mismo tiene una audiencia con mi padre.... su nombre es Ganondorf y es el rey de los Gerudo, una tribu de ladronas en el desierto. - Link recordó que el Gran Deku le dijo que quien lo maldijo provenía del desierto.... - Según él vino a hacer una alianza con Hyrule y jurarle lealtad a mi padre.... pero yo no le creo.

El susodicho volteó la mirada y al hacerlo tanto él y Link cruzaron miradas....

Al hacerlo, sintió como una imagen vino a su mente. Era una que le daría la pesadilla a cualquiera, pero a su vez... le era familiar. Era un ser de maldad pura y cabello como el fuego.

-¡No olvides mi maldición a ti y tu estirpe, Héroe!

Link dio un salto de pavor. Zelda al ver ello, se sorprendió. ¿Qué le había pasado?

-¿Estás bien? – Verlo tan asustado, le hizo pensar que quizás...

-Si... Solo me vio. Es todo. – El niño no le dijo toda la verdad, pero sabe que... se limpió el sudor de la frente, no entendía porque, pero algo en su interior le decía que no debía acercarse a ese tipo...

-Entiendo. No te preocupes. De seguro pensara que eres un niño que vino a jugar conmigo. – Zelda se alejó de la ventana y él la siguió. – Mi padre... él no quiere oírme, y muchas otras personas han quedado encantas con él. Su modo de ser y el carisma que parece mostrar, muchos dicen que puede ser un fuerte aliado al Reino.

-Pero... ¿Qué es lo que podemos hacer? – Link preguntó al no estar seguro de que hacer.

Y el ver la expresión de sorpresa de Zelda, pensó que quizás se fue de boca y no debió de decir eso...

-¿Me crees?

-Ese sujeto mandó algo a matar al Gran Deku y lo logró. Y algo en mí me dice que... Es un ser de temer. No lo sé, es instinto. – Link sintió su mano temblar al decir ello, como si un reflejo que no sabía que tenía, estuviera ahí.

Al final, Link sabe que no importa lo que pase, debe de... hacer esto y no se puede retractar. De ninguna manera. Ya ha llegado muy lejos.

Aunque cuando vio la sonrisa agradecida de la princesa, no sabe porque se le vino la expresión de esa mujer.

-Gracias. Yo.. nadie me ha creído. Ni mi padre, ni mi madre, que aun desconfiando de él, no dice mucho por el respeto que le tiene a mi padre. Yo... Yo sé que está mal que esté haciendo esto a espalda de ellos, pero quiero hacer algo. Ese sujeto, su mera presencia me da un escalofrío que...

-Es como si el hielo tocara tu alma. Lo sé. – Link lo sentía así, y eso era lo que le daba miedo. Mucho miedo.

Zelda por su lado se quedó viendo al niño que tenía frente a ella. Se notaba de lejos que no sabía del decoro o de lo que son cosas básicas al tratar con la realeza. Pero sentía que podía hablar de manera abierta con él. No había una segunda intención o algo más en él. Lo dice porque lo cree.

-Si... Así es. – Zelda miró el cielo. – No me importa que mi padre no me crea, ¡Yo percibo las malas intenciones de ese hombre!

Link asintió... él también. Ahora sabe que...

-Lo que Ganondorf busca no es otra cosa que la Trifuerza del Reino Sagrado, es por eso que vino a Hyrule... - Zelda cruzó sus manos...- Y por eso ha venido a conquistar el reino... No ¡Al mundo entero! - Zelda miró al chico con ya lo que era suplica, algo que lo hizo sentir que....- Link por favor... somos los únicos que podemos proteger a Hyrule..... por favor...

-... Princesa, no me debe de rogar nada. – el niño la miró con una pequeña sonrisa. – Le creo y si hay una manera de detener a ese sujeto, cuente conmigo.

-¿¡Qué!? – Navi, quien había estado en silencio todo el rato, miró al chico como si estuviera loca. - ¿¡Que estás diciendo!? ¿¡Vas a aceptar algo así como si nada!?

Zelda miró por primera vez al hada, lo que la hizo pensar que era justo como se dice que hay en el Bosque. Pero no sabe el porque de su reacción.

-Navi, no debes de decirlo así...

-¿¡Has olvidado la última vez que hiciste algo sin pensar!? ¡Casi mueres en el interior del Gran Deku por esa cosa que ese tipo mandó!

La Princesa miró al chico con un deje de horror. ¿Era verdad?

El ver como él estaba callado y aceptando lo que pasaba, solo la hizo ver que era así. ¿Qué fue lo que pasó? Es más, ¿Qué era lo que vivió?

-Solo fue un rasguño.

-Uno que te abrió el hombro, a la vez que te dejó marca. ¿O lo olvidas?

-¿Qué está diciendo?

-Oh nada... Navi es solo una exagerada. – Link sonrió con algo de nervios. – Solo sigamos con...

-Muéstrame el hombro. – Zelda lo dijo con un tono que no sabía que tenía.

-Princesa, no creo que...

-Ahora.

Link se tensó al oírla. Algo en él, como un instinto primario en su alma que le decía que obedezca o estaba muerto... o peor.

