Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Destino en Marcha

"No tengas miedo de recorrer un nuevo camino. Puede ser la manera de encontrar lo que has estado buscando todo el tiempo."

Anonimo

El regreso a lo que era la Aldea fue lento, pero a la vez era molesto. Sus heridas le dolían, pero no era algo que no pueda soportar con todo lo que ha pasado. El dolor físico era secundario para él ahora. Lo podía soportar, más de lo que puede imaginar alguien.

Quizás era porque el dolor emocional era mayor. Una vez vio la entrada, notó que alguien lo esperaba.

Y no era la persona que deseaba ver...

-¡Tú! ¿Qué has hecho? ¿¡Qué has hecho!? - Mido se acercó furioso a Link seguido de otros Kokiris igual de molestos. - La energía del Gran Deku ha desaparecido, eso solo significa que ha muerto... - Link bajó la cabeza sin saber que decir, pero Mido y los demás Kokoris tomaron esa actitud como una aceptación. - ¿¡Cómo has podido permitir que ocurriera!? ¡Es tu culpa! - Al grito de Mido los demás Kokiri demostraron su apoyo a este mientras Link no los miraba, Saria y Navi salieron en defensa de su amigo.

-¿¡Cómo puedes decir eso Mido!? – Saria se acercó a Link, notando lo herido que estaba y que se aferraba a algo en la mano con fuerza.

-¡Si! ¡Tú no sabes lo que paso! ¡Mejor cállate! - Navi se estaba acercando al Kokiri cuando el hada de esta se interpuso y la miro desafiante. Se notaba que se quería ir a los golpes...

Link oía todo en susurros... Oía distintos gritos, de que era su culpa, de que... no pertenecía aquí. Y era verdad, este no es su lugar. Ahora lo sabe...

Alzó la mirada y mostró la expresión más vacía que muchos habían visto.

Link lo declaró en ese momento, este no es su hogar.

Caminó ignorando a los demás, pero Saria iba tras él para ayudarlo, no sin antes mirar a todos los demás con rabia.

-... Dan vergüenza... - Saria miró a Mido, quien se quedó helado del miedo. – Aun tras todo, ¿Lo tratas así? ¿Por qué lo odias Mido? ¿Qué te hizo? – Saria tragó saliva para poder decir lo que se le venía a la mente. – Puede que Link no sea como nosotros, pero tiene un buen corazón... No como el tuyo Mido, que solo veo envidia.

Saria sin perder tiempo siguió a Link, quien estaba subiendo a su casa. A la vez que Mido y los demás Kokiris se quedaban ahí, sin hacer nada. Lo que solo hizo que ellos se vean las caras.

Mido sobre todo, quien jamás había visto a Saria con esa expresión de rabia en sus ojos hacia él u otra persona. Y eso solo le hizo sentirse mal...

----

En su casa, Link estaba cogiendo cosas para poder irse de ahí, no deseaba estar aquí más tiempo del que sea necesario.

-Link. Debes de descansar. – Navi le insistía que irse ahora, era un suicidio moverse e irse del Bosque en estos momentos, dado que estaban no solo cansados de lo que ha pasado, sino que él estaba herido. – Link...

Pero no recibió respuesta. Eso ya la estaba preocupando.... En eso, vio como Saria llegaba con su hada, esta voló hacia Navi, para...

-¿No está...?

-No dice nada. Me estoy preocupando...

Y eso era lo que Saria también estaba sintiendo. Verlo así, tan apagado... Miró las heridas que tenía y supo que...

-Link... - ella caminó a él, puso una mano sobre su hombro para que pase a verla. Lo hizo y notó el vacío en sus ojos. – Debes descansar.

-No.... Debo ir al Castillo de Hyruel... el Gran Deku me...

-No irás a ningún lado con esas heridas o ese estado. Duerme un poco Link. ¿si?

No sabe si era porque fue el tono de voz o porque era Saria, pero él le hizo caso. Ella lo ayudó a caminar a su cama, le quitó el sombrero y lo recostó tras quitarle sus botas. Al hacerlo, ella supo que bien se acueste, será capaz de conciliar el sueño.

Una vez Link puso su cabeza en la almohada, es que...

-Lo intenté Saria... en verdad lo hice...

-Lo sé... - Ella acarició su cabello, mientras él miraba la pared que tenía en la cara.

-Entonces, ¿Por qué nadie me acepta? ¿Por qué...?

Saria no tuvo corazón para decirle algo más. Él se puso a llorar en su cama, a lo que ella hizo lo mismo en silencio. Dado que pasara lo que pasara, ella sabe que Link no es de aquí. Pero igualmente, le duele verlo así.

.....

Unos minutos después, ella pudo ver como Link se había quedado dormido y eso era bueno. Ya que era lo que él necesitaba para esta situación.

Pasó a ver a Navi, quien había estado en silencio todo el rato.

-¿Qué les dijo el Gran Deku?

-... Pues...

Navi no tuvo otra, le contó a Saria lo que sabía. Lo que el Gran Deku les dijo. Y eso hizo que la chica lo entienda, el destino de Link estaba en marcha. Y ella sabe, que de una manera u otra, lo debe de apoyar.

No sabe cuanto pueda, pero lo hará. Era lo mínimo que puede hacer por él.

----

En la Ciudadela, Ganondorf oyó todo lo que Nabooru le dijo y eso llevó a que...

-¿Es todo?

-Lo es. – La mujer asintió sin perder el porte serio que tenía. – Según muchos, el Reino Sagrado es solo un mito en la religión de Hyrule. Pero todo converge con el Templo del Tiempo, que se dice fue creado para cuidar su entrada, así como una supuesta Espada que Repele el Mal.

-Hmmm. Similar a lo que ya sabía. Pero eso no es lo que necesito. Debe de haber más.

-¿Y que más deseas saber Ganondorf? – Nabooru preguntó con cierta molestia. – Es un mito, una leyenda. ¿Quieres arriesgar nuestra gente por algo que pueda no existir?

Ganonforf miró a la mujer y le dio una sonrisa burlona.

-Lo dice la mujer que siempre pone planes locos en nuestros asaltos.

