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Cacería

Jamás fue una persona que llamara demasiado la atención, no era tampoco un gran fanático de convivir con sus compañeros y aunque académicamente destacara se había esforzado en pasar desapercibido para muchos evitando así ser el tema central de conversaciones entre pasillos afuera de la escuela.

No supo el momento exacto en que su trabajo de años se había ido a la basura.

Pero si tenía algo en claro era quienes fueron los responsables de ello.

"Escuché que ambos están peleando por él."

La primera vez que ese rumor llegó a sus oídos trató de tomarlo con calma, pensando que no demoraría mucho en olvidarse para ser sustituido por algún otro chisme de los que seguro abundaban en ese colegio.

"El más bajito es demasiado obvio, ¿Has visto cómo lo mira todo el tiempo? No sólo él, ese otro chico no le pierde de vista ni un momento."

Después de algunos días comenzaba preocuparse un poco.

"Esos dos están viviendo juntos, les he visto salir de su departamento cada mañana."

Bien, no podía negar eso pero estaba siendo tomado de un modo incorrecto y estaba claro que le explicación real a ello era poco creíble.

"Sobre esa pareja, dicen que alguien los vio encerrarse en el baño para..."

Su rostro enrojeció violentamente al tiempo que se detenía en seco frente a la puerta entreabierta de ese salón, escuchando en shock el resto de aquella vil difamación.

¿Pareja? ¿Él y Ranpo? ¿Encerrarse en el baño para hacer qué?

Eso estaba saliéndose de control y no podía permitir que continuará.

Dándose media vuelta decidido a volver a su aula terminó chocando de frente con alguien al no darse tiempo de mirar siquiera hacia atrás antes de avanzar, las frentes se golpearon sacando en ambos un doloroso quejido y Edgar se apresuró a disculparse más la risita divertida del otro calmó un poco su preocupación.

—L-Lo siento, ¿Estás bien?—Aún así insistió un tanto alarmado por el detalle de las vendas que destacaban en algunas partes de su cuerpo y eran visibles por el uniforme de verano.

—Lo estoy.—Restó importancia dejando de sobarse.—Esto no es suficiente para matarme, creeme.

—¿Eh?

La expresión alegre e inocente apenas cambia cuando se acerca un poco más.

—Tú eres ese del que tanto se habla últimamente, ¿Verdad?

Nervioso Poe desvío la vista denotando su incomodidad por el tema pero el otro sólo se aparta dejándole su espacio con un leve suspiro decepcionado.

—Vaya que es problemático pero de no ser así no tendría nada de divertido.—Habló tranquilo pasando los brazos pero su cabeza estirándose un poco.—Y habría podido terminarlo justo ahora.

Edgar no entendía nada y estaba por preguntarle sobre lo que quería decir con eso sin embargo se sobresaltó por el contacto suave que recibieron sus manos al ser tomadas por el castaño. Miró cómo los delgados dedos se enlazaron con los suyos y no pudo evitar sentirse invadido de nuevo.

—Esta aura asesina es grandiosa, a pesar de la distancia tiene un peso que podría ahogarte.—Suspiró dejando escapar un jadeo de satisfacción.—Como si fuera una amenaza directa, espera...¿Lo es?

Edgar observó su alrededor dándose cuenta de las miradas curiosas de algunos estudiantes lo cual comenzó a preocuparle pues no quería arrojar más leña a los rumores que se esparcían sobre él. Es por eso que intentó de la manera más educada deslizar sus manos del agarré del otro.

—Debo volver a clases así que...

—¡Claro, yo igual! Estaba haciendo algo de tiempo para fastidiar un poco al profesor de matemáticas con mi ausencia.

—Entiendo...—Fue lo único que pudo decir ante las animadas palabras de aquel chico.

—¡Nos vemos!

—N-Nos vemos...

Poco después ya se encontraba abriendo la puerta de su aula, solicitando al profesor el permiso para entrar. No pudo contener el suspiro cansado que se escapó de su boca al estar de nuevo en su pupitre, recordando la razón por la que había salido en primer lugar.