Alzo el brazo derecho y remangó la manga, mostrando la herida que recibió en ese lugar.

Zelda jadeó de la sorpresa al ver ello, era un corte muy profundo. Había marca, una cicatriz. Lo pasó a ver, notando que él no la miraba. Pasó a ver a Navi.

-¿Qué se lo hizo?

-Una Reina Gohma.

-Hada traidora... - Link miró a su amiga con horror. ¿Qué es este impulso de querer venderlo a los lobos? En este caso, la misma princesa de todo Hyrule.

-No es traición preocuparme por mi protegido. – Esa era una verdad que Navi no iba a dejar que olvide.

-... Pero...

Zelda no prestó atención a la discusión que iban a tener. Solo miraba la herida y lo profunda que era, hasta veía que no había cerrado bien. Aun veía una zona roja. Es posible una infección si es que...

-Ven. – ella tomó su mano y lo llevó a otro lado.

-¿A dónde vamos? – Link se dejó llevar, a la vez que Navi los seguía.

-A tratar esa herida tuya. No dejaré que estés así, si es que harás lo que te pediré.

-Pero yo... - Link cerró la boca de inmediato al ver la mirada afilada de la princesa. – Como ordene princesa...

La niña asintió satisfecha, a la vez que Navi pensaba que era increíble la mano dura que debe de tener la princesa para hacer que alguien como Link se quede en silencio. Le daba algo de envidia.

Sin que ninguno lo haya notado, Impa había estado observando todo desde las sombras y su mirada se centró en el niño...

-¿Será él acaso el...? – Volvió a las sombras, no debe de perder de vista a la princesa y a su invitado inesperado.

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En el interior del castillo, Daphnes estaba oyendo las palabras de Ganondorf, quien le estaba dando una idea que puede ayudar en lo era una obra para mejorar lo que sería la técnica de regadío para todo el reino.

-Me impresiona Lord Ganondorf. Sus conocimientos son algo que cualquiera puede envidiar. – Lo dijo con un tono que mostraba su sorpresa y quizás algo de aprecio por lo que estaba haciendo.

-Su Majestad, solo es conocimiento que adquirí para poder ayudar a mi pueblo. No es la gran cosa. – El Rey Gerudo se mostraba humilde. – Por cierto, no he visto a su esposa el día de hoy.

-Ella está en otros asuntos. El Reino es grande, así que nos separamos trabajos.

-Entiendo. Debe de confiar mucho en ella. – El Gerudo trató de hacer otro tipo de conversación.

-Lo hago. Gracias a ella, la necesidad de un nuevo Concejo no ha sido necesario en mi reinado.

-¿Es cierto que el Concejo anterior solo hizo que la Guerra Civil se extienda cuando todo pudo acabar más pronto?

Parece que hasta eso llega a tierras lejanas. Daphnes asintió con pesar. Más por todo lo que esa guerra llevó a su reino y a su vida.

-Es verdad. Pero a su vez, creo que es la razón por la que muchas coas más pasaron. No soy ajeno a las falencias de mi propio reino. El reinado de mi padre y abuelo, no fueron los mejores. Ellos hicieron que las razas que habitan Hyrule se separen. Solo fue bajo mi reino, que logre hacer que estas se unan a nosotros.

-Admirable. Se nota que es un Rey que vela por su pueblo. – Daphnes sonrió al oír ello. – Por cierto, también tengo entendido de que su tierra es muy rica en Leyendas y folklore.

-Oh, si. Eso también. No les prestó atención, a decir verdad.

-¿No lo hace? ¿Puedo preguntar por qué? – Ganondorf preguntó con un tono de interés.

-Porque no creo en tales cosas como elegidos por Diosas que no existen. O leyendas de un poder que lo puede hacer todo. Son algo que alguien de mi familia creó en el pasado para así poder poner fuerza en su poder. – Daphnes no le veía el sentido a esas leyendas. – Yo no creo en que un hombre con espada en mano, pueda salvar un reino.

-Ah, habla de los Héroes Legendarios que aparecen en las Leyendas que aquí se mencionan. ¿verdad? – Ganondorf asintió. – Oí de ello, a la vez que oí de otras leyendas. Pero veo que no les interesa y debe de saber nada de ellas.

-Así es. Prefiero centrarme en algo más realista. Y eso es el reino y su gente.

El Rey Gerudo asintió, a la vez que hacía una reverencia para poder irse. Dijo que deseaba seguir visitando otras zonas de la Ciudadela y si era posible, ir a otro lado del Reino si era posible.

-Por supuesto, no le veo el problema. ¿A que lugar tiene planeado ir? – Daphnes preguntó con sumo interés y..

-Tengo interés en el que llaman el Lago Hylia.

Tras esas palabras, el Rey Gerudo se retiró dando una reverencia más. A la vez que pensaba que este sujeto era un verdadero inútil.

Ya fuera del salón del trono, se dijo a su mismo varias cosas...