-Que son realistas. Lo tuyo, es fácilmente un delirio. – Nabooru se cruzó de brazos. – No creo que debamos de perder el tiempo en leyendas

-¿Deseas seguir viviendo en ese desierto? - El hombre la miró como si estuviera loca. – Mira estas tierras Nabooru. Su fertilidad... pueden ser nuestra, si nos hacemos con el poder dorado.

La mujer no dijo nada. Ella sabe que en el fondo, tras esa obsesión que puede tener, él lo hace por su pueblo.

La raza Gerudo ha vivido siempre en el Desierto. Ha sido lo que saben hacer. Al mismo tiempo que entiende que puede ser molesto para otros ese estilo de vida. Para ella no es una molestia, ya le daba igual.

Pero otras no ocultan ese fastidio de tener que vivir en un lugar que fácilmente los Dioses lo consideran el peor de todos.

-Solo no hagas tonterías. No sé si lo has visto, pero la Reina y la Princesa te vieron de mala manera... No confían en las intenciones que le diste al Rey.

-Al final, el que importa es el Rey. Si me gano su confianza, lo demás será sencillo. – Era verdad... la cabeza era lo importante en cualquier organización, el reino no es diferente. - ¿Y nuestras Gerudos?

-Ya sabes como son cuando llegan a una zona donde solo hay Voes. – Nabooru dio una sonrisa burlona al Rey, quien se mostró algo sorprendido. – No esperes menos de mujeres que pasan meses sin hombres. Y tú al ser el Rey, pues no te pueden tocar a menos que tengan la intención de ser Reinas de los Gerudos.

-Eso no te detuvo a ti...

-Hush. Ambos teníamos 15. Y la situación se dio para ello. Y yo no oí quejas... - Nabooru se burló un poco de él. – Además, fue hace tiempo.

-Lo último pasó la semana pasada.

-Hace tiempo dije. – Ganondorf alzó las manos, dado que no quería sacar la ira de la mujer. – Iré a ver que hay por la Ciudadela.

Ella se puso de pie, fue a la puerta. Pero en eso, una mano impidió que ella la pueda abrir.

-O, podemos simplemente disfrutar del tiempo a solas que tenemos, además de no tener que soportar todo ese calor.

Nabooru se giró para verlo, sonrió de modo seductor, algo que es natural en las gerudos. La seducción es parte de la cultura de ellas.

-Su Majestad... ¿En verdad desea pasar todo el día en una cama conmigo?

-Solo si deseas tener una buena experiencia.

Ella rio, puede que no sean nada oficial. Pero ella más ha negado la atracción que sintió a él desde que eran jóvenes.

Y decir que el clima de la Ciudadela era más agradable... Pues no perdió el tiempo, el arte en la cama de las Gerudos, no se perfecciona solo.

----

Zelda estaba echando humo, sus libros solo eran palabras sin sentido. Pero esto era algo que necesita de hacer si es que desea que quiere que las cosas salgan bien. Para ella y el reino. No sabe que es lo que puede pasar si es que... lo deja pasar.

-Nada. Otro libro sin nada que me ayude. – Zelda dejó el libro a un lado, sabiendo que no importa lo que haga, no halla nada.

Tomó otro, solo que este si era más viejo. Lo que llevó a que ella se deba de esforzar un poco más en entenderlo... Era un estilo de escritura que no se usa en estos días.

-Agh... Debí suponerlo, esto es de la era del Mago del Viento. El que se dice atacó Hyrule por una supuesta fuerza dorada.

Zelda no pudo reconocer más, dado que estaba harta... Mucho texto que no entiende. El deseo de mandar ese libro por la ventana del olvido venía con mucha fuerza. Pero se calmó.

Tomó aire y se puso de pie, mejor va a la Biblioteca Real y busca ese diccionario que sabe está ahí.

Abrió la puerta de su habitación, tomó aire y puso su cara que siempre pone cuando debe de estar en público. Su cara de princesa.

Caminó por los pasillos de manera clamada, sabiendo que se viene. Sabiendo que debe de poner su mejor expresión ante los súbditos.

Saludó a los que se le cruzaron y ella solo pudo tratar de evitar de reír. Todos creen que ella es una princesa refinada, pero nadie sabe que ella es la que siempre hace las bromas de los que todos se quejan.

Solo su madre y padre saben de ello, dado que es de esperarse, son sus padres y la conocen mejor que nadie. Y ellos son los únicos, además de Impa, que saben de su verdadera personalidad.

A veces ser princesa era tan solitario... Más si era una muy lista.

Y no, no lo dice para presumir ni nada. Lo dice, porque es así. Puede que le guste jugar y hacer bromas, pero el conocimiento y el estudio eran su verdadera pasión. De ser ella, viajaría por todo Hyrule. Para así, un día poder descubrir todos los secretos del reino en el que vive. Así como también... Sobre sus leyendas.

Zelda tenía ese amor por lo místico. Las leyendas del pasado y del origen del Hyrule.

Sus pensamientos se vieron irrumpidos al llegar a la Biblioteca. Al hacerlo, entró y buscó en la zona donde había visto ese Diccionario...

-Aja. – Lo encontró justo en la sección que trataba de los primeros años del Reino. – Es un buen lugar para esconderlo, dado que nadie le interesa ya este pasado.

Ella miró uno de los libros, era de su línea de sangre. Su Árbol Genealógico y como se originaba.

No se sabía a verdadera ciencia, quienes eran los fundadores de Hyrule. Según las leyendas, fueron el Héroe del Cielo y la encarnación de Hylia. Pero muchos no consideran eso legítimo, hasta sus padres lo dejan de lado, ya que no es algo con hechos.

Ella miró el origen del árbol. Solo decía fundadores, no nombres. No nada. Era gracioso, que con el tiempo, muchos nombres de su familia se perdieron. Pero uno perduraba. Y era Zelda.

En solo este tomo, halló como 3 Zeldas. Siendo ella Zelda X. La 5 en su linaje, a la vez que era la primera que había nacido de un matrimonio no político. Todas las anteriores nacieron con matrimonios arreglados... Al menos eso creyó, hasta que vio que una de las Zeldas del pasado, se casó con... un desconocido.