El ambiente era intolerable.

No sólo por haberse vuelto tema central de habladurías dentro y fuera de su salón, sintiendo sus acciones observadas en todo momento sino que a ello se sumaba el peso de la tensión de los dos demonios que recientemente habían transformado todo en una maldita competencia.

Es que ya ni siquiera podía tener una clase en paz sin que ambos tuvieran que meterse en debates eternos sobre quién de los dos tenía la mejor respuesta a cada pregunta que su profesor hiciese.

Su lugar como alumno destacado había caído de forma completamente injusta. ¿Cómo anteponerse a dos criaturas que parecían tener el conocimiento de toda la humanidad memorizado como si no fuera gran cosa?

Además de eso...

Odiaba con el alma la impresión constante que tenía, sintiéndose asediado bajo la mirada de depredadores hambrientos.

—Oye.

Reaccionó un poco asustado y por instinto se alejó de aquel que le había tocado el cabello de repente, Ranpo sólo le miró extrañado pero sin desistir en su acción que había buscado en un principio el despertarle de sus reflexiones para que le hiciera caso de una vez.

—¿Qué quieres?—Se removió nervioso, no por tratarse de un contacto desagradable para él sino debido a que aún había gente dentro del salón a pesar de que minutos atrás sonara la campana marcando el final de las clases.

—¿Con quién te has visto últimamente?

—¿E-Eh?

La expresión del azabache en ese momento era seria y Poe no terminaba de entender su pregunta, ni siquiera le dio la oportunidad de pedirle que fuera más claro pues se acercó invadiendo su espacio para tomarle las manos como si buscara algo.

Edgar pegó la espalda al respaldo de su silla cohibido y buscando una manera sutil de hacerle ver que su comportamiento estaba haciendo demasiado llamativo además de poder malinterpretarse.

Tuvo que recordarse con pesar que la palabra "sutil" no estaba en el diccionario de Ranpo.

—N-No sé de qué estás hablando.

—Edogawa, déjalo respirar.—La suave voz suena entretenida por la escena y Ranpo apenas les dirigió una mirada irritada al demonio que pasa junto a ellos retirándose del lugar.—Si estás sobre él todo el tiempo no me extraña que busque la compañía de alguien menos... asfixiante.

—Alejalo.—Gruñó el azabache hacia el de cabello corto.

—Si tanto te molesta hazlo por ti mismo.—Le sonrió antes de salir.

Allan sintió las manos de Ranpo aferrarse más a las suyas, se sobresalto luego cuando éste se giró para encargarle de nuevo notando la expresión fastidiada que también parecía reflejar cierta preocupación. Por un momento esperaba escucharle de nuevo insistiendo sobre aquello que le había preguntado pero la duda que seguía sobre el de ojos verdes le confundió bastante.

—Vámonos.—Al no recibir reacción inmediata se levantó para hacerlo seguirle, apenas dándole tiempo de tomar sus pertenencias.

No le importó para nada los pocos espectadores que presenciaron la escena y tampoco lo que su humano parecía decirle en un molesto murmullo. No fue hasta que salieron del edificio cuando el mayor se soltó de su agarre dejándole confundido al ser la primera vez que veía esa expresión fastidiada.

—No puedes seguir comportándote de esa forma.—Le reprendió terminando de acomodarse la mochila sobre su hombro.

—¿De qué forma?—Cuestionó sin entender en verdad de lo que el otro hablaba.

—¿Acaso no te has dado cuenta de cómo nos miran los demás? Gracias a ustedes dos estoy envuelto en cientos de rumores.

—¿Es tan importante lo que otros digan sobre ti?—Inclinó el rostro, incapaz de terminar de comprender el punto.

Ante dicha pregunta Poe dejó de discutir un momento al no encontrar como responderle, si bien durante mucho tiempo había ignorado cualquier opinión que el resto tuviera de él en esta ocasión estaba generándole demasiado conflicto.