-Rey idiota. Parece que no lograré nada acercándome a él. No sabe nada de las Leyendas y eso no es bueno para mí. Tenemos que hacernos de esas piedras. Ya le di una advertencia a esos Gorons, si es que desean comer y mate al que era el mensajero que mandaron para que el Rey los ayude. – Ganondorf sonrió. Era hora de ver a esos Zoras.

Pero a su vez, su mente vino ese niño que miró. No sabe porque, pero al verlo sintió una rabia sin igual, una que... parecía ser muy antigua.

Mejor se olvidaba de eso. Debe de seguir con la fachada de tipo noble para poder seguirse haciendo con información y averiguar cómo llegar al Reino Sagrado.

Nada ni nadie lo iba a detener. Nada.

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En otro lado, Zelda miró por la esquina del pasillo para ver que no venía nadie. Al ver ello, supo que pueden avanzar y que debían de ser muy rápidos. Puede pasar alguien en cualquier segundo y no estaba para tener que explicar porque tenía a un niño agarrado de la muñeca.

-Ven. – Lo jaló para que no perder más tiempo.

Si bien Link estaba algo fastidiado de lo que le estaban haciendo pasar, debe de admitir que el castillo es más que asombroso. Era todo lo diferente que a lo que estaba acostumbrado de ver. Obvio, había crecido en un bosque, estos lujos eran algo que él jamás iba a tener.

Cuando los dos llegaron a una puerta, Zelda la abrió y lo hizo pasar. Ya adentro...

-Listo, espera aquí. Iré por unas medicinas y unos vendajes. No te muevas. – Ella volvió a la puerta, lista para irse.

-Ahm.. ¿Dónde estoy? – Fue la pregunta de Link y ella solo dijo..

-Mi habitación.

Tras decir ello, salió del lugar. Dejando a Link y Navi solos... Hasta que el niño cayó en cuenta de donde estaba y se mostró muy nervioso. Esto no era bueno... para nada. Ahora se siente presionado por una razón.

-... ¿Crees que haya sido una buena idea que me haya dejado aquí?

-No tengo idea. – Navi no sabía que responderle al muchacho, a la vez que... - Por cierto Link. ¿De verdad harás lo que...?

-... Siento que es lo correcto... y..

-¿Y? – El hada le instigó que siga y no la deje en ascuas.

-... Siento que no puedo solo darme la vuelta y dejarla sola.

Link no sabía porque, pero un instinto nació en él al ver como ella le rogaba que lo ayude. Que no desea que ella sufra... No sabe que es, pero no lo quiere ni pensar.

Sólo dejará que siga, dado que lo siente correcto.

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La Princesa Zelda por su lado, estaba buscando lo que era el botiquín que sabe que está aquí. En esta habitación.

Al ser un enorme castillo, se designó que haya al menos uno botiquín en cada zona de este. Era lo mejor, pero no lo hallaba. Y eso estaba empezando a ser exasperante.

-¿Dónde puede estar...?

-¿Busca esto?

La voz de Impa la hizo pasar a verla. La mujer tenía en sus manos lo que era el pequeño maletín que tenía lo que ella quería.

-Si. Gracias Impa... ¿¡Impa!? – Recién cae en cuenta de con quién hablaba. - ¿¡Desde cuándo...!?

-Desde el inicio. No olvide que yo soy su Sombra, princesa. – la mujer sonrió al ver la cara de la niña. – Sé para que lo quiere.

-... Está herido. Al menos deseo tratar esa herida. – Zelda desvió la mirada. – No puedo creer que las Diosas eligieran a un niño para esto...

-Pues, usted también es una niña y no veo que se queje. ¿Cuál puede ser la diferencia con este chico?

Zelda no dijo nada. Sólo se quedó en silencio, mientras pensaba en lo mucho Impa tenía de razón. Quizás era porque una parte de ella dudaba que él, un niño, sea capaz de esta labor.

Pero quiere darle el beneficio de la duda. Al menos eso.

-Creo que me vendría también unos vendajes para su brazo.

-Me parece bien. Aunque yo tengo una pregunta. – Zelda recibió el maletín de la mujer y la pasó a ver cuándo dijo eso. - ¿Está segura que es seguro haber dejado al niño en su habitación, sólo?

Zelda no le vio el problema. Después de todo, duda que alguien lo vaya a encontrar en su habitación... su habitación... Ooooh.

-¡Eeep!

Zelda cayó en cuenta de lo que había hecho y salió corriendo rápido a su habitación, con Impa yendo tras ella.

La niña estaba pensando en varias cosas, varios escenarios... pero todos iban a él hurgando entre sus cosas o viendo algo vergonzoso... o robando algo.

Se sintió tonta, ¿Cómo pudo dejar a un completo extraño en su habitación? Que le crea o no en relación a la situación de Ganondorf, no lo hace correcto y mucho menos lo hace ideal.

Corrió y corrió, llegó a su puerta preparándose mentalmente para cualquier escenario en su cabeza . Impa llegó con ella y la niña abrió la puerta con rapidez, lista para...

-Oh. Que bien que llegas. Me estaba aburriendo. – Navi la recibió, a la vez que... - Oh... ¿Y ella es...?