Ella miró eso con rareza. Parece que debió de ser alguien muy especial para que eso pase. O debió de hacer algo en verdad grande para que le den la mano de la Princesa.

Y justo notó que... ella coincidía con la segunda Venida del Mago del Viento. Y que según Leyendas, fue el Héroe Cuádruple quien no solo la salvó a ella y el reino, sino que años después la desposó.

-Parece que algunas si logran su cuento de hadas. – O eso, o la leyenda solo fue una invención para poder imponer poder político.

Una jamás sabe. Pero le quitó importancia. Caminó de regreso a su habitación, solo para que en eso...

-¡Debes de sellarlo ahora! – Su mente le lanzó la imagen de... algo.

Parecía ver lo que era un enorme ojo en una masa de oscuridad, como un demonio. A la vez que ella parecía estarlo reteniendo con sus poderes.

-¡Es tu única oportunidad!

Ella en eso miró, como 4 figuras con espadas similares corrieron hacia el demonio y le dieron cortes precisos. Que hicieron que el demonio ruja del dolor.

Los 4 se hicieron uno, al muchacho no lo vio bien. Pero tenía ropas verdes. Él alzó la espada y el demonio fue succionado en ella, gritando y maldiciendo...

-¡Malditos sean! ¡Princesa Zelda! ¡Héroe! ¡No repetiré este ciclo de nuevo!

Fue su grito final, antes de que el Héroe clave la espada en su pedestal y la energía maligna se disipe.

Zelda sintió el alivio, así como la preocupación por ese muchacho. Corrió hacia él. Lo tomó en sus brazos antes de que caiga y...

-¿Estás bien? – Preguntó él y ella sintió molestia.

-¿¡Yo!? ¡Mírate! ¡Estas lleno de heridas! ¡Eso es...! – Sintió como la garganta se le cerró por el llanto. – Esto es mi culpa. Fue mi idea que...

-Él habría salido de todos modos y roto la espada. Fue lo mejor Zelda.

Ella sintió la alegría al oír su nombre. ¿Por qué...? ¿Por qué oír su nombre la hacía tan feliz?

-Tú...

-.... Verte en peligro y pensar que no te vería de nuevo, solo hizo que entienda lo mucho que me importas. Y aun siendo un simple plebeyo, yo...

Zelda no lo dejó continuar, dado que lo abrazó con fuerza. A la vez que... ella solo sentía que el resto no importaba. Si con eso, él decía su nombre.

Fue en eso, que Zelda regresó a la realidad. Se tomó la cabeza con dolor, a la vez que pensaba que lo que vio era...

-¿Qué fue eso?

No lo entendía. No lo hacía... Es más. ¿Por qué su cara estaba roja y el corazón se le aceleró?

----

Link por su lado, tenía un sueño de lo más extraño...

Estaba caminando al lado de alguien. La niña no la veía con claridad, pero sentía... paz con ella.

-¿Segura de que es una buena idea? – Miró a la niña con algo de miedo. – Se supone que no debemos de estar aquí. Tu padre dijo...

-Mi padre dice muchas cosas. Pero no me puedes negar que esto es algo que quieres hacer. ¿no? – La chica soltó una risa, lo que lo hizo sentirse... raro. – Anda Link, ¿No deseas ver la espada?

-Si, pero... ¿No fue esa la que usó un Héroe del Pasado?

-Lo fue. Y con ella derrotó al Mago del Viento, salvó a mi antepasada y al Reino. Es una lástima que nadie lo recuerde.

-.... Tú si...

-Bueno, ella es la única de mis ancestros que se dice, se casó solo por amor. Se casó con su Héroe. ¿No es romántico?

¿Romántico? No entendía nada. Sólo que en eso, vio como la chica parecía ponerse seria y algo molesta de que él no piense en eso.

-Agh. Eres imposible. No sé para qué me esfuerzo. – Ella suspiró decepcionada. – Llevo años tratando de que me llames por mi nombre y no lo haces.

-No se vería bien...

-Somos amigos, ¿No? – ella preguntó con cierto dejo de dolor. – Quisiera que me llames por una vez por mi nombre.

Link sintió la incomodidad, los nervios y esa sensación rara en el estómago de golpe. No sabe porque, pero sabe que estaba tentado a llamarla por el nombre, aunque él no lo sabía.

Sintió la boca abrirse para hablar, pero...

-Oh. Mira, hemos llegado. – la chica se detuvo ante lo que era como un pedestal. – La Espada Cuádruple. ¿Qué te parece?

-Pues... Que es una espada. – Link sentía que era así. Pero por una razón, sentía que el arma le era familiar.

-Ngh. Eres imposible. ¿Leíste el libro que te di? – Sintió que se rascó la nuca... tic de que estaba nervioso. - ... No lo has hecho, ¿No?

-Estaba ocupado...

-Durmiendo...

-Si... ¡Digo, no!

-Olvídalo. Sabía qué harías eso. – Oyó a la chica suspirar con decepción. – Quizás ya deba de dejar de intentarlo.

No sabe porque, pero oír eso lo puso de los nervios. ¿Hizo algo malo? No quiere verla triste, menos por su culpa.

-¿Princesa...?

-Mira, según las Leyendas, cualquiera que saque esta espada del pedestal hará que la espada lo divida en cuatro. Obvio, eso es la leyenda. Que también dice que mantiene el sello del Mago Vaati, que el Héroe Minish hizo hace siglos atrás.

Todo muy interesante. Pero no le estaba interesando. Sólo se quedó viendo la espada, sabiendo que eso quizás era más interesante. Este lugar alejado de Hyrule no era de fácil acceso.

-¿Me estás oyendo...?

-¿No sientes eso...? – Link la miró con cierta duda.

Ella lo miró con rareza, a pesar de que no veía su rostro. Fue en eso, que algo hizo temblar el lugar.

-Al fin, están aquí. – una voz, una que lo hizo sentir escalofríos. - ¡Haré que pagues con sangre por lo que me has hecho, Princesa de Hyrule! ¡Esta vez si tendré éxito!

De la nada, algo salió de la espada. Era como una masa oscura de energía, una que...