—Si estás molesto por eso puedo arreglarlo.

Incrédulo por la facilidad con que Ranpo parecía querer resolver el asunto no se permitió creerle, sin embargo el azabache parecía estar hablando en serio.

—¿Lo harías?—Le cuestionó aún inseguro.

—Claro, si me lo pides puedo hacer que desde ahora lo ignoren por completo y ya que dejarás de preocuparte por esa estupidez podrás compensarme cuando lo requiera sin problema alguno, ¿Verdad?

Genial, problema resuel... Espera, ¿Qué había dicho?

Por supuesto, ¿Cómo pudo pensar que esto no resultaría así?

Acceder a que ese demonio resolviera todo a cambio de que pudiera disponer de él para alimentarse cuándo y dónde quisiera o seguir siendo el tema recurrente de las habladurías del colegio.

—Déjalo como ésta, gracias.—Habló al fin retomando su andar y desconcertando a Edogawa.

—¿Qué?—Indignado le siguió los pasos con la firme idea de exigir una explicación.—¿No era acaso un problema con el que no querías lidiar? Ya te dije que puedo encargarme de eso.

—No creo que sea tan necesario como creí, es todo.—Sonrojado por recordar esa opción sólo negó evitándole la mirada con esmero.

—¡Pero estabas molesto!—Recriminó interceptandole al  haber apresurado el avance para detenerlo.—¿Qué es lo que ocurre entonces?

—¡Edgar! ¡Ahí estás!—Antes de que Allan pudiera hablar sintió un brazo posarse en completa confianza sobre sus hombros y un peso repentino contra su costado le desequilibró.—Pensé que ya te habías ido, me alegra no haber estado esperando en vano.

—Sabías que seguía aquí—Murmuró de forma fría el demonio de ojos verdes.

—Detalles.—Restó importancia el castaño.

—Tú...

—Dazai.—Se adelantó a responder antes de que Edgar alcanzara a preguntar si quiera.—Llámame Dazai.

Allan no se cuestionó la razón por la que el de ojos cafés supiera su hombre, imaginaba que a esas alturas la mayoría de alumnos le reconocerían gracias a su desafortunada situación. Lo que sí le pareció extraño era el comportamiento de Ranpo con respecto a su presencia, una tensión similar a la que percibía con Fyodor.

—¿Por qué estabas esperándome?—Cuestionó al fin recibiendo la expresión alegre y brillante de Dazai.

—Sólo quería conocer al demonio que ha fijado en ti esa energía tan posesiva.—Inclinó el rostro para mirar al azabache.

Poe sintió un aumento de la presión en el ambiente, una carga que le estaba haciendo un poco difícil respirar.

—Hey, tranquilo. ¿No ves que esto afecta más a quien no debería?

Reaccionando a sus palabras Ranpo se calmó, mirando con genuina preocupación el efecto que estaba causando su poder en Allan.
Su humano había comenzado a temblar un poco y cuando se sintió libre de aquella tensión sobrenatural tosió un par de veces intentando recuperar el aliento.

Aquella reacción hizo a Osamu ampliar su sonrisa y el demonio es consciente de su error después de ver aquel gesto, resignándose a haber sido leído completamente por él.

—¿Qué es lo que quieres?

—Darte un pequeño consejo.—Habló aún con esa expresión infantil.—No lo pongas tan fácil, deberías saber que la cacería no termina cuando alguno reclama la presa primero.

Cerró los ojos descansando la cabeza sobre los hombros de Poe antes de volver a hablar.

—Asi que decide si seguirás jugando con ella o la devorarás de una vez antes que decidamos tomarla.

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Próximo capítulo:

La tragedia del gato negro

De nuevo vengo super tarde.
Hoy no hubo tema de la week pero sí actualización de esta historia para que pueda transcribir y adelantar otras cosas mientras tanto.

¡Muchas gracias por leer!

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