Navi se dio cuenta de la presencia de Impa, quien asintió ante la mirada impactada del hada.

Zelda lo dejó de lado, buscó a Link con la mirada y se sorprendió al verlo... dormir con la cabeza recostada en su cama.

Tanto la princesa cómo la Sheikah se quedaron sorprendidas. Eso era lo último que esperaba que hiciera. Pero esto era algo que él hiciera.

-Está dormido....

-Lo está. – Navi asintió a las palabras de Zelda. – No ha dormido bien desde que nos fuimos del Bosque. Las praderas de Hyrule no son tan seguras como lo pensé.

-Minuto. – Impa interrumpió al hada, dado que... - ¿han venido desde el bosque hasta aquí, a pie? Esos son 4 días si es que no descansan.

Zelda se sorprendió al oír ello, a la vez que Navi negaba.

-Solo vivimos a pie dos días, en la mañana de hoy nos encontramos con un mercader que venía a vender sus productos y nos trajo hasta aquí. Pero... - Navi miró a Link. – El pobre Link no ha dormido bien desde el susto que se dio con esos Stalfos.

-¿Stalfos?

-Son la forma que adquiere la gente que se pierde en el bosque perdido. – Impa respondió la duda de la princesa. – en la noche, salen en la pradera para... bueno, debe de ya imaginarlo. Atacan a la gente que está en el camino de la noche.

La princesa recordó haber leído algo sobre esos seres. Seres que se perdieron en esos bosques y que ahora vagan por ahí, en pena. ¿en serio había de esas cosas en la Pradera de Hyrule?

-¿Y se encontraron con uno?

-Si. Link se despertó de golpe al sentir que algo se nos acercaba. Decir que fue un susto de muerte es quedarse poco, no volvió a dormir toda la noche por el miedo.

¿Miedo? Pero se supone que...

-Entendible. Los Stalfos pueden dar pavor a los que lo ven por primera vez. – Impa recuerda cuando vio uno al ser tan joven. Es una experiencia que no olvidas, aunque hay algunos seres que son peores.

-Aja. Le dije que si quería volver al Bosque, dado que no estaba dejando de temblar. Pero él se negó, dijo que no podía fallar a su palabra. Así que solo se quedó despierto un rato más, antes de volver a dormir. Pero no es lo mismo dormir estando consciente de que debes estar alerta por el peligro, que hacerlo para descansar en su totalidad.

Zelda miró al niño y se le veía tan calmado dormido. Era como si no tuviera ninguna preocupación. ¿Sería así?

-Impa, ponlo en mi cama.

-¿Princesa?

-No dejaré que duerma en esa posición y se pueda lastimar. Sólo hazlo, le atenderé su herida.

Impa no supo que decir. Una cosa era que la misma Princesa deje entrar a un extraño a su habitación, pero otra era dejar que pueda usar su cama.

Ella simplemente asintió, dejando de lado la duda que nació y...

Tomó al niño en brazos y lo coloco con suavidad en la cama. Pudo ver qué el niño sin duda estaba... cansado. Y parecía que...

-¿Cuándo fue la última vez que comió? – le preguntó a Navi, quien...

-Comida en si, hace unos dos días. Ha estado comiendo solo frutas desde que salimos del Bosque, ya que era lo más fácil de llevar.

Eso no era bueno, necesitaba más que solo frutas para poder estar fuerte para lo que se le viene.

-Princesa, iré por algo de comida para el muchacho. ¿Desea algo?

-Me gustaría un emparedado de ser posible...

-¿Lo de siempre?

-Por favor.

Impa sonrió al ver que la princesa no cambiaba en lo que le gustaba. Salió de la habitación en silencio, dejando a la niña sola con el Niño y el Hada.

-Gracias por querer tratarlo. Es muy terco, que deja que estás cosas no le afecten.

-¿No trató su herida cómo se debe? – Zelda sacaba las cosas del maletín, mientras veía que podía usar.

-Solo de manera superficial. Una vez dejó de sangrar, se dejó de preocupar. Y eso que aún no habíamos acabado de pelear con esa cosa. Ella solo hizo que la herida se reabra.

Zelda asintió con algo de tristeza. Tomó un poco de algodón y alcohol para poder hacer lo que debe.

-¿Cuántos años tiene? Sé que para un Kokiri es...

-10. Puede que los Kokiris no crezcan, pero cuentan sus años de vida de la misma manera que los Hylianos. – Navi le respondió al ver a dónde iba. – Sé que es difícil de creer, pero es la verdad.

-Te creo... Navi, ¿verdad? – el hada asintió. – sólo que me es increíble que, a su edad, haya pasado por eso y haya venido hasta aquí. Sin saber que le esperaba. Además, el mismo dice que desea ayudarme. Yo... la verdad, no sé ni qué decir.

-Es natural, Link no es como uno lo esperaría. Hasta yo tuve una impresión inicial de él que no difería de la de usted.

Zelda se sonrojo al oír ello. ¿Era obvio...?

-Yo...

