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Caída

"La paz es más dificil que la guerra. Se necesitan dos para hacer una paz, y solamente uno para hacer una guerra"

Paul Valéry

Los estruendos se oyeron desde el interior de lo que era la sala del Trono. Señal más que clara de que algo había pasado. No, de que algo estaba pasando en esos momentos y que nada ni nadie lo iba a detener.

-¡Debemos de evacuar a la gente!

-¡Es tarde! – Impa alzó la voz, dado que sabe que es lo que está por pasar. - ¡Hay que sacar a todos de aquí!

Selene le quiso refutar algo a su amiga, pero sabía que tenía razón. En estos momentos, solo le quedaba una cosa y era de tener que evacuar.

-¡Hay una salida por aquí! ¡Secreta! – Impa estaba por decir algo más, pero en eso...

-¡AH! ¡¿Qué es eso!? – Diana gritó al ver como lo que parecía ser una criatura negra y violeta, que pareció tomar la forma de un lobo bípedo, apareció enfrente de la entrada a la salda del trono.

Impa y Nabooru se prepararon para pelear con esa cosa, pero el que reaccionó primero fue Link.

Este sacó su espada y cortó a la bestia en la zona del cuello antes que se pueda lanzar a alguien. Y cuando cayó al suelo, se volvió polvo. Este miró a los demás y...

-¿Y eso...?

Nabooru dejó de lado el hecho de que el niño demostraba ser más hábil de lo que pensó, dado que se movió con una agilidad más que impresionante.

-Magia oscura... Ganondorf bastardo. Dejó esto en el castillo antes de irse...

Y cuando terminó ello, se pudieron oír gritos en todo el castillo. Lo que hizo que todos pensaran que... la gente que estaba dentro del mismo Castillo estaba siendo atacada por esas criaturas que estaban apareciendo. Y solo imaginar ello...

-¡Debemos de irnos, ya! – Impa sabe que no hay tiempo, detesta esto, pero la seguridad de la Familia Real era la prioridad si es que...

-No. – Fueron las palabras de Daphnes. – Yo me quedo.

-¿¡Qué estás diciendo!? – Selene miró a su esposo como si estuviera loco. Aunque puede que lo esté. - ¿¡No has oído lo que...!?

-Lo he hecho. Pero no puedo irme. Ganondorf de seguro viene para aquí, para hacerse cargo de mí. Y... él cree que yo sé de esas cosas. No sospecha de ti o de Zelda, así que ustedes pueden huir, esconderse y estar a salvo.

-¡No, papá! – Zelda fue con su padre, en un intento de implorarle de que se vaya con ellas. De que así, podrán estar a salvo. - ¡Ven con nosotros!

El Rey miró a su hija, el sonido de los gritos y la destrucción que ya se hacía presente, era algo que solo reforzaba su decisión. Todo esto estaba pasando porque fue ciego... demasiado crédulo.

Ahora ve el porque Leon le reglaba a cada rato de que era muy crédulo. No todos los que vienen a él, lo hacían con buenas intenciones. Pero ahora todo se le había venido en cara. Todo...

-Un Rey se debe de quedar con su reino, aun cuando esté a punto de caer. Es su responsabilidad como líder. Al menos sé que ustedes estarán bien. – Daphne miró a su esposa, quien le quiso decir algo. Pero no pudo.

Ella notaba la mirada que él tenía. Esa decía que nada de lo que le diga o lo que haga, hará que él cambie de opinión. La mujer solo pudo asentir, con mucho dolor, abrazar a su esposo y murmurarle algo. Sabe que el tiempo es algo que no tienen para gastar en estos instantes.

-Zelda...

-Papá... No... No quiero que... - La niña no estaba mostrando su lado de princesa, sino el de una niña que estaba siendo consciente de que su padre. – Si solo yo...

-No mi niña. Es mi culpa que todo esto esté pasando. Porque fui muy ciego. Al menos has tratado de hacer algo y eso me enorgullece. Sé que serás una gran líder en el futuro, pero para eso, debes de irte.

Zelda negó con la cabeza, solo para que su padre la abrace y ella no dudo en devolver el gesto. Lo que llevó a que nadie pueda decir nada. Solo mirar con expresiones triste lo que estaba pasando.

El rey se separó de la princesa, dejando que Selene la lleve con ella. Zelda quiso resistir un poco, pero al final, el rey miró a Link y Navi.

-Joven Link. Sé que esto es algo que puede sonar raro, dado que recién nos conocemos. Pero por favor, cuida a mi hija.

-... Si, su Majestad.

-Hada Navi... Presiento que eres el que lo guía. Sigue haciéndolo.... Y me alegra saber que... lo que pensé en el pasado, estaba mal.

-Así será.

Link y Navi dieron una reverencia al Rey, quien miró a Impa y ella dio su propia reverencia. Diciendo un adiós silencioso al regente de Hyrule.

-Su Majestad, lamento que todo esto...

-Nabooru. Esto no es culpa tuya. La es del hombre en el que pensé, hallé un amigo. – La mujer Gerudo no supo que más decir. Pero... - Espero que los ayudes a salir de aquí.

-Así será su Majestad.

Con esas palabras, Impa abrió la puerta con fuerza, ordenando a que ella y Nabooru estén al frente y que Link se quede atrás en caso una bestia aparezca.

El Rey vio a su familia irse, ninguna dejando de mostrar dolor por su decisión. Pero era lo que se debía de hacer.

-... Pensar que al final, tendría la dicha de saber que tu hijo sigue vivo, Leon. Parece que es como decías y jamás te creí, las Diosas tienen un modo extraño de hacer las cosas.

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En medio de los pasillos, se veía como las bestias hechas de magias oscura estaban apareciendo, listas para atacar a tdoo ser que se les acerque y en este caso, estaban siendo ellos. Eso no lo podían permitir, lo que era afortunado para ellos que Impa y Nabooru estén acabando con esas cosas.

-¡Cuidado! – Link gritó al ver como algo salía del techo y se lanzaba a la Reina.

El niño lanzó una bola de fuego de su mano, matando a esa cosa antes que le dé a la Reina, sorprendiendo a todos.

-¿Sabes Magia...?

-Las Grandes Hadas me han ayudado a poder usarla....

-¿¡Grandes Hadas!? ¡Este niño es una caja de sorpresas! – Nabooru no negaba estar sorprendida por lo que acaba de oír.

-Uhhh. ¿Qué es lo que hacemos? – Diana miró a las mujeres adultas, a la vez que... - Esas cosas siguen saliendo...

-Quizás lo mejor sería que vayamos por el camino secreto que...

-¡No! – Zelda negó la idea de Blason. - ¡Hay que ir a mi habitación! ¡Debemos de coger lo que está ahí guardado!

-Hija, no es momento para que cojamos cosas sin sentido...