-¡Link! – se giró y vio como esa misma energía se la estaba llevando. - ¡Link, ayuda!

-¡Princesa! – Trató de alcanzarla, pero el ser ese se la llevó. - ¡No, vuelve!

Quiso ir tras él, sólo para ver cómo la espada brilló. Sintió el impulso de sacarla de su pedestal y lo hizo... al hacerlo, se vio con tres como él, con ropas de colores diferentes. Rojo, azul y violeta.

Al ver ello, afiló la mirada. La leyenda era cierta. Eso significa que esa cosa era... Vaati.

Agh, no importaba. Debe de salvar a...

-¡Vamos, hay que salvar a la Princesa!

-¡Si!

Fue el grito de sus contrapartes de colores y corrieron en dirección de donde esa cosa se la llevó.

En su mente, sólo estaba la idea de protegerla. Pase lo que pase.

Fue en eso, que se despertó de golpe. Su mente trabajando a mil por hora por lo que vio. La certeza de que eso era algo real o un producto de su imaginación, ya estaba siendo debatible.

-¿Qué fue eso...? – Link se levantó de la cama y sacudió la cabeza. – Parece que ya estoy imaginando cosas.

Quizás era eso, o era su deseo de irse a la Ciudadela de Hyrule, hablando por él. No lo sabe. Pero si estaba seguro de una cosa...

-Debo de irme. – Link miró por la ventana y vio que era... ya casi de mañana.

Salió de la cama, recordando que aún estaba algo herido por lo de ayer. No importaba, no se puede quedar aquí.

Giró la mirada, vio como Navi estaba durmiendo encima de una tela en la mesa.

-Navi. Arriba... - el niño movió al hada despacio y con mucho cuidado.

-Ngh... No, déjame dormir. – verla acomodarse para seguir durmiendo era algo gracioso de ver.

-Navi, hay que irnos. Debemos de ir a la Ciudadela de Hyrule.

El hada soltó un suspiro y se levantó. Debido a que había estado durmiendo, algo de su luz era baja, por lo que Link la pudo ver con claridad.

Era pequeña, como toda hada. Llevaba un vestido de un conjunto, del color azul claro. Ella tenía el cabello corto hasta la altura del cuello, sus cuatro alas se movieron como para revivir del sueño en que estuvo. La piel de ella era celeste clara, no sabe si es por la magia que la envuelve. Pero una vez ella despertó en si totalidad, la magia volvió a cubrirla y parecía otra vez ese orbe de luz que aparentemente eran las hadas.

-Buenos días Link.... – Navi en eso se dio cuenta de que... - ¡Link! ¡estás bien!

-Claro que lo estoy. Sólo necesitaba dormir. – El niño sonrió para que ella se calme, a la vez que... - Lamento si te preocupe ayer.

-No te preocupes. Saria te cuido y trató tu herida. – miró su hombro, era verdad. Había un vendaje más limpio al que usó él. - ¿Crees que sea...?

-Lo mejor es irnos. – Link sabe que trata de decir. – No quiero darle más problemas a Saria y... - el niño soltó un suspiro. – No hay nada más que hacer aquí.

Navi asintió. Tras ver lo que pasó ayer, estaba con la certeza de que era verdad. Los Kokiris desprecian a Link. Y él desea irse.

Quizás iba a pasar tarde o temprano, pero a la vez, lo de ayer solo acelera el proceso.

El hada asintió y Link sonrió.

El niño pasó a ver las cosas que había empacado. No era mucho. Sólo necesita algunas frutas para el camino y listo.

Una vez puso lo necesario para el camino en un pequeño bolso para llevar, se puso de pie. Se ajustó la espada Kokiri en la espada, así como el escudo Deku.

-Andando.

Navi asintió, siguiendo al niño a la salida de la casa. Él se detuvo y se giró para ver una vez más el lugar que fue su hogar años. Sintió el golpe de nostalgia, el que quizás no volverá a ver este sitio nunca más. Pero estaba decidido a cumplir su meta. El de ir a donde estaba la Ciudadela y de paso, llegar a ver a la Princesa del Destino, tal como le prometió al Gran Deku.

Dio un adiós silencioso a su casa y se retiró, bajando las escaleras.

Al hacerlo, vio en el tronco del árbol sus dibujos, esos de cuando era más joven. Alzó la mano para tocar el tronco en esa zona y sonrió triste.

Siguió su camino, los rayos del sol pronto llegarán y los demás Kokiris despertarán. Debe de irse.

Caminó a la salida del Bosque Kokiri, se giró y miró el lugar una vez más, esta vez muy seguro de que cuando cruce este umbral, no hay vuelta atrás.

Sintió el miedo a lo desconocido darle de golpe. Pero lo suprimió, estaba ahí, pero tiene que avanzar. Debe de hacerlo. No puede retroceder.

¿Qué más le quedaría?

Dio el primer paso y el segundo fue más sencillo, así como los demás.

Sin perder marcha, siguió... siguió para alejarse de ese lugar antes de que la incertidumbre lo consuma.

...

Link caminaba a toda prisa hacia la salida de la aldea a través del puente que conectaba al bosque, solo se quería largar de ese lugar de una buena vez. No quería ver hacia atrás. No podía.

Justo cuando estaba cruzando el puente que conecta el Bosque Kokiri con lo que era ya la parte alejada del bosque, es que...

-Link....

El joven se detuvo al oír la voz de Saria, con mucho pesar volteó a verla y notó que su amiga lo miraba con mucho dolor. Ella lo esperaba al lado del puente... ¿Cómo es que...?

-Sin importar lo que te diga te irás ¿verdad? - El joven desvió la mirada. – Sabes, siempre supe que te irías del bosque ya que tú eres diferente a mí y los demás Kokiris.... - Saria contenía las lágrimas, ya que no quería que la última charla con Link sea una con llantos. – Pero, está bien. Ya que tú y yo siempre seremos amigos.

-Saria.... - Link notó como su amiga contenía los deseos de llorar, el joven se hizo el fuerte y le dio la mejor sonrisa que pudo....

Saria hizo lo mismo y sacó algo de su bolsillo.

