Diferentes Charlas en el Bosque
Era sorprendente lo que la necesidad puede hacer.
Puede hacer que uno trabaje con alguien quién no desea ver ni en pintura.
O bien puede hacer que uno crea en algo que antes lo veía absurdo.
Eso era lo que pasaba enfrente de ellos. La gente de Hyrule, los pocos que habían venido a acompañar a la Familia Real, habían aceptado la existencia de los Kokiris.
No sólo ello, también estaban trabajando juntos y en armonía. Algo que antes era impensable. Más tras los últimos 300 años, en donde se empezó a desprestigiar la magia y las creencias en las Leyendas.
Diana y Alice veían como el trabajo de hacia. Algunos ya se estaba acentuando aquí, dado que si va a haber un tratado de comercio... deben de hacerse leyes y reglas.
-Me impresiona lo bien que trabajan los Kokiris.
-Son muy trabajadores. En su mayoría... - Ciela le respondió a Alice, quien comía de la fruta que tenía en la mano. – en unos días tendrán ya todo listo para que algunos se queden.
-Pues a mí me gustaría. – Diana dijo ello sin chistar. – me atrevo a decir, que puede ser un pequeño sueño.
-Se entiende. Es un hermoso lugar el que tienen aquí.
Ciela agradeció las palabras, a la vez que veían como Shawn se les acercaba. Parecía haber estado hablando con unos Kokiris sobre mejores modos de recolección y de cosecha.
-Listo. Creo que llegue al punto. Eso ayudará a todos a futuro.
-Bien ahí nerd, ahora no hay que preocuparse por algo. – Alice le dio una burla a su casi hermano, a lo que él rio. - ¿Qué creen que siga de aquí?
-... Creo que Zelda tratará de ver que Templo podríamos liberar luego. – Diana sabe cómo es su amiga y el como su cabeza trabaja. – Puede no parecerlo, pero aún ahora ve las opciones.
-No esperaba menos de la princesa. – Shawn asintió. - ¿Creen que nos dejen ir como la otra vez?
-A mí me agradaría. Link es el Héroe, pero hay cosas que no sabe y puede que necesite ayuda.
Eso no lo niega. Diana sabe que sin ellos aquí, Link pudo acabar fatal para cuando trataron sus heridas.
No se lo dijo a Zelda ni ha nadie, pero Link se quejaba tanto del dolor de su hombro que lo tuvieron que agarrar entre los tres para que puedan tratarlo. No fue fácil...
-¿Y donde está...?
-Está con Epona y de ahí iba a ir con mi mamá, para ver sus heridas. Dado que la princesa básicamente le prohibió usar la espada... y le obligó que haga eso cada día para ver cómo mejora.
Alice río a la respuesta de Diana, a la vez que Shawn sentía que el Héroe estaba sufriendo ya del control femenino.
-Y yo pensé que pasaría después. Esos dos... es como si... no sé. Cómo si hubieran estado destinados a conocerse. – Diana misma no sabe que pensar de eso.
-Pues hay a gente que eso no le gusta. No sé si viste la expresión de Malon... wow, si que estaba celosa.
-Sin contar a Blason. Él no oculta los celos que tiene.
Diana le dio la razón a Alice y Shawn. Ella lo sabía. Por eso es que terminó como terminó, valga la redundancia.
De todos modos, ahora mismo debían de descansar y recuperarse. En estos momentos, la reina estaba hablando con el Brote del Gran Árbol Deku.
¿De qué estarán hablando?
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Selene en su vida pensó que estaría frente al que era el Árbol que muchas leyendas comentan.
De hecho, no era el enorme Árbol. Sino uno pequeño, el brote del anterior. Su hijo... pero que tenía sus conocimientos y demás, así como recuerdos. Pero no la experiencia, siendo esa la razón por la que a veces es muy honesto.
Lo que si pasa, es que el Brote Deku era muy bueno en llevar una charla. Además de que muy animado.
-Me alegro que esté aquí Alteza. Mi padre habría estado encantado de conocerla.
La reina alzó la mirada y vio al que era el Árbol Deku anterior. Todo gris, era ahora solo un tronco muerto y todos lo sabían.
-Es un honor que me haya permitido entrar.
-Puede que mi poder aún no sea como el de mi padre. Pero puedo al menos hacer lo mínimo para tener esta área segura. Y con la ayuda de Saria, el bosque es una zona segura en estos momentos. – el brote sonaba complacido con su tarea.
La mujer se sentó enfrente de él, listo para poder escuchar lo que tenga que decirle. Y el pequeño árbol pareció saberlo.
-Tengo entendido, de que usted sabe de qué Link es Hyliano. ¿no?
-Creo que es notorio al ver al muchacho crecido. – el árbol rio.
-Jajaja. Verdad. Pero creo que hice mal mi pregunta. La pregunta es... ¿Conocía a la madre de Link? – Selene se quedó fría al oír ello. – Según lo que mi padre me dio de conocimiento, la madre de Link vestía ropas que solo se dan a los de la realeza. Parecían ser... un regalo. La manta en la que Link llegó, también era de un material fino.
-....Fueron regalos de mi parte. – Selene bajo la mirada. – Dime... ¿Ella...?
-Se veía débil. Parecía que no había dormido o comido en días. No dudo que supo el destino de su esposo y por eso huyó lo más que pudo, aún con todas las heridas que tenía. Parecía saber que... ir a la Ciudadela era peligroso y tomaría más tiempo. Por eso vino en esta dirección. Sabía cuál sería su final.
-... Ella siempre tan...
-Era una mujer valiente y determinada por lo poco que mi padre vio. Link heredó mucho de ella.
-Y de su padre. Vaya combinación... - Selene dio una risa ligera. – Ella...
-El bosque se hizo cargo. Ella se unió a este, por una razón Link sintió que este era su hogar. Su madre está aquí en espíritu, era una protección para él que mi padre creó. – el árbol se puso triste. – Pero tras la muerte de mi padre, esa protección acabó. Siendo esa una de las razones por la que le dijo que se fuera. Si se quedaba aquí, no siendo Kokiri... pudo ser fatal.