-¡Es la Ocarina del Tiempo! – Selene miró a su hija sin creerlo. ¿¡Que hacía el tesoro de la Familia Real en el cuarto de la princesa!? – La tomé una noche... y la deje debajo de la almohada de mi cama.

-¡Zelda! – Ahora si estaba molesta, ¿¡Que acaba de hacer!?

-¡Puede regañarla luego todo lo que quiera alteza, pero debemos de irnos! – Impa forzó a que estén centrados. ¡No deben de perder la cabeza!

-¡Yo iré por ella! – Link se ofreció. - ¡Sé dónde está la habitación de Zelda, así que puedo ir hacia allá!

-¿Y cómo...? – Diana ahora si estaba confundida. – Zelda, ¿Qué has estado haciendo a las espaldas de tu mejor amiga?

-¿¡Y eso que significa!?

-¡No es el momento! – Navi alzó la voz, intuyendo a que más se queden aquí, más tiene la oportunidad Ganonford de atraparlos. - ¡iremos por esa Ocarina! ¡Saldremos del castillo y nos reuniremos con ustedes para poder huir!

Link asintió a las palabras de Navi, ella era la voz del equipo. Al final, él era el que tenía la mejor oportunidad sin afectar la seguridad de Zelda y la Reina.

E Impa lo sabía. Por eso, es que le dio a Link el mapa de la Ciudadela y el punto en donde es que se iban a reunir para poder irse.

-Una vez lleguemos ahí, nos iremos. No te podremos esperar mucho. ¿me oyes? – Link asintió. – Ve Link.

El niño no perdió tiempo y salió corriendo en otra dirección del pasillo en dirección al ala donde sabe que estaba la habitación de Zelda. La misma princesa le quiso decir algo, pero le fue imposible ya que Impa la jaló para que sigan avanzando.

-Ok. Dinos por donde ir... - Fueron las palabras de Nabooru. – Las ayudaré a llegar a donde deben de ir. De ahí, yo iré a otro lado.

-¿Qué estás planeando Nabooru? – Impa miró a la Gerudo, quien estaba muy seria.

-... Pelear como una Gerudo.

Aun en esta situación, ella no huirá. Hará lo que debe de hacer.

El grupo siguió avanzando, hasta llegar a lo que era estatua que tenía algo en la mano, Impa la movió y eso hizo que la estatua se mueva, dejando a la vista lo que era un pasaje secreto.

-... Eso no lo sabía.

-Es algo que solo conocemos los Sheikah. Vamos.

Selene no pudo decir más, era verdad. Ella, los infantes y Nabooru la siguieron al camino secreto. En un deseo de poder llegar a la salida. La que les dé la posibilidad de poder salir de aquí lo más pronto posible.

...

Por su lado, Link estaba recorriendo lo que era el camino hacia la habitación de Zelda. No era tan lejos, dado que lo conocía. Pero a su vez, no ayudaba que tenía que eliminar a las bestias hechas de magia que estaban apareciendo en su camino.

-¡Son eternas! – Navi volaba al lado de su amigo, dado que estaban corriendo a toda velocidad. - ¡No importa cuantas veces las matas, aparece otro para ocupar su lugar!

Era como si estuvieran hechas de sombras. Oscuridad. ¿Eso las hacía inmortales? De ser así, estaba seguro de que...

-¡No podemos perder el tiempo Navi, tenemos que llegar a donde está la habitación de Zelda, hacernos con la Ocarina e irnos de aquí!

Link esquivó lo que fue un zarpazo de una de las bestias, las cuales estaban cada vez aumentando su número, haciendo que sea imposible que tenga que pelear en un lugar. Solo le quedaba correr.

Dio un salto para correr unos segundos en la pared para poder evitar otra bestia, para luego cruzar la puerta que lo llevaba al Ala Oeste del Castillo.

-¡Vamos a medio camino, eso es genial! – Navi se giró y vio que en los pasillos, aparecieron más bestias. – No es genial....

Link maldijo por lo bajo. ¿Cómo va a...? Eso es, puede que eso le sirva.

Concentró su Magia en su cuerpo e invocó lo que era el Viento de Farore. Que en vez de crear esa esfera mágica que le dijo el Gran Hada, lo envolvió.

Y Link no perdió el tiempo y empezó a correr en dirección de esas cosas. Su cuerpo envuelto en el Viento Mágico, solo hizo que las bestias salgan volando por la velocidad y la fuerza del movimiento de Link con esa magia.

En segundos, Link ya estaba al otro lado del pasillo. Wow... eso estuvo genial.

-¡Bien pensado Link!

-Si... pero eso cansa. – Link supo que se estaba quedando sin Magia. - ¿Crees que haya pociones que restauren el poder mágico?

-No lo sé. Será cosa de preguntar. ¡Pero no vayas a exagerar con esas cosas! – Navi le hizo el recordatorio, dado que sabe lo que él puede hacer si es que no tiene esa advertencia en la cabeza.

Pero sin perder más el tiempo, ambos siguieron con su avance hacia lo que sería, para sorpresa de ellos, el ala oeste. Y esta estaba sin monstruos. ¿Por qué?

No le tomaron importancia. Solo corrieron en dirección a donde saben que estaba la habitación de Zelda y al llegar a la puerta de esta, la abrieron.

Al entrar, pudieron ver que el lugar estaba como lo habían visto antes. Pero ahora no era el momento de...

-Hey, vamos. Hay que llevarnos la Ocarina. – Navi voló a donde estaba la cama de Zelda y se colocó sobre la almohada. – Aquí debe de estar.

Link corrió y alzó el objeto. Era la Ocarina... Y estaba emanando una luz extraña. Una que... parecía ser magia.

-... ¿Crees que esta sea la razón por la que esas cosas no han aparecido en esta parte del castillo?

-No lo sé Navi. Pero sé que una vez nos la llevemos, no podremos evitar tener que pelear. Así que debemos de pensar bien el como saldremos de aquí.

Link miró por la ventana, para ver que no estaban tan lejos de lo que era... el agua que bordea el castillo.

-Por favor, dime que no estás pensando lo que creo que estás pensando.

-¿Tienes un mejor un plan? O es eso, o pasamos por la cantidad enorme de monstruos del camino de antes. Y estos siguen creciendo en cantidad.

-... Es un buen día para un buen chapuzón, ¿No crees? – Navi miró por la ventana. – El cielo... parece que lloverá el día de hoy. Es... como un designio de las Diosas... de que Hyrule caerá sin importar qué.

Link no pudo decir nada más. En verdad, lo único que le quedaba, era tener que avanzar y rogar que sea lo que esté por pasar, solo los ayude a futuro.

El niño fue a tomar la Ocarina, solo para ver lo que sería una partitura en el escritorio de Zelda. La tomó en sus manos y la miró bien. Decía que se llamaba la Canción del Tiempo.

