Preparación
Hay veces en las que uno desea poder tener tiempo para prepararse para lo que debe de afrontar. Pero el mundo no era así. Jamás lo era con las personas y mucho menos, con lo que eran los que tiene un enorme destino entre manos.
-¡Debo de ir al Bosque Kokiri!
-¡Link! – Zelda detuvo a Link, tomándolo del brazo antes de que salga de la casa. - ¡No lograrás nada saliendo al bosque en estos momentos!
La princesa veía la desesperación en la cara de su amigo, lo que había oído no le había gustado nada. Mucho menos lo había dejado tranquilo.
El solo oír el grito de la que debió ser su amiga, bastó para que el muchacho de inmediato quiera ir a salvarla.
La chica vio como Link la miró, estaba molesto y desesperado. Pero a la vez, él veía verdad en sus palabras. Lo que bastó pata que él se detenga. Para que no haga más y se quede quieto en el camino que había estado tomando hacia la puerta,
-No debes de salir a la loca Link. Eso es lo que hará que te maten antes de que puedas llegar a tu destino. – Selene habló con calma, tratando de calmar al muchacho. – Dinos, ¿Saria es...?
-Una Kokiri. – Navi habló. – Por lo que sé, ella es la que crio a Link unos años antes de que él pueda vivir solo. Era su mejor amiga en este lugar. La única a decir verdad.
Ese era un pensamiento triste, pero no indagaron más. Ya que no era el momento. Lo que habían oído, solo indicabna una cosa...
-.... Saria mencionó algo sobre el Templo del Bosque y la Arboleda Sagrada. ¿Sabes de ese lugar?
-Si. – Link respondió a la pregunta de la princesa. – Es.... Un lugar que solo puede llegar cruzando el Bosque Prohibido.
-¿No es ese el lugar donde la gente se pierde y se...?
-Si. Lo es. – Navi asintió a la duda de la reina. – Pero eso pasa para la gente que se pierde. Y eso es fácil, si no tiene un hada. Yo puedo guiar a Link a donde debe de ir. Por eso los Kokiris no se pierden.
Esa era una información que de verdad era interesante de saber. Pero a la vez, enlazaba de buena manera las leyendas. Y si hay un Templo allí...
-Es justo el lugar donde mi investigación dice que hay un templo. – Zelda habló y los presentes la miraron. – Esperen aquí...
La princesa subió las escaleras y dejó a Link pensativo. ¿Ella había estado...?
-Zelda jamás perdió la esperanza de que un día podríamos hacer algo. Según los textos Sheikah, la manera de sellar un poder maligno es con la ayuda de los Sabios. Pero... ya debes de saber que Ganondorf se hizo cargo de ellos. Y cuenta que la ubicación de estos ha sido tan secreta estos años, que son una leyenda más.
-... Ella desea pelear...
-Siempre. Desde ese día que todo pasó, no ha habido momento que no maldiga su inmadurez. – Link ano entendió. – Para ella, pudo haber otra manera de hacer las cosas. Pero en su mente infantil, pensó que ella podría con todo. Y cuando tú eres el que pagó esas consecuencias, es que siente que todo lo que te está pasando es tu culpa.
-No es..
-Ella lo cree. – Selene le sonrió al muchacho. – Es terca, como tú. Pero a su vez, eso es lo que la hace determinada.
Link quedó en silencio varios segundos. Ya que estaba algo... confundido. Había cosas que la reina le decía y él no lo entendía. Quizás porque él... él pensaba en que...
-¡Aquí está! – Zelda bajó con un grupo de papeles en la mano.
Corrió a la mesa del comedor, puso a un lado lo que estaba sobre esta y extendió el mapa de Hyrule que ella tenía. Link, Navi y Selene solo la miraron con duda... más al ver como Zelda sonreía de una manera que no esperaron. Como si estuviera ansiosa de revelar algo que se ha estado guardando años.
-Miren. Estos son los puntos que nos deben de interesar. – La princesa señaló lo que eran 6 marcas. – Según los textos Sheikahs, es en estas zonas donde los templos se hallan. Ocultos ante todos... En los textos se dice que los Templos se hallan en lugares que nadie en su sano juicio iría a buscar.
-Ok... ¿Y esos son...? – Link no sabe que pensar al oírla decir que él no estaba en sus cabales al ser el que irá a ver esos endemoniados templos.
-Una yace escondido en un bosque, uno en una montaña, uno bajo un lago, uno dentro de la casa de los muertos y uno dentro de la Diosa de la Arena. – Zelda recitó lo que estaba escrito de memoria al haberlo leído cientos de veces.
-... Esos lugares... al menos 3 se me hacen familiares. – Navi reconocía el Bosque, la Montaña y el Lago. - ¿Significa que...?
-Correcto. Link, Saria debió de estar en el Templo del Bosque... Algo debió de impulsarla a ir allá. No sé que es, pero es importante.
Link le debía de dar la razón a Zelda, dado que eso era lo más lógico que él era capaz de llegar como conclusión. Pero no le ayudaba a estar más calmado.
-... Significa que los Templos pueden estar siendo atacados.
-Creo que Ganondorf los desea bajo su poder. – Zelda miró a su madre. – Es bien sabido que mucho de la vegetación y demás de Hyrule se relaciona con la magia, aunque haya sido ignorada por años. Y los Templos son poderosas fuentes de magia. Eso solo hace que...
-... Que esos sean puntos de conquista para tener su poder en control. ¿No es así? – Fue lo que Link dedujo y Zelda asintió.
-Sé que puede sonar raro, pero creo que es de aquí donde Ganondorf ha estado logrando hacerse poco a poco de Hyrule. Con los Templos en su poder, la magia deja de fluir en el reino y...
-... ¡Eso explica el agua! – Navi lo entendió. – Cuando pasamos por un río, el agua estaba contaminada. Y mucha del agua que recorre Hyrule viene del Lago Hylia. Y dices que en un lago está uno de los Templos. Si este está bajo el mando de Ganondorf.