-Sé que dudó de Link al verlo, de que si él en verdad la persona que sus sueños profetizan. Pues le aseguro que lo es y más. Puede que sea un niño del bosque y sin el decoro de la gente de la ciudad o demás, pero le aseguro que no hallará a alguien más transparente y real que él.

Zelda no sabe si debe de tomar las palabras de Navi como un consejo o un regalo muy bien escondido. Pero no importaba. Ella sabe que... se debe de quitar eso de la mente al inicio. Dejó que sus pensamientos le nublen el juicio.

Asintió sin decir más. Empañó el algodón con el alcohol y lo acercó a la herida que él tenía. Y una vez hubo contacto, vio como él se quejaba sólo un poco.

Se detuvo al oír eso, sólo para seguir al ver que era una reacción normal. Debe de arderle la herida y él no la había tratado como se debía.

La princesa siguió con su labor, mientras que Navi seguía viendo todo en silencio. Le gustaría poder hacer más por el niño, pero sabe que por su tamaño no era posible. Así que lo mejor era dejarle esto a la Princesa, que lo trate y cure.

Zelda estuvo haciendo esto por lo menos unos cuantos minutos. No era algo tan laborioso, a la vez que...

-Ya está más tranquilo. Y la herida parece bien. No se infectó ni nada, gracias a Nayru. – las palabras de Zelda hicieron que Navi se calme un poco. Eso era bueno.

-Gracias Princesa. La verdad, me gustaría ahorrarle heridas a Link. Pero por lo que he visto, está decidido a hacer esto... ayudarla para salvar el Reino.

-¿Por eso es que hablaste de su herida? – Navi asintió.

-Él no ha tenido un descanso de verdad desde que lo conocí hace 3 días. Si, durmió un poco tras acabar con esa cosa y hacerse de la Esmeralda, pero fue más obligación que nada. Estaba dispuesto a irse cómo estaba, herido y cansado.

Zelda no supo que decir. ¿Se quería ir en ese estado? Este niño era tonto y terco. Y por alguna razón, siente que eso será así siempre.

Alzó el brazo de él y empezó a venderlo, a la vez que pensaba en si era correcto pedirle que haga lo que tiene en mente.

Una vez terminó de poner el vendaje, es que se dio el lujo de soltar un suspiro. Uno que la hizo ver que lo tensa que había estado.

Zelda se quitó la tela que cubría su cabello, dejando que este sea visible al hada, que se sorprendió al ver el rubio de este. Era en verdad muy lindo. Además de que los ojos de la princesa eran azules, lo que la hizo ver que la princesa en unos años, será una belleza que muchos envidiarán y desearán.

-Ngh... - Ambas en eso, oyeron como Link pareció empezar a despertar. - ¿dónde...?

-Hey. Al fin despiertas. – Navi voló cerca de su cara. – quedarte dormido en la habitación de la princesa es una cosa, pero que ella te deje usar su cama... debes de ser agradecido con ella, Link.

El Niño miró al hada sin entender que demonios estaba hablando. Hasta que cayó en cuenta de varias cosas. Y eso lo hizo despertar en su totalidad.

Que se quedó dormido en la habitación de la princesa mientras la esperaba.

Y que ella lo dejo dormir en su cama.

Y eso no era permisible. Estaba faltándole el respeto, por lo que puede entender.

-¡Perdóneme princesa! – Fueron las palabras de Link, quien trató de levantarse de la cama, pero la mano de la niña lo detuvo.

Él la pasó a ver y notó que ya no estaba usando esa tela en la cabeza que cubría su cabello.

El verla como debía de ser, lo hizo contener el aliento. Quizás con esa tela le daba un aire más de realeza, pero sin este... era más impactante.

-Link, no me molesta que duermas en mi cama. Te lo has ganado. Navi me contó de tu travesía y lo que han pasado para llegar aquí. Debo de decirlo, me sorprende que no te hayas desmayado hace tiempo.

-... Tenía que cumplir mi promesa. Y tampoco es que hubiera podido volver al Bosque y ya... no volveré jamás.

Zelda lo miró con mucha duda. ¿Qué es lo que trata de decir?

-... Puede que el bosque Kokiri sea un lugar seguro para muchos. Pero para mí, no es un lugar que desee volver a pasar mi vida ahí. No es mi hogar...

Podía ver algo de tristeza en los ojos de Link. Y algo en ella le impulsaba a que... lo ayude. Le de ese oído que necesita.

-¿Me puedes decir que...?

-Despertó, que bueno. – la puerta se había abierto e Impa ya estaba de vuelta. Además de que traía con ella una bandeja. – pedí que me dieran extra, dado que creen que comeré con usted alteza.

-Lamento que me hayas hecho el favor Impa. – Zelda siguió sin dejar de mostrar su personalidad de princesa, aunque Impa esté aquí, no estaba sola. – Link, ¿Deseas comer?

-... ¿Puedo...? – Se veía que estaba hambriento, al menos dos lo entiende por la manera en que estaba viendo los emparedados. – No quisiera...

-Link, come por favor. Y no te preocupes por los modales, eres libre de comer como se te sea más sencillo.