-¿Crees que sea la canción que Impa dijo? ¿La que puede que abra las puertas al Reino Sagrado?

-Pero, ¿Dónde está la entrada? – La pregunta de Navi era clara y válida. ¿Dónde...?

Link pensaba que ahora que tiene las Piedras, quizás se pueda hacer con la Trifuerza antes que sea tarde. Solo así, puede que eviten que Ganondorf gane. Y eso era lo que él estaba pensando.

Pero no sabe nada más de lo necesario y.... también...

Link miró lo que estaba ahí, quizás haya algo en lo que Zelda ha estado investigando. Y era lo que pasó.

Al lado de la partitura, veía lo que era una deducción de la princesa de donde puede estar la entrada. Y era, para sorpresa suya, el Templo del Tiempo.

-¿No es ese el lugar que Malon nos dijo que esta en la zona oeste de la Ciudadela? – Navi solo pudo decir ello, ya que no estaba tampoco tan segura de lo que estaba por pasar si es que iban a ese lugar y tocaban la dichosa canción.

Link por su lado, sabe que lo central ahora es ir a reunirse con Zelda y el resto. Se giró para ver la ventana y usando una bola de fuego, es que la destrozó. Y sin perder más tiempo, saltó hacia lo que será su salida y a su vez, lo que lo llevará con Zelda y el resto.

Cuando se oyó el Splash del agua, nada cambió. Las cosas siguieron pasando, como si nada.

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En su lugar, Ganondorf estaba caminando como si nada en medio de toda la destrucción que sus tropas estaban generando desde el interior de Hyrule. Y para él, eso era algo que demostraba que esto debió de hacerse desde el inicio.

No debió perder el tiempo con políticas y tratados. El poder era la única manera en que uno se puede hacer con lo que quiere. Y no importa a quien deba de aplastar para lograrlo.

-Si, esa es la manera correcta en que debes de pensar las cosas. – La voz en su consciencia le decía ello, a la vez que sonaba feliz por una razón.

Quizás le alegraba ver esta destrucción, estas muertes que estaba viendo con cada paso que daba a donde estaba el castillo. Y una vez estando a unos metros de este, alzó la mano y usando su magia, forzó a las enormes puertas del castillo abrirse.

Siguió su camino hacia el interior de este, para así, sin tomarle mucho tiempo, estar en la sala del trono.

La energía oscura que dejó aquí, había servido a su propósito. No solo ello, se había hecho cargo de lo que era limpiar este maldito castillo.

Al entrar la primera vez, le dio asco el como este lugar daba un aire que... no era el que él esperaba para uno.

Un Castillo debe de ser la representación del poder de un Regente. Demostrar que todo lo que tiene, es por algo. Y el que se le ocurra ir contra él, debe de ser consumido en el poder y desaparecer.

Por eso, él pensaba que los líderes de este Reino eran una sarta de ineptos. Dicen que el deber de un rey es vivir para su pueblo, pero... ¿Qué pasa cuando el pueblo es patético y débil?

¿No estaba bien acaso el tener que tener que deshacerse de lo que hace débil a un pueblo? ¿Para que gastar los recursos y el esfuerzo en seres débiles o que no entienden el porque de las cosas? Eso es lo que él cree...

Y hasta la fecha, no se ha equivocado.

Una vez dentro de la sala del trono, Ganondorf vio al Rey, quien estaba esperando frente a él... sentado como si nada pasara.

-Supuse que no huiría su majestad. Al menos eso se lo concedo. No es cobarde... Solo es un imbécil Crédulo. – Fueron las palabras del Gerudo al Rey, quien afiló la mirada.

-Quizás. Pero pensé que sería mejor creer en la gente que venía mí, en busca de ayuda. Que desconfiar de todo el mundo.

Ganondorf dio una ligera risa, como riéndose de las palabras del Rey. Porque eso solo le demostraba que tenía razón. Imbécil crédulo.

-Jejeje. Admito que esa ingenuidad, solo hizo que todo sea más sencillo. Ahora, con la Ciudadela siendo destruida poco a poco por mi gente, quiero ir a lo que me importa. – Ganondorf caminó hasta estar a solo metros del Rey. - ¿Dónde están las llaves para el Reino Sagrado?

-... ¿Y que te hace creer que lo sé? Ya te lo dije, yo no creo en esas cosas...

-¡Patrañas! ¿¡De verdad crees que un reino como este ha prosperado por sus habitantes!? ¡Bah! ¡todo el tiempo que he pasado aquí, solo vi gente que no sabe lo que es sufrir o apreciar lo que tienen! ¡Que todo lo tienen ya por derecho! ¡A diferencia de mi pueblo, que para nosotros el agua es un lujo! – Ganondorf miró al Rey con ira y un Odio que no era de este mundo. – A más tiempo aquí, más me di cuenta... de que este reino no es guiado por la gente correcta. Gente débil no merece estar en la cabeza.

-¿Y que crees que te hace digno del poder, Ganondorf?

-He pasado cada día de mi vida, buscándolo. Cada día, era aprender más del poder y de como conseguir más. Así fue como me entere del poder Dorado que se dice, hay en Hyrule. Y me puse a pensar, que no lo usan por idiotas.

-No creemos en...

-Decidieron no creerlo, solo porque en el pasado, hace tantos años, una guerra que casi los destruye, no vino el supuesto Héroe que siempre protege Hyrule en tiempos de calamidad. O las Diosas que no oyeron sus plegarias. – El tono del Rey Gerudo pasó a ser de burla absoluta. – El Rey de esos días, tu ancestro, religioso como era, se sintió traicionado y decepcionado de lo que supuestamente, le inculcaron toda la vida, no era verdad. Y en represalia, empezó a fomentar que las leyendas solo eran cuentos que la Familia Real creó para fortalecer su poder en el reino.

Ganondorf veía como el Rey de Hyrule parecía asimilar bien la historia. Y hasta le daba gracia su expresión.

-¿Cómo es que...?

-Lo que uno aprende tras investigar al pueblo que deseas atacar. Ese Rey, condenó a Hyrule... Porque poco a poco, la religión que tanto fomentaba el reino, se vio olvidada. Reducida a cuentos de niños. O una excusa para que el poder dela Familia Real, sea más fuerte. Y míranos, al filo de la navaja, al final de sus vidas... No te imaginas la cantidad de gente que ha muerto rezando y rogando a las Divinidades que olvidaron.

Ganondorf se rio al ver la cara del Rey, este se alzó de su trono y sacó la espada que tenía. Las intenciones de luchar, estaban ahí y el mismo Ganondorf las veía con diversión. Esto iba a ser divertido.

El Rey Gerudo sacó su espada, una que era la tradicional de su tribu. Y con un movimiento de su mano, le pidió al Rey que dé el primer paso.