Zelda abrió los ojos de golpe. Claro, eso también... la montaña de la Muerte y su constante estado de casi erupción. El bosque por lo que oyeron... El agua. Todo encaja. Al menos con 3 de los 5 Templos.
-... ¿Qué es lo que sería que debemos de hacer? – Selene miró a su hija, quien era la que sabía de estas cosas.
-.... Lo normal sería que vayamos a cada Templo y lo liberemos de la influencia del mal. Pero recordemos que... es Link el que debe de ir. – Eso lo dijo con mucha pena y dolor. No le gustaba tener que hacer eso.
-Pero puede ir acompañado hasta cierto punto. – Selene dio la sugerencia y Zelda sonrió al oír ello. – Puede que sea algo que sea difícil de hacer Zelda, pero así podremos ayudar en algo.
-No será sencillo. – Zelda estaba de acuerdo, pero a su vez... - No olvidemos que eso significa mandar a gente que puede arriesgar su vida. Y dudo que, en estos momentos, alguien del ejército quiera ir con Link, dado el trato que Blason le ha dado.
-Si, pero recuerda que hay gente que sabe pelear y no es del ejército. – Zelda abrió los ojos al entenderlo. – Hablaremos con ellos mañana. Link, ¿Cuánto tomaría un viaje hacia el Bosque?
El chico miró el mapa. No estaba seguro de como dar un estimado, solo tocó un punto donde estaba su destino y Zelda lo supo.
-3 días... A lo mucho. ¿Crees poder hacerlo Link?
-No es que tenga mucha alternativa. – Link sonó serio, pero estaba preocupado. – Es la única manera. Además, que solo yo puedo entrar ahí sin perderme gracias a Navi. Solo por ella es que me puedo dar el riesgo.
-Es verdad. Solo las hadas somos capaces de saber cual sería el camino que uno debe de seguir para llegar a donde quieren. Tal vez no sea buena idea dejar que gente venga con nosotros.
Selene meditó las palabras del hada. No es que desee que sus soldados se vuelvan seres esqueléticos. Es cierto que es un riesgo, pero...
-¿No hay un lugar donde los puedes dejar mientras vas al Templo?
Zelda hizo la pregunta, a lo que Link asintió. Él conocía el lugar...
-... El Bosque Kokiri.
-... ¿No es donde viviste años? – Link asintió. - ¿Crees que acepten?
-No lo sé. Los Kokiris son algo... tercos. Pero vale la pena el intento. Más si no sé que pasa con el bosque. No tengo ni la más mínima de las ideas de cuanto ha cambiado desde que me fui. O si...
-... Es posible que haya monstruos. No pude sentir la presencia del sucesor del Árbol Deku... Y ya debió de haber nacido. Han pasado 7 años. – Navi también sonó preocupada. – Quizás tenga que ver con el templo.
-Es una posibilidad.
Zelda empezó a murmurar cosas ha ella misma. Como tratando de armar un rompecabezas tras tener ya varias de las piezas.
Link solo pudo ver como ella estaba tan concentrada, que daba algo de gracia el como ella se estaba respondiendo a si misma. Pero no la podía dejar de ver, el como ella se quitaba un mechón que le molestaba y se lo ponía tras la oreja.
Siempre supo que Zelda era muy lista. Que el estudio era su pasión. Era lo que entendió en lo que la conoció. Muy culta, a diferencia de él, que apenas sabe las bases de algo. A veces sentía que eran de mundos muy diferentes. Pero a la vez, que se podían entender, dado que ambos hacían algo que amaban. Que ahora es necesario para salvar el mundo.
Vio como otro mechón de ella se puso frente a su cara, la chica maldiciendo por no usar un accesorio para que esto no le pase.
Estuvo por sacarlo de su cara, solo para que Link sea el que se haga cargo de esa tarea. Poniendo el mechón tras la oreja izquierda de ella con sumo cuidado.
Un gesto que hizo que la princesa se le quede viendo, con las mejillas empezando a sonrojarse. Ella hasta siente las puntas de sus orejas calentarse.
-.... Pensé que te ahorraría el trabajo... - Link se mostró apenado. - ¿Estuvo mal?
-No... - Zelda aclaró su garganta al salir su voz muy aguda. – No... Solo me sorprendió. Solo no hagas eso con cualquiera.
-Pues solo lo haré contigo.
Selene tuvo que ocultar su risa al ver a su hija ponerse más roja. Link no sabía lo que estaba haciendo y ese gesto no era algo que ayude a la pobre, al ser algo que por la educación que recibió, solo se le puede atribuir a una pareja o a gente que se atrae.
Puede ser divertido, pero lo mejor era que ayude a Zelda. Quien se estaba mostrando algo... ida.
-Hija, ¿Crees que con hacernos con el Templo, haga que tengamos una mejora?
Zelda salió de su estado de pena y vergüenza, para mirar a su madre. Lo meditó bien unos segundos, para luego asentir.
-Estoy segura que sí. Ya que la magia de los Templos puede ayudar a restaurar el estado de varias zonas de Hyrule. En especial, a las que están ligadas. – Zelda miró el mapa. – Si el Templo del Bosque es restaurado y el Sabio despierta, eso hará que el bosque se recupere. A la vez, que...
-.... Ganaremos una ventaja contra Ganonodorf. – Link entendió. Parece que eso era todo lo que necesitaba oír. – Muy bien, entonces partiré mañana y...
-Lo mejor es que mañana sea un día de preparación. – Link miró a Selene, listo para refutar ello, pero ella se le adelantó. – Sé que deseas ayudar a tu amiga Link. Pero de nada servirá ir no preparado. Son 3 días de viaje... Necesitas recursos, comida y... de seguro pociones. Sino mal recuerdo, no debes de tener.
El chico se quedó en silencio unos segundos. Quería decir que iba a estar bien, pero...
