ℂ𝕠𝕟𝕥𝕣𝕒𝕓𝕒𝕟𝕕𝕚𝕤𝕥𝕒𝕤
Siete años después.
Controlé mi acelerada respiración mientras le hacía a Joel un torniquete en el brazo. Esta entrega se había vuelto un fracaso.
Estábamos a unas calles del Capitolio, llegamos aquí hace dos días para entregar cajas de cigarrillo, armas y medicamentos. Si me dijeran que iba a ser traficante en el pasado me hubiera reído hasta morir, pero bueno. Los caminos de la vida...
- ¿Cuántos son? -preguntó mi pareja cuando terminé de hacer el nudo para luego levantarme y apuntar en dirección a nuestros atacantes.
- Nueve hombres, dos con armas los demás con cuchillos, -le disparé a uno de los primeros dos.- solo uno con escopeta.
Varios chasqueadores se acercaron en manada a nuestro beneficio, acabaron con seis más de ellos, los otros dos acabaron con los demás por suerte. Pero no lo iba a dejar así de fácil.
Con mi fusil de caza le disparé al que tenía el arma, asustando a su compañero desarmado, a él le disparé en la pierna para poder ir a hablarle.
- ¿Estás mejor? -tomé su rostro en mis manos, Joel asintió,- no me asustes así... -dejé un casto beso en su frente para luego ponerme de pie.
- Disculpa que quisiera cubrirte, -se quejó en tono burlón y sonrió.- no dejaría que esos imbéciles te dispararan.
Sí, Miller había creado una coraza de piedra con cualquier otra persona que no fuera yo, sonará egoísta e infantil pero amaba que el confiara en mi para hacer bromas y ser él mismo.
Estos años habíamos pasado por muchos cambios, ya que mi tiempo en casa se había vuelto inexistente, después que Hank se ausentara un tiempo por el nacimiento de su bebé ahora pequeño niño, me acostumbré al trabajo de contrabandista, el primer año fue difícil para Joel al entender que yo era un hueso duro de roer.
Pero estoy feliz de haber probado que soy capaz de sobrevivir, claro que en varias veces necesitaba el apoyo de mi pareja, no podía dar un salto sin saber que el estaría siempre ahí para recibirme.
Matamos al último sujeto y tomamos las cartillas, fuimos al lugar en el que habíamos pasado la noche, dejamos nuestras mochilas al lado de la puerta, preparé unos sándwiches de huevo nos sentamos en el sillón luego de comer.
- Bueno, -me limpié las manos con una servilleta para luego subirme a sus piernas.- quítate la camisa. -dije aguantando la risa.
- ¿Una cita antes no? -bromeó mientras yo tomaba el botiquín,- pensaba llevarte a cenar. -ambos reímos y se quitó al fin la camisa.
Buscaba algún signo de infección en la herida, la limpié y cosí después de unos minutos.
Joel llevó sus manos a mi cintura y me presionó contra su erección, solté un jadeo al sentir su tamaño, dejé mis cosas a un lado y posé mis manos en sus hombros para luego mecer mis caderas hacia adelante y atrás.
Acerqué mis labios a su cuello para dejar una hilera de besos desde su cuello bajando por su pecho y subiendo finalmente hasta sus labios, los cuales atraparon los míos con total pasión.
Mi húmedo sexo deseaba ser tocado por Joel, pero no podíamos, los pocos preservativos que encontrábamos los almacenábamos en casa, donde no se perderían, por ello no nos desnudábamos el uno al otro.
[N.a. Si eres chico eres un Omega, ya que tienes la capacidad de dar a luz y aunque no estés en celo, lo interpretaré como que si puedes quedar en cinta en cualquier descuido.]
Seguimos creando aquella deliciosa fricción hasta que ambos llegamos al clímax, sentí como sus pantalones se volvían húmedos gracias a nuestros fluidos.
- T-Tn, lo hiciste muy bien cariño, -jadeó mi moreno mientras me abrazaba por la cintura.- hay que dormir un poco.
Asentí para luego ir a limpiarme, nos recostamos en el suelo y nos cubrimos con un saco de dormir que llevaba a todos lados, a la mañana siguiente fuimos a recorrer el área, no podríamos pasar hasta el anochecer, fuimos a un centro comercial, habían pocas cosas que tomar pero sin duda la tienda de disfraces fue una parada divertida, tomé un par de libros de terror para luego volver a casa.
Al estar de vuelta, ordené nuestras cosas en la cocina y me cambié de ropa, iba en camino al baño cuando vi a Joel de salida.
- ¿A donde vas? -pregunté llamando su atención.
- Debo ir con Hank, tiene un trabajo que debemos planear para que no sucedan errores como los de ayer, -habló mientras guardaba su arma y tomaba su mochila.- volveré antes de que despiertes.
Dicho eso le sonreí y salió por la puerta, algún día, algún pésimo día, quizás Joel no vuelva más.
Y eso me aterraba.
Actualización nocturna :p
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