Y eso fue lo que hizo. Yendo contra su oponente, el Rey de Hyrule agitó su espada. Pero Ganondorf la bloqueó sin esfuerzo alguno. Es más, solo estaba usando una mano, lo que demostraba la fuerza que tenía el Gerudo.

Y con un movimiento de su mano, puso al Rey a un lado, le dio un golpe que lo mandó al suelo, perdiendo la espada que portaba.

-Patético. Una nación débil, de un Rey Débil. Esperaba más de ti. Es más, el soldado con el que pelee hace años, dio más batalla que tú.

-¿Qué...? ¿A qué...?

-No importa. Al final, morirás. Pero antes de ello... Me dirás dónde está la entrada y las llaves que quiero. – Ganondorf alzó a Daphnes tras agarrarlo el cuello.

Daphnes sabe que su hija es la que tiene conocimiento de esas cosas. Pero jamás se lo dirá. Y Ganondorf pareció entenderlo, ya que lo soltó. Dejando que caiga al suelo.

-... Parece que no lo sabes. No importa. Una vez me haga de la Ciudadela, la buscaré. Sé que está aquí. – El Rey Gerudo, solo pudo lamentar que tal vez tarde un poco más en lograr su meta. – En fin, ya vine a hacer lo que quería aquí. Este castillo no me sirve. Por lo que solo me queda una cosa por decir... - Alzó su espada y sin dudarlo, se la clavó en el abdomen al Rey, quien dio un jadeo. – Larga vida al Rey.

Retiró la espada y salió de la sala del trono, riendo. Dejando a Daphnes ahí, en el suelo, muriendo de manera lenta.

El Rey de Hyrule sabía que se le venía. Sabía que ese era su destino. Sabía que nada de lo que haga, lo cambiará. Pero aun así, le habría gustado al menos... haber sido no tan idiota. Si solo hubiera superado el dolor de la muerte de su amigo hace años...

Pero no pudo. Siempre lamentó no haber podido hacer más por Leon. Por ello es que... buscó tan desesperadamente la paz con todas las razas en Hyrule. En espera de que de esa manera, le estuviera haciendo honor a la memoria del amigo que perdió.

-... Al menos... tu hijo vive... Leon... - Daphnes no tenía dudas de que Link era el hijo de Leon y Mari. No la tenía.

Daphnes vio como poco a poco el Castillo pareció empezar a prenderse en fuego. Y sabía que este era el fin de una era para Hyrule. Pero al menos, sabe que Zelda y su esposa podrán seguir lo que él no pudo.

Eso le daba algo de paz a su alma antes del final.

-Y yo esperaba que no tuviera que recogerte tan pronto. – Abrió los ojos al oír esa voz. – Parece que tendré que escoltarte como los viejos tiempos, Daphnes. – No sabía si era una ilusión o era de verdad, pero... - Vamos. Deja el resto en manos de tu hija y de Link. Podrán lo que nosotros no. Ya descansa...

Quizás fue la sensación de poder oír a su viejo amigo tras años, que le dio la paz que quiso al final antes de cerrar los ojos y no abrirlos nunca más.

...

Ganondorf estaba afuera del castillo, viendo como este ardía tras el ataque de magia que le lanzó. Sonrió al ver complacido, como el castillo que era la representación del poder de la Familia Real en Hyrule.

Verlo caerse a pedazos, era prueba más que suficiente, de que... no importaba nada más. Hyrule era suyo.

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En los canales de agua que había bajo la ciudad, se veía como Impa estaba guiando al grupo que tenía con ella. Sabe que no puede perder el tiempo, con cada segundo que pasa, la oportunidad de escape se escapa de ellos.

Una vez llegados a la escalera que los llevaría de nuevo a la superficie, es que...

-... ¿Mamá? ¿Qué pasa?

Zelda vio como su madre se llevó una mano al pecho. Como si la hubieran lastimado. Y el ver a la reina de Hyrule empezar a derramar lágrimas, bastó para que lo entienda.

-Nada hija... Hay... Hay que subir.

-Iré yo primero. – Fueron las palabras de Impa antes de empezar a subir. – Majestad, usted y Zelda vayan deshaciéndose de las joyas y ropas que no sirvan. Le aseguró que solo serán molestas una vez estemos arriba.

La Sheikah no esperó respuesta. Solo subió las escaleras. Abrió lo que era la tapa que estaba arriba y salió rápidamente. Y al hacerlo, se vio con la visión más horrible del mundo.

La destrucción de la Ciudadela poco a poco, por el fuego o por lo otras fuerzas externas. Y eso la hizo apretar los dientes. El deseo de pelear y defender el reino estaba. Pero a su vez, lo que importaba era sacar a la Reina y la Princesa de ahí. El tiempo no era un lujo. Mucho menos lanzarse a pelear una batalla que se ve, han perdido.

Se giró y oyó los sonidos de la batalla, de la muerte en el camino. Solo pudo rogar que al menos los que mueran, no lo hagan de manera dolorosa... O sean capturados para hacerles las Diosas sabe que.

Ella miró el orificio y dio un silbido para que el resto suba.

Al hacerlo, sacó a uno a uno, primero a Blason y a Diana, ambos infantes horrorizándose por lo que estaban viendo. La muerte no era visión bonita para nadie, en especial para los más jóvenes.

En eso, ayudó a Zelda, quien se mostró en shock al ver el estado del lugar donde había pasado un día entero hasta hace poco. Luego la Reina, quien se mostró más calmada, pero se veía el dolor en su voz.

Nabooru fue la última en subir y tras ver lo que pasaba, maldijo por lo bajo.

-Haré que Ganondorf pague por esto.

-Nabooru, no debes...

-Sé que me deseas decir Impa. De verdad lo sé. Pero en estos momentos, lo único que me importa es hacer pagar a ese bastardo lo que hizo. El engaño...

La Gerudo sabe que aquí, el camino se separa de ellos. Los miró y solo pudo hacerle una reverencia a la reina, como pidiendo perdón por todo lo que ha pasado. Antes de retirarse en dirección a donde parece estar pasando todo.

Nadie pudo decir nada, solo tenían que avanzar. Impa les indicó a donde ir y que lo hagan con cuidado. No querían llamar atención no deseada. Pero a su vez...

Zelda al ver lo que pasaba, se sentía mal. Sentía que le había fallado a su pueblo... Que pudo hacer más.

Y no era así, pero la sensación que sentía. No se iba... jamás lo haría.

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Link había logrado llegar a la zona de la Ciudadela. Viendo lo que estaba pasando. La Destrucción de la que era testigo, le dio un sabor amargo. Un sabor que era como si tuviera vómito en la boca.

Cuesta creer que un lugar que hace poco solo irradiaba vida ahora solo emana muerte.