Zelda le sonrió con calma, a lo que él asintió varias veces. Y una vez Impa le dio su plato, es que tomó uno de los emparedados y lo empezó a comer con rapidez y con falta de decoro.

Y eso, a ella parecía darle igual. Hasta lo vio como divertido por como reía al verlo comer.

Navi negaba con la cabeza, a la vez que sentía que debía de enseñarle modales.

Impa estaba impresionada, hace años que no ve a alguien comer de ese modo. No desde Mari, quien comía de ese modo cuando nadie la veía...

-Espero que la comida sea de tu agrado.

-¡Lo es! – Link no estaba dejando de comer. - ¡Es lo mejor que he comido!

-Me alegra. – Zelda estaba comiendo a su ritmo. – Impa, ¿Segura que no...?

-Ya comí algo alteza. – La mujer le dio a Navi una galleta, para que el hada coma. – esto es para ustedes.

-Muchas gracias... Ahm... - Link entró en cuenta de que no conocía a la mujer.

-Impa de los Sheikah, un gusto pequeño. Debo de decir que tienes muchas agallas para lo que has hecho.

-Ahm... - Link parecía algo asustado.

-Jaja. Calma, no estoy aquí para echarte. Al igual que la princesa, creo que Ganondorf está planeando algo. Y aunque estoy yendo contra las órdenes de sus majestades, sé que esto es lo correcto.

Link asintió sin entender del todo lo que ella le estaba diciendo. Pero le quitó importancia... si ella dice que estaba del lado de la Princesa, perfecto.

-Link. – ella lo llamó y él pasó a verla. – tengo que decirte que lo que voy a pedirte es algo duro. ¿seguro de que deseas...?

-Si. No podría estar tranquilo su es que dejo que lo que le pasó al Gran Árbol Deku, le suceda a alguien más. – Zelda notó la mirada del muchacho, estaba dolido y parecía que no lo había podido dejar ir. – Lo haré. Dígame qué debo de hacer.

Zelda miró a Impa, quien le asintió. Cómo entendiendo que el niño era valiente.

-Debes de ir por las Piedras Espirituales. De esa manera, las tendremos a salvo. Sería terrible que Ganondorf las consiga. Aún sin la Ocarina del Tiempo, puede ser peligroso que se haga con ellas.

Es verdad, lo mejor era que las tengan ellos. A su vez, Zelda pensó que de esta manera, pueden ganar tiempo e información. Quizás ese sujeto ya haya intentando algo fin las demás razas.

-Muy bien. ¿A dónde...?

-Mañana te lo diré. – Zelda alzó la mano para detenerlo. – Hoy descansa aquí, es lo mínimo que puedo hacer por lo que te haré pasar.

-¿En el castillo? Princesa, eso es...

-No habrá problema. Puedes dormir en una pequeña habitación que nadie usa en este sector del castillo. Mañana puedes irte temprano para que no haya sospechas. – Hasta Impa parecía querer que él se quede...

Se quedó pensativo un rato. Miró la ventana y ya era casi oscuro, además que estaba algo cansado de no dormir bajo un techo. Y si la princesa le hace el ofrecimiento.

-Ok. Yo agradezco la amabilidad...

-¿Zelda? ¿Estás ahí?

La princesa e Impa se quedaron heladas. ¡la reina!

Quien sabe que le haría a Link si lo ve aquí. Además, con todo lo que han pasado, no pueden decirle las cosas sin pruebas que simples corazonadas.

Tomando a Link del brazos, Zelda lo levantó de su cama y.....

-¡Rápido, bajo la cama!

-¿Eh, por qué...?

-¡Hazlo! – dejando salir un poco de su verdadera personalidad, Zelda usó su mano hacer que el niño baje la cabeza y lo empuje hacia la parte baja de la cama.

Si bien oyó la ligera queja de Link, Zelda se recompuso. Puso su mejor cara y simplemente le indico a Impa que abra la puerta.

Al hacerlo, se vio a la reina entrar a la había de la niña con una expresión que denotaba que...

-¿Dónde has estado todo el día? – la mujer entró a la habitación, notando que Impa estaba ahí. – Te he estado... ¿Y esos platos?

Zelda miró el plato que Link había estado comiendo. Maldijo por lo bajo, se olvidó de esos detalles. Al menos eso creyó cuando...

-¿Otra vez comiendo luego de la hora de cenar? Sé que estás molesta con tu padre, pero no debes de molestar a los cocineros para esto Zelda. Por más glotona que seas...

-¡Mamá! – Justo ahora se le ocurre decir eso, con un tercero en el lugar sin que ella lo sepa. – No como mucho...

-¿No? ¿Quién se comió el pastel de la última vez, sola?

-Yo...

-¿Quién hizo que los guardias tuvieran sombreros con plumas en vez de cascos por días?

-... Yo...

-¿Y quien fue la que le tiró una lata de pintura a un noble de casualidad por haberse burlado de mi origen?

-Fui yo y se lo merecía.

No se avergonzaba de lo que hizo... con los que conoce. Con Link es diferente, apenas sabe quién es y él estaba oyendo todo con Navi bajo cama.