Selene siempre se preguntó porque el árbol le pidió a Link que se vaya... sabía que sin su protección, Link corría peligro al no ser Kokiri.
-¿Qué hay de...?
-Yo estoy aquí. No hay problemas. Es cuando no hay un guardián, que las cosas se pueden poner mal para uno. Así que no se preocupe. – Selene sonrió algo más tranquila. – Pero creo que debemos de hablar de más temas. Cómo el hecho de que Ganondorf notará esto.
-Si. No hay duda de que actuará. La pregunta es... ¿cómo?
Saben que el haber perdido un Templo tal vez no sea la gran cosa. Pero sabe que puede ser algo peligroso para él.
-... Hay que movernos rápido.
-La princesa piensa lo mismo. Hasta hace poco estuvo aquí. Me preguntó todo lo que pudo y lo que mis conocimientos me daban. Parece estar muy metida en esto.
Así era Zelda. Desde que regresó Link, su entusiasmo para detener a Ganondorf creció. Sabe que no puede ayudar a Link en las peleas, pero lo puede ayudar al menos en las partes mentales.
Hablando de mentalidad...
-Link... él...
-No dudo que Link tiene traumas. – el brote se mostró triste. – perdió en días el lugar que llamó su hogar, su identidad y años de su vida... además de su inocencia. Es natural que este afectado por lo que ha vivido. A veces, siento que el mundo es muy cruel con él.
-... ¿Es esta la voluntad de las Diosas?
-Puede que tengan un plan. Uno no entiende el pensamiento divino. Dado que también ha pasado que... no podemos sólo preguntar. Sólo queda avanzar.
Y era la verdad. Pero no es fácil.
Selene decidió quedarse un rato más hablando con el pequeño árbol. Para así poder saber más de él.
Que extraño día...
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Link estaba siendo revisado por Beth, que era la doctora que habían traído. La mujer estaba viendo la herida en el hombro y la de la pierna.
Navi estaba viendo todo con algo de preocupación. Dado que esperaba que no hubiera malas noticias.
-Seré sincera. No sé cómo has aguantaste con ese rastro de veneno en tu sistema tantas horas. Pero estas bien. Así qué tranquilo. – Link soltó un suspiro. – Pero la herida del hombro aún requiere descanso y que sea limpiada. No pociones.
Link asintió varias veces. Eso era lo que le bastaba para poder estar mejor.
Se empezó a vestir para poder salir de la tienda que habían puesto, a la vez que...
-Ah. Y no entrenamiento de espadas. Ya debes de saberlo. La princesa matará a quien no te detenga de hacerlo. – la mujer rio al ver la cara de Link. -... es agradable verla tan alegre tras tantos años. Desde que esto ha pasado, perdió esa chispa que la hacía tan brillante.
Link se puso su sombrero y vio como Beth alzaba la mirada.
-Mucho se perdió. Vidas, familias.... Inocencias. Zelda fue forzaba a crecer rápido. Tomar decisiones para poder ayudar a su madre en el control de la gente, la poca que estaba para ayudar. Y también entender que su vida no sería la misma.
-... ¿Todos han...?
-A su manera. Así es como mi hija también lo afrontó. Tratando de ser fuerte, entrenando y también siendo más... comprensible con la gente. Blason... creo que él solo pago el precio de que su padre parecía desear hacerse con un nombre aún mayor. Pasar 7 años bajo su mando... eso lo cambio de la persona que era.
-Entendible. Él era... diferente.
-Siempre tuvo ese deseo de querer impresionar a su padre. No sólo ello, impresionar a Zelda.
Link alzó una ceja al oír ello. Eso... sabe porque oír eso no le gustó. Frunció el ceño sin saberlo. Beth sonrió, que chico tan transparente.
-En fin, lo mejor será que vayas y descanses. Sino, llamaré a la princesa.
Link se tensó al oír ello. Ni loco invocará de nuevo la ira de Zelda.
El muchacho agradeció a la mujer por la atención que le dio. Tras hacer una reverencia, salió de la tienda, con Navi tras él.
El hada voló cerca suyo y...
-Es una fortuna que no haya nada malo. Pero por favor, haz lo que te dicen y descansa. No sirve de nada que vayas medio muerto al siguiente Templo. Si son como el del Bosque, serán algo que no podrás superar si vas a medias.
Link soltó un suspiro. Es verdad. Y no quiere darle más preocupación a Navi. Menos tras todo lo que han pasado...
El muchacho caminaba al lugar donde pasaba las noches. Su vieja casa...
Cuando regresó, cuando estuvo en condiciones de moverse de nuevo tras la fiebre, tomó la casa de su infancia para poder dormir lo que pueda.
Aún recuerda la primera vez que entró a la casa que dejó atrás años atrás. Era un sentimiento de nostalgia. Todo estaba ahí aún...
Según los Kokiris, ahí vivió otro Kokiri que se fue hace 7 años. Algo de lo que ellos se arrepienten por como lo trataron.
Ninguno puso peros, Link ocupó la vieja casa. Saria debió de limpiarla mientras él no estaba. Un gesto que agradece enormemente.
Se paró frente al árbol y soltó un suspiro. Era difícil mantener la mentira, pero era lo mejor. De ese modo, se ahorra explicaciones y demás.
No desea dar explicaciones ni nada.
Aun asi, era extraño estar frente a la casa que era tuya sin poder decirlo.
Link sonrió al ver que el lugar aun era acogedor en lo que pudo dormir aquí. No solo ello, se sentía ya menos una carga. Quizás porque no quería cumplir expectativas de los Kokiris.
Miró el dibujo que había hecho en el tronco de ahí hace años. Era... un simple dibujo de él yendo a pelear con un enorme monstruo.
Desde niño, supo que era diferente. Supo que quería más que la vida de los Kokiris. Y aun sabiendo eso, jamás dejará de pensar que este lugar fue un buen hogar los primeros años. Con el tiempo, vio que no era así. Ya no lo sería más.
Alzó la mano y tocó el dibujo con un gesto que era nostalgia. No fue hace mucho para él cuando hizo esto, pero para el mundo lo fue. Y mucho...
Él ya no era el mismo. Jamás lo sería. Sabía que era la muerte... la ha visto y la ha provocado. Sabe que es la desesperación y el dolor. Es algo que no puede obviar de su vida, no sería correcto. Y de todos modos, estaba seguro de que...
-Link. – La voz de alguien llamó su atención. – Aquí estabas, te estaba buscando.
-Hey Malon. Vine a descansar un poco. Todo el mundo parece deseoso de que no haga nada estos días.
-Oímos de las heridas que tenías. Es de esperarse. – Malon negó con la cabeza. – Por cierto, ¿Deseas algo? Tengo cosas en mi tienda... Dudo que desees seguir comiendo frutas.
No lo niega. Tras probar más cosas que hay en el mundo, solo comer frutas y verduras, como que ya no le basta. Al menos eso es lo que él cree.
Asintió, como dándole la razón. A la vez que decía que iría a la casa donde está quedándose para poder descansar. La chica dijo que regresaba en unos minutos.
Link la vio irse, a la vez que empezaba a subir las escaleras.
-Malon es buena amiga.
Navi no dijo nada, dado que ella sabe que Malon no está haciendo esto solo por ser buena amiga. Eso era claro de saber la verdad. Pero para Link eso no era el caso.
Para él, Malon era una amiga. Una que se preocupa por él. Nada más. Y eso puede ser algo que le puede jugar en contra.
Pero el hada no dijo nada, solo se quedó en silencio. Viendo como Link dejaba a un lado la espada Maestra, así como también lo que era el Escudo Hyliano. Se sentó sobre la pequeña cama que alguna vez usó y cerró los ojos.
Su mente divagaba a veces en el pasado. Su infancia. Era un recuerdo lindo el que estaba aquí. Pero a su vez, era lejano... y sabe que jamás va a regresar.
Oyó los escalones siendo subidos por alguien, alzó la mirada, viendo a Malon. La chica tenía en sus manos lo era una pequeña canasta donde tenía varias cosas para comer. Entre ellas pan y lo que parecía ser un jamón. Eso le llamó la atención...
-Pensé que te gustaría un poco de jamón ahumado. Mi tío lo preparó y nos dio esto a Marín y a mí para el viaje.
Link sonrió ante el gesto, tomó la comida y soltó un suspiro al dar el primer bocado. Vaya que se estaba muriendo de hambre.
-¿Deseas algo Navi?
-¿Hay terrones de azúcar?
Malon sacó un terrón para ella, a lo que el hada lo empezó a comer con gusto. La chica pasó a ver como Link comía. Se notaba que los modales no eran lo suyo. Casi parecía que veía a un animal comer, pero no lo juzga.
El curarse también genera hambre y ella es consciente de que Link necesita toda la comida necesaria para no desmayarse. Por eso estaba haciendo esto...
-... ¿Deseas más?
-¿Puedo? – Y ver como sus ojos se iluminaban por comer, solo la hacía sonreír.
Ella le mostró más de la comida que estaba ahí. Link de verdad estaba tan enganchado en la comida, que no notaba la expresión que Malon tenía al verlo. No notaba lo mucho que había en esos ojos.
Malon era una chica que no creía en esas cosas del destino, para ella eso no era importante. Pero era consiente que hay fuerzas en este mundo que a veces uno no puede controlar o evitar.
Y ella sabe que las emociones son una de esas tantas fuerzas que uno no puede tener en control. Lo sabe desde ese día hace 7 años... y porque aunque lo haya deseado, jamás ha podido superar la emoción que siente al ver a Link.
¿Es absurdo? Lo es. Pero no le importa. El verlo así, tan feliz y despreocupado... era algo que la llenaba de alegría.
¿Cómo puede dejar ir ese sentimiento? No puede. Y no le importa a quien tenga que hacerle frente. Esa expresión de paz es la que desea que él siempre tenga. Y luchará por ella, aun contra la Princesa Zelda.
-Sabes Link, oí lo que hiciste. En ese Templo... - Link dejó de comer y miró a Malon, su mirada tornándose seria. - ¿Es verdad?
-... Lo es. – Link bebió de la leche que ella había traído. – Ganondorf se quiso de hacer del Templo del Bosque.
Malon había oído de esos en las leyendas. Con que si existen... Era algo que le daba miedo. ¿Qué otras cosas hay allá fuera? ¿Qué cosas estaba dispuesto a enfrentar Link?
-... ¿Y deseas afrontar esas cosas?
-Si. Es algo que solo yo puedo hacer. – el muchacho puso una mirada que ella antes no había visto. – Si no lo hago yo, nadie más lo hará.
Esas palabras... ella sentía que eran una exageración de su parte. ¿Qué nadie más lo hará? Pero estaba segura que había más gente que pelearía por el reino. Que tomaría su lugar y pelear por el reino. ¿Debe de hacerlo él?
-... No debes de hacerlo. No es tu deber.
-Pero deseo hacerlo. – Link volvió a beber de la leche. – Si no lo hago, me arrepentiré.
-¿Aun si pierdes tu vida? – el Héroe la miró con ligera sorpresa. Notando el como ella parecía estar asustada por lo que él estaba por decir.
No sabe si eso algo correcto de pensar que la hacía verse tierna con esa expresión. Negó con la cabeza. No debe de pensar eso.
-... Mi camino es uno que nadie puede recorrer. Solo yo... - Eso era definitivo. Nadie más debe de cargar con lo que él. Era lo que...
-... Estás siendo un tonto. – Malon afiló la mirada. – Puedes tener una vida tranquila...
-No hay nada de eso mientras Ganondorf esté allá fuera. No mientras que siga en el poder. – Link apretó el puño al pensar en ese sujeto. El desprecio nato que siente, volviendo. – No solo quiere más poder, le importa poco o nada que hacer para hacerse con este. Aun si debe de destruir a los que supuestamente lo siguen.
Malon pudo ver un claro desprecio hacia Ganondorf por parte de Link. Uno que ella misma sentía en carne propia por como sus ojos se afilaron.
No estaba ahí la expresión de antes, la de alegría e inocencia. Sino una de determinación para acabar con la persona que había dejado en este estado al reino.
¿Qué tanto había cambiado en ese Templo? ¿Qué había visto y vivido para que...?
-... Link. – Su voz lo sacó de su estado de trance. Sus ojos volviendo a su estado de siempre... - No deberías de pensar de ese modo.
-... Quizás. Pero si deseo salvar Hyrule.... Debo de hacerlo. Lo prometí...
Malon apretó los puños al oír ello... Lo había prometido. A Zelda... A ella le había prometido hacer esto. El de pelear y el de un día poder liberar al reino de la unfluencia de Ganondorf.
El solo saber ello, de saber que él estaba dispuesto a pelear hasta la muerte por ella la molestó en gran medida. Y...
Link vio como Malon se puso de pie y...
-Me debo de ir, tengo cosas que hacer. Ya sabes, tratar de hacer un trato de comercio con los Kokiris.
Link asintió, no entendiendo el porque parecía que ella había cambiado su modo de ser por como sus ojos se mostraban. Parecía molesta y mucho....
El Héroe del Tiempo solo la vio irse, a la vez que seguía con su comida y su pronto tan merecido descanso. Se lo merecía...
Navi por su lado...
-Iré por ahí Link. Deseo estirar las alas. No puedo estar todo el día estarte vigilando. No eres un niño ya.
-¿Y eso...?
Verla irse, como si tuviera prisa lo confundió. ¿Dijo algo mal? ¿Acaso se comportó como no debía?
-... Que extraño. – Link volvió a lo suyo, sin saber que rayos estaba pasando.
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Zelda estaba en su tienda, leyendo la información del que puede ser el próximo de los Templos.
Era sabido que la Montaña de la Muerte era un lugar muy peligroso. Pero al mismo tiempo, sabe que es un lugar importante, dado que según las leyendas Gorons, un enorme dragón habitó esos lares y uno de sus líderes le hizo frente.
Pero a su vez, el mismo dragón parecía haber sido dejado ahí por el Héroe del Cielo y la Hylia Mortal, para que vigile esa zona.
Al final, los dos bandos llegaron a un acuerdo. Pero a la vez, se acordó que el dragón estaría en descanso para no molestar a nadie. Esa es la leyenda y Zelda no sabía que pensar. ¿Qué tanto será real y que tanto no?
La princesa pensó en lo que puede ese significar para ellos. Pero optó por hablar esto con Link, dado que él es el que entrará a ese Templo.
La mera idea de que Link haga eso, le hizo sentirse mal. Muy mal... Pero es consciente de que esa es la única manera en la que él puede lograr avanzar a su meta. Y ella prometió ayudarlo en esto... aunque sea un proceso difícil y doloroso para ella.
Se puso de pie con algunas notas en mano, solo para ver que alguien entraba a su tienda. ¿Quién...?
-¿Malon? – Zelda vio a la chica que estaba con lo que parecía ser unas cosas. - ¿Qué haces...? ¿Cómo...?
-Traje cosas que la Reina solicitó para que coman. Por eso me dejaron entrar los soldados que tienes ahí fuera. – Malon dejó la canasta a un lado, para luego... - Y también para esto...
Zelda en su vida se esperó lo que vino después. Había estado tan confundida, que la acción de la granjera la sacó de cuadro.
No fue hasta que notó que su cara había sido agredida y que la mejilla le ardía, que salió del shock... ¿La había abofeteado?
-¿¡Que demo...!?
-Te lo dije... ¡Te dije que si le pasaba algo me las pagarías!
Los ojos de Malon no ocultaban su desprecio a la Princesa de todo Hyrule. Y Zelda estaba conteniendo sus ganas de devolver el ataque.
-No sé de que...
-Link. ¡Casi muere en ese endemoniado Templo! ¿¡Acaso no te importa!?
Eso fue peor que la abofeteada física. Esa fue más a su alma... Y esta sintió la ofensa con tal fuerza que afiló la mirada.
-Jamás digas que no me importa el estado de Link. ¡Jamás!
-¿O qué? ¿Me mandarás a encerrar? – Malon la miró con burla. – No se vería bien para ti.
-... Estás tentando mucho la suerte Malon. No sé porque me odias o porque no te agrado, pero no estoy para esto...
-¿No lo sabes? Claro que lo sabes. Es por ti que Link está pasando algo horrible. – Malon pareció disfrutar el ligero dolor en los ojos de Zelda. – ¿Hasta cuando harás que siga con esto? ¿Hasta que muera?
-¡Eso no es...! – Zelda se quería calmar, pero no era tan sencillo. – Link lo decidió... No puedo...
-¡Mientes, lo dices porque sabes que él hará todo lo que le pides! ¡Solo lo estás usando!
Y ahí Zelda perdió la paciencia. Alzó la mano y le devolvió a Malon el gesto de antes, sorprendiendo a la granjera por la mano tan pesada que tenía la princesa... Casi la hace caer.
-¡Yo no hago eso! ¡Si fuera por mí, él estaría lejos de aquí! ¡Viviendo una vida tranquila tras todo lo que le hice pasar hace años! ¡Pero no, es un idiota terco que no me oye! ¡Solo me queda ayudarlo con lo que puedo hasta que todo esto acabe! – Zelda alzó un dedo y señaló a la chica con rabia. – Jamás... ¡Jamás! Digas que Link no me importa o que lo estoy usando. No necesito soldados o guardias para ponerte en tu lugar, Malon.
La pelirroja afiló la mirada. La princesa habla en serio. Parece que no es el tipo de princesa que pensó que sería. Y aun así...
-... No necesito saber mi lugar princesa. Sé dónde es... Y es ayudando a Link a que se sienta bien y en paz. No necesito darle más cargas. No como tú y la cruzada que hacen usando a Link...
-Esta cruzada es nuestra última esperanza. Y Link lo sabe... ¿Acaso no crees en él?
-... No si eso lo lleva a la muerte. Lo quiero vivo. A mi lado... - Zelda cerró un puño con fuerza. - ¿Qué hay de usted princesa?
Zelda estuvo tentada a decirle todo. La verdad de lo que cree... pero no fue capaz. Porque primero estaba el reino. Primero estaba la gente y luego ella.
Malon lo vio como respuesta y sin decir nada, se retiró. Dejando a la princesa sola unos segundos... Unos que bastaron para que Zelda tome lo primero que estaba al alcance de su mano y lanzarlo al piso con fuerza. Y aunque sonó con fuerza, nadie vino...
Mejor. No deseaba que vieran su cara... de seguro estaba conteniendo las ganas de llorar que tenía. Diosas, era lo que deseaba hacer y no podía. Porque de verdad, le dolía lo que le había dicho. Ella no era de piedra. No lo era...
EL dolor de saber que Link casi muere... de saber que es solo el primero de 5 Templos, era una carga que Zelda no sabía si podría soportar tanto tiempo. De todos modos, estaba cansada de tener que...
-... ¿Quién se cree ella? Ella no sabe lo que siento...
-Eso pasa porque te lo callas.
Zelda alzó la mirada y notó que era Navi la que había llegado. El hada se mostraba algo incomoda al estar ahí. Sin saber que decirle. Pero el escuchar el tono de Zelda, algo triste, la hizo hablarle. No sabe si fue lo correcto o no. Pero optó por... hacerlo.
-¿Navi? ¿Dónde está...?
-En su casa. Descansando. La verdad, lo de ayer lo mató del susto. Deberías de hacerlo más seguido. A ver si así entiende que su salud también importa.
Zelda sonrió un poco. Para luego bajar la mirada. Algo que Navi vio como una señal de tristeza y también de algo de...
-... Dime la verdad Navi. ¿Crees que solo le doy dolor a Link? ¿Qué todo habría sido mejor si no nos hubiéramos conocido jamás?
El hada podía ver que todo esto, afectaba a la princesa de una manera diferente a la que afecta a Link.
Voló para posarse sobre su hombro, alzar su pequeña mano y ponerla sobre la mejilla derecha de la chica.
-Te tengo envidia, ¿Sabes? – Zelda no entendió a que se refiere... - Cuando Link te vio, supe que habías creado un impacto fuerte en él. Uno que nadie más había hecho. Y al conocerte más, eso creció. No sabes lo dispuesto que estaba en ir a buscarte bien despertó... O lo mucho que se alegró de saber que estabas bien. Y eso, Princesa Zelda, hace que los celos crezcan... No solo los míos, sino el de muchos más.
-... Navi, tú...
- Soy un hada guardiana. Aun siendo Link un Hyliano, juré estar a su lado. Pero a su vez, sé que hay cosas imposibles. Siempre he admirado la voluntad de Link, su valor y su determinación. Y no dudo que Malon lo hace... y tú también, aunque lo niegues.
La princesa solo tuvo la decencia de sonrojarse, a la vez que pensaba en que decirle al hada para que...
-... No sé que es lo que siento con exactitud. No niego que me gustó hace años. Pero era una niña... Y tras estos años, tantas cosas han pasado. Tanto... y no puedo olvidar que él no ha crecido mentalmente nada por lo que ha pasado. Eso limita las cosas... Es importante para mí, eso lo sé. Pero más allá de una amistad, no lo sé...
-Es de esperarse. Han pasado años para ti. Y Link no sabe de esas cosas, al ser aun el niño de 10 años que conociste. Pero... ¿Puedo ser clara? – Zelda asintió. – Hay cosas que la mente no puede ayudarte a entender. Solo... lo puedes sentir. Y Link es bueno en eso. Debiste verlo pelear en el Templo... Estaba asustado, pero solo pensó en salvar a Saria. En empezar con esto para salvar Hyrule... porque lo prometió. A ti y a todos los que lo apoyan.
Zelda no supo que decir... pero quería creerlo. Quería...
-... No quiero que salga lastimado Navi.
-Yo tampoco Zelda. Yo tampoco.... Pero él es así. Y no importa lo que hagamos. Eso es lo que debemos de entender. Lo odiemos o no, Link hará esto. No porque sea su deber... lo siente como su responsabilidad.
-... Entonces la mía en ayudarlo y velar por él hasta el final. – Zelda se puso de pie, mostrándose más decidida. – Puedo entender lo que Malon desea decir. Pero ella no sabe lo que siento o lo que pasa en verdad. Yo soy la que debe de afrontar las cosas. Yo y nadie más.
Navi sonrió al oír ello. Eso era lo que deseaba oír.
-.... Zelda. Yo estoy limitada... puedo velar por Link. Pero hay cosas que no puedo lograr... A veces desearía abrazarlo para que se sienta más tranquilo... Y no puedo... - Zelda oyó la emoción en la voz de Navi. Un ligero dolor y tristeza. - ¿Puedes hacerlo por mí? ¿Estar ahí cuando él necesite ayuda?
-Claro que sí Navi. Eso es lo que haré...
Zelda le sonrió al hada, quien se limpió las lágrimas que estaban en sus ojos. Porque ella siempre supo la imposibilidad de lo que sentía. Y aunque lo sabe, desea lo mejor para Link.
Aun si ella no es la que se lo puede dar.
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Estando al borde de lo que era la entrada al Bosque Perdido... Link solo pudo pensar en que...
-... Te voy a extrañar Saria. – Fueron sus palabras al saber que no quizás no la vuelva a ver.
Oyó pasos a su lado, se giró y pudo ver que era Mido. El pequeño Kokiri tenía una expresión seria, pero se le notaba muy triste también.
Cuando los dos cruzaron miradas, es que el silencio reinó unos segundos.
-... Nunca te di las gracias por lo que hiciste.
Link no supo cómo responder a eso. Siendo sincero, era lo último que esperaba de Mido. Aún cuando no sepa que él era el Link del que todos hablan.
-No es necesario. Lo hice porque Saria era una amiga. Lo habría hecho por cualquiera de mis amigos.
Mido se quedó en silencio, viendo la entrada al Bosque Perdido. Link se quedó igual, por lo que...
-Saria cambió cuando él se fue. – Mido habló con melancolía. – Fue como si una parte de ella se hubiera ido con él. Pasaba mucho tiempo en la Arboleda Sagrada. Sólo se presentaba al resto cuando era momento de los trabajos. Pero de ahí... era como si se hubiera desconectado del mundo.