-Ten esta Ocarina de las Hadas, yo tengo una similar así que esto servirá como un símbolo de nuestra amistad. Espero que cuando la toques te acuerdes de mi....- Link se acercó a ella y tomo la Ocarina, era de color crema con una raya verde en el soplador, con cuatro agujeros en la esquina inferior izquierda y tres agujeros en la esquina superior derecha.

El joven la contempló para luego guardarla en su alforja.

Ambos se miraron con tristeza, Saria fue como una madre para Link, lo quería mucho y con los años ese cariño creció....

Para Link, Saria era la única persona que pudo considerar su amiga, el joven fue incapaz de decir algo y solo se dio media vuelta y empezó a correr.

Navi se acercó a Saria y le hizo una reverencia como dándole las gracias y diciendo que ella cuidaría a Link, acto seguido fue tras el joven dejando a Saria sola. Al ver que ya no estaban, la joven empezó a llorar, sabía que esto pasaría. Pero igual le era difícil....

-Adiós Link....

Y así, ella también se dio media vuelta para regresar a su lugar, en espera de que Link pueda hallar el suyo.

----

El camino por el bosque era muy espeso. Ahora sabe porque el Gran Deku les decía que no debían jamás salir de donde estaban. Uno de puede perder con mucha facilidad en este lugar, ¿No?

-Dicen que las personas por eso no se acercan a este bosque. – Navi le habló para que se distraiga. – Dicen que los que lo hacen, se vuelves Stalfos.

-¿No son los seres esqueletos que se dice que paran en la parte más profunda del bosque?

Ella asintió y él tragó saliva. No tenía intenciones de volverse una de esas cosas, por lo que solo siguió el camino hacia la salida. Y con ayuda de Navi, eso era posible dado que ella puede sentir la magia del bosque.

-Por cierto, Link. – él la miró y... - Sabes dónde está el castillo ese, ¿No?

Link se detuvo de golpe en su camino y se dio cuenta de ese detalle... demonios.

-... No lo sabes. – Navi lo vio rascarse la nuca muy apenado, a la vez que... - Idiota. ¿Cómo vamos a llegar allá sin saber a dónde vamos?

-Ya se me ocurrirá algo. Espero... - Link no sonaba muy optimista. – Primero salimos del bosque y luego... luego vemos a donde vamos. Tal vez le podamos preguntar a alguien.

-Buu, en eso yo puedo ayudarlos. - Una misteriosa voz llamó la atención de ambos, que al levantar la mirada vieron que en una de las ramas de los árboles había un enorme búho. - Eres muy valiente Link, tienes mucho coraje y potencial, además el camino que recorrerás. Es muy difícil y peligroso para cualquiera.

-Gracias por los ánimos.

-Buu, lo que quiero decirte es que no te rindas, lo del Gran Deku es lamentable, pero te recuerdo que al final lograste evitar que la energía maligna infecte al bosque. Link, a veces es imposible salvarlos a todos, pero eso es mejor que permitir que todos mueran.... crecer conlleva pasar dificultades y superarlas... - Link miró al búho con atención.

Y asimilo sus palabras tenía razón, debía de dejar las lamentaciones. Ahora mismo, debe de ser fuerte para cumplir la encomienda del Gran Deku y saber que es lo que pasaba.

-Ahora... si deseas ver a la princesa en el castillo, sigue este camino de frente, encontraras algo que te ayudara a llegar más rápido.... y no te vendría mal conseguir un mapa, Hyrule es enorme.

-¿Por qué nos ayudas? – Navi miró al ave, quien movía su cabeza. – Jamás te había visto por aquí.

-Puedes decir que soy alguien que está interesado en ayudar. Sé muy bien la importancia de la misión que tienes pequeño Link. Pero no te preocupes, tengo la certeza de que sabrás afrontar este reto con valor.

-Eso espero... - aún no sabía que estaba haciendo, pero ya no podía darse la vuelta e irse, ya que...

-La Ciudadela está a unos días a pie de aquí, sigue el sendero que cruza el río. Así no te perderás. Y no temas de actuar en base a tus instintos Link. Estos te pueden salvar la vida. Nos vemos.

El búho se fue dando fuertes aleteos, a la vez que Link pensaba que ese animal parecía saber más de lo que piensa.

-Primera vez que veo un Búho que habla.

-No es raro ver animales con propiedades mágicas por estos lares. – Navi lo miró y... - Al menos nos dio buenos tips. – en eso le debe de dar la razón.

Link y ella caminaron de nuevo, al fin viendo la espesura del bosque irse. Significa que....

Cuando terminaron de cruzar lo último de vegetación, es que sonrieron al ver que al fin habían llegado a las praderas de Hyrule.

Eran enormes y se veía sólo praderas hasta donde llegaba la vista, también habían caminos marcados, de seguro para que los comerciantes pasen por ahí.

-... Creo que es hora de ver a dónde nos lleva este camino. – Link miró a su amiga, ella asintió.

Dieron los primeros pasos hacia una nueva dirección. Hacia su gran aventura.

---

Zelda por su lado, había pasado ya dos días tratando de descifrar lo que este endemoniado libro tiene.

No era sencillo, el hyliano antiguo era más complicado que el actual, aunque tengan similitudes en algunas palabras, pero era la pronunciación lo que lo hacía difícil de leer o de entender.

La niña estaba empezando a estar tentada a sacarse los cabellos. No ayudaba que sus pesadillas no paraban. Y peor, estaba también que estaba teniendo sueños raros de... ni ella lo sabe.

Lo único que sabe, es que tiene que seguir y...

-Princesa. – la voz de Impa la sacó de sus pensamientos. – Es hora de sus clases de Lira. - ... Miró a la ventana, quizás pueda... - Y ni se le ocurra escapar por su ventana, ya hay guardias ahí en caso de le ocurra una escapada como el de la otra vez.

¿¡Cómo lo supo!? Ngh, maldito entrenamiento Sheikah. Estaba segura de que hasta le puede leer la mente con ese ojo de la Verdad que se dice que ellos poseen.

Refunfuñando, cerró el libro, marcando la página en la que estaba. Se levantó de su silla y abrió la puerta. Ahí pudo ver a Impa sonriendo muy complacida.