El mercado de Hyrule era ahora un verdadero cementerio. Y no solo por el silencio que reina el lugar, sino por la cantidad de cadáveres que hay....

Desde hombres, mujeres y niños... de todo....

Link pudo ver entre los cuerpos un niño abrazado de su madre al final. Una escena que desgarro su corazón y el de la sílfide quien derramó unas lágrimas.

-Que cruel... - Navi no quería ver más, pero de negarse a hacerlo, sería un insulto a la gente que...

De repente el sonido de unas espadas llamó su atención y corrió en dirección del sonido y al hacerlo se llevó una horrible sorpresa...dos soldados luchando entre ellos, pero se notaba que uno estaba solo defendiéndose.

Al llegar, vio como una mujer Gerudo había herido de muerte a un soldado. Este cayó al soldado y la misma mujer parecía disfrutar de lo que había hecho. Y cuando estaba lista para dar el golpe de gracia.

-¡No! – Link reaccionó antes que su mismo cuerpo le diga algo.

La mujer lo pasó a ver y...

-¿Un niño? ¿Tratas de hacerte el valiente mocoso? – La mujer vio como Link sacó la espada y rio. - ¡Que buena broma! ¿¡Crees que puedes hacer algo contra mí! – La Gerudo solo alzo su propia espada. – Oh bueno. Otro número más a mi cuenta de muertes.

Al oír ello, Link olvidó el miedo que sintió o la repulsión a la idea de tener que pelear con esta mujer y posiblemente matarla. Solo dejó que la rabia lo envuelva.

Y con eso, la mujer saltó hacia él. Lista para matarlo, pero en su arrogancia, no esperó que Link fuera tan hábil. Ya que el niño dio un salto sobre la cabeza de la mujer y dio un corte mientras caía detrás de ella, justo en la zona del cuello. La yugular...

La Gerudo se tomó la zona herida, en un intento de que la sangre deje de salir. Pero a los segundos, su cuerpo cayó al suelo, sin vida. Sus ojos abiertos de par en par por la sorpresa de la muerte tan sorpresiva que ha recibido.

Ojos que se quedaron viendo, por decirlo así, a Link. Quien al pasar de lo que fue la rabia del momento, se dio cuenta de lo que hizo. La sensación de la sangre en su mano izquierda, solo hizo que lo entienda al fin.

Había matado a una persona. Y eso hizo que se sienta enfermo... asqueado.

Vomitar fue lo primero que hizo. Y Navi se le acercó preocupada, dado que podía entender que era lo que pasaba por la cabeza de su amigo.

Las lágrimas que salieron de los ojos de Link, solo eran una prueba del cumulo de emociones que recorrían su cabeza.

Pero el oír la queja del soldado, solo hizo que se recupere de su shock y vaya hacia él.

-Oiga...

-Un niño... Veo... Veo que debiste... - El soldado habló como pudo, a pesar de las heridas que tenía.

-Espere, deje que saque una poción...

-No... No servirá.... Estoy muy débil... No me servirá... - El soldado detuvo a Link de su acción. – Hiciste... lo que pudiste. Y lamento que... hayas tenido que... - Link pudo escuchar como el soldado se ponía más débil. – Escucha... Lo que sientes... No lo olvides... Jamás... Jamás pienses que la vida que quita una espada, no pesa. Lamento que un niño lo haya tenido que... pasar...

Y tras decir ello, el soldado dejó de moverse. Y Link no pudo evitar llorar, dado que había visto de nuevo la muerte. Solo que esta vez, no por mano propia, sino por la de otro. Y no sabe que es peor...

-Link... - Navi se acercó a su amigo, quien aun llorando solo pudo decir...

-No es justo...

-Nada lo es mi muchacho... - una voz familiar llamó la atención del joven.

-Tú... - el hada reconoció al sujeto frente a ellos... - El vendedor de máscaras. ¿Cómo es que está...?

El hombre se veía como si nada, no tenía heridas ni nada. Pero se le veía algo triste tras la sonrisa que tenía.

-Veo que vendiste mis máscaras de felicidad, bien hecho.

-¿Y de que ha servido? La felicidad de todos se ha ido... Hyrule ha caído... Todo está perdido... - Link pareció perder la esperanza...

-Ah. Eso es algo que muchos piensas. Pero deja que te pregunte algo, ¿Qué es la felicidad? – Link miró al hombre sin entender el porque de sus palabras. – Para algunos, es el estado de ánimo donde una persona se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno. Para otros, es la sensación de creer y tener esperanza en el futuro, en que las "cosas" estarán bien, sentirse con ánimos y en una situación en la cual parece que las relaciones marchan de manera positiva. Pero hay una verdad, la verdad no es la misma para todos... y esta es efímera. No es eterna. Pero aun así todos la buscan... ¿por qué?

-Porque están vivos...

-Exacto. La felicidad es una señal de que estamos vivos y por eso todos la buscan... otros de una manera más sutil que otros. Unos son felices con riquezas, otros con ver el sufrimiento de los demás.... otros con simplemente tener a los que aman a su lado... ¿Cuál es la tuya?

Link no supo que responder. ¿Cuál era su felicidad?

Miró a Navi y ella tampoco supo que responderle. Solo sabía que estar con sus amigos, lo hacía feliz. Era lo mejor que tenía. Y el hombre parecía saberlo. Porque sonrió más.

-Aún te falta mucho que ver, mucho que aprender, pero podrás hacerlo tal como ellos lo hicieron en su momento. Es más, quizás tengas la suerte que... otros no. Porque veo que hay cambios en este lugar de lo que recuerdo. Sutiles, pero los hay. – El hombre le lanzó algo a Link, quien lo atrapó con la mano. - El dinero de las máscaras te las puedes quedar... me conformo con ver lo mucho que has avanzado. Y lo que te di, le perteneció a un hombre que no pudo superar sus penas. Y, aun así, luchó hasta más allá de la muerte, por solo lo que creía y no pidiendo más a cambio, aunque el mundo fue muy cruel con él. En eso... me recuerda a ti. – el hombre le dio una sonrisa nostálgica. – Nos vemos.

Antes de poder decir algo, el tipo se fue sin que él pueda hacer algo. Link abrió la mano para ver que recibió. Era un colmillo de un lobo atado a una cuerda para hacer un collar.

-... ¿Eso es lo que te dio? Vaya cosa inútil... - Navi sonó decepcionada con lo que veía.

Pero Link solo aceptó el objeto, se lo puso en el cuello y corrió en dirección de donde sabe, estaban los demás. Sabe que debe de hacer...

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En la zona de los establos, Impa ya tenía un carruaje con caballos, con todos ya listos para irse. Excepto...

-¡Hay que irnos Zelda!

-¡No sin Link! – la princesa se negaba a irse sin su amigo.

La reina estaba casi a punto de hacerla subir a la fuerza, solo para que...