Link se sorprendió de ello. ¿Acaso ella ya sabía de antemano su destino y por eso pasaba ahí la mayor parte del tiempo cuando él se fue? Cómo si...
-Y así estuvo 7 años. Ella no se alejaba de la Arboleda. Hasta que un día, que estaba de trabajo como el resto... ella sintió el cambio en el Bosque, así como todos. Sólo dijo que debía de ir al Templo y nada más. Se fue, no se despidió. Yo simplemente traté de ayudar como pude... pero no bastó.
-Ella debió de valorar el gesto más que nada. No te sientas mal. – Fueron las palabras de Link, en su vida pensando que animaría a Mido.
Este niño había sido una molestia en su infancia. Lo había tratado mal, se había burlado y hasta lo había culpado de la muerte del Gran Árbol Deku.
Pero pareciera que estos 7 años han bastado para que su actitud cambie en algo. Aún ve cosas del pasado, pero ya no es tan... orgulloso como antes.
Pensar que bastó el alejamiento de Saria para que eso pase. Eso demuestra cómo algunas personas importan mucho para otros.
-Ya te lo había dicho. Pero cuando te veo... me recuerdas a Link. – El Héroe lo pasó a ver. – Me gustaría poder pedirle perdón.
-... Donde sea que él esté, de seguro lo apreciaría.
Fue lo único que pudo decir. Se contuvo en el deseo de decirle la verdad, pero debía seguir firme en su decisión.
Él era Hyliano, no pertenece a este lugar. Y diciendo la verdad, no cambia nada.
Por ahora, sólo debe de quedarse en silencio. Quizás al final de esto lo pueda decir. No ahora, no era el momento.
Mido pareció apreciar las palabras de Link y sonrió un poco. Ambos se quedaron en ese estado de ver la entrada al Bosque Perdido.
Era lo más cómodo para los dos, el pequeño silencio si que lo era.
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Zelda había salido de su tienda, con Navi a su lado. Ambas listas para buscar a Link y poder hablar.
El Bosque Kokiri estaba mostrando ser un buen lugar en lo poco que llevan aquí. Pero saben que quedarse aquí de manera eterna, era un sueño vano.
La princesa caminó hacia lo que era el centro del lugar, encontrándose con Diana, Alice y Shawn.
-Oh, hey Zelda. – Diana saludo a su amiga, quien le sonrió. – Ciela aquí presente nos explicaba algunas cosas de los Kokiris y sus reglas.
-¿En serio? – La princesa alzó una ceja. - ¿algo que deba de saber?
-Aparte de que siempre repite de que acercarse al Bosque Perdido está prohibido. No. – Alice se encogió de hombros.
-Aunque si es muy clara en el hecho que respetemos los cultivos y demás. No tomar más de lo necesario. – Shawn dijo lo que ella siempre recalcaba.
-Porque así es. Hay que respetar lo que naturaleza nos da. No hay que tomar más de lo necesario. – Ciela dijo eso con firmeza. – De hacerlo, puede provocar que las plantas se vean afectadas y no crezcan más.
-Ella tiene razón. Es una regla básica para nosotras las hadas y los Kokiris. – Navi apoyó a su igual. – Por cierto Ciela, gracias por no decir quién soy al resto.
-Ayudaba que eras un hada que no paraba mucho con el resto. Sólo los que te conocemos y sabemos de Link, te podemos enlazar.
-.... Dices que soy olvidable.
-Yo no dije eso.
Los 4 rieron al ver como las dos hadas entraron en una pequeña discusión. Una nada agresiva. Pero que denotaba lo mucho que algunas cosas pasan.
De todos modos, Zelda estaba feliz... puede que esté sea el primero de tantos pasos para restaurar la paz en Hyrule.
Fue en eso, que oyeron murmullos. Lo que llamó la atención de todos. A Zelda esos murmullos no les gustó.
Caminó en dirección de ellos, siendo seguida por el resto.
La chica no tardó mucho en llegar a lo que sería el origen de los murmullos. Pudo ver a Malon discutiendo con Blason y unos soldados. Esto no era bueno...
-¿¡Cómo te atreves a decir eso!? ¡Ya les di toda la comida que necesitan! ¿¡Y desean más!?
-Es para tener a los soldados alimentados y listos. ¿Crees que unas simples frutas bastan? Si es así, que nos den más.
-Eso no. No podemos dar más de lo que el bosque ofrece. – Fado fue la Kokiri que se le oponía. – No sé cómo eso no te entra en la cabeza.
-¿Creen que esto basta para alimentarnos? ¡Es una miseria!
-¡Pues lárgate si es que no quieres estar aquí! ¡Tú y tus soldados no hacen más que estar ahí parados!
Zelda admitía que Malon tenía agallas. No muchos se ponen frente a Blason y le plantan cara. Aunque sea en que esto puede ser malo si no interviene.
Esto estaba llamando la atención. Y eso no era bueno.
-¿Qué ocurre aquí? – Fueron sus palabras, haciendo que no había visto nada.
Los que estaban en medio de la pelea la pasaron a ver. Malon mostrando algo de molestia al verla, pero logrando decir que pasaba.
-Este tipo pide más comida de la que hay para sus soldados.
-No pido más que lo justo. Dado que mis hombres necesitan estar alimentados en caso de una pelea. Ahora que los recursos están volviendo, no es necesario racionar las cosas como antes.
Zelda soltó un suspiro. Por si fuera poco, había olvidado que este podría ser un problema. La falta de comida era un problema y eso forzó a hacer las raciones que han estado de vigencia estos años.
Ahora que eso parece no ser necesario, piden más. Aún no habiendo acabado todo desean el mismo estilo de vida que antes. No puede pasar.
-Si tanto desean comida, pueden quedarse con parte de mi ración. – Fueron las palabras de Zelda, sorprendiendo a todos. – No necesito tanta comida, y mi madre pensaría lo mismo.
-Zelda, no debes de...
-General. – Le habló a Blason con formalidad, para que no olvide su lugar. – Le pido de manera amable que a la otra que desee algo, lo hable conmigo o con mi madre. No con la persona que no tiene culpa de que sus soldados deseen algo que aún no se merecen. Espero que a la próxima no haga un escándalo. Menos con la gente que está siendo tan amable de tenernos aquí.