-... Por favor Link. – Zelda lo miró casi en suplica. – Sé que puede ser algo difícil para ti, pero si deseamos una oportunidad, debemos de ir con cuidado y pensando cada paso que demos. – La princesa tomó su mano y... - Por favor... No me perdonaría si te pasa algo por no estar preparado.
Selene vio la interacción silenciosa entre esos dos, con Navi a su lado. Supo que su hija ganó, cuando Link dio un suspiro.
-... Bien. Pero a la mañana siguiente, parto al alba.
Eso le bastó a Zelda, quien le sonrió. Ella sabía que el chico estaba perdido, cuando vio como desvió la mirada. Típico de un niño, pero en el cuerpo de un adulto... la reacción solo lo hacía más tierno.
-Navi, lleva a Link a la habitación que preparé para él... Y no Link, no oiré nada de que no deseas eso. Lo tomarás, quieras o no. – El muchacho se quedó mudo ante las palabras de la mujer. Demonios...
El chico sólo pudo hacerle caso a Navi, quien le pidió que lo siga, ella dando una risita al ver la expresión que él tenía. Parece que las mujeres cerca de él disfrutan en darle órdenes. Y no sabe cómo hacer para que no sea así...
Cuando esos dos se perdieron en el segundo piso, Selene miró a su hija con una sonrisa que puso a la muchacha de los nervios.
-No eres nada sutil hija.
-... No sé de qué hablas.
-Por favor. El gesto que él hizo contigo te apenó y puso feliz, hasta que recordaste que él mentalmente aún es un niño.
Y ahí Zelda sólo pudo soltar un suspiro.
-... Vale. Admito que por un segundo lo olvidé. Por eso es que traté de actuar normal. No ayuda que sus respuestas sólo lo hacen peor.
-Jajaja. Se ve que es un casanovas natural. – Zelda miró a su madre con molestia. – No me vas a decir que no has visto el como esas dos primas lo miran. Sobre todo la mayor de las dos.
Ngh, no se lo recuerden. Menos quiere pensar en Malon y en sus palabras. Estás seguían en su mente.
-... Mamá. ¿Crees que sea mejor hacer que Link no se meta en esto?
Selene alzó una ceja. No entendiendo que era lo que Zelda insinúa con ello, hasta que cayó en la cuenta de que...
-Alguien te dijo eso. ¿no? – Zelda sólo se quedó viendo el mapa. – Hija...
-Es que... quizás lo mejor sea darle algo de tiempo para que...
-Lo que él necesita es un cierre a sus asuntos. No paz y quietud. Lo has visto. Has visto el como se esfuerza para poder cumplir lo que tiene en la mente. Y eso es detener a Ganondorf.
Selene caminó hacia la cocina, para poder servirse un vaso de agua. Todo ante la mirada de su hija, quien esperaba que le diga algo más...
-... Sé que puede ser cruel de mi parte. Pero también somos responsables de lo que Link está pasando. – Zelda sintió que eso le dolió en el alma. – Que todos lo que lo han conocido, siempre han puesto en él una... una responsabilidad. Cómo un deseo... y él trata de llevarlos a cabo. Pero, ¿qué desea él? Creo que esa es la pregunta que nadie le ha hecho. Ni siquiera él mismo se la ha hecho.
Zelda bajó la mirada triste, sintiendo que era su culpa de que Link...
-... ¿Qué puedo hacer...?
-Tenemos que primero ayudarlo a que deje el peso de encima que tiene. De ahí, podremos tratar con él. No lo olvides Zelda, esos templos, si lo que dices es cierto... lo pondrán a prueba como nada que hayamos visto. Dudo que sea el mismo cada vez que sale de uno.
Zelda apretó los puños al oír ello. Lo sabía, tenía sentido... pero no era algo que la haga sentirse mejor. En momentos como estos desearía poder hacer más por él.
Pero no tenía esa fuerza. Ella no era la que carga un destino que lo ha llevado a perder 7 años de su vida. Ella la ha pasado difícil estos años, si... pero ha tenido el tiempo para poder hacerse a la idea y madura como era debido.
Link no. Y aún ahora, el mundo le va a exigir madurar de golpe... lo que el resto pudo en 7 años.
-... No quiero que le pase nada mamá... él... él merece más... no esto. No esta carga que le di como una niña tonta.
-Lo sé. Pero debes de admirar su valor. Aunque, el que vaya con compañía también lo ayudará a lo estar tan sólo. – Selene miró el vaso que tenía en mano. – Navi es su compañera, pero no es lo mismo tratar con gente de su rango de edad, que con un hada que aún sabe que él es un niño.
Lo sabe. Por eso piensa que esto es una buena idea. Quizás era la mejor para lo que estaban por hacer.
-Por cierto Zelda. ¿Qué planeas hacer? – Selene vio a su hija y... - por tu mirada, intuyo que tienes en mente lo mismo que él. Sólo que...
-Mamá. Sabes que... - Zelda tomó aire. – Entrené con Impa para este momento. No sólo para tener mi mente ocupada de la culpa y demás.
Selene se le quedó viendo. Sus ojos demostrando lo que sentía, tras la expresión de serenidad que posee. La preocupación estaba ahí.
-Zelda...
-Debo de hacerlo mamá. Así puedo ayudar a Link y poder darle pistas. No bastará que se las dé aquí. Necesita también verlas en medio de todo. Y estaré en las sombras. Sabes que para eso entrene. Ganondorf no sabrá nada.
Selene soltó un suspiro. Su deber como madre luchaba contra su debe cómo alguna vez reina.
Sabía que Zelda tenía razón, esta es una oportunidad para que puedan cambiar las cosas. Para poder empezar la liberación de Hyrule del yugo de Ganondorf.
Pero poner a su hija en ese peligro. Dejar que vaya al ojo de la tormenta... eso era lo que le dolía en el alma.
Aún así, su mirada se tornó sería y...
-Iras con alguien. Sabes a quien me refiero. Hará que esté más tranquila.