-¡Ahí viene! – Diana vio como Link corría en dirección a ellos.

El niño se veía cansado, más sucio que antes, pero determinado también.

-¡Link, gracias a las Diosas! ¡Vamos, hay que...! – Zelda vio como el niño se detuvo frente a ella. - ¿Link?

-... Lady Impa, váyanse. Yo me quedo...

La reina y la Sheikah lo miraron con horror, a la vez que Diana lo miraba con duda y Blason como si estuviera loco. Pero era Zelda la que estaba más impactada.

-Link, no debes de... Ven con nosotros.

-Su Majestad. Si lo que se dijo es cierto, yo puedo entrar al Reino Sagrado. Quizás pueda evitar que Ganondorf se haga con lo que está ahí. Tengo las llaves... - Selene notaba que el niño parecía listo para lo que sea. – Crean en mí...

-No... Link... - Zelda no quería que él hiciera esto. – No debes... esto es... ¡Es una locura Link!

-Quizás. Pero es una oportunidad.

-¡No voy a dejarte aquí! – Zelda alzó la voz. - ¡Todo fue en vano! ¡Yo...!

-... No lo fue. – Link le sonrió a la niña. – Ahora sé lo que debo de hacer. Antes no sabía ni a donde ir cuando terminara esto. Pero ahora... lo sé. Y no dudaré. – Link en eso, sacó de su alforja la Ocarina de las Hadas y se la dio a Zelda. – Ten... hasta que nos volvamos a ver, cuídala.

Zelda tomó el instrumento con cuidado. Ella sabía que esto era importante para Link, pero él se lo estaba dando. Eso solo...

La princesa sacó de su vestido, un pañuelo. Uno que ella siempre llevaba consigo y se lo dio. No pudiendo confiar en sus palabras...

Link lo tomó y le sonrió. No sabía cómo expresarse. No sabía cómo decirle todo lo que estaba pasando en su cabeza. Como expresar lo que sentía a ella... Ya que no lo sabía. Era un cariño que siente es diferente al de un amigo. No sabe que es...

No tuvo las fuerzas para decirle adiós en palabras. Así que solo le dio un beso en la mejilla a la niña, quien se sorprendió por el gesto. Esperaba que, con eso, al menos ella no lo olvide si es que las cosas salen mal... y transmitir una pequeña parte de lo que siente, de lo que aun desconoce.

Él le dio una sonrisa apenada, antes de darse vuelta e irse corriendo de regreso a la Ciudadela.

-¡LINK! – Zelda estaba por ir tras él, pero su madre la tomó de la cadera y la subió al carruaje. - ¡No, déjame mamá! ¡Link!

-¡Vamos Impa! ¡No podemos perder más tiempo!

La Sheikah solo agitó las riendas que tenía para que los caballos se vayan. A la vez que Zelda rompía en llanto en los brazos de su madre. Dado que al fin entendía muchas cosas, pero al mismo tiempo se culpaba por lo que estaba pasando. Y eso lo hacía todo peor... mucho peor.

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De regreso en la Ciudadela, Link corría mientras que esquivaba los obstáculos que veía... No solo ello, también trataba si hallaba un superviviente. Pero hasta ahora...

Y cuando estaba cerca del Templo del Tiempo, es que...

-¡Ganondorf, eres un miserable! – Link se detuvo de golpe y se escondió tras una pila de escombros.

Pudo ver que Nabooru parecía haber estado peleando contra unas Gerudos y las había matado, hasta que había sido restringida por unas dos ancianas que estaban flotando sobre unas escobas, con lo que era, a su parecer, magia.

-Nabooru. Pensar que me traicionarías. – EL Rey Gerudo estaba frente a ella. Con una expresión de decepción, así como de traición. – Pensaba que lo ibas a entender.

-¿¡Entender qué!? ¡Todo lo que has hecho fue mentir! ¡Mentirme! ¡Eres un...!

Link vio como el Rey Gerudo le dio un golpe en la cara a la mujer, para que se calle. El deseo de ir a ayudarla estaba surgiendo, pero era consciente de que no puede hacer nada. No tenía el poder para hacerle frente a este sujeto.

Por su lado, Ganondorf siguió con sus palabras.

-Y pensar que por un momento, pensé que podría tenerte a mi lado...

-Jamás. – Nabooru le escupió la sangre en la cara, para demostrar que era lo que sentía.

Eso fue lo último. Ya que Ganondorf se dio vuelta y...

-Hagan lo que quieran con ella.

Se retiró a otro lado de la ciudad, para así poder seguir con su búsqueda. A la vez que las dos brujas que estaban ahí, rieron. Como disfrutando la orden y lo que esta conlleva.

-Jejejeje. Serás una buena súbdita.

-Jijiiji. Y no podrás decir nada.

Las dos brujas crearon lo que parecía ser un portal de magia bajo los pies de Nabooru, quien se empezó a hundir en este. La mujer trataba de liberarse, pero era más que obvio que el poder de las dos brujas era muy superior.

-¡Brujas malditas, pagarán por esto! – Nabooru maldijo a las brujas y a Ganondorf, mientras que era succionada por ese portal.

Fue en eso, que vio a lo lejos a Link, quien parecía considerar la idea de ir a ayudarla. Pero ella negó con la cabeza. Que no se debe de arriesgar por ella. Le dio una pequeña sonrisa ante de ser devorada por el portal de magia oscura y desaparecer.

-Jejeje. Vamos al Templo luego a ponerla a trabajar, Koume.

-Jijiji. Así será Kotake. Será divertido ver que puede hacer.

Y tras decir ello, las brujas se fueron volando. A la vez que la lluvia empezó a caer.

Link, quien logró soltar el suspiro que estaba en su garganta, maldijo no ser más fuerte. De serlo, habría ayudado a Nabooru... De serlo, podría hacerle frente a Ganondorf.

-Link, hay que ir al Templo del Tiempo. – Navi le habló. – Ahí puede estar la clave. No perdamos tiempo. La Ciudadela está bajo el poder de ese sujeto.

Era verdad, deben de moverse. Y sin perder más tiempo, Link corrió hacia el único camino que llevaba al Templo del Tiempo.

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Corrió y corrió. La lluvia se intensificaba. Sentía el chapoteo en cada pisada que daba, así como el peso de sus ropas. Sentía que todo lo que estaba pasando, se estaba volviendo más y más... difícil. Pero no se detenía. Ya no lo haría.

Vio el enorme templo a la lejanía. No perdió tiempo y le hizo nula o poca atención a las heridas que tenía. Solo siguió.

Subió unas escaleras, sorprendido de que este lugar aún no había sido atacado. Quizás había un aire especial aquí, que lo hacía diferente. No lo sabe. Pero le quitó importancia, para poder entrar al interior del Templo y ver como este era.