La voz sería de la Princesa hizo que solo el canto de las aves se oiga. El tono de mando y fuerza que Zelda dio, era digno de una regente. Más por como estaba parada.
-... Como ordene. – fue lo único que pudo atinar a decir.
Zelda vio a Blason irse, sabía que él y los soldados bajo su cargo serían un problema. Estaba muy arraigados en las ideas de Forge, al ser quien los entrenó, que teme algo a futuro. Diosas, a veces desearía poder sólo olvidar todo esto.
Miró a Malon, quien asintió sin decir nada. No quería darle las gracias, pero no lo hizo por ella. Lo hizo para que vean que aún con la mejora de las cosas para la comida, eso no va a cambiar nada. No hasta que estén en verdadera paz.
Zelda al final dijo que cada uno vaya de nuevo a lo que estaba haciendo. Y que si de verdad desean tratar algo, lo hagan con ella o con su madre, que así verán que se puede hacer.
La princesa optó por irse a ver el pueblo, Navi acompañándola. Quería estar sola....aunque sabía que no era así del todo.
Debido a su entrenamiento era capaz de sentir la presencia de Kain sobre ella. Sus ojos no la dejaban y eso la molestaba. Porque al final, no estaba de verdad sola.
-Dime... - Navi habló. – Ese sujeto... ¿Siempre fue tan odioso?
-.... No. Pero el tiempo y las circunstancias lo han hecho así.
Lamentaba el cambio de su antiguo amigo. Sentía que cada día se tornaba más como su padre. Y este no era nada querido en el pueblo o la gente que había tenido el no tan grato placer de conocerlo.
Forge había sido de lejos, uno de los peores generales que habían tenido. No porque haya sido débil ni nada de eso, sino porque sus dotes de liderazgo eran prácticamente nulos.
Ella sabía que el ejército de antes era escaso en relación al anterior, dado el mal trato del hombre con los soldados.
Bordeaba la crueldad y muchos reclutas que se unían, acababan yéndose dado el mal trato que el tipo daba a la mayoría. Que no era de cuna noble... llamarlo racista era... un término muy acorde. Pero también, era extraño porque habían cosas que muchos decían no bastaba para darle ese término.
A ella le daba igual. Jamás le agradó. Y para muchos, fue una alegría que ya no esté, por más cruel que suene. Y qué fue lamentable como en su desesperación y su orgullo, llevó a miles a una muerte segura.
Zelda simplemente sacudió la cabeza, quedándose viendo el arroyo que pasaba por el pequeño pueblo.
Lo miró para notar su reflejo. Se le veía cansada. A veces luce tanto así, que olvida lo que era ser una princesa.
Y era gracioso. Antes soñaba con eso, pero ahora sabe cuál es su papel y lo que debe de hacer.
-¿Zelda? – ella se giró al oír a Link llamarla. - ¿Todo bien? Oí que hubo una conmoción..
-Nada grave. – dijo ella, en un intento de que no se preocupe. Ya tenía muchas preocupaciones. – Por cierto, ¿Qué te dijo Beth?
-Pues... nada. Que sólo debo de descansar. Dijo que estaré bien en unos días. Espero que para ese día, ya podamos saber a dónde más ir.
Verlo tan determinado, le agradaba. Dado que para ella, esto era importante. Algo que los puede salvar, el poder recuperar lo que se les fue arrebatado.
Pero se sentía mal por hacer que él sea el que...
Zelda pasó a ver el lugar y...
-Creciste en un bello lugar. -Fueron sus palabras. – Tan lleno de vida.
-Lo es... aunque tras unos años, ves lo mucho que está de apartado del resto del mundo. – Link se puso al lado de ella. – A veces, alzaba la mirada y pensaba en lo mucho que me gustaría ver qué hay más allá de los árboles que rodean este lugar.
-Y lo hiciste...
-No de la mejor manera. – Link bajó la mirada. – El Gran Árbol Deku murió y yo me fui en medio de la madrugada. No quería quedarme o ver a nadie. Saria fue la única que se despidió de mí.
Zelda pudo sentir el como el mencionar a Saria le traía pesar.
-... La debiste querer mucho.
-Si. Fue la única amiga que tuve años. – Fueron sus palabras, a la vez que miraba el arrollo. – Ella estuvo a mi lado cuando nadie más lo hizo. Me siento mal de haberme ido y...
-... Ella sabía que eras. – Zelda habló con serenidad. – Sabía que debías de irte. Pero no lograba hacerse a la idea hasta que llegó el día.
-... Por alguna razón, sé que ella sabía que yo era diferente. – Link sonrió con algo de amargura. – Y aún sabiendo eso, no la puedo detestar o estar molesto. Dado que ella me dio un lugar al que pude llamar hogar. No de la manera más convencional, pero es algo...
Zelda sonrió. Le habría gustado hablar con Saria y haberle preguntado tanto. Saber cómo fue Link de niño. Cómo fue lo que él vivió en estos años...
Y aún sabiendo que verla de nuevo era imposible, sólo pudo dar un gracias a la chica que había criado a Link. La que le había enseñado lo que era bueno y malo desde pequeño.
La princesa miró a Link de reojo, notando ahora una diferencia en su mirada.
Ahora era más afilada, como si lo que pasó en ese Templo lo hubiera forzado a crecer de cierta manera. Y no supo porque pensar que eso le quedaba... aún cuando pasaba la mayor parte del tiempo con su mirada de inocencia y amabilidad con la que lo conoció.
No notó que se le quedó viendo un rato, hasta que Link giró la cabeza para verla. Ella de manera rápida posó la mirada de nuevo en el arrollo, en espera que no se haya dado cuenta de que...
-¿Pasa algo? Te me quedaste viendo.
Zelda juraba que sus mejillas no podían arder más. Hasta sentía la punta de sus orejas arder. La risita de Navi no ayudaba tampoco.
Cálmate Zelda, sólo dile lo que sea...
-Solo pensaba que... tu mirada es intensa ahora. -... ¡todo menos eso! Eso tenía doble sentido. Navi parecía tratar de no morirse de la risa...
Diosas, apiádense de ella...