Se oyó lo que parecía una tos, a lo que Zelda se tensó e Impa hizo que fue ella.

-¿Todo bien Impa?

-Si su majestad. El clima. Ya sabe cómo es. – Impa trató de desviar la atención.

Zelda por su lado le dio una ligera patada a Link para que se calle, ya que el muchacho estaba conteniéndose la risa al oír cómo era la princesa de verdad. Con que lo de dama fina y lo que vio no era su verdadero carácter.

-Zelda, sé cómo eres. Si no fueras Princesa, las Diosas saben que desastre estarías haciendo.

-No soy un desastre de la naturaleza mamá... - Y ya deja de humillarla... ¡Déjale algo de dignidad ante el chico que vino para ayudarlos!

-Te acercas. Así que Zelda, no hagas nada fuera de lugar por estos días, ¿Si? Sé que estás molesta con tu padre, pero trata de llevar la fiesta en paz.

-Lo haré cuando ese sujeto se vaya. Así de simple. Y si papá no me quiere oír, bien... no importa. – ella se cruzó de brazos, mostrando su punto.

-Terca como tu padre. – Selene negó con la cabeza. – Quiero que no hagas nada fuera de lugar Zelda. Es en serio. Ya mañana trataré de hablar con tu padre. ¿Oíste? – Zelda no respondió. - ¿Me oíste? – esta vez lo dijo con más firmeza.

-Si. Si... - Zelda le dio igual dejar salir su lado real y no el de princesa. No estaba para regaños.

-Bien. – la reina sabe que eso es lo mejor que hallará de su hija. – Impa, deseo hablar contigo de algo. ¿podemos hablarlo fuera?

-Como ordene alteza. – ambas mujeres adultas salieron de la habitación.

Zelda las vio irse, corrió hacia la puerta y puso su oído en esta. No había sonido. No había nadie. Excelente.

Ella se dirigió a la cama y la pateó para que Link salga. Y este lo hizo con una cara de diversión que no le gustó nada.

-... ¿Qué...?

-Con que eres una bromista. – la sonrisa burlona del niño la hizo gruñir de la molestia. – Quien diría que la princesa de Hyrule era así.

-Si le dices a alguien de esto... - Al diablo ser refinada y pulcra, será como es para evitar que esto se revele al mundo. Y si debe de amenazarlo, lo hará.

Pero el ver como se reía, la hizo apretar los dientes de la rabia, la vergüenza y no sabe que otra emoción tiene en este momento, pero jura que...

-Te sigues riendo y te meteré este emparedado por la garganta hasta que te atragantes.

Link hizo el esfuerzo, pero no era sencillo. Más por como la princesa parecía estar. Roja de la vergüenza. Le quedaba mejor que la expresión fina que había visto hasta hace poco. Con que esa es la verdadera princesa de Hyrule.

Zelda por su lado, no supo porque él se le quedó viendo un rato. ¿tenía algo en la cara o qué?

-Mira, olvidemos esto y hagamos que jamás pasó. – Zelda trató de volver a ser seria. – Una vez tengamos esas piedras ya nada hará que tengamos que vernos de nuevo.

-Oh vamos. No puede ser tan malo. ¿en verdad te molesta tanto que la gente sepa de tu personalidad real?

-Soy la princesa. No me puedo dar el lujo de mostrar mi personalidad a nadie. ¿entiendes? Debo de ser... inmaculada ante el mundo entero.

Link pareció entender que la vida de la realeza no era como muchos lo pintan. Parece que...

-Pues a mí me agradas más así. Honestamente, tanta formalidad no es lo mío. Y veo que lo de usted tampoco.

Zelda desvió la mirada. Ella sabe que es eso. Aún así, no estaba segura de que decir o hacer. No sólo ello, tenía la certeza de que...

-Solo sigamos con lo que estamos por hacer Link.

-Así será Princesa. Pero pido algo a cambio.

¿Qué querrá a cambio? Quizás sí era como los demás. Soltó un suspiro y asintió, se iba a dar el trabajo de ayudarla. Así que lo hará...

-¿Puedo llamarla por su nombre sin el título?

-... ¿Perdón? – Fue la respuesta de la niña y cualquiera que la haya visto u oído, dirán que ella era sorda. - ¿quieres que...? ¿En serio eso sería todo lo que vas a querer por lo que estás por hacer?

-Pues... ¿si? – Link no sabía porque se hacía tantos problemas. – Si vamos a hacer esto, significa que somos amigos.

¿Amigos? Apenas se conocen. ¿Qué estaba pensando este niño?

Pero si de esa manera hacer que no se retracte.

-Bien... no me molesta. – sería bueno tener alguien más fuera de su familia que la llamara por su nombre. – Pero sólo cuando estemos en privado. Frente al resto, soy princesa.

-Claro. Gracias Zelda.

Cuando oyó su nombre salir de su boca, la princesa sintió como otra vez algo iba a su mente.

-¿Segura que está bien? – era otro recuerdo, sólo que esta vez...

Veía a alguien muy joven y ella misma lo era también. Parecía que le estaba dando un escudo y estaban en medio de lo que parece ser un festival.

-Claro que sí. Es mi regalo para ti.

-... Gracias Zelda.

Sintió de nuevo esa sensación, esa que solo sentía cuando decían su nombre estás personas que no lograba reconocer.

-Jejeje. De nada. Con esto, me protegerás, ¿no? – lo dijo con un tono dulce, a la vez que se veía el como el niño afirmó con la cabeza varias veces.

Ella sonrió, sabiendo que él lo haría.

-Y no soy Princesa. Soy Zelda. No lo olvides.

La niña volvió a la realidad, esta vez las cosas fueron más calmadas. Ella pasó a ver cómo Link la miraba con duda. ¿Pasó algo?

-¿Estás bien...?

-Lo estoy. Cansada nada más. – Fue lo que respondió Zelda con algo de prisa.

-Si te molesta que te diga por tu nombre...

-¡No! – respondió con velocidad, dado que no era eso. Pero a su vez, no deseaba que vuelva a la formalidad de llamarla princesa. – Solo me es algo raro oír mi nombre sin formalidad. Es todo.

Por alguna razón, se sentía nada natural tras oír su nombre de su voz. Así que... lo dejará ahí.

Link asintió y no dijo nada más. Parece que al menos han llegado a un lado.

Él se acercó a ella y la niña sintió su estómago tensarse. No lo entendía.

-Protejamos Hyrule juntos, Zelda.

Y ahí estaba de nuevo, esa sensación al oír su nombre por parte de él. La niña vio como él extendía su mano derecha, para ambos darse un saludo. Uno que ella devolvió con algo de pena, no entendiendo porque.

El apretón de manos fue rápido, pero significó mucho para ella por una razón que no llegaba a comprender aún. Y sin más que decir...

-Lo haremos Link.

Ella no pudo evitar sonreír al ver la sonrisa que el niño le daba. Estaba tratando por todos los medios mantenerse seria y profesional, pero él estaba logrando hacer que no pueda lograr ello. Era extraño.

Navi había visto todo en silencio, por alguna razón... sentía que esa interacción era peculiar. Y no, no lo dice porque haya habido momentos raros, porque los había, sino porque esos dos parecían estar rompiendo poco a poco las paredes que tenían alrededor de ellos.

Link sentía que podía hablar con ella al ver que... no es lo que aparentaba al inicio. Y la princesa, para que deje que Link la llame sin su título, dice mucho. Si, ella aparenta una cosa, pero es de la realeza y debió ser educada para que seguir ciertas normas.

La puerta en eso se abrió, mostrando a Impa, haciendo que los dos niños pasen a verla.

-Link, deja que te lleve a donde vas a dormir. Iremos con cuidado para que no te vea nadie. Pero recuerda debes de irte temprano, te ayudaré en ello. Así que madrugaras.

-De acuerdo. Gracias Señorita Impa. – Link asintió agradecido, a la vez que miraba a Zelda. – Nos...

-Link, espera. – la chica lo detuvo, haciendo que él la mire con rareza.

Ella se agachó y de debajo de su cama, sacó lo que era el Escudo Hyliano que había sacado de la bóveda de tesoros.

-Ten. Llévalo contigo. – Zelda se lo mostró. – Seguro que te protegerá mejor que el escudo de madera que llevas.

-Princesa... ese escudo es...

-Lo sé Impa. Pero algo en mí me dice que debe de tenerlo él. Que lo ayudará más que estando aquí acumulando polvo.

Link se quedó viendo el escudo con asombro, a la vez que...

-¿Segura?

-Muy segura. Ten Link.

El muchacho alzó las manos y tomó el escudo en sus manos. Era pesado, pero nada que él no puedo soportar.

Miró el objeto y sintió una sensación extraña de él. Cómo si... fuera un amigo que no ve en años.

Impa lo urgió a que se vayan, no podían quedarse más tiempo aquí.

Link asintió, se llevó el escudo como pudo con él a la puerta.

-Cuídate Link.

Ella no sabe porque dijo eso sin pensar, pero él le sonrió y...

-Lo haré. Volveré pata avisarte cuando me haga una de esas piedras para decirte que pasó.

La niña asintió y lo vio retirarse con Impa, dejándola sola.

Ella se sentó en su cama, soltó un suspiro y...

-... Que día. Pero al menos estamos haciendo un progreso. – Zelda sabe que deben de proteger la Trifuerza. Pero...

Por alguna razón, sentía que eso no era todo. No lo entendía, pero su alma estaba... más en calma por una razón.

Y eso la ayudará a dormir.

---

Ganondorf por su lado, había logrado salir de la Ciudadela y... se dirigía al terreno de los Zoras.

-Veamos si ellos son más cooperativos que esos Gorons.

El Gerudo siguió su camino, listo para seguir con su meta. Nada lo iba a detener. Nada.

Y sin entenderlo, a su vez, una mentalidad más oscura que estaba surgiendo tras haber visto a ese niño.

-Esta vez, las cosas serán diferentes. Héroe...

La maldad se estaba haciendo presente... sólo quedaba esperar que era lo que estaba por pasar.

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