-Sabia qué dirías eso. – Zelda sonrió. – Espero que él esté dispuesto a ello...
-Lo estará. Sabes lo mucho que te aprecia tras toda la serenidad que muestra al exterior. También que es muy leal. – Selene sabe que si él está al lado de ella, no habrá que preocuparse.
Aunque le preocupa el como puede tratar a Link. Se ve que no tiene mucha confianza en el muchacho. Y eso no le sorprende... porque ha salido de la nada y no ha demostrado nada que lo haga digno de confianza a los ojos de los Sheikah. Sobre todo, al ser el Héroe Elegido.
Selene sabe la posición de varios Sheikah en relación a las leyendas del Héroe Elegido por Hylia. Muchos consideran que no debería de tener el honor de ser siempre el que pelee por la princesa, cuando son ellos los que siempre resguardan a la familia Real, mientras que el Héroe solo aparece en su tiempo de necesidad.
Y ella misma considera eso, como una batalla de responsabilidades que los Sheikah no desean dejar de lado. Para ellos, proteger a la Familia Real es el mayor de los honores.
Que dejarle ese trabajo a otro, no era de su agrado. Pero...
-Zelda, no olvides que tienes que...
-Sé que debo de hacer. – Link empezó a guardar los papeles que tenía y el mapa. – Estaré en mi habitación preparando un mapa para Link, a la vez que me preparo yo.
-Mañana hablamos con esos tres. – Zelda se tensó. – Sabes que no me agrada tampoco la idea de mandarla a ella a esto, pero es algo necesario. Más si es que deseas pasar desapercibida. Ella es la única que lo sabe, tras los que somos tu familia y protectores.
-... Lo sé. Sólo me gustaría no meterla en esto.
Zelda subió las escaleras, no muy feliz con la decisión anteriormente tomada. Pero calló, porque era lo que le quedaba por hacer.
Una vez Selene oyó la puerta de la habitación de su hija cerrarse, la mujer soltó el suspiro que tenía en la garganta y se sentó casi de golpe.
Este mar de emociones no era bueno para nadie. Y ella sentía que estaba envejeciendo más rápido de lo que debería. Algo que no era muy... saludable.
Cerró los ojos tras poner su mano en la frente, para abrirlos de golpe al sentir que...
-Majestad, vengo a hacer mi reporte del día.
Ella miró a un lado y vio a Kain de rodillas ante ella. El Sheikah siempre ha sido bueno en eso, lo que uno esperaría de alguien entrenado por Impa.
-¿Qué novedades?
-Dentro del pueblo, Blason ha estado desacreditando al muchacho de manera sutil aún tras el término de los disturbios de la tarde. – Eso se lo esperaba. – Gran parte de la población lo apoya, pocos no lo hacen.
-... Esto más parece la preparación para un golpe de estado.
-Es posible. Está con la obsesión de que lo vean a él como un Héroe. Jurando que él logrará cumplir la meta de liberarse Hyrule. En lo personal, creo que la locura le ha llegado.
-... Su padre era igual. Y ese chico ha pasado 7 años con él entrenando y oyendo sus sandeces. – Selene alzó la mirada. – Es de esperarse... sin contar que no el agrada la cercanía de mi hija con Link.
-Sus emociones nublan su juicio. Aunque en si, no es recomendable que la princesa esté cerca del Héroe. – Eso último lo dijo con un dejó de... incredulidad.
Selene sabía que Kain no era creyente de las leyendas del Héroe en su totalidad. Para él, como para muchos Sheikahs, el Héroe era... uno aprovechador de la oportunidad para hacerse con la gloria y crear una leyenda.
Pero Selene sabía que eso estaba más lejos de la realidad. Para ella, era notorio lo mucho que Link sufría por lo que estaba viviendo.
Ni de cerca era alguien que deseaba hacerse con la gloria de ser quien derrote a Ganondorf.
-Majestad. Si me permite una opinión...
-Mi hija no se alejará del Héroe, aunque yo se lo pida. – Se adelantó la mujer. – Si eso es lo que deseas pedir, es una pérdida de tiempo. Ella... lo aprecia mucho. Tanto, que está dispuesta a ir en las sombras para ayudarlo en la travesía que está por afrontar.
-... ¿Cree que sea lo mejor?
-No es mi decisión lo que ella haga. Zelda ya tiene la edad para afrontar esto. Y por lo que vi, está decidida.
-Su Majestad, el destino de la princesa...
-No tiene que ver con el destino. – Selene habló fuerte. – Supongo que lo has visto. Primera vez en años que veo a mi hija tan feliz y viva. Solo un día y... él la ha hecho sentirse como si el mundo no estuviera al borde de la destrucción.
Selene notó el ligero cambio de postura de Kain. Pudo notar que... ahora estaba más rígido. Cómo si le hubieran dado un golpe en la cara o en el estómago. Una revelación que no esperó.
Los Sheikah pueden ser grandes maestros de ocultar sus emociones, pero siempre hay un momento de flaqueza en la máscara de serenidad que siempre portan.
-... Entiendo.
-No olvides lo que Impa te dijo Kain. – Selene le habló, para que no tenga que pasar algo difícil a futuro. – Ella confío en ti el cuidado de Zelda por una razón. – hubo silencio en respuesta. - ¿algo más que informar?
-Nada importante. Aparte de la dificultad de los cultivos de los últimos días... la gente parece estarse desesperando.
Eso no era bueno. La desesperación puede llevar a que hagan una idiotez como la que Forge creó.
Si esto es un designio divino, pues llegó a buena hora. Ya que si Link logra liberar el Templo del Bosque y salvar al sabio de este, eso puede ser beneficioso para todos.
-... Prepara todo para el viaje. Zelda ya lo decidió. Impa te confío el cuidado de ella y su protección, así que no falles.
-Como ordene.
Lo vio irse en medio de lo que sería la oscuridad de la sala y ella se quedó sola tras todo lo que ha pasado. Su mente yendo una y otra vez a esos dos...