-... Disfrutas de mi desgracia, ¿No?

-No tengo idea de que habla Princesa. – No le cree. Las comisuras de sus labios luchan para no alzarse. Maldita Impa... - Vamos, no querrá llegar tarde el primer día.

-Bien. – Zelda cerró la puerta de su habitación, caminando al lado de Impa. – Pero no sé para qué hago esto. Ni me gusta la lira.

-Es obligatorio en los nobles aprender a usar un instrumento.

-Mi padre apenas sabe tocar el órgano. Y es malo...

-Dije aprender, no que lo dominen. Además, esperamos que tenga el oído musical de su madre. Ella tiene una hermosa voz.

Eso lo sabe. Su madre tenía una voz tan bella que prácticamente muchos decías que parecía un ángel cantando.

Ella duda tenerlo. Su madre era la definición perfecta de dama y mujer, ella no. A ella le gustaba simplemente jugar y estudiar. Duda que eso sea femenino.

Pero no le importa. Ella solo desea que esta clase pase, se vea su cero talento en la lira y listo. No más. Quizás deba de....

-Si se le ocurre la idea de equivocarse adrede, se lo diré a su madre.

-Oh vamos. ¿¡Cómo lo haces!? No es justo...

-Alguien debe de estar a la par de sus planes diabólicos princesa. – Impa sonrió, a lo que la niña suspiró. – Es más, por algo su madre me pidió que sea su niñera. Sabe cómo es usted.

-Si, si... justo tenía que empezar esta clase inútil, cuando estaba por descifrar algo.

-¿Sigue con eso de que el Rey Gerudo está con algo en mente? – Impa se mostró seria. – Hasta donde sé, no han dado problemas. Excepto algunas quejas de mujeres gerudos seduciendo hombres.

-Eeewww. – Zelda puso cara de asco. – No me hables de esas cosas Impa.

-Jajaja. No puede negar que es lo natural en este mundo princesa. Usted también tendrá eso. Y tiene la suerte de que su padre cambio la ley para que pueda casarse con quién vea digno de usted.

-Pues me basta. Así no me debo casar. Dudo que haya alguien por ahí que me pueda soportar. – Zelda habló con un tono de autosuficiencia. – Y dudo que a los niños les guste una niña que no es femenina.

Impa rodó los ojos, eso es lo que cree. Si ella supiera que parece que los hombres ven eso como encantador. Sino, debe de recordar a Leon y Mari, ella no era femenina aún tras haberse casado. Siempre fue.... muy abierta a su modo de ser.

En fin, llegaron al estudio de música. Ahí estaba la profesora de Lira, quien le dio una reverencia a Zelda e Impa.

-Majestad. Será un honor enseñarle el hermoso arte de la Lira.

-Sera un placer aprenderlo. – Impa dio una tos, a lo que la Princesa la fulminó de manera disimulada con la mirada.

-Perdón, aclaraba mi garganta. El clima está cambiando.

-Oh, eso no lo dudo mi estimada Impa.

-Sí, el clima.

Zelda tuvo un tic en el ojo al ver como Impa se burlaba de ella. Jura que se las paga, no sabe cómo, pero jura que hallará la manera de hacerle una broma y se reirá de lo lindo cuando eso pase.

-Ahora, princesa. Tome la Lira por favor. – la niña asintió, tomó el instrumento en sus manos, sintiendo que... era familiar. – Ahora, haremos unos ligeros toques a las cuerdas para ver su afinación.

-... ¿Su que...? – se sintió estúpida al preguntar, pero es que no lo sabía.

-Las cuerdas deben de estar afinadas. Es decir, escuchar su sonido nos hará ver cuál es su estado. – Eso tiene sentido. – Toque el sol mayor.

-¿Qué...?

-Perdón, es la cuerda más larga.

Agh, esto será una tortura.

La niña empezó su clase con poco entusiasmo, pero seguía las instrucciones de la mujer, que parecía muy encantada de enseñarle el uso de este instrumento. Así que, no le quiso quitar la ilusión. Se tragará su molestia y...

-Excelente princesa. Lo hace mejor que muchos novatos. – se apenó por el ligero halago, a la vez que Impa sonreía.

-Ahora, ¿Le parece si trata de tocar algo?

-¿Eh? – Ahí si se quedó helada. Pero... ella no sabe ni como diferenciar el sol mayor del menor... - No creo que...

-Princesa, no se preocupe. Toque lo que sienta que le es más a gusto. Es algo que hago con todos mis alumnos, así puedo ver en qué nivel están y su oído musical.

Ugh... ella tiene la certeza de tener el oído musical de un Lizalfos, ósea... nada. Esto será humillante.

Mejor se da prisa y ya pasa de esto, así no tendrá que ser una muerte agonizante. Si, ella es algo dramática. ¡Déjenla ser!

Se preparó y...

-Sabes, quería que fueras el primero en oírme practicar. – Oh vamos, no ahora.

-¿Oírte? Pero Zelda, has estado haciendo esto semanas. Tengo la certeza de que lo harás perfecto. No debes de ponerte así. Creo que lo harás bien.

Zelda sintió el corazón darle un brinco. No lo conoce, apenas puede ver una silueta en medio... ¿estaban en medio de un monumento?

-De todos modos, quiero que me oigas. Para saber de tu opinión. Sé que eres el más honesto y sé que no me mentiras.

Zelda en eso empezó a tocar la Lira con una tonada que era relajante, muy mística, a la vez que... le daba algo de nostalgia.

Siguió así por unos segundos, hasta que...

-Joven que portas la luz, que unirá el cielo y la tierra y al que guía la sierva elegida por la Diosa...

Zelda alzó la mirada al oír aplausos, su visión se fue, viendo que era la instructora de Lira, que se veía muy encantada.

-¡Magnífico, en toda mi vida cómo instructora jamás había visto tal talento natural!

¿De que habla...? Ella no ha hecho nada aún. A menos que... sus manos se movieron y tocó las cuerdas de la manera en que lo había hecho en esa visión. ¿cómo era...? ¡ella ni sabe de dónde salió la tonada!

-Ahm... gracias.