-Oh. ¿en serio? ¿Tendrá que ver con lo que pasó en el Templo?
Y recordó que Link aún era el mismo. Así que no se debía de preocupar... no sabe si eso es bueno o malo.
Dio un suspiro y...
-¿Qué es lo que viste ahí?
-... Que los Sabios de antes son unos desgraciados que les gusta jugar con uno. – Fueron las palabras de Link, mostrando clara molestia en su voz. – El Templo es cruel... un paso en falso y estás muerto. Lo sé yo, que casi muero al solo entrar.
-... La Skulltula. Si. Nos contaron de ello.
-No era sólo eso. Habían varias cosas que solo podrías captar si es que prestabas atención. Ni había el lujo de pasarte un detalle por más pequeño que sea. Eso te podía salvar la vida.
Zelda captaba la molestia de Link. Era algo que ella también aprendió, pero tuvo tiempo. Ensayo y error en un ambiente controlado. Link no lo tuvo... un error y eso le pudo costar caro.
-.. Lamento que hayas tenido que pasar eso. Quisiera que hubiera una mejor manera de...
-No te preocupes por eso Zelda. – Link la quiso calmar, no era su culpa en verdad. – Solo... sólo me habría gustado no tener que haber aprendido a la mala... los colmillos de una Skulltula duelen.
Lo quiso decir cómo broma, pero ver como ella bajaba la mirada lo hizo sentirse peor.
El muchacho no sabía que podía decirle para que no se sienta mal. Él no la culpa de nada. Y siendo sincero, siente que no hay culpables en esto. Jamás los hubo.
El Templo era necesario y sólo él podía entrar. Era su labor. Su deber. Por lo que sabe que lo que sea que se le venga en los demás Templos, debe de afrontarlo con determinación.
Jamás fue su intención hacer que Zelda se sienta mal. Por lo que sólo hizo lo que se le ocurrió.
Mientras que Zelda pensaba en miles de maneras para pedirle perdón a Link... es que ella sintió como la mano de él tomaba la suya. Un gesto que la hizo verlo con sorpresa.
Él se mostraba algo avergonzado. Pero ella juraba que veía rubor en sus mejillas. Y eso la hizo sonreír.
Ella devolvió el gesto con un apretón, entendiendo que él le decía que no se sienta mal. Que... no era su culpa.
Puede que ella no lo crea del todo, pero el gesto lo aprecia. Y mucho. Uno que la hacía sentirse cómoda. Nostálgica y familiar. Así cómo también, feliz....un lugar de pertenencia que no había sentido jamás.
Navi se quedó en silencio, viendo a esos dos. Soltó un suspiro y pensó que esos dos de verdad, no pueden dejar de lado lo obvio que son. Era... frustrante.
Y aún así, esperaba lo mejor. Ella lo sabía... si él era feliz, ella lo será.
El silencio cómodo siguió unos segundos, hasta que...
-Ah, aquí están. – Diana llegó a escena, parecía haberlos estado buscando. – Zelda, justo... - la chica vio como esos dos estaban tomados de la mano. Sonrió con cierta malicia. - ¿interrumpo algo?
-¡No! – ambos se soltaron rápidamente, dado que no sabían cómo reaccionar. Más al ver como Diana sonreía.
Diosas, juran que sus caras deben de estar ardiendo. Y eso lo hacía todo peor, dado que Diana reía.
-Jajaja. Vengan par de tortolos. Hay algo que Ciela nos desea mostrar en la casa de Saria.
Diana se giró y caminó en dirección de donde estaba la casa de Saria. A la vez que Link y Zelda se vieron un segundo antes de desviar las miradas.
-... Parece que esto no será sencillo. Pero es de esperarse con esos dos... son igual de distraídos por razones muy diferentes.
Al final, fueron al lugar donde Diana los estaba guiando. Era una casa hecha de un enorme trozo de tronco, una que Link reconocía.
Al entrar, vieron como Alice y Shawn estaban viendo entre las cosas que Saria tenía.
-Hey, vengan a ver esto. – Alice mostró unos juguetes. – Juguetes del pequeño Link.
El mencionado se sonrojo al ver ello, a la vez que Zelda parecía ganar un brillo en los ojos que no le gustó.
Antes que él pueda decir algo, la chica se había lanzado a ver las cosas que estaban ahí. Diana riendo al ver la cara de Link.
-Jajajaja. ¡Sabía que eso pasaría! – La chica no ocultaba su diversión. Más cuando Navi también parecía interesada en saber de esas cosas. – Saria guardó tus cosas de bebé.
-¡Maldición! – Ahora sentía que eso era malo...
Solo le quedó ver cómo los presentes miraban entre las cosas que fueron suyas de niño.
Alguno que otro comentario sólo lo hizo apenarse más. Sólo Shawn parecía estar de su lado. Pero ni eso bastaba para que las mujeres presentes no hagan su labor.
En un momento dado, Zelda notó algo. Era una tela, una que de seguro fue la que cubrió a Link cuando llegó a este lugar.
Se notaba que era de muy buena tela, aunque... le parecía familiar.
-Se parece a la que yo tenía de niña. – Zelda dio el comentario en voz alta, a la vez que trataba de entender el porque de la gran similitud.
Antes que alguien pueda decir algo...
-Es porque yo se la regalé a mi amiga para que cubra a su hijo con ella.
En la puerta de la casa, Selene había llegado y se le notaba algo triste.
-... Su Majestad, nosotros...
-Link, creo que debo de pedirte una disculpa. Por no haber sido más valiente en decirte la verdad. Quizás sólo quería estar segura, y ahora que lo sé, no hay razón para ocultar nada.
Nadie entendió a lo que la Reina se refería. Hasta que...
-... Link, yo y el rey conocimos a tus padres. Ambos eran amigos nuestros. Es más, tu padre es Leon Braveheart, el mejor Líder de la Guardia Real de los últimos años. Y tu madre era Mari Greengrass. La prima de Alfred Greengrass, el padre de Diana.
Ante las palabras de la reina, el silencio quedó en el lugar. Siendo el Link el que estaba más impactado... y aún siendo la misma reina, la sorpresa e incredulidad, no se iban.
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