Se puso de pie y subió las escaleras con sumo cuidado para ver cómo estaban.
Grande fue su sorpresa al ver en la habitación donde Link estaba, que él dormía plácidamente en la cama que le habían dado. Navi vigilando su sueño.
Para luego ir a donde estaba Zelda y ver de reojo como su hija parecía preparar todo para el viaje.
Se alejó de la puerta para caminar a su habitación y descansar para mañana. Sabe que... mañana será el verdadero inicio de todo.
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A la mañana siguiente, Selene había mandado a llamar a esos tres bien temprano para darle la oportunidad de prepararse si es que aceptan esto.
Zelda había estado con ella, explicando lo que le dijeron a Link. Hablando de la oportunidad que tienen entre manos.
Y los tres al oír ello...
-¿Cree que es posible ir recuperando el control de Hyrule? – Shawn no quiso sonar tan incrédulo, pero esto era una noticia difícil de procesar. Al menos para él...
-Es una seguridad. Con el Héroe Elegido, se puede hacer esto. – Selene no bajo la mirada y se mostraba totalmente calmada. – Podemos empezar nuestro contra ataque.
-¿Y por qué hemos esperado hasta que...?
-Porque el único que puede entrar a esos Templos es el Héroe Elegido. – Fue la respuesta de Zelda a Alice, quien alzó una ceja. – Por lo que investigué, sólo el que posee la Espada que Repele el Mal, puede entrar a los Templos y liberarlos. Parece que la espada es importante para algo, aún no sé para qué.
Bueno, eso explica un poco las cosas. No todo, pero les sirve.
-Significa que... es la hora. – Diana sonrió, este era el momento esperado. - ¿Y deseas acompañemos a Link?
-Link puede ir solo y con Navi, pero al final... no olvidemos que este es un viaje grande. Puede que necesite más de una opinión o un punto de vista. – Selene dio un punto. – No los estamos obligando a nada. Pueden negarse si lo desean...
-¿Negarme a la posibilidad de que podemos al fin detener a Ganondorf y derrocarlo? Ni en broma. – Alice sonrió con amplitud. – Cuente conmigo.
-Igualmente. – Shawn asintió. – Puede que no seamos de mucha ayuda, pero podemos al menos ser un apoyo emocional para Link. Se nota que lo va a necesitar.
Las miradas pasaron a Diana, quien...
-Saben mi respuesta. Sólo dejen que le hable a mis padres y listo. ¿Partimos al alba? Eso me da tiempo de prepararme.
A todo les daba tiempo.
Zelda soltó un suspiro de alivio. A la vez que Selene sonreía.
-No saben lo agradecidas que estamos de que hagan esto.
-No debe de decirlo Majestad. – Alice negó con la mano. – Una oportunidad cómo esta, no se haya en todo momento. Si es para recuperar Hyrule, cuente con nosotros.
-No hacemos nada aquí. El ejército se ha vuelto un lugar imposible. Más desde que Blason se hizo líder de este. Renunciamos a buena hora.
Alice asintió varias veces a las palabras de Shawn, demostrando que ella pensaba lo mismo.
De todas maneras, eso llevó a que a las dos personas que quedaban de la Familia Real, se miren las caras. Al parecer van a tener problemas...
-Muy bien. Vayan a hacer los preparativos. Tienen todo el día para ello.
-Excelente. Vamos Shawn, quiero tener lo necesario para lo que se viene.
El chico vio como su amiga parecía estar muy emocionada y no la culpa. Un poco de esperanza había llegado a ellos, pequeña... pero era mejor que nada.
Diana se quedó ahí, esperando poder hablar con su mejor amiga. Algo que Selene captó y dijo que iría a su oficina.
Tras dejar a las dos chicas solas...
-¿Cómo...?
-Todo está bien, si eso deseas preguntar. – Zelda caminó a una silla y se sentó, estaba cansada. - ¿Qué hay de ti?
-¿Hablas por lo de ayer o por lo que nos acabas de decir? Porque si es así, cielos Zelda... una oportunidad de poder detener a ese sujeto. De poder recuperar el reino. No dudes que la tomaré.
-Me lo imagino. – Zelda que Diana es de las que más anhelaba hacer que Hyrule se recupere. Tanto como ella... - ¿y lo de ayer?
-Lo de ayer ya está claro. Lo que Blason hizo... lo que está haciendo para desmeritar a Link. ¿Qué es lo que tiene en la cabeza? – Diana soltó un suspiro. – Creo que sus celos por Link son más que obvios.
-... No es que Link...
-No hablo de eso... hablo de que detesta que Link sea el Héroe Elegido... el Héroe que se menciona en las leyendas. – Zelda parecía no entender lo que su amiga estaba hablando. – Desde que esto pasó, él ha pasado 7 años de su vida preparándose para esto. Para pelear y recuperar el reino.
-Como todos...
-Pero para él es algo más. Era la oportunidad de hacerse de un nombre. De dejar de ser sólo el hijo de un general del ejército, el peor que hemos tenido no lo niego, pero uno. – Diana habló con cansancio. – Quiere crear su propio nombre. Y no ayuda que Link haya llegado a decir que él es el Héroe de las Leyendas, sino que también porta la Espada Maestra... prueba irrefutable de que él es el Héroe. ¿Qué crees que sintió? Cómo alguien que se ha esforzado para algo, que dio todo de sí, hasta pasar el entrenamiento infernal de la basura de padre que tuvo.
Zelda sabía la respuesta. Pero no le era fácil decirla.
Si, se veía que las Diosas habían favorecido a Link y le dieron el papel de Héroe. Mientras que Blason se había preparado todos estos años.
Pero ella sabe la verdad. Link no deseaba esa carga. Él no desea ser el Héroe. Sólo aceptó la carga, dado que sin él y lo que puede hacer, el mundo estaría condenado.
Eso era algo que nadie más comprende. Ni siquiera ella misma, que carga un destino similar al ser la portadora de la Sabiduría.
-... Ahora sólo me debo de centrar en lo que importa. No estoy para soportar los berrinches de Blason. Porque eso son al final.
-No lo niego. – Diana le dio la razón. – Pero al final, quiero hacerte una pregunta Zelda. – la princesa la miró y le permitió preguntar. - ¿Qué es lo que estás por hacer? Siento que... tienes algo en mente. – Zelda guardó silencio. - ... harás lo que hablamos, ¿No? – entrecerró los ojos al acertar por la cara que Zelda puso.
-... Es la única manera de poder lograr esto. Link necesita mi apoyo. Pero conociendo como es, no querrá que vaya con él. Debo de hacer esto.
-... Sabes lo riesgoso que es Zelda. Puede que Ganondorf...
-No usaré magia ni nada de ello. Estaré oculta y actuaré solo cuando es debido. – La princesa estaba determinada a hacer esto y no iba a dar su brazo a torcer.
Diana no pudo más que soltar un suspiro y asentir. Muy bien...
-... Te apoyaré en lo que pueda. Pero no esperes que sea capaz de cubrir todo. Recuerda ser impasible... aún cuando todo esté.
-Lo sé. Mejor que nadie. – Zelda miró el dorso de su mano derecha.
Todo estaba decidido, era hora de trabajar.
-Por cierto, ¿Y Link? – Diana se sorprendió de no verlo en la reunión.
-Fue a ver a Epona. Dice que quiere todo listo para cuando partan mañana.
Diana pudo ver el ligero gesto de molestia que Zelda hizo al decir ello. Parece que...
-¿Tiene que ver con la chica granjera que siempre se queda viendo a Link? – parece que acertó por como Zelda tomó aire. - ¿tuvieron una pelea?
-....Seme sincera Diana. ¿Crees que estoy manipulando a Link?
-¿A que viene esa pregunta...? Oh, entiendo. - Diana lo comprendió. – Sé que no es así Zelda, porque te conozco. Pero no puedes negar que para un tercero, eso es lo que se aparenta.
-Yo...
-Link siempre habló de que todo lo hacía por una misión que tú le diste. Y... para alguien más, eso es manipulación. Más si es un niño.
Zelda sintió que eso fue un golpe en la cara. ¿Era así? Ella jamás tuvo esa intención. Jamás vio a Link como alguien para manipular y que haga lo que ella...
Pero quizás era cierto. Era verdad que por ella, Link se enfrasco en ese viaje. Uno que lo llevó a...
-Quizás ella tenga razón y me deba alejar de él.
-Oye, si vas a hacerle caso a la primera opinión negativa siempre te rendirás. – Diana le dio un golpe en el hombro. – Puede que ella crea eso... pero no olvides que es lo que cree Link.
-¿Lo que Link cree...? – Zelda no entendió hasta que...
-Para él, esto es una manera de... poder seguir ayudando al reino y a ti.
Y era así. Zelda lo sabía. Que en el fondo, Link sólo deseaba seguir ayudando.
Esa era su más grande fortaleza, pero a la vez... era la causa de sus más grandes Dolores.
---
Link estaba visitando el rancho donde Epona estaba descansando.
Había venido con solo la misión de ver a la yegua, hablar con Malon sobre lo que hará y listo.
Jamás pensó que esto pasaría.
-¡Absolutamente no! – la negativa de Malon era lo último que tenía en mente.
-¿¡Por qué!? – Fue el grito de Link al escuchar la negativa.
Malon soltó un bufido mientras jalaba las riendas de Epona para alejarla de Link. Él por su lado, fue tras ella... esto no se iba a quedar así.
-Malon... ¡Malon! – Link trataba de que se detenga. - ¡Necesito a Epona!
-¡Olvídalo! ¡Sé para que la quieres y la respuesta aún es no! – la pelirroja estaba determinada a no dar el brazo a torcer.
Navi, quien veía todo desde encima del sombrero de Link, era capaz de ver que las razones por las que Malon se negaba de manera tan rotunda a aceptar la petición de Link, era porque... llevaría a ello.
-Necesito a Epona. Debo de ir al Bosque. Tengo que...
-¿Hacer una misión para la princesa? ¿es eso? – Link no supo porque le tono de voz de su amiga bajó y sonó peligroso para él.
-Malon... puedo ayudar a hacer las cosas mejor.
-¿Y que puedes hacer sólo? Dime, ¿tanto te importa esto que te da igual lo demás? – Malon lo pasó a ver con fuerza, pero había más emociones en sus ojos.
Un deje de preocupación. Uno que Link no estaba acostumbrado a ver muy seguido a su persona.
-... Malon, es algo que debo de hacer. Puedo empezar a cambiar las cosas. – ella no parecía dispuesta a oír razones. - ... Sabes lo que se dice de mí desde ayer. Y es verdad, en parte es mi culpa que todo esto haya pasado. Pero ahora puedo empezar por compensar ese error.
-¿Y por eso te da igual tener que ir a dónde sólo las Diosas saben? No me parece Link. Aunque desees hacer un bien, ¿De que sirve si es que... pierdes todo lo que tienes?
Porque al final no tenía nada.
No tenía hogar, no tenía identidad. Ni siquiera sabía si era dueño de su vida... porque las Diosas parecen haber elegido por él desde el momento en que nació.
Lo único que sabe que tiene, es su habilidad y el cuerpo que, por más irónico que suene, no pudo saber que tenía hasta que era el momento de cumplir el destino que parece que todo el mundo desea que siga.
Y Link lo sabía, puede que este camino lo esté hundiendo más a lo que sea solo desesperación y dolor. A la vez que eso parecía no importarla...
Pero ahí estaba el asunto, le importaba. Lo que pasaba, es que no conocía nada más. Ese era el camino que le quedaba...
Si huía de él, nadie sabe que es lo que puede pasar. No se puede dar el lujo de cargar más culpas en su consciencia.
Era egoísta, lo sabe... pero es también lo poco que le quedaba de manera personal.
Link soltó un suspiro. Se acercó a Malon y ella trató de alejarse. Irse con Epona.
Pero la yegua no se movió. La chica la pasó a ver y era como si el animal, consciente de lo que pasaba, eligiera ir con su jinete. Aún a las profundidades del abismo.
-Con que... también eliges eso. – Cuando vio a la yegua tomar un bando, la hizo querer llorar.
La yegua era como el jinete. Ambos tercos...
-Bien, hagan lo que quieran. Pero no vengas a mi cuando todo lo que te he dicho sea verdad.
-Malon, sabes que yo no...
-¡No quiero saber tus excusas para irte de nuevo! Puede que para la princesa basten, para mí no...
Link intuía que ella quería que él se quede. Que no vaya a ningún lado. Pero no podía...
-No puedo quedarme Malon. – respondió, como sabiendo a donde estaba yendo. – No es mi lugar...
-Puede serlo. – Malon le dio una mirada más de súplica. – Este puede ser tu lugar, tu hogar... si dejas que te ayude.
Y por un segundo, pensó en la oferta. Le agradaba la idea de tener un lugar al que llamar casa. Un hogar...
Pero el peso de la responsabilidad que le pusieron en los hombros. De la posibilidad de la muertes de miles, si es que se queda al margen de todo... no puede hacer ello. Aunque quiera.
Su consciencia jamás lo dejaría en paz.
-No puedo...
Y ahí fue donde Malon dejó salir las lágrimas, antes de darse la vuelta e irse caminando de ahí.
Link sólo pudo bajar la cabeza no pudiendo evitar sentirse mal por el dolor que le generó hacerle eso.
Pero sentía que Malon le estaba pidiendo algo que él no era capaz de dar. Quizás jamás...
-Vamos Epona, debo prepararte para mañana. Será un arduo viaje...
La yegua relincho, feliz de poder ayudar a su jinete.
...
Malon por su lado estaba conteniendo las ganas de llorar que le habían llegado.
El saber que Link estaba por irse a hacer algo que lo puede matar, le dolía. Más por el como él mostraba no tener ningún tipo de preocupación por su persona.
Una parte de ella quería seguir culpando a la princesa de lo que estaba pasando. Del como Link parecía sólo haber regresado para hacer de nuevo lo que le metió en este lío hace 7 años.
Pero la otra, quería entender que él era así. Que su deseo nato de ayudar, estará siempre ahí. Y era algo que la misma chica no podía refutar por más que lo desee.
-¿Malon? – la voz de Marín, quien había entrado a la habitación que ella tenía, la sacó de sus pensamientos. - ¿Pasa algo? Link se llevó a Epona con él.
-... Si. Parece que se irá a hacer un encargo para la princesa. No sé qué es.
-Oh. Entiendo... - Malon notó la mirada de su prima. – Ahm... ¿Estás bien?
-... Sabes que no es así. – tras decir ello, Malon se llevó las manos a la cara. - ¿Sabes que es ver cómo él solo se va porque la princesa lo ordena?
-... Pues... Link parece tener confianza en la Princesa.
-¿Estás de...?
-Malon, sé que es raro que yo diga esto. Dado que me interesa Link... pero es obvio que hay un lado especial entre esos dos. No sé qué es... pero ahí está. Y dudo que de pueda romper ese lado tan fácilmente.
-Lo dices como si fuera fácil. Yo... no me gusta ver cómo de manera instintiva esos dos se buscan con la mirada al saber que están cerca del otro. – Malon apretó los puños. - ¿es por ser princesa? ¿es eso?
-Dudo que sea así. No te infravalores Malon. Sólo... sólo date tiempo. Ya verás que...
-Tiempo es lo que no hay Marín. Es todo lo que menos tenemos.
Malon miró por la ventana y sabía que....nada iba a cambiar el fastidio en su pecho al ver a Link tan devoto a la princesa.
Una devoción que siente, sólo lo está llevando a su ruina.
---
Ya era de noche y Link le había hecho los preparativos correspondientes a Epona para el largo viaje que tendrán que afrontar para mañana.
Si eran unos días de camino, se debe de ir con cuidado.
La yegua estaba descansando en una parte de la casa donde parece que puede estar un caballo. Al parecer la reina tuvo uno, pero murió hace poco... debió de ser el que los sacó de la Ciudadela hace años.
Link se encontraba viendo el cielo del lugar, notaba como las estrellas parecían acompañarlo en lo que era el periplo que tenía.
-¿Pensando en lo que haremos una vez lleguemos al Bosque? – Navi estaba a su lado. – Pensar que volveríamos.
-... Si. Y ahora de seguro no me reconocerán. Mira como estoy. – Navi rio un poco. – Tal vez así sea mejor. ¿no crees?
-Quizás. Pero no importa, al fin y al cabo, debemos de hacer esto. Debemos de pelear... ayudar a Saria y el Bosque. – Navi sonaba determinada. – ¿cómo crees que esté?
-No lo sé. Tú misma has dicho que el heredero del Gran Deku no había nacido aún...
-Si. Eso es extraño... pero es como Zelda dijo. Es... no lo sé. Tengo miedo de lo que vayamos a ver allá dentro.
-Link. Sabes que no importa lo que pase, yo estaré para apoyarte. Y más por lo que estamos por hacer.
Él lo sabía. Y vaya que lo hacía... pero estaba seguro de que lo superará. Con el esfuerzo necesario.
Y si no pierde la cabeza antes.
Ambos se quedaron viendo la noche unos minutos más, hasta que Navi dio un bostezo. El hada dijo que iría avanzando para descansar. Él de quedaría un rato más...
Y eso hizo. Siguió viendo el cielo, hasta que se puso a pensar que este era el último día de su tiempo de adaptación al mundo de nuevo, que no ha sido largo y el mejor.
Ahora solo sabe en qué mundo vive, que todo está en la ruina. Que... un paso en falso puede significar el fin.