-La verdad, no esperaba que tuviera tal talento su majestad. ¿Segura de que necesita un instructor?

-Fueron órdenes de la Reina. Y le servirá hacer algo más que solo estudiar.

Si se sintió traicionada por las palabras de Impa, no lo mostró. Zelda sólo soltó un suspiro. Parece que deberá de seguir con esto. Al menos para evitar que la sigan molestando.

....

-¿Cómo hacen esto los músicos?

Zelda miraba las yemas de sus dedos, se veían las marcas de las cuerdas de la lira. Hasta se había cortado...

-Es cuestión de práctica. – Impa le estaba cursando el corte. – A más cortes, las yemas de los dedos serán más duros para poder tocar la lira sin estos contratiempos.

-No quiero que mis manos se vuelvan como las de un hombre Impa. – Puede ser una marimacho, pero es una chica.

-Jajaja. Zelda, se necesita más que eso para que te parezcan a un hombre. – La mujer acarició la cabeza de la niña.

Ella solo asintió y...

-Oh, veo que acabaron. – La reina apareció en la sala en la que estaban. – Hablé con tu instructora, está encantada contigo Zelda.

-Pues... no sabía que tenía un tale ti oculto. – la niña no quería decir que pareció imitar lo que vio en esa visión. La llamarán loca. – Mamá, ¿Y papá...?

-Está teniendo una reunión con el Rey Gerudo.

Eso hizo que ella se tense. ¿estaban solos esos dos...?

-No te preocupes, dejé con ellos al Líder de la Guardia Real, dado que él también sabe de la situación del reino y puede dar una opinión extra.

Zelda suspiró. Eso la calmaba un poco. Pero a la vez, no quitaba su ansiedad. Ese Gerudo no le daba buena espina y era obvio, dado el como estaba pensando.

-Zelda, no debes de preocuparte. – La mujer se acercó a su hija. – Puede que tu padre esté pecando de confiado, pero yo no.

Zelda miró a Impa, quien estaba al margen. Ella como Sheikah sabía en qué momento meterse en la charla y cuando no.

-No confío en ese sujeto mamá. Es... siento algo vil en sus ojos. En su mirada. No sé qué es, pero la verdad de todo... es que algo en mi se estremeció cuando lo vi.

Selene miró a su hija, luego a Impa, quien asintió.

-... Por ahora, no dejes que lo que sientes te nuble. Ve a tu habitación y sigue estudiando, oí que has ganado interés en lo que son las leyendas del pasado. – Selene le dio una sonrisa burlona, una que se parecía a la de la princesa cuando ella desea ser burlona. - ¿Interesada en tener tu propio Héroe?

-¿Qué? ¡No! – El sonrojo en la cara de la niña era evidente y eso les sacó una risa a las dos mujeres. - ¡esas cosas no me interesan! ¡No se rían!

-Jajaja. Anda ve. – Selene le sacudió el cabello a su hija, impulsando a que se vaya.

Y Zelda no perdió el tiempo, se fue, murmurando cosas de madres metiches y demás. Selene negó con la cabeza.

-La Princesa puede que no sea muy femenina. Pero es una chica, en el fondo desea el romance que lee en esas Leyendas.

-Jaja. ¿Qué chica no desea tener su propio Héroe que mueve el Cielo, Mar y Tierra por ella? Admito que yo soñé lo mismo de niña. – Selene se puso seria. – Impa, ¿es cierto lo que me dijo la instructora?

-Así es su Majestad. La Princesa no sólo tocó la Lira por instinto, sino que cantó una canción que no esperé. – Impa vio la cara de la reina, le pedía que siga. – Es... similar al que se dice, fue el origen de la canción que usa la Familia Real.

-... Eso no puede ser. – Selene se llevó la mano a la boca. – No es posible.

-Si Majestad. Permiso para hablar de manera libre. – Selene asintió. – Según textos Sheikah, la princesa no es la primera en pasar por esto. Al parecer, dos princesas del pasado pasaron lo mismo. Y ambas vivieron en la era que pasó los dos ataques del Mago del Viento.

-Hablas como si mi hija...

-Si las leyendas son ciertas, la Princesa Zelda es de un linaje que se remonta a la encarnación mortal de Hylia y el Héroe del Cielo. Y sólo las mujeres de la línea real pasan por esto.

-Si lo que dices es real, significa que habrá un héroe que luchará al lado de ella. ¿no? – Selene no sabía que pensar. – Eso es...

-Fantasioso, lo sé. Pero a su vez, explica lo que pasó. Se dice que las princesas y héroes eran solo Encarnaciones nuevas de la encarnación de Hylia y su Héroe. Puede que este caso sea similar.

Selene no lo quería creer. Su niña no puede... se niega a aceptarlo.

-Otra cosa Majestad. La princesa ha estado actuando de esa manera, desde que Ganondorf llegó. Dudo que sea coincidencia.

-¿Y que le puedo decir a mi esposo? Es un buen hombre y rey, pero no es religioso. Para él, esas cosas son tonterías e inventos de la corona para estar en el poder. Y no niego que puede que yo crea lo mismo.

-Siempre hay algo de verdad en las leyendas, alteza. No olvide ello.

No lo hará, sólo necesita tiempo para pensar.

La idea de que su hija sea como las princesas de esas Leyendas, la ve ridícula. Pero a la vez, algo en ella le decía que... no era descabellado.

Que día...

---

Zelda había regresado a su habitación, al fin podía hacer algo que le gustaba de verdad.

Si bien no niega que el tocar la Lira fue divertido y se sentía familiar, esto le gustaba más.

-A ver, sigamos. – La niña a abrió la página donde se quedó y... - Según esto, el Poder Dorado está en la Tierra Sagrada. Resguardado por una entrada en el Templo construido para resguardar la Espada que Repele el Mal. – Zelda alzó una ceja. – Espada que Repele el Mal. ¿Se refiere acaso a la Espada Maestra que se dice portó el Héroe del Cielo?

La niña siguió con lo suyo, estaba más interesada en esto de lo que pensó. Aún así, había tanto que no tenía sentido. Era de esperarse, los archivos y la veracidad de la historia, se pierde con los años.