El templo está iluminado por un claristorio de amplias vidrieras, además del rosetón de la cara trasera. Se puede apreciar en las naves laterales una serie de pilares cruciformes con columnillas adosadas. Presenta un suelo jaquelado a baldosas negras y blancas, siendo una excepción el suelo monocromático en blanco y romboide de la nave central. En la parte central de esta nave se encuentra una estructura octogonal que se eleva sobre el suelo con el símbolo de la Trifuerza y un relieve de un emblema que no reconocía.

Esta sección finaliza con el adorno de una pequeña alfombra roja que da paso a un altar, donde se dirigió sin perder el tiempo.

Al llegar a ella vio una inscripción en el altar.

-Para abrir la Puerta, presenta las Piedras Espirituales y toca la Canción que abre el camino al Reino Sagrado. – Navi leyó lo que estaba ahí. – Link, muestra las piedras Espirituales.

El niño asintió. Sacó las 3 Piedras y estas, como sabiendo donde estaban, empezaron a flotar. Lo hicieron varios segundos en medio de la sala, hasta que se posaron frente al altar y se colocaron en rendijas. Y así, cada una empezó a brillar con fuerza, como esperando el paso final.

Link sacó la Ocarina del Tiempo, cerró los ojos y empezó a tocar el instrumento, con la tonada de la Canción del Tiempo.

Al tocar la primera melodía, Navi vio el brillo de la Ocarina, como si su magia saliera con fuerza de esta.

La tonada era como si mostrara la tranquilidad del Bosque, como si pudieras oír los árboles sacudir sus hojas.

En eso, la sílfide fue capaz de ver como la Esmeralda Kokiri empezó a soltar un brillo verde, que empezó a envolver el lugar.

-¿Qué está...?

Link cambió a la segunda parte de la canción. Esta era más relajada, como el agua que fluye en el río. Tranquila, pero constante, como el flujo del Tiempo.

El Zafiro Zora fue la que soltó su brillo, uniéndose con el verde que estaba en el ambiente, como bailando al son de la Ocarina.

Y para acabar, Link pasó a la siguiente tonada. Esta era fuerte, intensa. Como las llamas que consumen todo. Pero que dan calor en la noche más oscura y fría.

El Rubí Goron soltó su brillo y este fue con los otros dos, moviéndose con el ritmo.

Navi vio maravillada el como los 3 colores se movían al ritmo de la Ocarina, el como Link estaba entonando la Canción y lo hacía con tal maestría, que de verdad no sabía que él era tan bueno con ese instrumento.

Link pasó a la estrofa final, siendo esta la parte que había visto en la partitura. La parte más difícil por lo que vio. Pero no se detuvo, entonó la canción. Los destellos de luz, se movieron para estar sobre él, como un pequeño tornado que se movía sobre su cabeza.

Y estos se hicieron más fuertes hasta el punto en que...

-Valor que impulsa nuestra determinación.

-Sabiduría que nos guía en la duda.

-Poder para que podamos pelear y proteger.

Se oyeron tres voces en esos destellos. Navi no lo creía. ¿Era posible que...?

-Tú, Elegido por las Diosas, abre la puerta y toma lo que es tuyo para enfrentar las tinieblas una vez más. – Las tres luces se separaron y se quedaron sobre Link, quien seguía tocando la canción. - ¡Ve y libera estas Tierras del Mal, Héroe Elegido!

Los tres destellos fueron a una parte superior de lo que parecía ser una puerta adintelada, con un relieve sobre piedra que ilustra la divinidad de la Trifuerza. Sobre dicha puerta, se encuentra el símbolo de la Tifuerza, y a su alrededor se pueden apreciar unas estructuras diagonales típicamente barrocas que simbolizan la luz que irradia la Trifuerza.

Y cada luz tocó cada triangulo del Símbolo.

El color azul fue al Triángulo inferior izquierdo.

El color verde fue al Triángulo inferior derecho.

Y el color rojo fue al Triángulo superior.

Y tras ello, el símbolo brilló en dorado, abriendo la puerta que estaba frente a ellos. Link abrió los ojos al terminar la canción y vio como la puerta se abría, pero a su vez...

Oyó el sonido de algo rompiéndose... Las 3 Piedras Espirituales se rompieron en pedazos tras parecer piedras sin brillo. Cayendo los pedazos al suelo, siendo cenizas que el viento se llevó, dejando solo los detalles dorados que las habían adornado tantos años.

-Parece que al cumplir su misión, estas...

-Link... ¿No oíste nada mientras tocabas la Canción? – Link miró a su amiga con duda. No había oído nada. – Ya veo... No importa. Vamos, hay que ver que es lo que hay ahí.

Link asintió, guardó la Ocarina y no perdió tiempo en ir al interior de la puerta abierta.

...

Al mismo tiempo, Ganondorf estaba acercándose al Templo del Tiempo. Dado que había oído algo a la lejanía. Una canción...

¿Había alguien aquí? ¿Acaso...?

Sonrió al pensar en que, si lo que pensaba era posible, entonces...

...

Esta nueva habitación presenta una forma octogonal, con una cúpula con un cimborrio interior que presenta una transición al resto de la estructura gracias a unas pechinas. La única entrada de luz es a través de un vano en forma de arco de medio punto. Esta poca iluminación guarda la sacralidad de la habitación.

Apenas se veía algo, pero esa poca luz bastaba para que...

-No puede ser... - Navi vio lo que estaba en medio de la sala. – Link... Esa es...

El niño vio lo que se puede apreciar es un pedestal que se encuentra sobre una pequeña y doble estructura. La base de esta, está precedida y rodeada por una escalerilla en la que incide otra principal. Esta estructura es similar a la de un altar, en el cual están grabados en el suelo en formato de relieve los seis símbolos.

El pedestal se encuentra exactamente en medio de un grabado de la Trifuerza, en la estructura superior. Pero a su vez, había algo ahí.

Navi voló hacia el pedestal. Soltando un jadeo al ver que era...

-Jamás pensé que sería cierta... - Navi solo pudo admirar con belleza lo que era la espada que estaba clavada en el pedestal. – Es la Espada Legendaria.... ¡La Espada Maestra!

Link miró con atención la que era el Arma Legendaria. Su hoja era de un color algo celeste y brillaba como si estuviera recién forjada, el mango era de un morado claro, tenía una gema dorada en medio de la empuñadura que parecía brillar y en la base de la hoja, el símbolo de la Trifuerza estaba marcado.

-La Espada Maestra....

-No puedo creer que ha estado aquí todo este tiempo. Link, quizás con ella puedas enfrentar a Ganondorf.

-Pero tú y la Reina dijeron que solo alguien digno de portarla la puede tocar. Yo no creo...

-Link... Dudo que haya alguien más digno que tú. Eres el que ha superado todas las pruebas y reunido las 3 Piedras. Eso significa que eres digno de tomar la Espada. Vamos.

Link dudó. ¿En verdad él era digno de tomar en sus manos el arma del que se dice, venció al Rey de los Demonios?

La duda lo envolvía. Pero a su vez, sabía que esta arma puede ser su única oportunidad. Se subió al pedestal. La espada era grande, por lo que se tuvo que acomodar para poder tomar la empuñadura.

Pero bien lo hizo, todo el altar soltó un brillo para volverse luego una columna de luz. Una enorme columna que...

-¿¡Que pasa!? ¡Link!

Navi vio como el niño estaba en trance, a la vez que ella sentía que... su consciencia. Se estaba...

Link sentía que los ojos le pesaban. Le estaba dando... sueño.

-Aun no es el momento. Amo...

Tras oír ello, Link cayó dormido sin saber nada más. Él y la espada desaparecieron en medio de la columna de luz que seguía presente, la cual...

-Jajajajaja. Con que aquí estaba. – Ganondorf estaba viendo lo que era la columna de luz... Su sonrisa era tal, que bordeaba la locura. - ¡La entrada la Tierra Sagrada! ¡Al fin la hallé!

Y sin pensarlo dos veces, el Rey Gerudo tocó la luz... entrando a la Tierra de los Dioses.

...

Una vez dentro, Ganondorf solo se vio en medio de lo que era un intenso cielo. Uno que estaba en paz. ¿Este era el lugar Sagrado? No era la gran cosa.

Pero al mirar a otro lado, notó lo que buscaba.

Tres triángulos dorados que formaban uno más grande. La Trifuerza, el poder dorado de los Dioses.

El Gerudo no podía creer lo que veía. Al fin, tenía el poder absoluto al alcance de su mano. Quiso reír al ver que todo lo que logró, se había logrado.

Se acercó a la Trifuerza, para poder hacerse de su poder. Y al tocarla... los 3 triángulos dorados brillaron. Y él sonrió más... ¡Al fin el poder era suyo!

Pero cuando vio que tras unos segundos, solo el Triángulo superior seguía con su brillo dorado, lo hizo fruncir el Ceño.

-Indigno... - Fue una voz que se oyó, era algo infantil... pero era una mujer.

-Corazón sin balance. – Fue otra voz, esta vez más serena y calmada.

-Solo deseos de poder. Nada más. Vaya corazón más oscuro. – Fue la tercera voz, que sonaba seria y con autoridad.

-¿¡Quienes hablan!? ¿¡Que insinúan!? ¿¡Que no soy digno del poder de los Dioses!? – Fue el grito al aire de Ganondorf, molesto por lo que oyó.

Pero tras ese grito, se vio como la Trifuerza empezó a temblar. Los dos triángulos inferiores, estaban parpadeando, mientras el superior estaba brillando con más fuerza.

-Así es. No eres digno de la Trifuerza.

-Así que no se cumplirá tu deseo.

-Puedes tener el poder, pero jamás tendrás lo que deseas.

Cada voz se hizo más fuerte y el cielo empezó a relampaguear. Como si la furia divina estuviera apareciendo.

La Trifuerza dio un brillo final, antes de que...

-¡Que los que sean dignos del poder reciban la bendición divina!

Y tras ello, la Trifuerza brillo, cegando a Ganondorf y a la vez expulsándolo del lugar ante la incapacidad del Gerudo de poder hacer algo para detenerlo.

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Tras ese destello, Ganondorf se vio de nuevo en el Templo del Tiempo.

-¿Qué...? ¿¡Qué es lo que...!? – El Gerudo miró a todos lados. - ¿¡Donde está la Trifuerza!?

En eso, un destello dorado apareció en el dorso de su mano derecha. La pasó a ver y notó que era el símbolo de la Trifuerza, pero en esta solo brillaba un triángulo. El superior... Los otros estaban vacíos. Como diciendo, que no era digno del poder Sagrado.

-¿Eso es todo? ¿¡Todo!? ¡Malditas sean Diosas de Hyrule!

El Gerudo dio un grito de rabia, a la vez que empezó a lanzar ráfagas de magia a todo el templo, empezando a destruirlo sin miramientos. El Templo del Tiempo en solo minutos, solo se hizo escombros.

Tanta era su rabia, que jamás notó como el símbolo de la Trifuerza brillaba en su mano, potenciando sus ataques...

Al final, Ganondorf obtuvo lo que quería... Poder.

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En las praderas de Hyrule, avanzando a toda velocidad de lo que les permitía los caballos, los 5 pensaban al lugar donde deben de ir para poder esconderse mientras planean que hacer en lo que...

-Podemos ir a mi pueblo. – Fueron las palabras de Diana. – Mi madre está ahí. Además, que es algo lejano, así que es un buen lugar para escondernos. Y mi padre lo entenderá.

-Yo espero que mi padre esté bien. – Blason esperaba que al menos... - ¿Zelda?

La niña no dejaba de ver el camino por el que vinieron. Su hogar se había perdido y sentía que era su culpa. Ella solo...

-... Hija.

-... Espero que Link esté bien. – Selene notaba la tristeza en los ojos de su hija. – Que todos...

Antes que la princesa pueda continuar, sintió un ardor en la mano derecha, en el dorso. Lo que la hizo gritar del dolor.

Todos la pasaron a ver, el andar se detuvo por movimiento de Impa, quien con la reina, pasaron a ver a la niña. Quien se tomaba al dorso de la mano derecha.

Un destello dorado apareció ahí, siendo visible para todos...

Era el símbolo de la Trifuerza. Pero era el triángulo inferior izquierdo el que brillaba con fuerza.

Y tanto la reina como Impa lo entendieron. Zelda le tomó un segundo hacerlo, pero lo hizo y una mirada de claridad apareció en ella...

La Sabiduría Divina, la había elegido...

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En las profundidades de un lugar que se mostraba tener un altar similar a donde descansaba la Espada Maestra, se puede ver como en medio de este, un cristal reposaba. Dentro de este, había alguien...

Link estaba con los ojos cerrados, parecía estar dormido. Y frente a ese cristal, un ente femenino lo vigilaba.

-Amo. Lamento hacer que duerma. Pero no era el momento. Es mejor que duerma... Hasta que esté listo físicamente para esta labor. – La voz del ente mostraba un dejo de... alegría. – Nos hemos vuelto a ver, como lo prometimos. Amo Link.

El ente desapareció, a la vez que un destello dorado aparecía en el dorso de la mano izquierda de Link.

El símbolo de la Trifuerza, con el triángulo inferior derecho brillando con fuerza.

Prueba inequívoca, que el Héroe Elegido había recibido el símbolo del Valor para afrontar lo que le depara cuando despierte.

Por ahora, solo le quedaba a Link dormir... hasta el día que esté listo para afrontar... su destino y el del mundo entero. 

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