Sintió su cuerpo estremecerse al pensar en la simple idea de fallar. En que puede morir...
Eso solo bastaba para que él empiece a temblar del miedo. Pero trató de suprimirlo. Trató de que no se apodere de él. Debe de ser valiente... debe de salvar a Saria.
Alzó la mano y tocó la empuñadura de la Espada Maestra, en un intento de relajarse. Era un tic nervioso, pero que lo calmaba cuando sentía estar cerca de un ataque de Pánico.
La Espada Maestra en su mano, lo calmaba. Por más raro que suene.
-¿Link?
Se giró rápido, su mano aún en la empuñadura de la Espada Maestra.
Pudo ver qué en el umbral de la noche, Zelda estaba caminando hacia él. La chica solo vestía el camisón para dormir y una tela sobre sus hombros para calentarse.
No sabe porque al verla, sintió que se quedó maravillado al verla. No sabe si era por la ropa o por el encanto extra que le daba la luna y la oscuridad en el reflejo que caía a su piel.
Sacudió la cabeza, debe de dejar de pensar estupideces.
-¿Qué ocurre Zelda?
-¿Qué ocurre? Has estado ya fuera mucho rato. Debes de dormir.
Dormir... a veces le daba miedo dormir. Recordaba con claridad lo de la Ciudadela. La muerte, los gritos, la sangre... la sangre en sus manos.
Sintió que el mundo se le empezó a cerrar. Cómo si lo quisiera atrapar. Como si le pusiera presión...
La respiración se le empezó a agitar... otro ataque de pánico. Ya era el segundo del día.
Trató de calmarse, respirar... trataba de que la presión no lo abrume.
Sintió que alguien lo tomó de los hombros y le dio apoyo para que no caiga al suelo, al menos no del todo. Sabe que estaba de rodillas.
-...ink... Link... ¡Link! – la voz se hizo clara, el mundo ya no era angosto. Podía ver con claridad.
Pudo ver a Zelda, que estaba arrodillada frente a él. Sus ojos brillando con preocupación... pero también con tristeza.
-Estoy bien....sólo necesito...
Zelda ni le dio el tiempo de hablar. Ella solo lo abrazó, paga que se sienta al menos seguro con ella. Que sienta que estaba todo bien aquí, a su lado. Al menos por ahora.
Y Link devolvió el gesto, la nube oscura en su mente disipándose. Y por un breve segundo, se calmó.
Era esta calma la que deseaba con tanta desesperación. Y no la hallaba en nadie más... sólo con Zelda. Y eso era extraño. ¿Por qué era sólo con ella? ¿Por qué...?
Zelda sintió los brazos de Link abrazarla. Y ella devolvió el gesto con más fuerza. Le dolía verlo así... su mente atormentada y sin descanso.
Pero a la vez, sabe que él no desea hablarlo. Era esa carga que siente lo que hace que aún pueda estar de pie y... le daba fuerzas. Fuerzas del dolor que siente para que otro no lo pase.
Eso lo hacía un Héroe a sus ojos. Pero ser un Héroe es sinónimo de dolor, sacrificio y penas. Nadie entiende eso... ni ella lo hace.
Lo único que puede hacer por él, es estar aquí para ser ese abrazo que él parece que necesitará mucho tiempo...
Quizás para siempre.
---
Ya era la mañana del día siguiente. El alba ya había llegado.
A las afueras del pueblo, se puede ver como es que Link le ponía a Epona su asiento para poder montarla. Algo que la yegua dejaba sólo para su jinete.
El muchacho vio como Alice, Shawn y Diana llegaron con sus propias monturas. Además de armados y listos para el viaje...
-Ok. Todo listo. – Alice le lanzó al muchacho lo que era una pequeña bolsa. – Ten, tu ración para el viaje. No lo vayas a gastar todo.
Y eso era lo que no pensaba hacer, de ninguna manera lo haría.
Agradeció el gesto a la chica, para luego ponerse a ver qué...
-Link. – Zelda se le acercó con preocupación. – Espero que todo esté listo.
-Lo está. – Miró a los que lo iban a acompañar. – No era necesario que...
-Ellos....van para que no te sientas sólo y... en casos de emergencias. – Insistió ello. – Esto no lo debes de hacer solo. Y lo sabes. – la chica se calmó. – Escucha... es posible que en tu camino al bosque, te encuentres con un Sheikah que... está bajo mis servicios.
-¿Un Sheikah?
-Si. Su nombre es Sheik. Ella... me ha ayudado en los investigaciones. También que es muy hábil. Ella puede darte información que necesites de los Templos. Lo que sé, es que ella está por la zona de los Bosques... ya mandé a otro Sheikah a que avise para que te dé un apoyo.
Link no supo que responder, sólo asintió. Si Zelda le decía ello, no era nadie para refutarle las cosas. Al menos eso es lo que cree.
Las puertas de la salida del pueblo se abrieron. Mostrando lo que sería el umbral al camino que deben de tomar.
Link miró a Zelda, no supo cómo decirle que se iba, así que solo le sonrió. Ella haciendo lo mismo, tomando su mano y dando un apretón.
Uno que fue difícil de soltar para los dos. Pero que se hizo, para que Link avance hacia lo que sería su primera travesía.
-Link... - ella lo llamó cuando él subió a Epona. – Ten cuidado.
El Héroe asintió y dándole una orden a la yegua, emprendió rumbo a la salida con sus acompañantes yendo tras él.
Diana se despidió de su amiga con la mano, partiendo con el pequeño grupo.
Selene vio a su hija quedarse ahí, mirando como se iban. Pero era lo que la hizo entender que ya no había marcha atrás. Habían dado el paso inicial al que puede ser la salvación o la destrucción del Reino.
-... Tú también debes de prepararte hija. No lo olvides.
Y la princesa lo sabía... ella también tiene una misión.
Hora de acabar con el reinado de Ganondorf.
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