Pasó de página, logrando al fin ver lo que era lo que buscaba.

-La Trifuerza... el poder que permite al que la toque, cumplir sus deseos. Yace en la Tierra Sagrada, la entrada sólo puede ser abierta por las Piedras Espirituales y la Ocarina del Tiempo. – Ella se sorprendió al ver que... - ¿no es la Ocarina que yace en la tesorería de la Familia Real?

Zelda pensó en que.... No sería mala idea darle una visita. Si, eso sería lo mejor. Miró el cielo, ya era de noche y ya casi todos deben de estar yendo a descansar.

Se puso de pie y caminó despacio a la puerta. La abrió y emprendió camino a donde sabe estaba la zona de la cámara de los tesoros.

No estaba tan lejos, para su suerte.

Cruzó los pasillos, tratando de ser lo más silenciosa posible. Y al hacerlo, es que llegó a donde era la puerta. La quiso abrir, cerrada...

Frunció el ceño, sólo para sonreír. Tomó uno de los adornos que tiene en el cabello para así poder ponerlo en la cerradura.

Empezó a jugar con esta por unos minutos...

-Agh. No sé cómo Impa hace esto al instante. Pero creo que ya casi... - Oyó el click. – Eureka. Sabía que era bueno ver cómo ella lo hacía. Espero que mamá y papá no sepan que sé hacer esto...

Pero dejando eso de lado, Zelda abrió la puerta y caminó al interior del lugar. Y al estar dentro, se vio con la enorme sorpresa de que era justamente... como lo imaginó.

Había de todo en este lugar, tesoros de la familia Real que se han gustado en los años.

Pero ella sabe que necesita sólo una cosa.

¿Qué tan difícil puede ser hallar una Ocarina?

Mucho al parecer, estaba ya buscando por 10 minutos y nada. Parece que este lugar no está ordenado por tamaños. Que mal...

Aunque ver una batuta blanca muy bonita la tentó en tomarla. Pero no, lo dejó de lado y siguió buscando.

Y casi al final del lugar, la halló.

Estaba en una vitrina muy bien cuidada, se veía que la cuidaban con mucho cuidado. Pero a la vez, sabe que esto solo pasa una vez cada cierto tiempo para limpiar el lugar.

-La Ocarina del Tiempo. El tesoro mejor guardado de la Familia Real. – Zelda la miró con atención.

Era una Ocarina Transversal, de un color azul brillante que parecía reflejar la luz. Tenía 7 orificios donde uno puede poner los dedos para controlar la melodía que salía del instrumento.

Veía en la boquilla el símbolo de la Trifuerza, que representa a la Familia Real. A pesar de que era considerada un mito, el símbolo tenía peso en todo Hyrule debido a su relación a la realeza.

Zelda sabe que si toma esto puede tener serios problemas, pero también sabe que es mejor que ella lo tenga.

Si su instinto tiene razón, Ganondorf está buscando algo. Puede que la leyenda sea real y... no puede correr el riesgo.

Alzó el vitral, tomó la Ocarina y sintió un pulso de esta. Era como si... estuviera viva o tuviera energía propia.

Ella sacudió la cabeza, tomó el objeto bien y lo guardó en su bolso que trajo. Puso de nuevo el vitral con cuidado y...

-Hora de irme. – Pero en eso, ella vio algo colgado en la pared.

Era un escudo azul, de metal puro, veía el símbolo de la Trifuerza marcado en este, a la vez que estaba el Ave Roja.

-Un escudo Hyliano. ¿Qué hace aquí? Pensé que ya no se habían hecho más en años dada la escasez de materiales.

Zelda se acercó al Escudo y sintió algo similar a la Ocarina. Energía...

La niña sabe que sería riesgoso, pero algo en ella le decía que este Escudo debía de ir con ella.

Se alzó y logró sacarlo de su lugar en la pared con algo de esfuerzo...

-¡Ah! – Lo atrapó antes que se caiga al suelo, impresionándose por su peso. – Wow... está pesado.

Tuvo que hacer uso de sus dos manos para poder llevárselo con ello, llegar a la puerta y aplicar el seguro desde adentro y poder salir de ahí.

Soltó un suspiro. No había sido descubierta. Cargó como pudo el Escudo, sufriendo un poco dado que ella jamás había hecho esfuerzo físico de este nivel.

Y una vez abrió la puerta de su habitación, se vio adentro y la cerró, ella se dejó caer al suelo. Soltando un suspiro, los nervios casi la matan. Pero estaba bien, al menos eso es lo que cree...

-No fue fácil. Pero lo logré. Ja, ¿Quién dice que el sigilo es aburrido?

Zelda sonrió orgullosa de su exitosa misión auto impuesta, alzó el escudo y lo puso en su cama, así como la Ocarina.

Ella la tomó en sus manos y...

Las ganas de tocar una tonada estaban. Pero de hacerlo, quien sabe que puede pasar.

La dejo en su escritorio, para luego mirar el Escudo. Lo tocó con su mano y en su cabeza, vino la figura de alguien llevándolo en su espalda.

Sacudió la cabeza y... tomó el escudo para ponerlo debajo de su cama. Nadie lo buscará ahí y la limpieza de su cuarto por las mucamas fue hace poco. Estará a salvo ahí.

-¿Por qué te traje conmigo? Es extraño. Pero sentí que... debe de ser así.

La princesa fue a su cama y se quedó dormida. Esta vez, sintiendo algo bueno puede pasar en sus sueños.

---

Link por su lado, estaba acampando al borde del río. Se sentía bien el poder descansar tras horas de caminar.

-Hey, ¿Cuánto crees que falte? – Navi habló desde encima de su gorro.

-... El búho dijo que unos días a pie. Hay que aprovechar cada momento para descansar. – Link se acomodó frente a la fogata que había hecho. – Seguimos a primera hora.

-Me parece bien. Descansa Link.

-Igualmente Navi.

Sería su primera noche lejos del Bosque Kokiri. Y aunque no tenía un techo o algo similar, el solo ver el cielo estrellado... le sacó una sonrisa.

Por una razón, bajo este cielo, aún con todo lo que está pasando... se sentía Libre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro